|1.18| Es todo o nada (parte 2)
Términos.
—Auras, clasificación y color de aura
Humano: azul celeste.
Cazador Puro: blanco.
Cazador Impuro: morado.
Lobo: rojo.
Vampiro: gris.
Felino: verde.
Mestizos-Híbridos: negro.
Ribus (demonio inferior): naranja.
Medium (demonio intermedio): amarillo.
Exoctis (demonio único en su especie): café.
—Fujun'na hanta
Significa "cazador impuro" un título irónico conforme a la situación. Son Mestizos que se someten a un riguroso entrenamiento en los cuales se especializan en el arte de proteger a quien los contrate. Mayormente sean demonios o Seres Sobrenaturales. Es un oficio antiguo que se remota a los principios de su existencia, pues cobran por sus servicios y ejercen cualquier trabajo que se les presente. También son mercenarios, intermediados de información al mejor postor.
—Clanes de Cazadores Puros
Son los encargados de proteger la paz de los humanos como se mencionan en el prólogo. Hasta ahora se han mencionado cuatro Clanes: Haruno, Uchiha, Uzumaki y Hyūga.
—Clanes de Cazadores Impuros
Son Cazadores con líneas de sangre derivados a los Clanes Puros. Sus poderes no son nivelados y son consideramos como "apoyo" para los Clanes; no son muy numerosos por lo que no tienen un lugar como tal en la categoría.
—Fuerte
Lugar apartado de la civilización dónde viven la mayor parte de los Cazadores, escondidos bajo un campo de energía espiritual para evitar ser detectados por Demonios y Humanos.
—Consejo Real
Es un conjunto de Cazadores Puros e Impuros que dictaminan las leyes en el Mundo Sobrenatural cual pertenecen. Tienen la función de juzgar a cada Cazador por sus actos cometidos dando una sentencia cómo castigo.
—Akatsuki
Son un grupo de Demonios y Seres Sobrenaturales de distintas especies. Antes se encargaban de ser intermediados de información entre guerrillas —siendo partícipes las mismas especies—. El Clan Haruno fue el encargado de darles caza, y se cree que por ello el Clan fue eliminado. Hasta ahora uno de sus objetivos es eliminar a los Haruno sobrevivientes y atrapar a Haruno Sakura con vida.
18 de junio del 2016.
El Cairo, Egipto.
Madrugada.
En medio del desierto, la barrera alzada por los Cazadores Impuros escondía el enorme domo dónde se llevaban a cabo los encuentros clandestinos con un solo ganador, la muchedumbre ingresaba por el espacio abierto en forma de puerta después de mostrar sus boletos, ansiosos por llegar al interior del domo y disfrutar del brutal espectáculo que se daría en unos minutos.
Un pequeño grupo concentrado en la parte lateral de la entrada escuchaban atentamente al anunciador encima de la tarima, recogía y mencionaba las criaturas que aparecerían esa noche y alzaba las apuestas por el luchador favorito. Muchos iban principalmente por "El monstruo" y que acabaría de un sólo golpe al contrincante, otros se iban por lo más pasivo y decían que el individuo moriría lentamente.
—¡Para el espectáculo especial tenemos a un Mestizo! —exclamó el presentador mostrando la proyección en la lona blanca, la imagen se enfocaba a una chica pelirrosa suspendida al aire, encadenas de brazos y piernas. Las personas cuchichearon sobre ello—. Es el primero que conseguimos en meses, ¿cuánto tiempo apuestan que duré contra su contrincante, Yura?
—¡Ja! Con Yura ni si quiera conseguirá mantenerse viva al primer golpe —exclamó un demonio soltando una risa llena de mofa—. Apuesto uno a que morirá en menos de cinco minutos.
—¡Quince minutos!
—¡Media hora!
El coro se alzaba sin precedentes, todos apostando de cómo moriría la miserable Mestiza sin ninguna oportunidad de triunfo.
Desde atrás, Sasuke observaba la imagen de Sakura que proyectaban. Si no fuera porque tenían un plan, en ese mismo instante subiría a la tarima y destrozaría al anunciador por armar un revuelto apostando por su vida. ¿Le parecería gracioso mientras lo destazaba? En su mente ya había ideado mil maneras de asesinarlo.
Tuvo que serenarse, a su lado Sasori fruncía el ceño con impotencia.
—Debemos apresurarnos a escabullirnos, el espectáculo comenzará pronto —le indicó en voz baja dando la media vuelta para regresar, pero observó que el azabache no lo seguía, en cambio se adentró más al grupo de personas—. ¡Oye...! ¿Qué demonios está pensando ese loco? —murmuró para sí volviendo entre sus pasos para seguirlo.
Sasuke se adelantó al frente sacando de bolsillo de su gabardina dos fajos de billetes que lanzó a los pies el presentador, su acción atrajo la atención de todos a su alrededor que de pronto guardaron silencio, especulando sobre el misterioso chico que no poseía aura alguna.
—Apuesto dos a que la Mestiza gana la pelea.
El bullicio se hizo presente, estaban sorprendidos por una apuesta tan arriesgada del individuo.
Sasori llegó al ras, chasqueando la lengua. Se suponía que no debían llamar mucho la atención, y este loco lo hizo al hacer una apuesta inusual a favor de Sakura. Miró los rostros de diferentes criaturas, parecían divertirse por la situación.
—Que valiente eres, chico, apostar tu dinero en una derrota segura —se burló el mismo hombre calvo que dio pie a las apuestas.
El presentador recogió el fajo del suelo y lo miró extrañado.
—B-Bien, este hombre hizo su apuesta...
—Vendré por mi pago —espetó dando la media vuelta para irse.
—¡Ja! ¿Y todavía pretende cobrar nada? ¡Que oportuno!
Se alejaron en dirección a la entrada del domo, Sasori no estaba para nada contento de su pequeña demostración allá atrás.
—Ahora mismo te arrancaría la lengua, maldito. ¿No se suponía que debíamos pasar desapercibidos? —se quejó el pelirrojo sin mirarlo directamente.
—No podía desaprovechar la oportunidad de invertir mi dinero —afirmó llegando a la entrada del domo, mostrando sus boletos siendo observados finamente por el guardia que notó la ausencia del aura de Sasuke, percibió el olor a demonio en ambos y los dejó pasar.
Cruzaron el umbral, siguiendo al disperso grupo de individuos guiados hacia los asientos. Aprovecharon la muchedumbre creciente y se escabulleron por el pasillo derecho, las columnas se alzaban en detalles finos y recreaban diferentes pasillos.
Se toparon con un cadáver, el charco de sangre estaba fresco. El pasillo apenas era iluminado por antorchas y notaron la presencia de Shikamaru, Aoda también se encontraba ahí, sus vestimentas cubiertas de sangre la dejaron en evidencia de sus actos.
—Tardaron —se quejó ligeramente el Cazador.
—Este bastardo que perdía el tiempo —se defendió el pelirrojo señalando a Sasuke quién ignoró sus quejas y extendió el brazo para retirar la hilera de explosivos que escondía de en su interior. Se las entregó a Aoda.
Sasori hizo lo mismo, pero le entregó la carga a Nara que los recibió tratándolos con sumo cuidado, los metió a la mochila que colgaba de su hombro y jaló el cierre volviendo a colocarlo en sus hombros. Los miró a ambos asintiendo con la cabeza.
—Aoda confirmó la ubicación de Naruto, Kiba y Ali. Los encerraron juntos en una celda en medio de la hilera A —confirmó desplazando el plano sobre la pared, venía detallado cada celda de los calabozos dónde los tenían y señaló la ubicación de los susodichos—. Están cerca de la entrada, lo que es una ventaja. Les dejamos la radio para mantenernos en contacto.
Sasuke miró la ruta de los calabozos, los que peleaba fueron transportados al área principal desde unas horas antes de que Naruto y los demás llegaran.
—Parte de la ventaja que nos dios Kakuzu al inyectarnos su sangre, se perdió por ese detalle —El pelirrojo chasqueó la lengua ligeramente irritado.
—Sigue siendo de utilidad —rectificó el azabache.
El Exotic les había proporcionado un estimulante que era su sangre dentro de ello, uno de sus corazones en cuerpo del original no se sentía la presencia al instante, experimentando un poco descubrieron que en ellos el efecto duraba un largo lapso.
Planeaban que Naruto y los demás quedaran juntos, pero fue una variante que Sakura ya no se encontrara en los calabozos. A lo que seguirían con su cambio de planes al B, esperaba que todo marchara conforme al plan y no tuvieran que recurrir al C, lo que sería más peligroso para todos y alguien no saldría con vida.
Miró a Shikamaru pensando en ello, parte de su misión resultaba crítica, era el encargado de deshacer la barrera que mantenían los Cazadores impuros, para ello, Aoda se escabulliría en las afueras buscando los artefactos y colocando a un lado los explosivos sincronizados con los que él escondería alrededor del domo. Primero provocaría el derrumbe del domo como distracción, seguirían las bombas de los artefactos que desequilibrarían la barrera y así podrían tener un escape seguro.
La apuesta más arriesgada sería el salvar a Sakura en el plan B, estaría en medio de un montón de demonios y guardias que no dudarían en someterlos para evitar una revuelta, por eso tendrían que esperar a que ella estuviese en la arena enfrentándose a su contrincante, justo en ese momento tendrían que actuar. Con ayuda de Naruto, Kiba y Ali, Shikamaru se escabulliría a la arena y desharía las barras que impedían escapar, y así Sasori y él —que estarían entre la multitud— acudirían a sacarlos de ahí huyendo por la parte de arriba del domo.
Desde ese ángulo parecía que todo saldría bien, pero habría variantes que quizás con contaran y estropearían el plan. En el peor de los escenarios le daría prioridad al escape de Sakura y utilizaría la teletransportación para resguardarla... dejando a los demás atrás.
El imaginarlo le formaba un nudo en el estómago. ¿Abandonar a sus camaradas?
Se escuchó el bullicio de voces vivaces desde el interior del domo, los tres alzaron las miradas percatándose de que la función ya había comenzado.
—Démonos prisa —apremió Sasori alejándose por dónde vinieron.
Uchiha se detuvo un momento para observar a Shikamaru que terminaba de acomodarse la mochila, Aoda se convirtió en serpiente y se enrolló por el cuello del Cazador. No pudo evitar entrecerrar los ojos.
—Ten cuidado.
—Esa es mi línea —dijo Shikamaru sonriendo un poco, sabía que lo retenía, por eso no se quedó callado—. Pasé lo que pasé, debes priorizar a Sakura. ¿Comprendes?
No le quedó de otra más que confiar en ellos, que estarían bien todos. Así que asintió en respuesta, renuente, se perdió entre la oscuridad del pasillo pues Sasori fue apagando las antorchas para evitar ser vistos por otros curiosos.
El Cazador los miró alejarse y después volvió sobre sus pasos entrecerrando su mirada.
—Bueno... que comience la función.
Sakura quería cubrirse los oídos y acurrucarse en los más profundo de la diminuta celda, se hallaba angustiada y al borde del colapso, sin tomarle tanta importancia a las demás celdas y las bestias furiosas que gruñían con tanta fuerza que le reventaban los tímpanos; o el presentador que narraba la brutal pelea que llevaba a cabo en la arena.
Parte de la sangre salpicó a ese lado, manchando el ras de los barrotes. Cuando la llevaron intentó escapar descubriendo que los barrotes eran los mismos, terminó gritando, frustrada. ¿En verdad la harían pelear a muerte?
La pelea culminó y alzaron la compuerta, de ahí salió un guardia para arrastrar el cuerpo inerte de la criatura que perdió en la batalla de vida o muerte. Su rostro en una mueca de desesperación y sus ojos totalmente abiertos, manchado de sangre y sin brazos.
No contuvo más y vómito en la esquina de la celda, ya estaba temblando y no quería aceptarlo. Aceptar que estaba próxima su muerte y podría terminar igual o peor que ese tipo, desfigurada, sin ningún rayo de esperanza. Estaba completamente estática en su lugar y ni siquiera la voz de Kurama lograba alcanzarla desde la celda de alado, amarrado con cadenas, sin poder acercarse.
—Sakura, tú podrás lograrlo —le decía el Zorro desde ahí con total convicción, tenía que creerlo él para que ella lo hiciera—. Podrás entrar por esa puerta respirando, sé que lo harás. ¿Me escuchaste? Eres valiente y muy fuere
—¡Qué sentido tiene ser valiente si terminaré muerta! —gritó ella presa del pánico.
—¡No, claro que no! —Hizo todo lo posible para moverse a su dirección, frustrándose de que no lo consiguiera. Las cadenas se unían al ruido de la arena—. Mírame, Sakura... ¡mírame! —le gritó firme cuando ella se negó a hacerlo, en ese instante volteó a él con sus ojos llorosos que reflejaba el miedo que sentía—. Cuando salgas darás toda la fuerza que tienes para derrotar a tu contrincante y volver con vida, volverás con vida.
Su voz, sus ojos transmitiéndole la seguridad de la que carecía en este momento, fue un catalizador para su mente que le invadían pensamientos negativos y absolutos de una derrota rápida, no se esforzaba en pensar en posibilidades, dio por hecho una muerte sin pensarlo un segundo en la otra posibilidad de seguir con vida.
Todo por su temor.
Por el miedo.
El pánico de su cuerpo que temblaba sin parar.
Tenía miedo, sí, pero... no se rendiría fácilmente.
—¡Traigan a la Mestiza!
Reaccionó al escuchar la voz del guardia. Girándose a la puerta, no supo si era su propio cuerpo o si él fue más rápido, de pronto sintió algo inyectado en su cuello y soltó una exclamación de dolor, ardían cómo el infierno.
—Maldito ¿qué le inyectaste? —gruñó Kurama moviéndose bruscamente.
El guardia le dirigió una mirada pesada mientras retiraba la jeringa y la guardaba en la bolsa de su pantalón.
—Borra todo rastro de la opción que comprime sus poderes —respondió solemne, arrastrándola fuera de la celda—, aunque no creo que le sea de mucha utilidad. Morirá en menos de unos minutos.
—Hijo de... —susurró Kurama.
Sakura apenas escuchó sus palabras, todo le daba vueltas mientras era arrastrada. La repentina luz que apareció frente a ella la aturdió y cuando recobró parte de su conciencia se percató de que estaba de pie en la arena, con el coro de voces y alaridos viniendo de su alrededor, las personas que pagaban para observar tal espectáculo.
Le parecía repulsivo y aberrante cada rostro, todos ellos vinieron a deleitarse de una pelea clandestina entre la vida y la muerte, ¿no sentían nada? ¿compasión? ¿enojo? ¿tristeza? No... ninguna de esas emociones estaba gravabas en sus expresiones. Sólo euforia, emoción, deleite y apreciación a que comenzara el combate.
Debía odiarlos.
Por eso odiaba a las personas...
Bajó los ojos y los ojos recordando los pensamientos que emergían de ella en un antes y un después, antes de conocer sobre su verdadero origen y después de hacerlo. Las emociones contraían su pecho y la hacían dudar cada vez más.
Cada segundo mientras escuchaba la voz del presentador, se cuestionó si algún día volviera a casa a seguir indagando con su tío sobre su verdadera posición y el recelo con revelárselo, de convivir con Tenten el poco tiempo que podían por sus ocupaciones o de... estar con Sasuke para molestarlo de vez en cuando y ver el fastidio de su rostro, luego volteando la situación a favor de él cuando hacía gestos que la ponían nerviosa.
Nada de eso, quizás...
https://youtu.be/5UOpVH15ab8
—Sin más precedentes, ¡el gran Yura!
El anuncio la sacó de sus cavilaciones.
De sopetón dirigió la vista al otro extremo con el miedo retomando su ser. La cortina se alzaba lentamente revelando impotente silueta del Demonio que enfrentaría a muerte, le dobleteaba la estatura por mucho y respiraba cual toro enfurecido, las aletas de su nariz se expandían a cada jadeo. Ojos completamente negros y enormes la veían a ella, tan diminuta, tan atemorizada que intentaba contener por todos los medios el temblor de sus manos.
Quiso gritar de desesperación y miedo, pero ni eso se permitió. Su cuerpo completo se entumeció mientras las voces a su alrededor se avivaban, la muchedumbre exclamando sin parar a que la pelea comenzara. Ella no se lanzaría a primera estancia, así que miró expectante al Demonio que tanteaba pasos a su dirección con amenaza.
Tragó grueso pidiendo al cielo que la libraran de esta batalla, luego quiso reír de ironía ¿Cuántas veces no había pedido por ayuda al cielo? Jamás responderían, de eso estaba segura.
Soltó una risa histérica que duró poco.
En verdad alguien allá arriba la odiaba.
—¡Que comience la pelea! —exclamó el anunciador.
Yura rugió desde lo profundo de su garganta sacudiendo todo a su alrededor y después corrió en dirección a Sakura. La ventisca de aire que trajo consigo elevó la arena a su alrededor, la chica reaccionó justo a tiempo en hacerse a un lado cuando la cabeza del Demonio impactó dónde estaba ella terminando en los límites del área, la reja retumbó en un zumbido.
Apenas trastabilló y tuvo que correr puesto que Yura había redireccionado y arrastraba su cuerno derecho por la rejilla sin dejar de perseguirla.
El miedo no la dejaba en paz, le impulsaba a cada momento bloqueando parte de su mente. Todo su cuerpo llenándose de adrenalina, si no actuaba rápido acabaría muerta. Apretó sus manos y tensó los músculos, tendría que confiar en su propia fuerza, no quería que su vida se tornara un haz de silencio en cuanto el Demonio la tocara.
Confiar en sus habilidades.
Confiar en su determinación.
Confiar en su fuerza.
Tres principios básicos que le enseñó Sasuke.
Decidida, dio la media vuelta enfrentando al Demonio que venía de frente. Se imaginó al gran enorme Lobo que una vez quiso detener, pero aquello era entrenamiento y ahora se reflejaba en la realidad.
Lo detendría a como diera lugar.
Frenó parte del impacto al plantear bien las piernas, apenas fue arrastrada, aprovechó su oportunidad tomando del cuerno a la criatura, desviándolo y al mismo tiempo marcando un círculo. Puedes hacerlo, se repitió con determinación. Afianzó sus brazos en contornó y lo lanzó al otro lado de la jaula soltando un grito furioso; el Demonio gruñó en lo alto y una cortina de polvo se alzó a su caída.
Vio la abertura a su oportunidad y se acercó rápidamente. Si lo dañaba directamente en los ojos perdería la vista y así podría atacarlo por la espalda e intentar rebanarle la cabeza.
Pero no contó que el Demonio sorpresivamente le brotara una enorme cola y lo agitara a su dirección. Esta vez ella fue golpeada y mandada al otro lado de la jaula, juró escuchar varios huesos romperse, más trató de no tomarle demasiada importancia. Se sorprendió cuando una mano apareció de frente, esquivó las enormes garras, haciendo relucir las suyas en un zarpazo infligiéndole una cortada.
Retrocedió al otro lado, alzando la cabeza sin dejar de respirar con fuerza. La cola del Demonio se agitaba de un lado a otro y de nuevo vino a ella tan furioso sin dejar de rugir, con las garras extendidas a su dirección. Esta bestia no se detenía a tomar aire para seguir, parecía una máquina imparable que jamás se saciaría y seguiría hasta el fin.
Evaluó sus movimientos mientras venía a ella, balanceándose de un lado a otro intentando confundirla. Lo siguió con la mirada y cuándo apareció a su derecha, ella tomó impulso y se deslizó entre el hueco de sus piernas, al estar a sus espaldas el Demonio se giró rápidamente, pero se encontró con un emergente muro de tierra cual destruyó de un puñetazo.
Sakura había rodeado el muro, por lo cual se encontraba a sus espaldas esquivando la cola, y al intentar agazaparse a su espalda para tomarlo desprevenido, la mano del Demonio pareció cobrar vida y la sostuvo del cuello.
Ahogó un gritó de impresión combinado con dolor, el Demonio profirió algo parecido a una risa ronca al ver su mueca mientras la suspendía en el aire.
—¡Aaaaah! —gritó la chica al sentir la opresión.
Sin previo aviso, el Demonio dio un gran salto sin dejar de sostenerla hasta dónde daba la cubierta de la jaula, al descender, la colocó debajo justo cuando impactaron en el suelo. Levantando arena y pedazos de rocas a su alrededor, la tierra tembló ligeramente y la sangre salpicó parte de la jaula a los costados.
—¡Sakura! —gritó Kurama desde la celda totalmente desesperado sin dejar de observar cómo la chica estaba siendo vencida, ¡tenía que salir rápido de ahí para salvarla!
La aludida apenas escuchó su voz, la luz centellaba sobre ella y una sombra lo cubrió. De nuevo fue levantada del suelo y azotada contra él. Volvió a gritar sintiendo cómo su cuerpo parecía romperse en cada azote, todo se veía borroso, figuras distorsionadas y voces en eco.
Su propio nombre.
Su propio ser.
Todo era confuso. Lo único que reconoció es que su enemigo solamente estaba jugando con ella, alargando su agonía disfrutando de su agonía. El dolor incrementaba y esta vez ya no se encontraba en el suelo, si no en contra de la jaula siendo sostenida desde el cuello, el oxígeno escapando de sus pulmones sin intenciones de volver.
¿Entonces así acabaría su vida?
¿Siendo nada? ¿Débil? ¿Sin ninguna oportunidad de sobrevivir?
Cerró los ojos una vez más, sintiendo cierta paz en su interior. Si esto significaba ver de nuevo a sus padres quizás sea lo mejor rendirse, la vida le pesaba más que nada. Siempre sufriendo, siempre huyendo sin parar. Todos la querían muerta, así que le haría un favor al mundo y desaparecería aquí, dónde nadie la recordaría...
—¡Sakura!
Abrió los ojos de sopetón con su respiración repentinamente agitada al imaginar la voz de Sasuke exclamando su nombre.
No. No todos la querían muerta. Había personas quienes la querían con vida, regalándoles más sonrisas, más momentos divertidos, más vitalidad.
Su vida ya no era gris, ahora yacía de varios colores. Y en medio de todo eso estaba su tío Kakashi, Tenten y Sasuke.
Sasuke... quería verlo de nuevo. Abrazarlo de esa forma que a él le parecía hostigoso, pero terminaba aceptando, ver sus ojos ónix para transportarse al interior de su ser, de la seguridad que le reconfortaban sus brazos alrededor de ella. De su aliento rozar su rostro cuando la molestaba. Escuchar su risa espontanea cuando algo le parecía divertido.
No podía rendirse ahora.
No lo haría.
Abrió más sus ojos y apretó las manos en la muñeca del demonio, le devolvió una mirada voraz y letal.
—No te daré el gusto de acabar conmigo, demonio insufrible —gruñó con esfuerzo sintiendo una repentina adrenalina y energía dentro de ella.
Todo su cuerpo temblaba. Desconocía la causa, ni siquiera se preguntó por qué el Demonio parecía cada vez más y más débil frente a ella a pesar de que seguía igual de enorme a comparación de su estatura. Tampoco se preguntó cómo pudo quitarse la mano de encima, tomarlo de la misma mano y lanzarlo al frente apenas al poyar sus pies sobre la tierra.
Nada de eso se preguntó en el momento, lo único que sintió y vio fueron sus manos, impactándose por lo que veía. Parte de sus brazos surcaban líneas negras que se unían a sus muñecas. Sus uñas tiñéndose de negro y las yemas de sus dedos del mismo color de la piel del Demonio. Lejos de entrar en pánico, aprovechó tan rara situación para hacerse por fin de la victoria. Su miedo sería después.
Las voces de la audiencia gritaban frenéticos, las aisló de su mente y se concentró en enfrentar a Yura.
El Demonio se incorporó tambaleante intentando enfocar a Sakura que saltaba de un lado a otro demasiado rápido llegando a confundirlo, al tenerla enfrente le dio un manotazo, pero ella se había colgado de su brazo para esquivarlo; después se impulsó y atacó directamente sus ojos dejándolo sin visión.
Sakura se tomó de los cuernos para no alejarse, dándole una patada a uno de ellos partiéndolo en dos, volvió a suelo en el momento que Yura se movió a su costado y estuvo a nada de impactarla. Una vez ahí, empuñó el pico del cuerno al frente y regresó a él con una clara intención.
Atravesarle el cuerpo.
Logró clavarlo en su estómago, Yura rugió imponente con las manos sobre sus ojos, después del mismo modo sabiendo cuán filosas eran esas garras, fue por las pantorrillas del Demonio cortando sus articulaciones, moviéndose tan rápido como si se tratase del mismo aire. Yura perdió el equilibrio total de su cuerpo cayendo de rodillas al suelo, después de eso, apenas se notó la esbelta figura de Sakura tomar impulso a los lados de la celda para ascender, y una vez en lo alto se dejó caer poniendo todas sus fuerzas en la parte de sus pies.
—¡DESAPARECE! —gritó colérica.
Su pie impactó en la parte baja de su nuca mientras que al mismo tiempo un peldaño de tierra se elevaba a la altura de su cabeza, el resultado: una enorme cabeza desprendida rodando por el suelo y manchando de negro la arena. Desde ahí lo miró sin emoción en su rostro, intentando procesar lo que acaba de ocurrir.
Con la respiración agitada observó el cuerpo inerte del Demonio debajo de sus pies que comenzaba a desaparecer en cenizas, importándole poco el coro de sorpresa y exclamaciones que se alzaban a su alrededor. Se miró las manos intentando comprender lo que le sucedía, sus garras se parecían demasiado a las de Yura y esta fuerza... contrajo los dedos.
¿Acaso era uno de los poderes que escondía de su interior?
Cada día se confundía más, primero el extraño suceso que podía ver los recuerdos de los demás, y ahora... ¿qué sucedió? ¿cómo fue que le brotaron de pronto garras parecidas a Yura? ¿fue cuando lo tocó?
Sea cual sea lo que sucedió le salvó la vida y estaba agradecida, se ganó un día más para...
—¡Pongamos más interesante el encuentro! —anunció el presentador desde lo alto.
Aquello no le dio buena espina, sobre todo porque de pronto escuchó el traqueteo de las cortinas. Miró a sus lados comenzando a experimentar de nuevo el temor, las cortinas... estaba siendo alzadas y sentía varias presencias detrás.
Varios pares de ojos inyectados de sangre enfocándose en ella.
—¡Quién logre derrotar a la Mestiza no peleará durante un mes! —exclamó eufórico.
En ese momento la adrenalina se esfumó y el temor volvió a apoderarse de ella.
No, no, no.
Eran demasiados contrincantes incluso para ella.
Apretó los dientes al ver los primeros viniendo a su dirección, encorvó los brazos y tensó las garras preparándose para esquivar y trepar la celda. Cuando tenía intenciones de saltar, observó, impresionada cómo detrás de ellos aparecía Gaara alzando sus garras para destrozar a las dos criaturas.
—¡Gaara! —exclamó asombrada.
El pelirrojo lanzó los cuerpos al otro extremo y se posicionó frente a Sakura sin mirarla, pero ella no dejó de impresionarse, ¿cómo fue que llegó ahí? No pudo preguntarle porqué escuchó un coro de gritos provenientes del otro extremo, varios demonios fueron derrotados nada más que por Kurama y sus llamas azules que se extendieron en varios más.
Boqueó cual pez fuera del agua, esto tenía que ser un sueño.
—¡Hola, pequeña! —saludó Kurama con su típica sonrisa mientras aterrizaba a su lado, pero sin dejar de prestar atención a cómo el grupo de Demonios comenzaba a reunirse a su alrededor planeando un ataque conjunto—. Perdón por la tardanza, mis amigos los guardias no me dejaban salir, espero no haber llegado demasiado tarde.
—No, de hecho, llegas justo a tiempo —apresuró la pelirrosa observando al frente con ojos entrecerrados.
—¡Esto se puso más interesante! —exclamó el presentador desde arriba—. ¡Hubo un cambio de reglas: quién logre derrotar a cualquiera de los tres se volverá el favorito de Zuberi!
—Odio a ese hombre —susurró Kurama tensando los dedos preparado para el ataque.
Gaara estiró los brazos en el momento que la ola de enemigos venía de frente a atacarlos, inesperadamente la arena a su alrededor comenzó a moverse cómo si tuviese vida propia y los interceptó deteniéndolos justo a tiempo en una trampa. Se apresuró rápidamente a ellos y con sus garras les destrozó la garganta sin titubear, en un santiamén.
Tal impresión perduró que logró llevarse de corbata a otro grupo que se había quedado de piedra al presenciar la rapidez con la que se deshacía de los Demonios, parecía la verdadera Bestia Carmesí acabando con cada uno de ellos.
Sakura se movió esquivando las garras de un lobo, aterrizó fuera de su alcance percatándose de que la piel de sus manos poco a poco iba volviendo a la normalidad y repentinamente comenzó a sentirse débil, apretó los puños sin dejar de moverse. En su franco derecho Kurama no dejaba de repeler a la mayoría.
Rasguñó el rostro del lobo que soltó un aullido de dolor y lo pateó mandándolo del otro lado, su respiración fue agitada, como si hubiese hecho un enorme esfuerzo para realizar ese golpe. Maldijo entre dientes al apoyarse en la acera mirando todo doble, ¡mal momento para ponerse así!
Casi gritó de asombró cuando vio a un contrincante a su lado intentando herirla, pero alguien lo interceptó desde el franco derecho sin permitirle llegar a tocarla. Con los ojos muy abiertos, incrédula y sin poder creerlo, observó como Kiba le arrancaba la cabeza y la lanzaba a otro lado.
—¿¡Kiba!? —exclamó sorprendida.
El chico esbozó una sonrisa mientras se limpiaba las manos.
—Perdona que hagamos llegado tarde, Sakura —dijo pateando el cuerpo inerte—. Tuvimos ciertas dificultades en las celdas para escapar, pero ya estamos aquí.
—¿Tuvimos? —preguntó presa de la impresión intentando contenerse—. ¿Quieres decir que...?
—Sí, todos estamos aquí y vamos a sacarte a salvo. Sólo resiste un poco más —le pidió el pelicafé saltando al frente para asentar sus garras en el pecho de un hombre que intentó matarlo al ver que defendía a Sakura.
Esta permaneció aun apoyándose de la mano, sin dejar de mirar sin creerlo a Kiba. Al igual que entre el conjunto de criaturas vio a Naruto agitar sus manos mandando cuchillas de aire descuartizando a todo aquel que se interponía en su camino, a Ali empuñar sus pistolas y asentar las balas en la cabeza de la mayoría. Al igual que Shikamaru, apareció corriendo desde la entrada derecha con una mochila en manos.
https://youtu.be/3Wnkrw5damo
Observó una serpiente blanca apartarse del Cazador y dirigirse a ella, que haya venido de su amigo podía asegurar que se trataba de un aliado. No bajó la guardia de todos modos.
—Sakura-sama, mi nombre es Aoda, soy un Nahual que le sirve a Sasuke-sama —le habló Aoda en su forma de serpiente, Sakura apenas tuvo la fuerza para inclinarse y dejarla que se enrollara en su brazo. Le pareció extraña la presentación—, el Maestro aparecerá pronto para sacarla de aquí, es importante que vaya a la otra esquina y cubra su cabeza. La explosión se dará pronto.
—¿Explosión? ¿Cuál explosión? —preguntó confundida.
—Debemos movernos, la de arriba lo hará en dos minutos —le apremió sin responderle.
Con toda su fuerza que le restaba, comenzó a moverse por toda la orilla sin apartar la vista de la brutal batalla que se desarrollaba en el centro. Principalmente Gaara y Kurama atacaban, Naruto, Ali y Kiba repelían a las criaturas que lograban colarse e intentaban ir tras ella. de Shikamaru no lo había detectado aún, le preocupaba que haya resultado herido.
—Tenga la vista enfrente, ellos se encargarán de protegerla —le dijo Aoda.
Asintió, y siguió dando lo mejor para trotar al otro lado de la celda. A cada paso sentí que sus piernas flaqueaban y sus fuerzas se desvanecían. Las marcas de sus brazos se iban borrando, cerró las manos. No podía flaquear ahora que estaba tan cerca de conseguir su libertad de ese tormentoso lugar.
Tenía que dar su...
De pronto no sintió el suelo, ¿se habría desvanecido? No sintió cuando impactó de lleno a la arena, a pesar de amortiguarle, la punzada de su cabeza se hizo presente. Estando ahí sintió terribles temblores uno tras otro, intentó enfocar algo en particular, pero todo estaba borroso y era confuso. Alguien estuvo de pronto frente a ella, una albina con los mismos ojos que Aoda y le hablaba... quizás era Aoda que podía transformarse en humano.
—¡Sakura-sama! —le gritó y pareció recobrar la conciencia de golpe—. ¡Hay que movernos!
Abrió los ojos de golpe a la nitidez. Tan sólo se descuidó un momento y todo parecía un caos. Las cortinas se estaban abriendo de nuevo revelando a docenas de guardias empuñando varias armas de contención y letales para dispararle a todos los cautivos. El miedo la inundó en ese momento, ¡de nuevo sería atrapada! Fue su impulso para terminar de ponerse de pie y correr hasta dónde Aoda le indicó.
En el instante que pisaron esa área, de la parte de arriba se escuchó una explosión y cayeron peldaños enormes por los costados de las entradas, y con ello obstruyendo momentáneamente el ingreso de los guardias para atraparlos. Entonces eso fue lo que explotó segundos atrás, pensó inversa escuchando los gritos repentinos de los espectadores que comenzaron a moverse de sus lugares al sentir el peligro latente.
Seguidamente fueron cayendo pedazos más pequeños que fueron aplastando a varios de sus enemigos reduciendo por poco. Se sobresaltó al pensar que le pudo dañar a unos de sus amigos, pero cuando los localizó en plena batalla pudo respirar más tranquila, cual se convirtió en sorpresa cuando alzó la vista con la luz del domo dejándola un poco deslumbrada, de ahí caían dos siluetas.
La primera aterrizo lejos de ella, le pareció completamente bizarro que se tratara de Sasori. Apenas le dirigió una mirada y no dudó en adentrarse a la pelea que sostenía Naruto con un enorme Demonio que intentaba derribarlo. Se asombró por completo, la última vez que lo vio los ayudó contra Akatsuki, y ahora esto.
Un nudo se formó en la garganta cuando la segunda silueta aterrizó segundos después de Sasori haciendo un pequeño hincapié. Se le fue la respiración al verlo enderezarse y aquellos profundos ojos negros que la miraron con urgencia en cuanto intercambiaron miradas. Sus ojos se empañaron de aquellas lágrimas que había contenido hasta entonces, pero era la consternación de ver que Sasuke se encontraba ahí, ¡era real!
—¡Sasuke! —Sacó fuerzas de dónde no las tenía y corrió a él—. En verdad eres tú, estás aquí...
Solamente quería estar entre sus brazos.
Se agazapó a su cuerpo hundiendo la cara en su torso, Sasuke la recibió rodeándola con sus brazos, sintiendo total alivio al tenerla por fin después de tanto suplicio y desesperación. Sentir su agradable aroma que le asentaba bien a su nariz, la textura de su cabello, su respiración, incluso escuchar su llanto le parecía un milagro.
—Oh, Sakura... —susurró su nombre con los labios cerca de su oído, quería estrecharla más en sus brazos, besarle toda la cara, pero era consciente de la situación en la que se encontraban y no podía perder más tiempo—. Estás bien, ya estás a salvo,
Sin soltarla por completo, se giró al campo de batalla, apenas logró ver a Shikamaru que retenía a un Demonio con su técnica. Lo vio asentir a lo lejos con la cabeza, le daba la indicación que priorizara el rescate de Sakura sobre ellos, y aunque se le formara un pequeño nudo en la garganta sabía que lo habían hablado.
Giró a Aoda justo en el momento que veía a un enemigo aparecer de frente a intentar matarlos, estiró una mano para manifestar su arma, pero no fue necesario. De pronto un chico pelirrojo lo embistió destrozándole por completo el cráneo a pesar de su complexión.
No le apartó la mirada de encima y se puso en guardia, pronto recordó al chico cuando le dirigió la mirada. Cuando nada más pudo observar desde las gradas lleno de colera cómo comenzaban a atacarla y estuvo a punto de arruinar el plan sólo para ir a socorrerla, apareció este chico salvándola y después Kurama.
Sintió a Sakura alzar la cabeza y moverse entre sus brazos para mirar al frente. Quiso decirle que volviera a hundir su rostro en su pecho y cuando lo apartara se encontrarían lejos de ahí, pero Sakura lo tomó del brazo e impidió un ataque.
—No, no lo ataques. Él me protegió —dijo, él ya lo sabía, pero no podía evitar desconfiar cuando se trataba de que amenazaran su seguridad. Aferró la otra mano en contorno a su cintura—. Es nuestro aliado.
—Sakura —Gaara dio unos pasos adelante estirando la mano hacia ella—, no me abandones, por favor. Tú eres la única que no me atacó, no... me dejes.
Al azabache le parecía totalmente desconcertantes las palabras de Gaara, miró a Sakura que parecía afectada por sus palabras. Repentinamente —e ignorando el hecho de que estaban en medio de un campo de batalla— lo miró con sus suplicantes ojos verdes, le removió el corazón esa expresión, apretó más su agarre sintiéndola junto a él. Más cerca que nunca.
—¿Podemos llevarlo con nosotros? Él no merece estar encerrado aquí —le pidió suplicante.
—Sakura... —¿cómo decirle no a esos ojos suplicantes? ¿y cómo explicarle que, aunque quisiera llevarlo con ellos sólo podía teletransportarla a ella y los demás tendrían que ver su dudosa forma de escapar?
No quería romperle esa ilusión, titubeó un momento mientras veía el reloj que Aoda sostenía en la mano que marcaba los minutos para que detonara las otras bombas. Menos de dos, maldición, se retrasaron demasiado. Pensó en la forma decírselo.
—No te preocupes por ello, pequeña.
La voz de la persona menos inesperada se coló a sus oídos, apenas volteó a dirección para ver los ojos rojos de Kurama enfocándolos a ambos, estando alado de Gaara, con las garras manchadas de sangre. No dejó de mirar sonriente principalmente a Sakura que no lo miraba con nada de miedo, ¿de qué se perdió?
El Zorro le dio unas palmadas a Gaara sin dejar de mirarla.
—Me encargaré de que logre escapar —le prometió a pesar de tener a Sasuke frente a él, apenas le dedicó una mirada corta que escondía su verdadero anhelo—. Te lo debo, cumpliste mi deseo.
—Kurama... —susurró ella, aquello lo sentía cómo una despedida.
—Eh, hermano —por primera vez se miraron largamente a los ojos, y aunque Sasuke tuviera unas inmensas ganas de atacarlo ahí mismo, se esfumó de repente al ver la sonrisa triste que se formaron en sus labios—, cuídala mejor. No merece pasar por más suplicios.
No dijo nada, algo dentro de él se removió, se convenció que no le atravesaba en ese momento su espada porqué le perdonaría esa ocasión por haber salvado a Sakura. Sin responderle les dio la espalda atrayendo más a Sakura a sí que comprendió que era momento de partir.
Ella apenas asomó la cabeza por el brazo derecho de Sasuke mientras este recitaba el conjuro, mirando a Gaara y Kurama, a los demás que ya habían acabado con todos los contrincantes y la miraban relajados, como si quisiera proyectar una imagen de calma. Reparó en todos, Kiba sonriente escondiendo el temor que sentía, Naruto mirándola con alivio de verla irse, Shikamaru tranquilo, Ali sin borrar su expresión socarrona y Sasori impasible, transmitiéndole con los ojos que todo estaría bien.
Quiso llorar porque de pronto comprendió que sucedía.
Ella escapaba mientras los demás se quedaban.
No, ¡no! Confiaba que ellos saldrían de ahí y los vería vivos en unas horas.
Antes de que pudiera hacer nada, a su alrededor se alzaron las llamas negras mientras que los guardias lograban derribas los peldaños e iban tras los demás, al mismo tiempo que el suelo parecía retumbar bajos sus pies y todo se volvía confuso cuando la estructura comenzaba a derrumbarse. Un pedazo iba directo sobre ellos.
Cerró los ojos por inercia cuando fueron cubiertos en el último momento por las llamas negras.
Después de verlos desaparecer y el suelo hundiéndose mientras todo se caía pedazos, en sí era un panorama nada alentador para ellos. Mientras Shikamaru intentaba buscar la trayectoria en medio de la confusión causada por la explosión, se reunió apenas con Naruto y los demás, mirándolos con urgencia.
—Debemos salir ya —aseveró sintiendo otro temblor, miró hacia arriba con inquietud— o terminaremos aplastados.
—Este camino está sellado y el otro fuera de nuestro alcance —dijo Ali señalando la otra compuerta, ya no había nadie ahí a excepción de Gaara y Kurama que los miraban desde ahí sin saber que hacer exactamente.
Nos esperaban nada de ellos, especialmente de Kurama a pesar de que fue un importante aliado en cuanto defender a Sakura, por eso no se esperaron que, bajo sus instrucciones, Gaara hiciera moviera sus manos hacia los escombros más pequeños y junto a su arena formaran un puente elevadizo para pasar el enorme hueco que se había formado al frente.
Se miraron entre sí antes de que Sasori los apresurara puesto que ahora el suelo bajo sus pies comenzaba a derrumbarse a falta de soporte. Fueron en fila de indio rápidamente hasta que Kiba fue el último en plantarse en la zona segura. Los miraron con un deje de interrogación con seriedad.
—No hay explicación, debemos salir cuanto antes —dijo Kurama comenzando a caminar hacia los pasillos.
Sin más de por medio comenzaron a adentrarse al pasillo, por las paredes se formaban grietas avisando con grandes estruendos que también colapsaría en cualquier momento.
—¿Sabes por dónde ir? —preguntó Kurama a Shikamaru que encabezaba el grupo y parecía saberse los pasillos de memoria.
—Estudié los planos toda la noche para este momento —expresó haciendo señas a otro pasillo, sin dejar de correr siguió hablando—. También coloqué las bombas que están derrumbando todo el lugar y otras afuera para deshacer el campo de energía que rodea el lugar. Una vez que desaparezca podremos escapar con éxito.
—Lo tenían todo planeado —aseguró el Zorro mirando de soslayo a Gaara, a pesar de las dudas que tuvo el muchacho al principio de no querer salir al mundo porque lo matarían, lo convenció de que fuera con él escondiéndole que quizás no estarían junto si no lograba salir con vida. Sólo esperaba efectuar la promesa que le hizo a Sakura—. Mi hermano es muy cuidadoso y extremista cuando se trata de Sakura, interesante.
Sasori lo miró de reojo sin reprimir su desagrado.
—Quisiera preguntarte por qué demonios secuestraste a Sakura, pero no parece ser el momento indicado.
—No, no lo es —aceptó asintiendo con la cabeza—. Pero si logramos escapar puedo decírtelo con lujo de detalles, cabeza de tomate.
Otro estruendo los obligó a detenerse en medio del recibidor que llevaba la mitad del techo caído a pedazos y aún se veía a varias personas correr hacia la salida. Lo que detuvo al grupo fue el hecho de que Gaara y Kurama se detuvieran abruptamente al ver de pie de la entrada a una silueta familiar, mirándolos fijamente mientras agarraba de una mano el abanico enorme que reposaba en el suelo.
—Temari —susurró Gaara consternado.
Naruto lo vio temblar ligeramente a su lado, encogiéndose de hombros. Como si se tratase de un chiquillo atrapado en una travesura y temiera a ser regañado, comprendió que quizás era así al ver que Kurama daba un paso al frente y hacía sonar su mano, mostrando sus afiladas garras y los colmillos.
—Apártate, mujer —le advirtió—. Me llevaré a Gaara a la fuerza si es necesario.
—Gaara, sabes que no puedes abandonar este lugar —dijo la rubia ignorando la amenaza del Demonio, dirigiéndole una mirada calculadora—. Morirás apenas pises el desierto, te buscarán para matarte por ser Mestizo.
—Que extremista —murmuró Kiba, adelantándose mientras apretaba los dientes. Esa Cazadora Impura intentaba retener al chico que les salvó allá atrás, y ese mismo chico reflejaba el deseo de probar la libertad fuera de una celda—. ¡No sabes nada de nuestra forma de vivir! ¿Cómo crees que tengo cincuenta años y sigo vivo y coleando? ¿¡Ah!?
Gaara se azoró al escuchar su edad, él apenas tenía diecisiete. Miró a Naruto que le dijo también su edad y abrió los ojos al escuchar que era más de un siglo. No podía creerlo, era cierto que allá afuera también había esperanza para él como dijo Kurama, a pesar de que tampoco sería fácil, podía conocer lo extenso que es el mundo.
Miró a Temari con una anhelante súplica que no interfiriera.
Pero la muchacha no quería entender razones y tomó su abanicó para impedir que escaparan, pero cuando intentó moverse de nuevo no tuvo movilidad, se quedó estática cómo una estatua. Abrió los ojos cuando vio la sombra del Cazador y la de ella juntas, soltó una maldición al darse cuenta de que era perteneciente al Clan Nara.
—Sigan adelante, la retendré mientras huyen —dijo.
—Pero... —Gaara no estaba seguro, sintió la mano de la mujer castaña de risos bonitos lo empujaba a la tan anhelada libertad.
No lo pensó realmente, corrió en conjunto a los demás. Pasó alado de Temari y pareció que lo hacía tan lento, pudo ver las pupilas dilatadas y su exclamación muda de que no lo hiciera, que no escapara de ella.
—Lo siento, Temari —le susurró sólo para que ella lo escuchara—, pero es momento de que me dejes vivir libre.
Y tras esas palabras, la rubia lo vio perderse de su vista mientras todo seguía cayéndose a pedazos. Pasaron un minuto, dos, tres, incontables hasta que un peldaño obligó al Cazador Nara a moverse y librarla de su control, pero ya era muy tarde para darle alcance a Gaara. No podía creer que estuviese afuera, no... ¡lo iban a matar!
—No morirá fácilmente —le dijo Nara al llegar a su lado, apenas dedicándole una mirada.
Sin nada más de por medio, lo vio desaparecer por la entrada. Salió apenas reaccionó y apenas le siguió el rastro con la mirada, se perdía en el follaje de las colinas del desierto, dirigiéndose a lo incierto, a lo desconocido también para ella. Por más que intentó proteger a Gaara a su modo fue un fracaso.
No lo hizo bien. Lo reprimió tanto que terminó escapando por su cuenta, sabía que algún día pasaría, pero no tan pronto.
Sakura pensó que sentiría el impacto en cuanto cerró los ojos, pero en vez de ello, la brisa nocturna le acaricio las mejillas. En cuando separó los párpados se percató, con cierto asombro, que se encontraban descendiendo en medio del desierto helado, desde lo alto del cielo.
—¡Mierda! —escuchó exclamar a Sasuke de pronto, la aferró más a su pecho.
Justó él apegó la mano a su cabeza y giraba su cuerpo en el aire quedando él debajo de ella, quiso decirle que no tenía que hacerlo, pero cuando encontró su voz, sintió el impacto amortiguado por el cuerpo de Sasuke. Lo escuchó quejarse y sus brazos se abrieron separándose de ella para terminar rodando por el impacto.
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Quedó rodando un par de veces sobre la arena hasta que se pudo retener al ras de una colina, se levantó de sopetón siguiendo el rastro que dejaba Sasuke al seguir rodando colina abajo. A juzgar a que no se movía completamente, suponía que la técnica de teletransportación le tomó mucha de su emergía y le faltaban ciertas fuerzas.
—¡Sasuke, no sigas rodando! —Se deslizó por la arena siguiéndolo a trompicones.
Comparó el motivo por el cual corría, el antiguo escenario era de día, escapando de los captores que intentaban atraparla para esclavizarla; el miedo que inundaba todo su ser y la mente concentrada en formas de contrarrestar los ataques.
Ahora simplemente corría para alcanzar a Sasuke en lo bajo de la colina de arena, con el corazón latiéndole a mil por ella importándole poco si la arena se pegaba a su rostro; eufórica porque por fin estaba lejos del peligro inminente, a pesar de sentir cierta tristeza por sus amigos sabía que los vería pronto.
Se detuvo justo cuando llegó a los pies de la colina, sonriente y jadeando, observó a Sasuke boca arriba respirando pausadamente sin dejar de ver el cielo nocturno con la luna en lo alto. Brazos extendidos y una evidente tranquilidad cuando posó sus ojos en ella, le dedicó una pequeña sonrisa mientras apoyaba los codos para sentarse.
La pelirrosa se dejó caer de rodillas frente a él y lágrimas escurrieron de sus ojos aun manteniendo su sonrisa, llena de felicidad de poder verlo frente a frente, cuando ahí dentro la desesperanza la atacó ferozmente y pensó que jamás presenciaría esa sonrisa.
La mano de Sasuke se posó en su mejilla, limpiando delicadamente con sus pulgares las lágrimas, su mirada le transmitía calma.
—¿Por qué lloras? Ya estás a salvo —le cuestionó con su voz blanda.
Sakura negó con la cabeza apretando la mano que se ceñía a su rostro, sin dejar de sonreír y mirarlo a los ojos.
—Lloro de felicidad —explicó mientras Sasuke seguía acariciando su mejilla con ímpetu—. Pensé... que jamás volvería a verte y eso me dolió, y mucho —le confesó en un susurro, él la miraba expectante—. Tuve mucho miedo de pensar en esa posibilidad que al tenerte ahora frente a mí no puedo evitar llorar.
—No lo hagas más, estoy aquí. Resististe hasta que mi llegada —dijo juntando sus frentes, le parecía una cercanía que necesitaba para no hacer algo estúpido e impulsivo. Las mejillas de Sakura se sonrojaron ligeramente y pudo notarlo pase a la oscuridad, ah... cómo extrañó eso.
Verla sonrojarse por sus acciones.
Apenas se separó de ella y depositó un tierno beso en su frente, los ojos de Sakura se engrandecieron al sentir el tacto de sus labios y los sentimientos remolinearon en su corazón rogando a que no fuera una ilusión de su mente lo que estaba viviendo. ¿Sasuke dándole un beso en la frente? En sus más remotos sueños lo imaginó, y justo haciéndose realidad ante ella.
De nuevo lloraba, ¿por qué no dejaba de hacerlo? Percibía más cercanía en ambos, sentada entre sus piernas abiertas, él inclinado a ella sin querer separarse mientras la rodeaba con sus brazos, ciñéndola más a su cuerpo sin intenciones de soltarla por mucho tiempo.
Y le agradaba estar ahí.
—Te extrañé tanto, Sasuke...kun.
El aludido se azoró ligeramente ante el cariño que decía su nombre con esos delgados labios. Apoyó su mentón en la cabeza de ella sin dejar de mirar el cielo, agradeciendo por primera vez que estuviera ahí, viva. Sintiendo una repentina paz que lo abandonó al escuchar que ella había sido raptada.
—Yo también, Sakura —murmuró contra su cabello—. Más de lo que crees.
Waaaaa ¡por fin estos tortolitos juntos! La parda pudo rescatar con éxito a Sakura, huir y de pasó sacar a Gaara de ese infierno en el que vivía. Él no merecía tener esa clase de vida encerrado como un animal y Kurama vio la oportunidad perfecta para rescatarlo ahí agradeciéndole el favor de ayudarle a defender a Sakura.
Por fin ha concluido esta travesía con Sakura y su secuestro que comenzó capítulos atrás, aunque falta algo más: el asunto entre Sasuke y Kurama. El siguiente capítulo marcará cómo el fin del "arco" del tema de ellos.
Aunque en este capítulo no fue muy revelador, antes pudimos leer cómo Orochimaru y creando un cuerpo, ¿de quién? Lo sabremos pronto, ¿y ese otro sujeto de ojos rojos que estaba con él quién será? También lo sabremos con el pasar de los capítulos. Todo se irá uniendo poco a poco.
Con este no hay demasiado que comentar pues por fin pudimos ver el rescate de Sakura, los próximos capítulos serán emocionantes, veremos a más involucrados, aparecerán nuevos personajes, y ahora sí se encaminará a lo shido jajaja.
En fin, ¡Gracias por leer! déjenme saber que les parecieron los capítulos, ¿buenos? ¿malos? ¿aburridos? Todo es aceptable, jejej
¡Feliz año nuevo atrasado!
Nos leemos pronto.
¡Alela-chan fuera!
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