CAPÍTULO 7
Veintiún semanas antes
Ataque no anticipado
Resulta que le dije a Logan que me gustaba el deporte y con más ahínco me insistió para regalarme la camisa del equipo de lacrosse. Accedí porque hasta había metido a mi madre para que me convenciera. Ese chico era una competencia fuerte para mi indiferencia. Tampoco iba a negar que llevar esa prenda me disgustaba, la hicieron como la pedí; con el C. McNaughton detrás y de mi talla. Parecer de un equipo me animaba.
Lo que no me animaba mucho era compartir espacio en la camioneta de Lucas con su novia. Así que le pedí a mi padre que me llevara, al menos por esa vez. Todavía tenía que irme con ellos por las mañanas y él tenía la decencia de no buscarla. Como el asunto era extracurricular ella iría con él, así que las posibilidades de dejarle prensado el cabello dentro y su cuerpo en la autopista eran nulas para ese día.
Y no iba porque el equipo tenía el primer partido de su temporada. Era el debut de Luz, mi deber era apoyarla y no era por el hecho de que mis padres y Luis habían viajado a Seattle por la mañana para verificar la primera fase de su nuevo proyecto. No habían confiado mucho en dejarnos solos así que Roque nos (solo a mi) había echado un ojo.
—Hablé con Lucas —me dijo él.
Luego de estacionar se había adelantado a mi lado y detrás venían, Karen, su esposa y su hija Denisse de ocho años.
—No me digas que me reconcilie con él. Te habías tardado —le dije.
—No te iba a decir eso. Hablé con Lucas de lo que tú y yo sabemos.
Lo que él y yo sabemos significaba que Lucas se había desahogado con él hace unos años al decirle que estaba enamorado de mí. Roque parecía el destinado para guardar mis secretos en la familia.
—Parecieras que me estuvieras asustando. Ese tema se cerró desde hace tiempo. Ahora lo que tú y yo sabemos es que tiene una novia que ama y se llama Cynthia Malone aunque sea una zorrita por un dólar.
Disimuló que reía colocando una mano en su boca.
—No puedo decir más, solo debes de preguntarle sus sentimientos.
—Eso no tiene sentido.
—Sí, cuando son hermanos.
Roque desde luego no me alentó a tener una relación con él. Solo quería que resolviéramos el asunto. La única forma de resolverlo es que Lucas dejara de sentir lo que sintió hacía años y yo sabía que ese bobo enamoramiento porque me habían crecido más las tetas ya había pasado. No quería saber porque Lucas le había tocado el tema.
En las graderías buscamos asientos bajos, perfectos para observar de cerca a Luz. Por supuesto en el nivel por encima de nosotros estaba Lucas, sus amigos, Cynthia y sus dos amigas. Los chicos solo fueron para ver a Luz, no les gustaban para nada esos eventos.
Iba a darle una mirada que luego la mataría, me interrumpió un mensaje de Logan.
Gracias por venir Cloy. Te encantará el lacrosse y vernos jugar. Por cierto, la camiseta te queda de muerte lenta.
Casi vomito sobre el refresco que Karen me había dado. Y a pesar que me gustaba el sabor, no era fan de lo dulce.
Al poco tiempo hicieron las presentaciones al salir el equipo visitante, seguido el de nuestro instituto que vitorearon dándole ánimos, el chico del equipo Los pandas con el número sesenta y cuatro se ubicó en fila, al mando de su equipo en medio de la presentación del comentarista anunciando que estaba debutando la capitanía, (así de pomposa eran las cosas en North George Hill Preston) al hallarme me lanzó una sonrisa de agradecimiento, para luego comenzar a cantar el himno.
Algunas personas notaron nuestro cambio de miradas, deformé mi cara irritable en una de apatía, Logan me lanzó una mirada exagerada de asombro, no me importó porque que me mirara como si fuera su amuleto de suerte, tenía que haber mirado a otra chica por quien también estuviese babeando, habría sido genial.
Entornó los ojos para volverme a sonreír, en cambio articulé la palabra «suerte», con lo que se quedó contento.
—Te dedicó el partido en silencio. —Me codeó Roque llamado mi atención al terminar el himno—. Tendré que comprarle un babero.
—Ahora eres telepático, el Profesor Charles Xavier queda como un tonto a tu lado. Ahora no cuando tengo por lo menos el cuarto de atención de las personas del campo.
—Por lo menos a ti Logan no te está mirando queriendo ver bajo tu falda como al menos más de la mitad de los chicos en este campo. Entonces, desvío mi atención a la hermana que no miran para desnudarla.
Atisbé a ver a Luz, r su falda no estaba nada corta, era decente y le quedaba espectacular aunque me parecía raro verla bailando y dando saltos. Eso no era lo suyo.
—Roque está atormentado.
—Y Cloy muy sonrojada —entonó—. Tu padre estaría peor.
Luego de la coreografía "levanta ánimo" los dos equipos se pusieron en posición, minutos después comenzó el partido. El centro de atención ese día fue Logan, jugaba malditamente bien, muy bien para mis gustos deportivos, era ágil, fuerte, atlético
El segundo cuarto finalizó llevándole ventaja al otro equipo de Paterson High por dos puntos aunque vi a la mayoría de los pandas cansados, lo que no era bueno. Se debió hacer un cambio para reponer a los mejores, ya que el otro equipo igualaba en casi las mismas características, eran muy individualistas siendo desventaja para ellos, suerte para los primeros.
—Hasta aquí te acompañamos —me dijo Roque—. Vamos a llevar a cenar a Denisse.
—Pueden saludar a Luz mientras hay descanso —les dije.
Se despidieron de nosotros y me quedé viendo cómo iban a buscar a Luz y felicitarla. No me di cuenta cuando Jase se había acercado a mi lado
—Hola pedazo veintisiete de cielo —me dijo.
—Jase, ibas casi por los cuarenta —le recordé con una sonrisa.
—Nunca quiero llegar a esa edad. Me quitará la juventud.
Reímos con complicidad. Era el único que me saludaba, Kevin apenas y Mark nunca lo hacía. Jase Kendall siempre me tenía apodos halagadores, justo desde que habíamos empezado el año me dijo pedazo de cielo y yo le repliqué que era insultante que solo nombrara un pedazo, así que se encargó de contar todos los pedazos. Solo llegaba hasta el treinta y cuatro y volvía a contarlo desde uno, era una sumatoria por lo que ese era el volumen dos según él.
Estaba claro que nos coqueteábamos en plan amistoso, aunque Lucas pensara que nos tratáramos como mejores amigos. Jase era un tipo que le coqueteaba hasta a las hojas que caían, aunque no había tenido iniciativa de algo más conmigo, imaginaba que por el motivo que yo no lo hacía. Lucas.
—Jase ¿por qué te fuiste tan lejos? —preguntó una de las chicas de arriba amigas de Cynthia.
—Para saludar a este pedazo de cielo —le contestó él, relajado.
—A mi me dijiste que yo era una estrella.
—Por la fugacidad de lo que llevamos hablando.
—Ay, qué desagradable —habló Cynthia—. Andar mirando en el cielo cuando tienes una estrella aquí.
—No te voy a rebatir porque saldría perdiendo y ganando al mismo tiempo.
—No puedo soportarlos todos los días —se quejó.
—¿Ya te dije pedazo de cielo número veintiocho? —me preguntó, ignorándola.
—Llevas años viéndome Kendall. Mejora tus radares.
—Eres insuperable morena —contestó frunciendo los labios hacia delante.
—Jase, es mi hermana merece el mismo respeto con que tratan a Luz, ¿entendido? —preguntó Lucas al darse cuenta que nos coqueteábamos.
—Lucas te pones muy celoso. Tu hermana no debe molestarse si se mira así de muerte.
Otro con la muerte, ¿quién quería morirse al verme? Más bien deberían considerar tener más vida para verme.
—Jase vuelve con tu cita —le pidió amable aunque no sonara así.
—Nadie nos quiere juntos —dramatizó—. Perdóname, pero no puedo desatender la cita que no sabía que tenía.
Me lanzó un beso y subió, yo quedé divertida porque no sabía que podía hacerme reír que ni siquiera me giré a lo que Cynthia cuchicheaba con las otras.
Las ganas de ir al baño me invadieron y tuve que irme, había boxeado antes de vestirme y tenía que descargar toda el agua que había bebido. Cynthia me observó cruzada de brazos y le pedí que se muriera en un susurro.
Más allá del campo y la gente, en el lavabo me lavaba las manos con rapidez para no perderme el partido en el momento en que Cynthia se apareció con sus amigas.
—Ay, no. Tú no eres la grandulona que con sus matonas viene a intimidarme. Dime lo que quieres o te dejo sangrando en el suelo —hablé antes de que ella pudiera hacerlo.
Una de sus amigas dio un paso atrás y a la otra le temblaron las rodillas.
—Venía a decirte que tenemos que reconciliarnos por Lucas —me dijo Cynthia con hipocresía.
—Antes de que eso pase consigo que Lucas me crea que eres una puta.
—¿Tú no lo eres? Jase a la primera que se te acercó te le ofreciste.
—También te lo quieres follar. Vas a acabar con nuestros amigos, no me sorprendería que quieras con las amigas de Luz.
—Solo quiero a Lucas porque lo quiero y porque hago que te mueras en tu veneno.
—Tú misma te pusiste la soga al venir hasta mí. Pudiste otro día con gente alrededor hablarme.
—Vengo a vengarme por cómo me dejaste la cara.
Ella era pura habladuría con su sonrisa sarcástica y con la mirada filosa se creía confiada. Sin más premura caminé hacia las otras que ignoraba su nombre, las tomé de la nuca y las llevé hacia afuera trabando la puerta.
Ninguna de ellas estaba preparada en físico para ganarme así que sería un estorbo y un terrible desastre que arreglar, ni siquiera se defendieron bien mientras las sostuve.
—Me facilitaste las cosas. Qué idiota eres para estrategias de ataque.
—Y tú para ponerte en contra de Lucas. Y además me dio dinero.
Eso me bastó para acorralarla contra la pared y atestarle un puño a su estómago, se dobló de inmediato pasando una mano por un lado de mi rostro en un intento de rasguñarme la mejilla. Me miro con odio sentada en sus rodillas adolorida.
—¡Puta de mierda!
—¡A mí no me grites! —Me fui por detrás de ella para pisar su tobillo con fuerza, la inmovilicé poniendo mis manos en sus hombros al bajarme—. No te metas con Lucas, ni con mi familia ni conmigo. Olvídanos.
Apreté sus hombros con los dedos.
—Quita tus manos maldita violenta, maldita huérfana. Lucas me dijo que te quería por lástima.
Solté una mano ignorando sus manotadas, me incliné más, entonces ella gritó de dolor al tener más peso en su tobillo gracias a mi rodilla, el brazo de la mano suelta lo pasé por todo su cuello haciendo un poco de presión.
Mi otra mano ganó sus costados impidiéndole todo movimiento. Dijo miles de insultos de yo siendo una maldita recogida que da lástima.
—Lástima darás si todos se dan cuenta que estás obsesionada con las compras y que eres una zorra interesada —dije cerca de su oído escupiéndola con intención como lo hizo en conmigo en el vestíbulo.
Presioné un poco más de donde tomé sus puntos débiles.
—Perra. Te demandaré.
—No tienes dinero, estúpida.
—Te destruiré.
—Tengo a medio Brooklyn conmigo, mis amigos conocen a las mafias.
La presioné veinte segundos más mientras gritaba de dolor.
Me levanté rápido viendo acostarse en el suelo adolorida y enrabietada en posición fetal.
—Te mataré maldita —advirtió jadeante.
—Yo antes. Te dejo viva porque quiero que sufras en grande.
Me miro con desprecio como yo a ella, caminé lento más cerca de ella para bajarme de nuevo haciéndole creer que le diría otro insulto para humillarla, no fue así, cerré mi puño bajándolo rápido y dejándolo caer en su pómulo con fuerza. Ella chilló desagarrándose la garganta por el impacto.
—Soy de palabras crueles y también de buenos golpes.
Le sonreí con malicia, estaba tan aturdida, nada acostumbrada a un dolor semejante que no dijo nada, unas lágrimas salieron de ella. No sentí lástima porque ir engañando a mi hermano por dinero le rompería el corazón cuando abriera los ojos.
—Maldita —susurró quebrada al borde del llanto.
—Puede ser, pero no cruel y mal intencionada. Tienes tu vida jodida y quieres dañar la de mi hermano por unos jodidos celos. José nunca tuvo una intención de querer algo conmigo porque ni de cerca. Estás enferma, juegas jodiéndoles la vida a las personas con una enfermedad para que te den dinero, me das asco y te desprecio. Te maldigo miles de veces.
Volví a impactarle un putazo en la costilla. Gritó más fuerte quedando boca arriba.
—Pero yo no voy a matar a nadie —gritó con voz áspera.
—Al parecer tienes retraso mental. No te voy a matar.
Me levanté y sin pensarlo mucho patee por debajo de su rodilla derecha.
—¡AH! —gritó desaforada.
—La de la idea jodida aquí eres tú. Si dices que te golpee, todos se van a enterar que eres interesada, y no solo aquí en el instituto, toda Nueva York. Y vas a quedar con mala reputación que no podrás sacarle dinero a ningún otro chico. Si me entero que volviste a volverlo a engañar, te caerá la mafia que conocen mis amigos de Brooklyn. Que no te dé retraso mental con eso. Maldita sucia.
Me di la vuelta.
—Me las vas a pagar Cloy.
Me giré y golpeé con mi bota el mismo pie donde golpeé su rodilla, justo en la zona de sus dedos. Dejarla coja unos días ni abarcaría todo como Lucas se sentiría.
Me alejé porque si lo hacía tendría más adrenalina de la que ya sentía y terminaría desfigurándole el rostro de la impotencia, ella no dijo nada más ni la seguí mirando. Cuando no estuve en su vista solté una maldición pegándole un puñetazo a la pared, también se sintió bien hacer sufrir un poco a alguien que había hecho daño.
Y se sintió maravilloso.
Pegué la frente a la pared frente al baño respirando con fuerza, sentía caliente todo el cuerpo, mi cara picaba y ardía de la frustración porque las lágrimas querían salir. No me lo permití, no lloré por rabia a ella.
—¿Dónde está Cynthia? —preguntó Lucas con premura.
—Dentro. Si no quieres vomitar por ver sangre no entres —le avisé.
Sus amigos y las otras dos chicas me miraron aterrados.
—¿La golpeaste? —preguntó una de ellas pegándome el brazo.
—Te gusta sufrir.
Tomé su cuello para amenazarle.
—Vuelves a tocarme y te dejo como la puta de tu amiga.
Jase se acercó para quitármela, pero vino la otra a golpearme la cara. En los brazos del chico que intentaba apartar le lancé un golpe con zapato a su rodilla haciéndola caer, su grito me satisfizo y me hizo saber que también estaría coja por algunos días.
—Ya deja de golpear a las personas ¿estás loca? —me preguntó Mark.
—Nadie te mandó a opinar.
Mark levantó del suelo a la chica mientras le pedía ayuda para la otra a Kevin quien miraba la escena paralizado, la que tomé del cuello caminó hacia el baño donde ya estaba Lucas.
—Jase no te quiero golpear. Así que suéltame —le pedí.
—¿No vas a golpear a nadie? —preguntó con voz lacerada, mientras tenía envuelto mi pecho con sus brazos.
—No te lo prometiera, galaxia andante.
Se echó a reír y se puso frente a mí comprobando que no estaba golpeada, ni Lucas había hecho eso.
—Yo estoy perfecta.
—Tienes un rasguño en la mejilla. —Su entrecejo se tensó—. No quiero decirte esto pero te van a expulsar.
—No lo harán.
Caminé hacia el baño donde ya estaban los demás ayudando a Cynthia poniéndole papel en la cara.
—¿Te volviste más violenta? Mira como las dejaste —me recriminó Lucas.
Cynthia lloraba y esta vez le creí que todo le dolía.
—Su plan fue atacarme, las cámaras verán cuando entran y cuando salen y cuando en el pasillo ambas me intentan golpear y yo me defiendo. Así que no pueden decir nada. No tengo que preguntarlo. Además Cynthia no querrá que yo diga que tiene papiloma.
Pusieron una mueca parecida a mi asombro por ese hecho.
Resulta que tras esas semanas buscando algo con la que atacarla me contacté con Jose Sullivan para que me hablara de ella y lo hizo contándome el pedazo que faltaba al rompimiento de su noviazgo. Su ataque anticipado me hizo decirlo antes de poder planear algo.
—¿Qué? Mientes. ¡Eres mentira! —gritó Lucas desaforado.
—No me creerías, espero de corazón que te estés cuidando con condón —esperé sonar sincera.
Eso me preocupaba mucho en él. Pero si se lo decía antes no me habría prestado atención como llevaba semanas en ello, a pesar que fui insistente en que me creyera.
—¡Dices mentiras para tener su atención! ¡Ya me has golpeado! ¿Qué más quieres? —me gritó ella desde donde estaba en el suelo.
—Que dejes a mi hermano porque no lo mereces.
Regresé al campo para darme cuenta que lo pandas perdían con quince puntos de desventaja.
En el transcurso del tiempo restante vi a Logan frustrado, las técnicas y jugadas se habían desmoronado, nada era consistente, él parecía el único interesado en hacer un buen pase, los demás estaban desganados. Ventaja para el equipo contrario.
Al finalizar el partido Logan abandonó el campo sin siquiera saludar a sus contrincantes triunfadores, se notaba frustrado.
Caminé detrás de él sin llamarlo, entró a los vestidores de mujeres sacándose el equipo, yo suspiré en la puerta.
—Que mierda perder. Es horrible —me hice notar.
Él se giró a mí, justo cuando se desprendía la camiseta.
Me observó a los ojos, asombrado, luego de un repaso a mi vestimenta, lancé la chaqueta que Jase me había prestado, a la banca a mi frente, que veinte minutos antes me había quitado por el calor de ver al equipo de mi instituto perder.
—No imaginé que la camiseta del equipo te quedaría de muerte lenta —volvió a decir lo mismo de su mensaje.
—No deberían querer morirse al verme. Deberían de querer seguir viviendo y gozando del espectáculo.
Vestirme con un pantalón ajustado que marcaba mi trasero y la camiseta manga corta que me había regalado amarrada hasta mi cintura dejando al descubierto mis caderas fue toda una "sensación" ese día.
Admitía que mi cuerpo era bastante proporcionado para mi altura de casi un metro setenta y cinco, quien me conociera por primera vez pensaba que me había operado por mi culo esponjoso, grande y torneado así como mis tetas copa C y mi cintura de sirena. Que mi pelo fuese castaño oscuro y tuviera un lunar en los mechones delanteros de mi cabeza color gris, igual al color de mis ojos, aportaba un alto contraste a mi piel morena clara tirando a un amarillo suave, eso sí, sin parecer que tuviese hepatitis.
—Alguien ya antes debió de decírtelo, ¿quién fue para que ni si quiera te sonrojes? Debes estar acostumbrada.
Hice una mueca al recordar que tanto Jase como él habían dicho casi lo mismo.
—Parece un secreto.
—No es un secreto.
—Hasta Tyler comentó que estabas caliente en esos pantalones, espero que no lo hayas distraído. Lo reprenderé y a todos los demás.
—Te podría ayudar.
—No sé qué les pasó allá en el campo y no quiero que haya sido lo que cubre por detrás tus pantalones.
Así con el ánimo por los suelos era bromista.
—No bromees con mi culo.
—Estoy desviando la atención ya que me golpeó la realidad, ahora sí. ¿Qué haces aquí?
Metí la mano en un bolsillo trasero del pantalón, alcé apenas ese hombro.
—Saber cómo estabas. Después de todo, hiciste algo similar aquel día llevándome a tu casa.
—Y por eso somos amigos.
—Preciso, por eso y por otras cosas.
—¿Me creerías si te digo que aunque tenga muchos amigos no quiero estar con ellos en estos momentos?
—No te creería al ser tú. Si fueras como yo sí.
—¿Por qué razón? —hubo una nota suave en su tono y mirada.
Me cuestioné que él me abrazó cuando estaba de llorona por lo de Lucas en su casa, por lo menos debo acercarme, ¿o no?
Rodeé la banca para llegar frente a él.
—Siento que hayas perdido en tu primer partido como capitán, es una mierda. Iban bien, ustedes iban bien...
—Tantas técnicas y jugadas practicadas. Todo se fue al fondo. Yo estuve meses practicando para prepararme como capitán y en mi primer juego pasa esto. Me siento impotente porque me esforcé mucho y mis jugadores no llegaron a mi nivel —interrumpió con voz floja.
—Debe de sentirse de la horrible mierda saber que lo demás pueden lo que tú puedes, pero no lo logran. Te luciste en el juego, jugaste con pasión porque me di cuenta que amas hacerlo y lo haces muy bien Logan. Diste hasta tu última gota, le pateaste el culo a muchos del equipo contrario. Lo que te hizo falta fue jugadores con más capacidad de defensa y resistencia.
«Era mala consolando. Bien. Lo sigo siendo.»
—Creíamos que con lo que teníamos era suficiente, necesitamos más repuestos y jugadores buenos que hagan lo que los que están ahora no hacen.
—Estoy en tu pena, hagamos campaña contra tus jugadores.
—De eso no va. Aunque estoy molesto con ellos, no puedo ponerme contra ellos.
—Bromeaba.
—Tú no sabes bromear, yo soy el rey de eso.
—Hoy dejaré que te quedes con la idea.
—Me siento mal, estoy enojado, quiero golpear algo.
—¿Con un saco de boxear? Tengo uno en mi casa.
Su rostro se desencajó que ni su boca cerró por unos segundos. Su cara se deformó, viéndome algo así como entre maravilloso y asombroso. Y fue agradable de ver.
—¿Por fin vas a enseñarme?
Las semanas que llevábamos conociéndonos fueron suficientes para ponerlo al día de mi rutina de entrenamiento y de mi vida.
—Eres de lo más hermosa y diversa. —Sonreí por el halago—. Anda, ven, golpéame.
—No tengo un argumento válido, sería cruel que te golpee cuando te sientes derrotado.
—Y ridículamente avergonzado.
Miro hacia abajo viéndolo por primera vez apenado de verdad.
Estudié como estábamos, él sin camiseta y yo delante de él. Nada apropiado para haber tenido un manoseo como el de hace unas semanas. A mis hormonas, claro.
—No le prestas atención a nadie y asunto arreglado. Mientras te vistes pensaré a donde te llevo a comer.
Sonrió con ganas a su vez brillándole sus ojos.
—Helado.
—Yo invito.
—Me siento halagado. —Sonrió.
—Bien. —Entonces por impulso y hormonas, hay que destacar. No soy de hierro, tomé su brazo y lo apreté suave—. Juegas bien, ganaras en el siguiente partido.
Me sonrió, miró mi mano, entonces me abrazó varios segundos.
—Eres lo más cercana que tengo en estos momentos que no sean mis amigos, mis padres están de viaje. Gracias Cloy, eres buena amiga.
Contuve la respiración por esas palabras. Me solté de él poniendo distancia.
—Es bueno escuchar algo como eso.
Rió en un sonidito suave y me volvió a abrazar dejando toda la reciprocidad en un eso, bajó la mirada para sonreírme y besarme la frente, me instó a irme agregando que lo esperara en el estacionamiento.
En ese momento comprendí que su beso en la frente era todo lo que necesitaba para saber que de forma exclusiva le interesaba como amiga y que yo necesitaba calmar las hormonas con alguien más.
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Reacciones aquí en comentarios
¿Les gustó?
¿Cynthia se lo merece?
¿Logan se merece a Cloy?
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