CAPÍTULO 13

La complexión o naturaleza de mi ser ha infringido en crear, demostrar, accionar, provocar, impulsar... cosas por demás toscas y peligrosas por las situaciones que he provocado. En las sesiones Lauren me ha hecho ver que yo no tengo toda la culpa sobre lo que radica desde mi infancia y que en las otras sesiones con otros terapeutas aunque sabían mi diagnóstico nadie fue capaz de ser consecuente y por eso perdí la fe en no prestarle atención a mi interior luego que me adoptaron porque ellos me dieron toda la alegría.

Pero esos dolores y traumas siguieron allí.

Once semanas antes

Lamentos, recuerdos y culpas

Estar fuera en un jacuzzi con la temperatura usual de invierno fue una completa locura por parte de Luis y mía. Contemplamos el panorama a través de nuestra terraza mientras bebíamos chocolate caliente, reímos de lo miedosos de nuestros padres y hermanos de creer que si salían se les pegaba una pulmonía.

Catalina ni le importó que yo lo hiciese, a mi hermanito se lo negó en primera instancia, hasta que dos horas después de insistencia por parte de él, ella accedió solo unos diez minutos. Al acabársele el tiempo subió a llevárselo, entonces quedé yo pensando que si sería genial que comenzara a nevar.

Habíamos vuelto a discutir cuando me notó en el cuello un chupón que Steve me había dejado juzgándome como una zorra y si fuera poco quería saber a como dé lugar quién me lo había hecho. Ni se imaginaba todo lo demás que me había hecho ese chico.

Conseguí el modo de poder verlo sin que nadie se diera cuenta, en la hora de descanso de Steve que tomaba en las tardes de los martes y viernes, con la excusa que me quedaría estudiando con Mary Anne en una biblioteca cercana o a veces en la del instituto. Nuestros encuentros luego del muelle fueron en su departamento porque respetaba mucho su lugar de trabajo quedando como fantasía mutua.

En el instituto aunque Logan rehuía de mí, tenía a Mary Anne que me habían comenzado a caer bien porque además que me estaba ayudando éramos muy parecidas con nuestros ideales de relaciones, por supuesto a Hanck y al trío de idiotas de Jerry, Dickerson y James. Los roces con los demás del equipo habían cesado y mi interacción con ellos había aumentado de forma amigable.

Estaba mirando el celular pensando que si podría hacer un poco de drama con Samuel sobre mi chupetón y quejarme de mi madre con él, tomé un sorbo de chocolate sabiendo que no podía ingerir más por mis alergias cuando escuché un carraspeo garganta. Alcé la cabeza, Logan me miraba con expresión burlona y a la vez complacida. De alguna u otra manera no me sorprendió que estuviera allí.

—Debió de ocurrir alguna tragedia para que vinieras —comenté, poniendo el celular y la taza en una mesa al lado.

—Venía a disculparme por lo de la última vez —confesó metiendo la mano dentro del jacuzzi para comprobar la temperatura.

—Hilfiger supéralo.

—No puedo, no te traté bien. Fui en contra de tu voluntad, no pedí permiso para tomarte de ese modo. Fui un cobarde no yendo a buscarte para disculparme más que enviarte mensajes esa noche.

—No me trataste bien. Y no puse resistencia, relájate. Pensé que jamás me propondrías algo así, alguien que se disculpó con mis padres por hallarnos besándonos. Que te quede entendido que yo no siento nada por ti.

—Lo siento tanto. —Su cara era un cuadro de sufrimiento.

—Tengo tantas ganas de cortar esto contigo. Eres muy complicado. Si estás con Chelsea no trates de expandir lo pequeño que al principio ocurrió entre los dos.

—Pero ¿estamos bien? —Se arrodilló metiendo de nuevo la mano en el agua—. Siento tanto venir hacia ti luego de tantos días.

—Te quiero ahorcar, pero supongo que sí. —Me dio las gracias, le afectaba haber cometido ese error.

Estaba tan enojada con él, pero si no me permitía olvidarlo sentí que crecería todo lo que sentí cuando estábamos pegados en los casilleros. Haber tenido orgasmos me tenía más alivianada. No estimaba a Logan en esos momentos, si seguía enfrascada en el enojo no podría seguir viéndolo. En esas semanas sin ningún contacto no deseé que la amistad que teníamos se fuera al caño, la lejanía lo asocié a que él debía superar las cosas.

—¿No quieres vivir para el año que viene? —preguntó dejando el tema atrás.

—Quiero vivir cada maldito día, si es posible ser eterna.

—¿Entonces qué haces fuera en un jacuzzi con la maldita temperatura a menos cinco grados Cloy?

—La pregunta es por qué estás aquí luego de tantos días.

—Tu mamá me llamó, me habló sobre esa bonita cuestión que tienes marcada. Y vine para garantizarle que yo no había sido.

Alcé una ceja.

—Entonces no viniste a disculparte conmigo.

—Que tu madre me llamara me motivó.

—¡¿Qué haces aquí pinche pendejo?! ¿¡A seguir acosando a mi hermana!? —dijo Luis yendo hacia Logan.

Por supuesto que los cien dólares no le hicieron olvidar lo que vio en los vestidores.

—¡Luis! ¡Basta! —le pedí al ver que estaba muy molesto.

—Tranquilo Luis, estás confundiendo todo. Yo no estoy acosando a tu hermana —le dijo Logan.

No pude evitar soltar una carcajada, grave error, Luis se molestó más y Logan me dedicó una mirada que interpreté: «no hagas eso».

—Hermanito, tranquilo, solo fue un abrazo de felicitación —volví a explicar.

—¡Estabas desnudo!

Otro error no fue detener a Luis mientras le gritaba en cada amenaza que Logan retrocedía lo que le indicaba que su acoso estaba siendo efectivo y que lo hacían alejarse del jacuzzi. Logan atrasaba sus pasos sin alterarse, le hablaba de forma suave manteniendo las manos un poco alzadas a sus costados.

—Eso no significa nada. Cloy nunca demostró estar incómoda, y te pido perdón si pensaste mal en mi condición sin casi ropa. Lo has malinterpretado todo —

Error de Logan, dejarse intimidar por un niño de doce años.

—No fue nada malo Luis. Deja de acosar a Logan, es contradictorio.

—¡Te voy a castrar desgraciado! ¡Te dejaré sin bolas con una raqueta mía de tenis!

Me reí aunque le reiteré que lo dejara.

—En serio Luis, esto es incómodo. Hagamos las paces, yo te caigo bien y tú me caes de puta madre ¿sí? En mi casa tengo una consola, jugamos y te olvidas de eso.

Me salí de inmediato cuando noté lo que tenía Logan en sus espaldas, otro puto error más; no avisarle a tiempo que la piscina estaba detrás de él.

—Nunca en tu jodida vida me caerás bien.

—Tú tienes que decir: en mi jodida vida siempre me caerás bien. Eres tú quien no me tolera —bromeó y le corrigió.

—¡No me digas que decir!

—Cloy, debes enseñarle modales mira como... mierda. Dios. Otro mini infarto más potente —parecía más para sí cuando se dio cuenta que lo había dicho en voz alta.

El traje de baño verde claro enterizo me quedaba sensual y en caso de tener el cabello mojado me habría visto mejor, pero para no demostrarle que me gustaba su halago saqué el dedo medio, Luis se giró a mirarme, Logan se rió por el atrevimiento de sus palabras. Esa pequeña distracción fue la que me dio unos segundo para tomar a Luis.

No fue así.

—¡Báñate pendejo! —reunió la fuerza y lo empujó.

Logan no lo advirtió, no sé porque por su maldita cabeza pasó dejarse ver débil ante mi hermano. Segundo error de su parte. Le costó encontrar el equilibrio y terminó cayendo a la piscina.

—¿Te volviste loco Luis? —le pregunté con voz cansada.

—Se lo merecía. —Se dio de hombros—. El agua debe de estar congelada.

Me impacienté cuando Logan comenzó a gritar «ayuda», su cabeza subía y bajaba y sus brazos daban chapoteadas. Esperé que se calmara, error, le daban terror las piscinas y más si lo habían lanzado de forma desprevenida con el agua a esa temperatura.

Sin pensarlo mucho, me lancé a la piscina a sacarlo, sentí mi cabeza enfriarse razón por la que antes no me mojé mi cabello, traté de ignorar la sensación. Busqué a Logan y lo tomé del torso, enredé mis piernas en la suyas, tomé impulso y lo arrastré al borde. La maldita casualidad que el borde que tenía las escaleras estaba del otro lado, atrás de nosotros. Subí yo primero sin soltar su brazo y cargué todo su peso aunque colaboró un poco.

Lo acosté en el suelo, me senté dejando apoyo en mis talones para mirarlo. Ni siquiera sabía hacer RCP o masajes en el pecho. La maldita desesperación cobró vida en mí. Sus ojos estaba dilatados y su boca abierta, lo que me dio a entender que no había tragado tanta agua para estar ahogándose.

—Logan ¿qué tan frío sientes tu cuerpo?

Nada que respondió. Lo moví con desespero. Puse una mano en su pecho, su corazón latía desbocado al igual que su pulso.

—¡Luis, llama a papá! —Le indiqué, su expresión lucía aterrada. Salió corriendo sin decir algo—. Tranquilo guapo, respira.

Sí, respiraba, pero ¿qué chingados podría decirle para que se relajara? Las palabras adecuadas nunca llegaron. Nada que decía algo, su rostro se atenuó y miraba más allá de mí, estaba en shock. No tenía tiempo para animarle y decir basura que lo calmara.

—Perdóname esta amigo.

Decirle amigo suavizó el golpe que cayó directo a su abdomen bajo su costado izquierdo. Abrió la boca por y gimió, se tocó el golpe, me miro. Luego se tomó el cabello.

—¿Lo siento? —pregunté.

Se sentó, me abrazó, sentí de verdad feo en mi cuerpo cuando comenzó a llorar con melancolía, le correspondí apretando su agarre. La culpa que debía ser sentida por Luis, la sentí yo.

—Maldición. Lo siento Logan. Yo era la que tenía que parar a Luis, no burlarme de sus insultos. Notar mucho antes la piscina. Fue tarde... me odio por no haber agarrado a Luis a tiempo.

El tono de sus sollozos llegó a ser doloroso, triste, roto. No había esa faceta de él amable y pacífica. Solo tiritaba y castañeabas sus dientes por el frío.

Vi a Alonzo venir alarmado mientras corría detrás toda mi familia.

—¿Qué ocurrió? —preguntó él.

—Cayó a la piscina —mi voz sonó bajita.

—¡Por Dios! ¡Debe de estar teniendo hipotermia! —dijo Catalina asustada, me observó entonces—. ¡Si tú también! ¡Vamos adentro!

Entre papá y Lucas me quitaron de Logan, observé consternada como se lo llevaban tomándolo de los brazos, ya que el chico en ese momento tenía una crisis de llanto y nervios. Después Catalina me condujo por los hombros y me gritó que me cambiara de ropa y me bañara con agua caliente para regresar a la sala donde Lucas ya preparaba la chimenea, la calefacción no bastaba para el cuerpo frío de Logan.

Choqué en el pasillo con Luz que atendía los pedidos de papá para buscar ropa de Lucas, sábanas y mantas. Ella no me dejó ayudarle a papá mientras lo ayudaba a quitarse la ropa en el baño de visitas. Hice todo lo mandado por Catalina lo más rápido que pude. Me puse ropa larga, un abrigo y botas suaves de pijama porque mi cuerpo también temblaba.

Cuando llegué a la sala Logan estaba sentado en el mueble muy cerca de la chimenea abrigado por dos sábanas y una manta. Papá me sentó al lado de Logan y me dio una taza de té, besó mi frente y pasó las manos por mis brazos para darme calor y me arropó con una manta. Logan lucía menos asustado, pero tenso, miraba la chimenea mientras se bebía un chocolate.

Observé a mi familia que nos miraba afectados y les pedí que se fueran con una mano, no me hicieron caso.

—¿Estás mejor?

—Sí —musitó.

Pasé un brazo por su hombro sin decir algo más, no sabía que decir porque no sabía en qué condiciones Logan tenía su mente, si asustado, dolido, cabreado. Tras unos segundos sentí a Catalina acercarse y secar mi cabello con una secadora. Al terminar tocó a Logan en la cabeza y frente, su expresión se suavizó de alivio.

—Ya comienzas a sudar ¿quieres otra cosa?

—Gracias, está delicioso el chocolate, si hay más, ¿puede darme otra taza, por favor?

—Si hay, Cloy se preparó demasiado para Luis y ella antes de meterse al jacuzzi.

Al escuchar el nombre de mi hermano se tensó, gesto que ella no se perdió.

—Logan tu celular está estropeado. Dame el número de tu casa para llamar a tus padres —le dijo papá.

Me relajé cuando dictó el número porque sabía que se la pasaban viajando.

Todos salieron de la sala. Mamá regresó con el chocolate, me preguntó si quería algo, negué, recogió la secadora, mi taza y se fue.

—Cloy —dijo Logan con voz quebrada—. ¿Podrías darme un abrazo de una amiga preocupada y asustada porque tuve un ataque de pánico?

Sin dudarlo, lo abracé. Sollozó un poco por unos minutos.

—Ya sé porque te gusta tu familia. Tu madre me ayudó a calmarme mientras lloraba, y fue como sentirme con mi mamá, no igual pero si se sintió bien —comentó luego.

—Sí, se siente bien. Y yo me siento de la mierda.

—No. —Me tomó la cara entre sus manos—. No fue tu culpa, ninguno de los tres notamos la piscina.

—Luis lo hizo con intención, Logan. No le quites culpa, ni siquiera porque no te aterran las piscinas. No. Nada de eso. Era lo que quería.

—No le digas a nadie. Que quede entre los tres. No he visto el rostro de tu hermano porque no te voy a decir que no le tengo rencor. Pero lo olvidaré, sobaré mi orgullo.

—No.

—Tu familia se portó linda sin saber lo que pasó, no lo hicieron por lástima.

—Logan.

—Definitivamente no Cloy. No seas testaruda.

—Tú no seas testarudo. Estamos peleando por sin sentidos.

—No digas nada.

—Maldición.

—Sí, maldición. No digas nada.

—¿Cómo te sientes? —pregunté en cambio.

—Estoy en negación en admitir que ya es una fobia mortal que le tengo a las piscinas.

Lo abracé. No dijimos nada hasta que apareció Alonzo informando que los padres de Logan venían en camino. Nos desarropamos y nos quitamos de ese mueble porque ya sudábamos. Esperamos en silencio, la caras de mis padres lo reconocí como haberse enterado que Luis fue el que produjo todo, ese avergonzado e indignado, cosa que Logan interpretó como darle espacio a él mismo.

Por suerte.

Alonzo abrió la puerta al enterarse por el panel de la puerta que ya habían llegado, él y yo en la puerta de entrada esperamos a que subieran.

—Buenas tardes. Dios. Ni siquiera quiero presentarme solo ver a mi hijo —habló la señora.

—Hola, señora Margot. Logan ya está calmado —dije.

Le di una mirada de amabilidad al señor que la acompañaba y la conduje hasta el vestíbulo luego al ascensor mientras papá hablaba con el señor Hilfiger.

—Alonzo McNaughton, mucho gusto aunque la situación no es agradable. Se me cae la cara de vergüenza por lo ocurrido.

—Parker Hilfiger, igual es el gusto. ¿Por qué lo dice? ¿Es el culpable? —preguntó con suavidad.

El señor Hilfiger está como lo quiere la señora Margot, nunca un imperceptible de canas me agradaron de ver en un hombre de quizás cincuenta años. Ella no se quedaba atrás, tenía un cuerpo conservado.

—Verá...

Dejé de escucharlos cuando se detuvieron en la puerta del pent-house, Margot acudió entusiasta a Logan, que él sin pena la abrazó, no fue de esos chicos que le decían a la madre: «Estoy bien, déjame». Él dejó que lo abrazara tanto como quiso mientras le decía que se sentía mejor, que había sido un accidente. Y eso fue agradable de ver. Luz, Lucas y yo volteamos la cara incómodos mientras yo busqué a Luis con la mirada.

Luego del abrazo, Margot se dirigió a Catalina.

—Siento la falta de respeto. Es un susto tremendo. Me llamo Margot Hilfiger Prescott —dijo limpiándose una lágrima y estrechando la mano con mamá y los chicos.

—Catalina Ponce de McNaughton. Y es una pena para mí que nos conozcamos así.

—¿Y papá? —preguntó Logan.

—Hablaba con el señor... dijo su nombre pero no le presté atención por la incertidumbre.

Casi a Logan se le transformaba la cara en tristeza. Ellos llegaron, entonces Parker papacito de Logan se acercó a él.

—¿Te sientes bien?

Logan hizo un gesto pequeño decepcionado ante su formalidad y lo abrazó.

—No mentiré diciendo que estoy bien. Sí ya calmado —susurró, siendo yo la única que lo pude escuchar al estar más cerca.

El señor se separó de él y palmeó su brazo con una sonrisa. Lo que se me pareció a Logan, se parecían bastante como en el color de sus ojos y cabello, también se parecía a su mamá en la forma de ser.

Parker nos saludó a todos presentándose, y agradeciendo, al igual que Margot y Logan por vigésima vez.

—Entonces tú eres Cloy. Ya te quería conocer —me dijo ella.

—Yo también quería conocerla. —Mentira, he de admitir, nunca se me pasó por la cabeza.

—Ya sé de donde Logan tiene tan buen porte y genes —comenté—. Ahora que dicen que son diplomáticos yo les digo que parecen nobles.

—Ay linda, gracias. —Sonrió Margot—. Ustedes tienen buenos genes también, los mellizos son bellísimos y tú Cloy parece que te compraron en la tienda de bellezas exóticas.

Toda mi familia no puso buena cara. Yo me reí, supe de allí de donde Logan sacó su coquetería, hasta ahora un intento fallido.

—Acabas de decir que soy guapo indirectamente —recalcó Logan quitando el silencio de mi familia.

—Insistí una vez que me adoptaran, fue suficiente —dije sobrada, me dirigí con mi tono cruel para bromearle—. Y supéralo Logan, ya te lo dije ¿por qué te asombras?

—Todo le asombra —dijo Parker curioso.

—Catalina, esta niña tiene carácter. Si quieres ser política triunfaras.

—Tener ese carácter le ha dado cosas buenas —comentó Alonzo.

Margot nunca captó que era en verdad que me habían adoptado.

—Tener de amigo a Logan tras haberlo conocido en aquellas circunstancias... Los vimos besándose en la sala.

Catalina se mostró como toda persona madura. Los padres de Logan lo miraron avergonzados.

—Logan tiene novia, no las presentó ayer —dijo Margot con lentitud como tratando un tema que debía hacerse con delicadez—. Y quisiera saber cómo te conocieron en esas circunstancias.

— ¿Logan, tienes relaciones libres? —le preguntó su padre.

—Logan y yo somos amigos —aclaré porque él apenas y podía respirar.

—Así es. Yo... sí, me besé con Cloy. Descubrimos que debemos ser amigos y ahora lo somos. Me sigue dando vergüenza esto.

—Porque es incómodo para ella —dijo Margot salvándome y estando de mi lado—. Si así lo dice Logan es porque es así.

—Los encontramos besándose y tocándose —remarcó Catalina—. Te puedes imaginar lo que pensé al ver a mi hija besándose con un chico que yo no conocía.

—Oh. Logan, esto no lo dijiste —dijo Margot algo estupefacta.

—Yo... yo me disculpé con los señores. No hay rencores de por medio.

—Lina, ya se aclaró todo esto. Deja el tema por un momento de lado —intervino papá—. No le tenemos rencor a Logan, es bienvenido aquí.

Los padres de Logan no supieron donde meter la cara. Pero noté sonrisilla traviesa en Parker que le dirigía a su hijo.

—Nos estamos desviando de la razón por la que estamos aquí —hablé.

—Y en evidencia, por esto tenemos que irnos, de nuevo agradecemos todo. Y ponernos de acuerdo luego para la cena de agradecimiento en nuestra casa —ofreció Margot.

—Sí. Tenemos que irnos —dijo Parker sonriendo.

Se despidieron, Logan besó mi mejilla, la de Luz y mamá, a Lucas y Alonzo un apretón de manos, de nuevo agradeciendo.

***

En consecuencia de lo sucedido en la piscina, le llevé a Logan un nuevo celular y lo que se pudo reponer de su billetera a su casa. Margot me recibió y procuró que uno de los perros que la rodeaban no me mordieran, por eso me pidió entrar a la habitación de Logan la cual toqué la puerta con mi puño.

—Adelante —se escuchó con voz ronca.

Lo encontré acostado en su cama, sonrío y se sentó cruzando los pies.

—Hola —saludé con una pequeña sonrisa.

—¿Qué hace Cloy McNaughton en vísperas de navidad en mi casa?

—Vine a traerte esto. —Agité la bolsa y luego la dejé en su cama—. Lamentablemente para ti mis padres nos escucharon hablar ayer. Se enteraron lo de Luis.

Apretó sus ojos que tenían ojeras. Estaba en una pijama nada cuidado como el Logan que veía siempre.

No le sorprendía porque Alonzo en la breve charla a solas con Parker se disculpó por eso y el padre de Logan le pidió que averiguara el porqué. No le oculté que Luis me traicionó, yo defendí a capa y espada diciendo que no estaba con poca ropa aunque por el otro lado lo perjudiqué porque mis padres entendieron que la razón fue un sinsentido que no se justificaba. Logan no se sintió bien porque le dieron un mes de castigo sin dispositivos electrónicos, y que parte de su mesada fuera para pagar el celular nuevo.

Logan abrió la bolsa, dejando la ropa a un lado, y mirando la billetera que tenían la identificación, el condón y el dinero repuesto porque también se había estropeado junto a las tarjetas. Lancé una sonrisita cruel al verlo ruborizado pensando en que Alonzo quien me la había entregado la había visto, pero comentó que tenía buen gusto porque era idéntica a la anterior. Le bromee que no había más billetes de los que había dejado y me miro con un puchero.

—Esta es la vergüenza del año. Tengo para repartir hasta para el año que viene.

—Seguro, queda poco de este año.

Luego se preocupó por su auto al que me fui en él haciéndolo correr lo mejor posible y con la poca confianza que tenía en mí me preguntó si lo había chocado porque si le causaba mini infartos por eso si le daría uno mortal. Yo me carcajee con cinismo lanzándole las llaves dándole en la pulla de que al menos estaba mejor que el otro condón, el cual tomó y lo lanzó sin mirar a una papelera a su izquierda que cayó al suelo.

—Siéntate Cloy. Por amor a tus piernas.

Lo hice en la orilla mientras lo vi caminar hasta el condón que tiró con éxito. La tela le hacía ver unas bonitas nalgas.

—No pierdes la oportunidad de mencionar algo de mi cuerpo.

—Ni me había dado cuenta.

—Como sea.

—Vete a la mierda Logan, revuélcate en ella. Te faltaría decirlo.

—Si sigues irritándome si lo diré.

—Ya me golpeaste, eso faltaría.

—Golpeo fuerte ¿verdad?

Cortó las tarjetas que botó junto a la otra billetera en la papelera, guardó la identificación en la nueva, se metió en el closet y con la ropa que le prestamos para devolverla, la caja del celular que no revisó la dejó a un lado de la lámpara.

—Como el golpe de un hombre. Hay rojo alrededor.

—No te morirás, es una zona no comprometida por órganos.

—Alentador.

—Quejica enclenque.

—Acuéstate, escucha mi historia —me dijo.

—¿De suspenso o drama? —pregunté por pura crueldad.

—Déjalo en real. —Volvió a su posición anterior, se acostó, yo lo hice dejando mi cabeza junto a sus pies, apoyé las botas en la cama—. Tenía nueve años, sabía nadar, ya que casi todos los días nadaba en otra casa que teníamos en Australia.

—¿Cómo es Australia? —pregunté, él acarició la tela de mis botas.

—Hay mucho calor, la naturaleza es más hermosa... es más vibrante. La gente en cuanto al trato es diferente. Yo nací aquí en Nueva York, a mis cinco años nos mudamos por el trabajo de mis padres, regresamos en primer año de instituto. Fue fácil adaptarme, siempre he hecho amigos rápidamente, Charlie es el ejemplo.

—Pero no tienes acento australiano.

—La mayoría de nuestros empleados eran estadounidenses. Cuando me fui hablaba correctamente inglés, nunca modifiqué el acento inglés con el australiano, mamá me puso una maestra persistente en eso. Hablo dos idiomas más. Adivina al menos uno.

—El inglés...

—Aparte del inglés son dos más, piénsalo bien.

Protesté que no era adivina y él rió sin mencionar los otros dos idiomas que dominaba.

Me contó sobre que no nadaba muy bien y que en el cumpleaños de su padre su familia había viajado para celebrarle una fiesta en una finca donde había una piscina honda que le intimidó y prefirió bañarse en la más pequeña. Más tarde quería fotografiar los comentas que sus primos volaban y con eso un arcoíris, estaba tan concentrado buscándolo ángulos que al caminar hacia atrás no se dio cuenta de la piscina honda a la que terminó cayendo.

Se tardaron al menos cuatro minutos en darse cuenta que se estaba ahogando. Le dieron los primeros auxilios y se quedó en susto, pero tardó dos años en volverse a meter en una porque se decía que no podía ser tan estúpido y no superarlo. Por eso volver a estar en una situación parecida cuando Luis lo lanzó lo hizo entrar en pánico pensando si moriría.

—Se me cae la cara de vergüenza —dije.

—La primera vez no luché, esta sí y pude ayudarte a que me sacaras. De verdad gracias por sacarme y por lo que me compraron.

Alcé un poco la cabeza, me sonreía, así mismo me pasó una almohada que acomodé bajo mi cuello.

—No iba a dejar que te ahogaras. Y era lo mínimo que podíamos hacer. Aunque no te haya gustado el celular al parecer.

—No hay nada más importante que la visita de mi amiga, la ruda cínica.

—Me definen más adjetivos.

—Cuéntame una historia, fea y deprimente.

Pensé mucho hasta que conseguí tener una muy clara en la mente, respiré tensándome, cosa que Logan no se perdió.

—¿Cloy?... si es muy fea no.

—Tenía doce años, estaba en el segundo orfanato.

—No tienes qué decirme sobre eso, no es mentira que no quiera saberlo. Las cosas que sé que te puedo preguntar te las he preguntado.

—No me interrumpas.

Aunque sentí punzadas en mi garganta que se sentía atorada, más una presión en la cabeza comencé a contarle:

Había una niña que tenía apenas dos semanas de haber llegado, no acaparaba la atención de los niños, era muy mimosa y gentil, parecía no estar triste porque su madre había muerto al ella nacer, a su padre se lo llevó el cáncer, quedó con un tío por parte de padre. Al tipo le dieron una orden de alejamiento y sospecha de violación a la niña. El tío nunca le hizo nada, la tenía sometida y sumisa pero nunca abusó de ella.

Yo compartía habitación con ella, y tres niñas más, menos Jessica. Mi mejor amiga, casi mi hermana. A ella ya la habían adoptado. Un día luego de esas dos semanas las niñas estábamos dormidas cuando ella salió al baño sola. Yo desperté a las otras niñas, por tener problemas de sueño, para que me acompañaran a buscarla, ya que llevaba mucho tiempo sin regresar.

La fuimos a buscar, por los lugares donde podía estar porque en el baño no estuvo. Pensamos que se había escapado, sin embargo salimos las cuatro al jardín. No fue en el jardín donde la conseguimos, fue en la parte delantera del orfanato, tirada en el suelo con los ojos y boca abierta sobre un maldito charco de lodo y de sus piernas saliendo sangre. Mientras la violaban unos malditos chicos grandes que ya estaban por salir del orfanato, la silenciaron poniéndole una almohada en la cara lo que la ahogó, así murió...

—No sigas hablando —pidió aterrado.

No me inmuté cuando se sentó, me atrajo a él, sacudió mis hombros, para sacarme de mis lagunas.

—Dime que es una maldita broma horripilante de tu parte, di con esa sonrisa tuya que me he creído todo como un pendejo —me exigió al borde del llanto.

Sacudí mi cabeza negándole.

—No tienes tacto, me haces escuchar esas cosas horribles. Oh, Cloy. —Me llevó la cabeza a su pecho—. Dime que no pasaste por algo igual. Que nadie te ha violentado de todas formas posibles, ¡dímelo! —exigió batiendo mis hombros y no controlando las lágrimas.

—Por suerte, a pesar de mi carácter y no tener una gentil nadie me ha hecho nada de esa forma tan cruel y jodidamente maldita —dije firme sin llorar, ya había llorado demasiado por eso en su momento.

—Nadie se merece eso, Cloy.

—Por eso nos aceleraron el proceso de adopción, a las cuatro que vimos eso. En mi caso con los McNaughton, ya los había conocido antes, a mis padres y a Luis. De él me enamoré. Alonzo estuvo construyendo un comedor allí, algunas veces me veía y me daba dulces, luego no lo vi. Hasta poco días después de lo ocurrido todos fueron y no sabía que estaba ya prácticamente adoptada.

»Hablé mucho con ellos ese día, cené apartada en un salita, con ellos, hasta al final de la noche me preguntaron si todavía quería vivir con ellos. Y así se dio todo, a las cuatro niñas nos sacaron de la escena traumática y también por reputación.

—Qué alivio ¿no sufriste con eso?

—Lo superé —me limité a decir—. Me cansé de llorar... no sé cómo justificarme. —Me encogí de hombros—. Así pasó.

—¿Nunca más estuviste en algo parecido?

—Eres masoquista Logan, no querías que te contara y ahora preguntas por más. —Su rostro se contrajo en tristeza e impotencia—. No te preocupes, no me pasó nada más de eso. Solo problemas menos sanguinarios.

Limpié sus lágrimas con las mangas de mi camisa. Cerró sus ojos y pegó mi frente a la suya tomándome la cara con sus manos, yo no los cerré. Gesto que sentí demasiado sentimental de su parte, no me molestó su intención de entender mi dolor, sí su empatía emocional afectiva.

—No tienes ni el más mínimo tacto en contar algo así. —Reímos nerviosamente—. Si eso garantiza que hables más de ti está bien Cloy.

—Maldito masoquista chismoso adulador.

—Te faltó jodido chicle no cliché.

Sentí curiosidad por el hoyuelo, hundí mi dedo un poco y lo aparté. Era suave, pensé que me picaría por su barba milimétrica.

—No sé cuál de los dos es el bono extra.

Rio y se alejó, me miro atentamente sin perderse un centímetro de mi rostro. Ahuecó mi barbilla entre sus dedos índice y pulgar.

—Tu barbilla es más pequeña de lo pensé.

—Eso es raro.

—Solo soy yo tratando de entenderte.

***

Decidimos ir a comprar nuestros regalos de navidad, él los que faltaban para sus amigos y yo para mi familia y a mis amigos-hermanos. Cada año les regalaba algo, pero Catalina me tenía retenido en mi cuenta lo del auto por robarle para pagarle la fianza a Samuel y me estaba controlando hasta la mesada. Así que solo pude comprar dieciséis pares de calcetines; distribuidos en cinco y once pares, uno para cada miembro de mi familia y uno para cada uno de mis amigos.

—¿No sabes que regalar? —me preguntó Logan.

—No quieres saber cómo me gasté los últimos ahorros de mi auto en una fianza y por eso Catalina me limitó la mesada —dije—. Iré a pagar, te espero en la fila.

Al poco tiempo vino con una chaqueta de cuero para Hanck que no era nada su estilo. Fuera se quedó mirando en una tienda de videojuegos para darle algo a Charlie, con el que comenzaba a hablarse y lo estaba manipulando, lo cual no creía, para que me dejara de hablar.

Condujo a casa más animado y cuando iba a bajarme me dijo que si no cedía con respecto Charlie nuestras diferencias no iban a acabar, que por favor pusiera de mi parte. En ese momento no me di cuenta de lo obvio. La conversación pasó a ser sobre Chelsea, se notaba que la quería y luego bajó conmigo diciéndome que no me había comprado nada ofreciéndome un beso y un abrazo, yo di un paso atrás.

— Que poca cariñosa eres.

—Ya me manoseaste bastante en tu habitación... ¡Mierda! Eso sonó sucio.

Se rascó la cabeza incomodo, nos miramos unos segundos, torcí los labios, él me extendió los brazos, yo me hice la dura. Se acercó, me apretó, me alzó, y por último un beso en la mejilla de varios segundos para ser normal entre amigos. Puso la suya en un gesto infantil para yo besarla, resoplé, besé mi mano luego la pasé por su cara.

—¡Qué tramposa eres! ¡Casi estamos en navidad!

—Supéralo.

Me di la vuelta, en un movimiento desprevenido de su mano me giró la cara obligándome a besarle la mejilla.

—¡Así me conformo!

—Mamón de mierda, chicle pegajoso, estúpido insistente. Vete a chingar a la abuela de tu vecino.

—Cada vez está más cerca esos brazaletes de mejores amigos por siempre. Lo huelo como chocolate caliente.

—Vete a chingar una piscina, mal navidad cabrón.

Escuché su risa, le saqué mi dedo, disgustada de su arrebato lo vi irse.



°°°

Gracias por leerme. Besos y abrazos problemáticos 😘
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