Capítulo 91

Abrí los ojos. No podía seguir durmiendo. Otra vez esta maldita sensación. Bajé la mirada y ahí estaba de nuevo.

La puerta estaba entreabierta, las luces apagadas y en plena oscuridad, y aún así, conseguía ver ese maldito rostro deformado mirándome fijamente, esperando la oportunidad para atacarme. Lo olía, le huelo, la huelo… Nina.

Notaba sus pequeños ojos posados en los míos, su mano apoyada en el marco de la puerta, asomando su cara deformada por ahí.

Miré a mi costado y Jeff dormía como un tronco. ¿Cómo podía dormir tan tranquilo? ¿Acaso no notaba que lo observaban en plena noche?

Volví a mirar a Nina, seguía allí, claro. No podía perderla de vista, no podía dejar que me siguiera dejando como una loca delante de Liu y Jeff. Solo porque ellos no la viesen no significaba que estuviera loca.

Me acerqué muy lentamente a Jeff para no despertarlo, ya que sería inútil.

“Oh, vamos, Tenny. Si Nina entrase tanto Liu como yo nos enteraríamos, somos asesinos profesionales”, eran sus palabras.

Me estiré cuidadosamente lo más que pude y agarré su cuchillo de la mesa de noche, Jeff se movió un poco, pero no despertó.

Si Nina me hacía daño, Liu o Jeff me curarían y serviría para incriminarla, estoy harta de que me miren por debajo del hombro.

«Si muero, no tengo nada que perd… Claro, claro que tengo algo que perder, idiota. Mi familia, si yo muero, ellos lo hacen».

Suspiré hondo y pensé, agarré el mango del cuchillo con fuerza, podía escuchar la respiración de Nina, se estaba empezando a agitar. Abrió un poco la puerta y me sonrió desde la distancia.

Levantó un poco su mano y me hizo un ademán con el dedo índice para que viniera. Le saqué el dedo del medio y señalé a Jeff, amenazándola con despertarlo.

Ella sacó su cuchillo y lo puso en su cuello y simuló que se degollaba para luego señalarme a mí, dándome a entender de que podía silenciarme antes de que pudiese mover un solo músculo.

“Escoria” gesticulé con mis labios sin decirlo, sin estar segura de si me vería.

Solo se veían nuestras siluetas, pero no necesitaba luz para ponerle rostro a la figura y saber que se burlaba de mí.

De pronto, escuchamos pasos, Liu se había levantado. Nina, alertada, caminó sin hacer el mínimo ruido, alejándose de la puerta. Liu encendió las luces y se asomó al cuarto de Jeff, viéndome sentada y con el cuchillo de su hermano en mi mano.

Sin perder tiempo, aprovechando que tenía a una defensa, me levanté y caminé rápido a la sala. La busqué por todas partes, pero otra vez había desaparecido, sin dejar una ventana o puerta abierta.

—Está bien que Nina sea fea por sus quemaduras de tercer grado, la lejía y la sonrisa, pero en serio, solo es un trauma que tienes, es imposible que ella entre aquí y no nos demos cuenta —susurró Liu serio mirando la sala—. Ella no es un fantasma, es una humana.

—Liu… ella abre la puerta, se asoma al cuarto, me amenaza con el cuchillo y así estamos un rato hasta que tú o Jeff se despiertan —contesté en el mismo tono sujetando con fuerza el mango—. No lo hago por gusto.

—Tienes estrés postraumático o algo de eso, solo ignóralo y duerme, por Zalgo —se quejó y me quitó el cuchillo de las manos.

Solté un suspiro y cada uno fue a su respectivo cuarto. Cerré la puerta, asegurándome de que haría ruido para poder abrirse. Caminé a la cama y Jeff seguía dormido, me acosté y solté un suspiro, eché un último vistazo al cuarto y cerré mis ojos tratando de dormir.

Al rato, volví a despertarme, otra vez esa maldita sensación. Estaba cerca pero de espaldas a Jeff, mirando al filo de la cama, justo de donde lo sentía.

Abrí mis ojos y vi una figura alta, mirándome fijamente y me sobresalté sin gritar.

Miré la puerta y estaba tal cual la había dejado y respiré lentamente para calmarme.

—Vale… tal vez Liu tenga razón y solo estoy alucinando… Un humano no desaparece así como as… —Nina interrumpió mi susurro y agarró mi mano con fuerza, llevándolo a su rostro. Ahí, definitivamente se me fueron todas las dudas, no estaba alucinando.

Mi mano tocaba su rostro, era muy áspero, la sensación era rara porque no sentía vello en la cara. Mi meñique y mi pulgar tocaron parte de su sonrisa, no era como la de Jeff, ella sí se la había hecho con mucha más fuerza, casi tocaba sus dientes si es que no lo había hecho ya.

Mis dedos índice, corazón y anular tocaban en donde debería haber una nariz. Acercó su rostro al mío, mirándome con sus ojos pequeños azules fijamente a los míos y sonrió ampliamente, haciendo presión en mi mano contra su cara.

—No eres humana —susurré sin quitarle ojo de encima.

—No eres tan tonta como parece —dijo con voz grave susurrando—. Cuida tu espalda, en cuanto menos te lo esperes… tal vez… te mande yo misma con Zalgo.

Se desvaneció en mi cara poco a poco, como si nada hubiera estado allí.

Con razón Liu y Jeff nunca la veían… Ahora con más razón no me creerían.

Pasé toda la noche en vela, al menos lo que quedaba de ella.

No podía dormir sabiendo que en cualquier momento podría aparecer y matarme como si nada, pero el insomnio tampoco me ayudaba.

—¿No has dormido? —me sobresalté al escuchar la voz de Jeff. Había pasado la noche sentada y Jeff estaba acostado, mirándome desde atrás— No te creo que hayas estado toda la noche así… —bostezó mirándome.

—No… no he podido dormir, pero se me pasará —contesté y él se sentó en la cama restregándose los ojos.

—Nina no puede entrar aquí, nos daríamos cuenta y está prohibido allanar las casas de otros. Hay reglas y todos las cumplimos, hasta Laughing, Tenny.

—No importa… —acaricié mis manos y él se estiró.

—¿Qué pasó anoche?

—Si te lo digo… no me creerías, así que da igual —miré al frente y Jeff hizo lo mismo.

—¿Trancaste la puerta?

—Solo para que se escuchara que la abrirían, no estamos encerrados, pero aún así Nina puede entrar —Jeff me miró arqueando una ceja.

—Tenny, la única manera en la que Nina podría entrar estando la puerta así es… como Ben o Laughing, es decir, siendo un espectro, un ente… un fantasma. Y conocemos a Nina desde hace tres años, es humana. Así que… 

—Así que solo estoy traumatizada —contesté con cansancio y me levanté, abriendo la puerta y causando un poco de ruido.

Escuché un suspiro de Jeff mientras se vestía y caminé hacia la cocina.

—Buenos días —dijo Liu haciendo tortillas.

—Buenos días —contesté y puse cubiertos y vasos.

—Liu, ¿has visto mi cuchillo? —asomó Jeff su cabeza por la cocina.

—Está en el sofá —Jeff caminó hacia el mueble.

—¿Por qué está ahí? Siempre lo dejo en mi mesilla de noche…

—Tuve que quitárselo anoche a Tenny —Jeff me miró—. Supuestamente vio a Nina.

Liu puso los platos junto con las tortillas en la mesa y Jeff se sentó a mi lado sin dejar de mirarme.

Sin decir nada, comencé a comer.

—Tenny —Jeff habló—, ¿Nina entonces estaba en el cuarto aún con la puerta cerrada?

—Jeff, te dije que da igual… 

—Responde —dijo serio y le miré.

—Sí —suspiré y miré a los hermanos—. Estaba intentando dormir, como las noches anteriores y… Nina me estaba viendo desde la puerta que estaba entreabierta. Se veía la mitad de la silueta de su rostro, pero podía notar los ojos fijos en mí. Sacó el cuchillo y me amenazó de muerte poniéndoselo en el cuello y le hice una peineta.

—Una peineta —arqueó Liu una ceja—. Le haces eso a Nina y ya estarías muerta.

—La amenacé con despertar a Jeff, no le daría tiempo de matarme antes de que se despertarse —contesté—. Bien, entonces te levantaste tú —señalé a Liu con la cabeza— y agarré el cuchillo de Jeff para defenderme, me levanté también y fui por ella, pero en cuanto hiciste acto de presencia se esfumó.

—Vale… —murmuró Liu dudoso— O sea, justo cuando encendí las luces ella se fue.

—Sí, y salí y me quitaste el cuchillo. Entonces volví al cuarto y cerré bien la puerta de forma que si tú la abres se escucha por toda la cabaña y dormí unos minutos. Entonces… —tomé aire— sentí otra vez que me miraban, yo estaba de espaldas a Jeff, y en el… puto filo de la cama estaba Nina. Estaba de pie, ¡mirándome fijamente! —Liu y Jeff se miraron.

—Hay que admitirlo, eso es muy de Nina —dijo Jeff y se cruzó de brazos mirando a su hermano, Liu frunció el ceño y me miró.

—¿Qué hizo? —preguntó el mayor de nosotros.

—Tomó mi mano y… me hizo tocar su… cara… —Jeff hizo una mueca de asco, Liu ni se inmutó— Era áspera, se sentía raro al no tener nariz, y casi le podía tocar los dientes con mis dedos… También dijo que me iba a apuñalar por la espalda y de ahí se desvaneció, como si fuera un…

—Un fantasma, ente, o espectro —terminó Jeff mi frase y miró a Liu.

—Jeff… 

—Liu… 

Liu soltó un suspiro y se masajeó el puente de la nariz con los dedos índice y pulgar.

—Tiene que haber pactado con alguien, un demonio o… algo —contestó Jeff negando levemente con la cabeza—. Por algo ha estado tan… ausente.

—Ya que no puede recurrir a amarres por estar nosotros con Zalgo… no me sorprendería que buscase alguna manera de espiarte, qué asco… —contestó Liu haciendo una mueca de desagrado y Jeff un gruñido de cansancio.

—¿Veis cómo no estaba loca ni traumatizada? O sea, sí pero… 

—Sí, tenías razón, pero eso no es importante ahora —respondió Liu—. Lo importante es que tenemos a alguien que entra a nuestra puta cabaña y no nos damos cuenta. Me voy a quejar a Slender o a Zalgo, a quien sea, pero quiero un poco de privacidad.

Jeff no dijo nada, terminó la tortilla y se levantó con su cuchillo en mano, yendo hacia la puerta con pasos fuertes.

—Jeff, ni se te ocurra —le advirtió Liu y se levantó también, yo le seguí.

Jeff abrió la puerta y salió, comenzando a caminar a paso ligero, Liu y yo le seguíamos.

—Jeff… Jeff… ¡Jeffrey! —lo llamaba Liu alzando un poco la voz. Jeff no contestaba. Liu llegó hasta él y lo tomó del hombro.

—¡No le voy a matar! ¡Voy a darle su puta última advertencia! —contestó molesto sosteniendo su cuchillo con fuerza.

—Slender nos va a meter los tentáculos por el culo… No nos conviene enfrentarla, mejor le decimos. No estás tratando con cualquier idiota, estás tratando con alguien que por desgracia es uno de nosotros, y conoces las reglas —le miró serio—. Sabes perfectamente que hasta yo mismo te apoyaría y ayudaría a matarla, pero no vale la pena, no con Slender rondando por aquí.

Jeff y Liu se miraron y el primero bajó la mirada, soltando un suspiro molesto guardó el cuchillo.

—Esto no se va a quedar así —contestó el menor de los hermanos.

—No, por eso vamos a buscar a Slender y explicarle la situación —Jeff rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—Eh… ¿puedo ir con vosotros? —me acerqué un poco más a ellos— Ella me atacará en cualquier momento y… 

—Sí, solo espero que no nos lo eche en cara —respondió Liu y comenzó a caminar en la dirección opuesta de donde íbamos, Jeff y yo caminamos juntos, solo un poquito atrás de Liu.

—No podéis mataros entre vosotros, ¿verdad? —pregunté.

—No —dijo Jeff con molestia.

—Y… ¿qué se haría en este caso? Sobre lo que hizo Nina… 

—Slender hablará con ella amablemente y la amenazará dándole un dolorcito de cabeza, y si vuelve a hacerlo el señor se enfadará mucho y le quitará los regalos de Navidad —contestó sarcástico, no parecía gustarle mucho el método de Slender—. Esto es una mierda, podría ahora mismo darle una paliza a Nina y le quedaría más claro que un dolorcito de Slender.

—¿Tan blando es Slenderman?

—No —rio Liu—. Pregúntales a Masky, Hoodie y Toby, o a cualquier proxy. No es blando, es solo que a Jeff le gusta resolver sus asuntos él mismo.

—Si quieres que un trabajo se haga bien hazlo tú mismo, no dependas de otro.

—Bien dicho, y muy cierto, pero ya sabes que con Slender de por medio es algo difícil eso, hermanito —contestó Liu con algo de enfado.

El camino se hacía más y más oscuro. A pesar de que ya se estaba haciendo de día, las ramas ocultaban los pocos destellos que el sol podía darnos.

Jeff pasó su mano por mi espalda, juntándome un poco a él, supuse que sabía lo asustada que podía darme un sitio así después de lo de Laughing y B.O.B.

Seguimos caminando hasta que empecé a escuchar estática en mi cabeza, a cada paso que dábamos me aferraba más a la camiseta negra de Jeff.

—¿Puedes aguantar? —me susurró Jeff y asentí.

—P-perdón p-por a-agarrarte l-la camiseta así p-pero… 

—Agarra lo que quieras —dijo serio—. Liu y yo estamos algo acostumbrados, si ves que no puedes más espera aquí —asentí.

Dimos unos cuantos pasos más y me tiré al suelo gimiendo de dolor. Sabía que Jeff me estaba hablando, pero no lo escuchaba, mis oídos zumbaban, mi cabeza estaba llena del sonido de la estática, como el de la televisión. Sentía que en cualquier momento mis oídos comenzarían a sangrar.

De repente, sentí una mano y un brazo que me tomaban y me alejaban de la escena, pero no eran de Jeff. Me tomaron cuidadosamente y, cuando ya estábamos lo suficientemente lejos para que la estática hubiese bajado, abrí los ojos. Me encontré con una chica rubia de ojos azules, rubia y piel muy blanca. Llevaba un vestido celeste, con un lazo en su cabello y… le faltaba el brazo derecho.

—Slender puede ser algo… molesto con su presencia, pero es normal. A mis amigos también les irrita —sentí varias manos tocándome los hombros, espalda y brazos, me sobresalté y miré a los lados, no pude ver a nadie más que a la chica—. Oh, mis amigos son… invisibles, o mejor dicho, están muertos, no los puedes ver —sonrió dulcemente, me recordaba a Sally en cierta forma—. Soy Lifeless Lucy, ¿cuál es tu nombre?

—Tenny… —la miré de arriba abajo, si era una Creepypasta, ¿por qué no había escuchado sobre ella?

—Es un bonito nombre —no dejó de sonreír, escuché algo similar a unas risitas a mis lados y volví a mirar para no encontrar nada—. Mis amigos te están observando, no te asustes, no te haremos nada. Jeff nos pidió que te cuidásemos, y Sally nos ha hablado de ti.

—¿E-eres… una Creepypasta…? —pregunté.

—Sí, o, bueno, al menos no todavía. Mi historia aún no se ha sabido o no ha sido publicada por algún usuario, pero algún día lo será, estoy segura. Así como la de Jeff y Liu, la de Toby, Masky… Ya sabes. Oh, no deberíamos quedarnos aquí, cualquiera puede aparecer y pensar que eres una presa —hablaba con un tono de voz suave y dulzón, pero acompañado por un leve eco extraño. 

—N-no… D-debo quedarme y esperar a Liu y Jeff… 

—No tengas miedo, no vamos a hacerte nada, solo digo que… algo peor que yo podría estar rondando y… bueno, dudo que puedas con alguna criatura.

—Déjala ahí, ¿no ves que está asustada, tonta? —habló una voz a mis espaldas. Me di la vuelta y una chica de ojos completamente negros de los que salían ríos de sangre, cabello del mismo color ligado en dos coletas y vestido azul marino estaba parada estaba parada detrás de mí. Y eso no era todo, llevaba niebla con ella— Va a pensar que la quieres matar… Aunque tus ojos son muy… bonitos —sonrió ampliamente, en cuanto me di cuenta, había empezado a temblar.

—Lulú, tú eres la que la asusta —contestó Lucy—. ¿Ves a lo que me refería? —me susurró.

—Basta.

«¿¡Otra más!?», pensé. Una chica de vestido blanco, cabello rubio claro, tuerta y con la garganta degollada se había acercado hacia nosotras. Me fijé en sus pies, estaban levemente levantados del suelo. Levitaba. 

—Debería daros vergüenza a las dos, ella no es una víctima, por lo que no entiendo qué hacéis dándole miedo —me tendió la mano lentamente, mirándome con su ojo marrón—. Mi nombre es Sadie, otros me conocen como Suicide Sadie. No te haré daño —me alejé poco a poco de las tres, no sabía en quién confiar. Miré a Lulú quien me daba más escalofríos, luego a Lucy quien mantenía su sonrisa, y Sadie seguía con la mano tendida pero el rostro serio.

—Tenny —una voz conocida tras mis espaldas me habló y, al darme la vuelta y ver quién era corrí hacia ella aferrándome—, perdona a mis amigas, ellas no… están acostumbradas a… otro tipo de personas.

—Creo que nunca te había querido tanto, Sally —dije temblando aferrándome a su brazo.

—Lulú, basta, o le diré a Slender que te quite tu niebla —dijo con una voz seria pero algo infantil, creo que no lo hizo a propósito. La aludida solo rio.

—Ay, Sally… Siempre con tus amenazas cuando no se hace lo que quieres… —volvió a reír.

—Sally tiene razón, no deberías haberla asustado así —la regañó Sadie.

—Jeff fue a hablar con Slender, ¿verdad? —me preguntó Sally y asentí— Ven con nosotras, ellos tardarán, pueden estar discutiendo por bastante tiempo. Y, Tenny —me susurró—, no te preocupes, no te harán nada. Sadie, Lazari y yo estamos delante.

Dudé de si ir, casi que prefería quedarme a esperar a Jeff y Liu en el mismo lugar, pero tampoco tenía opción.

Seguí a Sally, Lulú, Lucy y Sadie hasta llegar a donde había mucha más luz. Había una chica sentada en el tronco de un árbol caído, supuse que era la tal Lazari.

—Sí que habéis tardado —cuando me acerqué la pude ver mejor.

Era una niña de cabello rojizo, ojos marrones, casi rojos y llevaba un vestido rosa parecido al de Sally. La acompañaba un osito de felpa marrón.

—Tuvimos un… —habló Lucy.

—Contratiempo —terminó Sadie.

—Discusión —interfirió Lulú.

—Oh, ¿eres nueva? —me preguntó.

—Es Tenny —contestó Sally y me senté en frente de ellas porque no había más espacio en el tronco.

—Oh… —me miró con tristeza— Siento mucho lo que mi padre te ha causado a ti y a tus amigos —hablaba realmente lento y con profunda tristeza— a veces puede pasarse con sus… venganzas.

—¿Tu padre? —pregunté extrañada— Espera, ¿hablas de Zalgo? —Lazari asintió y la miré de arriba abajo.

—Soy nefilim. Es por eso que me veo tan normal. Soy hija de una humana y un demonio, Zalgo. Y créeme, no es tan bonito como lo imagináis los humanos… —murmuró lo último— Me alegra de que estés viva, no pareces mala chica.

—¿Acaso eso importa para estar viva? —comentó Lulú apoyando su cabeza en sus rodillas tras hacerse bolita.

—Esperad… —hablé y las miré— Todas sois fantasmas, ¿no? O entes.

—No, yo soy un poltergeist —habló Lucy.

—Yo mitad demonio y mitad humana —contestó Lazari.

—Y Sadie y yo somos almas en pena vengativas, hay distintos tipos de… fantasmas si lo quieres llamar así —dijo Sally.

—Pero el caso es que todas os podéis… ¿Materializar?

—Si te refieres a viajar entre planos, sí, podemos hacerlo —respondió Sadie.

—¿Hay… hay alguna forma de poder evitar que alguien pueda materializarse o viajar hasta un sitio?

—Sí, con protecciones, conjuros, hechizos… ¿Por qué lo preguntas? —preguntó Sally.

—Tenemos a… alguien que lo hace y queremos hacer que deje de hacerlo.

—Eso es imposible —dijo Sally—. Mis amigas y yo somos las únicas que sabemos de ti y no tenemos motivos para hacer eso, a parte de que en las reglas dice claramente que no podemos entrar a cabañas sin permiso y menos materializarnos. ¿Quién lo está haciendo? —frunció el ceño y abracé mis brazos.

—Nina —respondí y Sally se levantó de un salto.

—P-pero… ¡Pero eso no puede ser! Nina es humana, Tenny, ella no puede desvanecerse y aparecerse, no puede, ¡es humana!

—A no ser que haya hecho un trato con un demonio —contestó Lazari—. Pudo hacer un trato con mi padre… últimamente la veo haciendo muchas misiones suyas. 

—Pero… ¿por qué?

—Es obvio —habló Lulú—. ¿No tenía no sé qué trastorno o dependencia con Jeff?

—Qué enferma… —murmuró Sadie por lo bajo. Sally abrió bastante los ojos y me miró.

—Se te ha aparecido y te ha amenazado… ¿verdad? —asentí— Con razón fueron a hablar con Slender… Oh, bueno, al menos Liu, porque conociendo a Jeff no habría tenido una feliz reunión con Nina —siguió diciendo Sally.

—¿Y si le hacemos una visita? —dijo Lucy— ¡Hace tiempo que no hacemos nada! ¡Y quiero matar ya a alguien! 

—Ya conoces las reglas —Lulú se cruzó de brazos—, “ni pidiis mitir i ini di lis nistris” —recitó con burla.

—Sí, tú eres la favorita de Slender, Sally, a ti no te dirá nada —animó Lucy—. Solo… solo un pequeño susto… ¡Y PUM! Nos la cenamos las cuatro, hace tiempo que no como ahora que recuerdo… —acarició su barbilla con sus dedos, yo tragué en seco.

—No es que sea la favorita de Slender, soy la que más le hace caso de las cinco junto con Sadie y Lazari… —se cruzó de brazos y me miró.

—Eso no tiene sentido… —masculló Lulú.

—Tenny, Slender… sabe dar miedo, dale unos días a Nina y verás que no lo vuelve a hacer. Y si no ha aprendido la lección, le apretaré las tuercas a Slender. Créeme que es mejor eso a que Jeff lo resuelva por él mismo…

—¿Entonces… solo tengo que esperar?

Sally se encogió de hombros.

—Al menos dejará de aparecerse.

—Pero, Sally, seguiré siendo su punto de mira. Nina quiere matarme.

—No eres uno de los nuestros —habló Lulú—. No eres importante.

—No seas tan brusca, es normal que esté preocupada por su vida —me defendió Sadie—. Pero… a fin de cuentas Lulú tiene algo de razón, al no ser una de los nuestros Nina puede matarte y no tiene que ser castigada por ello. No sería lo mismo si tu víctima fuese… Masky, Némesis, Cat Hunter o Kate.

—Cuida tus espaldas y consigue agua bendita o algo para protegerte espiritualmente, al menos la mitad ente de Nina no te atacará, y nosotras no tenemos interés en ti. Eres demasiado fácil —dijo Lucy con una sonrisa inhumanamente amplia al final. Se me puso la piel de gallina. 

—Y… ¿de dónde consigo eso?

—Róbala de una iglesia o pide que te la consigan, o pregunta por ahí. Siempre hay alguien que tiene algo que… puede sorprenderte —me volvió a responder.

—Puedo pedírselo a algún proxy —me ofreció Sally—. Sigues siendo una prisionera y dudo que te hagan favores, pero si lo pido… puedo echarte una mano.

—Tírale el agua bendita en cuanto la veas, créeme que le hará bastante daño —aconsejó Sadie—. Eso sí, no la remates, porque si no, no tendrás defensa ninguna.

—Así que aquí estabas —escuché la voz de Jeff detrás de las chicas y me levanté—. Ya terminamos de hablar con Slender, volvamos a la cabaña.

—S-sí, adiós, chicas —me despedí cortésmente y me iba a ir con Jeff, pero Sally me detuvo.

—Mañana te consigo el agua bendita —me susurró y asentí, alejándome de aquel lugar, Lulú comenzaba a darme escalofríos de nuevo.

—¿De qué estuvisteis hablando? —me preguntó Jeff una vez que nos habíamos alejado de ellas.

—No mucho… Daban un poco de… miedo, bueno… unas más que otras.

—No te preocupes, ellas suelen rondar por aquí, no por las cabañas. Me alegra que Lucy no te hiciera nada extraño —comentó y nos encontramos con Liu para luego ir a la cabaña.

Curiosidad n°91: Aunque sus historias aún no hayan sido publicadas como es el caso de Lulú y Lifeless Lucy, ellas ya existían. No se crean en cuanto un usuario publica su "origen".

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