II: Effect

Era muy temprano para los jóvenes quienes ni siquiera para las clases estarían despiertos antes del amanecer, pero ahí estaban, los cuatro caminando detrás de sus padres y rodeados de varios guardias. Vestían formalmente como si se dirigieran a una reunión importante como las de sus padres, pero sin tanta elegancia al haberse vestido por su cuenta.

Lo único que se escuchaba, fuera de la conversación que llevaban los reyes, era el bostezo de Jaeno y los repiqueteos de los zapatos de su hermana mayor. Era muy normal este silencioso viaje ya que al menos los chicos estaban en un mayor porcentaje dormidos que despiertos.

—Espero que sean amables con sus invitados —comenzó a decir su padre sin voltear a verlos cuando las puertas de entrada se hicieron visibles—. Ellos se quedarán en el Ala D, ustedes los acompañarán a ubicarse y en la tarde habrá una reunión donde informaremos su llegada.

Minji estuvo a punto de dejar salir una frase en completa negación pero la mirada de reprimenda de su mellizo, quien parecía haber leído su mente, la llevó a morderse la lengua sin interrumpirlo aceptando con enojo su, a su parecer, despreciable labor.

—Los padres de los chicos ya lo saben, todos pensaron que es una gran idea —tomó la palabra la mujer a su lado dando una pequeña fugaz mirada hacia atrás. Claro que pensaron eso, cualquier cosa que los grandes reyes pensaran sería una increíble idea—. Ellos llegarán la noche antes de la graduación.

Cuando cruzaron las puertas de cristal el ambiente cambió drásticamente, el aire controlado dejó de ser confortable y se volvió nada más que viento helado ya que el sol ni siquiera había salido aún. Las dos mujeres de la familia al mismo tiempo entrecruzaron sus brazos al tener vestidos sin manga, solo que únicamente Cenicienta recibió el saco de su esposo por sobre sus hombros mientras que la princesa recibía un abrazo de parte de Jaemin quien frotó sus brazos sin decir nada recibiendo un agradecimiento en voz baja de esta.

Estando todos justo frente al lugar de parada de los vehículos llegó con dos hombres a sus costados la asistente principal de sus padres, la "tierna" Hada Madrina.

¿Por qué razón tantos guardias para todos?

—Hace cinco minutos Siwon envió un reporte diciendo que habían cruzado los límites de la capital, deben llegar en cualquier momento.

Los menores miraron a sus hermanos al vislumbrar que sus expresiones somnolientas habían mutado a unas un tanto más entusiasmadas. Sabían que era por ese nombre, pero sin importar cuánto pensaran no recordaban de donde lo habían escuchado.   

Mientras la madre de algunos de sus amigos seguía hablando con sus padres, ellos solo podían pensar en Siwon a quien después de varios años verían de nuevo, él había sido su primer instructor de Defensa y Batalla, como es llamada para los principiantes, pero cuando se inauguró el nuevo centro donde instruían a los villanos él fue la primera opción para entrenar a estos jóvenes por lo que no volvieron a verlo más.

Sería bueno verlo de nuevo.

—Minji, cariño, ¿Dónde está tu collar? —Ante la pregunta de su madre la chica giró alarmada viendo a su hermano quien con solo un movimiento la alivió de inmediato, este llevó una de sus manos a su bolsillo rebuscando dentro de este sacando la prenda que desde la noche anterior tenía guardada.

El acto de ponerse ese pequeño collar sería tan insignificante para cualquier persona pero para ella era algo más importante, esto significaría encadenarse por completo a ser capaz de lastimar a alguien que, aunque despreciaba, no quería ver sufrir físicamente por su culpa. No quería tener una responsabilidad de ese tipo.

No fue capaz de ponérselo, tal vez por el frío sus brazos se negaron a moverse y fue Jaehyun quien se colocó detrás de ella rodeando su cuello con el collar que quedaba justo a su medida, no apretada pero no colgaba ni un poco. 

Casi repasando una lista mental ahora el padre comenzó a preguntarles cosas a sus hijos como si entendían su responsabilidad y preguntando sobre sus telecomunicadores ya que con estos "controlarían" los sensores de descargas, palabra repudiada por sus hijos. Estos aparatos no eran más que una copia de los normales teléfonos que todos los estudiantes tenían prohibido tener pues serían, según un acuerdo firmado por todos los padres: Una distracción innecesaria para nuestros hijos, los cuales no deberían enfocarse en nada más que sus estudios. Con estos podías solo hacer cosas como tener un horario de clases, recordatorio de tus actividades y comunicarte únicamente con el instructor encargado de tu sección.

Claro que todos los estudiantes, princesas y príncipes no eran tan obedientes y perfectos como todos los veían aparentar. No fue tan difícil que Yoongi y Jihyo, usando la tarjeta de acceso de su madre, salieran hasta el mercado y consiguieran celulares para casi todos los chicos, los cuales mantenían celosamente escondidos de casi cualquier adulto.

Mientras más intentas controlar a alguien, más rebelde lo vuelves.

—Ahí vienen —dijo la mujer más baja haciendo que los chicos voltearan todos a la vez como un grupo de suricatos hacia el gran portón de hierro que daba entrada al Instituto viendo como se abría lentamente para dar paso a un autobús similar a los de las escuelas normales pero este era gris y algo sombrío. Parecía de prisión.

—Sonrían y luzcan cordiales —ordenó con un tono que indicaba que ya su madre estaba sonriendo, pero por supuesto que lo único que logró es que sus cuatro hijos se enderezaran luciendo más intimidantes que amigables.

Todas las miradas estaban fijas en el vehículo que daba la vuelta a la imponente fuente, Minji sentía escalofríos sabiendo que de igual forma en que ellos los miraban, quienes estuvieran dentro también tendría la vista puesta en ellos.

—Que empiece la masacre —murmura la princesa para ella misma siendo escuchada únicamente por su mellizo quien instintivamente se había colocado más cerca de ella.

Todo sucedía como en cámara lenta para ellos, cuando el bus se detuvo a unos metros de ellos todo pareció detenerse mientras por diferentes razones esperaban que la puerta se abriera y lo hizo realmente más rápido de lo que esperaban causando que los mellizos sonrieran por inercia.

Cuando la puerta mecánica se deslizó hacia un lado por los escalones bajó un muy sonriente Siwon.

—Wow, cuanto crecieron los principitos malcriados —fue lo primero que dijo cuando tuvo ambos pies en el suelo.

Jaehyun no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver que la personalidad de su instructor no había cambiado ni un poco. En vez de inclinarse frente a sus jefes él primero tenía que bromear sobre sus antiguos estudiantes, muy típico de él.

Sin embargo solo bastó que la reina preguntara sobre el viaje  para que la alegría de los chicos se esfumara en un santiamén al recordar la realidad. Los cuatro pares de ojos fueron al mismo tiempo al vehículo gris.

— ¡Todos abajo! —gritó para que todos dentro lo escucharan.

El corazón de Minji latía demasiado rápido, definitivamente una noche no había sido suficiente para mentalizarse a estar a menos de diez metros de ellos. Pero este en vez de ir a una velocidad exagerada pareció detenerse cuando el primer pie pisó el suelo bajo los escalones. No podía mirar hacia arriba por lo que se quedó mirando a ese punto contando cada par de zapatos. Diez pares de botas militares, dos pares de zapatos altos.

Entonces se recriminó mentalmente, ¿por qué razón no los miraba directamente a los ojos? Ellos no podían tener la autoridad de intimidarla.

—Bienvenidos al IIPED —anunció solemnemente el rey abriendo los brazos en una exagerada señal de bienvenida—. Es un placer tenerlos aquí.

Mientras Enrique daba su elaborado discurso (probablemente escrito por alguien más), entre los más jóvenes se debatía una silenciosa batalla donde, si las miradas que se daban hablaran, serían gritos donde obligaban al otro a bajar la cabeza aceptando que eran inferiores. Esta parecía una batalla entre dos grandes osos tratando de defender su territorio.

Pero los brillantes ojos de la princesa cayeron sobre el pelirojo quien por una pequeña distancia estaba frente al grupo, parecía ser el líder entre todos ellos.  ¿Serían un grupo compacto similar al suyo? Se preguntaba tratando de encontrar alguna señal que le dijera si entre ellos se llevaban bien o en esencia son malvados contra sus homónimos. Aunque esta pregunta se respondió sola cuando vio como uno de los chicos altos se acercaba al ya nombrado líder y, luego de susurrar algo en su oído ambos sonrieron algo sombríamente a la vez mirándola fijo.

Pudo escuchar claramente como un gruñido salía de la garganta de su hermano, él también los estaba viendo.

—Estos son nuestros hijos —dijo la dulce voz de su madre extendiendo la mano hacia ellos haciendo que por obligación dejaran sus seguros y cómodos lugares a dos metros de ellos para ponerse justo a su lado—. Son Jaehyun, Minji, Jaemin y Jaeno, ellos los llevarán a sus habitaciones y los ayudarán a establecerse. Si necesitan algo, díganle a ellos.

Un sonido de queja salió de Jaeno quien miraba con el ceño fruncido a su madre, quien ahora le daba una sutil y recriminatoria mirada a su supuesto hijo más tranquilo.


El viaje era completamente incomodo, la tensión del ambiente podía cortarse con un cuchillo de mesa. Ya habían pasado las alas principales habitadas por los estudiantes llegando a la D, la cual se encontraba completamente deshabitada al estar guardada para la siguiente generación del Instituto. Será increíble cuando la generación de Chenle dejara de ser los menores.

Podía escucharse el eco de todas las botas caminando a pasos desiguales debido a lo callado del pasillo que estaba por completo vacío.

—Oigan, consígannos algo de comer —una voz rompió el absoluto silencio del lugar—. Ese largo viaje nos dejó hambrientos.

— ¿Con quién crees que hablas? —Gruñó de repente Jaehyun girando y pasando entre sus amigos para encarar de lleno al grupo de villanos y al chico que lucía como el dueño de la voz pues era quien más sonriente estaba—. Te prohíbo siquiera hablarnos así.

Minji no tuvo que verlo demasiado para saber que lo mejor era que detuviera a su hermano, todo en su postura denotaba que estaba a punto de explotar; estaba erguido, resoplaba y sus músculos estaban muy tensos. La única vez que lo había visto así fue una vez que ella estaba luchando y uno de los chicos lanzó un golpe en su contra cuando la pelea ya había terminado. Jaehyun acabó golpeando a ese chico y lo envió a la enfermería.

Se puso junto a él pasando una mano sobre su abdomen preparada para detenerlo, o intentarlo, si se lanzaba contra ese chico aunque al ver la expresión de este quien lucía extremadamente  complacido al haberlo sacado de sus casillas. Ella tampoco quería dejar que se burlaran de ellos.

—Se los diré simple para que lo comprendan —empezó a decir mirándolos fijo a los ojos a la mayoría, no volvería a actuar intimidada—. Olviden todo lo que nuestros padres les dijeron, solamente los llevaremos a sus habitaciones e intentaremos no alejarnos tanto de ustedes para que no caigan al suelo por las descargas. ¿Lo entendieron o lo tengo que repetir para ustedes?

De nuevo reinó el silencio mientras el grupo más numeroso se mordían la lengua con la impotencia de no poder responder como les gustaría. Regla número uno, no se metan en discusiones o los devolveremos de inmediato.  

El líder de cabello rojo intenso salió de entre el grupo sujetando al chico alto por el brazo y con bastante gentileza lo alejó de Jaehyun colocándolo a su espalda y en cambio ahora él miró gélidamente al chico directo a los ojos. Es muy probable que cualquiera que pasara entre ellos terminaría calcinado por el fuego de la mirada que se daban.

—Nosotros no les hablaremos en lo absoluto, pero tú dile a tu hermanita que deje de hablarnos así —exigió sin siquiera mirarla—. No amenazaré a una chica por más tonta que sea.

—No te atrevas a decirle así a mi hermana —saltó Jaeno siendo sujetado como un perro rabioso por su mellizo quien tomó su muñeca y no lo dejó acercarse.

Rodando los ojos Jaehyun dio una vuelta dejándolo mirando solo a su espalda y solo con una palabra los hizo caminar los otros tres detrás suyo luego de que dieran una recriminatoria mirada de advertencia.

De repente once pares de ojos se encontraban sobre el chico frente a todos ellos quienes esperaban solo una señal de qué hacer. Bastante decepcionados quedaron cuando esté solo apretó el agarre en la correa de su bolso para seguir caminando, haciendo que de mala gana todos caminaran detrás suyo.

Claro que el castaño que había iniciado todo se ganó un buen golpe en la nuca cuando sus compañeros pasaron junto a él.


Aquí está por fin el segundo capítulo de la historia, espero que les haya gustado. 

Les tengo algunas preguntas: ¿qué opinan de la historia hasta el momento? ¿Qué personaje están ansiosas de que aparezca? ¿Quién creen que fue el chico que estuvo a punto de recibir un buen golpe del príncipe Jaehyun? Me gustaría interactuar con ustedes, así que cualquier comentarios, crítica constructiva o pregunta que tengan, no me molestaría en verlos en los comentarios o por mensaje.

¡Hasta la próxima lectura, amores!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top