ii.

HADES

— ¿Qué pasó? ¿Para qué nos mandaste a llamar? — Magnus y Pandora estaban al frente del trono del villano más temido de todos; Hades padre de Pandora.

— Estar encerrada te quito los modales niña. — Comenta el señor de túnica negra, piel casi trasparente, ojos igual de azules que la rubia y en lugar de su característica flama de color azul tenía un cabello de color plomo que se esparcía por sus hombros.

— Buenos días querido padre ¿Para qué pidió usted nuestra presencia? — Se burló Pandora, el dios se levantó de su trono hecho de huesos y se puso en frente de la rubia, que al instante se calló.

Hades la miro por unos segundos y luego la golpea en su mejilla haciendo que Magnus diera un pequeño brinco gracias al sonido que causó el golpe.

— Tenme más respeto, hija. — Lo último lo dice con mas énfasis; la rubia asiente mientras ponía su mano en su cachete que estaba rojo por el impacto. — Los mande a llamar porque ya todo está listo.

— ¿Que está listo señor? — Pregunta el pelirrojo, la rubia estaba avergonzada por lo que su amigo tuvo que ver y no decía nada.

— Ustedes irán a Auradon. — En eso da una mirada hacia el techo. — Los tres. — De su mano suelta unas pequeñas flamas haciendo que la persona que estaba trepada en la parte superior de la cueva del villano.

— No me dolió. — El castaño se paró al instante de haber caído de trasero al suelo, el villano solo mira, Pandora estaba deseando que este no lastime a su amigo. — Voy con ellos. — El pirata se posiciona al lado de la rubia.

— Según Pena y Pánico; Maléfica mandara a su hija y a los otros a traerles la varita del Hada Madrina, pero seamos honesto. — Se vuelve a sentar en su trono mientras chasquea los dedos, haciendo que sus dos bichos le traigan un coctel. — Ellos son inútiles, tanto sus hijos como los padres. — Le da un sorbo a la bebida. — Así que fallaran, lo cual es obvio; es ahí donde ustedes actúan; deberás traerme la varita hija.

Lo último se lo dijo a Pandora, ahí por fin pudo levantar la vista y mirarlo, su semblante había cambiado, ahora estaba más relajado; era de esas miradas que te daba cuando "podías confiar en él".

— ¿Que pasara con Magnus? — Habla la rubia señalando al pelirrojo. — Él no es hijo de ningún villano ¿No crees que lo reconocerán?

— Ellos ven solo lo que quieren ver, si tú les dice que es hijo de un villano, esos inútiles lo creerán. — Comenta Hades terminando su bebida. — Seguirás con el nombre de Phoenix, hijo de Pena; ellos te creerán.

Cuando Magnus estuvo al cuidado de la familia de Pandora se tuvo que cambiar el nombre para todos y por ende su familia. Todos en la isla creían que era Phoenix hijo de Pena, empleado de Hades.

— De acuerdo. — Los tres asienten.

— Pena y Pánico ya alistaron sus cosas. — Los mencionados entregaron sus bolsos a sus respectivos dueños.

— Cuídate hijo. — Le dijo Pena a Magnus que lo trataba como suyo desde que vino hace 10 años, el bicho morado lo cuidaba todas las noches cuando el pequeño de seis años lloraba por su familia; por ende, hasta el mismo Magnus lo consideraba como un tío lejano.

— Ahora largo, que en unos minutos vendrán por ustedes. — Y antes que los tres chicos se vayan volvió a hablar. — Quédate Pandora, tengo que hablar contigo.

Pandora a escuchar su nombre paró en seco, sus amigos la miraron algo preocupados, pero ella en un susurro les dijo que se vayan, los chicos escucharon y dejaron la cueva de los dioses.

— ¿Que pasa padre? — Pregunta la rubia sin voltearse.

— Voltéate, no quiero hablar con tu espalda. — La chica voltea a mirarlo. — Sabes que debes moderar esa boca, me avergüenza haberlo hecho frente a tus amigos, no fue mi culpa. Tú lo buscaste.

Pandora respiro con algo de dificultad, al único ser que ella tenía miedo era a su padre, el señor que la cuidó y la educó toda su vida; ese ser que en lugar de trasmitirle paz y amor (Como según Magnus deben trasmitir los padres) se metía en su cabeza hasta tal punto de no dejarla dormir por las noches.

— Acompáñame. — El señor se volvió a levantar de su trono y se dirigió hacia el único lugar que había magia en la isla, pero no era muy fuerte.

— No puedes fallar. — Comenta Hades mirando la vista que daba para la isla completa. — Todos ellos cuentan contigo, es hora de vengar por todo lo que nos hicieron. — Se voltea a ver a su hija. — Es hora que tú te vuelvas leyenda, la chica que libero a los villanos para poder esparcir miedo a en todo lado, como antes.

— No te defraudare. — Comenta la rubia, su padre pone sus manos en su hombro y la mira, ella solo lo mira, iba a abrir la boca para decirle algo, pero el, la interrumpe.

— Tráeme la varita. — Comenta. — Ah, toma esto.

El dios de la muerte de su túnica saca un anillo de color negro, el famoso anillo de Hades, que hacia invisible a todo aquel que la usase.

— Lo necesitarás. — Luego se va dejándola sola en ese lugar, ella vuelve a ver hacia el horizonte, mirando toda la gente que transitaba en la isla.

— Igual te quiero. — Luego de esto, la chica se fue dejando la cueva que antes llamaba hogar.

— Esperen un minuto ¿Quieren acabar con todos los niños mimados de Auradon? — La voz de su mejor amigo hizo que ella se asustara un poco, los chicos la esperaron afuera. — ¿Dónde firmo?

— Ya estas adentro imbécil. — Comenta Magnus. — Necesitaremos ayuda interna, no sabemos nada de Auradon y necesitamos encontrar esa varita.

— Tranquilo, de eso me ocupo yo. — Dijo la rubia mientras cogía un collar que tenía hace 5 años, este tenía un pedazo de hielo que no se derretía nunca. — Tengo gente adentro.

Ralph Fiennes como Hades (Dios del inframundo)

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