[05]-Las colas de pescado son lo de hoy

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Capítulo V: Las colas de pescado son lo de hoy

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La castaña abrió sus ojos encontrándose con el rostro del demonio cerca del suyo. Un sonrojo cubrió el puente de su nariz. Nunca había visto al demonio dormitar plácidamente y con una sonrisa. De repente un olor suave le llamo la atención y su estómago rugió.

Salió de los brazos del rubio colándose bajo las sabanas para salir de la cama y acercarse a la puerta. En cuanto estuvo afuera de la habitación, investigo el olor que le abría el apetito. Encontrándose al demonio de cabellera azul parado en la cocina con un delantal rosa, la menor se acercó a su lado antes de que Will la notara.

- ¿Dónde andabas? – Viendo a la chiquilla reír. – No te vi salir de tú habitación.

- Dormía con mi príncipe amarillo. – Señalando la habitación de Bill.

- ¿Qué hacías ahí? – Frunciendo el ceño.

- Bill me alojo anoche en la habitación y creamos un cuento de Cenicienta con los ratones.

- Okey. – Aun sin entender como la pequeña termino en la habitación de su hermano, si en ese momento debería haber estado con la súcubo. - ¿Quieres ayudarme hacer el desayuno?

- ¡Sí!

Unos minutos más tarde, Bill se despertó sintiendo un vacío a lado de su cama. Cuando ya no sintió más el peso extra o el calor de su protegida. Esto provocó que el demonio se exaltara y llegara a preocuparse.

Buscando entre las mantas y sabanas no hayo a la pequeña de hermosos orbes. Se levantó de forma apresurada llegándose a golpear en el dedo chiquito del pie con la mesita de noche, pero se aguantó las ganas de lanzar el grito. Su prioridad era saber ¿a dónde había ido su linda Estrella fugaz? Salió de la habitación caminando por los pasillos a un paso apresurado, cuando vio a su hermano con un mandil y una sartén y a los gemelos sentados en la mesa desayunando.

- Bill Cipher ¿Qué son estas horas de levantarte? Y mírate todavía andas en pijama idiota. – Le dijo Will amenazándolo con la espátula. – Pasan más de las once. Y estos niños me han dicho que es una rutina que haces el no alimentarlos en la mañana.

- Cierra la boca. – Dijo Bill más calmado al ver que la pequeña estaba desayunando.

El demonio fijo su mirada en la castaña que estaba cambiada y con un lindo jumper de color amarillo pollito con bordado de florecitas en sus bolsillos, abajo traía una polera blanca; traía encima de su cabeza una diadema rosa. Se veía adorable ante su vista, más si andaba comiendo lo que parecía ser salchichas en forma de pulpo y una pequeña ensalada con tomatitos cherry.

Se acercó y tomo una silla para sentarse a su lado, algo que el peli azul le lanzo una mirada de sospecha. Pero al rubio no le importó solo quería estar al lado de la pequeña mientras la veía degustar sus alimentos, algo que su hermano lo calificó como un maldito acosador.

- Bill cámbiate. – Tratando de alejarlo de la pequeña. – Pareces un ermitaño estando en esa vestimenta.

- Oh vamos, en un momento lo hago. – Menciono sin mucho interés. – Es ¿miércoles?

- Ahora. – Sonando furioso. – No puedes darle el ejemplo a estos niños.

- De acuerdo. – Chasqueo los dedos y apareció vestido con una camisa blanca y unos pantalones de mezclilla negro. – Listo, contento.

- Bien deja a Mabel comer en paz, que tu mirada es incomoda. – Dijo el demonio continuando en prepararse un café, terminar de hacer los almuerzos.

- No sabía que cocinaras. – Inquirió un poco curioso en lo que hacía su hermano. – ¿Todo eso es comestible?

- ¡Claro que lo es! – Bufo enojado. – No me desperté a las 8 de la mañana viendo programas de cocina.

[ F ]

« "Y recuerden chicos, así se hace un huevo en tortilla y tocino frito con jugo de naranja. Si yo pude hacerlo, ustedes pueden." »

- Que rico se ve ese desayuno. – Viendo la imagen en la tele. – Pero...

Volteo a ver en la sartén envuelta en llamas y los platos llenos de huevos con costra de carbón y las naranjas tiradas en el suelo, con la licuadora tirando humo de lo descompuesta que estaba, entre la cascara de naranja atorada en las aspas.

- ¡PORQUE MI DESAYUNO NO VE ASÍ! – Grito el peli azul intentando apagar el fuego. - ¡Maldita televisión que miente! – golpeando el aparato.

[ FF ]

- Lo bueno que la pequeña Mabel siempre tiene hambre. – Recordando haber utilizado a la pequeña como sujeto de pruebas mientras cocinaba el desayuno.

- ¿Y el mandil? – Mirando con sospecha a su hermano.

- Tenía que combinar y cuidar mi ropa. – Cruzándose de brazos. – Deja de criticarme.

- ¿Para qué es eso? – Señalo el rubio a las loncheras de colores.

- ¿Qué ella no te lo dijo? – Sonando extrañado por la pregunta. – Mabel me dijo que tenían planes el día de hoy.

- ¿Qué planes?

- Prepárate que iremos a la piscina pública. – Dijo Will en un tono contento. – No he ido a una, pero como describieron estos pequeños. Debe ser algo divertido.

- ¿Qué? – Sacándolo de su distracción. - ¿Piscina? ¿En qué momento se acordó eso?

- Dijo ella que les prometiste ir a la piscina. – Aclaro el demonio terminando de cerrar las loncheras. Realizo un movimiento en su mano y las hizo levitar para colocarlas dentro de una mochila. – Es mas de saber que los chicos ya tienen preparado sus mochilas.

Bill volteo a ver a Mabel que traía una enorme sonrisa en su rostro mientras balanceaba sus piernas y comía felizmente su desayuno.

- Ella es un tramposilla. – Dijo. – Apenas me voy acordando de que está castigada por lo de la feria.

- Lo prometiste. – Le reclamo. – Prometiste llevarnos a la piscina pública.

- Sí, pero no esta semana. – Aunque no quería dejarla ir a la piscina, para que no la vieran lucir un traje de baño. – No iras. Aun te portaste mal cuando liberaste los cerdos.

- Quiero ir.

- La siguiente. – Se levantó de su asiento para servirse un café. – Pueden jugar a la piscina en la bañera.

- Yo quiero ir. – Dijo molesta. – Dipper quiere ir y no hemos salido desde que llegamos. Solo hemos ido a la feria y los viajes al supermercado.

- Ya traemos puestos nuestros trajes de baño. – Dijo Dipper desanimado. – No puedes negarnos ir, eso no es justo.

- Oye si iremos. – Dijo Will consolando al castaño. - ¿Qué es un traje baño? – Le pregunto a su hermano.

- Bermudas. – Respondió. - Pues ella no ira, llévate a Pino. – Afirmo Bill. – Sigue castigada.

- ¿Segura que no se sentirá? – Le reto el demonio al ver a la pequeña ponerse roja de la furia.

- Ella no debe salir, el liberar los cerdos y causar un caos son parte de la indisciplina de un humano. – Comento. – Aparte que es una mentirosa y mimada niña.

- ¡Mentiroso! ¡Tonto Dorito y oxigenado! – Dijo Mabel dejando la silla para correr al desván e ir a su cuarto cerrando de un portazo.

- Parecía que estaba muy confiada de que la llevarías a la piscina pública. – Soltando una risa el peli azul. – Vaya, se nota que aún no tienes tacto con las damitas hermano.

- Se hizo meras ilusiones la mocosa. – Odiaba cuando la pequeña agarraba la actitud de la rebeldía.

- Sí no arreglas esto, ella te odiara. – Dijo Will.

- ¿Entonces no iremos? – Dijo Dipper frunciendo el ceño. – Nuevamente lastimaste a mi hermana. Muchas gracias, viejo oxigenado. – Picando una salchicha. – Eres el responsable de que mi hermana este llorando.

- Pino cierra el pico.

- Si iremos, Dipper. – Reafirmo Will. – Y tu vete a decirle que si ira, oh le diré a Stanford que los estuviste matando de hambre. Esta pequeña criatura me ha dicho que los dejaste sin comida por catorce horas seguidas. Por varios días seguidos, sin olvidar que no comieron por otros dos días y casi matas a Mabel de un envenenamiento.

- Fueron las primeras dos semanas. – Comento Dipper. – Y no olvides que me hizo luchar con una rata.

- Pino soplón, por eso las chinches vendrán y te comerán vivo. – Dijo Bill.

El pequeño empezó a temblar ante la amenaza del demonio rubio, pero fue envuelto en los brazos del peli azul.

- Estúpido lo asustas. – Dijo. – Mejor vete a decirle a Mabel que si ira a la piscina.

- La consientes demasiado a la prisionera.

- Hazlo. – Le amenazo.

Bill subió a la habitación de la pequeña Pines, toco la puerta antes de abrir y encontrarla sentada en su cama con un suéter enorme cubriéndola de la cabeza hasta los pies. Se sorprendió de verla en ese estado, hasta pensó por un momento que la quebró.

- Mabel. – Le llamo desde el marco de la puerta. – No es un tanto dramático, mocosa.

- Mabel no está... se fue a Suéterlandia.

- Sabias muy bien que estabas castigada. – Acercándose para posarse en los pies de la cama. – ¿Crees que no me acordaría de que liberaste a los cerdos y que hiciste un terrible caos en la feria? Que diría los mortales de poco cerebro si ven que deje pasar por alto, lo que hiciste. – Menciono. – Si tus tíos se enteran que los estoy dejando ir sin ningún castigo, Fez me cobrara la factura del auto.

- Hiciste un trato... conmigo. Eres un mentiroso. – Comenzando a hipar de tristeza. – Ya no te voy a creer.

- No pensé que lo utilizarías.

- Quería ir a la piscina. – Tallándose los ojos. – Pero no cumpliste, eres un triángulo muy malo.

El demonio rodo el ojo y se acercó a quitarle el suéter para tomarla entre sus brazos y sujetarla firmemente contra su pecho, haciendo que ella tirada patadas y golpes.

- Déjame ir. – Dijo. – Te odio.

- Y yo te quiero. – Abrazándola fuertemente. – Aunque te enojes conmigo, eres una mocosa muy llorona y molesta.

- Hmm... - Lanzando un bufido molesto mientras se cruzaba de brazos. – Te odio.

No le gustaba que su pequeña lo odiara, pero su intento de ponerse molesta la hacía verse inmensamente adorable. Pero no podía dejarla que estuviera enojada con él todo el día. Una idea se le cruzo para jugar con ella. – Bueno alguien no quiere ir a la piscina, y yo que venía a disculparme. – Dijo Bill. – Así que se quedara sin ir y también se quedara aprisionada en brazos de un guapo rubio.

- No eres guapo. – Ocultando un sonrojo. – Eres tan feo como los calcetines de Dipper.

- Oh, mala mente. – Tumbándose junto con ella en la cama. – Me haré una piedra muy dura y te aplastare.

- ¡Espera Bill! – Grito la pequeña sintiendo el peso completo del rubio. – No, no, ya entendí... - Intentando apartarlo. – ¿Si me dejaras? – Tratando de zafarse. – Por favor... si quiero ir a la piscina.

- Sí te dejare. – Mostrando sus colmillos. – Mi princesita rebelde merece diversión.

- Gracias. – Se giró con toda su fuerza para corresponder a su abrazo. – No me mientes, Dorito.

- No miento. – Recordando lo último que dijo. - ¡No soy un Dorito!

- No. – Soltando una risa. – Eres un apuesto Dorito.

Mientras tanto Dipper se encontraba con Will empacando todo en la mochila, habían escuchado los gritos de alegría de la gemela mayor, como un indicador de que todo salió bien.

- Parece que lo consiguió. – Dijo Will. – Resulto tú plan, eres muy listo.

- Gracias Will. – Sonriendo orgulloso. – Se cómo levantarle el ánimo a Mabel y engañar a Bill para levantarnos el castigo. Por un momento pensé que no iríamos.

- Sí, sobre el castigo. – Golpeando sus dedos en la encimera de la cocina. – No fue correcto engañar a mi hermano. – Frunciendo levemente el ceño. – Ultima vez que te dejo hacerlo, Dipper Pines.

- Vamos Will, solo fue una lección para Bill. – Dijo el castaño tomando un filtro solar y aplicarlo en su piel.

- ¿Qué es eso?

- Filtro solar al 100%, mi mamá lo empaco en caso de que nuestro tío nos llevara a pescar. – Cerrando el tubo de crema. – Son horrible las quemaduras de piel, ¿quieres?

- Quemaduras. – Musito tomo un poco del tubo de crema y aplicarlo sobre su piel, notando una ligereza de aceite y helado. – Interesante... bien Pines, procura cuidar esa piel. – Tocando su nariz. – No me gustaría que quedaras bronceado.

- ¿Eh? – Mirándolo con las mejillas rojas. – ¡Claro que me protejo, tonto! No soy como mi hermana.

Dicho esto Dipper tomo el bolso y lo llevo tirando hacia el pórtico de la cabaña, mientras que Will se arreglaba para su paseo.

- Sera interesante ver esta dimensión. – Sonriendo maliciosamente. – Encontrar debilidades en los humanos.

•| ⊱✿⊰ |•

En cuanto llegaron los cuatro a la piscina pública de Gravity Falls encontraron a varias personas en el lugar, entre niños, jóvenes y adultos mayores, todos disfrutando de la alberca y los rayos de sol del verano. Aunque todos estaban para mitigar el calor que crecía sobre el pueblo.

Dipper y Mabel no tardaron en correr hacia el lugar y quitarse su ropa para mostrar su traje de baño que traía puesto. Provocando que casi a Bill le diera un infarto por tremenda acción.

- ¡Oigan ustedes! ¿Qué tienen el cerebro de un mono o qué? – Se quejó el rubio sonrojado.

- Ya los teníamos puesto, tonto Dorito. – Dijo Dipper sin tanta preocupación. – Se nota que no sabes de piscinas.

- ¡Claro que sí lo sé! – Sacando unos lentes de sol. – Yo sé cómo poner el ambiente.

- Bill baja la voz, me avergüenza estar a tu lado. – Dijo Will alejándose de su hermano. Observo al castaño lucir su traje de baño.

El gemelo menor llevaba un short de color rojo con un pino en la esquina, algo que el peli azul lo encontró adorable. Saco una cámara fotográfica preparando el lente, decidió tomarle una foto.

- ¿De dónde diablos sacaste una cámara? – Pregunto el rubio molesto. – ¿Y la mía?

- ¡Cállate! Ford y Stan me pidieron sacarles unas fotos de recuerdo. – Dijo en su defensa. – Quieren tener recuerdos de sus fabulosas vacaciones de verano.

- Aja, y yo prometí llevarlos a misa cada domingo a que cantaran el Ave María. – Dijo en tono sarcástico. – Dame eso, yo se tomar mejores fotos.

- No estas capacitado para hacerlo, eres el menos indicado para tomar fotos. – Sosteniendo la cámara en sus manos. – Aparte el rollo solo me permite unas 50 fotos.

- Te tacaño.

- ¡Bill! ¡Will! – Llamo la pequeña.

Ambos voltearon a ver a la gemela mayor portar un traje de baño de una pieza de color azul petróleo pero con un pequeño defecto que le hacía sobresalir de las demás niñas. Al término de su traje, justamente entre sus nalguitas había una cola partida en dos; haciéndola lucir exactamente como un...

- ¿Cómo me veo? – Haciendo una pose para presumir su traje de baño.

- Es un adorable pescado. – Dijo Will, tomándole una foto. – Que linda te ves, Mabel.

- ¡Yey! – La menor corrió hacia su hermano gemelo. – Dipper vamos a jugar.

En cuanto los gemelos se retiraron, Bill se acercó a su hermano para reclamarle.

- ¡¿Quién en su sano juicio le compra un traje de baño con cola?! - Protesto Bill.

- ¿Sus padres? ¿Sus tíos abuelo?

- Ese debió ser Fez.

- Mírala se ve contenta. – Dijo el peli azul viendo a la gemela correr por los alrededores. – Corre tan libremente como las truchas.

- Es un pescado.

- Un pescado feliz. – Reafirmo su respuesta. – Déjala ser.

- Una mortal usa un traje de baño ya sea de dos piezas o completo, con falda y sin falda. - mirando a las demás mujeres que lucían un traje colorido y coqueto. – El de ella lleva una cola.

- Bueno, Mabel quiere ser diferente.

- Sí, eso creo. – Cruzandose de brazos.

En ese momento unas chicas se acercaron a invitarlo en su espacio de sombrillas, a lo cual el demonio rubio no negó su invitación.

- Vigila a los mocosos. –Poniéndose los lentes. – Iré a conquistar varias mortales desesperadas.

- ¡Pero es tú trabajo! – Se quejó el peli azul. – Maldito rubio con complejo de playboy.

Busco un asiento libre entre las palapas antes de encontrar el asiento perfecto, dando un porcentaje de sol y sombra y una vista cercana a la piscina.

- ¡Esto es perfecto! – Deposito la mochila y la toalla azul y amarilla en el asiento. – Este sería mi trono perfecto.

- No lo creo. – Dijo un niño albino de ojos azules como el acero y regordete de sus mejillas.

Will se volteó viendo al enano regordete untarse bloqueador solar mientras descansaba en la silla. Había tirado las toallas del demonio al otro extremo.

- ¡Oye niño humano! ¡Ese es mi asiento y eso ha sido grosero de tú parte! – Mascullo enfurecido.

- Yo tengo derecho sentarme donde se me pegue la gana.

- No sabes con quien te metes. – Sonó amenazando al chico. – Soy Will Cipher.

- ¿Y? – Colocándose unos lentes de sol. – Eres acaso la reina de Inglaterra.

- No, pero...

- Ja, eres basura. – Soltando una burla sobre el demonio. – Ahora quítate que estorbas el sol.

- Maldito mocoso. – Tomando las toallas. – Ojala te quemes.

Busco otro lugar en las palapas antes de encontrar una silla con sombra y muy cerca de la piscina.

- Bueno, parece que no se me hizo el broncearme. – Busco con la mirada a los gemelos entre tanta gente. - ¿Dónde estarán?

Mientras tanto Dipper se adentró al agua junto con su hermana para jugar dentro mientras hacían su guerra de chapoteaderos, entre nadar y dar zabullidas varias veces en el agua, disfrutaban del clima fresco y el calor del verano.

Pero de repente fueron interrumpidos por el señor agua clara; un guardavidas que vigilaba su piscina con una mirada de halcón y su leve calvicie que brillaba a todo lo que da.

- Niños dejen de estar moviéndose como personas convulsionadas. – Dijo. – Hay anarquía entre la misma gente y pueden llegar a causar una revuelta. – Mirando a Dipper. – Chico usted parece responsable. – Acercándose a olfatearlo y examinarlo. – Mmh... filtro factor 100 y con voz de niña.

- Oye yo no tengo voz de niña – Dijo molesto el castaño.

- Tienes agallas. – Menciono. - ¿Qué te parece ser guardavidas? – Pregunto. – Tener la responsabilidad de cuidar y proteger a todas estas personas que están aquí.

- No lo sé, no me siento listo. – Encogiéndose de sus hombros. – Prefiero divertirme.

- Solo piénsalo chico. – Tomándolo por los hombros. – Tú serias ese guardavida perfecto.

- Deje en paz a mi hermano, loco calvo. – Dijo Mabel.

- Niña no comprendes lo importante que es esto.

En ese momento apareció Will dándole una fuerte patada al guardavida, empujándolo al agua.

- Aléjese del chico, viejo pervertido.

- Usted no puede... - El señor agua clara iba a regañar al peli azul hasta que vio en sus ojos el infierno en él.

- ¿Qué dijo? – Levantando la mirada.

- Nada... yo solo me hundiré – Comenzando a sumergirse.

Los gemelos exclamaron felices mientras miraban admirados de ver como el peli azul se enfrentó al temible guardavida.

- Gracias Will eres nuestro héroe. – Dijo Mabel.

- Gracias – Dijo Dipper. – Por poco ya me hacía guardavida.

- Nadie toca lo mío. – Menciono celoso el demonio. – Detesto que los humanos toque con sus sucias manos lo que no les pertenece.

- ¿Lo tuyo? – Pregunto Mabel.

- No es nada. – Dijo Will sonrojándose levemente. - ¿Y qué hacen?

- Jugamos a una guerra de agua. – Salpicando a su gemelo para terminarlo empapando.

- ¡Mabel! – Se quejó el chico antes de lanzar agua a su gemela. - ¡Ahora veras!

Ambos gemelos comenzaron lucha, mientras que Will miraba atento a lo que hacían. Pero sintió el agua golpear su rostro a causa de los pequeños.

- Si te descuidas.

- Te atacaremos sin piedad. – Dijo Dipper.

Will se unió a los pequeños siendo atacado por ellos, entre risas y gotas de agua que se tiraban y disfrutaban de la piscina. De repente un grupo de chicas se acercaron al peli azul cuando estaba jugando con Dipper y Mabel.

- Hola guapo... que lindo te ves con tu hermanito y hermanita. – Dijo una chica de cabello chino y morena. – Quieres venir con nosotras a tomar algo para refrescarte.

- No gracias. – Dijo el demonio mientras sostenía la pelota de inflable que invoco hace unos minutos. – Ellos no son mis hermanos, son mis protegidos.

- Pero Will son lindas chicas, una de ellas puede ser tu novia.- Dijo Mabel sentada a la orilla de la alberca. – Nuestro niñero es tímido. – Menciono.

Dipper agacho la mirada estaba un poco celoso de que se llevaran al peli azul, que decidió apartarse un poco. Aunque estaba en su derecho de salir con cualquier chica. Era su amigo después de todo.

- Ves la pequeña está de acuerdo con nosotras. Solo será unos minutos. – Dijo otra chica. – Hay una tienda que preparan unos deliciosos batidillos de frutas.

- Lo siento. – Dijo antes de nadar hacia los gemelos y tomarlos de regreso a su lado. – Estoy con ellos, será en su momento. No puedo dejarlos solos.

- Awww que lindos. – Dijo otra chica. – Esto lleva a otro nivel. – Dijo una chica en modo de fanática al verlo cuidando a los gemelos.

De repente apareció el rubio siendo seguido por varias chicas, cosa que hizo que la castaña inflara sus mejillas de lo molesta y se hundiera levemente en el agua como una medusa al acecho.

- Aquí estabas hermano, ¿Cómo te va con ellos? – Tratando de lucir preocupado por los gemelos.

- Bien, pero si me echaras la mano en vez de andar coqueteando. – Dijo Will con una venita sobresaliendo de su frente.

- Oh disculpa Will, a las bellas mortales no podía dejarlas solas ¿Cierto chicas? – Escuchando la exclamación de gritos de las mujeres.

- ¿Tú también eres niñero? – Pregunto una chica de cabello pelirrojo y ojos cafés.

- Claro que sí, los gemelos me quieren.

- No es cierto. – Dijo Dipper entrecerrando los ojos.

- Bueno, él es celoso. – Soltando una risa jocosa de superioridad. – Pero mi linda Estrella fugaz me quiere, ¿Verdad princesa?

Vio a Mabel acercarse a Will y abrazarlo como un koala, colocando un besito en su mejilla.

- Will es mi príncipe azul – Canturreo la menor con una sonrisita. – No un rubio plástico que se pasea por ahí con muñecas Barbies.

- ¿Qué? – Exclamo indignado. – Rubio plástico...

- Es cierto hay que dejarlos. – Dijeron las demás chicas con un tinte rojo en sus mejillas ante tal ofensa, al ver la escena de celos que se montaba Mabel y casi sacándoles la lengua. – Lamentamos interrumpir su diversión, niñitos.

- Los niños son tan problemáticos cuando dependen de un adulto. – Hablo una chica soltando una burla. – Pero que se puede decir, de una niñita celosa.

- Cierto, solo piden esto y aquellos. ¡Usch! Me desespera. – Dijo una morena de cabello chino.

- Tan infantiles.

- No dan tiempo en nada y juego tras juego hartan. – Dijo otra. – Pero descuida chico, si tienes tiempo de alejarte de ellos, te esperaremos en las palapas.

Bill se enfureció de sus comentarios e iba hacer algo, pero Will se adelantó cuando salió del agua acercándose al grupo, junto con los chicos.

- Veo que nuestra diversión se arruino, niños. – Dando una mirada despreciativa a las mujeres. – Por un mero montón de hembra de poco intelecto y carne falsa. Pero que puedo decir, si sus progenitores las educan así con la mente de un animal que solo procrea monos y escupe sus conversaciones acidas. – Aclaro tomando a los pequeños de los hombros. – Hermano estas a tiempo de alejarte de los chimpancés, antes de que se te pegue la rabia de ellas.

- Son meras bolsas de carne plásticas. – Dijo Bill haciendo un movimiento con su dedo y empujándolas a la piscina.

- ¡Oye! ¡¿Por qué hiciste eso idiota?! - Se quejó una enfurecida.

- Nadie habla mal de los mocosos y mi hermano, excepto ¡Yo! – Tornando su ojo completamente oscuro. – Menos ustedes meros sacos putrefactos de carne. – Creo una ola empujándolas a la orilla de la piscina.

Mabel miro como se iban las mujeres como simples basuritas. El demonio rubio dirigió su mirada a la pequeña, pero esta seguía aferrada a la del peli azul, ladeando su cabeza lo ignoro por completo.

- ¿Qué? – Sonando sorprendido el demonio de ver la completa ley de hielo que le hacia la pequeña.

- Creo que Mabel está enojada contigo. – Hablo Will colocando una expresión divertida. – No la culpo, yo también haría lo mismo. Sí veo que te comportas como un completo idiota.

- No pensé que las humanas eran problemáticas. – Dijo Bill, llevando sus manos atrás de la nuca. - ¿Y dónde dejaste las cosas?

- En la silla.

- ¿Cuánto crees que dure así? – Susurro a su hermano.

- ¿Cuánto dura el día? – Pregunto en tono de burla el peli azul.

Bill puso una expresión de incertidumbre al conseguir que la pequeña se pusiera muy enojada con el nivel de celos al máximo.

- Yo que tú buscara una forma de contentarla.

- Mierda.

•| ⊱✿⊰ |•

Ambos demonios estaban sentados en una de las mesas que estaban para uso común para el público. Mabel estaba comiendo de una de las cajitas un sándwich de jamón junto a Dipper. En cambio el peli azul tomaba una bebida y se comia entre 3 papas fritas, a lo que su hermano lo miraba extrañado.

- Will

- ¿Qué quieres?

- Sabes que no es necesario que lo comas. – Refiriéndose a los refrigerios que trajeron.

- Bueno, deberías actuar de vez en cuando. – Devorando una bolsa de Ruffles. – Oh todas estas personas sospecharan que eres un demonio.

- Enserio - Sonando sarcástico. – Yo creo que ya lo saben.

- El atropellar una anciana y mandar al compañero de Stanford Pines al hospital. – Soltando una risa.

- ¿Cómo te...?

- Las noticias vuelan por todo el multiverso. – Mirando al rubio. – Eres famoso.

- Yo no queria hacerme famoso con un accidente. – Llevando sus manos hacia atrás. – Y tú sabes bien, cual es mi carta de presentación al presentarme en cualquier dimensión.

- Oh si... el temido Bill Cipher arrollador de abuelitas. – Dijo Will soltando una burla. – Bill, desde que estas cuidando a estos niños... no sabrías lo que dicen en el multiverso.

- Ah, sí... ¿Qué dicen?

- Que no sirves de niñero. – Menciono el peli azul mientras abría una bolsa de Doritos nachos. El cual Dipper y Mabel se colaron entre sus brazos y empezaron a comer. - Mírate – Dando una mirada exacerbada a su hermano. - No tienes actitud para llevar esto.

- ¿Quién lo dijo?

- Kill. – Menciono el peli azul.

- ¡Uy!, mira como me importa un carajo su comentario ¿y él si tiene? El pelos de menstruación. – Soltando un resoplido.

- Bill.

- Se cree muy presumido por estar en una dimensión un tanto lejos de esta.

- No quería decirlo pero... - Sacando un pergamino. – Es considerado el mejor en el multiverso.

- ¡¿Qué carajos?!

- Bill lenguaje. – Señalando a los pequeños. Mientras le pasaba el pergamino.

"Un demonio catastrófico y dominador de algunas dimensiones, es niñero de tiempo medio en la Dimensión /46-3 al cuidar dos pequeños diablillos. Con palabras tiernas de una humana. Su protegida afirma ser el mejor niñero del multiverso, Kill Cipher".

- ¡LA REPUTA DE AXOLOLT! – Exclamo Bill quemando el pergamino.

- ¡Hey! – Se quejó el peli azul. – Era recuerdo mío, me costó dos unidades galaxianas.

- Esto cuando fue.

- Es el diario de hace dos siglos. – Comento Will. – Aunque ya no sea niñero, será recordado por cuidar a los Pines de esa dimensión.

- ¿Y tú qué?

- Yo. – Colocando una sonrisita. – Stanford me pidió que viniera echarte una mano, ya que yo... bueno que puedo decir. – Llevándose una mano al pecho. – La casa Gleeful no podía haberlo hecho sin mi ayuda.

- Te corrieron. – Colocando una expresión de decepción. – Alguien te suplió.

Will cambio su aura a una deprimente al recordar que casi incendiaba la casa Gleeful y que había sido suplido por otro sujeto con más inteligencia y se había robado el cariño de sus protegidos.

- Un tal Tad Strange. – Cruzándose de brazos. – Es una amenaza.

- ¿Un humano?

- No es un humano, es...

- ¡Will! - Le llamo la castaña. – ¿Puedo jugar un ruta más en la piscina con Dipper?

- Claro preciosa. – Tirando de sus mejillas y acariciando su cabello. – Vayan con cuidado, tú también Dipper. – Provocando un sonrojo en el chico.

- Will. – Hablo la castaña con una mirada entrecerrada al tomar a su gemelo entre sus brazos. – No vuelvas a tocar a mi hermano así, o llamare a la ONU y a la policía.

- ¿Qué?

El rubio intento no reírse puesto que su hermano ahora fue considerado un acosador. Mientras los pequeños Pines se iban de su vista.

- ¿Ella me amenazo? – Sonando incrédulo de lo que sucedió.

- Ahora ella te considera una amenaza para Pino.

- Que rápido me gane un enemigo. – Recordando la mirada escalofriante de la pequeña. – Por un momento me recordó a la señorita Gleeful.

- Así que Kill es considerado el mejor. – Emitiendo una sonrisa cínica. – Hijo de su perra vida.... Entonces nos engañó cuando dijo que tomo su dimensión.

- Creo que no nos engañó. – Dijo Will. – Hay otra nota que dice que creo su Raromagedón y que duro solo dos días... pero fue suficiente para considerarse el mejor. – Aclaro el demonio. – Incluso se rumorea que esta casad...

- ¡Se acabó, yo seré mejor niñero que él! – Dijo firme el rubio, interrumpiendo a su hermano. - ¡Tanto que hablaran de mí en el multiverso!

- ¿Qué planeas hacer?

- Esto es personal. – Levantándose de su asiento. – Tenemos aun 46 días, contando este. Le demostrare a Seis Dedos, ¡que yo! Puedo lidiar con dos mocosos y hacer que me brinden respeto. Y después... - Girándose a su hermano. – Seré reconocido por ser el mejor... tanto que Estrella fugaz hablara con tanta pasión y admiración de mí y me nombrara el mejor.

- Bill – Frunciendo el ceño. – No creo que ella hable bien de ti, por lo que hiciste.

- Eso se arregla. – Viendo con una sonrisa al peli azul. – Vamos Will, no quieres limpiar tú nombre y también ser reconocido por algo.

- Soy reconocido por ser excelente estratega y repostero de la casa Gleeful. – Dijo. – A diferencia de que me cuesta cocina platillos... completos. – Tocando el sándwich.

- Yo lo decía para tumbar a nuestro hermano y... tal vez reconsiderar que los Gleeful se equivocaron al suplirte.

Will pensó un poco en lo que dijo y por un momento se imaginó a Stanford Gleeful disculpándose, posiblemente después de esto el mundo de las pesadillas no lo considerarían pésimo demonio, oh solo la sobra de Kill y Bill.

- Habla. – Viendo como Bill asentía ante su plan.

- Debemos hacer que Pino y Estrella fugaz, sean lo suficientemente agradable su estadía en este pueblo abandonado. Tanto que rueguen que los cuidemos o digan lo mejores que somos. – Comento. – Hacer una experiencia aburrida en uno fuera de lo normal y extraordinario.

- ¿Cuánto tiempo llevas cuidándolos?

- Alrededor de 3 semanas y media.

- ¡3 semanas! – Dijo sorprendido. – Con razón te odian.

- No me odian.

- Claro que sí. – Dando un trago a su bebida. – Mason Pines me dijo que lo pusiste a pelear con una rata y obligaste a él y a su hermana a limpiar arriba del cobertizo, con un cepillo de dientes.

- Las palomas se cagaron y arruinaban la presentación de la cabaña. – Excusándose. – Y la rata era para que supiera defenderse de la vida salvaje. Me lo agradecerá un día.

- Mabel no te quiere ver ni en pintura.

- Estrella fugaz, ya se le pasara. – Girando el ojo. – Soy su favorito.

- Me dijo que soy su príncipe azul. – Aclaro. – Eso me hace tener puntos extras.

- No te creas el muy de la crema.

•| ⊱✿⊰ |•

Mientras tanto Dipper y Mabel jugaban a la pelota. De repente su gemelo salió del agua secándose con la toalla.

- Iré al baño. – Dijo su hermano. – Espera aquí, no te vayas a ir Mabel.

- De acuerdo. – Dijo ella saliendo. – Pero no te tarde Dip-Dip, o el excusado te tragara.

- No seas tonta. – Inflando sus mejillas.

Ella se sentó en el borde de la piscina mirando a la gente y otros niños de su edad, que nadaban o jugaban dentro del agua. Seguía pataleando con sus pies el agua, hasta que escucho la voz de la rubia y otras dos niñas más que la seguían. Las risas y las burlas se hicieron presentes.

- Miren nada más, si es la Blanca Nieves convertida en pescado mal oliente. – Menciono Pacifica que portaba un traje de baño de dos piezas color lila con lentejuelas. – ¿Dónde compraste ese traje de baño? ¿En un almacén de segunda mano?

- Mi mamá me compro este traje azul, porque es bonito. – Dijo furiosa. – Aparte es un Delfín.

- Pareces un pez. – Riéndose. – Aunque te queda para lo tontita que eres.

- Tú no sabes apreciar lo bonito del traje.

- ¿La cola? ¿Ser bonita? – Dijo una niña. – No nos hagas reír. Nadie te ha dicho lo ridícula que te ves.

- A mis niñeros les gusta. – Refuto la pequeña.

- Ellos lo dicen para hacerte sentir mejor. – Hablo la rubia. – Pero claro, no le pueden decir fea a Blanca Nieves cola de pescado mal oliente. – Colocando una mirada arrogante. – Mejor vuelve de la roca que saliste, rarita.

- Así, pues... tú... tú - Apretando los puños. - Y tú pareces una tonta rubia con coletas. – Dijo Mabel. – Eso eres.

- No me afecta. Solo esta celosa porque no tienes unas. – Comenzó a reír la rubia junto con sus amigas. – Vámonos dejemos a la bebé llorona.

- Cierto. – Dijo otra niña.

Una de las chicas del grupo empujo a Mabel al agua, haciendo que la castaña solo se sostuviera y saliera de la piscina. Se encontraba triste por los comentarios que le habían dicho las otras niñas, corrió a una esquina atrás del almacén y se cubrió con sus piernas y brazos. Empezó a llorar en silencio y deseo no haber venido a la piscina o mejor al pueblo.

Dipper regreso y no encontró a su hermana en la piscina. Preocupado busco a sus niñeros encontrándolos en medio de una conversación.

- No esta Mabel en la piscina. – Dijo el castaño.

- ¡¿Qué?! – Dijeron los dos demonios.

- Pero estabas con ella. – Hablo Will.

- Fui al baño.

- No podías haber controlado tú vejiga. – Dijo Bill

Mientras tanto Bill caminaba alrededor buscándola con su ojo, dando miradas rápidas. Cerró su orbe y se concentró profundamente en rastrearla con su aroma y parte de su alma.

- ¿Dónde estás? – Centrando su búsqueda en la niña. – Mabel...

Tratando evitar a la molesta gente que se cruzaba en su camino, fue cuando la detecto y la vio atrás del almacén a la pequeña llorar. Se acercó a paso calmado y fue cuando la encontró hecha bolita con sus piernas dobladas contra su pecho, estaba empapada levemente de su cabello. El demonio no la entendía, hace un momento la niña quería venir a la piscina a divertirse y ahora la encontraba llorando atrás del almacén. No le agradaba mucho leer sus pensamientos, pero si era la única forma de encontrar lo que la molestaba, pues se adentraría a verlos.

- Mabel. – Le llamo, pero solo la escucho llorar.

Indago un momento en lo que vio parecía ser que la pequeña Pines había tenido una reciente pelea con la rubia nuevamente. Acerca sobre quien se veía mejor en traje de baño. El demonio soltó un suspiro y sin pensarlo dos veces se transformó en el ente triangular de color amarillo acercándose a la pequeña.

- Estrella fugaz, ¿otra vez llorando? – Dijo Bill flotando a su alrededor.

- Vete.

- Ah, al fin te me diriges. – Sonando burlón. – Pensé que seguiría siendo ignorado.

- Vete, no quiero verte.

- ¡Vamos saco de carne!, no deberías estar aquí llorando, te traje para que te diviertas. – Haciendo un gesto en su mano para mostrar el lugar. – No me digas que me peleaste tú derecho de salir y que fue en vano, solo para quedarte como un cangrejo a las brasas del sol.

- No quiero hablar... - Hundiendo su cabeza en sus rodillas. – Déjame sola.

- Oye... puedes decirme. – Tocando su cabeza. - ¿Qué tienes?

- Si te digo... buscaras un frase para motivarme. – Comento ella. – Es lo que hacen los niñeros o las maestras, para hacernos sentir bien a Dipper y a mí. – Agachando la mirada. – Lo entiendo, no obligo a nadie quererme.

- Yo solo pregunte, ¿Qué traías? No tu argumento. – Colocándose a su lado. – Y no te importa si creo una excusa o miento. – Dijo. – Aunque digo la verdad, Mabel. – Entrecerrando su ojo. – Yo no necesito de mentir, mocosa.

- Mabel lanzo un suspiro largo, al ver que Bill no tenía intenciones de engañarla. Se armó de valor para hablar. - La tonta pelos de elote me dijo Blanca Nieves y pescado mal oliente. Y dijo que parecía con mi traje de baño un pez.

- ¿Pez? – Lanzando una risita. – Bueno si pareces un pez con ese traje.

- Tupido. – Dijo hinchando sus mejillas.

- Sin insultos. – Pellizcando su mejilla. – Pero tienes razón tú traje de baño termina con una cola.

- Es un Delfín.

- Pues pareces un pez – Tirando de la cola del traje de baño. - ¿Qué clase de humano se le ocurre ponerle una cola sin aleta?

- Vete de aquí, tonto nacho. – Derramando lágrimas.

- Es broma estrellita. – Acariciando su cabeza. – Ven vamos con Pino y Will.

- No quiero... espero aquí.

- Mmm... ¿sabes que Estrella fugaz? sé que algo le falta a tu traje de baño.

- ¿Qué es?

- Primero que nada quitarle la cola de pez. – Chasqueo sus dedos y la cambio por una falda abierta de olanes y brillos. – Te ves bien así.

- ¡Qué bonito! – Dando vueltitas.

- Mabel no dejes que los sacos de carne te ofendan, aquí entre nos... tú eres más bonita que ellas. – Lanzándole flores que hizo aparecer ante ella. – Eres mi adorable Estrella fugaz. Mi linda princesa.

- Mientes para hacerme sentir bien – Hinchando sus mejillas.

- Yo no miento.

Volvió a su apariencia humana para hincarse y tomar a la pequeña entre sus brazos para cargarla, tomando con delicadeza su rostro para colocar un beso en su mejilla.

- Si digo que eres adorable y bonita, es porque lo eres.

- Gracias, Bill – Sonriendo.

- Te prometí llevarte a tomar un helado ¿verdad?

- Sí.

- Nos escapamos un rato.

- Sí. – Abrazando su cuello.

- Solo tú y yo.

Y así estos dos escaparon de la ley... digo de la piscina para ir por su helado. Dejando a Will y a Dipper solos en la piscina pública. Pero como soy una narradora omnipresente solo ignórenme.

.

.

.

Continua.

PD: El dibujo fue de hace mucho algo que yo hice, pero igual lo público.

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