Capítulo 8 (Peter)

Después de aquel momento en el que casi besaba a Amelia, mi sombra comenzó a ser aún más exigente conmigo, presionándome en seguir con nuestro plan. Piensa que me estoy volviendo vulnerable con ella, afirmando el hecho de que tengo sentimientos hacia Amelia.

Dejaré una cosa muy en claro, yo sé que mi sombra se equivoca. A mí no me gusta Amelia y no he dejado el plan de lado, lo que intento hacer, es que ella confíe en mí y sienta que soy lo único que tiene, para que así sea fácil manipularla. Admito que al inicio no fue nada fácil convivir con ella, inventar algo en sus sueños para que fuera feliz en ellos, era el reto de la noche.

Unos de los primeros sueños que le di, fue una búsqueda del tesoro. Solo tenía que seguir lo que estuviera en el mapa, pero ella hace todo más difícil.

- ¿Lista niña?

- ¿Estás seguro de que es imposible que me pierda?

-Solo si estas seguras de que no lo harás

-.... Eso no me asegura nada

-Ahhh, mira. Confía en ti ¿sí? Si ocupas mi ayuda, solo grita.

-Bueno.

Las instrucciones eran fáciles, ella tendría que adentrarse al bosque, buscar un árbol con linternas, bajar la linterna con luz blanca y luego ir a la cueva más cercana, literalmente solo tenía que ir derecho y luego ir todo a la izquierda.

El tiempo avanzaba y aun no llegaba a la cueva. Estuve esperándola un largo tiempo y aún no tenía señales de ella. Salí de la cueva buscándola por todo el bosque, hasta que la encontré nuevamente en la playa sin el mapa, empapada y con una linterna morada.

-Te ves terrible

- ¿POR QUÉ NO LLEGASTE CUANDO TE GRITE?

-En ningún momento te escuche, supongo que debiste gritar más alto preciosa.

-Créeme que ni siquiera hubiera considerado gritarte si me hubieras advertido de las demás linternas.

- ¿Por qué? ¿No te agrada el agua?

-NO CUANDO ME CAE DE GOLPE EN LA CABEZA-Me gusta verla cuando se enoja, era algo tierno apreciar cómo se obsesionaba por una pequeñez.

-En todo caso, me gustaría sabe por qué no seguiste con el juego.

-El agua hizo que soltara mi mapa y lo extraviara, después trate de buscar el camino, pero me perdí, así que regrese.

-Ya veo. Sígueme.

Me adentre nuevamente con Amelia hacia el bosque, llegamos hacia el árbol en donde pasó el incidente con el agua.

-Ahora toma la linterna.

-No la voy a tomar yo

- ¿Por qué no?

- ¿Como sé que no es una trampa y que también me caerá agua?

-No te pasara nada si tomas la indicada-Amelia veía el árbol con algo de desconfianza y timidez-Confía en mí. Recuerda que tienes que tomar la blanca. -Amelia tomó la linterna mientras cerraba sus ojos esperando con temor a que algo pasara, al abrirlos de poco a poco se dio cuenta de que nada malo pasó, soltando una pequeña sonrisa de victoria. - ¿Lo ves? Yo sería incapaz de ponerse en riesgo. -La tome de su mentón haciendo que ella volteara a verme. Pude ver como sus profundos ojos cafés me observaban con dulzura, he de admitir que era algo embriagante verla de ese modo, pero si seguía pensando así, jamás lograría mi cometido. -Sigamos linda.

La conduje a un camino lleno de flores hasta la cueva en donde era nuestro punto de encuentro original. Después de que entrara ella, Tomé un coco que estaba en la entrada de la cueva para después disponerme a entrar.

- ¿Entonces qué haremos?

-Primero que nada, saca la vela que está dentro de la linterna. -Amelia sacó la vela tal y como se lo pedí, a lo cual yo abrí el coco y se lo acerqué hacia ella. -Ahora, coloca la vela dentro del coco.

- ¿No estamos haciendo una especie de ritual verdad?

-Tranquila, solo es un espectáculo para tu vista.

Amelia puso la vela dentro del coco y yo puse la parte de arriba, cubriendo la vela por completo. En cuanto lo tape, se proyectaron unas estrellas que provienen de la parte superior del coco iluminado con la luz de la vela.

-Es bellísimo-Pude apreciar como ella quedó maravillada por las luces. Verla de ese modo proco algo en mí que nunca cambiaría.

Otro momento memorable que tuve con ella, fue una ocasión en donde pude ver que tan vulnerable y rota podría llegar a estar por causa de una sola persona.

En el transcurso de ese día pude percibir que Amelia estaba prácticamente destrozada. Debo admitir que no puedo ver ni escuchar lo que ella hace, pero si puedo percibir sus sentimientos, y, a decir verdad, podía sentir como ella deseaba desaparecer. Espere a que llegara la noche para poder hablar con ella y animarla un poco. Al principio, sólo me aprovecharía de su vulnerabilidad para acercarme a ella, era mi oportunidad para meterle ideas a la cabeza de querer revivirme, pero en cuanto la vi tan destrozada, solo quise vengarme del maldito que la dejó así. Tenía que descubrir por qué se sentía tan decaída y saber cómo arreglarlo. Ese fue el primer momento en el que realmente me preocupe por ella, nunca me imagine el mal que me haría haberlo hecho.

Jamás olvidaré el momento en que la encontré, sentada en la playa, abrazada de sus rodillas mientras lloraba en silencio. Me senté a su lado sin decir alguna palabra, mientras apreciaba la puesta congelada de sol.

-Peter. ¿Tu alguna vez te has enamorado? -Pude escuchar cómo se cortaba un poco su voz al pronunciar su pregunta.

-No-Por mi respuesta puede apreciar como Amelia se entristeció un poco más. Supongo que quería que empatiza con ella. Tengo que ser más comprensible con ella-Solo una vez creí estarlo... Pero, no fue así

- ¿Por qué? ¿No eras feliz con esa persona?

-Al contrario, cada que estaba con ella era como estar en el cielo... Pero me abandonó, y me di cuenta de que realmente no la amaba.

- ¿Ya habías pensando en dejarla?

-No, pero las cosas se estaban desmoronando. -Realmente me costaba hablar sobre mi exesposa. Entiendo que Amelia no estaba bien en esos momentos, pero me niego a hablar más sobre ella. - ¿A qué se debe tu inesperado interés preciosa?

-No fue nada. Olvídalo. -Amelia agacho nuevamente su cabeza mientras la escondía entre sus rodillas. Lo cual provocó que suspirara.

-Amelia. Entiendo que solo hemos tenido unos meses juntos, pero te conozco, y sé que no estás bien. ¿Qué te pasó?

-Mi pareja me dejo por otra chica. -En cuanto dijo eso, pude sentir como se comenzaba a calentar mi cabeza. -Creí que me amaba, pero parece que solo era yo quien estaba para él. -Escondió su cabeza una vez más sobre sus rodillas para comenzar a llorar. Odiaba verla de ese modo. No podía dejarla así, tenía que hacer algo al respecto.

-Ahora regreso-Me levanté de la arena hecho una furia. No me iba a quedar viendo como Amelia se desbordaba frente mis ojos. Tendría que hacer algo al respeto. Jamás me ha gustado verla así.

Entre al bosque con la esperanza de idear algo que podría animar a Amelia. Solo tenía algunas horas hasta que fuera de día y ella tuviera que despertar. Tenía que idear algo rápido si quería que pasara la mayor parte de su tiempo aquí conmigo y creo que tenía la solución perfecta para animarla. Comencé a juntar algunas hojas y ramas para preparar su sorpresa, para terminar antes, utilicé magia dejando todo listo a tiempo.

Termine de prepararlo todo para después ir por Amelia. Antes de ir a buscarla, tome una cinta que utilice para sostener muchas de las hojas y me dispuse a ir por ella. La encontré tal y como la dejé en la playa, solo que ahora estaba recostada en la arena, dando la espalda al bosque. Me puse de pie detrás de ella, a lo cual pude ver que se dio cuenta de mi presencia.

- ¿Peter?

-El mismo. -Me agache en la arena colocando mi mano sobre su hombro, teniendo como respuesta, su mano sobre la mía. -Tengo algo para ti y ocupo que te levantes de la arena.

-Peter. Hoy no estoy de ánimo para juegos.

-No es un juego. Te prometo que te gustara lo que he hecho para ti. -Amelia guardó silencio sin hacer ni un solo movimiento, lo cual provoco que me disgustara un poco y fuera directamente enfrente de ella quedando nuevamente en cuclillas. - ¿Confías en mí? -Le extendí mi mano esperando que la aceptara, lo cual tardó un par de segundos para que lo hiciera.

-S-sí-Levante a Amelia de la arena ayudando a sacudirla un poco.

-Ahora tengo que ponerte esto. -Le mostré la cinta, la cual vio con algo de duda.

-Está bien.

Vende sus ojos con la cinta para después ponerme detrás de ella sosteniendo sus hombros. La conduje hacia el camino en donde planeé la sorpresa, después de que llegáramos la solté por un momento. Tenía que alistar unos últimos detalles que no pudieron faltar.

-Ya puedes quitarte la cinta preciosa.

Tomó la cinta con sus dos manos, retirándola de sus ojos. Al hacer esto, pude apreciar cómo su rostro se llenó de asombro al encontrarse con su sorpresa. Había construido una pequeña carpa con hojas de palmeras, adornadas con algunas flores. Como la iluminación de ese lado de la isla era nocturna, guarde algunas luciérnagas en flacos para iluminar mejor el sitio y mejorará la decoración. También decore el suelo con algunas flores.

Amelia observaba todo tan detalladamente que su mirada estaba llena de brillo, al fin había conseguido mejorar su estado de ánimo. Supongo que, en este tipo de circunstancias, haría lo que fuera para no verla llorar.

- ¿Hiciste todo esto por mí? -Yo solo me limite a decir que si, dándole una sonrisa como respuesta. -Nunca imagina que harías algo como esto.

"Favor de comenzar la canción del inicio"

-Me tomaré eso como un cumplido-En cuanto dije esto, comenzó a sonar una hermosa melodía, proveniente de un piano que comenzó a tocar por arte de magia. -Recordé que una vez mencionaste, que siempre te ha gustado bailar desde que eras una niña. Así que, quise que tuvieras una experiencia conmigo de algo que adoras hacer. -Extendí mi mano hacia ella en forma de incitación. - ¿Te gustaría bailar conmigo?

Amelia aceptó mi invitación tomándome de la mano mientras colocaba la mía en su cintura. Comenzamos a bailar al ritmo de la música con algo de delicadeza, y fue en esos momentos cuando las cosas comenzaron a cambiar dentro de mí. Todo lo que he estado planeando se me hizo irrelevante en esos momentos. Comencé a pensar que no valía la pena obligarla a revivirme con solo bailar unos instantes con ella. Sin duda alguna, Amelia era un peligro para mí y mis planes. Tenía que hacer algo al respecto para evitar que esto creciera más y así volverme vulnerable hacia ella.

-No tenía idea de que supieras bailar.

-Opino lo mismo querida. ¿Solías bailar así con tu novio?

- ¿Novio?

-El monstruo que te hizo daño.

-Creo que te refieres a mi exnovia. -En ese momento, fue cuando me caí de la nube en donde estuve por unos instantes. -No sé si te di alguna señal de que era hombre, pero estoy rodeada de mujeres todo el día, en algún momento me tenía que gustar alguna. -Todo comenzó a ir cada vez más lento. Comencé a sacar las ideas de querer dejar el plan de lado. Era claro que tenía que comenzar a comprimir lo que fuera que estuviera sintiendo por ella. Solo llegaría a mi propia destrucción si seguía pensando así

-Hombre o mujer, no tenía derecho de hacerte esto. -Comencé a acercarme más hacia Amelia al tal punto que prácticamente estábamos abrazados. Ella recargo su cabeza en mi pecho y ambos comenzamos a bailar más lento.

- ¿Nos podemos quedar así hasta que despierte?

-Sería un placer. -Antes de que ella despertara, me aferré aún más hacia su cuerpo cumpliendo lo que me pidió. Unos momentos después todo se volvió nuevamente oscuro.

Comencé a abrir mis ojos de poco en poco. No recordaba haber dormido cuando Amelia despertó. Cuando estuve completamente despierto, me di cuenta que estaba acostado sobre una cama en una especie de dormitorio compartido. Me levanté de la cama con algo de dificultad, tanto que me caí al suelo en cuanto coloqué mis pies en el.

- ¿Aún no te cambias de ropa? -Una chica que proviene de una puerta café comenzó a hablarme, definitivamente algo no estaba bien. -Se que fue duro lo que pasó con Christina, pero si no llegamos a la primera clase, el profesor nos matara.

- ¿En dónde estoy? -En cuanto hable me percate de que esa no era mi voz. Tenía la voz de una mujer.

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