¿Cupido o Anticupido?
—Funcionarios del distinguido Consejo Oscurantista, miembros del Comité del Desdén, asociados de la Delegación de Antipatía y demás ángeles caídos...Precede la reunión nuestra "Real Excelencia", el "Jefe Máximo del Desamor", "Voz de los solteros oprimidos" "Vengador de los corazones rotos", etcétera, etcétera, el Jefe Anticupido—anunció el vocero. Todos los presentes se pusieron de pie cuando ingresó a la sala el reconocido adversario de Cupido.
Todos, menos el tipo que estaba ubicado en la punta izquierda de la mesa piramidal (la cúspide era ocupada por el Jefe Anticupido y la punta derecha por el segundo al mando, el General RonaldoMedinaB) que yacía en la sala. Aquel sujeto, que no necesitaba presentación porque era conocido en todo el inframundo, cuyo nombre ni siquiera los ángeles caídos se atrevían a pronunciar, pero que todos conocían como el "Señor Humor", bostezó, cansado de tanta espera y, cuando el líder apoyó sus torneadas pompas de gimnasio sobre el asiento, saltándose los protocolares dijo:
—La cosa es simple hermano—le habló directo al líder—. Ya no puedo seguir así. Vos me querés en tu bando, pero acá nadie me toma en serio. Todos se ríen a mi costa. ¿Qué tengo, cara de chiste? Ni el moño me salva de la burla—El silencio se hizo sentir en la sala. Hasta el jefe estaba mudo, o mejor dicho, cerraba la boca para contener la risa.
El General Ronaldo fue el único capaz de decir algo concreto y mantener el semblante serio.
—No digás eso. Sabés que acá todos te apreciamos y respetamos. "Sos El Capo del Humor Negro y Master de la Comedia de Terror"—recitó, como si tuviera el guión aprendido. La envidia se le salía por los poros. Todos sabían que el General quería superar al Señor Humor y eso, a este último, le molestaba.
—Eso mismo—aportó el Jefe Anticupido, restablecido—. Si hasta tenemos un busto con tu rostro acá en el Inframundo y ocupás una de las tres puntas de la mesa... y no cualquiera tiene ese beneficio, eh.
El Señor Humor entornó los ojos y se acomodó el sombrero.
—El busto está en el baño. ¡Es para cagarse de risa! Literal—se quejó—. Además ocupo el lado izquierdo de la mesa. ¿Por qué no me das el derecho? O ese es solo de alcahuetes.
Ronaldo se puso rojo de la rabia. El Señor Humor sonrió de lado, triunfal.
—Bueno, dale. Reconozco que tenés algo de razón, pero no por eso vas a amenazar con dejarnos y pasarte al bando del Pañal Cagado—dijo el Jefe—. ¿Sabías que ahí subsisten a base de corazones de vegetales orgánicos? Vos ni siquiera sos vegano. Y está esa cursi música romanticona sonando 24/7. Cristian Castro está en el top ten—Se estremeció. TODOS lo hicieron.
—Mirá, sería capaz de soportar eso y más. Cupido me pagaría solo por aumentar el ánimo de sus filas con mis chistes de comedia romántica. De hecho, me dio un adelanto por considerarlo y ya me compré una casa con la guita.
El jefe empalideció, pero intentó mantener la compostura y hacer lo que mejor sabía: apelar a su astucia para negociar.
—Pero, ¿vos no tenés casa ya? ¿Qué pasó con la que te dimos?
El Señor Humor chasqueó la lengua.
—La jodieron los de mantenimiento. Me cambiaron el color, arruinaron mi look único y distintivo. Ahora mi casa se ve igual al resto. ¡Ni siquiera la distingo! Con decirte que me metí a la casa de la Señora Romance el otro día...Aunque la cosa no fue tan mala que digamos—sonrió con lascivia.
—Bueno, sino te gusta tu casa te podemos construir otra y mientras podés irte a vivir al depto con Escriboymegusta o LeonKudell. Seguro te van a recibir con los brazos abiertos—sugirió. Los presentes asintieron abalando la idea del líder.
—No sé—El Señor Humor llevó la mano al mentón meditabundo—, viste cómo es esto de la convivencia. Además cada humorista tiene sus mambos. No...Mejor me quedo en la casa de Ronaldo en el ala este del Inframundo. Siempre me gustó la vista a la Dimensión Oscura. Él puede vivir en la mía y espero que no le asusten los payasos. Tengo el hobby de coleccionarlos.
—Yo no creo...—empezó a hablar el aludido, pero fue interrumpido por el jefe.
—Es un trato. La casa es tuya y no se diga más.
—De hecho...Tengo una petición más. Una mascota.
—¿Y cuál sería? Porque tenemos varios Bicentitos con "b" de Bisonte que nos regaló el ex Anticupido Sebastián Melano. Una especie de retribución por haberse cambiado de bando...—comunicó el líder.
Los presentes tosieron "traidor" a la vez.
—No me gustan los Bisontes...Yo quiero algo mejor y más temerario—El Señor Humor cruzó sus brazos, inclinándose sobre la mesa mientras hacía una pausa para mantener la tensión—. Dame a Ternurita Satánica y me quedó acá con vos.
La sala completa entró en pánico. Las alas negras de los ángeles caídos se volvían blancas del terror. Otros mordían las puntas de sus flechas con desespero. El Jefe Anticupido estaba tieso y el Señor Humor se atrevía a apostar que se había vuelto tan pañal cagado como su enemigo mortal.
—Es eso o me largo—comunicó decidido.
—¡Esto es absurdo!—protestó el General Ronaldo—. ¿Acaso soy el único con sentido común acá? Ternurita Satánica le pertenece al Gran Joe. No podemos simplemente cruzar los prados del terror y el misterio, irrumpir en la Cripta y el Campanario y decirle que nos regale o nos venda a su querida mascota.
—Eso ya lo sé, dah—El Señor Humor giró los ojos con actitud sobradora—. Es por eso que tienen que robarla.
—¡Exacto!—exclamó el Jefe Anticupido como si tuviera una epifanía—. Ronaldo va a robarla.
—Pero...—tartamudeó aquel.
—Esta noche—puntualizó.
Y así fue como los miembros más valientes del bando Anticupido, guiados por el implacable General Ronaldo marcharon por parajes ominosos e inhóspitos hasta la residencia del Gran Joe e intentaron secuestrar a "Ternurita Satánica"
De más decir que los restos del regimiento descansan en paz en el interior de su estómago (próximamente en sus heces)
Todos, menos Ronaldo. El General se salvó porque tenía ciertos contactos en ese lado del páramo, pero fue degradado a Cabo por fallar la misión (ya no ocuparía más el lado derecho de la mesa. Ahora este puesto estaba reservado para el Gran Joe y el izquierdo para la Señora de la Cripta y el Campanario, la Vampiresa Lynn).
El Jefe Anticupido nunca lo perdonaría por perder a su mejor hombre, quien se fue directo al bando de Cupido, acompañado por las sexys angelitas de Victoria Secret, Arassha y MaryEstuardo2112. Allí sí que sabían consentirlo, y el Señor Humor era, ante todo, un tipo inteligente.
*Ganador del primer puesto en el reto de Humor-Es*
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