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❛❛Cualquier tontería te puede llevar a la burla, aquellos que viven de la burla no le importarán romper la felicidad a costa de la tuya ni aun si fuera la hija de la odontóloga de la vecindad❜❜

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Asunción, Paraguay
Año: 2000

El recuerdo de aquella vez de mi primer amor y vida llena de burlas nunca podría ser olvidado. El día comenzaba con un día soleado, era un nuevo día para ir a la escuela, mi madre me había hecho dos coletas en la cabeza y vestido con aquel uniforme de color azul cobalto con cuello verde aqua opaco y en el lado superior izquierdo yacía el nombre de mi escuela: San Vicente Ferrer, también conocido como Dumbo. No recuerdo bien que edad tenía solo recuerdo que era pequeña, mi madre dice que me enamoré por un instante corto de un niño que era sobrino de uno de sus pacientes; se llamaba Francisco, pero yo le decía Francisquito. Recuerdo que era más pequeña que el resto de mis compañeros, no entendía el motivo pero si recuerdo cuando este niño de ojos viscos y lentes óvalos de cabello oscuro un día llegó a clases me regaló una rosa roja y fui la niña más feliz del mundo, me había dicho que me quería un montón que siempre estaría junto a mi; sin embargo, la burbuja se había vuelto a inflar, lo vi al día siguiente marcharse a un grado superior y abandonarme por nuevos amigos y amigas en el grado que quedé. No entendía porque los adultos lo habían alejado de mi, la rosa roja me hizo compañía en tiempos de la ausencia de Francisquito, sin embargo, un día lo encaré le dije que lo extrañaba enfrente de sus nuevos amigos, que por favor volviera a jugar conmigo, pero... No todo salió bien, en un pestañeo había caído al suelo. Francisquito me había empujado y sus palabras habían sonado tan crueles que no creí que fueran el mismo niño que había conocido, ¿porque era malo conmigo? ¿Le habría hecho daño en algún momento? Las lágrimas caían de mis mejillas, los mocos también escurrian y por reflejo me los sorbía. Pero ese fue mi error.

La burla llegó apenas lo hice, y palabras como: "Comemocos" "asquerosa, o fea" eran las que iba escuchando, miré creyendo que el me defendería pero solo retrocedió y se largó a reír. No sé qué había hecho para merecer ser tratada así. Pero me dolió mucho y en el corazón que el fuera como los demás niños, malo y mi enemigo.

Aquel día solo había corrido a los brazos de mi mami, llorando, no queriendo volver. Sin embargo, lo más triste de todo fue ver como la rosa dejaba caer cada pétalo de su gran cabellera, dejándome más claro que el amor sólo había llegado para irse en un pestañeo lleno de burla.

Una burla que dolió por ser cambiada.

Por ser diferente.
Por ser más pequeña, y frágil.
Fácil de molestar.
Y en pleno prescolar-primer grado de aquella época de la escuela.

Esa fue mi primera ilusión y desilusión del amor a primera vista.