CAPÍTULO 11

Baile caliente

Lo cierto fue que Mary Anne invitó a mis hermanos a su fiesta por mí, y de la nada Luz quiso ir y nos sacó permiso con mamá y me terminó convenciendo porque tomé la oportunidad de conocer un poco más a Steve, al que invité.

Las ganas de mi hermana de asistir se debían a que tenía una cita con un tal Roger Guzmán y por eso Lucas estaba molesto, me parecía de lo más ridículo e hipócrita porque seguir con Cinthya no era muy inteligente.

Llevé puesto un vestido negro a mitad de muslo con mangas largas y escote en forma de sostén por encima de mis pechos hasta la mitad de mi abdomen. Lucas al verme dejó su boca entreabierta y sonrojándose al mismo tiempo, disimuló arreglándose el cuello de la camisa. A veces sentía un poco de culpa por vestirme así sabiendo que tenía impacto en personas como él.

—Me enteré de algo de Roger Guzmán —me dijo él con un tonito de molestia dando retroceso, yo mire a mi lado a Luz que íbamos sentadas en la parte trasera.

—Me alegra de que tengas una cita —La felicité girando a verla, se ruborizó aunque estuvo aliviada que yo me alegrara.

—Creo que es el ex de Mary Anne Reed y como la persona sensata que yo sería no lo invitaría a mi fiesta de cumpleaños, si lo odio, claro.

—Deben de haber quedado bien si él está invitado a la fiesta, lo que quiere decir que tienen trato —dije.

—Ya no tienen nada y nosotros somos amigos —explicó ella.

—Apenas y lo conoces —le dijo él.

—Sé quien es Roger desde hace tiempo.

—No lo conoces Luz y le aceptas una cita.

—Lo mismo hiciste con Cynthia y no le creíste lo que Cloy te dijo. ¿Acaso yo no puedo hacer lo mismo porque soy mujer? ¿Porque una mujer está más propensa a ser vulnerable y que acaben con su reputación?

—Te apoyo en eso —me metí—. No es un problema si fue o no fue novio de Mary Anne o si tú lo conoces haces dos horas.

—Es un jugador de lacrosse, mismo del que se han metido estas semanas contigo Cloy. Son unos totales huecos e imbéciles mujeriegos —dijo Lucas.

—Roger no se ha metido con Cloy. Nunca le ha hecho caso a Charlie —le dijo Luz.

—No me gusta ese tipo.

—No sabes quién es.

—Estoy enojado y no me ayuda saber que te invitó el ex novio de la cumpleañera ¿Qué van a decir? ¿Qué le vas a dar celos a la cumpleañera? Bonito ¿No?

—Él fue sincero conmigo, me dijo que no tienen nada.

Lucas siguió diciéndole que él no le convenía hasta que ella se hartó diciéndole que se callara, estaba irritante también porque Cynthia le había hecho pelea porque no podía pasar por ella ya que nos llevaba a nosotras primero para evitar roces. No estuve eximida de su mirada iracunda.

Al llegar Steve me esperaba en la entrada, me bajé junto a ellos y él se acercó a mí. Saludó con un beso en la mejilla y un abrazo corto justo tomando mi cintura.

—Hola Cloy.

—Hola Steve —dije haciendo el abrazo más breve al apartarme ni tan rápido ni tan brusco—, ellos son mis hermanos.

—Como ya escucharon soy Steve y tatué a Cloy, entonces debes ser Luis.

Lucas quedó desconcertado por un momento hasta que dijo estas palabras:

—Sí, soy Luis, Cloy me quiere mucho.

Me apartó del lado del chico y me abrazó desde atrás a lo que Steve ladeó la cabeza con curiosidad.

—Dijo que era su hermanito.

A Lucas no le sentó anda bien.

—Soy menor que ella por meses. Me lo dice por cariño —pudo decir dentro de su enojo.

—Y ella es Luz —dije aguantando la risa.

—Hola, si la sigues viendo tal vez tatúes mi nombre.

—Es un bonito nombre, me daría mucho gusto tatuarlo junto con una luz resplandeciente sobre las letras con colores blanco y amarillo. Perdón por salirme de la conversación.

—No tocaras a mi otra hermana —le dijo Lucas.

—Supéralo Luis. No nos perdamos los tres de vista —concluí demandante.

Mire a los dos, luego a Steve, con la cabeza le indiqué que me siguiera dejando a los dos con preguntas evidentes en sus caras de por qué lo había invitado. ¿Por qué era tan difícil entender que lo hice porque quise?

Saqué mi celular de mi bolso para buscar el código QR que me había pasado Tyler Hanck el mismo día que Mary Anne me invitó. Lo pasé por el lector con la mirada del tipo que custodiaba la puerta, al tener el acceso caminamos y en pocos metros había una tipa que ponía pulseras VIP de color azul a las personas que íbamos a la fiesta.

—¿Es tu amiga la cumpleañera? —me preguntó, camino al salón apartado.

—Ni de cerca. Quiere serlo. Por eso me invitó, supongo.

—Podemos ir a otro lugar.

—No dejaré solos a mis hermanos.

Le eché una ojeada pero tuve que detenerme... Decir que ese día se veía feo era una tremenda falacia, vestía unos jeans azules, camisa celeste y chaqueta azul oscura junto a unos zapatos blancos. Como pan con miel estaba Steve, para saborearlo con ganas y subirme sobre él cogiéndomelo por horas. Me sonrió como si guardara un secreto pícaro entre ambos, en ese momento mis hermanos pasaron por nuestro lado discutiendo pero sin dejar de mirarnos.

—Entremos porque mi hermano tiene ataques de celos por el ex novio de la cumpleañera que es la cita de mi hermana.

—Vaya lío.

—Que te quede claro que te impregnaras de dramas de instituto ¿Cuántos años tienes?

—Veintidós, universitario, tatuador, mal conductor.

—¿Eres un infeliz que no tiene licencia?

—La tengo porque la repetí cuatro veces hasta que la pasé con poca puntuación pero para mí seguridad y la de los demás uso poco el auto, en bicicleta es mejor, me vine en ella.

—Que cool.

—¿Te gusta que me haya venido en bicicleta?

—Claro que sí, no tienes que fingir conmigo sobre nada.

—Es por razones de seguridad ¿Ya pasé la prueba de que soy genial?

—No, esfuérzate más Steve.

—Bromeo, sé que no es suficiente.

Al entrar vi pocas y entre esas no vi a la cumpleañera.

En la barra de licores pedimos una bebida. Éramos mayores de edad y todavía no era edad legal para beber, pero en esos eventos en lugares lujosos siempre nos ofrecían alcohol que gustosos aceptábamos y no solo por la barra libre.

Con las margaritas en nuestras manos me giré de espaldas a la pista porque en una mesa desde que entré los pocos jugadores que estaban gritaban mi nombre.

—Entre más los ignoras más te llamaran —me dijo él—. Si es por mí no te preocupes yo me quedo aquí.

—No iré, no son mis amigos.

—Si no lo quieres saludar quédate conmigo entonces toda la noche —dijo con voz seductora.

—Para eso te invité. —Le di una sonrisa descarada bebiendo de mi coctel.

—Has paralizado corazones con este vestido —me halagó James Espinoza acercándose.

—Fuera de mi vista.

—Ey, deja la agresividad. Te venía a preguntar si bailaremos hoy. ¿Quién es él?

Me giré dándole la espalda para hacerle una seña a Steve que me siguiera. Era un mal momento para socializar porque quería estar con mi cita. En un escaneo rápido vi a Luz, entonces crucé toda la pista hasta ella que hablaba con el tal Roger Guzmán.

—Quería hablar con ustedes. —Mire a los dos, ella se veía nerviosa, él relajado.

—Señorita Cloy. —Él intentó besar mi mejilla pero en cambio choqué palma y puño—. Oh, bien ¿Cómo estás?

—Preguntándome por qué viniste con mi hermana al cumpleaños de tu ex novia.

Luz quiso darme una cachetada.

—Es mi ex novia, debe de estar saliendo con alguien y yo tengo que salir en citas.

—Estoy de acuerdo —dijo Luz luciendo incómoda.

—Yo también. Solo esa era una duda. No me meto en tu vida. Nos estamos viendo.

Me alejé a una distancia de ellos, recordé que tenía un acompañante que busqué moviendo la cabeza. ¿No me había seguido? No, simplemente se había quedado a un lado del inicio de la pista atendiendo una llamada. Me quedé de pie tomando mi coctel con lentitud, bajé mi vaso posándolo en una mesa, minutos después sentí el beso de Logan en mi mejilla tomándome desprevenida, al que actué con normalidad.

—Hola, me lo debías. —Sonrió de forma ladeada mostrando su hoyuelo impulsador de hormonas.

—Creo que nos hemos besado más que cualquier relación de amigos del promedio.

—Otra apuesta con Tyler de cuándo sería el día que lo primero que me dirías fuera una pregunta.

Revolotee mis pestañas.

—Siento que Tyler Hanck sabe demasiado de nosotros.

—Es un dominio público en nuestra relación.

—No entiendo nada de lo que dices. Dime por qué te debía un beso.

—Somos íntimos pero nunca nos habíamos dado un beso en la mejilla, por eso me debías dejarte besar por mí en tu mejilla.

—Uhm, besaste mi mejilla en la entrada de mi casa. —Alzó las cejas al saber que lo había pillado—. Mantengamos el contacto físico fuera, no quiero que tu novia me reclame que ando de pasadita de manos contigo. —Arrugué la cara ante la idea, sería como un drama de alguna película de las que veía Luz.

—Chelsea no se pondría así porque sabe que somos amigos.

—Entonces tu propuesta implícita es que nos saludemos como gente normal de beso en la mejilla.

—Somos unos amigos normales ¿no?

Puncé con mi mirada la suya en ese estúpido chiste lo que lo hizo quedarse ciego. Tomé otro trago de margarita observando mis alrededores.

—¿Si estás haciendo la cadena de BBF? —le pregunté.

—Espero que tomes la iniciativa. —Sonrió mostrando de nuevo ese hoyuelo mirándome de forma descarada unos segundos.

—Te ves bien ¿Chelsea? ¿Se dio cuenta que eres un jodido chicle y te dejó plantado?

—No, está en el baño.

—Tiene cordura esa chica. Poca pero la tiene.

—¿A qué te refieres con cordura?

—Miraré al techo y cuando te vuelva a mirar olvidaré que no supiste interpretar eso.

No mire al techo sino a Steve que me comí con la mirada.

—No tengo idea de cómo debo interpretarlo —la voz de Logan me sacó de mi ensoñación sexual con el tatuador.

—Serás buen novio.

—¿Podemos bailar una canción más tarde? —preguntó cambiando el tema.

—Es mejor que te restregando a Chelsea que dejando tus manos en mí.

—No me restregaré con ella ni yo contigo. No soy exclusivo, puedo bailar con chicas sin que se tome de otro modo.

Steve nos interrumpió poniéndose frente a mí. Logan pareció confundido.

—¿Todo bien? —preguntó.

—Él es Logan, mi amigo. Logan, él es Steve.

En ese instante Logan pareció confundido porque él se me acercó, no necesité decirle a nadie que era mi cita para que supieran que lo era.

—Vaya —fue lo que dijo el tonto de mi amigo.

Steve le sonrió haciendo saberle que estaba a gusto de conocerlo.

—Hola —le dijo Steve.

Logan me miro y luego a él para estrecharle la mano que Steve con una sonrisa le aceptó.

—Cloy no te mencionó.

—Quiero creer porque nos conocemos hace poco.

—Así es —dije.

—¿No vas a ser sobreprotector como Luis?

—¿Conociste a Luis?

Le ofrecí una seña con mi mano disimulada a Logan para que se callara.

—Sí —dijo Steve confundido—. ¿Tendría que preguntar por qué te parece extraño?

Me miro, yo le sonreí con cinismo. Él me devolvió el gesto que interrumpió Logan al decir que sí le parecía extraño.

—Ya lo preguntaste. Te lo podré responder más tarde —dije antes de que Hilfiger la cagara.

—Entonces, me debes un baile.

Lo consideré meneando la cabeza haciéndome la dura.

—Una canción, hecho.

—Ya veremos cómo te puedo convencer con más de cinco canciones.

—No soy de sorprenderme pero te doy la oportunidad de que lo hagas. Piénsalo bien y no lo pienses con tu pene.

El único impactado allí fue Logan. No comentó nada pero su cara fue para pintarla en la representación de una película de drama joven mismas que veía Luz.

—Me conformo mientras tanto.

Me sonrió en una sonrisa pequeña y yo de labios cerrados.

—Respondiendo a tu pregunta. Si me pondré sobreprotector, pero Cloy te puede dar unos golpes que te van a dejar sin conocimiento antes de que yo pueda pensarlo. Si no pasa yo si puedo golpearte —habló Logan.

Logan no estaba por una parte a gusto con Steve, demostrar rudeza no era lo suyo, prefería hacer uso de la paciencia.

—Puedo defenderme con mis propios puños y patadas —dije mirando a Logan mal.

—Intentaré ser un chico bueno —dijo Steve.

Steve no se molestaba cuando hablaba era relajado, no se ofendía, ni mostraba un tono molesto o amenazante cuando hablaba. Igual que Logan. Solo que el segundo trataba con más amabilidad, eso no significaba que Steve fuera mal educado.

—Sí, piénsalo.

—Hablan de mí. No se vean como unos tontos hablando como si fuera un toro, vaca o una mierda de esas.

En ese momento Chelsea llegó.

—Hola Cloy.

—Hola Chelsea.

La primera vez que hablábamos directamente y le agradecí en mi foro interno que hubiese llegado porque estaba dispuesta a golpearlos en pleno centro del salón.

—Hola, me llamo Steve.

—Hola, soy Chelsea, parece que viniste con Cloy.

—Sí —contesté.

—Genial. Podemos sentarnos y hablar en una mesa los cuatro.

—Bailaremos nosotros, más tarde —dije.

—De acuerdo pero lo prometiste.

Me señaló con su dedo que su uña estaba pintada de blanco y azul en una sonrisa que no debía negarme.

—Sí, lo prometiste —me dijo Logan.

—Si no lo hago tendré a un chicle fastidioso luego, sé a lo que me atengo.

Chelsea rió no sabiendo exactamente a lo que me refería, como yo sí le sonreí malvada a mi amigo, me fui de allí con Steve, pero me regresé cuando Logan me llamó porque había olvidado mi vaso con el cóctel, él dio un paso al frente murmurando.

—Si intenta cualquier cosa que no quieras, gritas y lo golpeas, luego yo me haré cargo.

—Puedo sola —le dije tomando brusquedad el vaso.

No necesitaba ayuda de nadie, qué intensidad con el machismo actualmente, jodánse.

Regresé al lado de Steve y él me pidió llevar el vaso que ya estaba vacío.

—Bebamos otro, supongo que tu amigo se puso un poco intenso al igual que tu hermano.

—Puedo defenderme sola.

—Eso suena interesante. Sería sexy verte golpeando.

Me guiñó un ojo a lo que yo se lo devolví.

Buscamos otra bebida menos fuerte para los dos, me propuso bailar lo cual no me negué, la mejor decisión de la noche, bailaba muy bien. Fueron roces intencionales que no hicieron daño en nuestros cuerpos, nos llenó de expectativas del otro porque solo sonreíamos y no hablamos demasiado.

Hasta que sonó un reggaetón lo que me incitó a provocarlo, me puse frente a él mirándolo pícara, tomé sus caderas con las dos manos y moví un lado de mi cadera a su entrepierna con suavidad; el movimiento era largo ya que a propósito me despegué un poco de él, me miro con sorpresa y luego al movimiento de mi cuerpo.

Cambié la táctica cuando me moví pegando cada lado de mis caderas a cada lado de las suyas.

—Me encanta que me bailen —susurró en su voz masculina que me erizó los bellos de mi escote.

Él quitó mis manos y las puso en las mías para hacer exactamente lo que yo le hice chocando con toda intensión su cadera a mi entrepierna lo que me hizo comenzar a excitarme.

Supo acoplarse a mis movimientos, sus roces intencionados hacían tocar mi entrepierna, me fui detrás de él sin soltarle las manos a moverme igual que adelante, no podía desperdiciar la tensión y pegué mi culo con el suyo, al verme afectada di la vuelta dejando mi espalda contra su pecho.

Peor a mis hormonas. No dejé de zarandearme contra sus caderas sintiendo su pene semiduro en mi culo, lo mejor que pude haber hecho esa noche.

—Sabes moverte ¿Das bailes privados? —me preguntó con las manos en mi vientre.

Eso ayudó a mantener un ritmo sensual, yo le mostraba como bailar y él a llevar mis caderas a las suyas y a su vez de atrevido a su entrepierna.

—Ta vez algún día. Serás el jurado.

Besó mi cuello dejando como evidencia que me afectó un pequeño estremecimiento, él un jadeo silencioso en mi oreja por la respuesta de mi cuerpo. Me pegó más él para restregar de forma circular todo su pene en mi culo, yo no dejé de moverme; me bailó él, yo le bailé a él. El baile más caliente que he compartido.

—Pareces tener fuego en las caderas Cloy.

Reí, giré mi cara hallándome de frente la de él, me llevaba varios centímetros de altura, lo que me hizo sentir delicia cuando metí la mano por detrás de su cuello hablándole cerca de sus labios rosados.

—Y humedad más abajo.

No dejó de sorprenderse riendo.

—Eres muy directa. Esto es excitante. Eres excitante.

—Estás muy papacito. El pan con miel te queda pendejo. Quiero saborearte. —Me sonrió igual a mí, con descaro.

—No quiero refregarme a ti para darme placer, mereces algo privado y con la capacidad de hacerte gemir de verdad.

Mi corazón bombeó con más intensidad y mi teta derecha que estaba de lado a su pecho me cosquilleó, más abajo mi entrepierna le dio calor a mis muslos.

—No he gemido todavía.

—Ya me hago la idea de que me tengo que esforzar.

Debía de esforzarse porque yo era muy exigente en el sexo.

—Vayamos a beber algo.

Nos despegamos para ir a la barra a beber algo fuerte, con vasos en manos caminé hacia Lucas que se besaba con Cynthia en una mesa y bebían licores distintos, del otro lado en otra mesa alta Jase parecía ir bien con una chica y tanto Kevin y Mark miraban a una chica que no se callaba.

—¿Has visto a Luz? —le pregunté a mi hermano.

—Me dijo que saldría un momento con Roger.

Lo mire punzante por la indiferencia con la que contestó

Con las mismas me aparté con Steve detrás para llamar por celular a Luz, eran pocas cosas probables que estaría con él afuera, como manosearse, no era mi problema; era y será su culo y vagina pero considerando que Roger Guzmán no lo conocía no me confíe. Al contestar me dijo que habían ido a comer en una hamburguesería, ya luego regresaba. Habíamos cenado, sin embargo no le di importancia, ella podía resolver sus asuntos sola.

Caminé a otra mesa para sentarme donde pudiera sentirme menos ofendida por la indiferencia de Lucas.

—¿Todo bien? —me preguntó Steve.

—Sí, no está en mis manos, asuntos de otros.

—La pregunta será idiota pero necesito hacerla para descartarla ¿Tienes novio? ¿Sales con alguien más?

Me reí con malicia.

—No te hubiera invitado; hubiera venido con mi novio.

—Tal vez porque te enojaste con él, tienen una relación abierta... —dejó al aire suposiciones.

—Nada de eso. Y si estuviese saliendo con alguien más tampoco te habría invitado.

—No estás obligada a decirme la verdad.

—Soy sincera en cuanto a estas cosas, me gusta dejar todo claro.

—Pues a mí también, no tengo novia, no salgo con nadie y te repito no tengo nada con la chica celosa que te insultó el día que fuiste a pagar.

—No te pedí que me contaras pero está bien, ya tenemos todo claro.

—En dos días que nos hemos visto me eres interesante.

—Te dio más atractivo que no te dejaras intimidar con mi hermano y amigo. O dime la verdad si estás cagado.

—Me gusta haber escuchado eso. —Me sonrió—. Y no estoy cagado, no tengo que estarlo cuando sé que no voy a hacerte nada ruin.

Y eso me sirvió para dar el otro paso, sabía que no podía confiar a ciegas en él. Nunca. Tampoco significaba que no podía divertirme con él. Además de que por supuesto ya estábamos en otro nivel con tremendo baile ardiente.

—Podemos experimentar. He pensado en ti para tener sexo.

Era lo que quería. Matthew se quedaba en el pasado y el vano intento con Logan también, el primero me mantenía saciada y con ganas de más por la adrenalina y el segundo me las incrementaba por la falta evidente de sexo. Esperaba que Steve fuera un cambio de nivel máximo.

—No eres nada sutil hablando. Cuando insultaste a mi compañera de trabajo y créeme me interesó y me sorprendió. Y lo de la pista fue otro nivel de sensualidad, el baile, tú misma. Eres diferente y me gusta.

—Es un pequeño vistazo Steve, tendríamos que dejar todo claro.

—¿Me vas a encantar?

—Queda a tu criterio.

Me recosté a la silla cruzada de brazos, coquetear con él era tan emocionante y divertido, lo disfrutábamos. Quedamos interrumpidos al ver Mary Anne agitada sentarse a mi lado y besar mi mejilla, yo le eché una mala mirada por interrumpirnos.

—¿Cómo la estás pasando Cloy?

—Bien.

—La fiesta es toda una bomba.

—Sí.

—¿Y él quién es? —preguntó mirándolo dándole una sonrisa amable.

—Steve, felicitaciones —dijo él captando que era la cumpleañera.

—Gracias, cumplí hace dos días. ¿Eres su novio?

—No seas chismosa y ve a emborracharte —le pedí.

Mary Anne rio ante mi comentario cortante, me irritaba las personas que querían caerme bien, lo veía tan falso.

—No somos novios, pero al menos aventuraremos —dijo él mirándome.

—No vayas tan rápido —le dije.

—Presiento que si me quedo callado planificaras la boda —bromeó.

—Hay otras formas de como terminar.

—No hagas que imagine mucho, con la rudeza que te vi en la tienda puede ser que me mandes a volar. Y el baile...

—¿Por qué ya no estás seguro?

—Sé lo que quiero contigo Cloy, me da miedo que tú me descartes.

—No me asustaré. Solo que soy exigente.

—Eso es lo que me da miedo.

—Puedes hacer un salto de fe, ganas no te faltan.

—Son entretenidos de escuchar cómo se flirtean —nos dijo Mary Anne.

—Necesitamos privacidad —le pedí.

—Cloy no seas tan odiosa, no te he hecho nada. Venía a hablarte de Roger Guzmán.

—Luz sale con él no yo, dile tu cartilla de ex novia celosa y tóxica a ella.

Steve no se contuvo a reír.

—Luz me parece una buena chica que no merece salir con ese infiel, eso es todo ¿No te han engañado y por más que ya no te importe no tienes la necesidad que por lo menos algunas chicas lo sepan y rechacen al chico?

—De ser así puedo desear que los chicos infieles que no hablen claro queden impotentes. Por una mentira menos deseo más humillación hasta quedar inservible en eso de dar placer. —Mire a Steve fijamente—. No tienes poder divino para hacerlo y Luz tal vez goce con su pene.

No hablaba de verdad, en realidad sí, lo de quedar impotentes solo quería que se ofendiera y se fuera. Ella abrió mucho su boca de mi comentario y Steve sus ojos con una sonrisa divertida.

—Eso es profundo y estoy de acuerdo. Steve toma nota —le dijo.

—No renunciaré —me dijo mirándome haciéndome saber que estaba muy comprometido.

—Acabas de pactar con una pesadilla. — dije sonriendo con maldad.

—Correr el riesgo es placentero.

No era que me importara lo que pensara Mary Anne pero estorbaba cuando teníamos ese nivel de conversación donde solo era de dos.

—Ve a bailar con quién te quiere quitar ese vestido.

Tenía que admitir que le quedaba bien porque nada le quedaba mal, era bastante revelador en su espalda y escote que estaba haciendo morir a medio equipo de lacrosse.

—Luego hablamos. Y hablaré con Luz —dijo luego de levantarse.

—Haz lo que quieras.

—No te saco de mi fiesta luego de esos insultos porque me caes genial.

—Tú no me caes especialmente bien, me da igual tus intentos de interacción conmigo. Vine a esta fiesta porque no tenía que hacer otra cosa.

Puso una mueca asombrada y de diversión y desde esa noche preferí no insultarla más porque no le hacía nada ser despectiva con ella. Igual que Logan.

—Ya. Luego hablamos. Adiós Steve.

—Adiós, genial fiesta.

Rodé mis ojos y mire a Steve.

—Parecía muy interesada en ti ¿le gustas? —me preguntó cuando se fue.

Sonreí porque estaba en el punto que le gustaba a cualquier persona y no me agradaba y tampoco estaba en desacuerdo. Moví mi mano en la mesa cerca de la suya.

—Si me gustaran las mujeres no me gustara ella. Envidio su melena.

—Es bueno que admitas envidiarle sanamente algo a otra chica, por lo común eso no se escucha entre ustedes las chicas, siempre es envidia.

—La envidia les perturba la mente a veces a las chicas. No se lo admitiré, es irritante.

—Es agradable. No debes descartar su amistad aunque a veces que alguien se haga el bueno no es real, lo hacen para fingir

—Piensas un poco como yo.

Le sonreí y mire a mi alrededor buscando a Lucas, se besaba con Cynthia en medio de la pista, Luz ni rastros.

Terminé de beber la bebida, sonrió, me tomó de mi mano inquieta y me llevó afuera del lugar dando a un pasillo que llevaba a unas escaleras, lo habíamos visto al entrar, las subimos descubriendo que era una azotea que daba vista al cielo de Nueva York como los edificios kilométricos.

—Parece que allá dentro hay mucho ruido. Quería un momento a solas para besarte —reveló con calma mirando el lugar solo.

—Lo percibí. —Apoyé mis manos en el barandal inclinándome levemente sintiendo libertad, él se puso a mi lado ni tan lejos ni tan cerca—. No haces nada por besarme, entonces, era una excusa de palabra por sacarme de allí. No he notado la jeringa con droga para dormirme y secuestrarme.

Se dobló un poco por la risa.

—Con lo único que podría hacerte daño es con mis agujas de tinta y no lo haría para no dañar tu piel.

—Doy buenos golpes para que sepas ¡Mierda! —Solté las manos del tubo casi que congelado—. Está muy frío.

—Está bastante frío. —Retiró su mano, me observó unos segundos sin parar, se quitó la chaqueta y me la puso—. Aunque tus órganos estarían fríos, perfectos para actuar como carnicero, no quiero que sufras primero.

—Gracias, tan gentil. Algunos que han hecho esto han tenido éxito.

—¿Con un beso de por medio? —Se acercó rápido a mí.

Recordé quien me había dado su chaqueta Logan y Jase.

—No. Y no debí mencionarlo.

—¿Para no darme el beso?

—Porque no has sido creativo.

—Dame inspiración.

—Prefiero seguir pensando en el beso que no me has dado.

Sonrió haciéndome entender que lo disfrutaba.

—¿Desesperada?

—No. Ya me lo darás. Lo recalco porque dijiste que para eso me trajiste.

—Tranquila. Si no lo hago, lo haces tú. No me voy a molestar.

—¿Por qué dices que tengo que estar fría para que rebanes mi piel?

—Ni la menor idea, no sé de medicina salvo que los doctores visten de bata blanca.

—Saber eso me da a entender que no tienes ninguna enfermedad.

—Solo gripe más de lo acostumbrado. Por ahora no te pasaré nada cuando me beses.

—Entonces aléjate de mí.

Me moví varios pasos a mi izquierda. Él rió.

—O tú te quedas allí o te mueves porque tengo que besarte y eso requiere menos distancia.

Steve era un puto juego que te gustaba jugarlo y te volvía adicta.

—Quien quiera un beso vendrá a dármelo.

Se quedó allí mirándome como yo a él, su mano derecha había un tatuaje de colores cosa que no recordaba la última vez que lo vi. La curiosidad pudo más y me acerqué.

—¿Es llamativo? —me preguntó con genuinidad.

—Sí ¿Puedo tocártelo?

—¿En el doble sentido? —Lo mire mal—. No quiero esa mirada de odio de seguro y has tocado más de lo que yo pude haber tocado otras cosas.

—Tu tatuaje.

—¿En el pene? No te molestes, lo has dicho dos veces en una noche.

—¿Tienes un tatuaje ahí? —pregunté no disimulando mi mirada de sus ojos al cierre del pantalón.

—Hoy solo nos daremos besos intensos. No preguntes eso esta vez.

—¿Si puedo tocarte el tatuaje que tienes en la mano? —fui más específica.

Asintió guardando una pequeña sonrisa, tomé su mano admirando el buen trabajo en su relato de haberlo hecho cuatro días atrás, era un retoque por él mismo.

—¿Tatúas con las dos manos? —le pregunté porque sabía que con su mano derecha había hecho mi tatuaje.

—Afirmativo, desde los diez años me propuse ir con la izquierda por si alguna vez perdía una mano... ya sabes, veía programas de accidentes aparatosos a esa edad, inquietaron mis ganas de comenzar a poder dibujar bien con esa mano.

Sonreí, era espontaneo, encogía sus hombros en un gesto tierno no obligado, fruncía sus cejas cuando sonreía, casi no fruncía el ceño, su voz era de hombre masculino, tenía tatuajes... y estaba más bueno que cualquier fresa con chocolate para comértelo acompañado con pan y miel.

Me acerqué más a él ubicando mis manos en sus hombros, sonriéndole como él a mí, de inmediato puso las manos en mis caderas evitando tocar su chaqueta, palpando mi vestido.

—Quería que lo hicieses tú. A ver que tanto te atreves.

—Ya veo porque la demora. No estoy apurada ni desesperada.

Lo tenté tocando su nariz con la mía, en arco reflejo buscó mis labios con los suyos.

Y me alejé.

—Eres cruel con mi expectativa.

Sonreí con malicia.

—Regresemos y bebamos algo.

Lo dije como si nada hubiese pasado. Me moví caminado a las escaleras, al no sentir su cuerpo a mi lado, me giré, estaba atónito mirándome en el mismo lugar.

—Y lo peor es que te voy a hacer caso y seguiré como si nada.

Yo apuré el paso hacia él al verlo avanzar, coloqué una mano en su hombro para indicarle que se pegara a mí. Al tocarse nuestros labios dimos un par de pasos hacia delante, al estabilizarnos volvió a poner sus manos debajo de la chaqueta en mi cintura.

Presioné un poco para luego rozar nuestros labios.

—Ahí tienes tu beso de mis labios provocantes —le dije susurrante cerca de su oído.

—Allí viene el tan ansiado mío de mis labios expertos —dijo casi pegando su mejilla en mi boca.

Sin suavidad mordió mi labio inferior, con mucha presión luego jugueteó con ellos con brusquedad en un beso intenso, metió su lengua en mi boca haciendo sentir nuestros cuerpos más intensos y perceptivos. No era un beso de un niño, era de todo un hombre con experiencia que me puso a su nivel.

Para cuando terminó el beso, se separó un poco de mí con mirada fija sobre mi casi chocando nuestras narices. El olor que emanaba era a cera de cabello y a pintura acrílica, el sabor de sus labios era un placer picante que podría asociarlo al chile y a la intensidad de un limón.

—¿No eres de muchas palabras? —me preguntó rozando su dedo en mis labios.

—Así es. Tengo experiencia en este tipo de relaciones. No creo drama ni soy celosa y ya te diste cuenta que soy muy franca.

—Mi relación soñada se hace realidad.

Sonrió. Jaló un poco su chaqueta hacia abajo acomodándola, se alejó de mí para tomarme la mano y regresar a la discoteca. No me besó luego, seguimos bailamos y conversamos un poco más hasta que vi a Lucas muy borracho como para que siguiera allí, con ayuda de él y de Jase lo llevaron a la camioneta. Steve se despidió de mí en un pequeño beso en la mejilla.

Por suerte mamá ni papá se dieron cuenta que Lucas había llegado borracho a casa con nosotras.

Los besos de Steve eran esos que te hacían sentir mujer, de los que esperas que arranque tu ropa a besos o que se te caiga de la intensidad, de esos que piensas que el sexo es un arte maravilloso creado para desenfrenar todo el deseo que sientes por alguien. 



</>
¿Quién creen que tiene más química con Cloy?

¿Steve o Logan?

¿Con quién la prefieren?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top