6 "No eres una niña, eres una mujer"

JADEN WALKER






Generalmente suelo perder los estribos cuando discuto con Cy y esta oportunidad no es diferente, lo que sí es diferente es que él no ha reaccionado como siempre, ahora me ha dejado helada.

—Me estás lastimando. —Digo cuando por fin consigo mi voz, su mano me aprieta fuerte en la muñeca. Me suelta y me mira enojado.

—Se acabó, Jay. Ya no más que seas la bestia que grita y le pega a todos cuando algo no le gusta.

Y me da la espalda.

—Cy.

Me ignora, camina de regreso a la habitación.

—Cy, pero... tú...

—¿YO QUÉ? ¡NO ENTIENDES NADA! AVERIGUA PRIMERO ANTES DE IRTE A INSULTARME O A ARROJARME MIERDAS ¡Odio que me juzgues sin esperar mi explicación! —Grita fuerte, se ha puesto rojo— ME ESTOY CANSANDO DE ESTO ¿SABES? NO VOY A SEGUIR SOPORTANDO QUE EXPLOTES CUANDO TE DÉ LA GANA. Si no tienes la suficiente madurez como para tener una relación con un hombre entonces listo, déjalo hasta aquí.

Se me llenan los ojos de lágrimas.

—No. —chillo como una niña malcriada a la que le han prohibido comer dulces— Yo no quiero que... Lo siento mucho, pero es que...

—Nada, no hay justificación para tus actitudes. No eres una niña, eres una mujer.

Y se va.

***

El programa termina y las luces de inmediato se apagan, bajo del escenario. He pasado todo el día desanimada y con sentimiento de arrepentimiento. Decidí venirme al estudio para distraerme y terminé como invitada en el programa de Kameron.

Al menos hice algo para ocupar mi mente.

Intento ser pasiva y calmada, pero definitivamente no nací el día de los sumisos. Mamá dice que soy idéntica a mi padre, aunque yo jamás lo he visto perder los papeles como yo, tal vez salí a ella y se está haciendo la santurrona ahora después de vieja.

Yo qué sé.

—Excelente programa, Jay. Eres la mejor y la más hermosa —Phillip aparece con dos tazas humeantes, me ofrece una y la acepto— Lo tienes todo: talento, belleza, actitud. La mujer perfecta diría yo.

—No pierdes oportunidad para ser un adulador de quinta.

Él se ríe.

—Me encanta la actitud que has adoptado conmigo ahora, eres antipática y eso te hace ver más bella.

Ruedo los ojos, la situación me causa risa.

—Ya te advertí, Phillip. Estoy loca, no me hagas actuar.

—Entonces es una competencia de locos, porque yo también lo estoy.

Ambos sonreímos y me siento extraña porque de alguna manera siento que de manera mínima yo también he empezado a coquetear.

—¿Qué te parece si vamos a cenar hoy? —sigue él.

—¿Con Amelia?

—Solo nosotros, como una reunión de trabajo.

Entonces le muestro mi mano con el anillo de compromiso.

—Lo siento, cariño. Tengo un hombre que atender en casa.

Y le doy la espalda, huyendo de la situación. Lo escucho reír y eso me choca pero a la vez divierte.

Al salir del canal lo primero que hago es ir a comprar comida china. A Cy le encanta y quiero disculparme con él por haber intentado cachetearlo, él no merece mis mierdas cuando no ha sido más que perfecto.

Él es el hombre perfecto, el novio perfecto, el hijo perfecto.

No podría ser más afortunada por tenerlo conmigo.

Me invento un plan en mi mente en donde los resultados varían pero todos culminan con él y yo haciendo el amor. Amo el sexo de reconciliación.

Sin embargo, mis planes se ven obstruidos cuando consigo en la sala del departamento a Duncan, Tyler, Leo y Dawson, junto con la chica del reportaje de temprano. Cy va sin camisa, golpea un cuaderno contra su mano de manera repetida y se detiene algunos segundos cuando me escucha llegar.

Sus ojos se clavan en mí por un breve momento, pero me ignora otra vez para seguir hablando con la chica. Los demás se dan cuenta de la situación así que hacen todo lo posible para hacerme sentir cómoda.

—Hola, Jay.

—¡Poseída!

—Llegó nuestra querida Jay.

Todos me abrazan y saludan con la familiaridad de siempre. Menos Cy, que finalmente me mira y habla tan sarcástico que me hace enojar:

—Y ella es Donna Ford, mi amante, la mujer con la que te engaño según los medios.... Y según tú.

La chica se encoje en su lugar, abre los ojos tan grandes que parece que se le van a salir.

—No es cierto. Mucho gusto, soy Donna. —Y extiende su mano frente a mí— Soy la nueva fotógrafa del equipo.

La saludo por cortesía, pero no puedo negar que algo en ella no me gusta. Sacando el hecho de que es bellísima, y que haría babear a cualquier hombre.

Dejo las bolsas con la comida china sobre la mesa y después de despedirme incómoda me voy a la habitación. Me baño tanto tiempo como puedo, intentando dar plazo de que lo que sea que estén haciendo afuera culmine y todos se vayan, porque necesito hablar con Cy.

Mamá dice que por ningún motivo una pareja debe irse a la cama enojada.

Pero la reunión se extiende tanto que debo salir del baño y hasta me quedo dormida.

Abro los ojos cuando siento un movimiento a mi lado, el reloj en mi mesa de noche marcan las doce de la medianoche. Cy está sentado de espaldas a mí. Y las manos me pican por acariciarlo, me contengo por respeto con su dignidad herida.

Odio cada vez que tenemos peleas porque él es demasiado orgulloso, y me cuesta hacer que todo vuelva a la normalidad.

—No quiero que te vayas del país enojado conmigo. —murmuro. Él voltea— Perdóname, pero es que esa mujer es hermosa y yo... Hasta yo quedé flechada. Y tú... No lo sé ¿No te gusta ni un poco?

Tiene el cabello húmedo, se acuesta de frente a mí, observándome como si fuera una estúpida. Huele a su gel de baño, acaba de ducharse.

—Estoy contigo, no tengo porqué mirar a otro lado. Y sí, es hermosa, pero ella no es Jaden Walker.

Trago saliva.

—Me da miedo que me engañes o que me dejes, solo terminame cuando sientas que no me ames. O si te gusta otra...

—Jay, pero qué estás diciendo —Estira sus manos hasta atrapar mi cintura,  acercándome a él. Su calor me reconforta y me permito abrazarlo por fin. Está calentito, cierro los ojos respirando su aroma— Me voy a casar contigo porque te amo y eres la única mujer con la que quiero pasar el resto de mis días. No me gusta nadie más que tú.

Planta un beso en mi cabeza.

Elevó un poco el mentón y recibo sus labios cuando me buscan. Sus manos se encargan de relajarme y hacerme sentir libre y cómoda. Su pecho desnudo vibra con el acelerado ritmo de su corazón y cuando sus dedos juguetones se cuelan dentro de mis bragas, jadeo.

—Eres mía ¿Me oyes? Sólo mía.

—Solo tuya.

Esa noche no dormimos ni un poco. Por eso despertamos a las doce del medio día.

Dormirse a las siete de la mañana no es normal pero me encanta el motivo porque el que lo hicimos. Cuando yo despierto Cy no está en la cama, escucho la regadera del baño abierta y luego su voz al cantar una y otra vez lo que parece ser una idea suya para alguna canción, la repite varias veces, maldice, hace acordes tarareados, agrega palabras nuevas, vuelve a maldecir, canta un tono más arriba y así pasa casi una hora. Por eso yo decido ducharme en el baño de afuera, los momentos de inspiración del rey fresa no los corto por nada del mundo porque sé que son importantes para él.

Suficiente lo distraigo ya como para cortarle la musa cuando se le activa.

Preparo un desayuno-almuerzo fuerte  para mí y ligero para él porque ha empezado con una ridícula dieta para mantenerse en forma. Aunque no entiendo su afán por odiar las calorías cuando el rubio está más bueno que ningún otro hombre en este planeta.

Estúpido.

Pero en fin, se acerca nuestra despedida otra vez antes de que regrese a Munich, y estoy feliz porque cuando vuelva pasaremos un tiempo largo juntos sin tantos viajes.

Lo tendré todo para mí.

—Hola, hermosa. —Lo veo salir con la toalla alrededor de su cintura y le doy una repasada descarada.

Porque está bien desgraciadamente rico.

Él se ríe.

—Hola, bombón de vainilla. —Me lo como con la mirada porque Vitalis es sencillamente hermoso, raya casi en la perfección física de no ser porque le trasquilaron su hermoso cabello— ¿A qué hora sales?

—No lo sé, desconocida. Soy un hombre comprometido.

Arqueo mis cejas.

—Sí, mira. —Y me muestra su mano con un anillo.

Mamá fue la de la idea, propuso que ambos lleváramos un anillo de compromiso para romper la normalidad.

Y nos gustó.

—¿Y quién es la afortunada? —sigo el jueguito.

Se encoje de hombros, divertido. Dando pasos hacia mí con una sonrisita seductora baja bragas.

—Una tal Jaden ¿Te suena?

—Para nada, pero tiene nombre de zorra.

Ambos reímos, me atrapa entre sus brazos y me besa suave.

—No quiero irme, te voy a extrañar, cariño. Será un largo mes.

—Siempre podemos cenar juntos por videollamada. —Hablo. Ya lo hicimos, y fue deprimente.

Se echa a reír resignado.

—Eso es un asco.

—¿Y el sexo virtual?

—Peor.

Demasiada frustración, la masturbación no funciona.

—¿Sabes que haremos? —propongo.

—¿Qué?

—Tendremos todo el sexo de un mes hoy.

—Estás loca ¿Te quieres morir?

Me echo a reír con su expresión de impacto total. Cualquier otro hombre se habría puesto caliente y juguetón, pero Vitalis suele ser algo literal. Y pues piensa realmente en las probabilidades nulas de lograr algo como eso.

—Mejor vayamos a cenar con mis padres, luego venimos y nos acurrucamos viendo películas dramáticas para llorar como dos idiotas. —cambio de idea.

—Como tú quieras, mi amor. Soy todo tuyo y haré lo que me pidas.

Eso me derrite el corazón.

***

A las ocho de la noche Sandra está pegando alaridos con la canción de Llueven granos de café. Mamá y papá están estortillados de la risa, Dawson, Leo y Tyler graban con sus celulares la escena caótica. Yo me burlo de lo horrible que canta mi amiga aunque Cy es su dúo. Él medio salva la canción.

Mi hermano también graba en su celular lo que desde mi posición parece ser una historia de pictagram.

Duncan charla con Donna y Sophie que está de visita, se toman fotografías. Mi prima tiene una buena pinta de estar aburrida, supongo que no encaja en el grupo.

Y es obvio, debe estar nerviosa por Richie y el pensar en que podría aparecer en cualquier momento. Esos dos tienen un rollo de nunca acabar, y yo aún sigo sin saber cuál es el conflicto.

La canción finaliza y todos aplauden, gritan y silban.

Stei aparece con dos cervezas en la mano y me tiende una.

—Dios, salva los oídos de quienes escuchamos esa voz diabólica. —Se burla la morena. Coge asiento a mi lado y me guiña el ojo.

—Es el turno de Jay. —suelta Tobías. El es quien está manejando la pantalla y cambia las canciones del karaoke.

—No, no, no, no. —Me niego a dejarlos sordos a todos— Amor, diles que canto tan feo y que hay riesgos de apocalipsis si lo hago.

Cy se ríe y me hace señas para que me levante.

Así es él, le gusta hacer pasar pena a otros para auto subirse el ego como cantante.

Todos empiezan a corear mi nombre y es tanta la presión que accedo a hacer el ridículo un rato.

Por suerte, Dawson se levanta para cantar conmigo. Así es como terminamos cantando Perfecta de Ed Sheeran. Evani se parte de la risa con las dramatizaciones de ambos, al igual que Cy.

Al terminar nos felicitan, aunque sé que los halagos reales se los lleva Dawson que es el artista. Y aunque no es el vocalista de la banda tiene una voz hermosa. Por algo es la segunda voz de Cy.

Yo en cambio parezco un gallo agonizando.

Casi a las once de la noche estamos de regreso en casa. Estoy abrazada a mis piernas sobre el sofá, hace mucho frío y mis dientes castañean.

Cy sale de la cocina con dos tazas humeantes de té, me provocó tomar té de menta y el rubio me ha consentido.

Él siempre me consciente.

—Odio cuando tienes que viajar y me dejas.

Su cara se contrae, no quiero parecer absorbente, mucho menos una mujer fastidiosa, pero... Es difícil estar juntos un mes en el que todo es perfecto dentro de todo el sube y baja de tener una relación y separados cinco meses, cada día me enamoro más y... Lo necesito cerca para sentir que estoy en una relación, que el sentimiento no es unilateral.

Que él no se va a aburrir de mí.

—Te prometo que después de que regrese estaremos juntos, y acordaremos la fecha de la boda, nuestra boda. Por ahora necesito hacer este viaje.

Asiento, medio taciturna pero a la vez contenta, escucharlo decir "nuestra boda" me hace feliz.

—Te tengo una sorpresa, quería mostrartelo hace días pero... Saliste con Cups y Amelia, así que lo dejé pasar.

Lo observo atenta, entonces saca un juego de llaves de su bolsillo.

—He estado aguardando por ti, porque no quiero introducirte al mundo de la alta fama tan de golpe. Pero es necesario que nos mudemos de aquí, Jay. Yo ya no puedo estar al alcance de todos, no es seguro. —habla— Estuve dándole largas a esto para no atropellar lo que tú quieres, pero es inevitable. Duncan ya me dijo que necesito seguridad y privacidad. Tengo una mansión en Munich súper exclusiva pero aquí vivo en un edificio de fácil acceso.

Me le quedo viendo.

—Múdate tú entonces. —escupo.

Cy y yo nunca llegamos al acuerdo de vivir juntos, simplemente la situación se dio de cierta manera. Él casi nunca está aquí y cuando viene duerme en este apartamento. El suyo se lo regaló a su madre y básicamente todo lo tiene aquí.

Así que si él considera que debe mejorar su residencia que lo haga, este apartamento me lo regaló mi papá y no me mudaré porque estoy bien cómoda y porque aún no me he casado con él como para establecer bien ese asunto de vivir juntos.

—¿Qué? —me mira abismado.

Su cara es de espanto total.

—Me mudaré contigo cuando nos casemos, creo que es lo correcto ¿Tú no?

Se queda callado un momento y luego asiente.

—Bien, de acuerdo. Lo que tú digas.

Nos quedamos callados, se siente como una eternidad. Hasta que él mismo rompe el silencio.

—No iré a Munich, Jay.

—¿Ah no? —me emociono por un momento, tal vez se decidió a cancelar su asistencia para quedarse conmigo. Y sí, es egoísta ya lo sé.

Pero no quiero alejarme de él.

Quiero tenerlo conmigo siempre.

—No, iré a una gira de medios por Europa. Me enteré anoche, Duncan no me había dicho nada por temor a que cancelara mi asistencia, aunque sabe que no puedo hacerlo.

Me quedo muda, asimilando todo.

—¿Por cuánto tiempo?

—No lo sé, iremos a Munich después.

Y eso definitivamente es el límite de mi paciencia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top