Capítulo 47
[Narrador omnisciente]
La antigua y a la vez nueva inspectora jefe acababa de irse a casa a descansar por unas horas, al igual que los policías que acababan de terminar su turno de noche o se habían ido a descansar hasta que tocara el turno de tarde. Por el contrario, el nuevo comisario Damian y los policías de mañana habían permanecido allí haciendo el papeleo y las llamadas correspondientes.
—Acabo de avisar a los de arriba del nuevo cambio de jefe. Podemos estar seguros de que en unas horas la Policía de Casos Especiales vendrá a visitarnos para recoger las pruebas encontradas y decidir si unir este caso y el de los padres de Josh Driesatdpo al de los adolescentes —comunicaba Damian al resto de policías.
—Damian, el equipo de forenses y yo, como sabrás, estamos con ustedes —dijo Edward, un chico rubio de ojos marrones—. Así que, nos hemos esmerado en que los casos no estén relacionados, al menos en las pruebas falsas que vamos a mostrar.
—Increíble… Pero, ¿sois conscientes a lo que os exponéis, no? —preguntó el moreno preocupado.
—Sí, lo somos, y lo hemos hablado y meditado mucho, pero creo que saldremos perdiendo más si no ayudamos que si los hacemos a un lado.
Damian asintió y tomó otro sorbo a su taza de café, sus notorias ojeras adornaban su blanca piel, su expresión era cansada, pero trataba de mantener el ánimo lo más alto posible, gracias a su café colombiano.
Tras haber preparado todo, el equipo mandado por la PCE, compuesto por tres personas, atravesó la puerta con aire decidido.
—Buenos días —saludó un hombre de tez bronceada canoso y le tendió la mano a Damian—, Franco Rodríguez, ella es mi compañera Paris Wilton —una rubia de ojos azules de semblante dulce que trataba de tener la expresión más seria que pudiese estrechó su mano— y Dawoud Burhan —un hombre apuesto, de rasgos árabes, barba perfilada y tez morena.
Las tres personas estaban trajeadas y miraban la comisaría, inspeccionándola.
—Hace tiempo que no íbamos por aquí —dijo Dawoud, después miró a Damian—. entonces, es usted el nuevo jefe de la comisaría, ¿no es así?
Damian asintió y los hizo pasar a su nuevo despacho, tras haberse sentado en sus respectivos lugares, comenzaron a hablar.
—¿Podría hablarnos acerca del asesinato de Lautaro Agwuegbo? —preguntó Franco.
—Por supuesto —el moreno sacó de sus cajones fotos del crimen editadas por los forenses, en estas, no aparecía la frase de Jeff, de hecho, algunos objetos yacían en el suelo, como si hubiera habido una pelea.
—¿Saben quién pudo haberlo asesinado? —habló Dawoud.
—Desgraciadamente no hemos encontrado huellas, pero por cómo encontramos la escena del crimen y lo que hemos estado revisando e investigando debió de ser un ladrón. Últimamente, debido al caso de Los Elegidos, los delincuentes han salido más a la luz creyendo que somos incompetentes porque no nos han visto investigando —atajó Damian— ya que, como el caso no es nuestro, piensan que pueden andar a sus anchas sin esperar que respondamos.
—El difunto jefe Lautaro nos cedió este caso, por lo que, como usted mismo ha señalado, no tienen nada que ver con los adolescentes. Pueden ocuparse de otros asuntos tranquilamente, nosotros no les molestaremos —contestó Franco con serenidad.
—¿Pero ustedes no lo entienden? ¿No lo estaba viendo? —frunció el ceño el jefe de la comisaría.
—¿Ver qué, Damian? —respondió Paris.
—Nosotros vivimos aquí, nosotros, los policías de Precespyata, llevamos protegiendo y cuidando este lugar desde que llegamos y se fundó. Por lo que, disculpen el atrevimiento, me parece algo absurdo que personas ajenas a nosotros se encarguen y hurguen en nuestros asuntos, y, para colmo, con sumo secretismo —dijo con tono firme entrelazando sus dedos en sus propias manos.
—Disculpe, Damian, créame que entendemos su frustración, comprendemos la situación, y sé que es molesto y exasperante que algo pase en el lugar donde reside y no le digan qué ocurre, pero es mejor así. Tanto por su seguridad como la de sus ciudadanos, cuanto menos sepan mejor, y, de policía a policía, creo saber que comprende la importancia de entender esa frase y el porqué se les dice —Franco Rodríguez adoptó una postura paternal, como si le estuviera hablando a un hijo.
—Lo comprendo, pero no está hablando con un civil, está hablando con el jefe de la comisaría del lugar en el que está en este momento, una persona con los suficientes recursos y discreción para poder tomar el control y las riendas de la situación, así que, créame que agradeceríamos toda colaboración por su parte que nos puedan ofrecer y traer a los sobrevivientes de nuevo a sus hogares.
—Siento la interrupción —Paris, que miraba fijamente a Damian, se llevó los dedos índice y pulgar a su labio inferior, como si hubiera recordado algo—, ¿nos podría mostrar las fotografías del homicidio de los señores Driesatdpo, por favor?
Damian la miró por unos segundos, con su mirada gélida, de la misma manera que había mirado a Franco durante su discusión, sacó otras fotos de un cajón de su escritorio y las vertió en la mesa.
En las fotografías se mostraban a un matrimonio asesinado a múltiples apuñaladas y objetos personales tirados por el suelo.
Dawoud iba a hablar, ya que sus labios se separaron, pero Damian se le adelantó.
—Un robo, un robo que terminó en asesinato. Se puede denotar en las apuñaladas, que fueron causadas en el estado de adrenalina, al ver que no había mucho de valor tomaron lo que pudieron y se fueron. No hay testigos, huellas… Ninguna prueba que nos pueda conducir al culpable.
—Los asesinatos están relacionados —apuntó Paris mirando las fotografías—, han sido asesinados en las mismas circunstancias.
—No tiene porqué —espetó Damian—. Hoy en día, si planeas bien un robo, tienes suerte de que no haya testigos, haciéndolo por la noche y sabiendo cómo no dejar rastro… Hoy en día con lo que se puede aprender en internet no es de extrañar que muchos delincuentes se vuelvan hábiles sin recursos tan refinados.
—¿Y por qué los asesinarían? ¿Qué motivo hay para desaparecerlos? —replicó la rubia.
—Si lo supiera no estaría aquí sentado con ustedes, estaría tras el criminal llevándolo a estar entre rejas. Solo puedo sacar conjeturas de los Driesatdpo por haber aparecido en las noticias, sobre todo su hogar.
—¿Y el jefe Lautaro? —preguntó Dawoud— ¿Tenía enemigos?
—Los mismos que tenemos nosotros, criminales.
—¿Y eso es todo? ¿Es lo único que hay que decir? ¿Lo único que van a investigar? —arqueó una ceja Paris Wilton.
—Como comprenderán, estamos en un punto muerto, no hay pruebas, no hay culpables, ni siquiera sospechosos… Por lo que, estaríamos dando palos de ciego.
Las cuatro autoridades se quedaron mirando en silencio unos segundos, hasta que Franco Rodríguez soltó un suspiro y se levantó.
—Bien, supongo que no hay más que hacer aquí, muchas gracias por su tiempo y el habernos prestado toda esta información, Damian —se estrecharon la mano y salieron por la puerta, el jefe de la comisaría los acompañó hasta la salida.
Se subieron los tres a un automóvil de color negro y se alejaron del edificio.
—¿Hemos conseguido algo? —preguntó Dawoud.
—¿Paris? —le echó un ojo Franco.
—Han editado las fotografías, no quieren contarnos nada.
—Es natural… —comentó el árabe haciendo una mueca.
—Dawoud, eso es delito, falsificar pruebas o modificarlas puede costarles años de prisión a todos esos policías.
—Se están arriesgando mucho… —murmuró el hombre de pelo canoso.
—Franco, creo que saben algo, no se tomarían tantas molestias…
—Paris —la interrumpió el hombre de avanzada edad—, lo que menos tenemos que hacer es ruido, aún más ruido del que se está causando con el secuestro de esos adolescentes, tenemos que averiguar qué tanto saben y hasta dónde van a llegar.
—Estoy seguro de que esa chica que despidió Lautaro les está ayudando —se cruzó de brazos el moreno.
—En ese caso, hijo, nos tendremos que abstener a ver qué ocurre y de ahí sabremos cuándo podremos entrar, porque si lo hacemos ahora y sin pensar como lo está haciendo esa chica, todo lo que hemos estado haciendo durante estos años se irá al traste.
Tenny se había ido de nuevo con el asesino del que está perdidamente enamorada. Realmente tiene unos gustos de mierda, en vez de irse conmigo, alguien que la ama, se preocupa por ella, arriesgaría su propia vida con tal de que estuviera sana y salva y la haría feliz, prefiere a un estúpido, vasto y burdo criminal. ¿Y si Tenny realmente no está enamorada de él? ¿Y si ella está siendo manipulada? ¡Tiene sentido! Ella siempre me ha tratado bien, hemos tenido buena relación, ¡claro! ¡Él debió de manipularla desde el terror desde el principio! Aún recuerdo que casi le da un infarto al verlo, es imposible que haya pasado de tenerle pánico a amarlo realmente.
—Lana —la llamé en un susurro—, ¡Lana! —ella se estremeció al escuchar mi voz y se aferró más a Brian— ¡Lana! ¡Te estoy llamando! —exclamé en voz alta al ver que me ignoraba.
—¿Qué quieres, Carl? —me preguntó con una voz dura.
—Creo que ya sé lo que le pasa a Tenny y el porqué me trata así —contesté con una gran sonrisa.
—Ah, ¿sí? ¿Te diste cuenta por fin de lo mal que nos has tratado, de la manera en que te has comportado y pese a que hemos tratado de entenderte y te hemos escuchado, has actuado igual de mierda que antes? —me miró fríamente, esto es nuevo en ella.
—No, eso es culpa vuestra por ser unos incompetentes —dije simplemente—. Tenny está siendo manipulada por Jeff, ¡desde el principio! ¡Y no os habéis dado cuenta ninguno!
—Carl, Tenny se va voluntariamente con Jeff, no la manipula —contestó Brian arqueando una ceja— y tú, eres el causante de que prefiera estar con un asesino a estar aquí, es decir, piénsalo, eso significa que tienes que estar peor de la cabeza que Jeff para que Tenny te quiera lo más lejos que pueda de ti el mayor tiempo posible.
Mi sonrisa se borró ante esto y me levanté caminando hacia ellos, la expresión de Lana cambió a uno de terror y se aferró a Brian, él se puso en alerta.
—Eso quiere decir… Claro, cómo no me di cuenta… —murmuré mirándolos seriamente— Él también os ha manipulado a través de Tenny, confiais en él.
—¿¡Qué!? —exclamó Brian con rabia— Escúchame estúpido de mierda, te recuerdo que él me apuñaló la mano y me golpeó por hablarle mal a Tenny y Sally, ¿te crees que voy a sentir empatía o algún sentimiento bueno por él? Y te recuerdo que tú nos has golpeado, a los tres, ¡y se supone que éramos amigos! ¡Que estábamos en el mismo bando! —Brian se separó de Lana y se levantó.
—Brian… Por favor, no… —dijo la castaña en un hilo de voz tratando de tomar la mano del negro.
—Y, por si no te has dado cuenta, incluso después de tu comportamiento de mierda con nosotros, Tenny te siguió protegiendo de Jeff para que no te matara, y acabas de joder a la única persona que te defendía o sentía un mínimo de lástima por ti —lo miraba fijamente a los ojos, él se estremeció y trato de sostenerme la mirada.
—Tenny me ama y está siendo manipulada, pero sois tan imbéciles que no os dais cuenta de que estáis siendo manipulados también, preferís agachar la cabeza a defenderos, por eso sois mediocres e inservibles y nadie os ha dado la mínima atención.
—Escúchame, enfermo mental… —su voz le tembló al decir esto— Ella, Tenny, te tiene asco, ¡PORQUE LA HAS INTENTADO VIOLAR! ¡Y LO HABRÍAS HECHO SI NO HUBIÉRAMOS HECHO ALGO LANA Y YO! —gritó en mi rostro, le miré con asco— Y, por si no fuera poco, ¿nos dices que somos mediocres? ¿A Lana y a mí? ¿Por querer mantener un perfil bajo de ellos? Hasta ahora, durante todo este maldito tiempo, somos los que mejor estamos, a nosotros no nos ha golpeado ninguno de ellos, a mí solo una vez, pero no me dieron una paliza de muerte, no nos han violado, ¡ni siquiera nos miran! ¡Ni nos odian o les damos asco al pasar! ¡Les somos indiferentes! ¡Invisibles!
En cambio, tú… has sido tan insufrible con ellos y con nosotros, te has reído de todo cuanto has podido sin importar quién fuera, les han insultado, rebajado… A cambio de hacerte mierda física y mentalmente, ¡solo mírate Carl! Estás podrido más que cualquiera de los que están aquí, ¿y nos llamas mediocres a nosotros? —sonrió y empezó a reír con una risa irónica.
—Bien —dije sereno, sin inmutarme—, ¿acaso tienes un plan para escapar de aquí? ¿O has pasado el tiempo pensando en lo bonita que es Lana, rellenando ese cubo con hermanitos tuyos y escondiéndote como un niño pequeño de los monstruos de debajo de la cama? Porque no te he visto hacer nada relevante.
—Por si no te has olvidado, estamos secuestrados, no tenemos superpoderes para salir de aquí, solo nos queda esperar a que venga la policía —tensó su mandíbula.
—Policía… —llevé ambas manos a mi rostro algo desesperado— ¿Y me dices que no eres mediocre? —llevé ambas manos a mis caderas resoplando— ¿Me estás diciendo que has estado todo este tiempo esperando a que un oficial de policía entrase de la nada y dijera: “¡Chicos! ¡Me he enfrentado a temibles criaturas con poderes inimaginables, caníbales, fantasmas y asesinos solo para salvaros! ¡Podéis salir!” —dije con voz burlona, haciendo molestar más a Brian.
—Sí —dijo tajante, —la policía, que no solo es un oficial, debería de estar buscándonos.
—¿Por qué? Somos unos adolescentes de mierda, no les importamos a nadie, a nadie le importa realmente nuestra desaparición.
—Habla por ti —me interrumpió resoplando.
—Oh, claro… Se me olvidaba, ¿cómo olvidar a los señores Sanadesio? Aquellos empresarios exitosos que viajan por el mundo y sufren por sus hijos que nunca los ven —me burlé, y al ver la expresión de Brian me empecé a reír, estaba dispuesto a golpearme, pero una tos que provenía de los barrotes interrumpió el momento emotivo.
—Hoodie —Brian se paró en seco y miró a la celosa con miedo, luego me miró a mí y se sentó al lado de Lana—, Brian estaba a punto de pegarme, ¿me prestas tu fierro para dejarlo paralítico?
Hoodie miró por unos instantes a Brian y luego me miró a mí.
—Vamos —dijo cortante y abrió la puerta de la celda, salí y le saqué el dedo del medio al moreno, después de cerrar la puerta de barrotes, fuimos a la salida. Al abrir la entrada, el enmascarado que tuvo sexo con Lexy y la mató estaba parado en frente de nosotros.
—¿Masky? ¿Qué haces aquí? —preguntó Hoodie cerrando la puerta.
—Te dije que te acompañaría —respondió y me miró.
—Solo voy a curarlo —ladeó la cabeza el pedófilo.
—¿Es tu novio? ¿Se ha puesto celoso? —Hoodie me miró un momento.
—¿Quieres que te meta por el culo el fierro con el que amenazaste a tu amigo? Porque soy capaz con tal solo de que te calles.
Guardé silencio ante la amenaza de Hoodie, caminamos hasta su cabaña, entramos los tres y el asesino enmascarado y yo nos sentamos en el sofá.
—Siéntate en el suelo —dijo cuando Hoodie se fue al baño.
—¿Yo? ¿Sentarme en el suelo? También soy una persona y tengo derecho a sentarme en este sucio sofá —arqueé una ceja.
Entonces, sacó una pistola y me apuntó en la sien con ella.
—Siéntate en el puto suelo si no quieres dejar de ser una persona ahora mismo.
—No soy Brian para que me trates as…
—Y aunque fueras tu amigo Brian, te sentarías en el suelo, porque a diferencia de ti, yo no discrimino. Ahora —quitó el seguro de su pistola—, ¿me vas a obligar a disparar?
—No, no te preocupes —dije con una sonrisa—. No quiero acabar como Lexy —me senté en el suelo y miré al frente.
A los pocos segundos volvió el pedófilo anaranjado y empezó a revisarme y curarme lo que faltaba de mis heridas, Masky estuvo de brazos cruzados vigilando.
Esto complicaba un poco mi plan ciertamente, solo debía tener algo de suerte para quedar a solas Hoodie y yo de nuevo.
Curiosidad n°47: Masky desconfía del círculo con el que se está relacionando Hoodie. De los tres proxys de Slenderman es el más desconfiado, ya que es el proxy que lidera a los demás.
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