27. Bad & Good

[Feliz 14 de Febrero retrasado]

Capítulo veintisiete
Bad & Good

—¡Sheccid! ¡Sheccid! ¡Sheccid!

Eché la cabeza hacia atrás, el tequila corre garganta abajo mientras se escuchan todos esos gritos junto a música tecno dance al fondo. Ni siquiera cuando sacó las mejores notas durante los exámenes recibo esta clase de porras, sin duda es nuevo para mí.

Antes de que mis labios se adormezcan, exprimo un pedazo de limón sobre mi boca, su sabor ácido contrasta con el alcohol y su sensación ardiente. Recojo el billete de veinte y sigo con el siguiente. Al beber el décimo —y último— shot de la barra, la fiesta irrumpe en gritos y silbidos, más cuando levanto el pequeño vaso vacío que muestro a todos, guardando discretamente el billete en el bolsillo.

—¡Eso Sheccid! — grita una voz femenina bien conocida.

—Sinceramente, no creí que lo lograrias. Yo, apostaba que te vomitarías con el tercer caballito. — se acercó Tavo impresionado.

Dándole un empujón de caderas, Grachi paso risueña los brazos detrás de mis hombros acercándome a ella.

—Yo nunca dude de ti, Sheccid. Gracias. — me felicitó besando repetidamente mi mejilla.

No entendí porqué, hasta que la vi extender exigente su mano a Tavo, pidiendo en tono autoritario:

—Paga, quiero mi dinero.

Rodó los ojos malhumorado, sacando de su bolsillo un par de billetes de cien que arrojó a la palma de Grachi y Liam.

—No creí que perdería. — resopló él, volcando sus ojos en negación.

Ahora tenía sentido. Esos malditos, apostaron.

—Te advertí que no la subestimaras — le recordó la peliazul, enrollando su billete para meterlo dentro de su sostén para después acomodarse su largo y liso cabello hacia atrás —Deje de estar de nenita, mejor ven, baila conmigo está canción. ¡LA AMO!

Grachi no le da oportunidad de opinar, lo toma de la mano llevándolo al centro donde todos bailaban, justo a lado de la piscina. Fue como si hubiese esperado llegar hasta ahí para gritarnos a Liam y a mí:

—¡Si necesitan privacidad hay muchos cuartos vacíos! ¡Usen condón!

Automáticamente, mis mejillas enrojecen, por favor, pásenme un arma. Fue como si el destino hicieran un complot, que coincidencia que la fiesta quedará en silencio durante ese segundo. Ahora todos giraban hacia nosotros. Me sentía intimidada, muchas de esas chicas me miraban con asco y receloso, no sabía dónde esconderme para que dejaran de mirarme de esa manera, ¡a mí ni siquiera me gusta ese cavernícola!

Rosa de Guadalupe, tú qué todo lo puedes, ¿no crees qué este es el momento de enviar tu airecito que lo resuelve todo? Juro que mañana veré tu maratón de los sábados.

Si fuera poco, a diferencia de mí, Liam no parece afectado en lo más mínimo. Ni siquiera se molesta en la manera en como media fiesta nos mira expectante o la nueva mezcla de electro dance, mantiene su absoluta atención en mi expresión de incomodidad, le divierte verme así, su sonrisa lo dice todo.

—Si que tienes garganta profunda, Sheccid. — dijo él burlón, colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

¡¿Es enserio?! ¿En lugar que les dé una mirada que sea para cagarse a los que nos ven, me dice eso?

Además, sigue llamándome con ese extraño nombre. Fruncí el ceño, dispuesta a recriminarle que me llamase así, sin embargo, decidí callarme justo cuando ya tenía el insulto en la punta de la lengua. Reflexionando un poco, no tiene sentido, al igual como las veces anteriores le reclamaría y recordaría que me llamo "Alex", él me diría que lo sabe y allí terminaría en el mejor de los casos o continuaría la discusión pero ni así cedería. Un ciclo de nunca acabar.

—Olvídalo. — lo miré furiosa por su expresión confusa, al parecer estaba preparado para nuestro pequeño pleito.

Liam se encogió de hombros.

—Creí que Haziel había dicho nada de emborracharse.

Abrí la boca indignada, ¿qué tenía de malo? Además, ¡es su culpa! Si no hubiera dicho nada cuando estábamos dentro de la casa, yo no hubiera tenido esa pequeña ansiedad de beber.

Decidí mirar a otro lado, en la alberca algunos nadaban y jugaban pasándose una gran pelota de playa, los chicos cargaban a las chicas sobre sus hombros u otros simplemente mojaban sus pies en la orilla. Por el aire, condones inflados saltaban de mano en mano por los que bailaban alrededor del jardín mientras que un par de chicos seguían pasando con una pistola de agua a dar pequeños tragos a quienes quisieran y algunas parejitas buscaban un rincón de privacidad. Antes había ido a muchos eventos cerca de casa, pero si algo es seguro, ninguno como está fiesta. Lucían tan contentos que por un momento quise ser parte de eso, aunque claro, solo fuera una alegría momentánea.

No conocía a nadie como para dejar en sus manos mi seguridad, está más que claro que no puedes confiar en nadie. Sentí una penetrante mirada clavada en mí, al voltear ahí estaba esté imán de feromonas pidiendo una respuesta.

—Nadie rechazaría dinero gratis, — encogí los hombros, antes de que intentará abrir la boca cambie rápido el tema— A Grachi le gusta bailar, ¿verdad? ¿Cuál es el nombre de la canción?

—Moonlight, Gaullin. Renzo hace combinaciones geniales. — dice, apuntando la cabina del DJ — Este 31 se presentará en la inauguración del nuevo club de Darién y Andrés, tienes que ir, Sheccid.

Hago una mueca, estoy segura que no tiene idea de los sentimientos de su hermano, el hombre fue claro: no le agrado. No creo que  verme allí le haga gracia. Así que....

—Paso.

—¿Por qué?

—Porqué no quiero. — no necesitaba pensar tanto una excusa, ni tampoco me desviviría en ello.

Liam soltó una estruendosa carcajada justo antes de encogerse y sostenerse el estómago, alcé una ceja preguntando qué le parecía tan gracioso.

—Mierda, Sheccid, al fin has decidido que la imaginación no es lo tuyo y has cortado el asunto de raíz.

—Idiota.

—Esa boquita. — se reincorporó, delineando el contorno de mis labios con las yemas de sus dedos, ¿por qué la manada de dinosaurios no se detiene? —Lastima que eso no aplica entre nosotros.

Su aliento golpeó suavemente mi oído, haciendo que un escalofrío recorra precipitadamente mi interior. Es extraño, su cercanía me pone nerviosa pero no me molesta ni un poco.

Cómo sí mis sentidos anticiparan la amenaza, traté de alejarlo.

—¿Puedes darme un poco de espacio? — tragué saliva.

Sin escucharme, me acercó más a su cincelado cuerpo, acabando con la poca distancia entre ambos. Percibí su aroma amaderado con un poco alcohol y tabaco, casi me pierdo.

—¿Suficiente?

—¡No me has dado nada de espacio! ¡Parece chicle pegado a mí! — chille molesta, a pesar de ello, Liam no se movió ni un centímetro. Está claro que no entiende directas ni indirectas.

—Podría ser un chicle muy delicioso, ¿gustas volver a probar? — cogió mi cara, inclinándose a ella.

Cualquiera pensaría que somos pareja, ¡esto no puede ser!

Por un minuto mi respiración se detuvo, los latidos de mi pecho aceleraron que dolía mantenerlo dentro. Maldita etapa adolescente. Estoy segura que éste tipo no es humano, debe ser un alienígena del planeta feromonas o un vampiro con el poder de seducción. ¿Ahora que rayos estoy diciendo? Detesto que me pase eso, y todo es por su culpa, así que, siguiendo mis impulsos de supervivencia, le dí una patada en la pierna, alejándolo.

—Dije que te alejaras. — lo miré con aire retador.

—¿Dónde quedó la chica buena que detesta a la gente violenta? — agrego autosuficiente.

Oh no, señor. No me dejaría vencer. Mantuve la cabeza en alto, ladeando una pequeña sonrisa.

—En casa, igual como hace todos los días tu lado caballeroso.

—Vale, me ganaste está vez. — soltó una carcajada.

Se estaba burlando de nuevo de mí, era el colmo, parezco su bufón personal. Cómo sí no fuera suficiente, una de sus amigas barbies llegó a nuestro lado.

—Ey, Liam. — saludo la rubia, tratando de saltar para cubrirle la cara con las tetas.

¿Por qué hace eso? Digo, no es que esté celosa por tener dos limones, solo creo vale más que eso.

—¿Qué hay Rebeca? — dice. No parece desagradarle. —¿No estabas con Lyra?

Pareció molestarle que nombrará a su "amiga", la chica enredo un mechón en su dedo, riendo como si le hubieran contado el chiste más gracioso del planeta. ¿Está mal si digo que es patético?

—Está en el baño, con una diarrea explosiva, ¡no te imaginas!

Puse los ojos en blanco por lo lamentable y transparente que era su mentira. Su expresión la delataba, indicando: "la encerré en el baño"

—Ya veo. Ojalá, se recupere pronto.

Increíble. Tuve que reprimir el impulso de golpearme la frente, santo cielo, ¡no puede hablar en serio! Es demasiado evidente. Esta chica no deja de mover de arriba a abajo las pestañas ni de relamerse los labios con provocación.

—¿Bailamos? — le pregunta cotoneando sus caderas excesivamente simulando el compás de la canción.

—Gracias, pero estoy con mi novia y ella es la única con la que quiero bailar. — aún con la voz llena de testosterona, identifico ese tono inocente de que no se da cuenta de nada.

Bajé la vista a su mano extendida, luego miré a la rubia que no dejaba de analizarme con asco, ¿por qué debía soportar esto? Yo nunca quise estar involucrada con ese chico problemático, si tan solo hubiera ido a la hora del receso a entregar los papeles para la beca alimenticia y no en la salida, la señorita Torres no me hubiera obligado a entregarle su tarea.

Que situación más incómoda. ¿Acaso no se da cuenta de cómo me mira? Estoy segura que le reza a todos los santos para poder adquirir poderes y fulminarme con rayos láser o algo por el estilo. Sí Liam tan solo viera lo mismo que yo, me ahorraría estas situaciones.

¡Dios, ilumina a este chico!

Cómo veo que Liam sigue sin darse cuenta a la insinuación de Rebeca y no quiero pelear por la manzana de la discordia, le doy un empujón hacia la rubia.  

—No sé bailar. Ve con ella. — no miento, realmente no sé bailar en lo absoluto — Iré a tomar algo. — digo señalando la barra.

Sin darle tiempo a negarse, la rubia lo jala felizmente a la pista.

Tomé asiento en uno de los banquillos y pedí una piña colada, antes de darle el primer trago ha mi mente vienen los recuerdos de ése día. Cuándo desperté en un hotel desnuda y sin integridad. Todo por no ser cuidadosa, por mi culpa.

Cerré fuerte los ojos, tragándome mi impulso de llorar. Ante la atenta mirada del barman, aparte mi cóctel y lo cambie por una cerveza de lata, eso era lo mejor.

Eché un vistazo a los bailarines, Rebeca se restriega demasiado en Liam, admito que estoy impresionada, baila twerk muy bien. Al ver qué el se aleja, le toma las manos pasándola por encima de la piel desnuda. La chica realmente quiere llevárselo a la cama.

—Esa chica se ve muy interesada en Li, ¿no cree señorita? — dijo un hombre sentado a mi lado.

Maldije en mis adentros, reconociendo de inmediato esa voz.

—Supongo.

Decirlo fue mucho más amargo de lo que creí, sentía mis tripas andarse mi estómago,  peor que un cólico. Seguramente, tanta marucha le cayó mal a mi estómago.

Darién pidió una bebida de vodka con no sé que más, y dio un trago antes de girar a verme.

—Creí que habías dicho que no querías involucrarte con él. — su tono fue bajo y frío.

—Dije la verdad.

Resopló con sarcasmo, eso me motivo para encararlo, bajó su vaso y apretó sus labios, saboreando la bebida impregnado en ellos.

—Si lo fuera, no estaría aquí.

—No vine por él — aclaré molesta —, Grachi me invitó y ... — deje la oración inconclusa ante su gélida irrupción.

—No es lógico que te dejes presentar como su novia, a eso se le llama contradicción. ¿Lo sabía? — por más sutil que fuera su entonación, estaba claro que exigía una respuesta. — Si no estás interesada, ¿por qué no dejas de salir con él?

Fruncí las cejas, ¿qué más le da lo que yo haga con mi vida o a quién le hablé?

—Eso deberías decírselo a él. Si lo hicieras me ahorrarías muchos problemas. Y, para tu información... — tenía intenciones de decirle que yo no salía con él, pero si lo pienso unos segundos, era mentira. Literalmente, salíamos juntos, no de forma romántica pero sí física y espacial.

Darién alzó sus cejas, esperaba que continuará, pero mis ideas estaban atascadas. ¿Por qué tuve que abrir la boca?

—Realmente, no me agradas.

Siempre tan directo.

—¿Ahora debería llorar por eso? Ya sé, ¿quieres un mole o un pozole? Porqué soy pésima cocinera. — respondí copiando su tono.

A la luz del sol la piel bronceada del chico contrataba perfectamente con sus ojos castaños claro y la nueva pieza color verde de su nariz. Su tatuaje del antebrazo, le daba un toque interesante que te intrigaba acercarte. Igual que Hamilton, era atractivo, es estúpido que piense en ello cuando está más claro que chocamos.

Se bebió todo el contenido del vaso en un solo trago, antes de pedir una botella de Malibú, su cara se retorció en una mueca de ira, pero antes de poder decir nada un chico rubio se acercó alegre a nosotros y pasó su brazos detrás del moreno.

—Vamos, Darién, mirá que esas chicas de ahí no paran de hablar de ti. — señaló un par de amigas compartiendo una hookah.

—Eres un imbécil, Andrés, ¿por qué la invitaste?

—Porque su amiga tiene un hermoso trasero y unas lindas gemelas.

Sin evitarlo, hice una mueca de desagrado —Asqueroso. — se me escapó.

Fuera de ofenderse o insultarme, el chico se rió suavemente, sus mejillas se metían un poco de los lados.

—Eres tan interesante, Sheccid, comprendo porque Hache te atesora tanto. — se inclinó lo suficiente, haciéndome retroceder en mi asiento hasta casi caer, de no ser por su mano sosteniendo mi espalda —Cuidado, princesa, ha Hache le dará un infarto si te pasa algo.

—Sí está es tu forma de coquetear, me das pena. — murmuré, tomando mi cerveza.

Andrés soltó otra carcajada mientras Darién nos miraba por turnos negando fastidiado. Justo antes de decir algo, Darién le tomó del hombro dirigiéndonos a los dos una mirada de pocos amigos.

—Déjala en paz, estás incomodándola y tú — me apuntó con el dedo, el muy grosero — Aléjate de mi hermano, él no necesita a una chica tan falsa como tú. — dijo amenazante, antes de darse la vuelta y desaparecer entre la multitud.

Mordí el interior de mi labio fuertemente, sintiendo el sabor metálico dentro de mi boca, cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás para beber lo último de mi cerveza y pedir otra. Debí responderle, no tendría que quedarme callada, pero dentro de mí sabía que él tenía razón.

Solo soy una mala copia de una buena persona, soy falsa e hipócrita. Soy patética y mi vida es un caos.

—Ey, tranquila. — me dice Andrés, separando la lata de cerveza de mi boca, casi se me cae. — Lo siento.

—No importa. — relamí mis labios, mirando el líquido color ámbar.

—Nunca lo vi comportarse así con nadie.

—No le agrado, punto. — comenté sin importancia. No lo iba a tomar personal, hasta cierto punto lo entiendo.

—Trata de no tomarlo a pecho. Solo es muy sobreprotector con su hermano — intentó alentarme —, cortesía de los Hamilton. Esos niños ricos y mimados eran un grano en el culo para Darién y Hache. — rodó los ojos irónico.

Ya había escuchado algo similar. Liam me había hablado un poco de ellos, en ese momento creí que sería algo unilateral, ahora me doy cuenta que Darién solo cuida a Liam. Es un buen hermano mayor. Otra diferencia entre nosotros.

El alcohol bajaba con más rapidez por mi garganta.

—¿Crees que podrías dejarme sola? Estaré bien.

Apretó sus labios en una sonrisa plana, asintiendo con un pequeño movimiento. Y con un «Esta bien.» tomó su whisky, marchándose a dónde estaban las dos chicas fumando.

—Debo ser patética. — me dije, retomando mi trago.

Entre más sentía el sabor agridulce de la cerveza, más lo necesitaba. De esta manera puedo olvidarme de todo, por un segundo, mis padres, los gritos, mi egoísmo, la riña con Jorshua, Fernando... Tengo que ser siempre buena, eso es lo que esperan de mí, es lo que soy para todos. 

Sólo con el alcohol soy capaz de sentirme bien, sin todo el peso con que todos los días cargo.

Darién tenía mucha razón en todo, quizás, él era la única persona que podía ver claramente a través de mí. 

Mierda, esto no está bien. Debería pasar por mi hermano e irme de aquí.

—¿Por qué tan solita? — abrí la viña que el barman había dejado en la barra, sintiendo la presencia de Grachi a mi lado, algunas gotas de agua caen por su frente, no estoy segura sí es por el sudor de tanto bailar o por la alberca.  

Alcé la botella de vidrio como respuesta, a lo que, ella mostró su hermosa dentadura blanca.

—Eres fascinante, Sheccid. Jamás había conocido a una chica igual a ti, me encantan está nueva versión de good girl.

—Me dará una horrible migraña si una persona más me cambia el nombre.

No pareció tomarle importancia. Risueña golpeó un par de veces la barra, el chico de la barra dejó de prestar atención en los demás e inmediatamente le entrego una margarita.

—Deberías venir a bailar— espetó ella, dando un sorbo a su copa.

—Tengo dos pies izquierdos, así que, créeme que no es buena idea. 

Grachi soltó una risilla.

—Tonterías, ven— me dijo, ayudándome a parar del taburete.

Antes de negarme, ya estábamos en el centro junto a todos los que bailaban.

—No lo pienses. ¡Déjate llevar, Sheccid! — gritó saltando  — You're my river running high, run deep, run wild — cantó moviendo mis hombros.

La canción me resultaba familiar. Inconscientemente, empecé a mover mis pies y la cabeza siguiendo el ritmo corriendo por mis venas, tal vez, era la embriaguez del alcohol por la que me dejé guiar entre las ondas musicales. Mis manos trataban de imitar a una ola igual que lo hacía Grachi, en ese momento, sus manos viajaron a su escote sacando una pequeña bolsa de polvos azul, y las tiró hacia arriba junto con los demás, haciendo que diferentes colores cayeran sobre nuestras cabezas.

Esto era increíble. Nunca había estado en una fiesta cómo está, regularmente el ambiente de mis amigos se reduce a tomar y bailar en terrenos baldíos junto con otros adolescentes hormonales que buscan ligarse a diferente chica en cada evento.

—I, I follow, I follow you. Deep sea baby, I follow you. I, I follow, I follow you.

Estoy plenamente extasiada que mis sentidos se nublan, no solo bailaba a lado de Grachi, sus amigos cuyo nombres no me interesa oír se habían unido a nosotras. Me encontraba envuelta en una burbuja de colores, alcohol, tabaco, música y baile.

Un par de manos rodearon mis caderas, levantándome al segundo en el aire, Liam me colocó en su hombro al mismo tiempo que empujaba a uno de los chicos frente a nosotros.

—Hache, ¿que haces? ¡Bájame! — gruñí al ver cómo el sobrante de mi viña caía sobre el césped.

—¿Hache? — parpadeó impresionado, suspiró —Ya estás ebria.

—¡No es cierto! ¡Bájame! — chille, golpeando su espalda.

Casi vómito cuando mi cabeza vuela detrás de su espalda, me estoy mareando.

Tiene un buen trasero...

¿En qué mierda estoy pensando? ¿Por qué le estoy viendo el trasero?

—No seas pervertida, Sheccid, si vas a verme el trasero hazlo sobria.

—No te estoy viendo el trasero. — alcé la cabeza molesta. —Y tampoco estoy borracha.

—Tienes la cara roja. — su expresión era diferente, casi sería.

Inflé mis mejillas y apreté mis labios en un puchero.

—Vamos, no seas aburrido. Ya eres un idiota.

—¿Con qué idiota, eh?— inquirió, esquivando mis golpes — Bien. — cambio de dirección.

Confundida, me giré la cabeza para ver a dónde se dirige.

—¿A dónde vas? — abrí los ojos paniqueada, al darme cuenta a dónde iba — Yo puedo caminar, bájame.

—¿Qué clase de caballero sería si dejará que mi princesa se fuera a pie?

Es mentira, lo hace porque le he llamado idiota. Cuándo se lo hago saber ni siquiera lo niega, ensancha su ególatra sonrisa, vuelvo a decirle que me bajé, claramente no me hace caso, prefiero cambiar mi estrategia.

—¡Esta bien! Lo siento, no volveré a llamarte idiota. Fue un error.

—Eso ya lo sé, Alex. Pero el daño ya está hecho, — finge estar herido — quizás, con un poco de agua se me quité lo idiota, princesita.

Su mirada es malévola.

—Eso es una estupidez. — mi miedo crece, a unos metros de la piscina, Hamilton empieza a correr y salta por encima — Espera, Liam. ¡No sé NADAR! —lo último se queda ahogado con el gran impacto de la masa líquida contra mi cuerpo.

Por debajo, todo se ve de color azul, siento mis pulmones llenarse de agua, por más que intento mantener un poco de oxígeno todos empieza a escaparse. Esa horrible sensación perduró no más de un par de segundos, Liam que no me había soltado ni en el fondo, nada un poco antes de sacarnos a la superficie.

No puedo evitar abrir la boca en un intento de recolectar la mayor cantidad posible de aire. Aparte los mechones que me cubre la cara, mirando furiosa a Liam, pero el muy imbécil se finge los escalofríos, burlándose de mí.

—¿Qué diablos pasa contigo? ¡Eres un completo idiota!

—Sheccid, ¿no te has aprendido la lección? Mirá que, una chica buena no debería decir esas palabrotas, además te he bajado la borrachera y salvado de ahogarte.

Miré hacia abajo, aún seguíamos adentro, él me sostenía la cintura mientras mis piernas se enredaban de su cadera a la vez que mis brazos se detienen en sus hombros.

—Pero si quieres que te suelte.

Amenaza con alejarse, e inconsciente, me aferró a su cuerpo. No tardé demasiado en darme cuenta que había andado hacia la orilla y que fácilmente yo también podría estar también de pie, creo que mi detonante no fue que nos mirarán divertidos por el espectáculo que habíamos dado, sino, su socarrona sonrisa.

Molesta con él y conmigo misma por caer en su treta, lo empuje y después aseste un golpe en su cara.

—Vete a la mierda.

—¿Pero cómo una Good girl tan buena cómo tú conoce tantas palabrotas?

Lo ignore y caminé hasta la escalerilla, para  empezar a subir.

—¿No hay beso para éste caballero?

Sin girarme a verlo, le alcé el dedo corazón con todo mi jodido amor. Salí echando humos igual que una locomotora. Ese chico era increíble, era un bipolar y era un maldito desastre dispuesto a terminar conmigo. Estaba dispuesta a buscar a Grachi y pedirle disculpas, iría por mi hermano y nos iríamos de aquí.

Antes de siquiera encontrarla, sentí la mano de alguien tomando de mi muñeca. Estaba confundida, no conocía al chico que está delante de mí con una sonrisa, pero vaya, Grachi solo tiene puros amigos atractivos. Si no fuera por el barro en medio de las cejas, se vería perfecto. Sin tener ninguno la oportunidad de decir siquiera un "hola", sentí cómo una tela me cubría la espalda.

—Vamos, Sheccid. — su cara es de pocos amigos, rápido ahuyenta al chico y me me lleva de la mano.

Estoy confundida.

—Bastardo. — se detiene.

Bajo la mirada, el jumper está mojado. La tela se transparenta, enardeciendo mi rostro, ahora entendía porque ese chico se había cruzado conmigo. Aprovechando mi shock, el sube el cierre y sin ningún rechiste terminé siguiendo al cuarto de Grachi.

—Lamento haberte tirado a la piscina.

Estoy sentada en el borde de la cama, mi mirada perdida y con las manos sobre las piernas. Al subir la mirada, notó la piel rojiza sobre su mejilla. Acerco mi mano para comprobar sí fui yo la causante, al comprobar que sí, me disculpo:.

—Yo siento haberte golpeado. — miré a otro lado, — pero es que eres tan idiota que terminó no haciéndolo.

—¿No se te ocurre un mejor insulto? Si reciclas la misma palabra para todo podría perder su significado.

—Eso no es cierto. — rezongué, tomé mi ropa y le miré a Liam para que se saliera pero claramente él no captaba la indirecta —Salté, voy a cambiarme.

—Yo también necesito cambiarme, Sheccid.

—Hay muchos otros cuarto, largo.

Ignorandome, Liam se quita la camiseta. Se acerca al armario y saca un par de toallas, me arroga una y con la otra empieza a secarse. Sus abdominales perfectos aparecen por debajo de su piel tatuada, cinceleada y tirante, la toalla se desluza por cada nivel de su musculatura.

Es como si leyera a uno de los personajes de un libro.

—¿Disfrutas de la vista, Sheccid? Por qué puedo traerte una cubeta para la baba que escurre de tu linda boca.

Parpadeo saliendo de mi transe. Esto debe ser una broma.

—Si no te secas y te cambias, cogerás un resfriado y tendré que visitar tu casa para cuidarte.

—¡No! Me cambio, pero date la vuelta. — con una sonrisa ladina, se gira de espaldas. Yo hago lo mismo y, así cada uno se seca —en mi caso,— me cambio de ropa.

—Eres bastante lenta.

—Nadie te pregunto. No vayas a voltear, si lo haces te daré una patada en las pelotas. Y yo si voy en serio. — le advierto colocandome la última prenda.

—No es necesario que me dé la vuelta.

¿Qué? Alzó la cabeza, quiero golpearlo, mis mejillas alcanzan la tonalidad de un jitomate, debido al enojo.

—Ni siquiera tienes palabra. — salto sobre él.

Levanta las manos, desentendido. —No me volteé, tú no te diste cuenta del espejo, ¿que culpa tengo yo?

—Eres... Eres... ¡Agh! — no tenía palabras. Estaba tan cansada de enojarme siempre por su culpa.

Aún así, tampoco pude no preocuparme al notar como la herida de su ceja se abría.

—¿Dónde tiene Grachi el botequin? Tu ceja.

Corrí al baño, regularmente allí es donde suelen estar, al menos, así es en los libros y pelis. Por suerte, así fue.

—A pesar de que me odias, te preocupas por mí. Eso sólo tú.

Ruedo los ojos, aplicando alcohol al algodón antes de posarlo sobre la zona afectada.

—No te odio, simplemente no me agradas y me resultas molesto.

—Tú me gustas, a pesar de que tengas poca imaginación para los apodos. — de burla, con brusquedad vuelvo a pasar el algodón, haciéndolo reír más fuerte aunque con una mueca de dolor — Me es increíble creer que escribiendo lo que escribes, no puedas variar en lo otro.

Fruncí mis cejas. —¿Tú cómo sabes qué escribo?

—Conozco muchas cosas de ti, incluso más que tú.

—¿Debo llamar a la policía?

Cambió su expresión risueña a una neutral.

—¿Es malo que un chico sepa muchas cosas de la chica que ama?

—¿Te das cuenta de lo tonto que  suena eso? — dije indiferente —Ni siquiera me conoces lo suficiente. "Enamorarse" de una persona tan pronto solo sucede en los clichés más clichés. — hice comillas con los dedos.

—Ya me habías dicho antes algo parecido, aún así, no entiendo que tiene de malo.

—¿Qué tiene de malo? — reí fuertemente. — Simplemente, es estúpido.

Podrían decir que soy dura, pero no es verdad. Sólo soy realista. No puedo dejarme guiar por un enamoramiento mediocre cuya base solo era la atracción.

—En ese caso, dime, ¿qué es el cliché? Porqué hasta donde yo sé, el mundo está lleno de ello. Y sin importar lo que hagas, no podrás huir de él para siempre.

Presione mis labios, guardando las cosas en el botequín.

—Nada es para siempre Liam. Esto sin nombre va a terminar, porque simplemente somos totalmente diferentes.

Su mano acarició mi cuello, dirigiéndola hacia mi nuca, podría jurar que sus ojos hace un rato eran de un tono tan azulado como la profundidad del mar pero con el centro de un jade, ahora se veían de un tono verde profundo rodeado de una capa celeste.

—¿Y qué si somos diferentes? Si fuéramos iguales, seríamos otros dos del montón. — relamió sus labios, — Algunas personas van a escapar de la tormenta que eres, otras van a elegir mojarse contigo.

Reí, —Estás loco, ¿sabías? — le susurré.

—Soy tan único como tú, good girl.

Mi sonrisa se ensanchó a lo largo de mis mejillas.

—Atípico Bad boy.

Tiró de mí, deslizando ambas manos por mi nuca para posteriormente sellar la charla con un beso.

Sus labios mordían los míos con posesión y al mismo tiempo dulzura. La situación subía de tono, mis piernas se situaron en cada lado de su cuerpo y sus manos viajaron hacia mi trasero. Había perdido la noción de mis acciones, dejándome guiar por mis impulsos.

Le pasé las manos por el pecho y por los impecables abdominales, cuando las suyas subieron por encima de mi blusa hasta mis pechos, me vinieron ideas a la cabeza que eran cualquier cosa menos desear que se alejará, cada vez que jalaba mi labio aprovechaba para respirar y así no tener que alejarme de él. Estaba perdida ante la influencia del alcohol y el imán atractivo que esté desastre representaba; entonces, Liam me besó con más intensidad, gimiendo contra mi boca.

Apreté mis piernas contra sus caderas, mi pelvis contra la suya, desesperada por aliviar la sensación ardiente que notaba entre mis muslos.

«Es muy bonita Fernando, pero se vería más bonita sin toda esa ropa que trae encima.»

Aquel recuerdo fugaz, me trajo de vuelta a la realidad. ¿Qué estaba haciendo? Este era el cuarto de Grachi y... ¡Mierda! Al darme cuenta de la posición en qué estábamos, me levanté repentinamente, ahogando un gritó al ver la erección en medio de las piernas de Liam.

—¿Que te pasa? ¡Degenerado! ¿Cómo te atreves? — las escenas donde despierto desorientada y desnuda en un cuarto vacío me ciegan, antes de darme cuenta mis mejillas están húmedas.

—Sheccid. —  intenta acercarse.

Lo fulmine con la mirada, dando otro paso hacia atrás.

—No te acerques. — rechine los dientes — Escucha bien, no volveré a cometer ese error.

Su cara se retorció en una mueca de ira, pero, antes de que pudiera decir nada, los dos escuchamos un fuerte grito al final del pasillo.

Haziel.

Salimos lo más rápido posible de la habitación y corrimos hacia la habitación de juego de Grachi. Tenía mis nervios de punta, maldición, no debí haber venido, no lo debí dejar solo. Si algo le pasa, será mi culpa, solo mía. Con el corazón a punto de salirse de mi pecho, abrí la puerta temblorosa, quedándome con la boca abierta.

Haziel estaba tirado en el piso, con la mano en el estómago y riendo con fuerza mientras con su pequeño dedo señalaba a un Tavo con la cara de horror y el control de videojuego entre las manos.

—No es gracioso, Haziel, casi me da un infarto. — se queja.

—Casi te haces pipí. — llora de risa, nos mira y cobra la compostura, — Alex, Tavo se asustó cuando Bonni lo mató. Mira Five nights at Freddy.

Eso no me lo esperaba.

—¿Ese gritó fue de él?

Mi hermano asiente.

—Puto animatronico.

Le doy una mala mirada, como si eso motivará a Liam, se acerca a su amigo y le pega en la cabeza.

—¿Por qué me pegas, terrier?

—Cuida tu boca, si no quieres que te la lave con jabón. — le dice, señalando a mi hermano con los ojos.

—Lo siento, Haziel.

—Yo me voy a disfrazar de Foxy para ir a pedir dulces, ¿verdad, Alex?

Le tapó la boca a mi hermano, aunque demasiado tarde. Los dos nos miran y después se sonríen.

—Asi que las chicas buenas, siguen yendo a a calaverear.

¿Por qué tengo el presentimiento que nada bueno saldrá de esto?

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¡Ey, wattleaders! Cuánto tiempo sin leerlos verdad, Jajaa. Les dejo la Playlist de este capítulo aquí abajo:

Moonlight- Gaullin


I follow rivers- Lykke Li


Me & you - Alok (especialmente para cuándo están en la habitación de Grachi.

Espero les guste la nueva portada, sé que siempre la cambio, pero me gusta hacer portadas aunque no sea una máster jiji.

Cómo siempre les digo, espero les haya gustado, tenía planeado que fuera este capítulo desde hace uff porque quería agregar uno de Halloween o día de muertos, pero mis tareas pueden más conmigo. De hecho, tengo que hacer tarea ahorita.

Voten, comenten y compartan la historia si les gustó. ❤️

No sé cuándo publicaré, pero les dejo una historia donde estoy dudosa y tal vez borre. Me sería de ayuda si me dan su sincera opinión.

Sin más que decir, cambio y fuera. Disculpen mis errores ortográficos. 🥺🙌

Gracias por leer a esta novata. 😍

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