He tomado mi iniciativa y he salido a buscar trabajo. No sabía si contarte, así que no lo hice y salí sin que te enterases.

No me fue muy bien, no entendía nada, era complicado. Parece que necesitaba crear un currículum, y eso fue más difícil todavía. Lo llene lo más que pude, pero como no tenía experiencia, no me dieron ni oportunidades.

Volví tarde y te enfadaste. Estabas preocupado, pero no quería contarte de mi nuevo fracaso.

—Lo siento —me disculpe y me guardé mi secreto.

—Es lo único que sabes decir —me recriminaste como tantas veces.

—Yo...

—Toma, ve a comprar esto —me mandaste a hacer una compra. Aunque no sé que fue lo que se te cruzó por la cabeza al pedirmelo.

No tenía ganas, estaba triste, pero continuaste insistiendo y no me quedo otra que aceptar.

¿Por qué te comportas así?