Capítulo9: Pérdida de Tiempo

—Genial —dijo seco y volvió a mirarse al espejo. Yuto suspiró y se le quedó mirando—. ¿Ahora qué? ¿Esperabas que me metiera con señor panda bebé?

—Más bien esperaba que me dijeras alguna manera en la que no se notara el repentino enamoramiento —Yuri arrugó sus cejas—, no te iba a poner a hacer eso. No podrías de todas maneras —el de ojos fucsias parpadeó confundido—. Tengo que ser yo el que atraiga a la varita y libere a los villanos de la Isla.

—Oh, bueno, señor importante —se hizo el ofendido—, supongo entonces que no tenemos que ir a ese evento —suspiró—, que eres auto suficiente.

—Yuri, los necesito a todos allí —dijo decidido—, se me ocurrió una idea, para despistar a los guardias, pero eso lo discutiré cuando llegue el momento —Yuri seguía mirándose la cara, las cejas en especial. Era cabello que le crecía rápido, detestaba que eso ocurriera. Tendría que depilarse pronto.

—Entonces me imagino que solo estoy aquí por postureo y de darte consejos —se volvió a Yuto. Tenía una mirada conflictuada, mientras que Yuya estaba más atrás, con una expresión relajada—. Eso es lindo, digo, no soy bueno dando consejos, pero al menos se cómo ponerte atractivo para Yugi.

—Oh, eso podría potenciar la pócima de amor —dijo Yuya sonriendo desde atrás. Yuto negó apenas.

Esa había sido toda su idea. Lo había planeado todo mientras Yugo estaba siendo explotado en la cancha y los otros dos estaban como abejas picando de flor en flor, Yuri más que Yuya. Cuando vio la receta de la pócima por primera vez en el libro de hechizos no se molestó ni en leerla. No le dedicó el suficiente tiempo como para entender que efectos tenía o que limitaciones había. Simplemente pasó de largo con ella. Ahora tenía algo más en mente. No era su mejor idea, tenía que admitirlo, pero al menos podría funcionar. Yugi era el único que los trataba bien porque quería de allí, tendría sentido que se enamorase de alguno de ellos.

Solo que eso no bastaría. Nadie estaría de acuerdo, pondrían los ojos sobre ellos y pensarían que había usado sucios métodos para hacerse con el reinado. Pero nadie se había enterado de que tenía un libro de hechizos, no tendrían como comprobarlo. Y sí, además, Yuri le colaboraba, quizá las cosas podrían salir más naturales y no levantaría tantas sospechas. Aunque estas viniera por defecto.

—No estaría tan seguro de eso —Yuto lo decía de manera ligeramente cansada. Yuya, por alguna razón, se había interesado de más en el tema y en el plan. No era molesto, simplemente no lo entendía.

—Oh, pero se puede intentar —Yuya sonreía, Yuri los miró exceptivo—. ¿Qué podrías perder?

—El tiempo —dijo el de ojos fucsias—, porque no creo que se pueda poner mejor que yo.

Yuto rodó los ojos. Yuya cerró los ojos un momento y pareció asentir por un breve momento.

—Eso no es en lo que necesito tu apoyo —replicó el de ojos grises. Yuya volvió a su expresión relajada y Yuri a su espejo—, necesito que me ayudes a hacerlo parecer natural.

—Ugh, eso es complicado, digo, ¿viste cómo se puso cuando le hablamos en el comedor sobre si él y Atem eran pareja? —preguntó. Yuto asintió y su reflejo se vio en el espejo—Eso pareció ser un "no me permitirían tener pareja". O algo por el estilo. Digo, las cosas son muy complicadas aquí con casi todos.

—Pero es el futuro Rey, ¿no? —preguntó Yuya—¿No debería él, ya saben, poder hacer que eso cambie? Él va a estar a cargo de todas estar tierras —Yuri simplemente negó—. Digo, nos trajo a nosotros, ¿qué tan difícil puede ser que tenga una pareja?

—¿Si quiera la quiere? —preguntó Yuri—¿Has pensado en eso Yuto?

—¿Qué otra alternativa tenemos? No podemos entrar por la puerta y hacernos donde queramos —suspiró—, o es por medio de Yugi o no robamos la varita en el único momento en que está disponible.

—No puede ser tan complicado, no creo que haya hablado con sus padres sobre tener una pareja, ¿no? —Yuya hablaba ligeramente indiferente—. Yo no lo he hecho al menos.

—Ni tu ni nadie —Yuto le dedicó una rápida mirada. Yuri negó suavemente.

—Mi madre sí, aunque es más ella a mí que yo a ella —Yuri señaló pensativo. Con su dedo apuntó a Yuya perezosamente—. Pero tienes un punto. Conociendo a Yugi, lo poco que lo conocemos, creo que estaría avergonzado de hablar sobre tener pareja. Aunque eso nos salva, hay otra duda —miró al hijo de Maléfica—, ¿estará en una relación con Atem? Porque es sospechosa la manera en la que nos respondió el otro día.

—¿En serio? —preguntó Yuya mirándolos algo extrañado—Creí que eso era señal de que había tensión entre ellos... —observó mientras hacía algo de memoria—De hecho, aún lo creo, Yugi parece el tipo de chico que sería muy meloso con su novio —comentó con casualidad. Ambos chicos lo miraron, el de ojos rojos levantó los hombros—. Digo, creo que no tendría problemas en andar agarrado de la mano con Atem a todas partes si pudiera. O si tuvieran que separarse, le diría siempre a donde va. Creo al menos.

Yuto suspiró.

—Y no hace ni lo uno ni lo otro... —alzó una ceja Yuri—Vaya cosa. Adivinar es difícil. Lástima que no haya ningún método mágico para saberlo... —su mirada seguía en Yuto, pero este apenas prestó atención.

—No, no la hay —se alzó de hombros—. No hay mucho sobre el amor en mi libro de hechizos o siquiera en los otros que he investigado, ¿sabes? —dijo algo pensativo. Casi repelente a una idea en su mente—No creo que las hadas hayan querido investigar mucho sobre algo que, bueno, mágicamente se da en las historias de todos estos príncipes —se dio una pausa—. Y no creo que la experiencia de mi madre con el amor contribuya a eso.

—Ugh, lo mismo por este lado —dijo Yuri volviendo a concentrarse en su belleza—. En cualquier caso, creo que puedo averiguar algo de eso. Sería nuestra única opción. O eso, o que te transformaras en Atem para entrar a la Coronación.

—Oh, vaya cosa. Aunque sigo sin entender, el mismo Atem dijo que Yugi iba a ir con su novia —les recordó Yuya. Yuri negó suavemente—. Él lo dijo muy claro, "NOVIA" —miró a ambos abriendo un poco sus ojos—, digo eso tiene que significar algo. Además, ¿no vieron cómo se puso él al hablar? Creo que estaba bastante tenso.

—Ninguna seguridad es demasiada —suspiró Yuto—. Cuento contigo para eso Yuri.

—Eso solo puede significar una cosa, tiene que parecer que se van acercando lentamente —sonríe brevemente—como un romance en toda regla, vamos. Y que sepas que lo de Kaito está casi resuelto —levantó su mentón con orgullo. Yuya sonrió suavemente—. Ya lo atrapé con las manos en la masa, no nos volverá a seguir si ha pasado lo que creo que ha pasado. No te tienes porque preocupar de que él se aparezca de repente y parezca otro de nuestros... "malvados planes".

—Bien —sonrió Yuya—, un problema menos, vamos avanzando —celebró. Yuto asintió, un poco más relajado y si demasiadas preocupaciones.

—¿Puedo pedirte otro favor, Yuri? —preguntó Yuto. El otro soltó una risita sin querer.

—A este paso voy a terminar haciendo todo —se permitió sonreírle un poco más, solo porque le hacía gracia la expresión ligeramente consternada de Yuto—, pero puedo hacerlo. Yo puedo hacerlo todo —dijo con cierta gracia—. No me importa si al final puedo quedarme con quien yo quiera de los príncipes, ¿no?

—Claro —Yuto consintió y sacó su libro de la manga de su brazo derecho con un hechizo. Yuya lo miraba fascinado, sin haberse acostumbrado a esa acción aún—. Necesito que me consigas un último ingrediente de esta pócima de amor —abrió su libro para leer con claridad las palabras exactas—. Necesito varias "lágrimas de dolor", de dolor sentimental, no físico —dijo él. Yuri había alzado una ceja algo—, lo dice en las notas de mi madre.

—¿Dolor? ¿Qué tiene que ver eso con el amor? —preguntó Yuri algo extrañado.

—Que el amor duele —dijo Yuya con cierta mueca en su cara—, duele cuando no funciona o cuando se termina. Digo, parece que es dulce del todo, pero no lo es siempre.

—Oh vaya —Yuri lo estaba mirando fijamente—, eso es realmente profundo—se quedó un momento callado y alzó un poco los hombros—. Y supongo que tiene sentido. Aunque me pregunto porque dolor en específico.

—El resto de los ingredientes son para hacer galletas —dijo Yuto mientras se alzaba de hombros—, ¿para hacer un contraste quizá?

—¿Galletas? —preguntó Yuri extrañado—¿Cómo las del desayuno?

—¿Cómo las que no puedo dejar de comer porque son deliciosas? —preguntó Yuya. Yuto asintió—Vaya, ya no usan frutas para engañar a las personas. ¿Cómo lo descubriste?

—¿Internet? —dijo sin sonar muy seguro—Y algo de ayuda de Kaito, supongo.

—¿Le preguntaste a Kaito? —dijo Yuri algo sorprendido—¿Por qué se te ha ocurrido preguntarle a él?

—¿Por qué nosotros tenemos una dieta basada en pescado con sal y a veces pan, y creo que si le preguntamos a un chico por ingredientes que no conocemos creo que lo tomará como curiosidad antes que otra cosa? —tenía una ceja alzada—. Además, ahora sé que podemos usar la cocina a cualquier hora después de las 8:30 pm si dejamos todo limpio y organizado.

—Veo que también puedes hacer cosas por tu cuenta —Yuri se puso una mano en la mejilla a manera de aburrimiento—, eso es fantástico.

—En cualquier caso, necesito las lágrimas, al menos dos o tres —pidió Yuto. De repente, este arrugó sus cejas—. Creo que tengo un vial en alguna parte —se dirigió a alguna de todas sus cosas y se puso a buscar.

—¿Cuantas de esas pociones piensas hacer? ¿Las suficientes para que todo te amenos y hagas un harem? —Yuto negó con la cabeza y siguió buscando.

—Necesito hacer una o dos pruebas antes —Yuto se tomaba sus búsquedas con calma. Yuya tragó sábila—, además la del desamor también tiene las usa —ambos chicos se quedan mirando al de ojos grises con intriga—. Lo necesito para las pruebas. No es como si me importara si Yugi sigue o no enamorado de mi cuando los villanos volvamos a dominar al mundo. Además, no necesito ayuda para hacer un harem.

—Oh, ya veo —dijo Yuri mientras se levantaba. Yuto seguía rebuscando entre sus cosas. Yuya los miró atentamente mientras el de ojos fucsias metía una de sus delicadas manos en las cosas de Yuto y sacaba el dichoso vial. Después lo golpeó cerca a la nuca—. Ciego.

De Vil soltó una risa suave detrás de ellos.

—Como digas —se incorporó. Yuri entonces abrió camino hacia afuera de la habitación.

—Y eso es todo por mis servicios el día de hoy —giró su mano mientras salía de la habitación—. Que les vaya mal y que alguien les envenene su comida —Yuya negó suavemente—. Oh, hola cabeza de coco —el de ojos rojos se tensó suavemente y se asustó aún más cuando fue vio a Yugo asomándose por la puerta.

—¿Otra reunión sin mí? —Yuto alzó una ceja.

—¿Quieres que te ponga al corriente? —preguntó cruzándose de brazos. Yugo bufó suavemente y se acarició uno de sus hombros.

—¿Algo que su majestad quiera que haga? —preguntó de vuelta. Yuya solo miraba las cosas, expectante.

—Solo no interferir con nada —Yugo pareció dar una pequeña mueca a manera de sonrisa.

—Bien —le dirigió una mirada a Yuya—, más te vale no faltar mañana —este asintió apenas. El de ojos esmeraldas se retiró del lugar sin mucho problema. El de ojos rojos suspiró y el hijo de Maléfica lo miró con cierta curiosidad.

—Pensé que ha te había hartado —Yuya soltó una risa ante ello—y que seguías yendo solo para que no te supieran en algún otro taller inútil.

—Lo hago —negó suavemente—, no sé porque Yugo confía en mí. No hago nada, solo estoy allí para pasar el rato. Aunque eso es mejor que Fotografía —lo miró. Yuto se alzó de hombros.

—No me pone atención la profesora, puedo quedarme en la biblioteca buscando libros de fotos para "inspirarme" —sonrió un poco ladino—. Tu en cambio pareces hacer bien de saco de arena.

—Ugh, si, al menos para eso soy bueno —se alzó de hombros. Yuto arrugó un poco los ojos.

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Por alguna razón, Yuri tenía la corazonada de que si iba a cine a ver alguna de esas películas con drama barato iba a encontrarse con varias hijas de princesas que llorarían cuando se estuviera en el clímax. Solo lo pensaba, perdería el tiempo si se apresuraba a ir. Así que durante el día siguiente se dedicó a escuchar por todas partes. Buscó por cielo y tierra algún grupo de chicas que fuera a ir a cine, el que les quedaba como a 10 km. Iría en alguno de esos buces que había o en el peor de los casos caminando, ese no era problema. El problema real por el que no podía alcanzar su objetivo ese viernes cualquiera era Kaito. Quien no contento con seguirle durante todo el recreo, saltándose sus comidas, también lo miraba durante clases.

No era como si le incomodara. Le gustaba atraer miradas después de todo, pero maldita sea. Tenía que ser justo el día en el que tenía que hacer algo sin ser tan visible y en el que iba a tener una actitud sospechosa. Durante toda la primera parte del día hizo su magia de desaparecer, pero al ser ese instituto demasiado pequeño, era solo cuestión de varios minutos para que Kaito lo volviera a encontrar. Tras tres intentos se puso a pensar y analizar la posible relación de todo ello. No se había despegado de él en todo el día, así que no estaba con los demás tampoco. Preguntó de manera despreocupada a Yuto y a Yugo si habían visto a alguien seguirle en el día, a lo que ambos habían respondido negativamente. Yuya había sido el mismo caso, solo que más tarde. Yuri y los demás se extrañaron. Y, curiosamente, el único que dio una idea que podría de verdad estar pasando fue el de ojos rojos. Sus palabras literales fueron:

—Con esa actitud casi parece que se ha enamorado de ti.

Por su puesto, Yuya solo había dicho lo que le parecía. Ni él, ni ninguno de los otros de verdad creyeron en que en serio el hijo de uno de los enanos se hubiera enamorado de Yuri. Eran únicamente lo que creían en base a su actitud. Era muy poco tiempo para algo como eso y demás estaban casi todos seguros de que Kaito no veía con esa clase de ojos al hijo de la Reina Malvada. Sin embargo, entra más lo pensaba Yuri, más empezaba a creer en esa posibilidad. Absurda y apresurada, pero era una posibilidad, al fin y al cabo. Para comprobarlo, hizo algo muy sencillo, se acercó a hablarle, a evaluar lo que vería.

—Hey —saludó casi amistosamente. Kaito levantó la mirada de su merienda. Yuri se había acercado sin que lo hubiera notado, estaba ahora justo en frente suyo, cuando hacer solo unos momentos estaba un par de mesas alejado—, ¿te acuerdas de la oferta que te hice de aprender a seguir a alguien? —se sentó sin permiso en frente de él. Kaito arrugó su cara—Claro que sí te acuerdas, ¿cómo ibas a olvidar algo que yo te he dicho?

Kaito miró con confusión al de ojos fucsias. Apenas pudo formular una respuesta con sentido en su mente.

—Me acuerdo, pero ¿qué es lo que quieres con eso? —Yuri se permitió sonreír ampliamente durante un momento y luego se corrigió bruscamente.

—Que te daré las lecciones a partir de hoy, porque te noto a cada paso que doy —suspiró de manera dramática—. Aunque lo has intentado, pero eres demasiado intenso y eso no te ayuda en nada, ¿sabes?

—Yuri, yo no... —el aludido lo chitó con suavidad y le puso un dedo en los labios—¿Qué...?

—No hace falta que me digas nada, lo he notado todo el día y pienso que podrías hacer las cosas un poco mejor —volvió a su asiento y puso sobre la mesa sus brazos cruzados. Kaito seguía con su expresión extrañada mirando al de ojos fucsias—. Empezando por que eres fácil de detectar, lo sabes, ¿no?

—Yuri, yo no he tenido... en ningún momento... —vaciló ante la mirada de Yuri. Estaba atento a él, demasiado atento. No se permitió ponerse nervioso y volvió a pronunciar las palabras con mucha decisión—Creo que ya habíamos tenido esta conversación anteriormente.

—Oh, tu memoria funciona de maravilla por lo que veo —apoyó su mentón en su mano y lo miró con interés—. Deberías saber entonces que ya sé porque me sigues, ¿no? —Kaito abrió la boca para responder, pero Yuri se le adelantó—Casi te diría que se me hace adorable que intentes seguirme con tus técnicas, pero la verdad es que dudo que adorable sea una palabra que debería usar en ti.

—Yuri, en algún punto tienes que comprender que no todo lo que crees verdad, es verdad —el aludido formó una pequeña "o" con sus labios—. Creo que estás mirando las cosas del lado equivocado.

—¿Así como muchos de tus compañeros creen que somos malos? —preguntó. Kaito arrugó el rostro de nuevo, desvió la mirada un instante y se vio interrumpido una vez más—Porque no veo que ninguno de ellos cambie su opinión respecto a nosotros, ¿por qué debería hacerlo yo?

—Eso no tiene nada que ver con lo que estamos hablando —Yuri hizo una pequeña mueca con la boca y respondió bajando ambas manos a la mesa.

—Oh, ya veo, en cualquier caso —Kaito no entendía bien lo que estaba pasando o que es lo que quería Yuri. No estaba seguro de donde era el lugar al que el hijo de villano quería llegar—. ¿Tú no piensas eso? Que somos malos y que vamos a hacer algo malo en nombre de nuestros padres, ¿no?

Kaito se quedó quieto un momento. No hizo amago de abrir la boca. Yuri estaba expectante, parecía algo que genuinamente quería saber.

—No.

Yuri lo miró con los ojos afilados un momento y después pareció relajarse un poco.

—No sé porque iba a pensar lo contrario —admitió—, ¿qué otra cosa ibas a pensar? Tanto observarnos tiene que haber hecho cierto efecto, ¿no? —Kaito no se movió en lo más mínimo. Yuri estaba queriendo saber algo de él, quizá agarrarlo desprevenido para confirmar algo. Solo que no entendía que. Yuri ya sabía y le restregaba en la cabeza que sabía lo de que lo estaba siguiendo, a todos ellos. No entendía, ¿ahora que más podría querer saber? —En fin, ya que te has asegurado de que no vamos a hacerte nada malo —el de ojos grises pareció quedarse en blanco—, creo que ya es hora de que, realmente te acerques a hablarnos, ¿no crees?

—Ah...

—Sí, bueno —Yuri bajó sus manos de la mesa y actuó con cierto aire de tristeza—, eso hacías, ¿no? Te asegurabas de que nosotros no fuéramos a hacerte daño si te acercabas. Ya comprobaste que no mordemos a no ser que nos muerdan primero, ya puedes... —al de ojos grises se le quedó la boca seca—acercarte como si fueras una persona normal, ¿no?

—Eh... sí —murmuró a falta de una mejor respuesta.

—Bien, ¿qué te parece si salimos hoy? —propuso animadamente—Yugo y Yuya estarán ocupados con eso del Tornei y Yuto no saldrá de la biblioteca hasta que el hada madrina lo saque a patadas, ¿quieres hacer algo después de clase? ¿Cómo ir a cine y eso? Porque, eso es lo que normalmente hacen aquí, ¿no?

—Bueno...

Hello! —saludó Dennis llegando de improvisto a la escena. A Yuri se le iluminaron los ojos al ver los cabellos anaranjados y rizos allí—¿Qué hacen?

—¡Dennis! —saludó Yuri con una sonrisa. No se molestó en corregirla, pues ni si se dio cuenta de que la tenía puesta—Estaba hablando con Kaito para que saliéramos juntos, a hacer algo. Supongo.

—¡Oh! Wonderful! —Yuya seguía sonriendo ante las palabras que decía el otro en inglés. Tenía un acento muy hermoso—Solo venía a preguntarte si ya habías...

—Claro —dijo con confianza, le interrumpió antes de que dijera algo fuera de lugar que le hiciera perder a Kaito la poca confianza que le tenía—, sabes que no me tardo demasiado — dijo mientras le pasaba una bolsa que traía consigo desde la mañana. Dennis le sonrió, le agarró una mano y la besó suavemente.

Thank you! —agradeció con una sonrisa—Me tengo que retirar por ahora, pero nos veremos en clase, ¿verdad?

—Claro —dijo risueño. Dennis se fue despidiéndose también de Kaito, quién veía todo con un ojo analítico—. ¿En qué estábamos?

—¿Qué le diste? —volvió sus ojos hacia él.

—Oh, nada —dijo restándole importancia—. ¿Por qué? —preguntó sonriendo y después, solo para medirle el aceite, agregó: —¿Celos?

—No.

—Seguro...

Pero Kaito pareció tomarse el tema con calma. O al menos, más de la que Yuri se esperaba.

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Horas después de ir al cine, solo, Yuri le entregó el vial a Yuto lleno de las dichosas lágrimas. Era tarde, casi las 9 de la noche, había ido a ver una historia de las largas. No se esperó que durase 3 horas, pero al menos valió la pena. Parecía algo aburrido y no muy complacido como muchas cosas. Pero de todas maneras intentó poner su actitud de siempre al entregar y se fue a dormir. Yugo y Yuya habían vuelto hacía unas pocas horas y ahora ambos estaban durmiendo plácidamente en las camas así que no hacían mucho ruido. Apenas tocó sus suaves sábanas, el de ojos fucsias se durmió profundamente.

No obstante, Yuto no se dio esos lujos. El bajó hasta la cocina intentando no hacer demasiado ruido. Encendió las luces y suspiró suavemente al ver el lugar. Estaba limpio y organizado, intentó memorizarlo, pues ese sería el aspecto que intentaría replicar. Después empezó a sacar todos los ingredientes que le pedía vio que realmente no entendía lo que el libro le estaba explicando. Quizá Yuri fuese mejor para cocinar esto, pero no iba a despertar a su majestad, después de la cara que le había hecho y el desprecio que le demostró al entregarle esos viales sintió que no era opción.

Lejos de rendirse, recordó que había visto un par de libros de cocina a la vista al entrar en ella. Así que se agarró un par y buscó la misma palabra en ellos. Al menos la primera, "Galletas" resultó ser, de hecho, muy común y la encontró en casi todos. Le pareció tedioso el hecho de que tuviera que hacer tanto por una simple receta, pero tampoco se iba devolver. Empezó a revisarlas todas y a decidirse por cual elegir para sus propósitos.

Cuando se dio cuenta, había gastado casi todo su tiempo en decidir cual usar. Bufó, a pesar de encontrar la adecuada para seguir. Era la que mejor se acomodaba los ingredientes que le había dado su madre y la que mejor entendía. Así que agarró sus cosas y empezó a seguir las instrucciones de ese libro. Todo lo demás fue casi mecánico. Batió, arregló, agregó y volvió a batir. No fue nada del otro mundo. O al menos eso parecía. No le gustaba hacer todo eso, pero suponía que no todo en ser villano era divertido. Al menos hacer las pruebas con Yuya iba a ser divertido.

No podía esperar a ver la cara que pondría cuando se lo anunciara.

—¡Ah! —gritó una voz detrás suya de la nada. Lo sacó de su ensoñación de golpe. Yuto se volvió hacia donde había escuchado el sonido y era una chica. Tenía cabellos color morado y ojos fucsias. Pareció momentáneamente asustada de su presencia y luego se calmó. O se hizo calmar a sí misma—¡B-Buenas noches!

Yuto chasqueó la lengua. Allí iban sus esfuerzos.

—Hola —dijo de mala gana. Ocultó los viales en el interior de su chaqueta. La receta decía algo de dejar la masa reposar. Bien, pues allí tenía su reposo.

Yuto tuvo que agarrar otro libro de cocina y ponerse a buscar la receta para lo del desamor. Esta vez eran pastelitos o cupcakes. Como sea que se le llamaran. Tomó algo de aire, no recordaba con exactitud lo que le pedía le libro, pero supuso que no tendría por qué ser tan diferentes a esa receta. No le gustaba eso, pero al menos no era su harina la que se estaba gastando.

—¡Santas hadas! —exclamó de la nada la chica. Yuto, en un inicio no quiso ver que ocurría, de hecho, se había convencido de que olvidarla era la mejor opción de todas, pero el grito fue tan repentido y cercano que tuvo que voltearse a ver qué ocurría. Solo era ella, mientras intentaba detener la leche que se estaba esparciendo por la mesa de trabajo en la que tenía Yuto todas sus cosas. Su reacción natural hubiera sido enojarse o bufar, pero, al igual que con la harina, esas no eran sus cosas. Levantó su masa y la puso dentro del bol una vez más. La chica buscaba desesperadamente un trapo de cocina para intentar limpiarlo todo, Yuto miró al cielo y agarró uno que tenía cerca y lo puso sobre su desastre—Oh, gracias... —pareció retractarse un poco de eso. Yuto pareció restarle importancia y volvió a su libro—Lo siento...

Yuto le dirigió sus ojos un momento y después intentó aplicar alguna de las cosas que había aprendido de su clase de Bondad.

—No pasa nada —dijo mientras pasaba página en el libro y volvía a leer. Le había pasado lo mismo con lo de las galletas, pero esto parecía un poco más sencillo.

—Estás... ¿haciendo galletas? —preguntó. Yuto no quiso darle más atención, sobre todo porque no debía de ser su asunto, pero se encontró a sí mismo respondiendo. Quizá así dejaría de prestarle atención.

—Sí —dijo con simpleza. La chica seguía arreglando el desastre que había hecho, pareció morderse los interiores de las mejillas. Como si se estuviera arrepintiendo de algo. Yuto ni siquiera la estaba mirando, no era como si le importara demasiado.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó ella con cierta prisa. Sus palabras salieron de sus labios antes de que pudiera evitarlo. Yuto parpadeó y después miró hacia el frente, como si hubiera escuchado mal—Verás, a mí me gusta hacer pastelería y creo que quizá tienes un par de... problemas —su voz se fue apagando al ver la mirada fría de Yuto sobre ella. Sonrió un poco para intentar aligerar el ambiente, pero el de ojos grises no ayudó—. O no... —se machacó las mejillas y volvió a mirar al desastre que había hecho por servirse un vaso de leche—Es solo que nunca he conocido a nadie que quiera también hacer pastelería a estas horas de la noche, pensé que quizá...

—¡Ruri! —gritó una tercera voz. Yuto pareció fastidiarse un poco más por eso, pero no dijo nada. Simplemente vio como otra chica, de ojos miel y cabellos menta se aparecía en la escena—Ruri, Serena quiere... —pareció sorprenderse de ver al hijo de Maléfica en la cocina—Tú —dijo viendo a Yuto allí. Este alzó una ceja—, ¿qué haces tú aquí?

—¿Cocinar? —dijo con cierto escepticismo—¿Qué más iba a hacer en una cocina?

—Rin —la llamó Ruri con cierta pena. Le dedicó una mirada de disculpa al hijo de Maléfica—, Rin tranquila, solo estábamos hablando. No pasa nada.

Yuto suspiró simplemente y volvió a sus cosas, empezó a acomodar sus cosas preparándose para hacer Cupcakes.

—¿Qué tramas? —preguntó Rin a Yuto mientras se acercaba. El de ojos grises se preguntó su sería pariente del hada madrina, porque tenían un modo de actuar muy parecido. Pareció que Ruri dijo algo con la mirada, pues la que estaba hablando insistió—No es normal que cocines cosas de pastelería a estas horas de la noche. Debes de estar planeando algo.

—Rin —Ruri intentó apaciguar un poco las cosas. A Yuto, en otro momento, le hubiera gustado mirar como su presencia alteraba a las otras personas. Pero en este caso era totalmente insufrible. Quería hacer algo—. Rin, yo también hago estas cosas, no pasa nada con que lo haga.

—Pero él... —la otra negó y la empujó disimuladamente hacia la otra habitación.

—Decías algo sobre Serena cuando llegaste, ¿qué era? —Yuto ignoró lo que sea que estuviera pasando. Sabía que dedicarle más atención de la que debería le había perder el tiempo.

—Pero, Ruri, es el hijo de Maléfica —discutió Rin con su gemela a susurros—, no podemos creer que...

—Rin —la tranquilizó sonriendo—, Rin no pasa nada, no estaba haciendo nada malo, ven, vamos con Serena que de seguro nos está esperando.

La conversación posiblemente siguió, pero Yuto ya no la escuchó. No le interesaba en lo más mínimo lo que pensara de él o como pensara de él. Lo único que interesaba, era que ahora ya tenía una idea de cómo hacer los dichosos cupcakes.

Y que tenía que terminar de arreglar un desastre que no era suyo. 

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Después de 84 años, al fin me digno a hacer algo por mi vida y traerles un capítulo qwq, no me maten por favor, que no tengo hijos, pero si madre y familia ALV.

En cualquier caso, culpo a mi adicción por Karmaland! si alguien me entiendes, por favor reportese uvu. Solo tengo dos cosas más que decir respecto al tema: 1. Ese no es mi alcalde! 2.Luzuplay is my new religion -w-.

Nos vemos, esta vez más pronto que tarde, besos.

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