6|. Pelea Fallida.
・✫・゜・。.————-««
❛❛Protege lo que amas y valoras, pero también mide las altas y bajas del plan al realizarlo. Que aveces las fuerzas con las que cuentas, te dejaran K. O en la batalla que quieras luchar.❜❜
.・✫・゜・。.————-««
Asunción, Paraguay.
Año: 2007.
Después de un año, las cosas pasaron como debían pasar, mi madre se había enterado de mi 'mal comportamiento', pero extrañamente para mi suerte no fui castigada sino que, mi madre festejó mi acción como si me hubiera rebelado en contra de la niña que no le hacía ni una gracia de como me trataba. Les digo, me quedé más en shock yo que quien pudiera haber leído mi "hazaña" con la muñeca. En ningún momento mis acciones de la infancia tienen justificación lógica para cada cuestión realizada, por más que actualmente le busco respuestas a esas inexplicables cosas, nunca las encuentro.
Aunque podría ser que, inconscientemente quisiera rebelar mi valentía ante una de las tres bravuconas, pero, conscientemente les tenía mucho miedo. Sabiendo cómo eran a solas conmigo y como eran frente a las profesoras, era el fiel ejemplo de la doble cara de la moneda. Pero en fin, la cuestión de esta vez que voy a revelar trás otro cuento o aventura a medias realizada es la siguiente.
A mis once años, en el sexto grado de la escuela secundaria, me enfrenté a mi primera pelea contra un compañero que con una mirada ya nos terminábamos mirando mal, este era el hermano menor de Elvira, ese e o punk con aquel flequillo que le cubría los ojos y tenía piercing en sus labios con solo once años ya causaba discusiones desde ya muy joven, aunque bueno, creo que se podía entender por la situación familiar y económica que parecía dejar ver. Era de esos chicos problemáticos que su padre parecía estar metido en la droga y la madre intentaba salir adelante con un divorcio en camino, además de tener que cuidar a su hermanito menor Emmanuel, o también conocido por mi sobrina pequeña «Emma». La cuestión era que, nunca lo había encarado porque me daba que tenía que estar alejada de él si quería mi vida tranquila, tal cual la sobrellevaba. Ya suficiente tenía con vivir con las "populares" que de riqueza nada tenían, pero bueno, la cuestión es que un día cualquiera en la semana, tras el receso 3 ingresando a la siguiente clase: matemáticas con el profesor Gregorio -que prácticamente era la versión paraguaya del profesor Jirafales, por lo de la estatura alta- era el profesor más adorado por todo el alumnado que asistía a la escuela de Pedro Juan Caballero. La cosa estaba en el que de camino a ese momento, mientras el profe no estaba, Selene se había ido un fla'(rápidamente) al baño, pero de camino a regresar pude ver que mi torpeza se contagiaba porque ella no notó cuando también Walter había ingresado y por consecuencia, ambos se habían chocado, Selene había empujado sin querer al varón que había caído al suelo y ya con muy mal carácter se recompuso.
—¡Pero que te pasa, maldita sarnosa! ¡¿Mira por donde vas?! —Walter sin siquiera esperar que la contraria se disculpara ya le había gritado.
Y yo claramente, era de esas personas impulsivas que querían proteger a sus amigos tras cada mal hablado que se cruzara. Digamos que ese día aprendí que mi impulsivo ser no tenía ni mayor fuerza que mi mente creía que sí la tenía.
¿Porqué lo digo? Sencillamente porque, me metí entre la acción que me dio miedo de ver en Walter, que había levantado la mano en dirección de mi amiga de cabello largo y piel pálida pero tan delgada como un palo, que sabía que si recibía ese golpe algo de ella podría romperse, y... Mi cabeza debió pensar algo como: "yo soy gordita, ¡que los kilos de más sirvan como peso pesado!" y pues, interferir en el trayecto del golpe con un empujón contra el varon fue mi acción más elaborada para tal situación.
—¡No te atrevas a levantar a la mano a una mujer, poco hombre!.
Mis palabras no habían faltado, porque de torpe, también la tenía de boba. A quien cabeza de chorlito se le ocurre que insultar y empujar, sería la vía para la solución de dicho caos. Pues, ni más ni menos que a mi. La protectora de los palitos, digo de mis amigos, y pues, la cuestión es que no salí para nada bien, a como mi cabeza pensó que saldría.
El plan era, empujar a Walter, liberar a Selene del susto, y correr luego por mi vida. En busca de la salvación tras el profesor. Sin embargo, lo que en realidad había pasado fue: empujé a Walter pero el en vez de retroceder ni se movió ni un pelin, pero en cambio me agarró del antebrazo y de la otra mano en la muñeca, empujando mi cuerpo con maestría del un buen luchador de calle, justo hacia el pizarrón verde musgo, donde mi espalda y el aire me faltaron y el corazón me iba a mil. El susto de ser reducida en algunos abrir y cerrar de ojos fueron lo suficiente como para caer en cuenta que el plan había fallado.
—¡Tu no te metas, Bruna! Que eres mil veces más débil que ella.
Y sin dudas, tras esas palabras mis labios temblaron, quería llorar, era muy boba en creer que podía contra un chico como él, que yo podría ser la heroína que mi amiga Selene necesitaba. Sin embargo, justo cuando me iba a pasar Dios sabe que tundra del varon frente a mi, un compañero había traído a estirones al profesor Gregorio, quien enseguida nos separó pero yo al parecer víctima ni siquiera con eso me pude liberar de la sanción.
Allí iba nuevamente por otra anotación directo al libro de disciplina, tal solo esperaba que mi madre esta vez no se llegara a enterar. Quien sabe que cosas pasaría si se llegaba a enterar de mi gran y fallida pelea machona. Pará mí fortuna, la directora solo nos castigó con limpiar y ordenar la mesa para la hora del almuerzo, esa fue la noticia más feliz y buena de mi vida. Aunque la noticia triste llegó una semana después de lo sucedido, no se si la mamá de Selene se había enterado de lo sucedido o qué, pero un viernes comenzó la ausencia inmediata de mi amiga a la escuela, y poco después las maestras anunciaron que la alumna Selene Kurth, se había mudado de la escuela por motivos familiares.
Quedándome nuevamente sola, sin mi amiga de la infancia de la cual ya no podría saber nada de ella, porque por más que fuera la época de los mp7, no todos tenían unos padres tan buenos como para darles un celular a una criatura que no sabría los riesgos y responsabilidad que presentaba el tener uno de estos artefactos. Siendo así como la comunicación con mi mejor amiga se cortó para siempre. Ya nunca más, supe de ella, ni por Facebook la pude encontrar.
Y se que si la busco en un futuro, ya ni se acordará de mi, después de todo yo soy el pasado, y el pasado ya es pisado por el presente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top