---¿𝐿𝑎 𝑐𝘩𝑖𝑐𝑎 𝑟𝑎𝑟𝑎?---
Tom y Martina se encuentran sentados en dos asientos del colectivo a pocas paradas del colegio, la razón por el que tomaron el medio público es simple, ya que el primer día su padre los llevó para que vean la zona, aunque el rubio ya sabía cómo llegar por medio de colectivos, algo que ha hecho en anteriores ocasiones con sus otras escuelas, además de que ya posee una buena edad para hacerse cargo el mismo de estas cosas. Martina se encuentra mirando por la ventana con una sonrisa, ya que esta escuela es mejor que las anteriores a la que asistió, además de que ella ya está integrada al grupo gracias a sus habilidades para socializar y que los niños de su aula sean bastante abiertos –Esta es la mejor de todas las escuelas- mencionó la menor mientras ve a su hermano, quien se encuentra con los ojos cerrados –Si... no está nada mal... me alegra saber que te guste- dijo el rubio con un tono tranquilo, para luego darle dos palmadas en el hombro a su hermana. La niña miró a su hermano de reojo, ya que pasó una semana desde el comienzo del ciclo escolar, y el rubio sigue comportándose de la misma manera de siempre, tampoco habla de lo que pasa en su curso o como se siente en la nueva escuela –Tom... ¿pudiste hacer amigos... o incluso intentar llevarte bien con los de tu curso o el otro?- preguntó la niña a su hermano mayor con algo de curiosidad, recibiendo un pequeño suspiro por parte de Tom –No aun no... pero te prometí que lo intentaría... es solo que necesitaba algo de tiempo para adaptarme a la nueva escuela- respondió el adolescente a su hermana con una pequeña sonrisa –Está bien... pero recuerda que me hiciste una promesa- dijo la niña con una pequeña sonrisa, para luego mirar nuevamente por la ventanilla.
El hijo del doctor Swiketsky al igual que su hermana menor se puso a mira la ventanilla para ver que tanto les faltaba para llegar, el colectivo se detuvo en un semáforo y Tom pudo ver cruzando la calle a la chica pelirroja de su escuela, pero hay algo a en ella que llamo un poco su atención, los humanos suelen tener un aura alrededor de su cuerpo, que es la representación espiritual del estado emocional de una persona, solos los seres con alma poseen esa aura, y la de los humanos suele ser bastante similares, brillantes, coloridas, y alegres, pero también en los largos años que vivió se encontró con varias excepciones, más oscuras, dañadas, tristes. Tom se quedó mirando a la chica por varios segundos, debido a que el aura que transmite la chica es incluso más oscura y deprimente, incluso se la puede ver deteriorarse, es el primer humano que encuentra con un aura de ese tipo, y eso es algo que llama mucho su atención, Martina noto que su hermano estaba mirando a la chica, y soltó una pequeña sonrisa, debido a que el rubio nunca le dedicaría tanto tiempo a un desconocido. El semáforo cambió y el colectivo volvió a estar en movimiento, ambos hermanos siguieron mirando un poco más por la ventanilla, para luego ponerse de pie, ya que su parada no se encuentra muy lejos de donde están.
Luego de unos minutos el colectivo llegó a una parada que se encuentra a una cuadra del colegio, los dos hijos del doctor Swiketsky, bajaron del medio de transporte público y se pusieron a caminar, no demoraron tanto en llegar a la reja principal, pero primero Tom acompañaría a su hermana al edificio de primaria antes de ir a su aula –Tom... ¿la chica que mirabas es de tu salón?- preguntó la niña mientras camina junto a su hermano –Si... es de mi salón... ¿Por qué lo preguntas?- respondió el rubio, para acto seguido hacer su propia pregunta a la pequeña –Por nada en especial... es solo que es la primera vez que pude ver que algo más que tu libros te llamó la atención... eso me alegra... ya que parece que estás cumpliendo tu promesa- respondió Martina, mientras le da una tierna sonrisa a su hermano mayor. Luego de que Tom dejó a su hermana menor en su edificio se dirigió a su aula, pero en el camino pudo ver a la pelirroja entrando al edificio, y definitivamente el aura de la joven llama mucho la atención del rubio, pero el hijo del doctor Swiketsky, no es el único a quien llama la atención el aura de la chica, pero el joven decidió ignorar a esas molestias por el momento, ya que sabe que no harán nada mientras él esté cerca, y además de haber muchas personas –Este día será largo...- dijo para sí mismo, mientras al edificio y se dirige a su aula. Al llegar a su aula encontró la puerta cerrada, la abrió y al entrar se encontró el mismo escenario de los primeros días, todos hablando entre ellos sobre las fiestas de egresado, a la vez que lo grandioso que será el viaje a Bariloche, pero esas cosas no le interesaban al rubio, él se fue a su hilera, la cual está compuesta por tres bancos además de ya encontrarse sus compañeros de hilera, Tom se sientan en el banco de la primera fila, en la del medio se encuentra la pelirroja, quien está con auriculares viendo una especie de caricatura desde su celular, y en el banco del fondo se halla el peli negro del primer día, quien como de costumbre está dormido.
Tom se sentó en su asiento, para luego mirar por la ventana, podía sentir la presencia de varios espíritus rondar por los alrededores del colegio, pero no se atreven a adentrarse, al inicio pensó que se trataba de que él se encuentre en la zona, pero eso es una verdad a medias, la verdad es que los elementos religiosos que adornan los edificios de la escuela, mantienen alejados a los espectros más tranquilos, pero eso no funcionaría contra los que se encargan de molestar al rubio por las noches, ya que el odio y resentimiento que tienen en contra de él es tan grande, que esas pequeñas defensas quedan obsoletas. El hijo del doctor decidió ignorar por el momento a los seres del mundo espiritual, para mirar de reojo un poco a la pelirroja, ella está tan concentrada en sus caricaturas, que no se percató de la mirada del rubio, quien podía ver de cerca el aura tan marchita de la joven, y la curiosidad nuevamente lo invadió, una curiosidad que no sentía desde hace ya tanto tiempo, pero los métodos que utilizaba en ese entonces lo perjudicarían además de exhibir su identidad. Tom se quedó por unos segundos mirando a la joven y noto un cambio en el aura, ya que esta se aclaró un poco en el momento que ella soltó una pequeña sonrisa por su caricatura, pero tuvo que dejar de ver a la joven al escuchar los susurros de un grupo de chicas que se encuentran en la otra punta del aula, aunque para las demás personas sería muy difícil de escuchar un susurro en un lugar en donde hay casi treinta personas hablando a la vez.
-Buenos días chicos... -dijo el profesor de física ingresando al aula con una sonrisa, mientras que el rubio sin que lo viera el hombre soltó un largo suspiro, las clases siempre fueron algo tediosas para Tom, en especial cuando eres un ser que ha vivido durante muchos años, te informas sobre todo lo posible para no caer en la desgracia del aburrimiento, o en los peores casos te pones a hacer investigaciones de campo, pero eso no es lo relevante, sino el hecho de que el rubio posee un nivel de conocimientos superior al de cualquiera de este colegio, sea alumno o docente. Las minutos fueron pasando y con ello las primeras clases terminando dando momento al timbre del recreo, los alumnos rápidamente comenzaron a salir, mientras Tom decidió ser el último en salir, ya que el mismo grupo de chicas que estaban susurrando sobre la pelirroja no salían, pero al ver que el rubio no se retiraba, optaron por ir al recreo –Los humanos no cambian... y se supone que yo soy un monstruo según los antiguos- dijo el rubio para sí mismo en voz baja, y luego de unos segundos se retiró del aula y bajo al parque trasero, esta vez no trajo libro, ya que termino todos los que había en su casa. Una vez en el parque vio al grupo de chicas riéndose mientras charlaban entre sí, Tom lo disimula muy bien, pero escuchaba cada palabra que decían, y gracias a eso sigue sin entender a los humanos, ellos piden el bien, ayuda, compañerismo, aliados, pero son los primeros en herir, traicionar, causar el mal, a las personas que ven más vulnerables, como si se comportasen como simples animales en medio de una jungla, donde el más fuerte sobrevive y deja que el instinto reine sobre sus acciones.
-Me pregunto si se pondrá a llorar- dijo una chica rubia del pequeño grupo.
-Pues claro boluda... lo hace siempre... pero esta será la mejor broma- mencionó otra chica tocando el hombro de la rubia.
-Que se deje de joder esa rarita... se la pasa todos los tiempos libres mirando dibujitos... y luego caga la alegría del curso con sus mierdas de tristeza y ponerse a llorar- agregó una de las chicas que su pelo es castaño con mechones rubios.
-Espero que estar un tiempo encerrada en el baño haga que madure... además ves esas pastillas raras que toma... serán drogas o algo- dijo la última perteneciente al grupo.
-Tienes razón... además... que estúpida se va al baño de atrás nadie lo usa... espero que estemos por irnos y que aún no le abran... también le quite el teléfono...- agregó la rubia, mientras sonríe.
Las chicas siguieron riendo sin percatarse de que Tom había escuchado toda la charla, pero se encuentra bastante tranquilo, una persona modesta se enojaría e iría a ayudar a la pelirroja, los alumnos de este lugar, solo se limitaría a reírse de la situación de la chica, pero el rubio no pertenece a ninguno de los dos, aunque en estos últimos años no fue tan cortante como era en el pasado, al conocer a su padre Ezequiel y a su madre Sofía, su forma de actuar fue cambiando de a poco, y se volvió drástico con la llegada de Martina. Tom soltó un largo suspiro y se puso a caminar con rumbo al baño trasero, que son los baños más alejados, ya que ayudará a la pelirroja a salir, aunque el escuchar la charla de las chicas le permitió saber qué es lo que hacía que el aura de la chica sea de esa forma, ella sufre depresión, y por lo que se ve una medicada, eso explica por qué su aura se ve de esa forma –Quien diría que la chica sufre de un trastorno... parece ser que intentando combatirla de cualquier modo... pero estos chicos solo hacen que sea peor para ella- dijo el rubio en sus pensamientos, mientras camina lentamente, pero el timbre del retorno de clases había sonado, y los alumnos fueron regresando a sus aulas para retomar sus clases, pero Tom ignoro el timbre y siguió caminando hasta llegar al baño. Luego de unos minutos llego a la puerta del baño de mujeres, y la puerta tiene una traba para colocar cadenas y candado, pero en su lugar se encuentra una barra de hierro evitando que se pueda abrir desde dentro, Tom se acercó a la puerta, y quito la barra de hierro, luego quitó la traba y abrió la puerta del baño, dentro se puede ver a la pelirroja sentada en el suelo, recostada contra la pared, abrazando sus rodillas, y si guardas silencio puedes escuchar los sollozos de la joven, el rubio entro en el baño y a paso lento se acercó a un lado de la joven, para luego recostarse en la pared, mientras la pelirroja seguía llorando.
-¿Viniste a burlarte de mí?... cómo lo harán los demás- dijo la chica aun con lágrimas en sus ojos, cafés, pero en su tono se puede percibir bastante ira.
-No... no vine a burlarme...- respondió el rubio con un tono tranquilo, mientras se cruza de brazos.
-No te creo... de seguro vienes a sacar una foto y enviársela a todo el mundo- mencionó la joven molesta, estando a punto de estallar y golpear a Tom.
-No vine por una foto... escuche a esas chicas hoy en el aula planeando robar las cosas de tu mochila... me quede en el aula hasta que bajaran... ellas se fueron... pero cuando baje yo... ellas ya habían hecho esto... aunque me pregunto de donde consiguieron una barra de hierro- dijo Tom con un tono tranquilo, para luego sentarse en el suelo, a un lado de la chica.
-¿Por qué me ayudas... eres el nuevo... no hablamos ni una sola vez? –preguntó la pelirroja, mientras levanta un poco la vista, para ver al rubio.
-No es que lo haga por favores... tampoco soy alguien que sienta pena o empatía... no soy alguien que ayudaría solo por los que dicen las masas... pero mi padre siempre dice, que con acciones uno puede cambiar todo... y son las buenas acciones la que mejoran el mundo... solo sigo lo que dice mi padre... si fuera por mí solo ayudaría o perjudicaría a los demás si eso me permite aprender- respondió el hijo del doctor Swiketsky.
-Esa fue una respuesta demasiado directa... y profunda a la vez- dijo la pelirroja un poco confundida, por la respuesta del rubio.
-Tu preguntaste... yo solo respondí... además... el timbre sonó hace exactamente quince minutos... pero no creo que debas apurarte... por lo que se... la depresión puede llegar a ser bastante complicada... en especial una que está medicada- mencionó Tom, sorprendiendo a la chica.
-¿Cómo sabes eso?... no se lo dije a nadie... ni siquiera a los directivos del colegio- preguntó la chica, mientras ve con una mirada algo seria a Tom.
-Tengo algunos trucos para darme cuenta de las cosas... pero esas chicas mencionaron algunos de los síntomas que tiene la depresión... solo utilice esos datos para descubrirlo con la información que poseo... aunque fueron datos muy generales... que cualquiera podría confundir con cualquier otro posible trastorno- menciono el rubio con un tono aburrido.
-Gracias... por ayudarme... eres el primero que intenta ser amable...-dijo la pelirroja mientras se pone de pie.
-De nada... pero no intente ser amable... sólo actuó por mis propios intereses...- mencionó el hijo del doctor Swiketsky.
-No interesa... me ayudaste al fin y al cabo... debo darte las gracias igualmente... pero creo que debemos regresar a clases- recordó la pelirroja, ya que estas perdiendo mucho tiempo.
-No creo que debas regresar a clases... no aún... -dijo el hermano de Martina, con un tono tranquilo.
-¿Por qué crees eso? –preguntó confundida la joven.
-Estabas en medio de un ataque de depresión, provocado por el Bullying de esas chicas... y no quiero hacer recordar otros posibles actos pasados... ya que recién llegue este año... no creo que sea la primera vez... ¿o me equivoco?- respondió Tom con tranquilidad, para luego hacerle su pregunta a la joven.
-No... no te equivocas... ocurrieron muchos más en años anteriores...- dijo avergonzada la pelirroja, mientras se aprieta el antebrazo derecho.
-Es por eso que te acompañare a la oficina de la directora... por lo que vi ella no es una mala persona... guardar las cosas tanto tiempo te terminará matando... y te convertirás en algo mucho peor...- dijo el rubio, mientras se pone de pie.
-En verdad te lo agradezco... ¿Cuál era tu nombre? –mencionó la chica, para luego preguntar el nombre del rubio.
-Soy Tom Swiketsky- respondió el hijo del doctor Swiketsky, con tranquilidad mientras se acerca a recoger la barra de hierro.
-El mío es Camila Torrey- dijo la pelirroja, con una pequeña sonrisa extendiendo la mano esperando respuesta-
-Es un gusto- mencionó Tom con una pequeña y casi imperceptible sonrisa, para luego tomar la mano de Camila y tener un pequeño apretón de manos.
Luego de unos segundos ambos compañeros se soltaron y se dirigieron a la oficina de la directora, con su pequeña charla perdieron toda una hora de clases, pero a Tom no le importaba eso, aunque Camila si se encontraba un poco extraña, ya que nunca había hablado sobre su depresión con nadie aparte de su familia, quienes apenas la entendían, eso le costó poder relacionarse con los demás, pero este chico nuevo llegó y sin siquiera conocerse de nada, descubrió su problema y le extendió una mano para ayudarla, siendo la primera vez que conecta con alguien. Luego de unos minutos los dos entraron al edificio, se acercaron a las escaleras y bajaron al subsuelo, para ponerse a caminar por el largo pasillo, hasta llegar a la oficina de la directora, una vez en la puerta Tom tocó dos veces y esperó hasta que recibieron el permiso por parte de la directora, para poder abrir la puerta y entrar.
-¿En qué puedo ayudarlos chicos?- preguntó la mujer, quien se encuentra sentada detrás de un gran escritorio con una computadora, y varios adornos religiosos católicos, Tom se acercó un poco y le informo todo lo ocurrido desde lo que escucho del grupo de chicas en el aula, hasta lo que le hicieron a Camila y el estado en que la encontró, todo lo dicho por el rubio provoco que la directora cambie su semblante a uno mucho más serio –Gracias Tom por informarme de esto... pero ahora quiero escuchar lo que Camila tiene para decir- menciono la mujer con un tono respetuoso, mientras mira a la pelirroja. La chica se encuentra nerviosa, pero no espero recibir unas palmaditas en el hombro por parte del rubio –Sé que es difícil... pero esta es la mejor solución posible... el resto queda en tus manos Camila... tú eliges que hacer- mencionó Tom, provocando que la pelirroja le respondiera con una sonrisa triste, para luego mirarlo a los ojos –Gracias por todo Tom... tu regresa primero... le contaré todo a la directora- dijo la pelirroja con una tierna sonrisa. El hijo del doctor Swiketsky, asintió y se despidió respetuosamente de la directora, para comenzar a retirarse, pero no sin antes ver el aura de Camila, y notar que este nuevamente volvió a cambiar, y que a diferencia de la otra vez este cambio se volvió más notorio ya que su aura se volvió muy clara comparado a la de un comienzo.
Tom salió de la oficina de la directora, e inconscientemente una pequeña sonrisa se firmó en su rostro, pero que regresó nuevamente a su típica expresión estoica, debido a que recordó que aún tiene una cosa que hacer, y aunque no pueda utilizar sus viejos métodos, se encargará de hacer que pasen por un mal rato. El adolescente comenzó a caminar y se dirigió a su aula, ya que aún quedan varias clases, pero no es que eso le importe, sino el recuperar algo que le quitaron a Camila y divertirse un poco con el grupo que la molesto, esto es algo que normalmente no haría, ni siquiera el hecho de ayudar a la pelirroja implicó algo importante para él, o eso era lo que pensaba –Ellos quieren vivir bajo la regla del más fuerte... entonces les mostraré su lugar en la cadena alimenticia- dijo para sí mismo, mientras que por unos segundos, sus ojos perdieron su brillo quedando en un azul oscuro opaco, y sus pupilas se rasgaron como las de un felino. Luego de unos minutos Tom llegó a la puerta de su aula, todo la puerta y entró –Tom Swiketsky no es horario para regresar a clases- mencionó el profesor de religión, con un tono serio y respetuoso –Lo siento profesor... es solo que fui a ayudar a la alumna Camila Torrey... quien terminó encerrada en el baño trasero del parque durante el recreo por culpa de unas chicas del curso- explicó el rubio con un tono serio, sorprendiendo al profesor, y logrando que las responsables se pusieran nerviosas, algo de lo que Tom se percató, y provocó una pequeña sonrisa en su rostro se dibujara en su rostro –¿Camila se encuentra bien?- pregunto el profesor estando preocupado por su alumna –No sabría decirle profesor... ella se encuentra ahora mismo hablando con la directora de todo lo ocurrido... y de todo el bullying que recibió en estos años...- respondió mientras, mientras se acerca a la chica que le robó el celular a la pelirroja.
-¿Qué está haciendo Tom?- preguntó el profesor, mientras ve a su alumno.
-Solo me dirijo con la persona que le robó el celular a Camila- respondió con un tono aburrido, mientras se acercaba a la chica
La chica se alteró al ver a Tom pararse y extenderle su mano en señal de que le entregue el teléfono, pero la chica rubia fingía no saber qué estaba haciendo –No sé lo que haces extendiéndome la mano... ¿quieres chocar los cinco o qué?- menciono la chica con un tono sarcástico, mientras se ríe.
-Dame el teléfono que le robaste a Camila... antes de encerrarla en el baño- respondió Tom con un tono tranquilo.
-Yo no robe nada... y no le hice eso a la pobre de Camila- dijo la chica fingiendo sentir pena por la pelirroja.
-No intentes engañarme... yo ya se lo que ocurrió... solo intentas victimizarte y engañar a los demás... yo escuche lo que charlabas con tus amigas- mencionó el hijo del doctor Swiketsky, provocando que la chica se tense y moleste.
-¿Engañar?... yo no hice nada y mis amigas tampoco... y ¿Qué fue eso que escuchaste?- dijo con un tono molesto la rubia, mientras hace su pregunta con un tono burlón.
-Antes de que llegara el profesor de física, le susurraste a tus amigas la idea de robarles las pastillas que Camila guarda en su mochila junto a otras cosas, pero como yo me quede en aula hasta que se fueran no le robaron los medicamentos... pero cuando baje ustedes se estaban riendo por haber encerrado a Camila... mientras decían cosas como... Espero que estar un tiempo encerrada en el baño haga que madure... o como... Que se deje de joder esa rarita... o caga la alegría del curso con sus mierdas de tristeza y ponerse a llorar...- mencionó con un tono serio mientras que con cada frase señalaba a una de las chicas responsables.
Las chicas que encerraron a la pelirroja palidecieron, ya que el hermano de Martina había escuchado todo a la perfección, y no solo eso, sino que también las había delatado delante de uno de los profesores, pero eso no fue lo peor, ya que en el aula entró la directora con una mirada muy seria, que transmite enojo y decepción, al parecer Camila le contó de todo lo ocurrido –Buen día profesor Carlos... vengo a llevarme urgentemente a las alumnas... Sofía, Clara, Belén y Valentina a la dirección- dijo con un tono respetuoso, mientras mira con seriedad a las chicas –No veo ningún problema Romina- mencionó también el profesor con un tono serio, ya que la presencia de la directora significaban que las palabras de Tom eran ciertas. Las chicas se pusieron de pie y se retiraron del aula junto a la directora, el hijo del doctor Swiketsky soltó un pequeño suspiro y se fue a tomar su asiento, parece ser que las cosas están resultando bien para la pelirroja, aunque ella aún no haya llegado al aula, la clase siguieron con normalidad, con la diferencia es que en ningún momento se habló sobre el tema, pero tampoco en ningún momento las chicas o Camila regresaron al aula, lo cual no preocupó al joven rubio, pero si esperabas que las cosas a partir de ahora mejorasen por lo menos un poco para la pelirroja.
Las horas pasaron y el timbre de salida sonó, todos los alumnos se retiraron de las aulas, Tom solo se limitó a salir de la escuela para regresar a casa, aunque eso tampoco es lo que quería, ya que al no tener libros que leer el aburrimiento lo atormenta aún en su hogar, pero no le quedaba de otra, el mundo humano no tiene nada para ofrecerle, así que ir a su casa y meditar es lo único que le queda. El hijo del doctor Swiketsky se dirigió a la parada de colectivo que se encuentra a dos cuadras del colegio, pero delante de él ahora se encuentra el chico de cabello negro y aretes, pero este dobló a la derecha una cuadra antes de la parada a la que se dirige Tom, pero no le intereso, pero de un momento a otro se detuvo de golpe al sentir algo oscuro y peligroso a su izquierda, no era como los espectros, ya que estos eran humanos que el odio y deseo de venganza los ata en un limbo entre el mundo espiritual y terrenal, pero esto que siente no es nada parecido a ellos, ya que sintió maldad pura. El rubio volteo hacia la izquierda, lugar de donde sintió dicha presencia, pero ya no había nada, lo que sea que haya estado en ese lugar, ya había desaparecido, aunque Tom comenzó a sentir la sensación de que lo están observando, luego de sacudir un poco la cabeza, siguió con su camino a la parada de colectivo, el cual, esta vez no demoró en llegar. El viaje fue un poco más largo de lo que suele ser normalmente debido al tránsito, ya que muchas calles estaban cortadas por piqueteros, gente que corta las calles y transmiten sus quejas al gobierno para que hagan algo para ayudarlos, lo cual en varias ocasiones no terminó muy bien, y más en la Argentina, pero luego de casi una hora estando en el colectivo, Tom por fin llegó a su edificio, subió al séptimo piso y entró en su departamento.
-Qué día más extraño- dijo para sí mismo mientras cierra la puerta de la casa para luego dirigirse a su cuarto, luego de cambiarse y colgar su uniforme, se acostó en su cama y se puso a mirar el techo por unos minutos –Eso que sentí... fue lo mismo que hace 17 años... pero no tengo ni idea de lo que puede ser- mencionó recordando ese momento hace tanto tiempo, para luego de reojo ver una de sus bibliotecas y ver un libro el cual nunca le prestó atención ya que no le parecía muy relevante, ya que era un libro que su padre le regaló en su último cumpleaños, que trata sobre los ángeles y demonios. Tom se puso de pie, ya que aunque no le interese el libro del todo, prefiere eso a sufrir el aburrimiento, se acercó a la librería y tomó el libro, para acto seguido sentarse en posición de loto en la cama –Es un regalo de papá... tendré que leerlo- dijo con un tono tranquilo, segundos después abrió el libro y comenzó a leerlo, los minutos pasaron y se convirtieron en horas, mientras que Tom ya se había leído el libro como unas quinientas veces, la razón es que el tema de los demonios lo llenó de curiosidad, en la forma que lo describía el libro, no fueron así al inicio, sino que ellos por elección decidieron convertirse en esos monstruos. No pudo releer el libro de nuevo ya que su madre entró en la habitación, sorprendiendo un poco al rubio, quien miro la hora y se percató de que ya eran las 20:00 pm, Tom dejó el libro sobre la cama, se puso de pie y se acercó a su padre para luego darle un abrazo –Hola mamá... parece que otra vez me olvide de saludarlos a los tres cuando llegaron- mencionó el hijo del doctor Swiketsky con un tono tranquilo, la mujer comenzó a acariciar la cabeza de su hijo, quien no espero eso –Sé que no quieres hacerlo... pero estas creciendo... y es normal buscar ser independiente y madurar... es solo... que tu maduraste y creciste tan rápido... que siento que no pude disfrutarte y ayudarte en tus momentos más frágiles- dijo la mujer con un tono triste, esas palabras causaron algo en Tom, ya que sintió algo incómodo en su pecho al escucharlas –Perdona mamá... no quería hacer que te sintieras de esa manera... por eso quiero decirte... que de todas las madres del planeta... tu eres la mejor de todas- mencionó el adolescente con una pequeña sonrisa, alegrando a su madre con esas palabras.
El rubio fue a saludar a su padre y a su hermana menor, ya que no lo hizo anteriormente, para luego dirigirse a la cocina y ayudar a su madre con las cena, esta noche comerán tarta de acelga, por esa razón se dividieron el trabajo, la madre se encarga de preparar el relleno, mientras que el hijo prepara la masa, luego de unos cuantos minutos las cena estaba lista, y la familia se reunió en la mesa para disfrutar de la comida juntos. Como era de costumbre los miembros de la familia comían en silencio, pero el ambiente era muy bello, ya que podían contárselo todo con las miradas, luego de que todos terminaron de comer, cada uno se fue a preparar las cosas para el otro día, mientras que Tom se quedó lavando los platos, como lo hace cada noche.
Luego de varias horas, tanto los padres y la pequeña Martina se encontraban profundamente dormidos en sus habitaciones, mientras que Tom, o como si verdadero nombre indica Zokial, se encuentra sentado sobre la cornisa en la terraza del edificio, mientras mira las estrellas –En verdad esta vida que elegí vivir... me está cambiando... primero ayudo a la pelirroja... luego desafío a ese grupo de chicas, y para terminar... tengo una charla con mi madre acerca de algo muy personal para ella... parece que es verdad que el tiempo nos cambia- mencionó para sí mismo mientras mira el hermoso cielo nocturno, pero nuevamente por su cabeza, pasó el recuerdo de lo que sintió hoy al salir de la escuela. Zokial se quedó varios segundos atrapado en sus pensamientos, y eso no lo hizo percatarse de que se encuentra algo detrás de él, pero al voltear ya no había nada -¿Qué es eso?- se preguntó curioso para acercarse, hasta una especie de pluma, pero está a diferencia de otras plumas de ave, esta era demasiado grande y de un blanco total -¿Qué está ocurriendo?... esto nunca había pasado- se dijo a si mismo mientras analizaba la pluma para luego mirar al cielo, notando que todas las estrellas estaban parpadeando, y eso lo llevó a pensar algo que también sintió el día de hoy, lo están observando, cada cosa que hace, y no tiene idea desde hace cuando.
Al día siguiente.
Zokial quien optó por utilizar el nombre que le dieron sus padres, el cual es Tom, se encuentra subiendo las escaleras del edificio del secundario luego de dejar a su hermana menor Martina, luego de caminar por el pasillo del último piso llegó a la puerta de su aula, el entró y a los pocos segundos de entrar se llevó una sorpresa, ya que Camila le dio un fuerte abrazo apenas ingresó al aula –Gracias por todo Tom... en verdad te lo agradezco- dijo la pelirroja con una sonrisa para luego soltarlo y dirigirse a su asiento, el rubio se quedó congelado por unos segundos, para luego ver de reojo y notar que las cuatro chicas no se encontraban en el aula, lo que significa que las cosas salieron bien para Camila. El hijo del doctor Swiketsky fue a sentarse en su asiento, pero cada vez que se volteaba para ver a la pelirroja, está al percatarse le dedicaba una sonrisa, no pudieron hablar ya que la profesora de literatura había ingresado al salón, pero antes de empezar con su clase, esta dio un pequeño discurso acerca del compañerismo, el respeto, y el tratar bien a los pares, lo cual era muy fácil deducir a qué se debe por lo ocurrido con Camila. Las clases pasaron y el timbre que señalaba el recreo sonó, Tom esta vez fue de los primeros en bajar al parque trasero, para dirigirse a la banca donde siempre suele sentarse, pero esta vez no estará solo –Hola Tom... ¿Te molesta si me siento?- preguntó la chica, un poco nerviosa –No... no me molesta... siéntate- respondió el rubio con un tono tranquilo, mientras ve el aura de la joven, y vio que casi todo lo oscuro se había ido, no en su mayoría ya que se pueden apreciar pequeñas distorsiones, pero ya se podría decir que está mejor, la pelirroja se sentó al lado del rubio, mientras una pequeña sonrisa decoraba su rostro.
-¿Qué ocurrió al final?... puedo notar que cosas cambiaron... pero quiero que tú me cuentes- preguntó Zokial, con un tono tranquilo.
-Pues luego de que te fuiste... le conté todo a la directora... desde mis problemas de depresión... hasta todo el bullying que recibí por parte Clara y sus amigas... ella las llamó y al ver el daño y lo grave de sus actos... las suspendieron a las cuatro por tres meses- contó la pelirroja, recordando lo que ocurrió el día de ayer.
-Entonces los demás se enteraron por otros medios no es verdad... -menciono el rubio cruzándose de brazos.
-Si... al llegar al aula todos los que me molestaban a menor medida... me pidieron perdón por no saber mi condición- explicó Camila con una pequeña sonrisa en su rostro-
-Pues te felicito por tu triunfo... la verdad creo que tres meses se me hacen poco comparado a la cantidad de tiempo que esas chica s te hicieron pasar un horrible momento- mencionó el hijo del doctor Swiketsky.
-Me conformo con que ellas pague y que los demás hayan aprendido... pero todo esto es gracias a ti... ya que tú fuiste el único que me tendió la mano... gracias en verdad... te debo mucho- dijo la pelirroja sonriendo, pero algo se le ocurrió al rubio al escuchar esas palabras por parte de la chica.
-Pues se me ocurre algo con lo que puedes pagarme todo y en este mismo momento- mencionó Zokial, mientras una pequeña sonrisa decora su rostro.
-Eh... pues... ¿dime qué es lo que puedo hacer por ti?- preguntó Camila un poco confundida por lo dicho por el joven rubio.
-Es sencillo... solo se mi amiga... eso es lo que necesito que hagas por mí y que pagara lo que me debes- mencionó Tom Swiketsky con un tono calmado, sorprendiendo a la chica.
-Amiga... ¿Por qué quieres que sea tu amiga? –pregunto confundida la pelirroja.
-Le hice una promesa a mis padres y hermana de que intentaría relacionarme con mis compañeros y conseguir algún que otro amigo... nunca he sido bueno para socializar... por eso nunca tuve amigos... el que tú seas mi amiga ayudará a que ellos dejen de estar preocupados por mi- respondió el hermano mayor de Martina, pero eso logró que la chica suelte una cálida sonrisa.
-Yo tampoco tengo amigos... y el tema de la depresión tampoco me ayudo nunca... por eso te digo que me encantaría ser tu amiga... y me alegra ser la primera... pero también me alegra que tú seas mi primer amigo- mencionó la pelirroja con una sonrisa, para acto seguido extenderle su mano a Zokial, haciendo los dos un apretón de manos.
-Ahora que somos amigos... quiero preguntarte algo... siempre que te veía estabas mirando caricaturas desde tu celular... ¿Qué son esas cosas?- preguntó el rubio queriendo saber de qué se trataban esas cosas.
-No son caricaturas... es anime- respondió la chica con una pequeña sonrisa, para acto seguido sacar el celular de su bolsillo y enseñarles unos dibujos a Zokial.
-¿Anime?... ¿Y que lo diferencia de una caricatura normal y corriente?- preguntó Tom con un poco de curiosidad mientras ve las imágenes que les muestra su actual primera amiga.
-La palabra anime es la simplificación de la palabra animation... pero lo que lo diferencia de las caricaturas normales es el de donde provienen además del estilo de ilustración... por ejemplo este... ¿te suena?- preguntó Camila mientras le muestra a su amigo el dibujo de un hombre con muchos músculos que superan la realidad, de ojos azules, su cabellera es corta y mezcla un tono naranja con uno marrón, pero lo más destacable según la chica es el bigote.
-No... no tengo idea de quién es... pero esa anatomía no puede reflejarse en la realidad- dijo Zokial con un tono tranquilo.
-Él es Escanor... del anime The seven deadly sins... pues veamos los más fáciles y conocido... ¿conoces a estos dos?- preguntó la pelirroja, mientras le muestra el dibujo de un niño rubio de ojos azules con marcas en la cara, y el de un hombre con cabello negro extraño, pero la respuesta que recibió la chica por parte de su amigo, fue la misma.
-Me cuesta creer lo que escuche... no conoces a Goku y Naruto... de Dragon ball y Naruto.... ¿Qué acaso nunca viste la tele de niño o algo?- preguntó Camila con un tono sorprendido.
-No... nunca los vi... y la tele no era algo que me interesaba de niño... solo me dedicaba a leer... ya que el conocimiento es muy importante- respondió el rubio con un tono tranquilo, aterrorizando a su amiga.
-No tuviste infancia Tom... eres muy raro- dijo la pelirroja en forma de broma.
-Lo soy... y no me molesta serlo... aunque... está bien si eres tú la que me enseñe un poco acerca de ese pequeño mundo- dijo el hijo del doctor Swiketsky con aburrimiento.
-Claro no te preocupes Tom... como tu amiga te mostrare lo bello de este mundo- mencionó la chica llena de determinación.
Los dos siguieron hablando un poco más hasta que el timbre sonó para que todos los alumnos regresen a retomar sus clases, Tom y Camila subieron juntos, mientras que ella le contaba acerca de las series anime que ha visto en todo este tiempo, a la vez que le da algunas recomendaciones de series de ese bello mundo que podrían llegar a gustarle, no tardaron en regresar al salón y sentarse en sus asientos, ya que ahora tienen dos horas de religión. A pocos minutos del timbre, el profesor Carlos llegó al aula, él es un hombre de unos treinta y tres años, de cabellera negra, piel bronceada y viste el mismo uniforme de todos los docentes de esta escuela –Bueno chicos... esta clase será algo diferente- mencionó el hombre mientras se sienta en la mesa.
-Díganme de aquí... a pesar de los años y de estar en un colegio religioso... ¿Cuántos aún creen en Dios?... levanten la mano por favor- preguntó el docente, para ver que solo una persona del aula levantó la mano y se trata del chico peli negro de la hilera de Zokial -Bien... ya puedes bajar la mano Juan...- dijo el profesor con una pequeña sonrisa, para luego ponerse de pie y caminar de un lado a otro –El 99% por ciento de este curso... aún luego de estar desde salita de cinco en preescolar en este colegio... dejaron de creer en Dios... aun de que la función de este colegio en si... es mostrarles lo bueno de seguir a Dios... por eso yo les explicare el por qué pasa esto aquí... y en muchas partes del mundo- dijo el hombre con un tono tranquilo, mientras que a casi todos no le importaba lo que decía el profesor, menos a Juan por ser creyente, pero él no era el único que estaba prestando atención a las palabras del hombre frente a ellos, a Tom también le llamo un poco la atención. El profesor de dedicó a explicar en la primera hora de clase por que los jóvenes a pesar de crecer en medios religiosos, la gran mayoría deja de creer, y eso se debe a la culpa de los propios creyentes y de la iglesia en sí, todos siempre te transmiten el mismo mensaje, Dios castiga a los que hacen el mal y a beneficia a los que hacen el bien, la iglesia es el único método de ser seguidor de la vida de Jesús, mientras que fuera de ella eres un hereje, alguien que no es de la familia, sumando a los atroces actos que la iglesia cometió hace tantos años en el nombre del creador. Carlos al dar entender los puntos negativos de la iglesia podría estar diciendo que es mala, pero eso no es el punto al cual quiere llegar, es verdad que la iglesia hizo cosas muy malas a lo largo de la historia, pero también cosas buenas, pero eso no compensa los errores que está cometiendo ahora, y no se trata de temas políticos, de inclusión, o cualquier otra cosa, el mayor problema que tuvo la iglesia fue trasmitir mal la imagen de Dios.
-Dios, no es castigo, no es la separación de bueno y malo, no es ir a la iglesia o no... Dios es Amor- explicaba el profesor, haciendo que los alumnos se aburrieran, pero logró que la atención de Zokial estuviera presente en cada frase, el docente comenzó a explicar a qué se refería que Dios era Amor, pero esos últimos datos confundían a Tom, ya que no podía existir en el universo un ser que manejara todo ese poder que se le atribuye y que solo sea por amor. El hijo del doctor Swiketsky levantó la mano para hacerle una pregunta al profesor, quien le permitió que haga su pregunta, ya que nunca participó hasta ahora en clase.
-Profesor... hay algo que me cuesta creer y entender... a Dios se lo describe como alguien sumamente poderoso capaz de todo en las biblias y textos antiguos de las grandes religiones monoteístas... ¿Por qué alguien de su nivel, si lo único que busca es amor, no hizo que sus creaciones lo amen directamente?- pregunto Zokial con un tono tranquilo, aunque no esperaba una respuesta por parte del profesor, ya que es imposible que un humano tenga la respuesta a esa pregunta.
-Es una muy buena pregunta Tom... y te daré una respuesta directa... sin nada de enigmas u otras preguntas... la respuesta es simple... para que un ser puede Amar de verdad... necesita tener la habilidad de poder elegir hacerlo y a quien dedicarle ese amor... si fuera implementado que en todas las creaciones de Dios lo amen... no sería amor de verdad... es por esa razón... que el mayor regalo que Dios nos dio a parte de la creación... es el libre albedrío- respondió el profesor logrando que esas dos últimas palabras estén flotando por la mente de Zokial.
La clase siguió con normalidad, hasta que las horas pasaron y las clases del día terminaron con el timbre de salida, Tom fue el primero en salir del edificio, pero para su sorpresa, Camila lo estaba siguiendo –Tom espera... quiero decirte algo- dijo la pelirroja llamando la atención de su amigo, quien se detuvo y volteo a verla –Camila... ¿Qué ocurre, necesitas que te ayude con algo?- pregunto el rubio con un tono tranquilo, pero la chica negó con su cabeza –No... no es ayuda solo quería pedir que me pasaras tu contacto... si podremos hablar fuera de la escuela... y te podré seguir contando sobre el anime- respondió la pelirroja con una sonrisa, mientras saca su celular, Tom también sacó el suyo y le dio su número a su amiga y ella anotó el de él, luego ambos siguieron caminando hasta llegar a la reja, Camila se despidió del rubio dándole un abrazo, para luego retirarse tarareando una canción. Zokial se limitó a ver por unos segundos, para luego soltar una pequeña sonrisa y comenzar a dirigirse a la parada de colectivo, mientras recuerda lo raro que se sintió el día hoy, no por el hecho de que la pelirroja se volviera su primer amiga, sino que normalmente por los últimos días sintió la presencia de espíritus por los alrededores de la escuela y de su casa, pero desde que se encontró esa pluma gigante, es como si esas entidades del mundo espiritual ya no dejen un pequeño rastros en el mundo terrenal –Cada vez la idea de que me están vigilando... se vuelve la más acertada- dijo para sí mismo, mientras se detiene frente a la parada, y por suerte el colectivo pasó tras transcurrir tres minutos.
El viaje de regreso a casa esta vez fue mucho más rápido, lo que se debe a que hoy no se encuentran los piqueteros cortando las calles, luego de unos 35 minutos el colectivo llegó a la parada cerca del edificio del rubio, quien bajo luego de que el transporte de detuviera, luego de unos minutos que tardó hasta llegar a la puerta de su casa, se llevó una sorpresa al encontrarse a su madre ya en casas. Tom cerró la puerta y luego se acercó a su madre para saludarla –Hola mamá... es raro verte tan temprano en casa... ¿ocurrió algo?- preguntó el adolescente mientras abraza a su madre –No te preocupes, no ocurrió nada... solo termine el trabajo antes de tiempo... y mi jefa nos dejó salir a todos antes...- respondió la madre con una sonrisa, el hijo del doctor Swiketsky asintió, para luego retirarse a su cuarto y cambiarse de ropa.
-Y hijo... ¿ocurrió algo nuevo en el colegio?- Preguntó la mujer al ver a su hijo sentarse en el sillón-
-Si... ocurrió algo nuevo... pude conseguir una amiga... su nombre es Camila Torrey- respondió el rubio, pero su respuesta alegró a su madre a tal nivel que pequeñas lagrimas salían de sus ojo azules.
-Eso es una gran noticia hijo... siempre supe que podrías lograrlo... no sabes lo feliz que me hace el saber que conseguirte una amiga- mencionó emocionada la madre, confundiendo un poco a su hijo.
-Mamá tranquila... no es necesario que llores... sé que estas feliz... pero necesitas calmarte un poco- dijo el hijo del doctor Swiketsky con un tono tranquilo mientras intentaba tranquilizar a su madre.
Las horas pasaron y cuando Martina y su padre se enteraron de la noticia no dejaron de hacerle preguntas al pobre de Tom, quien para tranquilizar a sus padres y hermanas tuvo que contar todo, del cómo conoció a su amiga Camila y que es lo que hizo por ella, enorgulleciendo y alegrando a sus padre, mientras que la pequeña Martina sonrió por la buena acción que hizo su hermano por esa chica –Estoy orgulloso de ti hijo... no solo lograste cumplir tu promesa... sino que lo hiciste luego de demostrar lo bueno y puro de tu corazón... me siento muy feliz de que mi hijo sea así- dijo el hombre, con una sonrisa. Durante la cena esta vez rompieron la rutina y se pusieron a hablar durante la comida, comieron milanesa de berenjena con ensalada de zanahorias, pero lo importante es que esta vez, contaron cómo fue su día, y esto se debe para celebrar no el hecho de que Tom haya conseguido una amiga, sino el hecho de que él quiso contar cómo fue su día a su familia, en su totalidad, algo que nunca ha hecho antes.
Las horas pasaron y todos en la casa estaban dormidos, menos Zokial como de costumbre se encuentra en la terraza, pero con la diferencia de que esta vez llevó su celular, ya que Camila le estaba hablando por Whattsap a pesar de que sean las 3am. El rubio estaba mirando los nombres de las series de anime que ella le recomendaba, pero de un momento a otro la mujer comenzó a enviarle mensajes normales para luego llamarlo directamente.
-"No creí que fueras de las personas que se quedaban hasta tan tarde"- mencionó la pelirroja, con algo de sorpresa.
-Te dije que no soy como los demás... pero lo que me sorprende es que aún siguas despierta a esta hora... ¿no tienes sueño?- preguntó el mayor de los hijos del doctor Swiketsky, con un tono tranquilo.
-Lo estoy no lo equivoques... estaba por irme a dormir hace una hora... es solo que me entretuve escribiéndote mensajes- dijo Camila, para luego soltar un bostezo.
-Deberías irte a dormir... mañana hay escuela... y empiezan las clases de educación física... por lo que tú me contaste... se parecen al entrenamiento de los militares- mencionó Zokial con un tono tranquilo, mientras una sonrisa decora su rostro.
-Si... tienes razón... me iré a dormir... tú también deberías descansar... por más que tengas buen físico... las clases del profesor David son infernales... Bye... descansa Tom- dijo con un tono cansado para luego dar por finalizada la llamada.
Zokial se quedó por unos segundos mirando el cielo nocturno, para luego soltar un largo suspiro, mientras una sonrisa se forma en su rostro –Este día a pesar de todas las cosas que ocurrieron... es el mejor con diferencia... luego del nacimiento de Martina... ese día si fue el mejor- mencionó con un tono tranquilo mientras ve a las estrellas titilar con normalidad, algo que lo calmo.
-Hoy está todo con normalidad... aunque me pregunto qué habrá pasado con los espectros- dijo para sí mismo mientras se pone en posición de loto.
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