Capítulo 63

—¿Qué crees que le estarán diciendo ahí adentro? Solo espero que no les cuente que ya le habíamos interrogado por nuestra cuenta… —comentaba Damian mientras andaba en círculos y se llevaba las manos a la cabeza.

Carl estaba siendo interrogado por la PCE, y el comisario y yo estábamos esperando fuera ante las miradas y las preguntas de los otros policías, a los que Damian ya había mandado varias veces a centrarse en su trabajo.

Llevo unos días intentando procesarlo todo. ¿Hoodie, mi primer amigo, un pederasta? Y encima, ¿asesinado por Carl? Veo perfectamente bien que usara su derecho a la legítima defensa, pero eso no evita que me duela. Me siento traicionada, engañada, enfadada… y sin embargo, una parte de mí está deseando perdonarle. Pero no puedo, no en estas condiciones. 

Toda mi vida, toda mi puta vida he justificado a los proxys pensando que lo que hacían era por pura manipulación de Slenderman. Pero ahora… pero Hoodie… Hoodie ha violado por su propio placer, sin que nadie le mandara hacerlo. ¿Quién no me dice que también ha matado por gusto, que Slenderman no tenía que utilizar muchos recursos para convencerlo de hacerlo?

Yo… no lo sé… ¿Hoodie entonces es como todos los demás? ¿Es como Jeff? ¿Es como Ben, Laughing Jack? ¿Es como todos esos asesinos de mierda que son tan egoístas que solo buscan su propio placer sin importar a quién hacen sufrir o las consecuencias?

¿Cuánto tiempo viví engañada? Y, en el momento en el que nos conocimos, ¿realmente no quería ser un proxy y fue corrompiéndose o solo ocultaba lo que realmente era?

—Janna, ya salen.

Me levanté de la silla e intenté falsear una sonrisa. Nada más salir, el hombre de canas, Rodríguez, se fue con Damian a su despacho, mientras que yo me quedé con Carl. Para despejarse él (y admito que también para despejarme yo) lo llevé a una cafetería a las afueras, donde sabía que no habría mucha gente.

—Yo tomaré un café americano, por favor.

—Yo leche caliente con cacao… —dijo Carl como distraído— por favor…

En cuanto el camarero se alejó, pregunté.

—Oye, no quisiera entrometerme pero… ¿qué te han dicho? Pareces realmente afectado.

Carl me miró con duda, no sabiendo si realmente confesármelo o no.

—Bueno, es… —se acercó a mí, miró a los lados para comprobar que nadie escuchaba y susurró— me han mostrado pruebas… pruebas secretas, de que los Creepypastas no son… reales… de que me han secuestrado impostores… 

Sentí como la sangre me subía rápido a la cabeza.

—¿Pruebas… secretas? Creo que no sé a lo que te refieres… ¿qué pruebas podrían decirte a ti, una víctima de ellos, que ese payaso gigante con garras llamado Laughing Jack no es real aunque lo hayas visto, o de que Ben Drowned es un impostor cuando has visto sus cuencas vacías? —dije susurrando fuerte por el enfado. ¿Han intentado engañar a una víctima? ¿Convencerle de que esos asesinos no son tan peligrosos como los describe? ¿Qué es lo que pretenden, y de dónde han salido esas supuestas pruebas secretas? ¿Qué tan reales son?

—Janna, no lo entiendes. He visto el parte de defunción de Ticci Toby, de Jeff the Killer y de Homicidal Liu —me dió un vuelco el corazón al escuchar eso último, aunque fuera mentira— los creadores de Masky y Hoodie juraron ante la ley que todo era ficticio, y el chico que murió a causa del cartucho maldito del Majora’s Mask en realidad lo hizo por epilepsia, he visto el documento con los datos de su autopsia… y, si lo piensas tiene sentido, es lógico, son tan famosos que tienen impostores, dementes que los imitan, pero solo son historias, solo so…

—¡Basta! —dije alzando más de la cuenta la voz, haciendo que el camarero me mirara extraño y no tardara en traernos los pedidos— Carl —volví a susurrar una vez se fue el trabajador— escúchame bien, no sé qué es lo que planea conseguir la PCE con todo esto, pero ellos-son-reales. Y tú eres una prueba viviente de ello. Tal vez hayan buscado similitudes en cien mil casos para convencerse de que no hay asesinos sobrenaturales sueltos, pero lo que nosotros hemos vivido es indudable…

—¿Nosotros? —preguntó Carl con una mirada extraña— ¿Hablas solo de Hoodie, o tú también has sido víctima de alguno?

Me bloqueé ante esa cuestión. 

—¿Por eso los odias tanto aún y habiendo tenido amistad con uno de ellos…? ¿Por eso… te pusiste así cuando hablé de Jeff?

No supe qué contestar, así que me limité a mirarlo. ¿De dónde ha salido este chico? Debería tenerlo como compañero en la policía.

—Perdona… no debería haber sido tan…

—No, no… tranquilo —le sonreí— eres un chico muy astuto Carl… eres bastante agudo… —le di un sorbo a mi café— Pero de esto deberíamos hablar en otro momento… 

Carl me sonrió, intuyo que con satisfacción de que alguien viera su inteligencia. 

Intenté cambiar de tema de conversación, a uno más agradable como qué pensaba pedir como regalo en Navidad, que ya estaba cerca. Entonces, mi teléfono comenzó a sonar. Número oculto.

—Discúlpame… —dije mientras salía a fuera del local, comprobando bien que nadie estuviera en una esquina espiándome. Después de enterarme que la PCE intentaba confundir a una víctima, no estaba segura de nada.

No dije palabra cuando descolgué el teléfono, prefería esperar a que la persona que había decidido ocultar su número comenzara.

—¿Janna? —preguntó tras unos segundos. Mis ojos se abrieron, no me lo esperaba. 

—¡¿Liu?! —dije confundida y emocionada, temía que después del tema de Carl no volviéramos a hablar— ¿Qué…? —sonreí— ¿Por qué has ocultado tu teléfono? Sé que la última vez que hablamos tuvimos ese pequeño roce pero…

—Janna, no actúes como si no supieras lo que está pasando —lo escuché
suspirar— uno de los chicos ha escapado. Como comprenderás tengo que ser más cuidadoso para contactar contigo. Este es un Blackphone, y de todas maneras he preferido ocultar el número para que no puedas llamarme tú misma. Y tranquila, también he comprobado que no te pincharan el móvil.

—Qué considerado… —bromeé al otro lado de la línea, Liu soltó una pequeña risita— pero sí, después de todo lo que ha pasado apenas hace unos días debemos de tener suma precaución…

—Así que te has enterado… —murmuró.

—Soy policía, Liu, si no me enterara sería lo raro, el escándalo que se formó por televisión y el pueblo es bastante ruidoso. Por cierto, escuché la declaración del chico… 

—Hablaremos de ello esta noche, ¿te parece? Mejor en persona que a través de este aparato, quiero escuchar tu voz y ver tu rostro —sonreí tontamente al escucharlo de esa manera, era la primera vez que alguien era cariñoso verbalmente conmigo.

—Te espero esta noche, ten cuidado, Woods.

—Tú también, Weskare.

Cortamos llamada y solté una risa tonta. El haber escuchado su forma de hablarme me había parecido muy tierno… inmediatamente la seriedad volvió en mí y carraspeé, entré en la cafetería y me senté con Carl como si no hubiera ocurrido nada.

Terminamos de tomar nuestras bebidas y regresamos a la comisaría para que Damian lo llevara a su casa, Carl había pasado por mucho en tan poco tiempo, sé lo que se siente…

El día laboral había terminado, así que me fui a mi hogar para descansar un poco y esperar a que llegara la noche. Estaba impaciente por ver a Liu después de tanto tiempo, pero a la vez estaba preocupada por lo que pudiera pasar.

*DING DONG*

Sonó el timbre unos minutos después de que el sol se hubiera puesto por completo. Aún no sé cómo pueden orientarse tan bien en la completa oscuridad, porque nunca los he visto usando linternas.

—Liu —lo llamé sonriendo con felicidad— cuánto tiempo… —dije y me abracé a él. Le costó aceptarme el abrazo. 

—Janna —me abrazó de vuelta a los segundos con fuerza y soltó un
suspiro— todo esto es un caos… han pasado tantas cosas en tan poco tiempo… —dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

—Pasa, anda —seguí diciendo con una sonrisa señalando el salón.

Le ofrecí algo de beber o comer, y tras negarse nos sentamos ambos en el sofá. Lo cierto es que lo notaba algo tenso, pero intenté pasarlo por alto.  

—Janna, no sé si… bueno, supongo que te has enterado de todo… 

—Bueno, me he enterado de lo básico. Sé que Carl ha escapado y que dañó a alguien para conseguirlo pero… Desconozco el resto. Lo que sí que parece es que no ha hablado al público aún de vosotros…

—He visto la televisión, no ha dicho nada por suerte, pero, ¿tienes idea de a quién dañó…?

—Ya te he dicho que no sé nada… solo soy una policía de tráfico, a mí no me cuentan esas cosas… 

—Dañó a Hoodie, Janna… 

Intenté hacerme la sorprendida, tal vez de más, llevándome una mano al pecho y diciendo “¿cómo está?” ya sabiendo que estaba muerto.

—Está bien… es decir, está herido y necesita reposo, ese hijo de perra ni siquiera sabe cómo matar a alguien…
—masculló Liu con rabia. 

Ahora sí que me sorprendí. Tanto que me empecé a marear.

—Espera, entonces Hoodie está… está… —y sentí que me caía. Liu me agarró el abdomen para evitarlo.

—¿Quién te dijo que estaba muerto?
—preguntó mirándome directamente a los ojos seriamente.

—¿Qué? —dije sorprendida— No, no… es que al escucharte decir que Hoodie estaba herido me he imaginado lo peor, y sentía que me daba algo. Cuando me has dicho que estaba bien me he emocionado más de la cuenta... —contesté con una risa nerviosa. Qué mala improvisación.

—Dime de qué más te has enterado en comisaría.

Me puse aún más nerviosa y me alejé un poco de su cuerpo. Estaba tan serio… tan frío… sus ojos miraban directamente a los míos, pero esta vez me estaba haciendo sentir otro tipo de nervios.

—Janna, dime-de-que-te-has-enterado. Ahora —dijo pausadamente.

Lo miré con seriedad como respuesta. No me gustaba que se pusiera así de frío conmigo, pero no pensaba rogarle con lágrimas que se ablandara. Para ambos era un tema serio.

—Pensaba evitar el tema por ahora pero… te he dicho que he escuchado cosas de su confesión —tragué saliva. Aún me costaba decirlo en voz alta— sé que Hoodie violaba a Carl. 

Me quedé unos segundos mirándolo a los ojos en completo silencio, viendo como reaccionaba, si se sorprendía, si se mostraba apenado.

No cambió de expresión.

—¿Y? —arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

—¡¿Y?! —contesté alterada— ¡Se suponía que Hoodie no disfrutaba nada de esto, que solo lo hacía porque se lo mandaban, y nadie le ha mandado violarlo! ¡Me mintió! Por no hablar de que… ¡Dios, Liu, ha violado a un niño! ¡¿Eso no te parece decepcionante?! ¡También es tu amigo!

—Es mi amigo, y te importa más un puto adolescente de mierda que tu propio amigo —dijo seriamente sin expresión
alguna— Carl pudo haber matado a Hoodie, ahora mismo podríamos estar en un puto funeral, enterrando a alguien que estuvo con nosotros durante años… ¡¿Y TE IMPORTA LO QUE LE HAYA PASADO A UN MUGROSO CUALQUIERA?! —alzó la voz Liu gesticulando sus manos en dirección a mí. Notaba en su tono una intención de hacerme sentir mal por apoyar a la víctima en vez de al amigo que no sabía que era un violador.

—Déjame preguntarte algo —dije seriamente acercándome a él— ¿tú lo sabías? Antes de que Carl escapara, ¿tú sabías que Hoodie lo violaba y lo torturaba? ¿Y tú aprobabas esas violaciones gratuitas a un niño, encima? Porque entiendo que estéis obligados a hacer lo que os mandan, pero esto es un acto de maldad pura y…

—Janna, todos hacemos cosas horribles. Todos, sin excepción —me cortó— Hoodie violó a Carl, sí, es cierto y muchos lo sabíamos, eso no significa que todos sean unos violadores y estemos de acuerdo, yo incluido. Si hubiera sido Hoodie yo nunca hubiera violado a víctima, porque no es mi estilo, pero por favor Janna, no podemos aplicar ningún tipo de moralidad aquí…
Yo mato, he matado y seguiré matando. He asesinado a familias enteras porque me ha dado la gana, porque me gusta asesinar, me gusta matar gente, encuentro placer y me desahogo haciendo sufrir a otra persona que no sea cercana a mí. Laughing Jack mata y destripa a otros por diversión. Eyeless Jack come órganos humanos porque le gusta, Sally mata a pedófilos y disfruta con ello.
Todos, Janna, ¡todos hemos hecho cosas horribles, las hacemos y las seguiremos haciendo y tú lo sabes! ¡Tú sabes que yo mato gente y estoy más que seguro de que mínimo tú has levantado un cuchillo para hacer algo similar! ¡Y adivina qué! Nunca me has recriminado nada, nada de matar y dañar a otras personas aún sabiendo lo que hago, tampoco le recriminaste nunca a Hoodie que, aún estando obligado a hacerlo o no, jamás tuviste problema con mantener una relación de amistad o amorosa con una persona así. Solo has levantado la voz en cuanto supiste que Hoodie violó a un crío cualquiera. Así que, por favor señorita Weskare, dígame porqué no le importa que asesinemos pero sí que violemos siendo ambos actos horribles.

—Tienes razón… ambos son actos abominables —contesté sin separar nuestras miradas, buscando ganar algunos segundos para reflexionar. Liu tenía razón, me estaba contradiciendo enormemente. Pero para mí tenía algún tipo de sentido, y tenía que encontrar la forma de explicárselo— pero tienes que entender, Liu, cuando te digo que estoy decepcionada con Hoodie. Yo estoy contigo sabiendo desde el principio lo que eres y lo que haces, y la maldad que tienes ahí dentro. Sin embargo, Hoodie me decía, una y otra vez, que esto no lo hacía por placer. Que no disfrutaba dañando a la gente… llámame blanda, pero eso hizo que desde el primer momento me sintiera más identificada con él que con el resto, porque bien sabes sobre mi deseo de matar al desgraciado que me arrebató a mis padres. Sin embargo, no lo hago por maldad pura. Y Hoodie me juraba que él tampoco. Esto de la violación, demuestra no solo que tiene un corazón negro y podrido, sino que además me ha mentido. A mí. La única persona a la que decía comprender.

Ahora fue Liu quien se calló por unos segundos, hasta que por fin separó un poco su mirada de mis ojos y tomó aire para contestar.

—Dime, Janna. ¿Crees que soy un monstruo? Y seme sincera de una vez la primera vez que te pregunto algo. ¿Por qué estás conmigo si tengo maldad pura ahí dentro, y un corazón negro y podrido? —intuí algo de dolor en su tono de voz. Ninguno de nosotros nacimos de esta manera.

—Porque con el paso del tiempo, empecé a pensar que mi corazón se estaba volviendo negro y podrido… y me sentía un monstruo. Hasta que llegaste tú y me enseñaste que entre monstruos se sacan un lado bueno. 

Ni siquiera pasó un segundo cuando terminé de hablar, para que los labios del hombre que estaba empezando a odiar hacía apenas unos minutos estuvieran tocando los míos.

Curiosidad n°63: A pesar de haber compartido más tiempo con Damian que con Liu, Janna se siente atraída de forma más cercana a Liu por sentir que no tiene que ocultar ninguna de sus dos caras de él, mientras que con Damian debe ocultar su faceta más vengativa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top