Capitulo I: "¡¿Magos y conejos?!"
Narrador omnisciente P.O.V
En el campamento Mestizo la paz rondaba por todo lugar.
Se habían reconciliados con los romanos, vencieron al ejército de Gaia,los dioses no tenían ningún malestar con sus facetas.
A decir verdad todo estaba demasiado bien.
Aunque... no por mucho.
Los cuatro semidioses de la profecía estaban en la playa, admirando el paisaje y pensando en varias cosas, Leo estaba desaparecido pero no muerto, Hazel y Frank habían regresado al campamento Júpiter, ha hacer sus respectivas funciones como pretor y centurión.
Percy Jackson estaba al lado de su listilla, haciéndole reír con sus payasadas, su buen humor se debía a que se había comunicado con su madre para ir a visitarla al día siguiente junto a Annabeth.
En ese mar de pensamientos, fue interrumpido por Nico Di Angelo, todo agitado pero con su expresión lúgubre de siempre.
—¡Casa Grande! ¡YA! —dijo agitado e inmediatamente desapareció en las sombras, ignorando los casi gritos desde la cabaña de Apolo, de Will Solace de no viajar en viaje sombra.
Con mucha confusión los cuatro semidioses se encaminaron hacia la casa grande, al llegar, vaya sorpresa se llevaron, la razón, una diosa pero no cualquiera se encontraba ante ellos. Iban a preguntar qué hacía acá, pero primero le saludaron respetuosamente.
—Señora y diosa Hécate, nos podría decir para que nos mandó a llamar—dijeron al unísono
—Queridos semidioses, no me odien pero la razón es porque les quiero dar una misión.
—¡No puede ser posible!—dijo enfurecido Percy el tenía planeado ir a visitar a su madre y probar sus exquisitas galletas azules y una estúpida misión lo arruina todo. —lo lamento diosa Hécate, por mi comportamiento pero yo a más misiones no voy.
—No puede pedir a otros semidioses ir en lugar de nosotros, recién hemos terminado la guerra y todo eso...—dijo Piper.
—Seria riesgoso que otros semidioses no tan expertos como ustedes vayan.—dijo como excusa Hécate mientras que los semidioses suspiraron resignados.
—Adelante—dijeron todos molestos, quien se creía... Para mandarlos a otra misión, ellos ya tenían planeadas sus vidas después de esta horrorosa guerra, pero al parecer los semidioses deberían resignarse, la palabra “normal” no iba con ellos.
—Bueno este mundo esta rodeado de secretos, que no deben relacionarse, pero uno de ellos son los magos...
—¡¿Magos?!—exclamaron sorprendidos.
—No me interrumpan —dijo Hécate. —Se que es una gran sorpresa para todos ustedes, pero no deben de decir de esto a persona alguna, la mezcla entre dos mundos diferentes causaría un gran caos, pero ustedes han sido seleccionados para ir a esta misión, es solamente cuidar a un niño llamado Harry Potter, un bendecido especial, mi hijo Albus Dumbledore ya sabe de su situación de semidios, el resto no. Partirán mañana a Londres, mi hijo les guiara en lugar donde se quedaran y les explicara lo demás, después irán a Hogwarts...
Unas estruendosas risas se escucharon por la casa grande, hasta Nico no pudo disimular una pequeña risa que se le salia de los labios.
—Basta.—dijo calmada Hécate y los demás guardaron silencio, no querían ser incinerados.—Irán allí y se encargaran ustedes de mantener protegido a Potter de todo peligro, la niebla ya ha sido manejada a mi gusto... Ah por orden de Zeus tengo una razón para llevarlos al Olimpo.
Dicho esto un destello los cegó por unos instantes y aparecieron en el Olimpo con todos los Olímpicos congregados allí mismo.
—Semidioses—dijo Zeus—están aquí para bueno, para...
—Déjenlo mi hermano es muy orgulloso—dijo Poseidon—¡Hola Perseus y futura cuñada, estoy esperando nietos!—dijo causando un sonrojo a la pareja, y logrando una mirada fulminante de Atenea—Lo que les quiso decir es que estan aquí para darle nuestras bendiciones, a ti Perseus, a los otros les dará sus respectivos padres y algunos dioses, los dos romanos mientras tanto le quitamos sus maldiciones, además de traerle de vuelta a su amigo Leo Valdez.
Al instante, apareció Leo con una chica hermosa. Todos sus amigos corrieron a abrazarlos, mientras que Leo les presentaba a Calipso.
Después de este emotiva escena, los dioses continuaron.
—Nos hemos dado cuenta de que les han dado una misión, Leo no irá ya que según tengo entendido el va a conocer el mundo con Calipso.
Y en ese preciso momento desaparecieron, con un simple adiós chicos.
Dicho esto continuaron.
—Semidioses se que es difícil ir a otra misión pero deben hacerle este favor a Hécate ya que ella siempre se preocupa por sus legados y bendecidos, así que también les pedimos que lo cumplan, ya que va ser muy sencillo por nuestras bendiciones.—dijo Atenea.
—Les daremos la inmortalidad parcial, igual a la de Artemisa pero sin su juramento. A ti Perseus te daremos el de todos los Olímpicos, por la razón de ser el héroe de dos profecías.
Percy P.O.V.
La verdad era que estaba bastante sorprendido, que los dioses nos premiarán y todo eso, no era muy común que digamos ya que... eran un poco... mucho la verdad... muy orgullosos.
Me impactó que dijeran en darme todas las bendiciones juntas de todos ellos, además de la inmortalidad parcial.
Estaba en mis pensamientos, cuando una luz me ilumina y al apagarse, todos me miran con la boca abierta, parece que ya me lo han dado. Cuando pido un espejo para verme, me quedo en shock. Estoy simplemente hermoso, no es para presumir pero en cierto modo parezco un Dios.
Cuando volteo a ver a mis amigos, todos están hermosos como yo, especialmente mi listilla, creo que ellos recibieron además de la de sus progenitores, de Afrodita, todos estamos sorprendidos, en ese momento comienza a explicar, como siempre mi querida suegra Atenea.
-Verán, Perseus, usted puede controlar ahora todo lo que sea de los tres grandes, tienes la bendición de los argonautas, además de la de Apolo que es el tiro del arco, Ares que es ser invencible, mío que es la inteligencia intelectual y estrategias, y el de los demás dioses lo averiguarás muy pronto.
Mientras tanto, los demás tienen el poder de transformarse en nuestros respectivos animales sagrados, además de aumentar el grado de poder de lo que ya tienen.
Y lo que si teníamos en común es que recibimos la inmortalidad parcial, y la bendición de Afrodita, que consiste en la belleza y buena presentación, y modales.
Ciertamente me dio un poco de gracia la bendición de Afrodita, por la razón de Nico Di Angelo, ahora lo vería muy presentable y de buenos modales, lo que sería muy pero muy gracioso. Traté de reprimir mi risa, porque en este momento los dioses nos estaban agradeciendo, y en cierto modo no quería hechar todo a perder.
Todo se disolvió, y allí estábamos de nuevo con Hécate.
—Veo que sus padres les han dado ya sus bendiciones, pues felicidades, ahora quiero saber si están dispuestos a participar en esta misión, para poder continuar.
Dude por un momento al igual que mis amigos, pero reflexione un poco, ese tal Harry Potter era un niño que corría graves peligros, me recordaba a mí, cuando no sabía apenas como defenderme de los monstruos por primera vez, definitivamente necesitaba de mi ayuda, mamá y galletitas azules tendrían que esperar.—Yo lo haré.—dije con seguridad. Mis amigos inmediatamente siguieron mi conducta, por no dejarme solo y los agradecí silenciosamente.
—Les agradezco, ahora la misión consiste en hacerse pasar por aurores, dar confianza a todos, vigilar a Potter e intervenir si es necesario. Deben mantener a raya a los dementores y ir en busca de mortífagos. Aquí tienen sus varitas y túnicas. El único que sabe de todo esto es Dumbledore, no deben mencionar a ningún estudiante su identidad de semidiós, sean cuidadosos o precavidos, al mencionar algo relacionado a su vida relacionada con los dioses.
Y así de simple desapareció, dejándonos una noche de paz, para a la mañana siguiente dar inicio a la nueva combinación de semidioses y magos.
Magos... esas palabras que rondan por mi cabeza, al querer conocerlo. Serán como los que sacan conejos de sus sombreros? Tal vez.
Pero lo importante es que estoy acá con mis amigos, y mi listilla.
Tal vez esta misión no sea tan mala como pensé.
Al fin y al cabo conoceremos otro mundo y lo que se hace llamar magia, a demás de nuevas criaturas.
Sólo tengo que decir que este es sólo el comienzo.
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