El Silencio de los Perdidos
Cantidad de palabras: 5633 (incluyendo éstas).
Género: ciencia ficción, romance.
***
«¿Qué nos podemos esperar? Han pasado dos años desde que no sabemos nada de ellos. No sabemos si experimentaron con ellos, o si trabajan para ellos, o en el peor de los casos los mataron.» se escuchó a un hombre de voz gruesa y autoritaria por la puerta poniendo a todos los que estaban del otro lado escuchando ansiosos por la conversación.
«No hay que adelantarnos a eso », habló esta vez la voz de una mujer con tono sereno. « todavía queda esperanza de que estén bien, sanos y salvos.»
«¿Y si no? Cabe esa posibilidad y lo sabes Ana.» soltó un suspiro y prosiguió: «Lo que más me preocupa es que por más que mandamos señales ellos no dan señales de vida. Todos aquí se están poniendo ansiosos por esto.
«Lo sé, pero si sólo esperas un poco más...
«¡Ya no más!» un golpe en la mesa fue lo que se escuchó para que los que estaban del otro lado se exaltaran y pegaran un pequeño brinco. «Cortaremos comunicación. Si mañana no hay señales de ellos se acaba por completo el intento de salvarlos ¡¿entendido?!
«Sí, señor.
La perilla de la puerta se giró, de inmediato el grupo de chicos que pasaba por allí salió corriendo para esconderse y no ser descubiertos por nadie que estaban espiando la conversación.
De la habitación salió una señora de aproximadamente unos cincuenta y cinco años, rubia y ojos verdes con apariencia cansada. Su rostro demostraba una clara tristeza que parecía que todo se iba a acabar en un sólo día. Soltó un largo y sonoro suspiro encaminándose hacia un pasillo al lado izquierdo desapareciendo de la vista de cualquiera.
Del pasillo derecho salieron unos cuatro chicos, tres hombres y una mujer. Caminaron sigilosamente evitando ser escuchados, voltearon a todas partes esperando no encontrarse a Ana o -en su mala suerte- al lider Marcus.
-Eso estuvo cerca. -dijo un chico de pelo castaño suspirando al final.
-Sí, por poco y nos atrapa Ana.-habló esta vez la chica pasando una mano por su pelirroja cabellera pasándola hacia atrás con una sonrisa de alivio adornando su rostro.
-¿Creen que si es cierto lo que dijo el líder? -comentó el de pelo azabache cruzando sus brazos y posando sus ojos azules en cada uno de sus compañeros.- ¿Los dejarán de buscar?
-El líder nunca bromea -dijo el de pelo castaño y coleta de caballo.- lo más probable es que sí.
-Yo opino que lo tiene que saber, debe saberlo antes que nadie.-el castaño observó a sus amigos.
-¡¿Estás loco John?!-casi gritó la chica. -Sabes que Ian no se lo tomará nada bien.
-Lo sé, pero es mejor que lo sepa ya. -volteó a ver al de la coleta pidiendo apoyo. -¿No lo crees tú Jack?
-Opino lo mismo, mejor que lo sepa ahora y no después que lo agarren desprevenido.
-Bien, yo creo que es mejor que Will se lo diga.
-¡¿Y por qué yo?!-dijo el azabache exaltado.-¡¿Por qué no se lo dices tú escoba con patas?!-dijo refiriéndose a John.
-Porque no soy tú. De seguro a ti te escuchará mejor.-se defendió con ese argumento muy poco válido para el peli negro.
-Es cierto, te pondrá más atención a ti.-dijo la pelirroja con una sonrisa.
-Grace tiene razón -habló el de la coleta mirando al de ojos azules.- William, tienes una mejor relación con él que todos nosotros, es más factible que no se enoje contigo a que con nosotros.
-Me mandan a la guillotina. -dijo William bajando sus brazos en señal de rendición.
-William, ve.-dijo Jack.
Al parecer el líder de ese grupo era él ya que en el momento en que mencionó esas palabras William levantó el rostro y se dirigió al pasillo por donde había entrado la señora, llevaba una cara de pocos amigos pero lo hizo sin protestar.
Durante el camino repasaba todo lo que le tendría que decir a Ian, su temperamento no era muy bueno en la mañana y ahora con la noticia que le iba a proporcionar no iba a ser nada grato estar a su lado. Sí le tenían miedo, todos lo hacían. A pesar de eso obedecía a Jack sin protesta alguna.
La razón por la que Jack era el líder era porque era mayor que los demás, tiene veintiún años y su carácter era dócil y fuerte para alguien "tan" joven como le decían los demás. Era muy bueno razonando y dando órdenes, talento que muchos hombres ya grandes quisieran haber poseído antes.
Luego le seguía William que tenía la misma edad de Jack sólo que menor por unos cuatro meses, no era de extrañar que a veces él tomara el mando cuando Jack no se encontrara por ahí. Su fuerte era cualquier tipo de arma, aún si no la conociera él se las ingeniaba para hacerla funcionar y después de 2 minutos vaya que lo lograba.
Le seguía Ian, él tenía diecinueve y era tranquilo pero explosivo cuando algo no le parecía correcto y, claro, por las mañanas. Era bastante inteligente y un hacker de primera, no importaba lo que fuera él podía entrar y salir incluso copiar sin ningún problema.
Al final quedaban los hermanos John y Grace, con diecisiete y quince respectivamente. John era muy bueno en la medicina, aprendió por necesidad y se convirtió en su talento; mientras que Grace era experta en el disfraz, puede hacer cualquier camuflaje en menos de 5 minutos.
Ellos cinco eran el equipo especial de ese lugar, eran los llamados "Elementos" ya que en varias culturas son cinco elementos y no cuatro, y ellos eran cinco expertos en diferentes áreas. Ese lugar era de las pocas resistencias que habían quedado después de la guerra por el poder y poseer a los niños con talento, no como estos cinco, sino un talento fuera de lo común; un talento que venía de genética. En varios textos, incluso cómics los llamarían "mutantes" pues... eso eran.
William llegó a lo que sería el comedor, todo era gris y estaba iluminado con las lámparas que colgaban del techo y ventiladores para el aire fresco. Notó que Ian estaba sentado en el piso recargándose en la columna del centro del salón con una computadora en sus piernas tecleando algo.
Soltó un suspiro rascándose la nuca, iba a ser difícil decírselo. Tomó aire, se puso firme y avanzó hacia él. Quedó parado frente a él mirando como tecleaba con gran velocidad cada tecla de la computadora, cuando iba a hablar fue interrumpido.
-¿Vienes a verme trabajar o a platicar? -dijo Ian sin apartar la vista del monitor con voz fría. William lo miró serio.
-A hablar. -se sentó al lado de él flexionando su pierna derecha y poniendo su brazo en ella. -No creo que te moleste distraerte un poco.
Ian apartó su vista para mirarlo. Sus ojos chocolate delataban la falta de sueño que había tenido y su ropa la falta de interés de cambiarse la del día anterior. Bajó la pantalla cerrando la computadora poniéndola a un lado.
-Habla.
-Qué malhumorado, necesitas dormir.-comentó sonriendo.
-Perdón Will, el trabajo no me deja.-dijo arrepentido, hasta él mismo sabía como era su humor y lo irritante que se ponía cuando no descansaba como se debía.
-Tranquilo. -soltó un suspiro, era mejor que le contara ya. Se armó de valor y comenzó -: Hay noticias del caso, escuchamos al líder hablando con la señora Ana.
-¿Algo nuevo? -de pronto se llenó de esperanza, que pronto sería rota.
-Pues... -era ahora o nunca. - van a cancelar todo.
Ahí fue cuando la cordura de Ian se acabó. Tomó a William por el cuello de la playera azotándolo en el piso posicionándose sobre él.
-¡No lo permitiré! -gritó enojado. -¡¿No les diste mis informes?!
-Todos se los dimos, cada nota fue entregada.
-¡¿Entonces por qué?! -lo azotó de nuevo en el piso haciendo que soltara un quejido. -¡Tan cerca estábamos!
-¡No hay nada! -gritó William tomándolo de las muñecas ejerciendo presión. -¡Siempre es silencio! ¡Cada señal, cada intento de comunicación nos responden con silencio!
-¡No es así! ¡Nos responden, pronto los encontraremos!
-¡Estás obsesionado! -ejerció más presión en las muñecas de su amigo recibiendo como respuesta otro azoton aún más fuerte que el anterior y el anterior a ese. -Ya lo cancelaron, no podemos hacer nada.
-¡Se rinden tan fácil! ¡Ya los íbamos a encontrar! -y otro azoton. William empleó fuerza para evitar que lo siguiera azotando sin éxito.
Ian ya se estaba saliendo de control, su falta de sueño y enojo por la cancelación de la búsqueda no era una buena combinación. Jack y John llegaron para detenerlo, Jack a Ian y John ayudaba a William a pararse.
-Ya Ian, ya está hecho no puedes hacer nada. -le dijo Jack sin soltarlo.
-Son unos idiotas por darse por vencidos. -se safó de su agarre y salió de ahí rumbo a su habitación.
-Al menos lo sabe. -dijo Jack mirando hacia donde se había ido antes. Los dos chicos restantes asintieron, suspiraron y se fueron.
Un hombre mayor con pinta de soldado se encontraba pensando en su despacho si era o no correcto cancelar la búsqueda. Él había conocido a unos cuantos chicos especiales y quería protegerlos, sabía que sus dones eran diferentes y por ende necesarios de proteger para salvar a lo que queda de la humanidad.
-¡Señor! -entró gritando Ana exaltando al líder.
-¿Qué? -dijo sin ganas.
-Creo que... creo que hayamos algo.
Marcus se asombró, no pensaba que algo pudieran encontrar en ese momento que decidió cortar la comunicación y contacto.
-Vamos a la sala de juntas, ahora. -ordenó.
Se paró de la silla saliendo como rayo dirigiéndose al último piso abriendo la puerta de la única sala que estaba al fondo. Una típica sala de juntas, una mesa grande con sillas alrededor y grandes ventanales que eran cubiertas por unas cortinas café impidiendo la vista. Lo diferente era que tenían equipo de electrónica; computadoras, radios, pantallas, etc. Todo eso obra de Ian.
Ana le indicó donde estaba el comunicador, se colocó los audífonos para escuchar lo que sería una serie de sonidos variados y distorsionados. En un momento se escuchó:
"Ayu... ay... ayu... da... ¡Ayuda!"
Marcus tan sorprendido quiso captar más información o de dónde venía la señal. No encontró nada.
-Ana, llama a los Elementos -se quitó los audífonos dejándolos sobre la mesa. - los necesitamos ahora.
Ana llamó por teléfono que se hizo sonar por todo el edificio anunciándoles a los cinco chicos que eran necesarios en la sala de juntas.
Jack suspiró aventando un libro en su cama parándose de la silla, se estiró y salió con cansancio.
William dejó de lado el arco que estaba trabajando saliendo con velocidad.
John dejó en el botiquín las inyecciones que estudiaba mientras Grace aventaba sus pinceles, salieron rumbo a la sala sin importarles nada, el único que faltaba era Ian.
-¿Para qué nos llamaste Marcus?-dijo Jack con la autoridad que tanto lo caracterizaba. Solamente él podía llamarle al líder por su nombre, los demás lo tenían prohibido.
-Mas vale que sea interesante -habló William con desinterés.
-Lo es, se los aseguro -se acercó a ellos quedando frente a Jack -. Recibimos algo. -los cuatro chicos se extrañaron, no era común recibir esa noticia. Marcus se hizo a un lado. -Veanlo ustedes mismos.
Todos vieron a Jack que se acercó al aparato poniéndose los auriculares. Sus ojos se abrieron como plato al escuchar la grabación, volteó a verlos una vez terminado de escuchar.
-Ian debe de escuchar esto. Vallan por él.
-No es necesario, ya vine. -se escuchó a Ian entrar. Los chicos lo vieron esperando una recriminación o algo por el estilo. -Lamento lo de hace rato, me pase.
- Está bien -le dijo William sonriendo. -¿Dormiste?
-Sí -contestó de la misma manera.
-Bien -interrumpió el de coleta. -Porque debes escuchar esto.
Ian se acercó al aparato tomando la misma posición que Jack hace algunos instantes. Se sorprendió al escucharlo, necesitaba saber de donde venía la señal que estaba seguro que iba a dar con ella pronto.
-¿Qué piensas?-dijo Jack una vez que se quitó los auriculares.
-Son ellos, no cabe duda.
-Hagan algo con esto, antes de que sea tarde. -ordenó Marcus. Jack lo miró casi amenazándolo, miró a sus chicos para darles indicaciones.
-Ian rastrea la señal, en menos de diez minutos quiero coordenadas. William alista cualquier cosa que sirva como arma de rescate. John alista las medicinas y Grace ya sabes que hacer. -órdenes simples y cortas, sirvieron para ellos.
Todos se pusieron a trabajar, sonidos por todas partes preparando las cosas, las teclas siendo presionadas por Ian, las armas siendo alistadas por William, medicinas y camuflaje por John y Grace, finalmente Jack revisando el mapa buscando señales por si acaso.
-Listo. -anunció Ian.
-Valla, tardaste cinco minutos. -dijo Jack parándose y mirando el reloj.
-Me apresuré.
Jack observó las coordenadas imprimiéndolas y se las dio a William.
-Tu turno.
William tomó el papel saliendo de sala junto con Grace y Jack, Ian y John se quedaron adentro mirando como Marcus estaba con la boca abierta por la sorpresa.
-Mejor vámonos John, tenemos que esperarlos abajo.
John asintió y salió detrás de él sin importarles que Marcus les dijera algo a sus espaldas.
Pasaron alrededor de 2 horas más o menos cuando entraron Jack, William y Grace por la puerta del edificio acompañados de un grupo de diez chicos.
-Son ellos. -dijo William acercándose a los dos chicos que los estaban esperando. -Están asustados, es un mundo que no han visto.
-John revisalos, con tacto por favor. -voltea a ver a Grace -. Ayudalo con las mujeres.
Ambos asintieron. Se acercaron al grupo que adoptaron una posición de defensa con un chico enfrente como escudo.
-No les haremos nada -dijo Grace con una sonrisa -, sólo queremos ver si no les hicieron daño.
Los chicos los vieron con duda, una chica de apariencia asiática y de unos quince años miró por el hombro del adolescente.
-¿Dice la verdad, Matt? -dijo con temblorosa y desconfiada.
-Sí, son de confiar. -contestó el castaño Matt.
No se separaban uno de los otros, Matt dejaba que los hombres pasaran primero. Eran cinco en total contándolo a él, no pasaban de los diecisiete y las chicas de quince.
John revisaba a los hombres, estaban bien salvo por unas cuantas marcas de agujas que estaban en sus brazos y algunas en el pecho. Cuando terminó Matt se acercó a las chicas para indicarles que podían confiar en Grace, una niña vio a los demás del lugar hasta que vio al chico castaño de pelo corto con una mano en su frente.
-¿Ian?-susurró sólo para ella. Cuando bajó la mano y vio esos ojos color chocolate lo reconoció. -¡Ian!
Corrió hacia él llamando su atención, reconoció a esa chica de piel pálida y pelirroja. Al llegar a él falseó un poco por la debilidad que sentía, Ian se apresuró a tomarla en sus brazos, ella lo rodeó con sus brazos haciendo un abrazo.
-De verdad eres tú -dijo ella mientras lo abrazaba.
-Tranquila, Kim. Estás a salvo ahora. -le dijo acariciando su cabello.
Sus amigos lo vieron natural ya que sabían que una de ellos lo había conocido antes de todo lo que pasó pero los del grupo de ella si se sorprendieron al verla correr hacia un chico desconocido, nunca les había dicho nada sobre su vida anterior, ninguno de ellos sabía la vida del otro.
-Tienes que ir a checarte -dijo Ian rompiendo el abrazo acariciando el rostro de Kim que lo veía con esos extraños ojos ámbar -, conozco a Grace, ella te va a checar.
Sólo esas simples palabras hicieron que ella asintiera y fuera con Grace, aunque temerosa, fue sin protestar.
-Vamos, dejemos que terminen. -dijo Jack poniendo una mano en el hombro de sus amigos, ellos asintieron y se fueron dejando a John y Grace con el grupo de chicos ahora llamados "Perdidos".
De nuevo Jack y Marcus estaban discutiendo. El mayor quería interrogar al grupo para obtener información y poder así detener al dictador pero Jack se oponía diciendo que era muy pronto, que les dieran tiempo de acostumbrarse pero Marcus era tan terco que se negaba.
Los gritos fueron interrumpidos por una voz en su cabeza.
" Silencio. " era la voz de un hombre. "No obtendrán nada gritando".
Marcus se esperanzó con que podría obtener información de ellos al escuchar esas palabras en su mente. Era extraño pero asumían que era una de las habilidades de ellos.
La puerta se abrió de golpe dejando entrar al chico de antes. Se notaba que estaba enojado pero sobretodo asustado.
-¡No vamos a decirles nada! ¡Este secreto será sólo nuestro! -gritó exaltado. Abandonó la sala dejando a todos con la palabra en la boca y un sentimiento de vacío dentro de ellos.
-Te dije que no era buena idea -dijo Jack viendo a Marcus con desaprobación. Les hizo una seña a su equipo indicándoles que lo siguieran lo cual hicieron sin emitir ningún sonido.
Todos fueron a sus respectivas habitaciones, no era de extrañar que Ian fuera con Kim. Después de haberla buscado por dos años no quería perder ningún momento lejos de ella. Fue a su habitación tocando, entró con sigilo encontrándola acurrucada en la cama.
-¿Estás bien? -preguntó sentándose en la cama, ella se acercó a él cruzando sus piernas.
-Me siento tan extraña -bajó la mirada un poco. -Pensé que el mundo sería un desastre pero todo está intacto.
-Así permaneció, sólo que abandonado. -acarició la cabellera rojiza de Kim con ternura. -Te acostumbrarás.
-Escuché que querían sacarnos información, que revelemos el secreto que hemos guardado por mucho tiempo. -lo miró a los ojos. -No lo haremos.
-Sé que es arriesgado lo que les pedimos pero sería importarte que nos dijeran para acabar con esto. -suspiró bajando la mirada. La levantó mirando a sus ojos intentando no sucumbir a ellos como la primera vez que la conoció. -No te pido que me digas ni a ellos, pero piensalo sólo así podrán ser libres.
-Sigues siendo el mismo chico de diecisiete años que conocí. -rió brevemente. -Perdón, ahora diecinueve.
-Y tú sigues siendo la misma chica de doce aunque tengas catorce ahora. -acarició su rostro.-No cambiaste nada.
-No creo que logren nada, Eri escuchó su conversación al igual que Tom.
Ian se confundió, no sabía de quienes hablaba, lo que si sabía era que debían ser de su grupo.
-¿Eri? ¿Tom?
-Eri es la chica que viste primero, es japonesa y Tom es el chico que habló en su cabeza. -explicó pasando sus dedos por su larga cabellera.
-Ah... -Kim bostezó y talló sus ojos.-Duerme un poco, fue un día muy largo.
-¿Te quedarías? Siento miedo de que vengan por nosotros de nuevo como hace dos años. -lo miró suplicante, con rostro como de cachorro, la debilidad de Ian.
Se acostó a un lado de ella pasando su brazo para ofrecerle protección, Kim se acurrucó quedando dormida profundamente en los brazos de la persona que la hizo sentir segura desde hace tiempo. Ian acarició su cabello admirando el rostro de esa niña que hablandó su carácter frío y distante, esa chica era especial y lo supo desde el momento que la encontró escondida en el callejón de su casa huyendo de los guardias del laboratorio. La cuidó y ayudó convirtiéndose en la persona más especial de su vida.
Al poco rato él también cayó dormido deseando que al abrir los ojos ella siguiera ahí con él y no desaparezca después.
Al día siguiente Kim se encontraba con los demás chicos de su grupo. Matt estaba sentado con los codos recargados en sus rodillas mirando a todos, Eri estaba sentada a un lado de Kim haciéndole una trenza esperando a que Matt abriera la boca. Un chico moreno el cual era Tom estaba recargado en un pilar con los brazos cruzados con la cabeza gacha, una chica de pelo corto y verde estaba sentada en el piso recargada en la pared jugando con una moneda en sus manos, otra chica castaña estaba sentada junto con dos chicas gemelas de pelo rubio y tres chicos, uno moreno y dos pelirrojos.
-Bien, ¿qué hacemos? ¿Les decimos o no?-habló Matt después de un largo silencio.
-No es correcto, este secreto lo hemos guardado por mucho y revelarlo así como así nos pondría en peligro a nosotros. -dijo uno de los chicos pelirrojos mirando a Matt.
-Es cierto pero hay algo que estas omitiendo David. -dijo Tom sin abandonar su posición. -Fue ese mismo secreto que los científicos descubrieron y quisieron utilizar.
-Buen punto -comentó Matt.
-Yo digo que podemos confiar en ellos. -habló una de las gemelas posando sus ojos verdes en el techo. Volteó a ver a todos cuando el silencio se hizo presente. -Matt dijo que decían la verdad y no nos hicieron nada, Eri y Tom ustedes escucharon su conversación dijeron que uno de ellos nos defendía -los recién mencionados asistieron. -Y cuando Sasha emitió el mensaje de inmediato nos encontraron, yo digo que hay que confiar en ellos.
Todos meditaron las cosas, los argumentos eran válidos y señalaban que querían ayudarlos y ser libres al igual que ellos. Sus habilidades podían ayudar a terminar con la dictadura del señor conocido como Red, por eso los tuvieron ocultos a ellos en específico. Tal vez confiar en esta resistencia era lo correcto.
-Kimberly conoce a uno de ellos, que nos diga si son confiables o no. -habló la otra gemela con arrogancia, se le notaba que no le tenía aprecio a Kim por nada del mundo. Todos la voltearon a ver esperando su respuesta.
Kim se paró frente a todos con mirada decidida, a pesar de su edad ponía una pose fuerte que competía con todas las chicas en esa habitación. Se armó se valor y dijo:
-Son confiables, confío en Ian hasta con mi vida y si él confía en ellos entonces yo también. -su voz era firme y segura, totalmente confiable.
-Entonces está decidido, hablaremos. Nuestro silencio será roto, nuestro secreto saldrá a la luz y esperemos que pueda hacer la diferencia. -habló Matt poniendo una mano en el hombro de Kim brindándole confianza. Todos los presentes asintieron, iban a hablar.
Los Elementos junto con Marcus y Ana estaban junto con otros grupos de la resistencia en el comedor, nadie decía nada solamente esperaban a que pasara algo. El grupo de los ahora llamados Perdidos entraron al comedor atrayendo todas las miradas.
Se acercaron a la mesa donde estaban los cinco chicos y ambos líderes.
-Hablaremos, escuchen con atención -dijo Matt serio.
Marcus se paró frente a todos llamando su atención, todos se sentaron en una posición más cómoda para escuchar prestando total atención. Los Perdidos suspiraron listos para contar.
-Somos un grupo de personas con habilidades sobrenaturales capaces de hacer cosas que sólo han leído en historias de fantasía. -empezó Matt. -Estas habilidades son de genética, algunas adquiridas y otras por experimento. Éstas aparecen al momento de la pubertad que duran por tiempo indefinido, unas sólo en la adolescencia y otras permanente.
-La mayoría de nosotros las adquirimos por genética y al momento de experimentar con nosotros las mejoraron cada vez. -continuó Tom.-Solamente nosotros quedamos, a los demás o no los han descubierto o ya terminaron con ellos. Y por lo que escuché fue la segunda opción.
-Cada uno de nosotros posee una habilidad peligrosa para Red, que deseaba utilizar a su favor -habló David. -cosa que ya no podrá hacer.
-Nos presentaré -dijo Matt. -Mi nombre es Matt y tengo diecisiete años, poseo la habilidad de saber quien dice la verdad o quien miente. Esta habilidad me ayuda a darme cuenta de planes secretos, cosas que nadie quiere que sepa entre otras más.
Todos los escuchaban atentos, tenían conocimiento de que eran especiales pero no a tal grado de ser sobrehumanos y poseer algún tipo de poder porque eso era lo que poseían. Matt decidió continuar porque pudo darse cuenta que lo escuchaban atentos.
-Él es Tom -señaló al chico que estaba a su lado-, tiene la habilidad de la telepatía.
-Puedo leer y transmitir pensamientos a mi voluntad. -concluyó el portador.
-Él es David, puede borrar la memoria de quien sea a cualquier distancia aún sin contacto físico. -lo señaló y luego pasó al otro pelirrojo.-Él es Sean, puede inmovilizar a cualquier persona con sólo verla a los ojos incluso producirles dolor. -pasó a una de las gemelas. -Ella es Amy, puede poseer a la gente por unos cuantos segundos, ahora ya son horas. -pasó a la otra gemela sólo que ésta tenía el pelo más corto y mirada altanera. -Es Vanessa, puede producir un campo de fuerza que protege a todo el que esté adentro sin sufrir daño alguno. -pasó a la castaña. -Es Charlie, tiene el derrumbe. Cualquier cosa que toque o en la que se enfoque lo derrumba a voluntad. -siguió el chico moreno. -Josh, atraviesa cualquier estructura pero esto lo deja agotado después de un rato.
Solamente faltaban tres chicas, Eri, Kim y la de cabello verde. Matt prosiguió:
-Ella es Eri, sus oídos son capaces de escuchar conversaciones a gran distancia sin importar en donde se encuentre. -llegó el turno de la chica de pelo verde con apariencia rebelde, no soltaba la moneda por nada del mundo.-Sasha, controla el metal y cualquier tipo de dispositivo electrónico, una genio.
Por último era Kim, estaba nerviosa de estar frente a todos ellos, sólo conocía a Ian y al verlo ahí le daba tranquilidad. Matt le extendió la mano la cual ella aceptó con gusto.
-Ella es Kimberly es la más joven de todos nosotros con catorce años. Su habilidad es la telequinesis, pero... -la vio un momento a lo que ella asintió.- debido a unos experimentos su telequinesis pasó de objetos a personas, puede controlar lo que sea.
Ian se exaltó al escuchar la palabra "experimento" con Kimberly, no imaginaba cuanto dolor debió de haber sentido al ser conejillo de indias.
-Estas habilidades son peligrosas para Red porque sabe que podemos entrar sin problemas, descubrir cosas que él no quiere que descubran y sobretodo rescatar al único que puede detenerlo para siempre. -todos se acercaron a Matt apoyando lo que decía.
-¿Hay alguien más? -habló Marcus, en ese momento Jack quería golpearlo por abrir la bocota. Sin embargo, tenía la misma duda.
-Sí -respondió Matt ahora tomando más confianza. -Su nombre es Chris y tiene la habilidad de saltar en el tiempo. Pensamos que si él puede viajar al pasado todo esto jamás ocurrirá y seremos libres. Todos nosotros.
-¡Es una gran idea! -dijo Jack rompiendo el silencio.- Salvo que si los tenían cautivos sabe que pueden rescatarlo.
-De seguro está en una celda de alta seguridad -comentó William sentándose encima de la mesa con una mano en su barbilla señal de que estaba pensando.- Sedado, probablemente.
-No sólo eso -dijo esta vez Ian analizando junto con ellos. Los Perdidos y los demás los veían con asombro por como deducían todo. -También debe de poseer alta seguridad, aún más que con ellos.
-Si está sedado lo más probable es que hayan experimentado con él. -dijo John. -Tal vez para quitarle su don para que Red no corra peligro.
-Si queremos rescatarlo necesitamos infiltrarnos sigilosamente, burlando la seguridad -dijo Grace cruzando sus piernas en la silla. -Aunque tal vez ya nos está esperando y esté listo para combatir.
-De eso no hay duda. -Jack se acercó a los Perdidos con tranquilidad y mirada amable. -Les pido ayuda para poder infiltrarnos, sé que es mucho volverles a pedir que vuelvan a ese lugar pero tanto ustedes como nosotros queremos que esto termine y si su amigo nos ayuda iremos por él. ¿Qué dicen, nos ayudan?
Matt vio a su grupo, todos asintieron con una sonrisa sabían que decían la verdad Matt lo había visto en sus ojos. Se acercó a Jack entendiendo su mano, sólo era unos centímetros más bajo que él pero imponía.
-Los ayudaremos. -cerraron el trato.
Cada uno de ellos estaba trabajando con los Elementos sus habilidades eran útiles para ellos. Se la pasaron toda la noche planeando, cada cosa que pudiera salir mal ya lo tenían contemplado. Sasha e Ian habían formado un gran equipo, como expertos en tecnología se complementaban muy bien.
Kim estaba terminando de cambiarse, soltó un suspiro con miedo, no quería volver a ese lugar pero podía ayudar a rescatar a Chris.
-No tengas miedo, todo acabará pronto. -dijo Ian entrando a la habitación, Kim lo vio con miedo.
-Quiero rescatarlo, enserio quiero hacerlo pero...
-Calma, ya lo haremos. -una corriente de celos lo inundó al oírla hablar de ese modo de Chris.
-No te enceles, -sonrió. Se sentó en la cama seguida por Ian. -Chris es mi hermano, lo atraparon un año antes de conocerte.
Y le calló la boca a Ian.
-Con más razón lo rescataremos, no volverás a perder a tu familia nunca más. -se acercó pasando un brazo por sus hombros abrazándola.
-Si tenemos éxito y Chris vuelve al pasado todo esto ya no existirá, eso significa que no nos conoceremos. -dijo triste, lo vio con lágrimas amenazando con salir de sus ojos.
-Si eso es así, me hace valorar más el tiempo que pasé contigo. -acarició su rostro.-Entonces, como ya no te volveré a ver no me molestará hacer esto -se acercó a ella juntando sus labios, Kim correspondió. Desde hace tiempo ambos sentían algo el uno por el otro y ahora que ya sabían que nunca se volverían a ver esos sentimientos salieron a flote aunque sea por un momento.
Ya era tiempo de partir. Al llegar al edificio Ian hackeó el sistema dejando que todos bajaran sin ningún problema, se encontraron con una puerta de metal Sasha se acercó; alzó sus brazos haciendo un movimiento para abrirlar el cual dió resultado, las puertas se abrieron sin dejar evidencia de que fueron abiertas.
Al pasar se encontraron unos guardias que fueron eliminados con una flecha lanzadas por William. Más guardias que dieron pelea, detenidos por Sean que los inmovilizó apenas los vio, luego se desplomó debido al cansancio de dormir a cinco personas a la vez. David aprovechó para borrarles la memoria.
Aparecieron otros guardias que dispararon apenas los vieron, Vanessa se puso frente a ellos haciendo aparecer un campo azul deteniendo todas las balas, Kim usó su telequinesis para mover unos cables que colgaban haciendo que se enredaran en los pies de aquellos hombres colgándolos boca abajo; Sean los inmovilizó y Tom les leyó la mente.
-Chris está en la habitación del último piso, al parecer es impenetrable. -dijo Tom mirándolos a todos.
-¿Tiene seguridad? Tal vez pueda entrar. -dijo Sasha.
-No, absolutamente nada.
-Son listos -dijo William terminando de lidiar con los colgados guardias.
-Yo entraré -habló Josh. -Sólo llevenme ahí.
Subieron al último piso eliminando a cuanta gente se apareciera, más bien incapacitar los no matarlos. Amy poseyó a uno de los guardias para que los dejaran entrar al último piso mientras William de encargaba de ellos después. Más guardias llegaron y con ellos la persona que tanto odiaban... Red.
-Veo que vinieron a detenerme, lo dudó mucho -dijo Red riendo. Dio una señal y muchos chicos iguales a los Perdidos los atacaron.
Charlie se alteró de sobremanera y en ese momento su habilidad despertó, todo el edificio empezó a temblar, escombros por doquier al igual que unos eran detenidos por Kim evitando que los mataran al igual que por Vanessa.
-¡Ve, ahora! -le gritó Ian a Josh.
Josh asintió, corrió lo más rápido que pudo hacia la pared donde se suponía que debía de estar la puerta. Sin avisar la atravesó apareciendo del otro lado hincándose por el agotamiento.
-¿Josh? -era la voz de Chris, débil pero audible.
-Chris... Sólo tú puedes salvarnos ahora... -decía mientras lo desataba y le quitaba el suero. -Regresa en el tiempo, salvanos... salvamos a todos.
-Te volveré a ver Josh y serán libres, todos. Lo prometo. -su voz seguía débil pero segura.-Todo será diferente, ahora.
Miró a la pared, sus ojos se tornaron morados y todo se volvió blanco en un instante al igual que el sonido de los disparo y el derrumbe se hicieron menos audibles hasta que se detuvieron por completo.
El parque era pacífico, el sonido de las aves inundó el ambiente mientras el aire soplaba ligeramente.
Un chico de cabello castaño estaba sentado junto a una niña de catorce años pelirroja.
-Kim -dijo Chris a su hermana.- Muestrame tu habilidad.
-¿Por qué? -su voz sonaba tierna y dulce. Le gustaba mostrarle su habilidad a su hermano y él adoraba ver a su hermana sonreír, no quería verla triste como recordaba.
-Me dijiste que ya lo controlas mejor, así que quiero ver.
-¡Entonces sí!
Enfocó su atención a la pequeña pelota azul que tenía en sus manos, la pelota se elevó a la altura de sus ojos. Kim sonrió al ver su acto, tambaleó un poco haciendo que la bola saliera de volando dándole en la cabeza a un chico que estaba del otro lado sentado bajo un árbol con una laptop en sus piernas. Kim se asustó y salió corriendo para disculparse, Chris sonrió.
-Justo como debe ser...
Kim se acercó corriendo hincándose tomando la pelota en sus manos.
-¡Lo siento! No me fije, ¿estás bien?-dijo arrepentida. El chivo la vio quedando hipnotizado por esos bellos ojos y linda cabellera roja.
-Si estoy bien, no te preocupes. -le contestó con voz amable. Ella le sonrió con un pequeño sonrojo adornando sus mejillas. -Soy Ian.
-Kimberly...
El destino se encargó de reunirlos con un poco de ayuda de Chris, pero así era como debía ser desde un principio...
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