21. El Bad Boy
Capítulo veintiuno
El bad boy
Hamilton reduce la velocidad y gira a la derecha, el sonido del motor enmudece regresando mi alma al cuerpo cuándo siento que finalmente frena.
No importa cuantas veces suba, dudo lograr acostumbrarme algún día. Es que, éste tipo maneja como demente.
Sin prestar atención a lo estúpida que me pueda ver, me apresuro a bajar de la motocicleta experimentando una serie de emociones desenfrenadas empezando por el cosquilleo revoloteando frenético dentro mis entrañas hasta las piernas hechas gelatina, al menos, el corazón ya no se me desemboca igual a las primeras veces que la monté.
En verdad, no entiendo cómo las personas disfrutan andando en estas cosas tan peligrosas.
Inspiro un poco de aire con la mano sobre mi pecho, queriendo asesinar a Hamilton que no deja de mandarme miraditas burlonas, ¡esto es su culpa!
—Sentí que moría. Ya me imagino el titular del periódico de esta semana 《Chica muere por exceso de velocidad.》— me dije, aunque para mi mala suerte también lo exprese lo suficientemente alto para ser escuchada por cierto bad boy.
Él no pierde la oportunidad, con su típico tono arrogante y esa sonrisa divertida que tanto utiliza para reírse de mí, alude:
—No creo que pudieras saberlo. Si hubieses muerto, ¿cómo leerías esa nota amarillista? Es ilógico, Sheccid.
¡Ilógico! Ilógico le voy a dar.
Virgen de... bueno, virgen en general, dame tolerancia y tranquilidad. No, es que yo lo mató.
Siento mis manos formarse en puño, temblando de impotencia mientras soporto el impulso de arrogarme sobre él y golpearlo. Pero, al verlo tan alto me detengo porque sé que mis golpes serían caricias para él. ¿Cuánto mide? ¿Dos metros?
—Fue un error permitir que me trajeran a casa.
—Error. Sólo te acerqué a ella, —me corrige cómo si se tratase del error mundial. Saca la llave de su motocicleta y baja de ella, madre santa, ¡es un dinosaurio!— ¿A que le temes, Sheccid? —interroga con una ceja alzada, cruzándose de brazos.
《A que me vean contigo, gigantón》pienso, más no lo digo.
Estoy sumamente segura que si los vecinos me vieran llegar acompañada de él no dudarían ni un segundo en decirle a mamá y ella en cuestionar chorro cientas cosas, además, de que entre más abiertas fueran las respuestas el regaño aumentaría, ya me lo imagino: «¿Cómo te atreviste a subir detrás de ese chico? Mira como conduce... Es un peligro, ¿y su casco?... pudiste sufrir un accidente.»
—Mi mamá no acostumbra a verme con chicos. —digo lo primero que se me ocurre.
Sí, muy bien Alex.
No es del todo mentira, digo, casi no tengo muchos amigos. A excepción de Edmun y Jorge, la mayoría resultan simples conocidos. Claro, a excepción de...
Ni se te ocurra pensar en su nombre.
—Vaya, que niña más buena. —murmura con mofa y yo le fulminó con la mirada.
Ojalá eso pudiera ser cierto y desapareciera, pero, si lo pienso mejor creo que si fuese un efecto real yo sería una asesina.
¡Madre santísima!
¿Que tonterías estoy diciendo?
—Deja de burlarte. —lo que diga no parece funcionar en él. Siempre hace, exactamente, lo opuesto a lo que le digo. Se nota le gusta fastidiarme.
Subo la cabeza en dirección al cielo, nubes blancas cubriendo el velo azul. Las cosas se vuelven silenciosas y por un momento me detengo a contemplar mi panorama visual de arriba hasta que —tontamente —olvidó el horroroso sol que hace y sus rayos tocan sin ninguna contemplación la retina de mis ojos. Los cierro con fuerza y vuelvo a bajar la cabeza, soy un caos, logrando que una ronca carcajada salga desde su rasposa garganta hasta el exterior.
—Chica torpe, —dice sin dejar de reír, —¿Acaso no sabes que exponer tus ojos a los rayos infrarrojos provocan daños fotoquímicos en la retina y córnea? Queman parte de tu tejido ocular, por Dios, es algo básico.
Claro que lo sé.
—No lo hice a propósito —me defiendo, frotando un poco mis ojos. Ya no es del todo necesario, sin embargo, quiero evitar ese brillo de autosuficiencia de su enigmática mirada. —Bueno, ya. ¿Te ofreciste a traerme para molestarme o para qué? Un momento... —antes de permitir que contesté, recuerdo una cosa de suma importancia —, ¿tus clases en el tecnológico acabaron temprano?
Su semblante adquiere esa tonalidad rebelde que lo caracteriza muy bien.
—Me salí antes. —suelta cómo si nada.
Al ver su desinterés y tranquilidad, no puedo evitar la molestia florecer en mi interior. Ese colegio es muy caro, la colegiatura equivale a más de un año del salario de mi madre.
—¿Por qué rayos hiciste eso? —le regaño —, ¿No sabes lo costoso que es?
—Ya, ya... lo siento mucho mamá, pero te aseguró que por una o un par de clases que me pierda no se acaba el mundo.
¿Cómo me llamo? Maldición, es mi culpa, no debí preocuparme cuando esta clarísimo que no lo hace ni por él mismo.
Disfruta verme enfurecer, se carcajea y sacude la cabeza.
Calma. Calmada, Alex.
—Ya no te enfades, princesa. Puedes ser una chica torpe, pero aun así, me sigues gustando.
Ruedo los ojos, siento mis mejillas arder y el aire empieza a escapar repentinamente de mis pulmones, me siento a la deriva de algo desconocido. Una sensación placentera y aterradora. Madre santísima, Rosa de Guadalupe, ¿en que momento firme contrato con tu televisora? ¿Dónde están mis regalías?
—¿Te he dicho que eres un imbécil y un idiota?
—Constantemente. —afirma sin perder esa mueca divertida.
Fruncí el ceño, para él es muy sencillo sacarme de mis casillas, en cambio, sacarlo a él de las suyas me resulta imposible.
Es necesario que actúe rápido.
—Bueno, me voy. Si no lo hago, sería capaz de arrojarte al canal. —hago afán en mostrar el que se haya delante de nosotros.
La complicidad y la maldad recorren sus pupilas, —Yo creo que sería al revés.
A pesar de que sé tiene razón, me niego aceptarlo en voz alta. No estoy dispuesta a lidiar con su alto ego ni mucho menos aumentarlo.
Ruedo los ojos ante su propia seguridad, «Quizás porque es lo que nos hace falta a nosotras», suspiro en un intento rápido de olvidar la idea.
—En verdad, debo irme. — mejor dicho, necesito hacerlo.
—¿A dónde? — inquiere con un puchero contrario a su apariencia de chico duro. Sus labios se tuercen y sus ojos parecen a los de un cachorro abandonado. Estoy a punto de claudicar hasta que recuerdo el peligro que representa y desisto.
Lo miro directo a los ojos, verde profundo contorneado de un azul intenso y ambos enmarcados por una línea negra sin contar sus espesas pestañas. Que envidia.
—Milpolar.
—¿Milpolar?
Afirmo con un suave movimiento de cabeza —Si, bipolar multiplicado por mil. Aunque, a decir verdad no me gusta como se oye — digo pensativa, encogiéndome de hombros —, aunque también tengo otros conceptos: tripolar, cuatripolar, quintipolar...
—Vaya imaginación la tuya. Dime, ¿no puedes aplicar lo mismo en tus insultos?
Ay, éste imbécil.
Lo miré con desprecio.
Colgué mi mochila sobre el hombro y me di la vuelta para caminar lejos de él, justo antes de dar vuelta en la esquina siento su mano tomar mi brazo con dulzura. Me acerca lentamente a su cuerpo, trago en seco al notar el color y las líneas de sus tatuajes sobresalientes de sus abultados brazos, su pecho y abdomen cinceleado se marcan bajo la tela de su playera negra, sus botas de casquillo u el pantalón oscuro con las rodillas desagarradas. Es guapo, joder, es más que eso. Es el prototipo de chico malo que atraeria a muchas chicas y les rompería el corazón.
Huye de él.
No lo hagas, es tan malditamente sexy.
Su mano sujeta firme mi nuca, sonríe y poco a poco baja su cabeza hasta rozar su nariz con la mía. Mi corazón empieza a latir con mucha fuerza que tengo miedo que se salga de mi pecho, admito que me siento asustada y, a la vez, emocionada.
—¿En verdad crees que soy un imbécil?
—Si. — no dudo en mi respuesta, cierro los ojos ante su cercanía.
—¿En serio?
—Completamente —tiembla mi voz.
El soplo del aire hacen llegar a mis fosas nasales esa fragancia varonil de plantas frescas y un toque de madera. Es un aroma bastante agradable, ni siquiera puedo pensar en otra cosa que no sea su olor, sus labios rozan mis mejillas acaloradas. Creo que la temperatura ha aumentado demasiado rápido, ¿no?
Mis labios se entreabren, estoy embalsada y, de repente, su abrupto alejamiento me consterna.
—Ay, Sheccid. ¿Quién te entiende? Soy un imbécil, un idiota y un desgraciado..., sin embargo, aun así me dejarías besarte. ¿Sabes cómo se le llama a eso? Incoherencia — recalca la palabra. Mira que aunque muero por besarte puede que sea contagioso y después yo me vulva tan torpe como tú.
Enrojezco, esta vez, por rabia..
—También eres un cerdo y un cabrón.
Por un instante pierdo el control, las ganas de estar arriba de unas escaleras y tirarlo es grande, mi pecho duele debido a la impresionante represión que ejerzo para no lanzarme a golpearme. No es que me pese la mano, solo No quiero que piense que soy igual que él.
"La violencia no consigue nada", me repito con mucha rapidez que en menos de un segundo me lo he dicho más de diez veces.
Exagerada.
Estoy a punto de hablar conmigo misma en voz alta, así que, lo empujó y vuelvo a darme la vuelta para ir a casa. Él se burla de mí sin importarle nada, antes de que alcancé a llegar a la esquina su cuerpo para delante de mí.
—¿No vas a darme un beso de despedida?
Le miro furiosa, —¿Por qué te gusta tanto atormentarme? Joder, yo nunca te hice nada y tú llegas y me fastidias. —quizás sea el momento de correr antes de que su lado bipolar elevado al cuadrado o al cubo salgan a la luz y golpee de lleno mi cara.
No, no, no.... que la Virgen de..., bajo mis ojos un poco porque —literal —no soporto su dura y severa mirada... ¡pectorales!... Santa madre, tiene un cuerpo espectacular.
¡Concentrate! Pareces una ñoña.
Hubiera sido lindo decir que se disculpó o se veía arrepentido, error. El muy hijo de Tutankamon seguía riendo con los mismos destellos de arrogancia, malicia y rebeldía.
—Ya, ya lo siento.... fue una pésima broma. —sostiene su estómago, doy oyuelos se forman sobre la comisura de sus mejillas.
¿Broma? Ahora sí que quiero darle un puñetazo en la cara.
—¡Déjame en paz! — le gruño, intentado pasar a su lado. Vuelve a tomar de mi brazo.
—Ya, de verdad, lo siento Sheccid. Necesito darte algo.
Junto ambas cejas, negando —No quiero nada tuyo.
—¿Por qué debes ser tan refunfuñona?
¿Y tú porque debes ser tú?
Me jalas hasta su moto, trató de darle algunos golpes en la espalda pero no parecen surtir ningún efecto sobre él. Se acerca a su mochila y saca una caja.
—Toma.
No necesito mirar del todo bien.
Me cruzo de brazos y enarcando ambas cejas.
—Prometo que te lo doy con las mejores intenciones, —se apresura con rapidez extendiendo el bonito celular rosa —, además sería un desperdicio si no cumpliera su función, porque tendría que tirarlo y produciría un lixiviado. No creo que quieras contribuir a la contaminación con plomo, mercurio...
Tapó su boca, le gusta demostrar su alto QR, lastima que sea un fastidioso de primera.
—Regaláselo a otra. —suelto con obviedad mientras ruedo los ojos.
—Imposible.
—¿Por?
—Porque esta claro que con la única que quiero hablar es contigo. —la testosterona de su voz me eriza la piel. —No importa con cuantas más hable, jamás serán tú.
Un momento, ¿esta confirmando que habla con otras?
Típico bad boy... ¡No! Este es virgen, bien, atípico bad boy.
—No. —digo firme, por dentro estoy tan insegura.
Paso de él para continuar con mi camino, me detengo cuando el un peso cae sobre mi espalda.
—Sueltame, Hamilton. —sus manos aferran mi estómago, su mentón recae sobre mi hombro y sus brazos me aprietan sin darme tregua para poder deshacerme de su agarre. —Alguien podría vernos —, crearían rumores, esos rumores llegarían a mi madre y ella no dudaría en interrogante.
—No me importa, no voy a soltarte hasta que aceptes de nuevo mi regalo.
—Yo nunca lo acepté, tú lo echaste en mi mochila.
—Tú no lo regresaste. —murmura sabiendose vencedor.
De inmediato pongo a trabajar a las neuronas que no se encuentran cautividas por este alien del planeta hormonal. Necesito una excusa rápida, no quiero que me vean con él. A simple vista aterra a alguien que no sea una chica aventurera o con expectativas literarias.
—Si es por la cachetada ha quedado en el olvido.
—No, yo en verdad te quiero.
Mis mejillas se sonrojan, mi pulso se acelera considerablemente y empiezo a hinperventilar.
—¡Esta bien! —exclamo cuidando que nadie esté caminando en la calle o me haya escuchado. — Ahora, suéltame para que tomé el estúpido celular.
No quiero admitir que ha provocado algo en mí, tampoco que nadie me vea con él.
Suena cruel y lo sé.
Pero, no quiero que hablen de mí. A veces las personas nos ubican en un grupo dentro de la sociedad. Bah, para que mentir, incluso nosotros mismos nos ubicamos dentro un solo grupo... malos, buenos, nerds, populares, conocidos y desconocidos, por nombrar algunos de muchos, Liam es todo lo contrario a mí, su nombre es conocido, todos los chicos de mis escuela y de las escuelas vecinas conocen su nombre —por ende — también de los chicos de mi edad en mi colonia... Simplemente, él y yo nos ubicamos en mundos diferentes a pesar de habitar el mismo.
Por Dios, suena una tontería. Pero sigue siendo cierta.
Hace lo que le digo, me doy la vuelta y me entrega el teléfono celular.
—Pasaré mañana por ti a la escuela.— no es una pregunta.
—No. — decreto.
Antes de iniciar con otra discusión sin fin, no espero que alege y me alejo corriendo. Giro y a la derecha para luego dar vuelta de nuevo a la derecha, continuo derecho y ya siento la opresión en mis costillas, dolor en mi garganta y falta de aire en mis pulmones.
En verdad necesito mejorar esta pésima condición física, ni siquiera he corrido mucho y me siento desfalleciendo.
Meto la llave en la cerradura, mis manos tiemblan patéticamente que falló. Cuándo por fin la logró abrir entro, cerrándola detrás de mí.
Escucho el bombeo de mi corazón al mismo tiempo en que mi pecho sube y baja como loco. Trato de convencerme que se debe a la carrera que he dado, si eso es.
—¿Alex?— se asoma una pequeña cabeza con rulos azabache, — ¡Llegaste! — salta emocionado, inflando sus regordetes cachetes. — Tardaste, ¿Ya no quieres a Haziel?— hace puchero, el cual, inmediatamente cambia cuando ve lo que tengo en mis manos. Me mira travieso— ¿Prestas celular?
Coloco mi dedo sobre mis labios, pidiendo silencio y él asiente con un movimiento de cabeza. Subo a la habitación y me tiró en la cama mirando la pantalla con una notificación de mensaje.
De Liam
Mañana iré a recogerte
Yo
Harás lo que quieras, no se porqué me preguntas.
De Liam
No, te estoy avisando.
Ruedo los ojos y vuelve a vibrar.
De Liam
Me imagino tu tic tan lindo que es muy predecible.
Frunzo el ceño y a la vez sonrió un poco.
De Liam
Te amo.
No puedo evitarlo, abro mucho los ojos igual que dos enormes platos echando el celular debajo de la almohada. Sin cambiar mi uniforme, bajo y enciendo la vieja computadora que nos regaló el tío de mi mamá. Abro el navegador y busco en Googleo "Bad Boy". Una gran cantidad de páginas y — en especial— fotografías de chicos guapos, tatuados y sentados en motocicletas aparecen en mi pantalla.
Leo las sugerencias de preguntas y doy clik en la primera: "¿Qué es un Bad Boy?
Los BadBoys son a menudo considerados como idiotas arrogantes. Pero, de todas formas son un imán de chicas.
Inconsciente, sonrió. Literal, describe a Liam Hamilton en una sola frase. Sigamos. Anoto un par de cosas sobre mi palma y salgo de la página para meterme en otra recolectando más información que apunto —cuando no cabe en mi mano— sobre mis brazos.
—¿Qué haces, Alex?— salto en mi asiento al escuchar a mi abuela detrás.
—Ay, abuelita. Casi me da un infarto.
Cubro la pantalla con mi cuerpo.
—¿Sucede algo?— cuestione viéndola silenciosa.
La mayoría de sus canas son cubiertas por tinte castaño, no es delgada ni mucho menos gorda. Considero que se ve bien, para su edad. Ella sonríe con boca cerrada, —Deberías irte a cambiar y bajar a comer, ya después haces y tarea.
El alivio me recorre, no ha visto nada.
—Ya voy. — deslizó el mouse encima del pequeño escritorio y la apago mientras mi abuela regresa a la cocina.
Dejé salir un suspiro y subí las escaleras, necesitaba hacer un exhausto análisis.
******
Sentada en el colchón de mi cama con una paleta en la boca y mirando la lista de mi libreta.
¿Bad boy, fucking boy? ¿Qué es él? Bueno, si retrocedemos un poco debemos tachar lo de fuckboy, sigo sin creerme que sea virgen. ¿Cómo un chico cómo él puede serlo?
Okey veamos. Bad Boy es la traducción de chico malo en español. Creo que escribí las características más significativas para alguien como él, según las páginas de San Google. Ahora sólo falta marcar cada una y comprobar.
Empecemos, podemos relacionar al bad boy con:
Un hombre con carácter ✔
Definitivamente, intimida a cualquiera con sólo su presencia.
No teme romper las reglas ✔
Ni como dudarlo, ese es su pasatiempo favorito.
Resulta atrevido ✔
Otra palomita, ese chico no le tiene miedo a los fantasmas ni a la autoridad.
Despreocupado y relajado ✔
Ni siquiera lo pienso, tantas veces lo he visto de esa manera que sería un milagro que de preocupara por la escuela o su salud. Si lo hiciera, no rompería los carros de los profesores o haría sus locuras.
Comportamiento misterioso ✔
Arrogante ✔
Supongo que el hecho de que hayan muchos rumores sin comprobar lo hacen alguien misterioso, además, ayer descubrí algo nuevo de él. ¿Arrogante? Por supuesto.
Preocupado por su imagen
De esa no estoy segura, es guapo pero eso no lo convierte en alguien narcisista, ¿cierto?
Tiene mal genio ✔
Uff... No hay como negarlo, el desgraciado me golpeó sólo por decirle sus verdades. Además, hay una razón por la que utiliza los puños para todo.
Tiene fama ✔
Chico popular en cada escuela que pisa y no por muy buenos conceptos.
Se me mete constantemente en problemas. ✔
Si.
Sale contigo y desaparece
¡Ojalá! Bueno fuera, no sé como deshacerme de él. Y más con su estúpida idea de qué está enamorado de mí. Por Dios, que disparate. No te enamoras de la chica que golpeas o que apenas conoces.
Sexualmente activo
No, es virgen. ¿Quién lo hubiera imaginado?
Lenguaje soez (.5)
Estoy insegura, digo lo he escuchado insultar a otros, pero al menos, nunca ha dirigido un cometario sucio o vulgar a mi persona. Joder, que difícil.
Toma riesgo ✔
Si saltar del techo de un edificio a un cuarto a oscuras o hacerlo de la barda a un cementerio y luego hacerte saltar a ti no es un riesgo, no sé que lo sea. Y no olvidemos su vida clandestina.
Impredecible ✔
Indudablemente. El día que adivine sus movimientos será wow.
No pagarte las cosas
Él las paga. Aunque, yo nunca le he dicho que lo haga.
Liderar ✔
A veces parece que lo es, todos en su bajo mundo lo idolatran igual a un Dios. No obstante, es imposible olvida que él ha resultado ser muy inocente.
Doce punto cinco de diecisiete. ¿Es o no?
Antes hubiera dicho que "si" sin dudarlo, ahora no estoy segura. En la mayoría es afirmativo, aunque, por otro lado las que no he palomeado las encuentro innecesarias. Mientras más comparto tiempo con él me doy cuenta que es un extraño chico malo. Va a fiestas y tiene muchos ligue, sin embargo, apenas fuma y odia el sabor del tequila sin contar que el muchacho no se ds cuenta cuando le coquetean, ama los problemas y él es un desastre muy arrogante.
Me tiro en la cama y suelto un pequeño grito contra mi almohada, no creí que dar una respuesta que visualmente resulta obvio fuera demasiado difícil. Ni siquiera en los maravillosos libros de bad boys que leí durante estos años he encontrado alguien similar a él, de cualquier forma no es que me guste, es la intriga y curiosidad.
Sería interesante saber el final de un protagonista así, creo que es mejor leerlo porque no se podría vivir algo así.
¿Bad boy o no?
NOTA DE LA AUTORA:
¡Buenas noches wattleaders! Eh vuelto. Díganme, ustedes que opinan, ¿Liam es o no un hermoso bad boy? ¿Creen que Alex calificó bien a Liam? ¿Qué calificación le hubieran dado?
Gracias por leerme, sé que algunas siguen mis otros libros como "Jared: sin ella no hay deseo" o "Secuestro obsesivo". Y bueno, ya lo había mencionado antes en las historias mencionadas, pero no voy a actualizar por el momento esos, mi prioridad es DESASTRE CON L y LA MÁSCARA DEL PAYASO. Esos son a los que le daré más tiempo, si a alguna le gusta el misterio, suspenso, terror o trhiller me ayudarían mucho leyendo el segundo y mas si me ayudan a saber mi fallos o si les gusta, aquí les dejo el booktrailer por si les llegará a interesar.
https://youtu.be/F73jvIVgtHI
https://youtu.be/rqu_H3kZV98
Si no les llegará interesar no hay problema. Les agradezco que me lean.
Voten y comenten si les gustó o no, si aman a Liam. ¿Que les va pareciendo la historia hasta ahora? ❤
El "himno del bad boy" según youtube, se los dejo en multimedia. 😉
No olviden darle su manita arriba en el booktrailer de esta historia en YouTube si les gustó, la verdad yo soy pésima para esto.
Volveremos a leernos pronto. 😘
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