✔️20.- Rusia en llamas




Otra noche en vela se sumaba al historial de Ale, no recordaba cuando había cerrado los ojos, suponía que se había quedado dormida después de tanto llorar.

Con los ánimos por el suelo se levantó de la cama, aún a pesar de todo tenía una responsabilidad que cumplir con su empresa y sus empleados.

Hoy no siguió su casi tradición de ver por el ventanal apenas levantarse su estado anímico no estaba para eso.

Con pesadez camino hacia el baño, al verse reflejada en el espejo se asustó con lo que vio: Su cara estaba hinchada, grandes círculos negros se hallaban debajo de sus ojos y el contorno de estos se encontraba enrojecido.

Lanzando un suspiro cansado abrió el grifo y dejó que el agua fría impactará de lleno en su cara y lograra espabilarla, aunque sea un poco.

Se despojó de su ropa y entró de lleno en la ducha. El agua fría impactó de nuevo contra su espalda causándole un escalofrío. Suspiro, recargando la frente en las baldosas de la ducha, sin demasiadas ganas termino de asearse y salió envuelta en una toalla de baño.

Avanzó unos pasos hasta su recámara, terminó de secar su cabello y entró a su armario para buscar su atuendo.

Termino por elegir una camisa color azul fajada junto a una falda tipo lápiz de color negra y sus infaltables zapatos de tacón negros, solo que estos tenían una correa con brillantes en el tobillo.

Ajustó la correa de su reloj, se roció perfume y después de darse un último vistazo en el espejo salió de su casa para cumplir con su jornada laboral.

El auto comenzó a circular por la autopista a una velocidad moderada, sin sobrepasar los límites de velocidad. Ale bajo la ventanilla, afuera corría un viento fuerte por lo que le gustaba sentir el mismo acariciando su rostro y alborotando su melena, además de respirar el aire fresco, eso la hacía sentirse solo un poco más viva.

Después de un trayecto de cuarenta minutos —ya que había decidido tomar la ruta más larga— llegó a la empresa, bajo del vehículo y abrió la puerta trasera para tomar su maletín. Su estómago se revolvió al notar como los dos folders con toda la "evidencia" seguían allí. Se pasó la mano por el cabello en un signo de frustración.

Sin pensarlo demasiado cerró la puerta con fuerza y se encaminó hacia la puerta acristalada con sus tacones resonando contra el suelo embaldosado, anunciándole a todos su llegada.

Apenas entró siguió de largo hasta su oficina con Milenka detrás de ella. Colgó su bolso en el perchero y tomó asiento detrás de su escritorio.

—¿Que tenemos para hoy Milenka?

— El encargado del departamento de publicidad la está esperando para tratar un asunto. De resto nada más, la semana pasada adelantó trabajo como para tres meses —río.

—Perfecto, entonces haz que pase, quiero terminar con esto cuanto antes, apenas el salga necesito que vuelvas a entrar ¿entendido?

Milenka asintió, y minutos después el responsable del departamento de publicidad entró y sin perder más tiempo se abocaron a lo que debían. Treinta minutos después ambos estrecharon las manos en señal de despedida y el hombre salió dándole paso de nuevo a Milenka.

—Milenka solo quería decirte que me tomaré algún tiempo libre, tal vez los 3 meses completos. Además, quería darte esto —le extendió un par de cheques con una suma generosa de dinero— es por el trabajo tuyo y de tu primo, muchas gracias por todo.

—Gracias a ustedes señorita Ivanova, por confiar en nosotros.

—Eso es todo, puedes retirarte.

La jovencita acató la orden saliendo de la oficina. Alena por su parte tomó su bolso, lo colgó en su hombro y después de apagar todas las luces abandonó la habitación.

Se despidió y salió por las puertas, avanzó hasta el estacionamiento hasta llegar a su auto, dejando todas sus cosas en el asiento de al lado cerró las puertas y se mantuvo unos momentos ahí. Recargo la frente en el volante, tratando de tomar valor para una de las cosas más difíciles que haya tenido que hacer en su vida.

Desbloqueó su teléfono y después de un par de toques marco el número de su padre, colocó el aparato en su oído y solo tuvo que esperar un par de timbres para obtener respuesta.

—Papá, necesito verte en un lugar privado y tranquilo, tengo novedades sobre tu mujer.

—Claro cariño, conozco una cafetería, a esta hora no hay mucha gente y podremos hablar sin interrupciones, te enviaré la dirección.

Ale corto la llamada e introdujo la dirección que le fue proporcionada en el GPS. Veinticinco minutos después ya se hallaba dentro del pequeño local, tal como su padre había dicho no había más que una pareja de novios en una de las mesas de la esquina, ella por su parte se ubicó en una de las mesas más apartadas.

Tomó asiento en una de las sillas y sobre la mesa dejó ambas carpetas una a sobre otra y el sobre al final. Una chica con un delantal se le acercó y ella opto por ordenar una taza de té y una magdalena de arándano.

Alzo la vista y vio entrar a su padre por la puerta, acercándose a su dirección.  Vestía un traje negro con una camisa blanca y corbata púrpura.

Al estar a poca distancia Ale se levantó de la silla para regalarle un abrazo y un cariñoso beso a Luka.

—¿Cómo estás querida? ¿Por qué tanta urgencia? No tienes buen semblante. —Su padre la observaba atentamente en busca de algún indicio acerca de lo que le pasaba.

—Me conoces perfectamente, sabes que odio los rodeos, así que te lo mostrare.

Luka asintió, esperando que su hija se decidiera a empezar. Alena respiro profundamente antes de acercarle el montón de fotografías a su padre y esperar por su reacción.

Luka trato de mantenerse impasible pero irremediablemente su rostro se trasformó y su boca se abrió al observar todo con detenimiento.

—NO PUEDO CREER TANTO PUTO CINISMO! —Luka lanzó un fuerte puñetazo contra la mesa, causando que todo lo que estaba sobre esta vibrara. ¡POR ESO REACCIONÓ TAN MAL CUANDO CANCELASTE TU COMPROMISO CON ESE TIPO!

Ale solo asintió con la cabeza concediéndole la razón.

Papá —Ale volvió a hablar— eso no es todo.

—¿Hay más? ¿Qué puede ser peor que esto?

—Veras, desde el día en que esa mujer trató de golpear a Gleb y él dijo que ella le confesó que tú no eras su padre me quede con esa duda metida en la cabeza—Alena guardo silencio, sin saber que más decir.

Aún con temor y esperando su reacción la joven Ivanova procedió a entregarle el sobre de color blanco.

Con el desconcierto instalado en su mirada Luka lo tomó y sin perder más el tiempo lo abrió. Ale pudo notar como sus ojos se movían de un lado a otro hasta que se detuvo y su expresión cambió radicalmente. ¡Él ya lo sabía! Pudo vislumbrar una solitaria lágrima rodar por el ojo izquierdo de su padre y eso solo causó que su corazón se estrujara de dolor.

—Afuera, vamos afuera —Luka hablo en un tono falsamente calmo.

Alena se apresuró a pagar la cuenta de lo consumido y siguió a su padre a la salida.

Una vez afuera caminaron unos metros hasta que Luka se detuvo, ambos se miraron, ninguno decía nada hasta que Ale quedó impresionada al sentir los brazos de su padre rodeándola para después escuchar sus sollozos descontrolados.

Estaba viendo a su padre, al hombre que siempre admiro, quien siempre demostró una entereza admirable desarmarse entre sus brazos y no pudo hacer otra cosa más que contenerlo y dejar que se desahogara.

Pasados unos minutos Alena se separó y lo miro directo a los ojos.

—Sé que estás enojado, indignado y todo lo que se le parezca pero tenemos que mantener la mente fría para poder hacer algo, quiero una puta explicación de todo esto de la boca de esa mujer, estaba esperando hablar contigo para ir los dos juntos y acabar con esta mierda de una vez ¿iras conmigo?

—Siempre, siempre estaré contigo y con Gleb, porque ambos son mis hijos, ambos lo son.

Sin decir nada más ambos subieron a sus autos y tomaron rumbo hacia el que alguna vez fue un lugar feliz para ambos.

Después de un largo trayecto Alena aparco en la acera, a la distancia pudo percatarse de que el auto de su padre ya se encontraba ahí.

Observó el frente de la casa y ya no le provocaba ningún sentimiento como hacía unos meses atrás, ya no lo sentía como su hogar.

Expulsando el aire de sus pulmones Alena avanzó aún con las carpetas en las manos, como había dicho prefería tener las pruebas en la mano antes de actuar, y ahora tristemente las tenía.

Vio a su padre a la distancia, se acercó a él y con un movimiento de cabeza hicieron notar que estaban listos para lo que se avecinaba.

Con paso firme Alena entro a la casa seguida por su padre, sobresaltando a la mujer de cabello azabache que se encontraba recostada en el sofá, logrando que se irguiera de inmediato.

—¿Qué hacen ustedes en mi casa? ¡Lárguense ahora mismo! —Vociferó Olga.

Luka se acercó a ella a paso decidido, alzándola por el brazo logrando que se parara.

Para empezar —Luka la observaba directamente a los ojos— esta casa está a mi nombre, por lo tanto, es mía, y si te dejaba vivir aquí era por pura lastima.

—¿Me dejabas? —Olga lo observó con una ceja alzada.

—Así es, en tiempo pasado porque ahora ya no hay nada que nos una.

—¿De qué carajo estás hablando? —la mujer perdía la paciencia y alzaba la voz cada vez más.

¿No sabes de lo que hablo Olga? —Luka soltó una risa sarcástica— déjame refrescarte la memoria.

Con paso firme y decidido Luka se dirigió hasta donde Alena se encontraba parada, observando la situación, sin intervenir, por lo menos no aún, no era su momento aún, tomó el sobre blanco y dirigió su atención a la mujer de cabello azabache que se mantenía impasible en mitad de la sala de estar.

Luka abrió de nuevo el sobre, saco la hoja que estaba dentro y procedió a leer en voz alta.

—Veamos ¿Qué tenemos acá? Ah, escucha esto, es bastante interesante PROBABILIDAD DE PATERNIDAD ENTRE LUKA Y GLEB IVANOV 0%

Ya sin poder contener la rabia Luka le arrojó el papel, el cual rebotó y cayó al suelo.

—De...jame explicarte —la voz de Olga comenzó a fallar y tartamudeaba cada vez más— eso no es verdad, te lo juro.

—¿QUE ME VAS A EXPLICAR? ¿QUE ME ENGAÑASTE? Cuando Ale era niña, una noche saliste de fiesta y me hiciste creer que te habían violado. ¡QUE TE VIOLARON! Te aprovechaste de lo mucho que yo quería otro hijo, me mentiste, eres una persona sin escrúpulos, eres un ser despreciable.

—Y vaya con quien te vino a engañar esta mujer —La voz de Ale retumbó en las paredes, mientras se acercaba.

Al estar a menos de un metro de distancia de su "madre" le arrojó las fotografías donde ella se besaba con Aleksei.

—Por eso reaccionaste tan mal cuando te dije que cancelaba mi boda ¿no? Porque mientras yo me lamentaba tú estabas de lo lindo cogiendo con él y además tu plan se vino abajo, pero no estando feliz con eso, el día que trataste de golpear a Gleb se lo gritaste en la cara. Pero ¿Sabes una cosa? Existe el karma y a ti te acaba de llegar. —Descargando toda su furia Alena le propinó una fuerte bofetada a esa mujer, logrando que se desestabilizará.

—Esa fue por mi padre y esta —Ale alzó la mano y acertó otro golpe en la mejilla de la que alguna vez consideró su madre— por MI HERMANO —hizo énfasis en las últimas palabras.

Con el último golpe Olga había caído al piso y se mantenía ahí, dirigiéndoles miradas cargadas de odio a ambos.

—Muy pronto recibirás noticias de mi abogado y olvídate de recibir un rublo de mi parte, menos ahora que tengo pruebas de que eres una puta adultera.

Fue lo último dicho por Luka antes de abandonar la casa seguido por Ale.

Una vez fuera padre e hija se despidieron con un caluroso abrazo, prometiendo mantener el contacto en próximos días.

Alena tomó un profundo respiro y puso en marcha su auto después de que lo hiciera su padre.

Durante el trayecto de regreso a su departamento Ale abrió la ventanilla del auto y de nuevo respiro profundo para llenar sus pulmones de aire puro. Tal como ocurrió la vez anterior, estar en esa casa la hacía sentirse asfixiada, pero hoy a pesar de la profunda tristeza que la embargaba pudo sentir como de sus hombros se liberaba un gran peso, haciéndola sentir más ligera.

Casi sin darse cuenta detuvo el auto en la acera de su vivienda a la que ingresó segundos después.

Su gato, un bello felino de suave pelaje negro y grandes ojos verdes la esperaba en la entrada para después restregarse sobre su pierna. Ale lo alzo en brazos y lo apretó contra su pecho para después darle cientos de caricias.

Luego siguió su camino hasta su recámara para llegar a su cuarto de baño, poder darse una ducha que la ayudara a olvidarse de todo lo ocurrido ese día.

Transcurridos treinta minutos Ale se recostó en su cama aún con el cabello mojado y una bata de satín cubriéndola.

Cerró los ojos dejándose llevar por la relajación que experimentaba, pero como ya era costumbre el sonido de su celular la alertó.

Alargó su brazo para tomarlo de su mesa de noche. Sin poder evitarlo un atisbo de sonrisa cruzó su rostro al darse cuenta que era el joven Barone quien la mensajeaba.

—Hola preciosa ¿Qué tal va todo?

—He tenido un día de mierda, me tomare unas largas vacaciones —escribió alargando la A.

—Siento mucho leer eso, te hará bien despejarte ¿hay algo que yo pueda hacer?

Con una idea cruzándole la cabeza y una sonrisa provocativa en el rostro, se apresuró a teclear.

—¿Sabes? Iba a decirte "no, gracias" pero pensándolo bien si hay algo que puedas hacer o dicho mejor, algo que me gustaría hacerte.

—¿Y puedo saber qué es lo que quieres hacer conmigo?

—Si te tuviera justo frente a mí, haría que te sentaras en mi sofá, yo me sentaría a horcajadas sobre ti, como aquella noche ¿recuerdas?  Y después te besaría hasta dejarte sin aliento. Además, me muero por descubrir como suenas cuando estas excitado.

Ale mantuvo su sonrisa mientras esperaba una respuesta.

—Créeme, estoy deseando que lo hagas, preciosa, cuento los días para que eso pase.

Alena respondió con un montón de emoticones lanzando besos y así se fue a dormir con una sonrisa en la cara mientras en su mente se proyectaba esa imagen.

Hemos llegado al capítulo veinte, la mitad de esta historia, muchas gracias a todos los que están desde el principio y a los que se van uniendo. ❤️
Quiero hacer un grupo en Facebook de para estar más en contacto con ustedes y hablar cuestiones de la historia ¿les agrada la idea?

Pd: ¿Quién quiere mas momentos #Pierena? 😘

Besos, B ❤️

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