Capítulo.- 16

Y una vez más, logro explotar en carcajadas.

En aquellas que eran tan incrédulas, aquellas que hacían que de la "pena" desearas ocultar tu rostro en otra parte para que no pudiese notar que tan rojo estaba o tus mejillas, que tan arrepentida estabas de haber hecho ciertos comentarios que terminaron por sabotear la paz de las personas de nuestro alrededor.

No puedo siquiera cubrir mi rostro, no hay donde esconderlo de las estruendosas y nada pacificas risotadas de este hombre. Quisiera poder introducir mi cabeza en aquella bolsa que descansa en una silla libre, pero sé que seria imposible.

Aparto las manos de mi rostro y solo para llevar la mirada a diversos ángulos, observando, como algunas personas sonreían, mientras que otras reían por los bajos y en otra parte, ignoraban lo que habia pasado. No los culpo si quisieran seguir viéndonos y escuchando nuestras bobas conversaciones, tampoco los culparía porque se rieran de la escandalosa risa de Michael.

Inhalo y exhalo pequeñas cantidades de aire, antes de conducir mi mano hacia aquella copa de cristal que esta frente a mí, aquella copa que por contenido tiene un poco de vino tinto que gustosamente hemos estado acompañando de pasta, carne y algunas verduras precocidas con especias.

Doy un sorbo llevando la mirada hacia el lado de la enorme ventanilla, no ha dejado de llover e incluso puedo jurar que seguirá así por un gran tiempo. Creo que ahora más que nunca me arrepiento de haber traído este tipo de zapatillas conmigo, aquellas que sé si no dar mis pasos correctamente, me harán caer.

Michael, aclara su garganta cuando sus risas ya han disminuido, dejó la copa en la mesa y él toma la suya bebiendo un largo trago que llego a terminarse el líquido de esta... Pero volvió, ¡oh dios mío!

Juro que esta vez tome una de las servilletas que estaban en medio de la mesa para hacerla una pequeña bolita de papel y lanzársela en la cara, su acción fue tomarla de la misma manera y lanzármela en la cara, pero su risa logro ser controlada cuando un mesero se acercaba a nosotros, mismo que al parecer conoce a Michael desde hace ya bastante tiempo, mismo quien lleva una sonrisa enorme incrustada en sus labios.

─ ¿Les ha gustado la cena? ─su pregunta es amable, sin borrar aquella sonrisa es como toma la botella de vino y sirve más a la copa de Michael, este la toma y le da otro sorbo.

─Muy buena, muy buena ─Michael le dice al hombre que solo nos mira divertidos─. Disculpa, pero ¿Qué rayos le ha puesto Adelio, a esto?

─Ni idea Michael, pero debe ser algo bastante fuerte para que estés de esa manera ─el chico, toma el plato vacío de Michael para después mirarme a mí─. Sra. Jackson ¿le retiro su plato?

─Amm, sí, sí por favor ─lo tomo para extendérselo, él agradece en bajo.

─ ¿Postre?

─Oh, sí por favor ─Michael dice rápidamente.

─Cero chocolates para el niño, por favor ─miro al chico quien rie dándose la vuelta.

─ ¿Cómo que cero chocolates, Collins?

─No queremos que te pongas más graciosito, Michael. Me duele el estomago de solo escucharte reír. Has regalado risas gratis a todos aquí.

─Vale, vale... ¿quieres oír un último chiste?

─ ¡Oh, no!

─Jajaja, bien, bien, ¿sabes cómo un queda un mago después de comer? ─cuando lo mire, succione mis labios y negué de inmediato─. Magordito.

Carcajada tras carcajada, mire hacia nuestra mesa de alado para observar a la pareja que se encontraba en el sitio, una pareja de personas bastante mayores quienes solo se la pasaban riendo en bajo y negando un sinfín de ocasiones, la mujer -que llevaba un vestido de color lila- tomo su copa y la alzo hacia mi dirección, hice lo mismo para después darle un sorbo al vino y volver a colocar la copa en la mesa.

Es un lugar tan tranquilo, uno tan pacifico donde la gente ni siquiera se inmuta a juzgarte ni siquiera temen por verte aquí en compañía de este hombre, los presentes en cambio se estan llevando una versión demasiado agradable de Michael, quien me invito a cenar a este precioso lugar llamado Per Se.

Desde lo pasado con el trágico suceso de mi aborto, las peleas, los gritos y las inconformidades con él, nos hemos dado la oportunidad de cambiar ambas cosas que tanto daño nos hicieron, de aquellos errores de los cuales, por fin comenzamos a ver, hemos comenzado a poner tanto de nuestra parte que a veces ni puedo recordar las cosas tan trágicas por las que pasamos, por aquellos gritos o momentos inconformes. Solo... puedo llegar a ver por las cosas buenas que ambos hemos hecho.

─Cariño, juro que te inscribiré a un show en Broadway para que cuentes estos chistes.

─Seria una magnifica idea ─dijo soltando pequeñas risas que controlo al beber una vez más de aquella copa─. Terminado la cena, te dejare en casa. Debo salir al muelle.

─Creí que ya no saldrías después de esto ─bajo la mirada a la copa─. Creí que dejarías a Ian a cargo de lo que te faltara.

─Sí, así es... solo que, no recordaba un pedido que llegaría hoy. Es de Harry, pero, pidió que lo entregaran al muelle y en mi presencia. El tipo puso hora de llegada, no quiero quedar mal.

─ ¿Puedo acompañarte? No creo que demores ¿verdad?

─Como lo desees ─me sonrió.

Observe su mano guiarse hacia la mia, aquella mano con aquel anillo de oro alrededor de su dedo anular, misma mano que sostuvo la mía sin dejar de acariciarla, sin dejar de pasar sus dedos por el anillo que también decoraba mi dedo anular.

Las risas habían escaseado, solo las conversaciones de las otras mesas eran aquellas que podían adentrarse a nuestros oídos, pero... la atención si que estaba puesta en él y en mí.

No pude explicarme aun el como fue que llegamos a tanto, buenos y malos momentos, aquellos que eran sin duda los más locos de mi vida, los más tensos, los más tediosos... los más románticos a lado de este hueso duro de roer. Amaba saber que lo tenía, amaba saber que... entendimos tantas cosas juntos.

Era hermoso pasar momentos así con él, el hablar con la sola mirada y con ese silencio que nos cubría, era una melodía hermosa el solo presenciarlo por lo que era en realidad, por lo que su exterior mostraba.

Por aquella pureza de mirada que poseía.

─Aquí tienen sus postres ─el mesero que nos habia atendido desde un inicio, coloco a cada uno un plato con un Mouse─. Un Mouse de vino tinto con chocolate y frutos rojos.

─Quedamos que nada de chocolate para el niño ─dije y en ese momento, Michael clavo aquel cubierto puntiagudo -que acompañaba el Mouse- para quitarle un trozo y conducirlo a su boca, vaya niño...

─No hay devoluciones ─dijo el chico con una sonrisa, giró hacia la mesa de la pareja que estaba a nuestro costado para acercarse a ellos y escuchar sus nuevas órdenes.

Sabia que Michael saboreaba su victoria en ese postre, su manera de mirarme mientras masticaba ese pequeño bocado me lo decía todo. Volvió a bajar el cubierto hacia el mouse para quitar otro poco, pero esta vez no lo condujo hacia su boca, me lo habia dado a probar a mí─: Abre.

Me indico con una voz demasiado dulce, no pude contenerme a no obedecerlo, abrí la boca recibiendo aquel trozo del mouse, un sabor demasiado exquisito con aquella convención de vino, chocolate y los frutos rojos como las frambuesas y aquellas fresas.

Que noche tan perfecta...






***




¿Sra. Jackson? levanto la mirada hacia el host quien parece haber estado llamándome en un determinado laso de tiempo, sin embargo, puedo decir que divague bastante en ese momento─. ¿Se encuentra usted bien?

─Sí, sí digo rápidamente, confiada y mostrándole una corta sonrisa. Él sonríe de la misma manera y baja la mirada hacia aquella agenda que esta ahora en sus manos.

Le decía que el hombre que busca, llego hace unos cinco o diez minutos.

Oh, vaya... bien, gracias.

La llevo hasta allá, por favor sígame.

En un asentimiento corto comencé a seguir al chico que amablemente se habia tomado el tiempo de guiarme hacia aquel lugar, me alegro bastante no haber hecho esperar demás a Bill, es decir... de verdad se ve como alguien extremadamente dedicado a esto, con los pies sobre la tierra y no en otras partes.

Pasábamos por las mesas del lugar, con aquellos manteles color blancos y pequeñas decoraciones en los centros de estas, aquel ambiente tan relajante era sumamente agradable, el escuchar a las personas conversar, reír y saludarse con tanta emoción te llegaba a contagiar a ti.

Habia personas en una parte del lugar que se encontraban tocando instrumentos, lo que hacia del sitio mucho más cómodo. Llegamos a un sitio donde un pequeño camino de escaleras se habia posado en nuestro camino, escaleras que nos conducían a una especie de un segundo piso.

El host, me extendió la mano para ayudarme a subir aquellas escaleras, acepte tomarlo de la mano y comenzar a subir a un paso adecuado, resbalosos y traicioneros es como lucen cada uno de estos escalones.

Cuando llegamos al pequeño segundo piso, el host me volvió a indicar el camino hacia donde ya habia visualizado a Bill. Esta de frente con su celular en manos, con una postura erguida un tanto hacia adelante, pero cuando el host y yo estamos a pocos pasos, Bill, subio la mirada y dejo el celular sobre la mesa y solo para colocarse de pie con una estupefacta sonrisa en sus labios.

El traje de color mostaza y gamuza, es bastante llamativo en el lugar, es uno que ha complementado con una camisa color roja con patrones de cuadros blancos por toda esta, mas una corbata con patrones a cuadros de diferentes colores, entre ellos, puedo notar el verde obscuro, azul petróleo e incluso el azul marino.

Agradezco al host que me indica que hemos llegado, Bill también le agradece al hombre que ha comenzado a caminar hacia las escaleras, no es hasta el momento en que lo pierdo de vista que llevo la mirada a Bill.

─Lamento mucho si lo hice esperar, Sr. Skarsgård.

─No se preocupe, tengo poco que llegue ─siento su mano justo en mi espalda, puesto que me ha comenzado a guiar hacia la mesa, retira un poco la silla y me invita a sentarme.

─Gracias ─le digo mirándolo, cuando estoy apunto de tocar la silla, él la recorre hasta quedar a pocos centímetros de la mesa, él ha hecho la misma acción para sentarse.

─Agradezco que aceptara venir aquí, no lo tome a mal, pero... detesto cerrar tratos a través de una llamada telefónica que puede no prometer nada.

─Lo entiendo perfectamente, Sr. Skarsgård. Puedo preguntar ¿Cómo fue que eligió este lugar?

─Oh, claro... mi amigo Christian habia venido aquí hace algunos años, menciono que era un fantástico lugar, buena comida, buen vino, buen ambiente. No se equivocó en sus palabras. ¿Ya habia venido aquí antes?

─Tiene buen gusto su amigo... y respondiendo a su pregunta, sí, sí lo había hecho hace algunos años.

─Imagino que con su esposo ─su atención mucho más notoria al momento de haber dicho aquellas palabras, asentí de forma lenta─. Oh, lo siento... no quería decirlo.

─No, no... esta bien, no hay ningún problema. Estar aquí de nuevo y ver tan impactantes cambios en el lugar... es asombroso.

El sonrió, una sonrisa amplia que daba a relucir lo cómodo que estaba en estos momentos, sin embargo, su sonrisa disminuyo un poco cuando un hombre se acerco a nosotros con una estupefacta sonrisa, lucia su camisa blanca bien fajada y encima un chaleco de color vino, unos pantalones negros hacían un complemento adecuado en el hombre que solo, se dedico a vernos, vaya sorpresa que me lleve cuando visualice aun mejor ese rostro.

El hombre sonrío aun más al chocar su mirada con la mirada con la mía, fue un momento que volvió a llevarme a lo pasado tras ver su rostro amable.

Sra. Jackson... Que sorpresa volverla a tener en este sitio.

También me alegra mucho el volverte a ver, Oliver. ¿Qué tal va el trabajo?

─Oh, bueno... No es lo mejor por ahora ─baja la cabeza, apenado─. Tal vez y... pueda contactarla otro día si le parece.

─Cuando gustes, Oliver ─le informe.

El chico había dejado el trabajo con Michael por asuntos delicados, Michael me había contado que el padre del chico había enfermado de gravedad y él era el único quien podía cuidarlo.

Se retiro del muelle y de los trabajos que lo tenían atado la mayor parte del tiempo, Michael por su parte había comprendido perfectamente la decisión del chico y fue por ello que decidió apoyarlo económicamente en algunas cosas, desgraciadamente ni Michael ni yo supimos de este chico más, no fue hasta una noche que vinimos a cenar al lugar que lo vimos trabajando de mesero.

─ ¿Puedo ofrecerles algún vino?

─ ¿Sra. Jackson? ─miro a Bill quien espera a que yo pida algo, pero creo que no hay algo en especifico que yo quiera tomar.

─Adelante, Sr. Skarsgård. Los hombres tienen mejor gusto para las bebidas.

─Una botella de Sauvignon Blanc ─Bill habla hacia el chico quien asiente y con una ligera sonrisa gira sobre sus talones─. Espero le guste el vino blanco, Sra. Jackson.

─Claro que si ─respondí mirándolo.

─Perdón que lo pregunte, pero... ¿Ha dejado con alguien a su hijo?

─Sí, sí... su hermano mayor lo cuida ─succiono mis labios al terminar de hablar.

─ ¿Cómo? ¿tiene un hijo mayor?

─Bueno... en realidad, el chico vivió con Michael por cinco años, cuando Michael y yo nos juntamos quedamos en pelear por la custodia del chico y, lo conseguimos. Formamos la familia con Narian.

─ ¡Ah! Es el chico que estaba con el dóberman ¿cierto? ─asentí─. Vaya, si que se ve como un gran chico. ¿Solo son dos entonces?

─Y una niña ─le hago saber y el asiente.

─Muy hermosa familia, Sra. Jackson ─Oliver regreso con aquella botella y dos copas, mismas que coloco a cada frente nuestro. Destapo aquella botella de vino y comenzó a servir calculando la medida adecuada para cada copa. Al terminar, Bill y yo le agradecimos para verlo dar un asentimiento.

Un segundo mesero llego a nosotros, en medio coloco un plato fondo blanco en donde pequeños panes estaban cortados, panes que podían fácilmente acompañarse con este tipo de vino. Oliver le agradeció en una sonrisa pequeña, el segundo mesero se retiro y Oliver se dedico a colocar sus manos detrás de su espalda.

Se mecía de un lado a otro con tanta calma a espera que pudiéramos decidir qué querríamos ordenar, Bill parecía bastante centrado en la carta, sus ojos verdes se deslizaban por cada una de las diferentes opciones, muecas pequeñas y suspiros daban a demostrar su inconformidad, pero también había sonrisas, esas divertida y carismáticas que puede mostrar cualquier persona ante una situación difícil para decidir.

Tome la carta y Oliver se acercó hasta mí, señale lo que quería y el chico anoto en una pequeña libreta lo que había pedido. Le entregue la carta y después se acerco a Bill cuando el hombre lo llamo para indicarle de la misma manera lo que había llamado su atención.

─En unos minutos le traeré su cena, con permiso.

─Propio ─respondió Bill, estiro su mano hacia aquel plato con los panecillos para tomar uno y pellizcarlo un poco. Ese mismo bocado lo llevo a su boca para degustar aquel sabor dulce.

─Perdón si sueno muy inapropiada, Sr. Skarsgård pero... ¿Han encontrado algo respecto a lo de Alaina? ─pregunto y él frunce ligeramente su ceño procediendo a negar.

─Desgraciadamente nada... He realizado llamadas a Suecia para saber si ya tienen algo pero, no hay información alguna.

─Lo lamento... Los jefes del departamento de policías de Oregón al parecer tampoco tienen nada. Verdaderamente es una pena y una lastima el haber perdido a una mujer como Alaina... Y claro que a sus hijos también.

─Menciono que... ¿Lo vendería a usted? ─asiento lento y dudosa.

─No, no... Usted fue su esposo y sé que usted tendrá la última palabra. Imagino que no está interesado en seguir los tratos de su esposa, en paz descanse.

─Imagina bien ─me miro sereno─. Ya veré que acción realizó con aquel Estado.

─Me parece perfecto ─medio sonrió antes de bajar la mirada.

Si que sera una noche interesante...






***






No sé cuanto tiempo ha pasado desde que nos trajeron la cena que ordenamos, pero hemos cenado en silencio y en pocas ocasiones llegamos a cruzar palabras. Creo que Bill se ha dedicado a degustar aquella comida, de su vino, es una situación bastante... mmm, no la llamaría incomoda, me siento bien, a decir verdad, no me siento forzada ni incomoda en nada de esto.

He notado que es un hombre con bastante elegancia, su manera de comer, su manera de estar sentado e incluso de hablar, es un hombre sumamente interesante en varios aspectos.

─ ¿Llego a hablar bien con las personas que la ayudan en sus tratos, Sra. Jackson? ─lo veo tomar aquella copa para conducirla a sus labios.

─Oh, sí, sí... estaban más que encantados con la eficacia a su muestra. No lo niego, Sr. Skarsgård. Fue algo muy rápido y que dejo encantado a medio muelle.

─ ¿Y a usted? ─bajo la copa y relamió sus labios, baje la mirada─. Porque... es mejor saber que usted quedo satisfecha con ello.

─Quede satisfecha ─lo mire─. No con muchos logramos hacer esta clase de tratos, sobre todo cuando vienen de...

─Suecia ─me sonrío.

─Claro, Suecia... Puedo saber ¿Cómo es ese nivel de eficacia tan rápido que tiene, Sr. Skarsgård?

─Tengo mis propios laboratorios de droga, Sra. Jackson. En ellos trabajan gente demasiado cumplidora, nunca he tenido fallas.

─Entiendo... ¿y la manera de traerlas?

─Tratos con una aerolínea ─aseguro─. Tratos que... me están llevando a la compra de esa pequeña aerolínea.

─Ya veo...

─ ¿Y usted? ¿de donde saca las armas? Para conseguirlas en tan poco tiempo debe tener muy bien sus tratos.

─Bueno... tenemos dos almacenes en donde se fabrican, el almacén principal del muelle es aquel en donde solo se almacenan para ser exportada a otros países.

─ ¿Hubo problemas en algún momento? Lo quiero suponer.

─Sí ─respondo acomodándome mejor sobre la silla─. En mi séptimo u octavo mes de embarazo hubo complicaciones. Trataron de tomar el muelle por la fuerza y... sabrá lo demás ─bebo de la copa.

─Imagino que todo lo mantuvo bajo control al instante ─coloco sus brazos sobre la mesa─. Si me lo permite, Sra. Jackson. Luce como una mujer bastante inteligente en lo que hace... Además de ser un imán de encanto y atracción hacia cualquier hombre.

¿Qué mierd...

─Oh, lo lamento ─menciono apenado recargándose una vez más sobre la silla─. Es solo que... me habían contado de una Lily Collins, más jamás imagine que esa Lily Collins seria una hermosa mujer.

─Le agradezco sus halagos, Sr. Skarsgård ─sonreí volviendo a darle un sorbo a la copa.

─Tiene pareja, imagino ─subió una de sus piernas sobre la otra, con aquella copa en su mano derecha y una atención sin duda distinta a la que tenia cuando llegue.

─Sí, sí ─respondí segura─. Rami Malek, el hombre que inspeccionaba la droga junto con el otro chico que se la pidió.

─ ¿Malek? Oh, vaya, no me lo esperaba, me habían hablado de él hace años, un joven hermano de Sami Malek.

─Nadie se lo esperaba y... Bueno, supo y aun sabe llevar el nombre de su hermano, hace honor a su apellido ─lleve la mirada a otro ángulo, trataba de no sonreírle de más, de verdad que trataba, pero... tiene algo que te hace sonreírle sin razón aparente.

─Pues... que suerte para algunos, la suerte para Michael y ahora para aquel hombre. Quienes afortunadamente tienen ante sus ojos una bella mujer, y con todo respeto se lo hago saber.

Condujo su copa hacia mi dirección, conduje la mía hacia la suya, un pequeño sonido fue desprendido por el choque de estas y, por último, aquellos sorbos pausados, mientras me miraba, mientras lo miraba. Si que logro hacer que me sonrojara por sus comentarios.

Vaya hombre tan directo y amable que es Bill Skarsgård.





***



─Los tratos serán así, Sra. Jackson ─menciono antes de darle el ultimo trago a la copa─. Si bien le parece.

─Me parece perfecto... Creo que es justo.

─Lo es, si de algo le ha servido que le pida aquellas armas, de verdad que se lo tendré muy agradecido.

─ ¿Las ocupa pronto? Puedo dárselas antes de lo deseado.

─Oh, no, no... todo con tranquilidad, no quiero que estropee los planes que tiene para dichas armas con tal de solo entregármelas a mí.

Oliver, camino hacia nosotros con una pequeña nota en sus manos, cuando yo la iba a tomar, Bill le arrebato de los dedos de Oliver quien solo lo miro con demasiada atención por lo que Bill había hecho.

─Sr. Skarsgård...

─Yo lo pagare ─me sonrío levemente.

─No, no... por favor.

─Sra. Jackson... Por favor, no tiene porque pagar nada de esto ─tomo su billetera y de esta, saco algunos dólares apartando algunos otros para dárselos a Oliver─. Tu propina y lo de la cuenta.

─Muchas gracias, Sr.

Bill, se colocó de pie, acción misma que realice al momento en que Oliver se dio la vuelta. Bill, recorrido mi silla antes de que yo pudiera hacerlo y una vez más su mano sobre su espalda me guiaba hacia las escaleras.

Sin embargo, al llegar a estas me ofreció su brazo, no pude negarme a no aceptarlo, no quería hacer el ridículo cayéndome en estas si no me sujetaba de algo. Pasé mi mano por su brazo y le agradecí en un susurro perceptible, con su mirada en cada paso que yo daba es como avanzábamos.

Inhalo pequeñas bocanadas de aire y al mismo tiempo respiro una fragancia agradable, fresca, que se mezcla con el olor de la menta de aquella goma de mascar que había comenzado a mascar al término de la cena.

Al llegar al final de las escaleras no parece querer apartar mi mano de su brazo, caminaba con elegancia y un porte demasiado seguro entre las mesas y las nuevas personas que iban llegando al lugar. Cuando llegamos a la recepción nos despedimos del host y seguimos nuestro camino hacia fuera del lugar.

Tres escalones más y salimos de aquel elegante lugar en silencio, pero los sonidos del exterior daban fin a aquello, inclusive un chico del valet parking que se acerco a Bill para indicarle que en un momento traería su auto, palabras que hicieron a Bill asentir en confianza.

Por fin sentía que Bill ya no me tenia tan aprisionada a su pequeño agarre, fue ahí cuando me separe de él y en un aclaramiento de garganta logre obtener su atención.

─Agradezco mucho por la cena, Sr. Skarsgård. Así como el haber llegado a una formalización de los tratos que nos beneficiaran a ambos.

─No agradezca nada, Sra. Jackson. Ha sido un placer el haber cerrado tratos con una mujer como usted. Espero y en un futuro no muy lejano acepte una cena más.

─Sí, claro que si ─asentí con una sonrisa, él igual me sonrío.

Un auto se estaciono justo frente a nosotros, de este el hombre del valet parking bajo para caminar hacia Bill y entregarle las llaves de su auto, Bill le extendió algo al hombre que al verlo bien supe que era una propina.

─ ¿Tiene auto? ─me pregunta colocando una de sus manos en el bolsillo de su pantalón.

─Me han traído, no estoy acostumbrada a traer mi auto a lugares así. Tomare un taxi, seguramente quien me trajo esta ocupado.

─Puedo llevarla yo, si me lo permite.

─Oh, no, no... ya ha hecho mucho con pagar la cena y, además

─Lily ─esta vez dijo mi nombre, el cual al escucharlo me hizo guardar completo silencio─. Eres mujer, supongo que... no es seguro que una mujer viaje con un desconocido a mitad de la noche.

─...

─Somos socios de hoy en adelante ─menciono─. Así que, por favor ─indico a su auto.

Apenada, asentí y agradecí en un murmuro perceptible, él abrió la puerta del auto para mi y me indico que subiera con cuidado. Al estar dentro del auto aquella fragancia emanaba aun más, no era una fragancia desagradable, era aquella solo de su loción.

Lo vi rodear el auto al momento en que me coloque el cinturón de seguridad, cuando termine de colocármelo lo que hice fue llevar la mirada hacia la puerta que había abierto, subió sin decir nada, coloco las llaves dentro del auto y lo encendió al momento en que giro aquella llave.

─Lily ─mi nombre volvió a probar sus labios, atenta y un poco temerosa me atreví a mirarlo a los ojos.

─ ¿Si?

─Omitamos ahora el "Sr."

─...

─Después de todo, ahora somos socios.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top