13 "Un Walker no es derrotado jamás"
JADEN WALKER
Lo mejor de estar embarazada es nada.
Y ya sé que soy una malagradecida con la vida, porque habiendo superado mi límite de tres semanas con un embarazo estoy de peor humor que nunca.
Y vomito cada nada.
Sin contar que lloro hasta por ver las noticias.
Me odio y no me soporto ni yo misma.
—¡Jay! Por fin apareciste.
Me abro paso por el pasillo del canal, mis tacones resuenan captando la atención de todos. Traigo una cola de caballo y una falda de tubo corte alto negra con un top color mostaza que contrasta con mi pálida piel.
Ahora que lo pienso debería ir a la playa.
Tengo cinco semanas de embarazo y esto es un récord. Es ahora cuando debería ponerle más cuidado a todo y meterme a la cama como una moribunda para cuidar que el bebé dentro de mí no se salga otra vez.
Pero sentía que si me quedaba en confinamiento rememoraba todos los meses de cuarentena en aquellos años de Covid, y no gracias.
Por eso me acicalé y vine a dar la cara en el NY TV, debo admitir que Phillip fue el de la idea. Me dió una charla anoche bastante reconfortante, así que me sentí empoderada y aunque me levanté directo a vomitar intenté verle el lado positivo: y es que me sirvió de alarma.
Y hoy estoy puntual.
Lista para comerme el mundo porque soy una Walker y papá dice que un Walker no es derrotado jamás.
Alvarada se detiene frente a mí con una sonrisa falsa, abre la boca para hablar pero no alcanza a emitir palabra alguna porque le estampo una buena cachetada que la hace dar un giro de ciento ochenta grados.
Escucho el jadeo de espanto de mis otros compañeros y murmullos que son reemplazos por un silencio intenso cuando le volteo la otra mejilla con mi mano izquierda, en otra cachetada.
—Para que sigas diciendo que estoy embarazada sin prueba alguna, perra mentirosa.
La tipa se queda bien quieta y avergonzada. La dejo atrás porque continúo con el camino hasta mi camerino.
—Jay ¿Qué carajos? —Gio camina muy rápido detrás de mí sosteniendo mi cartera, lucha con el vaso térmico, la carpeta de la planificación de la transmisión de hoy, su cartera y una chaqueta.
Ni le respondo.
—Jay, te estoy hablando.
—Ah, te molesta que no te responda ¿Cierto?
—Jaden, esto es una estupidez. Te dije que estaba...
—Cogiendo con Zohe, no me lo dijiste tú, me lo dijo Sophie que fue la única que apareció ayer.
Atravieso la puerta con Giovana detrás de mí, deja mis cosas sobre el tocador y se gira para encararme.
—La vida no gira en torno a ti ¿Sabes? —se molesta—. Siempre estamos para ti, pero cuando...
—¿Ah sí? ¿Como cuándo? Mi maldito novio me puso el cuerno y ustedes, cuerdas de malagradecidas, desaparecieron.
—Cada quien tiene una vida, Jay. Stei tiene problemas, Sandra y yo también.
—El único problema que tienen ustedes es que no han terminado de sacarse una verga de la boca para meterse otra ¡Así que no vengas a justificar la falta de lealtad y apoyo de mis supuestas amigas! —Su cara de espanto no me hace retractar de lo que digo— Yo siempre estoy, siempre, y no digas que no es así. Pero ayer las necesitaba y ¡Nadie estuvo! Ninguna de las que considero "mejores amigas" se tomó siquiera la molestia de alzar el maldito teléfono y llamar para saber si estaba bien, si la noticia de Cy me había afectado o si me había muerto, qué sé yo.
»No me hables de tiempo, nada justifica que no escribieran al menos un puto mensaje.
Parpadea, dolida con lo que he acabado de soltar.
—Buenos días. —Volteo hacia la entrada y veo a Phillip del otro lado de la puerta. Luce impecable como siempre y algo cortado, tal vez escuchó nuestra mini discusión— Lamento interrumpir, Jaden. Barbosa te llama.
Vuelvo la vista a Gio que tiene los ojos llenos de lágrimas y salgo de allí dando zancadas.
Ignorando la punzada de arrepentimiento que crece en mi pecho.
Tal vez me he pasado de la raya.
—Hey, espera. —Me detiene Phillip tomando mi mano. Volteo a verlo, parece que se avergüenza y me suelta— Lo siento, yo... ¿Cómo te sientes hoy?
—De la mierda, quiero matar a todo el mundo y encima no he desayunado nada.
Me mira de forma reprobatoria.
—Te invito a comer ya mismo.
—Oh, no. Qué vergüenza, sólo te falta llevarme a vivir contigo y sacarme los gases.
Se echa a reír.
—Jaden Zolta. —Me llama Barbosa. El sujeto está envuelto en cables, trae carpetas y la radio guindando de su correa, la enorme barriga ya casi no le cabe en el traje. Es el productor de mi programa, avanza hasta nosotros— Acabo de llegar y ya tengo una queja...
—Dijeron que estoy embarazada.
—¿Y lo estás?
—Por supuesto que... —Mi boca se deshace y Philip me mira esperando una respuesta que no llega porque vomito en el suelo.
Maldita sea.
—Claro, no lo estás ¿eh? —Escucho su voz pero no lo veo porque estoy enfocada en tratar de no vomitar sobre mis tacones. Philip sostiene mi cola de caballo para que no se llené de ácido gástrico— Cariño, intenta llevar las cosas con calma. Alvarada está liderizando el ranking.
Imposible.
La estrella del canal es Phillip.
Cojo el pañuelo que me entrega mi compañero y limpio mi boca con cuidado, algunas lágrimas se me escapan por la acidez que quemó toda mi garganta y sorbo por la nariz.
Me arde la garganta ahora.
—Que lidere el ranking no le da derecho de mentir y difamarme. —respondo por fin cuando me compongo— Y no, no estoy embarazada.
No puedo andar por ahí vociferando una información que quiero que sea privada. Mucho menos ahora que Cy ha salido con el escándalo de Dadisha y su vandalismo en Reino Unido.
Ahora mi hijo tendrá unos padres drogadictos, no uno, los dos.
Maldita vida que se empeña en joderme todo.
—No quiero más problemas con Alvarada, no es primera vez que la agredes ¿Vale? Quiero que te comportes como la estrella que eres.
Nos da la espalda y me permito respirar más tranquila.
Phillip me ve medio divertido.
—Qué fortuito vómito.
—Ni me lo digas. —río— ¿Entonces qué? ¿Me invitarás a desayunar sí o no?
***
Dos de la tarde y estoy en la mansión Cup admirándole el trasero al sexy cocinero que también es mi compañero y único amigo delante de mí.
Philip trae el mismo traje de temprano, con la única diferencia de que se ha sacado la corbata y el sobretodo.
Él se quedó a esperar que terminara mi grabación y me invitó a almorzar, como Barbosa me quitó una hora con otra reunión en donde volvió a regañarme e informarme que querían transmitir mi programa en algún canal de Rusia, presentándome el presupuesto de pago, a Philip no le quedó de otra que aguardar con paciencia y al final me trajo a su casa para según él: "Sorprenderme con su sazón".
—Phil, las orgías dan más de lo que... —Y la chica que entra a la cocina se calla en cuanto me ve— ¿Tú quién eres?
—Soy Jaden Walker y definitivamente me apunto a la orgía que piensas organizar.
Phillip se echa a reír, dándose la vuelta otra vez y negando con la cabeza.
La chica también se ríe con ello, noto que realmente es mucho menor de lo que aparenta, aún tiene la chispa de la inocencia en su rostro, a pesar de que venía hablando de temas fuera de horario infantil.
—Es mi hermana. Lore ella es Jaden. Jaden ella es Lore.
Ambas estrechamos las manos.
—Encantada.
Me regala una sonrisa en respuesta.
Toma asiento a mi lado con un cuaderno entre las manos y empieza a escribir sobre la hoja marcada con varios ítems que no logro leer desde mi posición.
—Te decía, Phil, que las orgías resultan más provechosas economicamente y... Si me dejas rentar la mansión este fin de semana puedo hacerte un pago de 5.000$ ¿Aguantas o no?
—No.
¿Qué?
—¿Por qué? Van a pagar en efectivo.
—Ya dije que no.
La espalda ancha de mi compañero de canal se tensa un poco por los movimientos que hace sobre la barra del otro lado.
Me intrigo demasiado.
—¿Organizas eventos sexuales? ¿Cuántos años tienes?
Lore va a responder pero su hermano se voltea, encarándome y respondiendo:
—Ella no organiza nada, es una estafadora usurera.
—No es cierto, soy una mujer de negocios.
—¿Al menos ya eres mayor de edad? —inquiero.
Y su silencio me hace reír.
Es una cría con cara de niña grande, algo me dice que debe tener dieciséis o diecisiete años.
—Te sugiero una cosa: sale mejor organizar una fiesta de prepa pagando entrada con sobreprecio a convertir tu casa en un antro de mala muerte —aconsejo—, puedes vender las bebidas, contratar un Dj y una máquina de espuma. Saca tu propia cuenta y evita que la policía mate a tu hermano.
Phillip me regala una sonrisa.
—¿Un Dj cómo? —pregunta ella.
—Un Dj que de un buen show. Garantiza la diversión, vende la mejor fiesta de tu año, asistirán todos, te lo prometo. Y hasta tú podrás divertirte.
—Pero me vas a ayudar. Debes tener experiencia, eres vieja.
Phil explota en risas.
—Tengo veintisiete años, niña. Sigo siendo joven.
Hasta me siento dolida con lo que ha dicho.
—Vale, me ayudarás —señala a su hermano con el dedo índice—: Y tú también.
—Yo ni te he dado permiso.
—Tu novia me está dando la idea, y tú no quieres decepcionar las ilusiones de tu novia ¿O sí?
El pelinegro sonríe divertido al igual que yo, se le marcan dos hoyuelos que se me hacen tiernos. Niega.
—Las ilusiones de mi hermana querrás decir.
—Por favor, Phill. —suplica— Quiero hacer algo enorme antes de graduarme, te daré la mitad de lo que gane ¿Va?
Él voltea a verme con una mueca chistosa en una clara señal de que yo soy la culpable de esta nueva locura. Y debo admitir que es así.
—¿Qué dices tú? —me pregunta— ¿Le doy permiso o no?
Lore me pone cara de borrego y me causa mucha risa que yo realmente me esté planteando la idea de ayudarla, teniendo en cuenta que soy una mujer embarazada.
—Yo digo que hay que hacerlo.
—¡Sí! —chilla ella— No te conozco bien pero ya te amo.
Sale de la silla emocionada.
—Aprobada, sí pueden casarse. —suelta de salida.
La chica se pierde de vista, emocionada.
Cuando vuelvo la vista Philip él me está viendo.
—No sé si reírme de todo esto o empezar a pensar en cómo voy a lidiar con la junta de condominios y los reclamos. —suelta medio exasperado— Y que conste que hago esto porque sé que nos viene bien a todos una distracción.
Aplaudo emocionada.
Todo esto me trae recuerdos.
Yo era la más desastrosa del salón, en preparatoria y peor aún en la universidad.
—Pero no puedes decir que estoy embaraza, no quiero que tú hermana me vea como la aburrida que está preñada, me mandarán a dormir temprano ¡Si hasta me llamó vieja!
La risa de él es contagiosa y muy pronto me le uno. Terminamos estortillados de la risa.
Necesitaba un momento así, los últimos días he vivido horas de mierda que me tenían por el piso. No sé qué sería de mí si Phillip no hubiese metido su nariz en mi vida.
—Gracias por todo, compañero. —le sonrío con sinceridad.
—Es todo un placer, compañera.
Me agrada que remarquemos lo de «Compañero» independientemente de que Cy se esté comportando como un maldito imbécil sigue siendo mi prometido, aunque para los ojos del mundo entero ya no estemos juntos.
Yo no tengo cabeza para meterme en problemas ahora que estoy en un embarazo que me tiene los nervios de punta, y agradezco que Phil no sea de esos sujetos intensos que no se rinden, que me esté brindando una amistad sincera.
—¿Ya hablaste con Cy? —cambia de tema y eso me borra la sonrisa.
—Acabas de cagarme el momento.
—Jay, es tu futuro esposo, el papá de tu bebé. No puedes ignorarlo siempre.
Ruedo los ojos.
—Increíble, te rompe la nariz y lo defiendes. —escupo malhumorada.
Avanza, deja sus manos sobre la barra entre nosotros y me clava la mirada.
—Es narcisista, egocéntrico y bocón, pero creo que tal vez ocurrió algo más. Te lo digo porque he seguido su rastro desde el año pasado y la relación que llevaban era intachable. —Habla pausado, intentando hacerme recapacitar—. Yo sí creo que eso ha tenido que ser un malentendido. Me cae mal el tipo, pero... No sé ¿Al menos has...
—No quiero hablar de Cy. —zanjo— Déjalo estar.
—Quiero que estés bien, Jay. Tu brillo habitual no está, hoy estás de mejor humor pero... Sigues sin estar bien, y yo quiero que seas la misma de hace unos meses.
Me quedo callada.
¿Tanto se nota mi infelicidad?
—No quiero hablar con él ¿Vale? Cada día se mete en problemas y uno peor que otro, este último escándalo es...
—¿Dejaste que te explicara todo?
—¡Deja de defenderlo, Phillip!
Rueda los ojos. Me da la espalda, volviendo a la estufa para remover un caldero.
—Lo siento. —me disculpo— Tengo serios problemas para controlar mis gritos.
—No pasa nada, sólo no cierres las puertas de tu relación con él. Dale el beneficio de la duda primero, ya después si ves que no te sientes igual o que sigues sin creerle entonces déjalo ir, pero no tomes decisiones con la cabeza caliente porque te vas a arrepentir.
Asiento.
Tiene razón.
—¿Dónde estuviste toda mi vida, Phillip? Siempre necesité un mejor amigo hombre.
Lo veo sonreír. El cabello lo tiene desordenado y repentinamente me sonrojo.
—Supongo que esperándote.
¿Qué tal van?
¿Si vieron que esto está a nada de acabar en desgracia no?
No sé nada. Nos leemos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top