Capítulo 81
Abrí los ojos, era de día. Lo sabía por la luz que entraba por la pequeña ventana de la celda principal.
Me senté y me estiré, a pesar de haberme despertado en el mismo sitio asqueroso desde hace dos meses, me sentía feliz. Brian y yo habíamos aclarado todos nuestros sentimientos verbal y no verbalmente y él había podido escapar. Ahora no había duda de que nos rescatarían. A lo mejor Carl no tenía muy claro el camino hacia las celdas por el bosque y por eso no habían venido aún, pero entre él y Brian seguro que algo conseguirían. Queda poco para salir, queda poco…
—¿Tenny? —la llamé. Ella se quejó y siguió durmiendo.
Miré su brazo. Las vendas que tenía estaban bastante sucias, eran ya más negras que blancas.
Me levanté y comencé a andar por la celda. Ahora, solo con dos personas aquí dentro parecía hasta espaciosa. Y pensar que una vez fuimos ocho…
Intenté correr también un poco. El ejercicio siempre estaba bien. No tardé en cansarme. Miré mis piernas, casi podrían dar una clase de anatomía del esqueleto con ellas. Se me aguaron los ojos y me senté para llorar.
—¿Lana? ¿Qué ocurre? —preguntó Tenny acercándose. Me sentí mal al haberla despertado.
—N-Nada, no te preocupes… —me tranquilicé— perdón por despertarte —Tenny sonrió.
—Tranquila. Tampoco es como que pueda dormir muchas horas de seguido con esto aquí —se señaló el brazo con la cabeza— ¿Qué ocurre? —insistió.
—Me ha dado un bajón al ver lo delgaducha y sin fuerzas que estoy, solo eso —sonreí— me calma saber que pronto nos rescatarán. Entre Brian y Carl sabrán hacer mejor el plano para llegar aquí, estoy segura. —La cara de Tenny cambió. Creo que falseó una sonrisa.
—Sí… lo conseguirán… —miró la celda— Estabas intentando correr, ¿no? —asentí con la cabeza. Miré las piernas de Tenny, también estaban mucho más delgadas pero definitivamente no tanto como las mías—. Pues vamos, yo te sujeto.
Tenny me agarró con su brazo bueno y juntas comenzamos a pasear por la celda. De un lado… para otro. Reí un poco.
—¿Te acuerdas en educación física cuando nos pedían correr por 45 minutos sin parar? Lo odiaba. Ahora desearía poder hacerlo —dije. Tenny también rió con nostalgia.
—Pues a mí me sigue sin apetecer —ambas reímos.
—Mm… hagamos algo, aunque tengamos que hacer pausas podemos intentar estar así un buen rato. Ponle que al ritmo al que vamos ir de un lado para otro y volver sería un minuto más o menos. Intentémoslo hacer quince veces.
—Está bien —aceptó Tenny.
Completamos el recorrido una y dos veces… descanso. Las piernas me fallaban. Tres, cuatro y cinco veces… descanso, Tenny hizo un mal movimiento de brazo y empezó a dolerle demasiado. Seis, siete, ocho, nueve y diez veces… estamos cerca. Pero ya había que descansar.
—Tenny… sentémonos ya…
—Estoy de acuer… ¡AAAH! .
—¡AAAAH! —grité yo también. Al girar la cabeza y mirar hacia el pasillo, vimos a Bloody ahí de pie, mirándonos fijamente. ¡¿Cuándo había entrado?!
—Bl-Bloody. No te habíamos escuchado —dijo Tenny recobrando el aliento. El pintor se empezó a acercar con paso decidido.
Se acercó a los barrotes. Nos miramos entre nosotras. La máscara sonriente de Bloody Painter era tan simple y tan aterradora a la vez… Empezó a soltar una risita que luego se tornó en una carcajada
—Ja, ja, ja… ¡JAJAJAJA! —Estaba riéndose, y riéndose, y riéndose. Casi que de forma nerviosa. Tenny y yo preferimos acompañarle un poco con la risa por lo que pudiera pasar.
—Ay… ¡Qué cara habéis puesto al verme! ¡Sois muy graciosas! —Exclamó al relajarse. Sonreímos con incomodidad. Bloody se subió su máscara y nos miró de arriba abajo con sus ojos azules. Tenía una herida cerca de uno de ellos, parecía reciente.
—Os he traído el desayuno, a parte, he estado pensando en algo y no creo que haya problemas.
—¿En qué? —preguntó Tenny.
—Voy a romper los barrotes.
Tenny y yo nos miramos sorprendidas. Bloody dejó un tupperware en el suelo y comenzó a tirar y patear varios barrotes, agarrando los que caían al suelo.
—¿Por qué haces eso? —pregunté.
—Por lo que he visto solo estáis vosotras, eso significa que Brian ya no está —qué ingenioso…—. Así que, no creo que haya problema con que tengáis algo de movilidad en este sitio.
Tenny y yo caminamos hasta la salida de la celda, aún sin creernos lo que acababa de pasar. ¿Iba a hacernos daño?
Bloody había terminado de quitar los restos de barrotes que en su momento habíamos roto, pudiendo pasar sin temor a hacernos algún corte.
—Tomad —nos dio el tupperware y nos sentamos a comer.
En cuanto lo abrimos, vimos que se trataba de tallarines, no tenían salsa, pero era increíble.
—¡¡Tallarines!! —exclamé y empecé a agarrar algunos para llevarlos a mi boca. Tenny hizo lo mismo al poco tiempo de hacerlo yo.
—Hice demasiados para mí solo, y pensé que a vosotras os vendrían bien. Y sí, me gustan sin ningún tipo de salsa.
—Esto es increíble. ¡Muchísimas gracias, Bloody! —Exclamé. Si no fuera un asesino al que le gusta dibujar con la sangre de sus víctimas, lo abrazaría ahora mismo.
—Si puedo preguntar… —dijo Tenny— ¿por qué eres tan bueno con nosotras? Nos quitas los barrotes que cortaban dejándonos un hueco para andar, nos traes pasta… —Bloody se acercó a la cara de Tenny.
—La sangre de un cuerpo bien alimentado y ejercitado es de mejor calidad —contestó calmado con una tétrica sonrisa. Ambas nos alejamos de los barrotes. Un escalofrío me recorrió toda la espalda.
Bloody painter continuó sonriendo, miró al suelo y posteriormente se colocó su tétrica máscara blanca y roja. Me fijé bien, y hasta parecía un rojo más vivo, más… reciente.
—Ahora… terminaros el plato. Si no os importa, me gustaría regalaros algo diferente, quiero pintaros un cuadro… con un lienzo de los de verdad. Quedará precioso. Esta vez, lo pondré en el pasillo… —se dió la vuelta y empezó a tocar las paredes— sí… justo por aquí estaría bien. O, tal vez por aquí… quizás…
Tenny me miró mientras Bloody hablaba. Con los ojos le señalé los barrotes rotos, Tenny negó con la cabeza.
—No nos va a hacer nada… no ahora mismo, al menos —susurró.
—Mientras sobrevivamos hasta que la policía venga… —susurré.
—Supongo… —murmuró y comimos sin quitarle el ojo de encima a Bloody.
—Una pregunta —se giró hacia nosotras después de contemplar la pared—, ¿dónde está Brian?
—Oh, Brian está fuera —respondí con una sonrisa.
—¿Fuera? ¿Qué quieres decir con eso?
—Jeff lo dejó ir. Dijo que había conseguido que dejaran marchar a uno de nosotros y convencimos a Brian de que fuese él. Ahora mismo debe de estar en casa —mi sonrisa se amplió enormemente imaginando a Brian en casa, estando tranquilo y lejos de aquí.
Bloody se quitó la máscara, mirándome incrédulo, luego miró a Tenny y su expresión cambió, adoptando una de tristeza. Miré a Tenny y su expresión se había tornado seria cuando me volteé a verla. ¿Me perdí de algo?
—Brian no era mal chico —habló de pronto el pintor—. Espero que pronto os volváis a encontrar.
—¡Gracias!
Tenny y yo terminamos de comer los tallarines, Bloody empezó a dibujar mientras Tenny y yo por petición suya despegábamos los dibujos de las pequeñas celdas en las que nos encerraron tras lo de Tails Doll.
—Supongo que así tiene algo más de ambiente la celda —comentó Tenny mientras pegaba los dibujos en la apred de la celda principal.
—Sí, este… color óxido no es muy alegre que digamos —me encogí de hombros viendo distintos dibujos realistas de nuestros amigos—. Los echo de menos…
—Yo también —Tenny se acercó a mí viendo los dibujos—. Debí haberos contado las historias antes, no lo sé, al menos… para que Josh no… insultase y se burlase de un asesino.
—Si alguien se tiene que echar la culpa aquí soy yo —dije—. Si no hubiéramos invocado a Zalgo, nada de esto hubiera pasado, seguiríamos vivos, con nuestros exámenes y nuestro grupo de siempre. Estaríamos preparándonos para ir a la universidad.
—Si te soy sincera, nunca supe qué quería estudiar —contestó ella, nuestra vista seguía en los dibujos—.
—Eres buena aprendiendo idiomas, podrías haber ido por una carrera dedicada a ello.
—Supongo… Tú querías ser veterinaria, ¿verdad?
—Quería ser muchas cosas. Veterinaria porque me encanta los animales, psicóloga para ayudar a que las personas afronten sus problemas y salgan de ellos, asistente social… Solo me habría gustado un trabajo donde sentirme a gusto, sentir que hago algo bien y que ayude a otros.
—Supongo que eso siempre estuvo en ti.
—¿A qué te refieres? —la miré confusa.
—Me refiero a que en tu vida pasada trabajabas en un orfanato cuidando niños, y que pactaste con Zalgo solo para ayudarles. Independientemente de lo que le dabas a cambio, siempre quisiste lo mejor para ellos —Tenny giró su cabeza y me miró—. Y, Lana, no entiendo porqué una persona como tú tuvo que meterse en eso, no entiendo cómo una persona como tú tiene que ser castigada de esta manera. Conozco a muchas personas que se merecen esto, estar aquí pudriéndose y no en casa en su sofá o camas, y tú no eres una de ellas.
—Solo afronto las consecuencias de mis actos, Tenny —bajé la mirada y solté un suspiro pesado—. Pero siento que todo esto se pudo haber evitado, tanto por mí como por las decisiones que cada uno quiso tomar. Supongo que… no lo sé, es el camino que eligió cada uno, pero de alguna forma iban a acabar de esa forma.
—Eso no tiene sentido —Tenny sonrió levemente y la acompañé.
—Y tú eras la que estudiaba filosofía —ambas reímos y me perdí en la nostalgia.
—Locke quería ser arqueólogo —dijo Tenny y la miré—. Le gustaban mucho el latín y el griego, siempre me contaba que quería descubrir las murallas de la ciudad de Troya, la Atlántida o algo que todos pensaban que era imposible de encontrar.
—Locke siempre fue muy soñador, pero le pega más chef.
—¿Te acuerdas cuando una vez dejó sin comida a la cafetería por comer tanto? —ambas reímos.
—Oh, o cuando Fu corrió tan rápido por querer competir contra Mónica que casi tira al suelo a toda la clase —reímos más alto, me daba gusto recordar los buenos momentos.
—O cuando Brian dejó callada a toda la clase de filosofía con su reflexión de la pena de muerte —hablé orgullosa de él.
—Brian tenía labia cuando quería, aunque no lo reconociese…
—Puede ser un gran abogado, él me dijo que quería ser alguien grande, no seguir el negocio familiar, pero sí algo grande —respondí mirando al frente y cerrando los ojos.
—Sí, Brian era… es brillante —contestó Tenny susurrando.
—Oh, Lexy… ¿qué quería ser Lexy? —la miré y ambas estuvimos en duda.
—Creo que nunca lo mencionó, al igual que Josh.
—Podrían haber sido buenos profesores —bromeé—. Al menos de primaria.
—No me imagino a esos dos con niños a su alrededor —rio Tenny.
—Y… Carl… —dudé mirando a Tenny no muy convencida de si decir su nombre.
—Carl no quería hacer nada. No tenía metas, al menos nunca me las contó. Solo sé que quería irse de Precespyata cuanto antes, no le gustaba el lugar. Solo sé eso —su tono era calmado, me miró y se encogió de hombros—. No entendía porqué antes, ahora sí.
—Carl nunca nos contó sobre que le hacían bullying, si lo hubiese hecho créeme que habría hecho lo que sea para calmar la situación y que dejasen de molestarlo —le dije con expresión triste—. Antes de todo esto, Carl era callado y solo hablaba con nosotros, se comportaba bien y era amable.
—Lo sé, lo sé… Es por eso que… me choca tanto su cambio, pero supongo que ha… explotado de tanta mierda que llevaba encima —bajó la mirada pensativa.
—De hecho, yo lo intentaba ayudar a que se te declarase, pero se echaba para atrás por vergüenza.
—No sabía que yo le gustaba, pero sí que me hostigaba un poco a veces el que quisiera estar tan cerca antes, o estar todo el rato conmigo, por eso le rechazaba a veces.
—En cierta forma me hace gracia cómo somos tan diferentes pero nos llevamos bien —ambas reímos y de repente se escuchó la puerta abrirse.
—Hola, Sally —saludó Bloody sin levantar la vista del caballete. Supongo que había empezado a dejarlo en el pasillo, porque no lo había visto traérselo.
—Hola, Bloody. Te vas a terminar quedando ciego si sigues así… —comentó la pequeña acercándose hasta él, estando en frente de nuestra celda.
—No te preocupes, dudo que esté vivo para entonces.
Sally rodó los ojos y al vernos los abrió exageradamente.
—¿Qué hacéis aquí? Y con la celda rota, ¿y dónde está Brian? ¿O no lo estoy viendo? —preguntó preocupada mirando a todos lados.
—¡Hola, Sally! —saludé y me acerqué a los barrotes saliendo por ellos— Jeff nos dejó estar aquí y se llevó a Brian, ahora él ya no está. Jeff dijo que uno de nosotros podía irse de aquí y le elegimos —sonreí.
—¿¡QUÉ!? —exclamó Sally incrédula, miró un momento atrás de mí y su expresión se tornó a una de horror— Iré a hablar con Jeff ahora mismo.
Sally caminó apresuradamente hacia la puerta, cerrándola de un portazo y dejándonos en silencio.
—¿Qué les pasa? ¿Por qué actúan raro cuando les digo lo de Jeff?
—¿No crees que puedes meter en problemas a Jeff diciéndole a cualquiera que ha dejado salir a Brian? —contestó Tenny, su respuesta me dejó dudando.
—Pero… él mismo había dicho que convenció a todos de dejar a uno de nosotros escapar, lo que no tiene sentido es que no lo sepan…
—Lana —Tenny soltó un suspiro y volví a entrar a la celda—, eso no quiere decir que absolutamente todos los Creepypastas lo sepan, creo que Jeff se refería a los que están… al mando. Eso no quiere decir que Sally, Bloody, los proxys o cualquiera lo sepa, y si Jeff nos lo dijo a nosotros solo es porque tal vez no quiere que se corra demasiado la voz.
—¿Dices que lo hizo clandestinamente?
—No tiene por qué, pudieron haberle dado el visto bueno o pudo haberlo hecho solo. El tema es, no tenemos que decirle esto a cualquiera, creo que es mejor fingir que Brian está muerto, que murió de hambre o algo. Así no meteremos en problemas a Jeff.
—Mmmmm… —coloqué mi dedo índice en mi barbilla pensando, Tenny tenía razón, era mejor no correr la voz por si acaso—. Tienes razón, Tenny, espero no ocasionarle problemas a Jeff, no diré nada más de Brian delante de ninguno de ellos.
—Por mí no os preocupéis —dijo Bloody pintando—. Yo no diré nada, y creedme que Sally tampoco, ella solo le pedirá explicaciones a Jeff. A mí me da igual siempre y cuando pueda seguir con lo mío.
—Gracias, Bloody —agradeció Tenny y me miró—. Por favor, no quiero que Jeff tenga problemas por esto, no sabemos cómo pueda rebotarnos eso a nosotras ni a él.
Asentí y me crucé de brazos, observando de nuevo los dibujos y perdiéndome en los recuerdos en los que aparecían quienes una vez fueron mis amigos, parte de mi familia.
Curiosidad n°81: Ninguno del grupo sabía sobre la situación de Carl. Es más, el pique entre Locke y él lo consideraban como algo normal que se suele dar entre amigos, no que Locke hubiese participado en destruir la vida de Carl.
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