EXTRA: EL PRIMER ENCUENTRO
LA SOLEDAD DE CLOY MCNAUGHTON
Lo que sentí importa. Pocos se detuvieron a preguntarme como me sentía. Creyeron que me sentía mal inventándose más cosas que algunas fueron ciertas y de las cuales nunca me preguntaron a antes de comentarlas.
Antes de ser amigo de Cloy mi estado social estaba en un punto medio, ella me dio popularidad aparte de que comencé a ser capitán del equipo de lacrosse al que pertenecí desde mi segundo año en el instituto. Popularidad porque ella fue de lo más comentado y digamos que también tuve culpa en eso. Por querer ser únicamente su amigo.
Charlie mostró su fastidio a ella y a todos les impresionó solo por ser más grande el problema de lo que ya era. Sí, ella me trajo problemas.
Inmensos.
Muchos.
Descomunales.
Y de cierto modo me gustaba.
Julio, 2018
En la escuela primaria algunos niños pidieron que se les enseñara a jugar lacrosse en vacaciones. El entrenador Miller ya me tenía en la mira por lo que me pidió colaboración, fue una oportunidad tan única que cancelé el viaje a Portugal con mis padres solo para sumar experiencia en mi historial.
También renuncié a tener a Zuki, Cooper, Paolo y Bel en casa, se debía de seguir quedando en casa de tía Marlene como petición de mis padres.
Charlie tampoco tenía que hacer así que decidió acompañarme y colaborar las tres semanas. La dinámica iba bien con los niños que eran receptivos e inteligentes y todos les enseñábamos cosas, la presencia de mis compañeros aflojó en la segunda semana y antes de la tercera en el fin de semana todos dijeron en casa de James que no irían.
—Las vacaciones son para levantarte tarde no atender a niños que se comen los mocos —comenzó Dick.
Se rieron y estuvieron de acuerdo.
—Entonces también tienes siete años porque te comes los mocos —le dijo James.
—¡Yo no me...!
No terminé de escuchar la protesta porque Mariana se me acercó para darme un beso en la mejilla bastante cerca del labio.
Al separarse un poco solo miraba a Roger que nos observaba enojado.
—Saltarían chispas si tuviera un encendedor cerca —comentó bajito riéndose.
Sobó mi cabello por debajo de la nuca despertando un cosquilleo estúpido. Incluso Tyler se dio cuenta y se rió ahogadamente de mí. Abrió los brazos para que ella lo saludarla, solo que no recibió un beso sugerente.
Según ella por lo que le había dicho él, Roger era inmune a sentimientos si de ellos se tratase. Con otros chicos sí se ponía celoso, por ejemplo conmigo. Lo bueno de todo ese asunto era que Mariana no me interesaba, me gustaba su amistad y personalidad. Toda amiga de Tyler la consideraba mía y aplicaba para las de Charlie igual.
Me puse al corriente de lo que los demás comentaban; todos estaban de acuerdo con Dick en no ir a dar clases de lacrosse, los únicos que si decían ir era Charlie, Tyler y Jerry que decía que no hacía nada en su casa.
—Son unos egoístas —les decía Charlie apuntándolos con los dedos.
Todos estábamos sentados en el mueble o suelo bebiendo, ellos, cerveza. Yo soda aunque no era mi preferida. Para esas reuniones a veces iban las porristas, por lo que había risitas femeninas por aquí y por allá escuchándose.
—Si no quieren ir, está bien. Pueden descansar —dije—. Podemos turnar la presencia los que quieran ir. Miller nunca habló de ser obligatorio.
Tyler y Mariana estaban un poco más allá investigando en internet los componentes que dictaban en la lata de cerveza, soda y refrescos. Riéndose y disfrutando de la compañía, me sentí feliz que pudieran hablar de todo y no tanto de Roger Guzmán. No estaba de acuerdo en que ella le diera celos a él, era tan hermosa que no merecía demostrarle a Roger que ya no sufría por él al verla con otros.
Debía de ver que mi amigo Tyler estaba enamorado de ella desde que comenzaron a conocerse más, justo después que Mariana vio a Roger en la cama con otra chica hacía unos meses.
No había visto a Tyler de ese modo. Nunca. Ni con ninguna chica antes, ni interesado en ninguna chica antes. Era del tipo que no le prestaba atención a chicas y romance de ese modo hasta que veía a alguna que le gustara. Prueba factible era con Mariana.
Lo cierto es que mi otro amigo Charlie nunca había tenido novia, pero sí mencionaba algún que otro comentario de chicas que le parecían lindas del instituto sin ser nada serio.
Y luego quedaba yo que nunca había tenido una relación formal, pero que ellos comprendían que me gustaba Chelsea Stone al mirarla.
Eran mis mejores amigos, Charlie desde el primer día de instituto que se burlaron de mí en la clase de inglés por saludar a la profesora en italiano. Me defendió de algunos que conocía de la secundaria y cuando al sonar el timbre me acerqué a agradecerle él me propuso ir a comer juntos. Lo hicimos todos los días hasta que me invitó a su casa, ese día nuestras madres se conocieron y se hicieron más amigas de lo que nosotras ya éramos.
Con Tyler fue diferente, me dio curiosidad el lacrosse en segundo año, a Charlie no hasta después, hice las pruebas y califiqué. Nadie del equipo me hablaba porque era muy amigable, pero él sí. Siempre me respondía los saludos aunque no profundizábamos hasta que yo un día le saqué conversación, lo invité a casa, él me ayudaba a practicar técnicas y así fuimos siendo amigos. Charlie al ver que me iba bien entró al equipo aunque prefería el futbol americano y descubrió que para el lacrosse era muy bueno.
Y años después fuimos un equipo sólido. Aunque fue siendo así ese último año de instituto. Y la amistad se desboronó a partes iguales.
Recibí una llamada de papá y salí a atenderla al jardín.
—Tu madre que visites a tu tía Marlene, no le des tanta responsabilidad con los perros. Nosotros estaremos antes de tu cumpleaños —me decía.
—Es una buena noticia. —Sonreí.
—Nunca nos perdemos tu cumpleaños.
Me despedí de él prometiendo que cuando llegara a casa llamaría a mamá ya que estaba en el baño para irse a una reunión con el cónsul.
Llegando a la sala estaban un grupo de chicas conversando que me miraron y se rieron llamándome por mi nombre. Se me aceleró al corazón a medida que me iba a acercando porque sabía que Chelsea Stone estaba junto a Sandy Foster y Nina López.
—Hola chicas —volví a saludarlas porque así era yo con las personas.
—Logan, las chicas queremos saber quién será el próximo capitán —me habló Sandy—. Creemos que Charlie, Gibson y tú.
Sonreí porque era un halago que me creyeran como un potencial para la capitanía.
—El entrenador lo decide. Estoy consciente que Gibson cumple el perfil.
Lo cierto era que él parecía el predilecto para ese puesto.
—Y tú también —agregó Nina—. Queremos que sea alguno de ustedes. Pero aquí entre nosotros, Gibson es muy creído, Charlie bastante seco y tú eres humilde y amigable.
—Todos califican, pero hay que basarse en el rendimiento —contrarió Chelsea de una forma tan justa y sensata que me encandiló un momento.
Era perfecta para mí. Desde aquella vez, la primera vez que la vi, su cabellera, su amabilidad al momento de interrumpir al entrenador Miller en el campo de lacrosse porque la profesora de deportes lo necesitaba. No pensé en más nadie que en ella al dormir. No pude sacármela de la cabeza cuando comencé a verla diariamente.
—Exacto, estoy de acuerdo también con eso —dijo Sandy—. Ustedes tres han hecho buenas jugadas y partidos aunque no entendamos bien lo del rendimiento.
Se rascó la cabeza pensativa mirando a sus amigas, luego se echaron a reír entre las tres como si fuera una broma privada. Yo también lo hice porque no dejaba de sonreír mirando alternativamente a Chelsea.
—Yo quiero que seas tú —dijo Nina—. Eres amigable y muy genial con todos. La gente te adora.
—Me siento halagado.
Tiré otra sonrisa y ellas sonrieron cautivadas... si es que así podría decirse. No había nada más que decir y me despedí con la mano de forma torpe.
—Hablamos al rato —dijo Sandy antes de girarse a comentar a lo bajini a sus amigas.
Ay, Chelsea Stone, eras un platónico que quería ser real.
Al volver a la sala todos discutían.
—¡No quiero ir! —gritaba Dick.
—¡Egoísta! —le devolvía Charlie.
—No hay un puto líder o capitán para que le hagamos caso —le decía James a Jerry.
—Tienes razón, pero si quieres ser capitán lo mejor es que asistas a todo lo que el entrenador pida.
—Soy su favorito y entiende que yo no puedo ir esta semana —decía Gibson.
—Favorito para cosas inútiles y el trabajo que no quiere hacer —le contestó Gabriel Queen—. Además de que Logan parece su favorito ahora.
—Oigan... debemos de...
—Cállate, que tú lo haces porque eres un chupamedias —se alteró Jimmy Rodríguez.
—Nadie está hablando contigo —salió a defenderme Charlie.
—Yo me voy a casa, ¿vienes? —me preguntó Tyler a mi lado junto a Mariana al levantarse.
—Tú lo haces porque es tu amigo —le gritaba James a Charlie.
—Mientras no seas capitán no calmes estas aguas —me aconsejó Mariana tomándome del brazo porque estaba a punto de intervenir.
—Porque no lo sea no quiere decir que no los trate de calmar —expliqué impaciente ante tantos gritos sin sentido—. Alguien debe de hacerlo.
De pronto se escuchó la voz aguda y en alto volumen de la cantante de la canción que se escuchaba. Todos quedamos medio sordos protestando para que le bajaran volumen.
—Parecen unos niñatos —se quejó Alexandra, la capitana de la escuadrilla de porristas—. Beban y dejen de pelear y descansen porque cuando el tirano llamado Charlie Fodds sea el capitán se harán encima.
Charlie le aplaudió y siguió la discusión y no hubo otra forma de callarlos. Convencí a mi amigo de irnos y en la puerta nos esperaban Mariana y Tyler.
—¿Nos esperan para despedirse? —les preguntó Charlie.
—Para llevarnos.
Sonrió con amplitud Mariana.
No era muy dado a conducir, pero me tocó buscar a Charlie y ahora llevar a Tyler a Mariana a su casa correspondiente. Charlie estuvo en silencio, imaginé que era por la discusión anterior.
—¿Por qué tomas otra ruta? —dejó su silencio ante la cuestión.
—Llevaré a Mariana primero.
—Vive más lejos.
—Es la única chica, sus padres la esperan por toque de queda.
Se cruzó de brazos y rodó los ojos.
—Que trato tan amable, no eres Tyler para tener ese gesto con ella —replicó.
—¿Qué quieres decir con eso? —Ella asomó su cabeza desde atrás para mirarlo a los ojos.
—Que Tyler te bajará entera la galaxia. Y las bragas.
Hubo una breve pausa hasta que el nombrado habló:
—No debes de pensar de esa forma de mí ni de Mariana. Estamos siendo amigos para que lo malinterpretes.
Sabía que Charlie replicaría por lo que me adelanté a hablar ante el gesto incómodo de Tyler.
—Hay relaciones amistosas que se llegan a confundir, por eso Charlie ha pensado que tienen algo —expliqué con una torpeza tremenda.
Mariana nos observaba divertida, no muy bien a Charlie.
—Amigo. —Ella palmeó el hombro a Charlie—. Búscate una novia.
—Lo que piense de su relación inconfundible no repercute en lo que crees que necesito.
—Exactamente amigo. Crees algo de nosotros y yo también de ti.
Alzó sus cejas repetidas veces creyéndose sabia. Era correcto lo que decía. Y se alejó hasta dejar la espalda en el asiento. Charlie resopló quedándose callado incluso luego de que dejé a la chica en su casa. Apenas y se despidió de Tyler al bajarse frente a la suya.
El lunes evidentemente nadie fue más que el fiel de Charlie, Tyler tuvo que irse unos días a Canadá y Jerry tuvo una intoxicación por ingerir picante. El entrenador se molestó un poco, le hice razonar que la falta de asistencia era porque todos tenían planes vacacionales además de que se habló de que no era de asistencia obligatoria.
La mañana comenzó algo receptiva y tranquila con los niños, no habían dado tanta guerra como días anteriores que los primeros minutos se distraían conversando. El profesor Díaz, un coordinador de estudiantes, nos preguntó si podíamos ayudarle con una dinámica perteneciente a detención vacacional.
No desconocía el término, era como un castigo impuesto a los estudiantes que estaban casi al borde de la expulsión por diversas razones, como mal comportamiento o notas bajísimas que ponían en riesgo el año escolar. Era la última oportunidad que le daba el instituto al estudiante.
Por eso ayudé al profesor a ubicar unas cajas en las gradas mientras me explicaba la dinámica y Charlie se quedaba con los niños. Según el profesor Díaz los chicos de detención estudiantil pintarían los casilleros de color verde y azul gracias a que el grupo de ecología infundiría el cuidado de las plantas y su plantación y el ahorro del agua por medio de dichos colores.
Tenía mucha curiosidad por saber quiénes estaban en detención vacacional, por lo que le pregunté y él apenas respondió que varios chicos que llevaban muchas materias suspendidas, habían cometido falta de respeto a la institución y bromas pesadas.
—Los chicos de este año son tremendos. Te advierto porque no voy a poder supervisarlos cuando lleguen hasta aquí, tengo una junta con otros coordinadores. Si pasa algo ¿me vas a avisar a la sala de profesores de la primera planta?
—Por supuesto.
Terminamos de organizar las cajas con implementos para pintar y él caminó hacia dentro. Miller mientras tanto estaba en su rutina diaria de hablar por celular por una hora y media aproximadamente con familia más que todo y conocidos. Me quedé con Charlie explicándoles a los niños algunos pases cuando noté que una chica venia a paso muy apresurado mirando a un lado y luego a otro hasta dar con las cajas.
Busqué en mi memoria quien era esa chica. Era imposible no haberla visto antes y no recordaba, emanaba atracción al no poderle quitar la mirada de encima. Era una equivocación quitarle la mirada, transmitía todo. No sé qué todo, solo que era atrapante su ser, su persona.
—Te la comes con la vista —murmuró Charlie a mi lado.
Apenas y registré lo que él me dijo mirándolo un milisegundo porque al otro segundo estaba de rodillas recogiendo algo. Lastimosamente no pude evitar mirarle el trasero.
Vaya.
Cuando se giró a mirarnos directamente, a quizás cinco metros de distancia quedé congelado. Si bien por educación debía apartar la vista, no pude. Era todo de ella que llamaba la atención, el cuerpo, el trasero, esa mirada de desafío en esos ojos colores... no distinguí.
—Hay tipas mejores que ella. Solo le ven lo bueno del cuerpo que yo no se lo encuentro. Es exagerado. Y realmente no saben que hay cosas malas en ellas. Todo —comentaba Charlie.
Yo seguía perdido mirándola captando a medias lo que mi amigo comentaba de ella. Le eché una mirada para preguntarle por qué la hostilidad y cuando sentí que ella nos volvía a mirar, muy mal, seguí detallándola recordando su nombre.
Cloy McNaughton.
Pocas veces la veía en clases y fuera de ellas. Por voces de otros sabía que era hermana de los mellizos Luz y Lucas, a ella sí la conocía por ser aprendiz en la escuadrilla de porristas e ir a los partidos de lacrosse, la que mas veía para ser sincero. A él menos veces que la misma Cloy, no tenía concepto de él. En cambio de Luz sí; chica lista, de su casa y amable. De Cloy; la palabra soledad como marca registrada. O estaba sola o con sus hermanos, nunca con otros chicos que mientras acompañada de sus hermanos fueran los de este.
Su intento de irse se pausó cuando llegaron otros chicos conversando animadamente con ella felicitándola de haber llegado en primer lugar.
—Creen que es buena y no lo es —bufó Charlie.
—¿A qué te refieres?
—No es buena chica. Es un peligro. No me parece atractiva.
Las razones de Charlie para algo siempre eran de ese modo, daba miles de contras o pros que no hilaban entre sí y los explicaba a detalle, por eso esperé una explicación que no llegó como esperaba.
—Se le nota en la cara que es mala. Y lo debe de ser. Son muchos rumores.
—Son rumores Charlie.
Él sabía que los rumores en su mayoría eran falsos, y a veces se los creía, otros no tanto. ¿Pero qué rumores esta vez sobre Cloy McNaughton tenía conocimiento? Quería saberlo. No siempre escuchaba de ella más que les parecía muy atractiva a los chicos del equipo y demás alumnos. A mí, llamativa.
Charlie movió sus labios, un gesto que solía hacer cuando no le agradaba algo o le disgustaba. Quien lo viera diría que tenía algo en concreto contra Cloy McNaughton, yo sabía que no lo era y que tal vez se había tomado muy personal algún rumor de la chica. Tal vez estaba actuando como Dick ante un chisme de pasillo.
Me espabilé al darme cuenta que debía acercarme a los chicos para darle instrucciones.
—Hola compañeros —saludé reconociendo a los demás, eran chicos. Creo que conocía a todos los que estudiaban allí—. El coordinador me pidió apoyo y como segunda dinámica grupal deben buscar la caja restante.
Ninguno de ellos mostró ánimo y justo cuando diría algo para animarlos, uno de ellos preguntó.
—¿Alguna pista?
—En las cajas. Luego de encontrarla deben desplazarse con las cajas en manos.
Todos se arrodillaron antes las cajas sacando los implementos, entonces en el afán escuché su voz. Severa, firme, distinta y lo suficientemente aguda para ser femenina.
—No hay mascarillas ni lentes para protegernos y... —tan pronto alguien la interrumpió y nos costó, a todos, un segundo de más mirar al que la interrumpió y preguntó:
—¿La pintura?
—Exacto —dije—. Deben de buscar por todo el instituto donde posiblemente están. Una pista: está en el interior de los pasillos.
Todos se dispersaron dentro, yo algo distraído por semejante presencia femenina delante de mí, caminé rápidamente hacia donde debía de estar la pintura, en el almacén.
Unos segundos después apareció ella.
—Rápida e inteligente —comenté cuando pasó a mi lado, su presencia era pesada y curiosa—. ¿Necesitas ayuda? —pregunté luego que tomó la bolsa.
—No —firme, dura, femenina y mujer.
Me sorprendí ante eso, su mirada fugaz directa. Me hizo falta un medio minuto para alcanzarla a hacia donde iba. Que no recibiera ayuda me sorprendía y ese tono también. Como era más caballero que Hilfiger me planté frente a ella intentando llevar la caja que también llevaba. No previsto ella fue ágil y no me la dejó fácil al esquivarme.
—Deberías de darme la caja. Estarás más cómoda—ofrecí.
—Me ves caminando sin dificultades. —La mirada que me echó fácilmente podría haberme tumbado dos metros lejos de ella.
—Debo ayudarte.
Se la quité rápidamente, ella tomó un extremo hacia su cuerpo no cediendo tan fácil, incluso no pude tenerla en mis manos al no querer ejercer fuerza de más para no lastimarla. Entonces, la obtuvo para seguir caminando sin mirarme.
Siguiéndola detrás mirando sin querer su trasero recalqué que no podía dejarla llevar eso. Llevaba una bolsa con un pote pequeño de pintura y una caja con los implementos, no era el peso sino lo incomodo aunque parecía que lo manejaba bien.
—Maldición, déjame en paz y vete de una puta vez. —Se giró para decírmelo sin el menor reparo.
Oh, rayos. Qué carácter.
—Quiero ayudarte. Si me dejas... —mi voz sonó bajita porque me intimidó y aún así mi lado solidario hizo que casi le quitara la caja.
Eso mismo accionó para que ella apretara la caja contra mi cuerpo y el suyo haciendo presión, además de eso sus manos nada frágiles tenían presionando mi cuerpo.
—No me gustan que ni me hablen. Si te digo que no necesito tu ayuda, es porque no la necesito y no tengo que darte explicaciones.
Su voz me intimidó. Su toque brusco me provocó nauseas o algo así. Sus ojos grises ardían en rabia y me regresaban proyectiles. Su cercanía me elevó la presión. Y sin embargo, no temí por mi vida o quedarme sin respiración. Me sentí raro, muy raro. Me daba miedo, sí, y a la vez, no. Me provocaba otra reacción que no logré entender.
Con otra mirada más cesó su amenaza, tomó la caja, la bolsa y caminó en dirección contraria. Yo me quedé pasmado ante las varias impresiones que tenía de ella, pegado a la pared y todavía con las manos alzadas como símbolo de no ataque.
Con eso no podía acercarme más a ella, ¿y por qué? No hice nada malo, quería ayudar. No podía dejarlo así. Entonces, tomé la gorra y la seguí.
Me disculpé preguntando si podía quedar en paz. Ni siquiera me miro. Me planté frente a ella preguntando de nuevo «en paz». Hizo un gesto con su cabeza en negativa, reiteré que quería ayudarla tocando la caja con firmeza, gracias a eso me dejó ayudarla sintiéndome mejor aunque no haya estado de acuerdo al soltar una palabrota que la hizo ver fea aunque no era posible que lo fuera.
Se retrasó y esperé que adelantara el paso. Respondió que iríamos a los casilleros al yo preguntarle también dónde estaban sus compañeros y por qué la dejaron sola, reiteró que odiaban que le hablaran. Era en serio.
Se alejó más de mí. Era pesado estar a su lado porque su presencia imponía muchísimo, era algo raro. Entonces decidí detallarla, justo en ese momento ella también se me quedó mirando. Al instante mire el camino por delante intentando no sonreír, era hermosa e insostenible mantenerle la mirada. Qué enigma. Eso me causó un dilema.
No emití otra palabra pensativo de lo que apenas en quince minutos me había causado ella. Ella tampoco dijo algo. Ni había nada que diera pie a una conversación. Al llegar a la zona de casilleros por fin habló.
—Gracias —sonó brusco casi sin querer decirlo, sin embargo yo sonreí.
Aunque me haya mirado un segundo porque al otro ya estaba observando los botes de pintura.
—Era obvio que estaría aquí si van a pintar los casilleros, ¿puedo hacerte una pregunta? —añadí.
Movió su cabeza instantáneamente antes de poder preguntarle, incómodo al dejarme con la palabra en la boca agarré la gorra que estaba encima de la caja que aún llevaba en las manos, dejé la caja en el suelo y me la puse como protegiéndome de algo o hacer algo por hacer y no quedarme mirándola buscando una excusa que cediera a mi interrogante.
¿Su soledad era por qué no tenía otra alternativa?
—Ya sé que eres Cloy McNaughton, entonces, ¿Sabes quién soy yo? —fue lo que por lo menos pude preguntar.
—Haces demasiado preguntas —se quejó.
—Logan Hilfiger. Mucho gusto.
Estreché mi mano hacia ella. La sentí dudar no queriendo tomar mi mano hasta que por fin tomó mi mano para apretarla con fuerza. Casi suelto un chillido.
—Tienes fuerza —no me quedó de otra que reír aunque mi cara demostraba que me dolía.
Entonces, ella sonrió y el mundo dio una vuelta. Esa sonrisa como la de ella solo la había visto en ella, era hermosa. Yo sonreí lelo, ni la magia se acabó cuando apartó la mano de un tirón.
Tardé en volver en sí a aun cuando escuché las voces de los otros chicos castigados. Luego apareció el profesor al que le procedí a explicar cómo había resultado la pequeña dinámica, felicitó a Cloy. Yo me sentí desubicado así que procedí a despedirme, en particular a ella que me miro neutra cuando mi mano se movía de lado a lado.
Todo lo sucedido con ella abarcó mis pensamientos en toda la noche antes de dormir, su persona era difícil de olvidar. Me pregunté como antes (las pocas veces que la vi) no la distinguí mejor, solo capté su soledad de forma vaga, no fue algo que me inquietó o me dio curiosidad. Supongo que un día la veía y luego de muchas semanas la distinguía porque realmente no escuchaba nada de ella no escolar, ni fuera del instituto. Por eso es que tal vez no le di importancia a su persona.
Hasta detención vacacional. Hasta que noté su cuerpo, hasta que contemplé su sonrisa, hasta que rogué amistad y necesitar su compañía.
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Este como tal no es un extra, es el primer capítulo de algunas memorias de Logan ¿En teoría es Descaradamente problemática desde la perspectiva de él? Sí. Solo que más resumido y serán como mucho más de veinte capítulos. Pero me tomará tiempo escribirlo.
Estas memorias no tienen nombre en concreto. Solo sé que será desde la cabeza del chico y nos expondrá la relación con Charlie, la de Tyler y la de Mariana como personajes principales, además de la dinámica que tenían en el equipo y cómo era la familia de Logan con él.
No solo me centraré en Cloy porque sería más de lo mismo, aquí hay drama más allá y que nuestra problemática no le dio la gana de contar.
Este es el último extra.
Si quieren ver contenido gráfico de la historia o de algún otro proyecto mío siganme en mis redes.
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