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El sonido molesto de su teléfono comenzó a despertarlo poco a poco, con el ceño fruncido buscó a tientas su teléfono, encontrándolo en el suelo sobre la acolchada alfombra, tomó este entre sus manos cerrando los ojos en el instante en el que el cegador brillo de la pantalla iluminó su rostro; sin leer en nombre de quién recibía una llamada contestó.

--Estoy aquí afuera, baja ahora mismo-- y sin más, la llamada fue terminada.

Con el ceño fruncido en confusión miro la pantalla nuevamente, fijándose que la dueña de aquella voz era Hyuna.

Con un suspiro lleno de cansancio, tomó sus pertenencias poniéndose cada una de sus prendas. La habitación estaba apenas iluminada por una lámpara en el tocador que irradiaba una tenue luz cálida, las cortinas gruesas del lugar impedían el paso de la luz de un nuevo día.

Mientras acomodaba correctamente su calzado sintió la cama moverse; el cuerpo delgado de una chica a su lado lo hizo reír de manera ladina y burlona, ahora recordaba casi a la perfección la noche anterior.

--Has despertado-- dijo la chica con una sonrisa coqueta dibujada en su rostro, se sentó en la cama y cubrió parte de su desnudo cuerpo con la sábana blanca.

--Si, y veo que tú también...-- Jeon se levantó de la cama, tomando su saco negro y colocándoselo correctamente sobre sus hombros. -- Así que es hora de que me vaya --.

La chica formó un puchero en sus labios, y quejándose tomo la mano del contrario.

--¿Por qué? ¿A caso no quisieras repetir lo de anoche Kookie?-- Jungkook debía de admitir que estuvo a punto de reir por las palabras de la chica frente a él, pero decidió mantener un poco de respeto, al menos por lo que estaba a punto de hacer.

--No me llames de esa forma tan ridícula, nunca te di el derecho-- sonrió ladino liberandose del agarre de la castaña --asi que adiós, chica desconocida-- sin más comenzó a caminar fuera de la habitación, no sin antes escuchar un grito tras de sí.

--¡Soy Somin maldito idiota!-- aventó una almohada hacia Jeon que por suerte en el momento justo había cerrado la puerta.

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--¿Te divertiste, niño?-- Hyuna se encontraba frente al gran edificio de dónde Jeon salía.

Con un poco de dificultad debido a la brillante luz del día identifico la cabellera pelirroja de su compañera.

--Todo iba perfecto, hasta que con su irritante voz me pidió que me quedara-- se burló una vez que había llegado a su lado y ambos caminaban hacia la camioneta negra que los esperaba.

--Que esperabas Jeon, esa ni siquiera pasaba de los 19 años--.

--lo único que tiene de bueno son sus piernas, su cabeza es caso perdido-- entro a la camioneta, escuchando de fondo la estridente risa de su acompañante tras él.

Hyuna lo entendía perfectamente.

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Un mes después.

Aún después del encuentro con aquella castaña, cada vez que él se veía con una persona diferente, aquella mirada de penetrantes ojos rojos lo acompañaba en cada velada con sus amantes.

Pero aquella noche fue diferente.

Mientras descansaba en su cálida cama después de haber regresado de tomar algo de agua para refrescar su cuerpo, se sintió terriblemente mareado, al punto de casi perder la conciencia.

Sin embargo, aún lo recuerda.

Unas manos frías recorriendo sus brazos hasta llegar a su cuello, dónde sintió la humedad de una lengua bífida recorrerle.

Su respiración agitada le mantenía apenas conciente de su alrededor. Con su vista borrosa se topo frente a frente con aquella aterradora mirada.

La oscuridad de la habitación no le permitió ver más allá de una cabellera rubia sobre él.

Pero todo quedó como una simple pesadilla.

A la mañana siguiente despertó aún con el miedo recorriendo cada parte de su tembloroso y sudado cuerpo.

Tomo una ducha para quitar de su cuerpo la sensación del sudor empapandolo. Sin darse cuenta de las marcas violáceas en su nuca y parte de su espalda, además de pequeños rasguños en sus muslos.

Al terminar cubrió la parte inferior de su cuerpo con una toalla y regreso a la habitación. Sacudió su cabello quitando la mayor parte de agua mientras recorría la habitación en busca de su ropa.

Termino por elegir un pantalón de mezclilla oscuro, una camiseta blanca junto con un saco azul marino.

Mientras se colocaba este último por sobre sus hombros, recibió un mensaje de HyungSik, quien decía que Heechul los había citado a ambos además de Hyuna en el salón principal de la mansión.

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--Veo que no has perdido el tiempo-- ambos seres se hicieron presentes en la habitación  una vez que el joven mortal se había ido.

--Eres el menos indicado para recriminarme mi actuar-- Tae se dejó caer en la cama, aún tenía la escencia de su protegido.

--Y no es a lo que vengo, sino a decirte un "te lo dije"-- Yoongi soltó una ronca risa mirando a Tae rodar los ojos.

--No te miento compañero, tenías razón. Pero lo mismo no te da derecho a llamarme incubo asqueroso-- advirtió.

Después de unos segundos ambos demonios se soltaron en risas, Tae recordaba estar anoche en aquella misma cama, junto a Jeon.

Recuerda la sensación en sus manos al recorrer el cuerpo caliente del mortal, su dulce piel bajo su lengua.

Jungkook bajo su hechizo.

Joder, disfrutaría cada uno de los últimos días de Jungkook.

Hasta que la sensación de cambio en sus ojos lo saco de su ensoñación.

Miró a su compañero demonio, observando como los ojos de Yoongi cambiaron a un color rojo muy brillante. Miró su propio reflejo a través del espejo de cuerpo completo en la habitación.

Aquello era involuntario.

No pudo controlarse en esos par de segundos que duró el encantamiento.

El infierno los llamaba.

Ambos recuperaron el aire perdido durante aquel echo.

Y en una nube de humo negro se desvanecieron.

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Un alma ha sido perdida.

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--Gusto en tenerlos de vuelta aquí--

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-Nuestro angel más valioso, has tu trabajo--



Espero les haya gustado.

-Akira

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