Uno, dos, tres, ¿cuál es la diferencia?
Para tratarse de un secuestro, Nico lo estaba pasando bastante bien. Aunque esa era la idea ¿no? Perséfone merecía créditos. El hijo de Hades no se preocupaba por el campamento porque seguramente nadie notaría su ausencia. Tal vez exceptuando a sus amigos, pero ellos podían conjeturar fácilmente que había ido al Inframundo, ya que era el primer lugar donde siempre acudía. O sea, era obvio.
Cuando su madrastra y su padre estaban en buenos términos entre sí, se comportaban como una pareja novicia de padres de familia mortales (solo que con el disco duro correspondiente a entes de miles de años de edad). Mostraron intentos inexpertos de afecto a Nico. Hades le permitió sentarse sobre sus piernas en su trono mientras le contaba las últimas noticias del Inframundo. Incluso le permitió tomar una selfie de ambos con el filtro del perrito en Snapchat y la lengua afuera (En serio, digan lo que te digan no dejes que nadie te refute que Hades es un dálmata muy tierno). Perséfone le preparó un desayuno especial con chocolate caliente, tostadas francesas, huevos revueltos con tocino y jugo de granada (nada de cereales). Cuando fueron a sentarse los tres en la mesa, ambos le dieron un beso en la mejilla al mismo tiempo y de imprevisto.
—¡Qué asco! —se quejó Nico mientras se limpiaba las mejillas con las manos, sonriendo ampliamente—. Me dejaron sus babas divinas.
Este de por sí, ya era el mejor cumpleaños de su vida. Que un dios deposite su confianza en su hijo es un gran honor y responsabilidad. Que un dios se acuerde del nombre de su hijo puede hacer que un semidiós se pase brincoteando y con una sonrisota en la cara por horas. Pero que un dios y su esposa se acuerden del cumpleaños de su hijo (e hijastro) semidiós y le dediquen una celebración especial, es una pasada total. ¿Habría si quiera pasado alguna vez en el pasado? Lo único que ponía a Nico un poco melancólico era que no estuvieran sus amigos allí.
—¿Pasó algo? —le preguntó Perséfone.
Nico se dio cuenta que su sonrisa había desaparecido.
—No es nada en contra de ustedes, en serio. Esto es lo más significativo que alguien ha hecho por mí. —Lo único, a decir verdad—. Es solo que... —puso los cubiertos a un lado y agachó la cabeza— extraño a mis amigos.
Hades y Perséfone se miraron desde los extremos de la mesa con complicidad.
—Eso tiene solución —dijo Perséfone.
Nico la miró dubitativo a través de los mechones que cubrían su frente.
—¿Ah sí?
En el rostro de Hades se dibujó una sonrisa espeluznante. Solo le faltó un acercamiento de cámara al estilo Close-up y tamborilear sus dedos entre sí mientras reía por lo bajo.
—Oh sí.
☙☠︎❧
Si Nico asumió un papel mejorado de Perséfone en este secuestro de Hades 2.0, sus amigos merecían un globo de oro con el papel de Démeter.
Quirón distribuyó a los campistas en cuatro grupos de diez para que exploraran distintos perímetros del campamento y sus afueras en busca de pistas. Reyna, Jason, Piper y Will no perdieron tiempo y partieron como líderes de cada uno de los grupos de búsqueda designados. Hazel intentó contactar a Hécate para ver si había alguna manera de que sus habilidades mágicas pudieran dar con el paradero de su hermano. ¿Y las preparaciones para la fiesta? Bueno, todo se quedó en nada. La prioridad ahora era hallar al cumpleañero.
Después de buscar por toda la tarde, la estabilidad emocional de Will peligraba. Además estaba pálido y demacrado. No había comido desde el desayuno, a más de los pocos bocados que Austin y Kayla pudieron meterle al estilo avioncito de su almuerzo. Él parecía confundir los rugidos de su estómago con los retortijones de su «corazón». Después de todo, él mejor que nadie en el campamento sabía que las emociones no eran más que reacciones provocadas por hormonas e impulsos nerviosos que se generan ante determinados estímulos y circunstancias. Nunca entendió muy bien el por qué se sobrevaluaba tanto al corazón, atribuyéndole el apelativo de base de las emociones. Sí, es un órgano vital, pero su función principal es mantener el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, nada relacionado con las emociones. Si el ritmo cardiaco se acelera cuando las personas experimentan sentimientos fuertes, es por la liberación de noradrenalina desde las vesículas sinápticas, que conforman el extremo de las neuronas, hacia el torrente sanguíneo.
Piper intentaba subirle el ánimo.
—Ya lo encontraremos. Vamos, come algo. ¿En serio me harás tener que decirle al mejor médico de la cabaña de Apolo los riesgos de salud que provocan el no comer?
—Cada vez que veo la comida pienso en lo que le teníamos organizado. Y lo que teníamos organizado era para el cumpleaños de Nico, que se suponía que debía ser hoy. Pero él ha desaparecido y nadie sabe dónde. En otras palabras, la comida me recuerda que me falta Nico. —Will hizo una mueca y se rascó la nuca, donde sus rizos eran más ensortijados que nunca—. No estoy tomando esto nada bien.
Piper miró hacia el horizonte, donde las aguas cristalinas del lago emitían vagos destellos bajo el reflejo del sol. Los reguladores climáticos del campamento parecía estar burlándose con un día tan hermoso. A pesar de estar en invierno, apenas se sentía frío. Las náyades jugaban a tú la llevas bajo el agua. En el bosque, algunas dríades recogían conos de pino en cestas de mimbre y otras trenzaban en cabello de sus compañeras mientras conversaban con voces cantarinas.
Recogió las piernas contra su pecho y suspiró.
—Creo que es normal. Yo no sé qué haría si de repente Jason desapareciera. Annabeth pasó algo parecido con Percy y vaya que le afectó.
—Lo recuerdo —dijo Will, quien tenía los pies metidos en el lago; el agua fría le ayudaba a refrescar su ofuscación—. No paraba de buscar ni un minuto. Ojalá estuviera aquí.
—Eventualmente, Annabeth encontró a Percy —destacó Piper—. Por lo que he sabido, ahora ambos lo están pasando muy bien en la universidad de Nueva Roma. —Palmeó el hombro de Will—. Tengo una corazonada ¿sabes? Algo me dice que encontraremos a Nico muy pronto.
Cualquier cosa que fuese a opinar Will fue interrumpida por el rugido de su estómago.
—Oops.
Piper se levantó y se sacudió la hierba de los pantalones.
—Mira, iré por algo de comida y luego volveré. Prométeme que me esperarás aquí y la comerás.
Will asintió distraídamente.
—Bien. —Lo miró por última vez, perdido en los confines de un mundo que nadie además de su persona conocía, pero donde Piper podía apostar su cabeza que se hallaba Nico—. Vuelvo enseguida.
☙☠︎❧
No hubieron señales de Will. Gruñendo poco apropiadamente para una señorita hija de Afrodita, Piper prácticamente tiró el plato de comida sobre el pasto y asentó los nudillos sobre sus caderas mientras ponía los ojos en blanco.
—Jajaja, muy gracioso. ¿Estás por ahí escondido? ¡Will Solace, vas a volver y yo te esperaré aquí hasta entonces!
Piper se aseguró de haber usado todo su encanto vocal en esa expresión, así que se cruzó de brazos, se sentó con las piernas cruzadas entre sí y, tal y como dictaminó, esperó.
Cinco minutos después la impaciencia comenzó a picarle en la garganta. En seis más ya estaba asustada. Cuando hubieron pasado veinte el susto se había transformado en desesperación. Harta de estar sentada como tonta mientras jugaba con su cabello y tamborileaba los dedos sobre la hierba por el nervio, decidió ir a buscarlo.
¿Por dónde empezar? ¿Dónde podría haber ido un hijo de Apolo lánguido y con la razón y el corazón a medias?
Cuando Piper se introdujo al bosque sola, y cayó en cuenta en la muy posible conexión entre la desaparición de Nico y la de Will, experimentó terror. Como si desde ya supiera que ella sería la siguiente.
Jason Grace escuchó el grito de su novia desde el anfiteatro.
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