✔️19.- Hiriente revelación




Ale despertó muy temprano, más temprano de lo que lo hacía regularmente, apenas había conseguido dormir un par de horas.

Su cabeza daba vueltas sin parar, no podía dejar de pensar en esos papeles, los cuales aún se encontraban en el mismo lugar: El asiento del copiloto de su auto.

Ayer cuando regresó a casa no tuvo el valor de tomarlos, cuando quería hacerlo las manos le temblaban y unas náuseas terribles subían por su garganta.

Soltó un bufido, frustrada como nunca antes había estado en su vida, ni siquiera los asuntos de trabajo le generaban ese nivel de estrés e incertidumbre.

Con brusquedad quito las mantas que la cubrían y se dirigió a su armario para cambiarse por su uniforme de judo con su respectivo cinturón negro, en esta clase de momentos lo único que la calmaba era el ejercicio físico.

Aún con poca claridad y el sol apenas saliendo tomó una pequeña maleta donde guardó lo más esencial, una botella con agua, las llaves del apartamento y su celular.

Luego de calzarse unas zapatillas deportivas emprendió el camino en su auto hasta el gimnasio donde habitualmente practicaba. Envió un mensaje de texto a un amigo de la infancia con el que practicaba este deporte, esperaba que estuviera disponible para una sesión.

Su mensaje recibió respuesta cuando estaba a pocos metros de llegar, se alegró al ver que era afirmativa.

Entro por la puerta del gimnasio saludando con un asentimiento a la recepcionista y se dirigió a la sala correspondiente, antes de entrar se descalzó y avanzo al interior.

Las plantas de sus pies experimentaron unas ligeras cosquillas cuando sintieron la superficie del tatami debajo, lo que la hizo sonreír levemente y poco a poco dejaba detrás de esa puerta todas sus preocupaciones.

Empezó a realizar un pequeño calentamiento, preparando a su cuerpo para el esfuerzo físico que realizaría. Estaba inclinada hacia abajo tocando la punta de sus pies, cuando por el rabillo del ojo pudo percatarse de que su amigo entraba por la puerta, para segundos después pararse a su lado imitando sus acciones.

Una vez finalizado, se colocaron en posición para empezar, solo se observaban mutuamente, su confianza era tanta que no hacían falta palabras para comunicarse.

Alena fue la primera en atacar, tomó el brazo de su contrincante y se colocó de espaldas a él, lo que le permitió cargar todo su peso sobre su hombro para así poder elevarlo y lanzarlo hacia adelante haciéndolo dar una voltereta lo que causó que su espalda golpeara fuerte contra el piso. Un movimiento clásico y fundamental en el judo llamado Seoi-Nage o lanzamiento por la parte alta del hombro

Se tomó un par de segundos para respirar, pero el contraataque de su oponente no se hizo esperar, tomándola desprevenida sujetó una de sus piernas por la parte del muslo y la elevó haciendo que cayera de espaldas.

El combate siguió por una hora ninguno de los dos bajaba la guardia ambos eran demasiado competitivos para hacerlo, hasta que Ale remontó ya que al estar en el suelo logró pasar su pierna izquierda por el cuello de su adversario y con la derecha por encima del tobillo para después aplicar presión dejándolo así sin oportunidad de contraataque haciendo que se rindiera al no levantarse por más de 3 segundos. Logrando así el knock out.

Dando por finalizado el combate y como muestra de respeto Ale ayudó a su compañero a levantarse. Se despidieron con un asentimiento, la castaña recogió sus cosas y emprendió camino a su casa.

Veinte minutos de trayecto después, tomando su maletín de gimnasio y colgándolo sobre su hombro entro a su hogar.

Avanzó hasta su habitación y dejó el maletín en el suelo del vestidor a la vez que tomaba un cambio de ropa para darse una ducha caliente, se encaminó hasta el baño y después de regular la temperatura se introdujo bajo la lluvia artificial.

Casi cuarenta minutos después salió envuelta en una bata con el cabello castaño aun escurriendo gotas de agua. Se sentó sobre la cama, subió una de sus piernas y empezó a aplicar crema humectante.

El sonido de un mensaje la distrajo de lo que hacía, teniendo que estirarse un poco hasta su mesa de noche para poder tomarlo. Sonrió al percatarse de que se trataba de un mensaje de Piero.

¿Estas ocupada para una video llamada?

No, acabo de patearle el trasero a un amigo en una sección de judo a un amigo y recién salgo de la ducha ¿Todo bien?

Felicidades. Todo está bien, es solo que mi hermana encontró una foto tuya en mi celular y ahora no deja de preguntar por ti ¿puedes hablar con ella para que deje de molestarme? Está volviéndome loco.

Está bien. Dame cinco minutos

Ale salió de su habitación para tomar su computadora, después envió otro mensaje anunciado que estaba lista, pocos segundos después la pantalla portátil se iluminó con una solicitud, la cual acepto enseguida.

Luego aparecieron Piero y una chica de cabello negro corto, ambos con una linda sonrisa.

—Hola—Alena fue la primera en hablar.

—Hola—Piero la secundó— Ale te presento a mi hermana Mariagrazia, Mariagrazia ella es Ale, yo las dejo solas tengo cosas que hacer.

—Cobarde—Mariagrazia se carcajeó, Ale también lo hizo al notar como Piero salía corriendo casi despavorido de la habitación.

¡Vaya! Tus ojos son más bonitos que en las fotos —Mariagrazia sonrió de manera amigable.

Gracias, tú también eres muy linda —le dijo Ale en italiano, logrando que la chica abriera los ojos sorprendida.

—Wow, ¡hablas italiano! —Mariagrazia aún no salía de su asombro.

—Sí, domino varios idiomas más, tú hermano no lo sabe y no quiero que se lo digas.

Mariagrazia asintió otorgándole una mirada cómplice. Ambas chicas siguieron conversando durante varias horas, los temas parecían no acabar, Ale tenía un buen presentimiento con esa chica.

Al ver por la ventana Alena se percató de que ya había oscurecido y solo en ese momento dio por terminada la conversación, cerrando la pantalla de su computador.

Se quedó recostada sobre la cama solo mirando los relieves del techo, su cabeza comenzó a dar vueltas y solo se repetía la imagen de esos papeles que aún continuaban en su automóvil.

Lanzó un suspiro y se dio cuenta que no podía seguir postergando lo inevitable, armándose de valor salió hasta su portal y luego de ponerse sus zapatillas avanzo hasta su vehículo y sin darle muchas vueltas tomó las hojas de papel junto con el sobre e ingreso nuevamente a su vivienda.

Dejando todo sobre la isla de la cocina procedió a prepararse una taza de té, eso siempre la ayudaba a calmar sus nervios y presentía que en este momento la necesitaría más que nunca.

Una vez tuvo la humeante taza entre sus manos le dio un sorbo y acercó una silla para ponerse un poco más cómoda.

Luego de otro sorbo por fin reunió las fuerzas suficientes para abrir la carpeta marrón.

Empezó a revisar todo minuciosamente, al principio todo parecía normal, solo era un informe muy completo sobre su madre, había de todo tipo de información desde su nombre hasta su tipo de sangre.

Pero en el fondo había un montón bastante grande de fotografías. Empezó a revisarlas todas con rapidez, la ansiedad le corría por las venas, el corazón empezó a latirle con violencia en el pecho y un zumbido se hizo presente en sus oídos.

De un momento a otro se quedó casi inmóvil observando una de las fotos. En ella se podía ver a su madre y a Aleksei tomados de la mano, el fondo estaba algo borroso, al parecer por haber sido tomada de noche, pero sus rostros se distinguían perfectamente.

Aún en shock paso a la siguiente fotografía y su asombro no hizo más que ir en aumento, en la siguiente estaban su madre y su ex compartiendo un apasionado beso.

Unas náuseas asquerosas empezaron a atacarla, la bilis subió por su garganta y las lágrimas empaparon sus mejillas en cuestión de segundos.

Un grito casi agónico salió de su boca sin que pudiera contenerlo, lanzó las fotografías con rabia las cuales quedaron desperdigadas por el suelo del apartamento.

Su vista viajó hasta el solitario sobre que se hallaba debajo.

Con su corazón bombeando aún más rápido contra su caja torácica rasgó uno de los lados, sus ojos lo escanearon todo rápidamente deteniéndose en una de las líneas finales del documento.

Probabilidad de paternidad: 0%

En ese mismo instante su cerebro hizo conexión y su boca se abrió, aún sin poder creerlo.

¡Gleb era hijo de Aleksei y su propia madre!

¡19 capítulos esperando para soltar esta bomba!
¿Se lo esperaban?

Besos B. ❤️

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