Capítulo.- 23
Sumergió aquel pincel en el botecito que tenia agua, agua que se habia vuelto de ese desagradable color por toda la pintura mezclada que tocaba el pincel, no solo uno, cinco pinceles más estaban posados en una pequeña esquina de aquella diminuta mesa donde descansaba el bote con agua.
Tarareaba con cada pincelada que daba por el cuadro que estaba pintando, uno de sus tantos pasatiempos era tomar el lienzo y pasar pinceles delgados y gruesos, cubiertos de pintura en las hebras o solo algunas esquinas, disfrutaba tanto de ello, le daba paz, pero ninguna como aquella en la que los gritos de suplicas se hacían presentes ante él.
No habia satisfacción más grande para Bill que asesinar, que hacer que las lagrimas cayeran de las personas tras resonantes suplicas, le traían calma, le hacían desear seguir ante ellos mientras los hacia sufrir, no le importaba el género de las personas, mucho menos su edad, no tenía compasión por nadie, ni por el más inocente niño o el más indefenso anciano.
Tarareaba las canciones que salían de aquel tocadiscos, se alejaba del lienzo y solo para apreciar a mayor detalle su obra maestra, oscuridad, tan solo oscuridad se podía apreciar en su cuadro, una maldad que asechaba a las personas plasmadas de ese retrato y una soledad terrible en cada una de estas. No habia colores alegres, tan solo colores tristes, colores que no brindarían ningún brillo a los amantes de las pinturas, pero para Bill... para Bill era una estupefacta creación.
Dos golpes a la puerta y esta se abrió con delicadeza, el rostro de Stella hizo que Bill esbozara una pequeña sonrisa tras verla entrar por completo con una bandeja de comida en esta. La chica mostraba más seguridad al caminar, incluso ya no mostraba un semblante bajo como antes lo hacía, después de todo... habia estado fugándose a altas horas de la noche a la habitación de Bill para pasar tiempo con él.
Bill, tomó lo que parecía ser un trapo, mismo cubierto de colores que se habían adherido a la tela después de secar sus pinceles o quitar el exceso de pintura de ellos. Miraba a la chica de reojo, la cual colocaba con cuidado el almuerzo del hombre encima del escritorio, lo hacia con calma y en silencio, después de todo, no podría quedarse esta vez con él, su madre estaba en casa junto con la otra mujer que hacia el aseo en el baño principal.
Bill, coloco los pinceles en la mesita café justo a un costado de los demás. Giró lento hacia Stella quien al sentirlo justo detrás de ella, sonrió de forma ansiosa y esa sonrisa incremento cuando Bill paso sus largos dedos por los brazos desnudos de la chica.
No estaba interesado en juntarse con ella, no, no... al menos, solo quería sacarle provecho, al menos quería jugar con los sentimientos de una adolescente caprichuda de quince años.
Stella soltó un gemido pequeño al sentir las manos de Bill subir aquella falda, sus largas manos acariciaban el trasero de la chica, escalofríos la recorrían de pies a cabeza, sus piernas temblaban con el más mínimo toque de aquel hombre, en especial cuando este llegaba a tocar más que solo el trasero de la chica.
Ella, giró lentamente encarando al hombre que la veía con ojos de deseo, eran las interpretaciones de Stella, después de todo como bien Bill lo pensaba, tan solo era una adolescente que deseaba ser amaba y observada como aquellos protagonistas de películas bobas del romanticismo.
Bill la atrajo hacia él y la beso al momento en que vio la mejor oportunidad, ella no pudo contenerse, no pudo evitar pararse en puntillas para saborear los labios de ese hombre, para disfrutar de su calor y vivir ese momento como si volviese a ser el ultimo de su vida. Siempre estuvo atenta a Bill, siempre estuvo metido en su mente, su madre le decía muchas cosas de ese hombre, pero para Stella, así como las escuchaba salían de inmediato de sus oídos, no le importaba lo que dijeran de él, ella solo conocía dos facetas de este hombre; verlo molesto y mostrándose como "en realidad era", era lo que Stella conocía de aquel ojiverde.
Golpes en la puerta acabaron con su momento, Stella se aparto nerviosa caminando hacia la puerta y Bill, se quedo observando su desayuno. Aquellos huevos revueltos demasiado esponjados habían hecho que su boca procera una gran cantidad de saliva, misma que trago al momento en que Stella abrió la puerta para dejar entrar a la persona que habia tocado y salir al mismo tiempo.
Tiras de tocino perfectamente cocinadas, frutas cortadas en cuadros en un recipiente pequeño color blanco, una jarra de boca delgada repleta de jugo de toronja y un vaso boca abajo en una perfecta bandeja plateada, así como dos panes integrales uno encima del otro.
─Para que te sirva de esa manera el desayuno debes cogértela demasiado bien...
Bill no dijo nada ante las palabras de aquella mujer, tomó el cubierto puntiagudo y lo hundió en los huevos revueltos tomando aquella porción, la condujo hasta su boca, un sabor a mantequilla, nada salados, un balance perfectamente equilibrado.
─ ¿Si sabes que es una adolescente? ¿Qué harás cuando su madre se entere? ¿le harás lo mismo que le hiciste a Alaina?
Y nuevamente no dijo nada, seguía comiendo de pie, hundiendo ese cubierto en los huevos revueltos, tomando una rebanada de pan integral para darle ligeras mordidas, tomando las tiras de tocino para zambullírselas. Tomo el vaso y la jarra, vertiendo un poco de aquel liquido en el vaso para a los pocos segundos darle un sorbo largo, era jugo de toronjas recién exprimidas, frío, algo severamente delicioso para su gusto.
─Siempre es lo mismo contigo... Las usas y después las botas como perros.
─ ¿Ese es tu dolor, Ellin? ─por fin se atrevió a mirarla, saco el cubierto de sus labios y lo sostuvo en sus manos─. ¿Te molesta que lo nuestro no haya resultado?
─Me molesta que solo veas a las mujeres como objetos para follar... ¡la estas usando, Bill! ¡basta ya con ese maldito repudio que tienes! ¡ninguna mujer te hizo nada para que tú les hagas esto!
─ ¡Oh, ya cállate! ─arrojo el cubierto a la bandeja─. ¿Vas a hablarme de repudio cuando el tuyo hacia Collins es eminente? ¿vienes a hablarme a mí de repudio cuando en el pasado le hiciste la vida de cuadros a una perra barata? Jajaja, Ellin, nena ─acaricio la mejilla de la mujer─. No me vengas a sermonear a mí, no vengas a mostrar un puto interés en perras falderas que en el fondo, te dan igual.
Bajo su mano de la mejilla de aquella chica quien atónita miraba las siguientes acciones de Bill, seguía comiendo, como si Ellin no estuviese detrás suyo, como si en ese momento la chica no le interesara en lo absoluto.
Después de que Bill comenzó desde cero, tuvo la ayuda de la única mujer que pudo tenderle la mano después de su única y verdadera esposa, después de aquello... Bill lo único que necesitaba era obtener nuevamente la fe en las personas, después de todo, no todas eran una jodidas desalmadas como Charlie Jolson, como Jace Bracco, como Andrew Banner...
Como Michael Jackson y Harry Styles...
Tan solo necesitaba un impulso, tan solo necesitaba que otros le mostraran la salida al mar al cual habia caído proponiéndose a hundirse, proponiéndose a aceptar su maldito destino, pero no... su destino era otro, su destino fue otro al poseer millones y millones tras hacer trabajos sucios en compañía de Ellin, después de todo... la chica habia sido exiliada y amenazada de muerte por los Jolson.
Tal vez y hubo un par de veces que ambos tuvieron sexo, llevando a Ellin a imaginar que Bill podría darle una oportunidad, pero no... como cualquier hombre, le pones un buen trasero unos buenos pechos y se olvida de que existen mujeres que valen más la pena.
Golpes a la puerta la trajeron a la realidad, llevo su mirada cristalizada hacia la puerta y observo a Christian entrar con Arnold, un hombre de piel morena originario de cuba, hombre que es más que nada la mano derecha de Christian, así como de Bill.
─Bill ─Cristian lo llamo, acción que hizo que Bill girara a verlo─. No hay señales de Banner por ningún sitio... Queremos pensar que tal vez pudo haber escapado.
─No ─mencionó Bill─. Dudo mucho que el imbécil se crea capas de escapar ¿Qué ha dicho Lily?
─No mucho... Esta bastante frustrada, las ordenes que solo da son el buscar a Banner...
─ ¿Has buscado ya con ella?
─Tres ocasiones en la semana... Sé que, va a dar dinero para la reconstrucción de la comisaria, también que ya han encontrado algunos reos y que al parecer disminuirá los pedidos de metanfetaminas a México y Colombia.
─ ¿Y de Jackson? ─y ahí estaba, aquel apellido que solo provocaba ira en Bill, no toleraba escucharlo, ni siquiera escuchar el nombre de "Michael" lo odiaba, lo odia tanto que su odio no le permitía aceptar la cruda realidad de aquel hombre.
Christian suspiro entrecortadamente, Arnold bajo la mirada a sus zapatos, detestaban escuchar a Bill preguntar por él, Bill estaba tan convencido de que Michael estaba vivo, nadie lo culparía, después de todo al amenazar a Michael con su regreso, este muere a las pocas horas.
Que curioso ¿no?
─Bill, sabes que Michael
─No te atrevas a decirme que esta muerto, Christian... no lo hagas, después de todo, sigue mostrando que es un maricon de mierda, poner a su esposa e hijos por enfrente, que cobarde.
─...
─Sigan buscando ─dijo volviendo a su tibio almuerzo─. Yo iré más tarde personalmente con Collins, tal vez y... la ayude a patrullar la ciudad, tal vez y logre entablar más conversación con ella, después de todo, venimos aquí para "ayudarla".
Ayudarla a quitarle la venda de sus ojos...
Fue el pensamiento que Bill tuvo.
***
Horas más tarde
Narian
Camino con dos vasos de cristal hacia la sala de estar, aquella que esta cruzando la sala y las escaleras, se encuentra tras aquella enorme puerta de madera que más bien pareciera ser una pared, pero no, es un enorme espacio donde los libreros abundan, mi viejo piano cubierto por una sabana blanca, muebles de madera que sostienen vasijas un poco costosas, algunos cuadros por adorno y macetas que le dan un aire diferente a la oscura zona.
Me acerco hasta la chica que esta encorvada hacia adelante observando su escrito que tiene en aquel computador portátil, lo observa detenidamente y sé que lo hace para encontrar cualquier error que se le haya pasado por alto, luce lo bastante cómoda en el piso, aunque yo ya le haya dicho desde hace rato que era mejor si estuviera sentada en el enorme sofá negro que abarca toda la esquina.
Es un esquinero de color negro con alta gama, de aquellos que vienen con luces LED traseras, estas, dan una amplia iluminación a la chica que esta recargada en estos, así como uno de los tres focos que iluminan la estancia.
Cuando le extiendo el vaso con aquel líquido, lo toma agradeciéndome en una pequeña sonrisa, han pasado horas desde que terminamos con el almuerzo, horas que pasaron con ella, Lily y Rami en una larga charla, era más sobre cosas que Hallie tenia en duda sobre materias, nada más experto para ayudarla que Rami y Lily, claro, que era Rami quien ponía más de su parte para ayudar a la chica que agradeció bastante la ayuda de ellos.
─Rowling me ha preguntado por ti ─la miro cuando dice aquellas palabras, me siento en el piso con ella─. ¿Iban a salir hoy?
─Algo así ─respondo sin nada de interés─. Quería que hiciéramos juntos la tarea, pero...
─Arruine tus planes ─dice apenada mientras ahogaba una risita.
─No, no ─me sincere cuando tome mi portátil que descansaba sobre el acolchonado─. Me... alegra que estés aquí, es decir, bueno, al menos tú coperas en hacer tus propias tareas, además... tu compañía es buena.
─ ¿Mi compañía es buena? ─pregunta en tono alegre y curioso a seguir dispuesta a escuchar más─. ¿Lo crees? Siento que soy demasiado aburrida ─bruma─. Hasta mis propias amigas me lo dicen, ni hablar de mi madre o de Emilio.
─Tal vez y... los aburridos sean ellos, para mi no eres aburrida, Hallie.
─Bueno, eres el primero que lo piensa... y creo que también tu madre lo piensa, me agrada Narian, es... una buena persona.
─Sí lo es ─miro hacia mi computador sin dejar de sonreír.
─Y ni hablar de ti ─la mire─. Soportas tanto y, sigues igual de humilde, carismático, divertido, agradable... cualquier hombre ya hubiera salido de sus casillas y comenzar a actuar del diablo con todo el mundo, tú eres diferente.
─...
─Y... eso me gusta de ti.
Succione mis labios ante aquellas ultimas palabras, no pude evitar sonreír a los pocos segundos y fue porque por la manera en la que me dijo aquello, no lo dijo como cualquier persona lo diría, habia algo de compasión en sus palabras, como si de alguna manera pudiese imaginar que con ello me haría sentir bien y no inferior como muchos lo acostumbraban hacer.
Noto un leve sonrojado en sus mejillas, tal vez fue por lo que dijo y lo que supo que acciono en mí, tal vez y sintió pena por haber dicho aquello que, en realidad, no fue nada malo... fue un muy bienvenido cumplido que apreciare de esta chica.
Quiero apartar la mirada de sus ojos, quiero hacerlo, pero por alguna extraña razón me dedico a seguir observándola, a seguir mirando ese sonrojado tan bonito que ha cubierto su rostro y esos ojos color ámbar que no dejan de iluminarse con cada segundo que pasa.
Pero los gritos de Chris me traen o mejor dicho, nos traen a la realidad de saber que ahora hay una niña que ha llegado a casa gritando a Dalas y a los pocos segundos por mí, escucho a Lily decirle algo que ella ignora y solo presencio sus pasitos apresurarse hasta llegar a la sala de estar, fijo mi atención en la niña que se ha quedado parada en la entrada del sitio, con una de sus manos en la pared y la otra en una bolsa de lo que parecían ser gomitas.
Mira a Hallie y después a mí, nuevamente a Hallie y nuevamente a mí, hasta que su atención solo es a mí, la veo succionar sus labios y con pensamientos en su mente comienza a apartarse de la pared en silencio.
─Chris, Amm... ella es Hallie, una amiga de la facultad ─le hago saber y una pequeña sonrisa se le posa en los labios, pronto la veo caminar hacia nuestra dirección con la bolsa de gomitas en la misma mano.
─ ¿Así que tu eres la novia de mi hermano? ─juro que la matare.
─Oh, no, no ─Hallie responde apenada saludando a Chris con un corto estrechamiento de manos─. Soy su amiga, nada más.
─Ah... Bien ─miro a Chris con desaprobación total, pero ella solo mira a Hallie, con tanto detenimiento que sé, Hallie se ha incomodado por la manera en la que Chris esta actuando ahora─. Me gusta tu collar ─señala al accesorio que colgaba del cuello de Hallie, una pequeña flor rosa encapsulada que era bastante llamativa.
─Oh, gracias Chris... ¿Te han dicho que tienes bonito cabello y ojos?
─Gracias ─se enoje de hombros en una sonrisa─. Les ofrecería gomitas ─nos muestra la bolsa─. Pero siento que cuando se besen sus bocas, no sabrá bien.
─ ¡Jenell, basta! ─exclamo ya bastante apenado, ella sonríe ampliamente y se despide de Hallie, pronto la veo corriendo y saltando hacia la salida, pero al mismo tiempo en que salió, Lily entro con su ceño ligeramente fruncido.
─No preguntare que paso ─Lily menciona─. Hallie, cuando quieras que te llevemos a casa solo dímelo, con gusto te llevare.
─Oh, gracias Sra. Jackson, pero, no hace falta ─Hallie responde y Lily solo asiente.
Y sin más, salió del sitio en silencio cerrando un poco aquella puerta corrediza y sin más, Hallie se comenzó a centrar nuevamente en su tarea, mismo que yo hice después de tiempo.
***
Lily
Me siento mal...
Estoy temblando, incluso siento como gotas de sudor frío caen de mi nuca, de mi frente... siento que caeré en un duro impacto tras no poder sostenerme cuando ponga un pie fuera del auto.
Son alrededor de las seis con treinta minutos, le pedí a Danilo que me trajera al muelle, puesto que el mecánico no tiene hora ni mucho menos fecha de entregarme mi auto, toda la parte trasera fue destruida en aquel duro choque, más la parte de enfrente que no fue tan grave como la trasera.
Quise que Narian llevara a Hallie en el auto, sinceramente no me fio mucho de la motocicleta desde el día en el que tuvo aquel accidente, así que... me vi en la obligación de pedirle a Danilo que me trajera y al parecer aquí estoy.
Cuando el auto se detiene, abro la puerta del auto mordiendo mi labio inferior, en ese momento en que el aire golpea mi rostro siento que la sofocación que sentía se aleja de apoco, pero eso no impide que la ansiedad que siento se aleje. Cierro la puerta y me encamino a paso lento hacia el muelle, saludo a algunas personas que con amabilidad me llaman, fuera de eso sigo mi camino hasta que llego a donde Rami, sus brazos estan cruzados y se ha comenzado a mecer de un lado a otro en mi espera.
No pasa mucho tiempo antes de que me detenga frente a él, su semblante molesto paso de inmediato a uno de preocupación, sé que mi estado lo ha preocupado y aunque yo no pueda verme, sé que luzco fatal.
─Por dios, Jane... ¿Qué te pasa? ¿estás bien?
─Sí, sí ─respondo como puedo─. Un ligero mareo... estoy bien.
─Jane
─ ¿Ha llegado Sebastián?
─Sí... sí esta dentro ¿puedes decirme para que carajos lo has llamado? No lo llamas al menos que sea por la venta de una droga urgente, Collins.
─N-no te preocupes por eso ─hago un gesto desdeñoso con mi mano─. Me quedo a deber dinero, de las ultimas drogas que le vendí.
Cuando estuvo apunto de decir algo, un auto entro al muelle, Narian habia llegado lo que para Rami fue bastante extraño el verlo aquí a esta hora, después de todo, Narian casi nunca viene al muelle al atardecer, siempre viene cuando el sol esta en su punto máximo.
Aprovecho el despiste de Rami, me introduzco por completo al almacén, a lo lejos, veo la silueta de Sebastián meciéndose de un lado a otro, tiene su teléfono a la altura de su oreja mientras palabras y risas salen de su boca, al momento en que me mira decide despedirse de aquella persona, no luce apurado ni nada fuera de lo normal, al contrario, luce lo bastante feliz.
─Lily, me sorprendió mucho recibir tu llamada ─dice con una sonrisa amplia, la cual se va desvaneciendo─. ¿Estás bien?
─Sí, Amm... Sebastián, te quiero pedir que cuando tengas mi encargo solo me lo hagas saber a mi ─él, rasco su nuca con pena─. Narian esta lejano a meterse en mis negocios personales contigo o con Ringo.
─Sí, lo siento Lily es solo que... no respondías a mis mensajes y llamadas, me dijiste que era urgente que te entregara tu pedido y creí que no habría problema alguno sí se lo comentaba al chico. Después de todo vive contigo.
─Bueno, ya no importa... ¿Tienes mi encargo?
─Sí, lo tengo ─metió una de sus manos dentro de su chaqueta y a los segundos la volvió a sacar con aquel frasco en su mano.
Veo el refractario de cristal trasparente, permitiendo ver todas esas pastillas en su interior, no estan hasta el tope, ninguna lo está y es que el proceso de estas es que te hacen adicto al punto de consumirlas de manera descontrolada. Cuando tomo el frasco, lo meto al bolsillo de mi chaqueta, nada gruesa, de aquellas que apenas si te protegen del frío.
─ ¿Cuánto es? ─le pregunto introduciendo mi otra mano en el segundo bolsillo de la chaqueta.
─Quinientos con cuarenta y nueve ... Lily, deberías de tener cuidado con esas, sabes que no son un juego, en su mayor consumo podrían provocarte problemas... no solo emocionales.
─Sebastián, solo... consígueme más si te lo pido, nada más.
─Lo que digas, Lily.
─ ¿Esta bien? ─señalo el dinero, él asiente sin siquiera haber desenvuelto aquel fajo.
─Claro que sí. ¿Me llamaras entonces si necesitas más?
─Lo más seguro.
─Muy bien, me retiro... con permiso y ten una linda noche.
No le digo más, sale del almacén respondiendo el llamado que habia entrado a su celular, salió diciendo que estaría en el sitio en menos de veinte minutos y poco después solo escucho voces lejanas.
Saco el frasco del bolsillo de la chaqueta y lo destapo, quitando lo siguiente que es el sellador, mis manos no dejan de temblar mucho menos tras las ansias que me ha ocasionado el tener este refractario de cristal sobre mis manos, dos pastillas son las que tomo y entre temblores las dirijo hacia mi boca, una casi se cae, pero logro retenerla y pronto, las trago en seco.
Cierro los ojos al momento en que vuelvo a guardar el frasco, mis manos viajan a mi rostro donde las palmas pasan por encima una y otra vez, no dejo de titilar, tampoco dejo de temblar y de sentirme débil, por alguna extraña razón mis mareos se ven incrementados al igual que los latidos de mi corazón.
Tomo una exhalación profunda y me veo en la obligación de abandonar el sitio de manera rápida, no hago demasiado caso a lo que me dicen cuando salgo del alancean, solo un "mañana lo veremos" es lo único que puedo responder, fuera de ello, me encamino hasta el auto en el que Narian llego, no me despido ni siquiera de Rami como es y eso lo ha dejado bastante extrañado.
Tal vez el conducir me despiste de todo esto...
Me introduzco en el asiento del piloto, cierro la puerta y lo enciendo. Narian entra de la misma forma y me dice algo que no logro captar del todo, hay un severo pitido en mis oídos que me esta fastidiando, me esta cansando.
─ ¿Lily? ─reacciono cuando su mano se coloca sobre mi brazo, le dedico una media sonrisa tratando de despistar toda mal sensación, no quiero que se preocupe, no cuando yo misma me gano esto.
─Estoy bien... solo, un dolor de cabeza, no te preocupes.
─Puedo conducir yo, si lo deseas.
─No, no, es-estoy bien, tal ves esto me ayude a desviar el dolor.
No dice nada más, le dedico otra sonrisa que termina por calmarlo, después de ello, comienzo a conducir despacio, tratando de no chocar el auto con los demás que estan en el muelle, pero no es mucho lo que batallo para sacarlo, puesto que una vez fuera del muelle me dedico a conducir por la ciudad a una velocidad adecuada.
Mi ansiedad no se reduce, las manos siguen temblándome y nuevas nauseas me amenazan a tal punto de morder fuertemente mi labio inferior para tratar de ahogar esa sensación tan repulsiva. Cada vez más y más los latidos de mi corazón incrementan, al tal punto que solo llego a escuchar aquellos latidos apoderándose de mis oídos, es aquella sensación que se te produce después de correr a grandes kilómetros, donde la respiración se te atasca y sientes que en cualquier momento te desvanecerás...
Me lo gano... me lo he ganado, me lo repito una y otra vez, porque es culpa mia que esto me afecté tanto, es de mi propia cuenta que este tipo de situaciones corran de mi desde que Michael falleció...
Desde que di a luz a Kilian comencé a beber en grandes cantidades, volví a las drogas que consumía cuando Sali de la correccional, seguía medicándome de más a tal punto que la compulsión llego a ser notoria.
Me lo gane...
Me lo gane...
Me lo gane...
Y no puedo hacer nada para impedir que esto se detenga, porque desgraciadamente, ahora solo espero que llegue un momento en donde de verdad ya no la pueda tocar ni rechazar. Porque sé que desgraciadamente es lo que me espera, me he sumido tanto en mi depresión, en mi dolor por haber perdido a ese hombre, que lo único que hago es fingir ser fuerte, fingir que lo he superado, fingir que... no me derrumbo cuando estoy sola.
Suena estúpido, suena muy estúpido y cliché escuchar eso, el que uno se derrumbe al estar solo, lo sé, pero es la verdad que he atravesado por mucho tiempo, me hago responsable de dos niños y un adolescente que deseaban vivir más aventuras con ese hombre, pero el destino dicto lo contrario.
Una lagrima cae por mi mejilla al momento en que llego a recordar las promesas que nos hicimos, lo que estuvimos a punto de formar juntos, aquello que él quería hacer después de capturar a Banner... ¡Y no se hizo! ¡no se logró!
Y no se logró porque si Dylan no hubiese tomado a Chris, si Charlotte no se hubiese ido tras ella... Si eso no hubiese pasado él ahora estaría aquí. Aquí lidiando con nuestras mierdas de problemas juntos, haciendo de nuestra familia lo mejor que pudimos tener después de mucho daño.
─Lily, vas muy rápido.
El volante es sostenido con tanta fuerza por mis manos, que estas me comienzan a doler, comienzan a acalambrarse, mi pie solo presiona el acelerador y a ese mismo ritmo escucho a lo lejos a Narian, pero mis pensamientos y mis acciones estan fuera de sí, no sé qué es lo que hago, no sé que es lo que pasa por mi mente...
Porque son tantas cosas pequeñas y grandes, son tantas cosas que me hacen sentir tan mal... Tanta maldita presión, tanta maldita inestabilidad... Tanto maldito dolor...
¿Por qué él?
─ ¿Por qué mierda tú? ─susurro con la mirada al frente.
─ ¡Lily con una mierda, ve más despacio!
Su grito me aturdió, me saco de mis pensamientos en un abrir y cerrar de ojos, al punto en que me hizo desviar mi mirada de la nada, de un camino casi solitario, de un camino que recorríamos a una alta velocidad... mi mirada la desvié hacia el espejo retrovisor, mis ojos se abrieron tanto de la impresión porque no podía creer lo que veía, no era verdad...
Aquella mirada oscura desencadenaba vació, una enorme desolación, una enorme decepción... Aquella mirada me habia provocado un escalofrío tan espantoso, que me dejo congelada, me dejo atónita...
Siento algo en las manos, una presión, quiero llevar mi mirada hacia ella, pero me es imposible, porque sigue viéndome, porque sigo viéndolo sentado justo detrás de nosotros.
Un grito me saca de aquel terrorífico momento y cuando llevo por fin la mirada a mis manos, veo las de Narian forcejear conmigo, a tal grado que pisa mi pie con fuerza con tal de que su presión y la mia presión el freno.
El auto derrapa un poco, los cristales son rotos de un momento a otro y la parte delantera ha chocado con un poste de luz, el chico me grita cosas inaudibles mientras subo una vez más la mirada hacia el espejo retrovisor, pero no hay nada... es entonces que giro mi cuerpo viendo hacia atrás... no hay nadie, no está...
Lo vi... ¡Lo vi!
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