III: Violence

— ¿En serio están aquí? —preguntó algo sorprendido el mayor del grupo cuando sus amigos contestaron la pregunta anterior.

— ¿Por qué creen que Jaemin no está aquí? Es su turno de quedarse en la habitación —explicó Jaehyun dando un mordisco a una de las galletas que había hecho Kun—. No podemos alejarnos mucho de ellos o terminarán electrocutados.

Lo dijo con demasiada simpleza como si todos supieran de lo que hablaba, casi siempre decía cosas como si todos supieran a lo que se refería para que su hermana tuviera que intervenir y explicarlo, como las veces que se ponía a explicar y hablar demasiado rápido logrando que nadie le entendiera para que su traductor, Minji, dijera que era exactamente lo que había dicho.

Confundidos los chicos miraron a la chica en busca de una buena o más bien siquiera una explicación.

—Esos brazaletes y mi collar están conectados a unas muñequeras que ellos tienen —dijo sacudiendo las migajas de su falda—. Ellos no pueden salir del radio de 100 metros o les darán descargas eléctricas. Y como aún ningún otro estudiante sabe que ellos están aquí, no pueden salir de sus habitaciones lo que obliga al menos a uno de nosotros a quedarse en nuestra habitación. 

Lucía tan tranquila diciendo todo eso que los chicos de inmediato supieron que solo estaba actuando, la verdadera Minji lo habría dicho con mucha indignación y desagrado. O tal vez solo estaba madurando.

Pero cuando escucharon decir que nadie debía saber aún que estaban ahí pero en cambio ellos si estaban enterados los hizo sentirse levemente superiores a los demás al poder saber cosas que ellos no. Sonaría mal pero solo lo tomaban en son de broma diciendo que solo son sus amigos para estar enterados de las noticias jugosas de la Capital y del Instituto, cuando los demás aún no lo sabían o cuando ni siquiera se enteraban, solo que detrás de los juegos se lo toman bastante en serio manteniendo una gran discreción sobre lo que hablan.

No es extraño que cada vez que alguien fuera de su grupo se acerque a ellos cuando están hablando, todos se queden mudos a la vez.

—Renjunie, ¿por qué ustedes no van con Jaemin? —"sugirió" Ten sonriendo ampliamente al chico haciendo que el nombrado frunciera el ceño. Al igual que los otros menores, odiaba cuando lo trataban como bebé—. No creo que les guste estar solo.

—Cierto, vayan —les habló  Jaehyun mirando a Chenle, Jaeno y YangYang—. Debe estar muy triste.

— ¿Por qué se supone que debemos irnos? —se quejó Chenle saliendo de la banca al igual que los otros tres.

—Hablaremos de cosas de grandes —dijo Kun riendo con los demás viendo como los más chicos se iban murmurando, seguramente malas palabras sobre ellos.

Revisando que en los alrededores no hubiese nadie Yuta y Jaehyun se subieron a la mesa sentándose entre los vasos de refresco obligando a algunos a tomar sus bolsas de snacks.

Ellos habían usado esa vaga razón como una excusa pues en realidad no querían que Jaemin estuviera solo en su habitación sabiendo lo mucho que este suele hablar volviéndose loco cuando no tiene nadie con quien hacerlo. Pero uno de ellos no lo sabía.

—Hyung, ¿yo también tengo que irme? —preguntó haciendo un ademan de ponerse de pie haciendo que los chicos rieran por su medio falsa inocencia.

—Ya eres mayor de edad, Hendery, puedes estar en nuestras charlas de adultos —bromeó Yuta sentándolo de nuevo empujando su hombro—. Ahora sí, ¿hay chicas?

Minji rodó los ojos golpeando su pierna con sus nudillos donde sabía que le causaría un calambre causando que él riera guiñándole el ojo, pero este pequeño acto no pasó desapercibido por el resto de los chicos quienes no perdían una oportunidad para molestarlos, sobre todo a la chica.

— ¿Celosa, MinMin? —se mofó su hermano quien comúnmente era el primero en burlarse de ella.

Inmediatamente volvió a girar sus ojos ignorando sus risas y demás, acto bastante infantil pero siempre ha sabido que suele alterarse con demasiada facilidad y sus amigos se divierten sacándola de sus casillas por lo que la mejor opción siempre es callar y dejar que lo olvidaran.

Ignorando la risa de su mellizo tomó la barra de chocolate dándole un mordisco preparada para una de las tantas conversaciones de chicos en las que no le apetecía estar, en momentos así se recriminaba no haberse ido con sus compañeras a pasear por la Capital. Hubiese sido más divertido.

—Hay solo dos, y no quisimos preguntar a nuestros padres el porqué de tantos chicos —dijo Jaehyun con una pequeña sonrisa viendo a su hermana frustrada—. Pero ambas son bastante lindas. Claro, ignorando el hecho que son villanas y nunca las vi hacer otra expresión que no fuera fastidio con todo lo que veían.

— ¿Cómo eran los chicos? —preguntó en una voz baja siendo la primera vez que Jungwoo hablaba desde que se habían sentado, pero esta pregunta causó que la mayoría de los chicos lo miraran fijamente. No les agradaba que hubiera cambiado su tema con las chicas.

—No dan miedo, Jungwoo, no te preocupes —intervino la chica atrayendo la mirada del menor la cual brillaba—. Solo lucen como Sicheng cuando trata de lucir malo.

Soltaron unas cuantas risas al ver la expresión de "enfado" del susodicho viendo fijamente a Minji reír de su broma, aunque ella en realidad solo trataba de tranquilizar al chico ya que probablemente si le preguntaba a alguno de los chicos abundarían las descripciones exageradas sobre monstruos imaginarios con colmillos y magia negra.

Normalmente los objetivos para los juegos y bromas dentro del grupo, al no ser los más jóvenes, acababan siendo Minji y él, no por crueldad ni nada sino que entre todos ellos eran quienes más divertido —a su parecer— reaccionaban al estar molestos cosa que no era bueno ya que cuando bromeaban estos se molestaban haciendo que ahora jugaran sobre eso y esto los molestaba más.

Luego estarían todos detrás de ellos tratando de que se contenten sabiendo que esa es su manera de demostrar amor entre estos, amor rudo.


— ¿Sigues molesta? —cuestionó debido al silencio que había reinado entre ellos desde que se levantaron de la mesa grupal cuando se terminó el tiempo de Jaemin y su hermana debía suplirlo en la habitación siendo seguida sin quererlo ni pedirlo por Yuta.

—En ningún momento estuve molesta —confesó con las manos entrelazadas en su espalda—, solo el troglodita de mi hermano dijo que lo estaba.

El chico, quien caminaba levemente detrás de ella, maquinaba pensando cómo podría contentarla sabiendo que no admitiría por nada del mundo la molestia que se le notaba a leguas. En un casi desesperado intento trató de tomar una de sus manos que llevaba sujetas pero cuando sintió el contacto con su mano la quitó con brusquedad cruzando sus brazos en su pecho causando que él solo pudiera reír y articular lo tierna que era. Si lo decía podría acabar muerto.

— ¿Acaso la gran Minji está celosa? —soltó riendo al llegar a la habitación de los hermanos a la cual había entrado cientos de veces con Jaehyun y los demás. Ella nunca lo había llevado ahí.

—En tus más dulces sueños, Nakamoto —dijo soltando una risa sarcástica abriendo sin más la puerta por donde, sin que les dijeran nada, los cinco chicos salieron despidiéndose ruidosamente de sus mayores—. ¿No piensas entrar?

Se había quedado por completo inmóvil en el marco de la puerta por lo que esta llamada lo hizo dar sigilosamente dos pasos dentro, solo para cerrar la puerta a su espalda y apoyarse en esta. Veía todo con lujo detalle como si fuera la primera vez que entraba, tratando de recordar cada detalle luego, pero su vista fue a dar en la chica que luego de dejar sus botas en el suelo, empezó a subir la escalera de madera para llegar a la litera de arriba.

Dato mental: la cama superior era la de Minji.

—Anoche no dormí muy bien por lo que intentaré dormir una siesta así que no sé porqué viniste —le anunció con un bostezo en medio—. Puedes irte o si quieres descansar puedes usar la cama de Jaehyun.

Por su altura alcanzaba a verla girando dando la espalda a él acomodándose para dormir, pero no quería dejarla sola, no con doce villanos a menos de 100 metros de distancia y ella indefensa y dormida.

Empezó a quitarse cada zapato dejándolo cuidadosamente junto a la puerta para caminar hasta la cama de su amigo para solamente recostarse, no podría dormir ni quería, solo la acompañaría mientras ella descansaba. Sabía muy bien lo poco que ella dormía al estudiar pasando a veces la noche entera en vela. Pero luego de cerrar los ojos pensando que Minji estaba dormida la escuchó llamarlo.

— ¿Te gusta alguien más en el Instituto? —preguntó con una voz susurrante sonando más débil de lo que había parecido nunca.

Ambos sabían que en algún momento tendrían que hablar sobre eso, cuando se dijo y aceptó la idea de tener ese tipo de relación nunca lo profundizaron lo que deberían haberlo hecho y en algún momento tendría que surgir el tema, no solo por las inseguridades de cualquiera de los dos sino por las insistentes preguntas de todos de sus compañeros quienes eran los únicos que estaban relativamente enterados sobre esto ya que de esto solo algunas de sus amigas lo sabían, el terror latente de que sus padres lo supieran era mucha presión.

—Tranquila, cariño, solamente te amo a ti —aseguró con una inconsciente sonrisa imaginándola sonrojada como siempre se ponía cuando esas palabras eran mencionadas, pero sabía de antemano que le diría la diferencia entre su pregunta y la respuesta—. Y tampoco me gusta nadie más, ni siquiera esas misteriosas villanas.

—Promete que si algún día eso sucede me lo contarás. —El tono de Minji iba subiendo más hacia el camino de súplica por lo que Yuta debía medir bastante bien sus siguientes palabras en una conversación que podría finalizar muy bien o muy mal.

—Minji, ¿sabes por qué, cuando te pedí salir, propuse una relación más abierta? —dijo pensando bien en la última palabra que dijo y esperó unos momentos una respuesta de su parte la cual sabía que no obtendría—. ¿Cuál crees que es la razón? Porque te diré que no es para salir con todas las chicas que yo quiera y contigo simultáneamente. Mi único objetivo es que en ningún momento te sientas atada a mi si llegaras a sentir algo más por alguien más, quiero que te sientas libre de poder experimentar cualquier sentimiento que tengas hacia cualquier otro chico o chica.

En ese momento vio como por el borde de la cama aparecía la pálida mano de la chica quien tenía los dedos lo más estirados posible y no lo pensó mucho antes de moverse hasta el final de la cama estirando también su mano para sujetarla.

Era mucho más fácil tener este tipo de conversación tan profunda si ninguno de los dos estaba viendo al otro, daba más rienda suelta a dejar salir fluidamente  todos sus sentimientos escondidos y muy bien guardados, pero se notaba que necesitaba algún tipo de contacto con aún vergüenza y sintiéndose incapacitada de poder verlo al rostro.

Sin embargo este pequeño acto le dio más seguridad a Yuta para seguir explicando.

—Sé que eres demasiado joven para tener que elegir con quien pasar el resto de tu vida —siguió dejando salir  todas las palabras por cuenta propia sin tener que calcularlo tanto, era más espontaneo—. Así que no me importaría si un día simplemente me dices que te gusta cualquier otra persona.

—Pero yo no quiero dejarte —soltó de la nada quejándose haciendo que su voz subiera varios tonos a la vez que apretaba el agarre en sus manos.

—Si a quien sea que ames no le importa, no tienes porque separarte de mí.

—No será así, si de verdad llego a gustarle a alguien deberá aceptarme contigo, a partir de ahora somos un combo —aseguró sacándole una carcajada al chico por lo serio que había hablado pero sonando como si hablara de comida rápida en vez de una pareja—. Deja de reírte, tonto.

—Eres demasiado graciosa —le dijo una vez que la chica había soltado su mano por lo que se reacomodó en el medio de la cama dando por terminada exitosamente la tan necesitada conversación—. Y ahora que conoce mis intensiones, señorita, debería descansar un poco.

El silencio volvió a reinar en la habitación lo que hizo que Yuta volviera a cerrar los ojos pensando que por fin podría estar tranquila para dormir ahora que todo había sido resuelto, pero escuchó como la cama de arriba se movía solo que se mantuvo con los ojos cerrados pensando que solo trataba de encontrar acomodo. Y unos segundos después sintió la cama hundirse a su lado haciéndolo sonreír cuando la chica se acostó a su lado recostando su cabeza sobre su pecho.

—Descansa, Yuta —susurró pasando su brazo por su abdomen abrazándolo más aún.

—Descansa, Minji.

Minji no podía sentir una paz más grande. Yuta no podía sentirse más feliz.

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