・✫・゜・。.————-««

       ❛❛Mira siempre lo que te rodea al estar utilizando un objeto que no sea tuyo, porque sea cual sea la situación y aunque tengas buenas intenciones, la vida te dirá: «no Mami, estás demasiado feliz» y será descortés con tu existencia.❜❜

.・✫・゜・。.————-««

Asunción, Paraguay.
Año: 2006.

En quinto grado de la secundaria, me había ocurrido una situación que por donde la mirase sin saber el contexto, sé que el título le daría a cualquier de siquiera pensar que era una niña mala, cruel o despiadada por tal crimen realizado, o bien que era una historia de la cual iba ser tomada por mal ejemplo para los actuales crímenes infantiles, pero no, la cuestión no es con intenciones malas. Nunca lo fue, sin embargo, no puedo evitar admitir que actualmente me causa gracia haber tenido que vivir tal situación.

Con solo recordar, que para ese entonces tenía tan sólo 10 años de edad, en la cual había pasado ya dos años en esta escuela, era ya un avance totalmente gratificante. Debido a que sobrevivir a las problemáticas chicas populares que cada dos por tres se burlaban de mi cuerpo para nada formado pero sí rectangular, no como a ellas ya se les notaba que serían grandes mujeres con pechos forrados por coquetos alagos, siento que cuando mas pequeña eres más susceptible eres a tomar en cuenta y consciencia de que todo lo que te digan los demás es porque tengan razón, aunque ni siquiera sea real, pero la mente es un arma de doble filo, mi autoestima era baja por aquel entonces. Recuerdo que al finalizar el cuarto año había pasado muchas cosas, mi amiga Selene había aparecido en mi vida, habíamos vuelto a coincidir en colegios y aquello era uno de mis más grandes motivos para seguir adelante, sin embargo, las burlas de las populares no se hicieron notar ante la condición física que Selene daba a ver, sus dientes tenían un problema que en el momento no entendía porque era, pero solo sabía que siempre era né(tener mal olor) su boca. Mi madre me había explicado la solución y era un buen cepillado de dientes, al estilo de la música de Colgate en aquellos tiempos.

Por lo que le restaba importancia las malas cosas que resaltaban en la vida de mi amiga, y festejaba más por las buenas cosas que ella presentaba como amiga y persona. Acorde el tiempo pasaba, se escuchaban rumores de que el próximo año tendríamos nuevos compañeros, prácticamente tener uno nuevo entre nosotros era el chisme de popularidad máximo, debido a que, entre todos nos conocíamos por provenir de una misma vecindad. Y era por eso, que nunca faltaba chismes de mala vibra.

En fin, la vida era considerablemente llevadera, se podía aún ser alumna aplicada a pesar de las constantes burlas, mis compañeros eran mis protectores, y decían que no harían caso a las niñas esas si me hacían daño, así que de alguna forma me había ganado el cariño de los chicos, ¿o era solo porque los ayudaba a entender las clases de música? Ni idea, pero prefiero ser ignorante ante el tema, no quiero ni pensar en macanadas tontas de los miles de motivos escondidos que hubieran tras ello. Aunque un día, el cual había llovido intensamente a partir de las 8:30 de la mañana en adelante, que ya para las 6:30am ya me encontraba en la escuela, si... Era muy puntual y me daba pánico llegar tarde. Ya se encontraba en la sala de clases, algunas personas muy pocas, creo inclusive que algunas mamás utilizaban estos malos tiempos para deshacerse por unas horas del cuidado de sus hijas. Porque solo estábamos: Elida con su muñeca nueva, Rubén leyendo un libro, muy perdido en su mundo y por último yo, tan aburrida que me había subido sobre la silla de madera de la profe para admirar mejor la lluvia por la ventana alta de la clase.

Sabíamos que en algún momento escamparía la lluvia, pero, sabíamos que por ese motivo muchos de los que no habían venido y vivían cerca, esperaban que no lo hiciera. Solo para no tener clases, motivo que estaba justificado mientras más poco era el número de alumnado presente no se hacía clase nueva solo eran clases de repaso y luego estaba la libertad de dormir o tener tiempo libre, para cualquier cosa que se nos antojara hacer.

En ese tiempo, se me ocurrió jugar con Elida, había descubierto que cuando el grupo 100 -bautizado así por el profesor de guaraní-, este grupo no estaba en compañía o juntos, cada una se mostraba diferente y buena, pero apenas se juntaban y el desastre de seres malvadas y populares se armaba. Elida era un ejemplo muy claro, ella era tímida y fortachona en la soledad, ella se encontraba jugando con la muñeca nueva que su padre le había regalado, y yo no sé pero quise probar suerte. Tal vez hoy podía tener amiga con quien jugar.

Y así lo fue, lo conseguí sin mucho problema, aunque bueno, descubrí que jugar a las escondidas con esa niña alta y robusta, era sentir la fuerza bruta a flor de piel, porque siempre me asustaba cuando me encontraba, o cuando jugamos a congelados, me dejaba moretones en los brazos, nada más por los golpes pequeños que nos dábamos mutuamente. Hasta que llegó un punto en el cual nos habíamos cansado, debido a que ella quería ir al baño pero no quería soltar su tan alardeada y hermosa muñeca.

La verdad que era una hermosa muñeca de trapo, con cabellera negra y vestido de princesa, hermosa. Yo no tenía muñecas propias porque simplemente nunca le habían llamado la atención, o bien todas las que había en casa eran de mi sobrina pequeña, la cual nunca las quiso compartir conmigo.

Entonces, en modo de paz y amistad jurada de un día, le pedí si podía jugar con la muñeca mientras ella iba al baño. Ella asintió feliz de poder dejar su juguete en manos de una niña y así ningún niño pudiera romperla. Mala idea nomas fue dejarmela a mi, porque yo nunca había tenido algo así como esa esponjosa muñeca, estaba feliz tanto que iba tirando de vez en cuando la muñeca por los cielos y atraparla, mientras a su vez saltaba de baldosa en baldosa en dirección a la clase.

Pero lo que no recordé en el momento fue que el ventilador estaba prendido, y las cosas pasaron tan rápido e imposible de remediar mis juegos fue cuando la muñeca chocó contra el ventilador el cual iba a una potencia de 7(de esas típicas perillas de metal).

Digamos que, cerré los ojos con la boca tapada en shock, por lo que había hecho, a mi espalda solo sentí el escalofrío de alerta y pánico de saber como reaccionaría la bravucona número uno que me había confiado su muñeca, pero para mi mala suerte en el momento que la muñeca de trapo se convirtió en pelusas de copos de nieves, un sollozo tras mi espaldas se escuchó.

—Y-yo... No lo quise hacer...

De mis labios salió aquello, pero no medí que ella pudiera empujarme hacia la mesa donde había quedado la cabeza de la muñeca, el cual con el golpe de mi espalda por la pata de la mesa, esta cayó a mis manos y creo que esa fue la escena más digna de terror puesta en mis manos.

Porque el grito que tiró al cielo, fue el primero en lograr despertar al único varón que se había quedado dormido en la sala de clase sobre su libro, Rubén todo asustado sólo pudo verme a mi con la muñeca decapitada en manos y ni siquiera palabras me salían debido a que ya estaba llorando.

Sabía que había cagado el ambiente y la única posibilidad que la bravucona dejara de serlo, porque el destino había afirmado después mi destino cruel tras las mismas palabras de Elida, quien sentenció mi día lluvioso a uno que no quería sentir.

—¡Te odio! ¡Se lo diré a la profe Luisa! De esta no te vas a salvar, gorda fea.

Y sin más, salió corriendo Elida tras la puerta hacia la mano derecha, en dirección a la dirección o tal vez a la sala de profesores. Poco después, el pinchazo de la profe de mi brazo, y los regaños no se hicieron esperar.

Me habían llevado a la dirección por mal comportamiento, ni pensar que esto había ocurrido por solo tener la libertad de tener algo que nunca tuve.

Desde ese momento, me prometí a mi misma devolverle una muñeca nueva a Elida. Para mostrar mi verdadero arrepentimiento, pero no, no fue suficiente para evitar lo que se vino después, todo me salía mal.

Si jugaba, las cosas me salían tan mal que hasta una pobre muñeca de mi bravucona personal lo sufrió.