Cap.2 "Día de pesca"

Siendo inevitable la misma situación el joven yacía en el hospital de nuevo con la misma mirada fastidiada -O tus problemas son psicológicos o te encantan los golpes- decía aquel hombre mayor retirando las vendas del pecho del joven peliazul -No es la primera vez que me lo dicen... se siente raro doc... ¿Debería no sentir nada?- palpo su esternón, estaba visiblemente confundido -jaja lo suponía, mira, estuve hablando con la Dr. Rivas, precisamente de ti ¿Qué tal si pasas por su consultorio para esas dudas que tienes?- amable le ayudaba a ponerse de pie -Si... No lo doc, es raro hablar de estas cosas con una enfermera- se colocaba su suéter café -Mira, es completamente profesional, mi hija se trata con ella y sus ataques de hipocondría bajaron mucho, estoy seguro de que te puede ayudar mejor que yo, al menos si no se trata de tus gustos por el dolor físico jaja- aquel hombre le daba confianza ciertamente, tras unos minutos acepto y le llevo fuera donde frente aquel hospital un consultorio yacía enfrente.

-Buenas tardes, su secretaria me dijo que ya podía...- frente a Gumball una mujer de cabellera obscura, piel blanca como muñeca de porcelana y con lindas orejas de gato en su cabeza le recibió, estaba perdido en aquella belleza que le intentaba hablar, pero no escuchaba -¡Niño! Vaya, si que vas a ser difícil...- rió al verle no cerrar la boca -Muy bien pequeño, el doctor Paperman me transcribio tu caso y eh de decir que suena muy interesante, lo primero será revisar tu cuerpo, quizás ya lo notaste pero no eres el mismo de siempre- sin esperar le tomó del brazo y subió a una báscula, para Gumaball era la primera vez que veía a otro gato mujer, al menos una que no fuera su madre -Yo...- estaba muy nervioso por verle mirándolo de cerca muy intensamente -Bien, tu peso es algo bajo para tu altura, debe ser tu dieta, apuesto que tu lengua no le agrada el sabor de ninguna comida... es gracioso pero al parecer te has acostumbrado demasiado a esas hamburguesas de la televisión ¿no es cierto? Si sigues así te pondrás fofo- presionó con el dedo índice su abdomen sintiéndole muy plano -wow, ¿Así que haces ejercicio eh?- por más preguntas que hacía Gumball no podía contestar una sin que ella comenzará otra, le veía muy curiosa y entusiasmada -Disculpe la pregunta, pero ¿sabe lo que hace?- sentía las manos de la mujer recorrer todo su abdomen y espalda -Por supuesto, ¡Increíble! A pesar de que sufriste un daño severo estas como si nada hoy, quizá es debido a tu biología compuesta de macho, los cazadores suelen tener esta clase de situaciones todo el tiempo, pero... no creo que lo estés haciendo para comer ¿cierto?- quitó la camisa dejándole expuesto y avergonzado -No... no soy un animal...- la mujer se reía de aquella contestación -¡ERROR!- golpeó la frente del peliazul -Eres un gato... y eso es lo primero que debemos hacer, tienes que entender que debes aceptar tu cuerpo tal y como eres- llevó al joven a la silla frente al escritorio de la enfermera.

-Atún está bien para comenzar, por favor no lo mezcles con otras cosas, si sientes que es muy raro, que lo entiendo, podrías ahumarlo...- mientras hablaba escribía en una nota, le dio aquella hoja y lo acompaño a la salida sin mucho afán -Bien, te veo aquí la próxima semana, por favor que sea más de una hora la próxima vez ¡¿si?!- casi suplicando el joven acepto.






Caminaba desde el consultorio, realmente no estaba cansado, quería despejar la mente así que se acercó al río cerca del bosque, pensó en mirar aquello que tendría que probar por orden del médico -Mierda... si que se ven raros- dijo al ver como un hombre gigante de piel azul pescaba aquella carpa gigante -Oye ¡niño!, dame una mano- gritó el mayor teniendo problemas para sujetarlo, el joven sintió su cuerpo reaccionar casi instintivamente y sus garras salieron, se abalanzó asustando un poco al hombre, con un zarpazo aquel pez dejó de moverse por completo -Genial, me hubiera tomado horas poder apuñalarlo- dijo alegre, a lo de el joven sonrió por ser de ayuda -¿¡Enserio!?- preguntó emocionado -No...- dijo en seco sorprendiendo al peliazul -Pues de nada- dijo presuntuoso -¿Jamás habías pescado?- dijo el hombre llevando el pez a la mesa de camping -Por suerte no... hay cosas más fáciles como ir al supermercado- se acercó al ver como maniobro la carpa con cierta diligencia, lo volteó y Gumaball asqueado pero intrigado miró donde apuntaba el hombre -Dañaste los intestinos- dijo al incrustar el cuchillo justo en el centro del pecho para abrirlo por la mitad -¡Por tritón!, ¿eres una clase de psicópata?- gritó al sentir unas gotas de sangre salpicarle -Si no lo haces así, lo que vas a provocarte es una intoxicación, por eso tienes que hacer... ¡Esto!- de un tirón sacó aquellas vísceras, a punto de vomitar el felino volteó asqueado -¡Ay por favor! Eres un gato, ¿no se supone que esto es lo que comes?- dijo aquel señor cortando por el cuello al pescado partiendolo en dos partes con un corte limpio -Santo dios... ¿Esto es legal?- preguntó atónito, llevo el pez hasta un trípode hecho de ramas, rocas y una fogata -Así que eso es a lo que se refería la doc... no se como podría pedirme que lo comiera crudo...- miró al hombre sentarse frente a la fogata, Gumball se acercó igualmente -¿Doc? ¿Estás enfermo o algo así?- dijo picando el pez con una rama para darle vueltas mientras estaba el pez colgando -Algo parecido, al parecer necesito una dieta diferente a las hamburguesas por que si no me convertiré en mi padre...- el hombre sonriendo lo miró -¿Richard? Si, ese tipo siempre fue algo flojo desde la preparatoria- dijo carcajeando -¿Conoces a mi papá?- intrigado tomó asiento junto a él -Si, tienes parecido, aunque te pareces más a tu madre, ¿Gumball cierto? Cleff- mostró su mano, el chico apretó su mano y asintió -¿Y vienes a pescar seguido Cleff?- estaba realmente interesado, pero ahora su atención estaba siendo robada por el olor característico del mezquite y la grasa del pescado en las brasas -ja, si, es un olor delicioso, pero tendré que ser yo quien te de las malas noticias- dijo levantándose al mirar su reloj -Para ahumarlo de manera segura tiene que estar ahí por lo menos cinco horas- a Gumball se le partió el corazón en mil pedazos -¡¿QUÉ?!- Se escuchó por todo el río, muerto de risa Cleff se acercó al agua nuevamente y tomó su caña de pescar -Sep... esa es una mala noticia para ti según lo que veo, pero puedes tomar un pedazo si quieres, de todos modos técnicamente tu hiciste parte del trabajo- dijo sentándose de nuevo a esperar, Gumball estaba realmente tentado, esperó un poco pero al ver que su paciencia no llegaría lejos se movió tan rápido como un gato (Badum-tss) y corto un pedazo con sus garras para salir corriendo de ahí -¡GRACIAS!- gritó a medio camino despidiéndose a lo lejos siendo correspondido por el pescador.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Refugiado en la soledad de su habitación abrió sus manos dejando ver aquel pedazo de pescado, estaba aterrado, no pudo evitar salir corriendo de ahí pues todo su ser le pedía saltar sobre aquel pez, era cómo su obsesión por aquel viejo "Casco de la suerte", no entendía por que, pero así se sentía.

Sudoroso, hambriento, nervioso y su corazón latiendo le indicaban que tal vez aquello no era buena idea, sentía miedo, no quería saber cuan asqueroso podía llegar a saber, pero por más que lo ignorara el ruido de su estómago le carcomia en duda.

-No lo necesito... No lo necesito...- repetía para si mismo mirándolo fijamente, se balanceaba, contorsionaba e incluso estaba por acabarse el filo de sus garras de tanto morderlas -No... bueno, No es como si no tuviera hambre...- de pronto un pequeño Gumball vestido de blanco, alas, aureola y arpa yacía en su hombro derecho -No es correcto, tu viste como ese pequeñín suplicaba por su vida- culpable de aquellas palabras alejo el bocado indignado, solo para a los segundos voltear a verlo de nuevo con el rugir de su estómago, cerca del pescado un pequeño diablillo de parecido al peliazul también aparecía -Increíble, que hipócrita de tu parte, comes hamburguesas y hace poco descubriste que has matado a Anton más veces de las que recuerdas, me vas a decir que ahora que realmente lo necesitas ¿no lo harás?- orgulloso de su argumentos pincho con su tridente aquel bocadillo y lo acercó a él -No lo hagas viejo, sabes perfectamente por que no puedes hacerlo - seriamente preocupado se interpuso ante el pedazo aquel ángel -Por qué estaria aceptando que Darwin es... comida...- dijo muy alterado, su cabeza daba vueltas, resoplaba intensamente y las lágrimas de desesperación no se hicieron esperar.

Parecía que todo aquello fuera el apocalípsis, todo daba vueltas, su estómago se escuchaba, aquellos personajes hablaban al mismo tiempo uno en cada oreja mientras el lloraba -¡Es culpa del capitalismo!- gritó el diablillo -¡Si!- respondió el felino, al mismo tiempo que el ángel hablaba -Jamás le harías algo así a tu hermano ¡idiota!- dijo igual de agresivo -¡Jamás!- resistio, inevitablemente comenzó a moverse agresivamente hacia todos lados incluso rodando por el suelo tomando su cabeza para callar aquellas voces que por más que gritaba no cesaron -¡BASTA!- Reiteró gritando lo más fuerte que pudo.

Al rescate su hermana Anaís cruzó la puerta al escuchar el alboroto, preocupada por su hermano se acercó a ayudarle pero un zarpazo le corto el rostro, sin embargo, sin miedo alguno volvió a intervenir, esta vez dejándose caer con el codo derecho por enfrente para aterrizar en su estómago sacando del trance al peliazul, aturdido, con falta de aire se levantó para sentarse y recuperar el aliento -Gracias...- dijo tosiendo, la pequeña se levantó ayudando al peliazul -¿Cuál gracias? Son 10 dólares- riendo sacó su billetera -Si ... solo recuérdame cuando seas la genio más importante de nuestra familia- la pelirosa contó el dinero y lo guardo en una pequeña bolsa con forma de rana -Claro, pero solo serás un intendente...- los dos se sentaron en la cama entre risas -Se que siempre has sido raro hermanito, ¿pero debo preocuparme de algo?- miró seriamente a Gumball quien aún temeroso miró el suelo mirando aquel bocado -Siii~, bueno, solo no te rías ¿bien?- tenso por la situación suspiró hondo para comenzar a hablar -No es novedad que desde que Darwin se fué es raro todo, sobre todo después de escucharlo decir que no somos su verdadera familia- hubo un pequeño silencio incómodo -Pero para desgracia mía todo esto aumento hace unos días, parece que estoy en una dolescencia rara- una pequeña risa nasal salió de la menor contagiando al peliazul que reía nervioso -Lo siento, ¿pero que adolescencia es normal? Además ya llevas tiempo en ella, ese problema debería ser mío que apenas inicio, cada día es más difícil, pero nada como para revolcarme por el piso de mi habitación haciendo un ritual a un sushi jeje- los dos estaban riendo disipando aquella situación rara, Gumball explicó de nuevo -Bueno, la edad de la punzada es una cosa, pero párese ser que tengo algo llamado "Instintos primales"... y es exactamente como se escucha, supongo que no tengo por qué explicarte- la muchacha cambio por completo su semblante, volteo al suelo muy extrañada, una revelación se formó en su cabeza -Si, leía algo de eso en mis clases extracurriculares, no sabía que podíamos tenerlo, se supone que deberías ser hijo de especies similares... ¿No es así?- cambió por completo su forma de hablar, se volteó para poder juntar sus piernas y cerrar sus ademanes -Pues por eso es raro, lo último que me dijo la doctora fue que nuestra ascendecia siempre fue de gatos, que se saltará una generación no es raro- el ambiente era extraño, no pasó desapercibido por el peliazul -¿Sucedió algo?- la muchacha se levantó bruscamente -Nada, no te preocupes, ¿no sientes calor? Rayos ¿papá no mando arreglar la aire acondicionado?- se acercó a la ventana para abrirla, a su hermano siempre le costaba entender las cosas, pero ciertamente a su hermana no, ella sabía perfectamente lo que pasaba pero no quería avergonzarlo -¿Bien?... pues ahora resulta que todo mi cuerpo está cambiando demasiado rápido, ya no puedo comer cualquier cosa, según la doc debo comer como un animal salvaje, como aquella vez que quería "conectar con mis ideales" y quería cazar mi comida, pues eso, pero ahora que lo vivo no es tan bonito- se levantó para recoger aquel bocado -De camino para acá me encontré con un amigo de papá, como era pescador le ayude sin querer, algo dentro de mi me dijo que saltará, fue instintivo... aún no puede creer que lo hice, y ahora que el señor me regalo este pedazo de pescado semiahumado no se que hacer, quise comerlo, pero a la vez no, ¡se siente como comerme a Darwin!- gritó hilarante -Cálmate, terminarás igual que hace rato- se acercó rápidamente al ver como volvía el ataque de ansiedad, al momento de colocar su mano en su brazo sintió una descarga intensa como si de un rayo se tratara, dio un pequeño chillido, sin percatarse su piernas flaquearon y le hicieron sentarse -Si, si, perdón, es que, realmente no lo entiendo, hoy incluso pude haber muerto, caí por las escaleras y sentí como mi costilla se fracturaba... pero para la tarde ya no tenía nada... ¡MIRA!- Señaló su torso y levantó su camiseta, su hermana anonadada se movió por inercia para tocarlo y susurrar un "Dios..." alertando al peliazul que enseguida bajo su camiseta -¿Anaís?- la muchacha asustada se apartó -uh... ¡Dios mío! No tienes nada- corrigió nerviosa -B-bueno, si, ahm, tal vez debas dejar de lado un poco tus ideales morales... quiero decir, no todos los peces son iguales, además, no es la primera vez que lo pruebas- Aún nerviosa volvió cerca de la ventana ahora sosteniendo una libreta para ventilarse -Si, pero ese día pude hablar con Darwin, el dijo que no había problema, pero...- triste miró aquel pedazo de pez -Tengo miedo, tengo mucho miedo Anaís... ¿Qué pasa si me gusta? Ahora tendré que ser un caníbal de hermanos... ¿Qué dirá Darwin? Me va a odiar aún más- Se recostó muy triste, Anaís aún temerosa se acercó sonriente y se recostó junto a él -Estoy segura que el jamás te va a odiar, lo que dijo antes fue sólo por la situación... y aún así, nos encargaremos de que lo entienda- frente a frente le sonrió a su hermano, que ahora también le sonreía con algunas lágrimas -Gracias... por esto te amo hermanita- sin mucha importancia la tomó en un abrazo y la estrujo fuertemente.

-Oh Diablos...- musitó la menor mientras sonrojada se acurrucaba en su pecho.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top