Es un castigo por su pecado.

Y aunque él haga algo bueno en el mundo de los humanos, nunca podrá volver a ser un ángel.

Es hermoso, sí .
Pero me temo que ahora y para la vida que le queda será un demonio.

Esas alas hermosas y blancas que antes tuvo se convertirán en cenizas y nacerán unas nuevas pero, más desgastadas, unas perfectas para un demonio.

Se irá al mundo humano como un castigo.

Y solo con sus 115 años... pobre chico.

Serás nombrado Izuku Midoriya. Y vivirás con una familia tranquila pero, puede que desgracias vengan a ti como parte de este castigo.

Lo siento pero, tú lo has querido al romper una norma de los ángeles.

Enamorarse de un mestizo entre demonio y ángel eso está más que prohibido.

Él también estará en el mundo de los humanos pero, tú no lo recordarás. Su rostro se te irá de tus recuerdos y solo recordarás la voz del mestizo que amaste y que se te hará difícil encontrar de ahora en adelante.

La sentencia ya está dicha.

Renaceras en el mundo de los humanos donde, ahora ,convivimos todos juntos en armonía; demonios, ángeles y humanos.

Adiós pequeño ángel o debería decir... demonio.

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—¿es un demonio? ¿Como es eso posible?-—su madre no daba crédito a lo dicho por el médico.

—por que le sorprende tanto, si no es molestia preguntar-—preguntó el doctor con curiosidad.

—bueno, yo soy un ángel y mi marido un humano pero, casi todos sus familiares son ángeles también.

El niño de cuatro años no prestaba mucha atención a lo que decía su madre y el doctor.

Tenía el presentimiento de algo hoy.
Y no sabía si eso era bueno o malo.

Al llegar a casa se fue a su habitación y se encerró en ella. Seguramente su madre estaba preocupada por él pero ahora eso no importaba.

Al sentarse en su cama recuerdos vinieron a él, una cara borrosa y una voz que reconocía pero que no podía recordar de quien era.

Ni siquiera sabía cuando estaba llorando ni cuando su madre le estaba abrazando y diciendo "lo siento" .

Un "lo siento" de su madre. Sabía que iba a pasar porque,  desde este momento le tocaba su castigo dado por los jefes del cielo, unos ángeles importantes o quien sabe, eso fue lo que en esos recuerdos le dijeron.

Su castigo empezaba ahora. Con parte de sus recuerdos recuperados y sabiendo su pecado.

Acarició la espalda de su madre y susurro un "lo siento" para ella.

Su madre no lo entendería pero él sabia lo que venía. Y no sabía si en el futuro lo soportaría.

Solo con sus cuatro años.

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-—¡¿Como que es un demonio?!

Después de casi un año su padre por fin llegó a casa y esta es la sorpresa que se llevó.

—así lo dijo el médico.

—¡pero no lo criamos mal! ¡Es un buen chico!-—gritó.

Izuku escuchaba esa conversación sentado en uno de los escalones del segundo piso, en uno en el que no lo vieran.

—puede...puede...que con tu ausencia...

—¡y ahora me hechas la culpa a mi Inko!

Su madre se quedó callada por un momento.

—¡es la culpa de los dos! Algo hicimos mal para que el sea así...—

Su corazón se partía en pedacitos.

—y casi todos nuestros familiares son ángeles ¿como es posible?— dio un suspiro cansado mientras caminaba de un lado a otro.

¿Ahora él era el error?

—¡¿puede que tú nunca viste algo malvado en él!?— Le grito repentinamente a su madre haciéndole saltar del susto a él y a su mama.

—¡es solo un niño!

—¡¡UN NIÑO QUE ES UN DEMONIO!!

Sí, lo veía venir pero nunca pensó...

Que esas palabras dolerían tanto
Le queman, le lastiman, le duelen.

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—te irás con el tío Yagi ¿vale? Te iremos a visitar cuando tengamos tiempo.

Su madre le dio un beso en la frente y lo abrazo fuertemente.

Tenía una mochila con sus cosas, la mayoría ropa. Su padre no lo miraba y su madre tenia un aura de tristeza.

Él solo pudo asentir con la cabeza y mirar al suelo.

Su tio Yagi lo ayudo a ponerse el cinturón en el coche.

Yagi se fue a hablar un momento con sus padres, no lo pudo oír pero se veía que los regañaba y gritaba. Después de eso se metió al coche y empezó a conducir.

Miro por la ventana del coche y sonrió con tristeza.

Sabía, claro que sabía que hacían sus padres ahora mismo.

No lo querían, y se lo dieron a su tío.

Genial ¿no?

—Izuku...-—la voz de su tío le llamo la atención— te aseguro que estarás bien conmigo y puede que nunca vuelvas con tus padres— dijo con odio lo último.

Izuku sonrió un poco por las palabras dichas.

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Llegaron a Tokyo, donde su tío vivía y era uno de los policías más conocidos.

Se fueron a una casa simple cerca del bosque. Su tio abrió la puerta y...

—¡¿Yagi Toshinori donde narices estabas?!— grito un pelinegro.

Yagi junto a Izuku entraron a la casa.

—solo recogiendo a mi sobrino que se va a quedar aquí.

—oh y...¿por que es eso? ¿No es el hijo de Inko?—ahora tenia un semblante serio.

-bueno...hablemos de eso a solas más tarde ¡Por ahora presentate! ¡Que maleducado! - se burló.

Izuku si que estaba confundido. Sabía quien era su tío Yagi pero, no sabía que vivía con alguien.

—ah si, esto... soy Shōta Aizawa. Soy...la pareja de tu tío...esto y soy un demonio así que si te incomoda o algo... —

Izuku sonrio. Una sonrisa tan grande que hasta hizo sonreír al gran Aizawa que siempre estaba serio.

—¡eres como yo!—dijo feliz por conocer a alguien de su misma especie.

Aizawa se quedó callado. Miro a Yagi y después a Izuku, suspiro entendiendo a la perfección porque el niño estaba aquí.

—bueno Izuku, bienvenido— Le dio una pequeña sonrisa mientras le revolvia el cabello.

Y así Izuku  empezó a vivir con su nueva familia.