²| El arenero de las mil sorpresas.


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❛❛A veces la diversión de un niño pequeño no se limita solo en jugar con la arena, también abarca en lo que pueda encontrar en el arenero de juegos frente a él. Esas maravillas de la naturaleza entrelazada con la ingenuidad son un caos de nervios para muchos otros niños. ❜❜

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Asunción, Paraguay
Año: 2003

Marcelo Núñez, así se había presentado el niño que quiso acompañarme un día en el parque pequeño de la escuela, era de cabello marrón medio opaco de ojos marrones y su flequillo corte de hongo [Corte que se situaba sobre los ojos de forma lineal, el típico corte de hongo], era un niño demandante porque en el momento que llegó mis compañeros de la escuela parecían haber dejado de burlarse, este niño era rebelde siempre se enfrentaba con salvajismo a las maestras, y me hacía reír como ninguno. Tenía una nueva amiguita también, esta se llamaba Selene, tenía el cabello largo de color negro hasta la cintura dientes extraños como la de un pony con sus pestañas eran enormes pero ella era inmensamente delgada y pálida.

El recuerdo de aquel día aún es posible de verse entre tantas, la escuela comenzaba como otro cualquier día, ya estaba en segundo grado y las risas abundaban, no recuerdo porque siempre que era niña el tiempo pasaba tan rápido entre las clases pero recuerdo que una vez nos ganamos un tiempo de recreación; por haber sido muy buenos niños y terminado con la tarea, era un tiempo después del recreo y antes de la salida. Un tiempo más para jugar con nuestros amiguitos antes de irnos.

El parque de la escuela era muy pequeño, se podía decir que era del tamaño de dos habitaciones de una casa, o que era simplemente una casa que se convirtió en escuela, porque la piscina que debía estar llena de agua tenía arena de color crema la cual se situaba justo frente a los columpios que eran para tres niños. En esa piscina mi grupo de amiguitos, encabezado por Marcelo quien se creía el jefe del grupo, nos dijo para jugar en el arenero. Sin problema, Tati y Selene [amigas que había hecho en el día] juntas fuimos con las palitas y el cubo de arena.

Felizmente recuerdo que jugábamos con la arena, todas intentando hacer un castillo pero siempre parecía que este quisiera caerse. Sin embargo, Marcelo estaba muy callado para mí gusto y eso que era raro debido a que siempre demostraba entusiasmo en todo, pero por alguna cosa en especial estaba muy concentrado. Por lo que frunciendo el ceño iba a preguntar que ocurría.

-¡Miren lo que encontré, chicas!

Enseguida un escalofrío recorrió mi cuerpo y más cuando este cabello de hongo sacó algo con solo un tirón, era una cosa con cola larga y blanquesina, retrocedí con miedo y asco profundo, pero en cuanto acercó a Tati y Selene ese animal que era una lagartija muerta grité como toda una niña.

-¡Mamaaaaaaaa!

Tati y Selene estaban corrigiendo en dirección a escaparse del monstruo hongo con esa cosa asquerosa, siendo así como terminé por subirme a un árbol y regañada por la maestra. Era mi única salvación, y escalar árboles era mi especialidad, no por nada me llevaba bien con Marcelo, éramos unos terribles.

Y no sólo había sido en esa ocasión que habíamos encontrado algo en ese arenero, la próxima vez no sólo fuimos nosotros los que huimos, también el domador de bestias había huido como niñita. Porque era un alacrán negro lo que encontramos en ese arenero.

Cada semana era una sorpresa distinta.

Y por eso mismo, clausuraron la piscina de arena. Así fue como nos despedimos del arenero de las mil sorpresas.

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