Capítulo.- 13
Narian
Tomo el celular que esta sobre la mesa café de aquella biblioteca, mientras una pequeña pila de libros descansa a mi costado, gruesos y sus portadas son de pasta dura, buenas ediciones de libros, a decir verdad, otros estudiantes se encuentran en las diversas computadoras que hay en el sitio, algunos otros tienen sus portátiles o IPads en donde han estado haciendo diversos trabajos.
Miro la hora al momento en que dejo de observar lo que estan haciendo todos los demás, casi es la hora de salida y creo que nadie se habia percatado de ello, la profesora a cargo de impartir la materia de Filosofía del derecho camina hacia Hallie quien habia alzado su mano después de haber debatido lo que pudo haber sido una respuesta con sus amigas.
Le dedica una pequeña sonrisa a la profesora antes de señalar con su dedo índice lo que esta anotado en su cuaderno, su cabello que caía frente a su rostro fue apartado con delicadeza por una de sus manos libres, poco después sus ojos volvieron a chocar con los de la profesora, quien, con un ceño ligeramente fruncido y una postura poco rígida, decidió caminar en medio de Hallie y aquella pelinegra que solo mordía la tapa de su bolígrafo.
Hallie, recarga su barbilla en la palma de su mano en espera de que la profesora termine de explicarle aquello que no logro comprender o que causo curiosidad por indagar un poco más.
Baja la mirada un tanto impaciente, los dedos de su mano derecha dan pequeños golpecitos a la mesa de madera, pero cuando la veo subir la mirada y llevarla a su dirección, dejó de darle golpes y solo para saludarme con una pequeña y encantadora sonrisa.
No pude hacer como si no la hubiese visto, es decir... cualquiera hubiera visto venir tan deslumbrante mirada verde llena de amabilidad e inocencia.
La salude de la misma manera, no duro mucho mi saludo puesto que la profesora le llamo la atención al colocar su mano con esmalte rosado en su hombro, ella, volvió su mirar a la mujer de apariencia cansada.
Cambio el bolígrafo azul por el negro y comienzo a pasarlo por las hojas rayadas escribiendo las ultimas líneas de aquel párrafo en el que la poca información que me faltaba concretar.
─Hallie no se ve como de tu tipo, Narian ─Nahel menciona divertido, una sonrisa se me plasma y suelto un suspiro para nada cansado.
─No sé de que mierda estas hablando ─menciono sin dejar de escribir.
─No te hagas ─Daryl suelta de pronto─. Aceptaste hacer la exposición con ella, aceptaste arriesgarte a que Emilio te parta la cara y la miras como si fuera la única mujer en el mundo.
─La miro de la única manera en la que se le debe ver a una mujer, Daryl ─lo mire─. Ya deberías saberlo.
─ ¿Qué? ¿Miras a tu madre y hermana igual?
─Claro, con amor, cariño y respeto ─menciono sonriendo y vuelvo a dedicarme a escribir en aquel cuaderno─. Lo reafirmo, a una mujer solo se le mira de esa manera.
─Que romántico, me haría gay por ti, Jackson ─Damien responde divertido, lo que causo risas entre nosotros, claro que la profesora no demoro nada en llamar nuestra atención, así como la bibliotecaria que estaba a unos cuantos metros de nosotros.
Decididos a guardarnos las risas y más comentarios, volvimos al trabajo que estábamos realizando, la profesora Mayer pidió específicamente que los trabajos fueran realizados con información de libros, es la típica profesora que no le gusta usar los medios sociales que hoy en día se ofrecen, ella prefiere más los libros, aquellas grotescas enciclopedias de miles y miles de páginas que causarían sueño al que no disfrutara de conocer ciertos temas.
Como Axel, por ejemplo, lleva bastante tiempo recargado en su cuaderno, con un libro abierto frente a él y el gorro de su sudadera en su cabeza. Es gracioso en parte como Leonardo hace de todo para anotar algunas cosas en la libreta del ya mencionado anteriormente, al parecer son muy buenos amigos.
El sonido de los tacones de la profesora es cada vez más cercano a nosotros, Leonardo ha mirado de reojo a Axel y en una mirada de preocupación se apresuro a mover de forma repetitiva a Axel hasta que este, se levantó un tanto confundido y adormilado. Vaya, si se durmió.
─Chicos, les pido que devuelvan los libros a sus lugares, continuaremos la siguiente clase con esto.
Un asentimiento se hizo presente en nosotros y cuando la mujer se dio la vuelta para ir hacia otros lugares, Axel se estiro de tal forma que nos hizo reír levemente, cuando se coloco de pie, cerro el libro que estaba delante de él para apilarlos con los demás, soy el único que se ha dedicado a guardar sus lapiceros, cuaderno y bolígrafos de manera ordenada, no puedo evitar observar como aquellos tipos solo han abierto sus mochilas y metido todo como si fuera cualquier cosa.
Cuando todo esta listo, Damien y Daryl son los únicos que me esperan, puesto que Axel, Leonardo y Nahel se han aventurado a los estantes de donde tomamos aquellos libros, poco después tomamos rumbo a la salida del lugar.
Hay pocos estudiantes fuera de sus aulas, imagino que apenas han comenzado a salir de estas, unos lucen lo bastante frustrados, otros lo bastante relajados y otros, a los que fácilmente les puede valer un comino lo que hayan visto u aprendido.
Hoy es jueves y por lo visto muchos ya han comenzado a hacer sus planes para mañana o el día sábado, las conversaciones de clubes nocturnos y los antros más costosos en bebidas de New York resuenan en cada pasillo de aquellos edificios.
Los tres que habían ido a dejar los libros ya se encontraban a nuestro andar, sumiéndose en una conversación y en planes para mañana o tal vez el sábado, han comenzado las excusas de Nahel y un severo silencio en Damien y en mí, no estoy muy seguro si Collins podría darme el permiso para dejar lo que me corresponde por un día, por una noche entera, estoy tan severamente acostumbrado a pedirle permisos que cada vez que necesito uno, me arrepiento al instante de pedírselo.
Sé que ella no es la clase de persona que pone prohibiciones, no, no... ella es lo contrario, deja que uno goce en diversión, es alguien que incluso ha gozado en compañía de nuestras amistades, alguien que solamente pide una sola cosa, tu seguridad.
Quien más me negaba los permisos era Michael, ese sujeto... Que prefería mantenerme seguro, quien prefería dejarme asistir a ciertos lugares donde no hubiera un abuso de drogas, quien me dejaba asistir con tal de llegar a dicha hora establecida por él...
Pero tenia a Lily, ella fácilmente podía convencerlo de que me dejara llegar tarde por ese ultimo mes, en que las cosas con ellos dos iban más que perfectas...
─ ¿Jackson? ─al elevar la mirada, Damien esta frente a mí, las miradas de los demás estan en completa atención hacia mi persona, los rostros de expresión divertidos no pasan desapercibidos─. Hallie te esta llamando.
Con su mirada, indico en donde estaba aquella chica, gire sobre mis talones encarando a la dulce chica que estaba en compañía de la pelinegra, ambas confundidas, ambas en un semblante extrañado y de repleta diversión.
Bien Narian, bien... Has divagado.
─ ¿Estas bien, chico? ─la pelinegra pregunta con su entrecejo demasiado junto, asiento rápidamente procediendo a aclararme la garganta.
─Lo siento Hallie, divague por un momento ─mencione, pero ella sonrió aun más.
─Divagaste lo suficiente como para llegar casi a la salida, Narian ─y gire hacia donde estaban mis amigos, riendo, asintiendo, aun confundidos, que maldito ridículo─. ¿Por qué no seguimos caminando y te cuento que sucede?
─Vale, vale...
Comenzó a dar pasos pequeños hasta colocarse a mi lado, le seguí el paso, así como mis amigos y la amiga de Hallie, chica que habia comenzado a cruzar palabra con Axel y Damien, al parecer si cruzan palabras, imaginé que no.
─Crees... ¿Qué haya algún problema si trabajamos el proyecto en tu casa, Narian? ─la mire al instante─. No lo tomes a mal, estuve pensando bastante sobre trabajar en mi casa, pero... Emilio no nos dejara tranquilos y no quiero que suceda lo de la vez pasada.
Ella, succiono sus labios y llevo sus manos al frente, ambas entrelazadas mientras su cuerpo se mecía con lentitud. No tomo mucho tiempo cruzar el umbral de la universidad para salir de esta en nuestra totalidad, me quede quieto al igual que Hallie y que aquellos que nos habían acompañado a salir.
─Amm... Hallie, yo creo que
─No tengo nada en contra de tu familia, Narian ─me interrumpió, no de golpe, si no con la debida voz y la debida tranquilidad─. No hay nada que me moleste o preocupe si es a lo que te ibas a referir.
─...
─Oh, si prefieres podemos ir a trabajar a una cafetería.
─No, no... esta bien hacerlo en mi casa... No hay problema.
─Bien, entonces mañana comenzaremos. No quiero dejarlo todo a ultima hora y no hacerlo bien.
─Sí, sí... será mañana.
Antes de que ella pudiera decir algo más, la interrumpió el claxon de un auto, claxon que se hizo escuchar en al menos cinco ocasiones para después estacionarse justo frente a nosotros.
La silueta fluida de aquel Luxus LC le da un aspecto realmente llamativo al auto, sin omitir aquel rojo brillante y los rines de las ruedas girando de manera lenta, cuando la puerta fue abierta los brazos tatuados de Harry se colocaron el techo del auto, lleva aquellos lentes de sol negros y un semblante lo bastante serio como para despertar diversas dudas en mí.
─ ¿Ya estas libre? Collins requiere de tu trasero de inmediato ─su voz es firme, imagino que necesita que cuide de Kilian ya, lo sé, le prometí que la ayudaría.
─Nos vemos mañana ─giro hacia las personas que me acompañaban, solo asentimientos, ni una sola palabra, pero también habia mucho asombro en ellos.
Di los pocos pasos que faltaban para llegar al auto de Harry y cuando abrí la puerta me adentré de inmediato al mismo tiempo en que Harry lo hizo. Cerré la puerta acomodando mejor la mochila sobre mis piernas, el aroma que hay en el auto es agradable.
Las llantas del auto rechinan fuertemente al momento en que Harry decide salir de aquella calle, esquiva autos como si fueran cualquier obstáculo, pero la sonrisa que pinta en sus labios me hace saber que disfruta de conducir como un maldito loco...
─ ¿Cómo cojones conseguiste este auto?
─Con mis ahorros, Narian ─me miro divertido.
─Mierda, llevo ahorrando desde que Michael me dio mi primera paga y no he podido conseguirme un maldito auto como este.
─Tal vez es porque no es un auto diseñado para bebés.
Levante mi dedo medio hacía Harry quien rio enseguida a mi acción realizada, lleve la mirada al frente y solo para poder seguir disfrutando del como este loco conducía por las calles de la ciudad.
***
Lily
He tomado a Kilian de una sola manita mientras él daba pasos cortos por la zona, con una de sus manitas se dedicaba a tocar lo que habia alrededor de aquella mesita de madera, nada grave o dañino para el niño, solo algunas botellas de agua y algunos juguetes que habia sacado hace minutos de su enorme pañalera.
A lo lejos, escucho a Rami atender aquella llamada, lleva más de treinta minutos charlando con su madre, quien al parecer volvió a enfermar, hable con él meses atrás, quería que supiera que podía dejar New York para volar a Londres, sin embargo, me dijo que no era tan necesario, pero que iría al tiempo en que las cosas estuvieran más tranquilas aquí con respecto a pedidos y demás.
Ian, entra al almacén con Mario a su costado, ambos con sonrisas grandes sobre su rostro y un pequeño sobre -a mi parecer- en las manos de Ian.
Saludan a Rami quien solo les responde con un levantamiento de su mano derecha para proseguir en su llamada, su rostro es de preocupación severa, creo que esta vez si dejará New York para volar a Londres.
─Jefa adorada ─Ian habla en voz alta, una pequeña risa me asalta ante su llamado y el tono de voz tan soberbio que uso para dirigirse a mi─. Quiero que usted sea la primera en recibir esta sagrada invitación a mi boda ─y me extendió aquella invitación de color vino, misma que venia sellada para que su interior no saliera.
─Es una boda, Ian, no es la gran cosa ─Mario le borra aquella sonrisa al ojiverde quien se dedico a verlo con repudio total─. Te estas amarrando de porvida.
─Llámalo como quieras, Casas... este espécimen perfecto de hombre ideal, se casará y está feliz por ello ─Ian le respondió en una sonrisa sincera, solté a Kilian asegurándome de que se estuviera sosteniendo de la mesita, al parecer ya habia encontrado una distracción.
─ ¿De verdad fui la primera? ─abrí el sobre y saque su interior tomando lo que vendría siendo aquella invitación, color aperlado, con letra en manuscrita y algunos adornos a su alrededor.
─Claro que fuiste la primera, Lily... me haría muy feliz el tenerte ese día con nosotros.
─Bien, te prometo que estaré con ustedes, Ian.
Y fue todo lo que dije antes de que el hombre aplaudiera en son de victoria, se despidió al poco tiempo y solo para caminar hacia donde Bastián y Tatiana se encontraban.
Rami, camina a mi aun en aquella llamada, le dedica una pequeña sonrisa a Kilian quien lo miro con la misma acción, cuando Rami se sentó del otro lado de la mesa en donde Kilian se encontraba, el niño comenzó a dar pasos hacia él, Rami, atento en la llamada y en Kilian, sonreía cada vez más al notar el rápido aprendizaje de Kilian para moverse con ayuda de las cosas que habia a su alrededor y cuando llego a Rami, se dedico a apoyarse contra las piernas de este.
Lo sigue demasiado...
Las risas y quejas de Narian llaman mi atención y al llevar la mirada hacia la entrada, puedo verlo pelear con Harry, entre empujones y tirones de cabello que Harry le hace a Narian en forma de juego, así como los pequeños golpes con los puños o las mismas patadas que ambos se tiran en cada momento donde ven las oportunidades adecuadas.
Narian, aparta su mochila de sus hombros y la coloca encima de uno de aquellos sillones, por último, se acerca a mi con una pequeña sonrisa para plasmarme un beso en la mejilla. Toma a Kilian por la espalda causando una pequeña risa en el niño quien al girarse y ver a Narian, se dedico a sonreír un poco más de la cuenta.
Harry no se ha acercado mucho, esta a unos diez pasos de nosotros con sus manos hacia atrás y la completa atención en Narian y en Kilian, cuando devuelvo mi mirada a Rami, este ya se encontraba dejando su celular encima de aquella mesita, no hay ninguna expresión en su rostro, tan solo la mirada perdida en la mesa y sus manos entrelazándose justo frente a una de sus rodillas.
─ ¿Todo bien? ─le pregunto obteniendo su atención, sus asentimientos son rápidos y una pequeña sonrisa lo acompaña.
─Sí, tal vez hablemos de esto más tarde.
─Bien.
─ ¿Y a mí? ¿para que más me querían? ─Narian pregunta colocando a Kilian en el piso, se ha quedado sentado mirando hacia Narian.
─Bueno Narian ─Harry habla y me atención se posa en él─. Lily ha dicho que el 70% de esto es tuyo. Skarsgård ha cumplido con el pedido de las drogas que puso como prueba. Pero... Lily no aceptara tratos a no ser que tú le des una respuesta clara.
─ ¿Respuesta clara? ─Narian me miro─. Habíamos quedado claros en esto, Lily... Nada me corresponde a mí.
─Las cosas son así, Narian ─Bastián camino hacia nosotros con una invitación en sus manos, se encontraba leyéndola─. Michael te lo dejo todo, Michael le dejo el 30% a Collins ¿por qué? Bueno, tal vez porque nunca se imagino que esta mujer entraría de nuevo a su vida, dejémoslo ahora claro, das tu aporte si aceptas o no, si aceptas, mayor facilidad para nosotros comprar y vender drogas, si rechazas... pues bueno, más lentitud ─y por fin miro a Narian.
─Si, bueno... El 70% pueden quedárselo la ratona y el topito ─señalo a Kilian─. No puedo aceptar algo que dice un pliego de papel solo porque mi viejo lo dijo ¿Confías en el tipo, Lily? Es decir... ¿Confían en Bill Skarsgård?
─Nos dio entrada fácil, es decir... A collins le dio la entrada fácil, tenía tratos con Jackson, quiso realizarlos con Collins ¿Qué hay de malo? ─Ian pregunta─. Es decir... Harry y yo sabemos como es.
─Hablas de un tipo que llego a Jolson hace nueve años, Somerhalder ─Harry respondió─. Hablamos de Skarsgård, el sujeto que llego al año en que Diana murió, no sabemos ni como cojones logro salir del maldito aprieto en el que se metió con Charlie Jolson.
─ ¿Tuvo aprietos? ─Mario pregunto con el ceño fruncido, a lo cual Harry asintió de inmediato.
─Muchos y ni me pregunten a mi por ello, las cosas pasadas con ese sujeto no deberían ni mencionarse ─Harry, simplemente se centró en su celular dejándonos en completo silencio, Ian, quien al parecer habia recordado lo pasado con Bill, decidía bajar la mirada y no mirar a nadie.
─Eres la de las decisiones aquí, Lily ─Bastián me miro─. No sé como se haya dividido el trabajo para Harry, pero espero... que al menos puedas contar con su ayuda.
─Oh, pero si cuenta con mi ayuda ─Harry hablo─. Con mi ayuda, con la Malek y con la de Narian, aunque el chico no quiera ayudar sabe que su deber en parte es aquí... ¿Cuenta con tu ayuda, Abbout?
─Desde que te fuiste, Styles ─Bastián respondió.
─Lo tengo y todos lo tenemos claro ─la manera seria y casta en como respondió Narian, me hizo saber que de verdad, no estaba nada interesado en seguir metido en esto, no quería hacerlo, no quería tener que ver más en esto. Y yo lo entendía... ─. Acepta ─me miro─. Si de verdad confías en él, acepta... Total, si les ira bien con esto pues... acepta. Cierra tratos con él, se ve como un hombre que disfrutaría mucho de esto.
─...
Sin más palabras, lo que Narian hizo fue tomar a Kilian de nuevo en sus brazos, tomo su mochila y comenzó a alejarse de nosotros en completo silencio, su andar desconfiado, ese andar tan seco de emociones me habia dado todas las respuestas claras a lo que el chico pensaba.
Anteriormente Narian me habia dado opciones de dejar todo esto, opciones de seguir con una nueva vida en donde ni él, ni yo, ni Chris o Kilian corriéramos riesgos, el dejarle todo a Bastián era una opción que al chico se le habia metido muy profundo en la cabeza, el hacer que Ian y Mario tuvieran sus buenos lugares en compañía de Tatiana era también lo que Narian habia planeado con nada de esfuerzo.
«Es lo que Michael hubiera hecho por mantenernos seguros» lo sé, lo sé y no dejo de reprocharme esa maravillosa seguridad que sé, él nos hubiera brindado dejando todo esto.
Pero él no esta más, él nos dejó... y ahora soy yo quien asume su propio mando.
***
Narrador
Si hace apenas unas cuantas horas habia tenido la fortuna de haber visto a Jayden en una de las cafeterías de la ciudad y ya estaba en aquella comisaria con una estupenda sonrisa en sus labios, con una mirada tan divertida, con un humor tan divertido que estaba tan impaciente porque aquella puerta fuera abierta.
Solo, sentado en un pequeño cuarto de visitas observaba lo que habia a su alrededor, no más que cuatro sencillas y gastadas paredes, no más que pequeños sofás, y una mesa donde descansaba una pequeña tarta de manzana.
Si, aun recordaba lo que Banner gastaba por estas tartas, aun recordaba el lugar en donde solía comprarlas.
Y aunque su presencia en la ciudad hace años habia durado solo meses, esta vez procuraría que fueran años, años de poder, años donde todos comerían de sus manos.
Reunirlos a todos era su plan, un plan tan perfecto y tan repulsivo el que atravesaba su mente, tantas maneras enfermas de matarlos, tantas maneras de despellejar sus cuerpos, tantas maneras de hacer que sus cabezas se quedaran si sus rostros.
Pudieron haber pasado años...
Pero jamás olvido lo que esos años trajeron a él.
Jamás olvido a lo que se enfrentó, sus ojos nunca olvidaron lo que observaron con tanta repulsión y sus oídos, jamás fueron dignos de olvidar aquellos gritos de ayuda, gritos desesperados...
Jamás olvido lo que esas personas, hicieron de él.
Golpeó la caja de color blanco con sus dedos, sus ojos puestos sobre la puerta y solo en ella, con su oído activo para escuchar cualquier minúsculo paso, pero prefirió ponerse de pie, caminar hacia aquella silla que daba la espalda a la puerta y sentarse.
Solo imaginaba a Banner, solo imaginaba el rostro de terror del sujeto al verlo, ¿aun lo recordaría? Es decir, Andrew Banner esta tan jodidamente acostumbrado a torturar y matar gente ¿Cuántas personas no perdieron la vida por sus celos? ¿por su enfermedad mental?
Guardo silencio, suspiro y cerro los ojos...
Aquellos pasos lo habían hecho estremecer; las ansias lo comenzaron a carcomer, el sentimiento que sintió en ese instante no era para nada ajeno, era el mismo que sintió al llegar al muelle en la espera de poder ver a Michael, de poder verlo y saber que su esposa solo mintió... Como seguramente mentía para esconderlo.
La puerta fue abierta, sonrió sin abrir sus ojos, bajo la mirada y succiono sus labios volviendo a golpear aquella caja que estaba frente a él.
Habia pedido específicamente un lugar sin cámaras de audio, un lugar donde solo estuviera él con Banner, solo eso... Y lo obtuvo, Jayden se lo brindo.
Se recargo por completo en el respaldo de la silla, sintió el frio material atravesar su saco y aquella delgada camisa que estaba debajo de este, subió una pierna sobre la otra y solo se dedico a esperar con ansias el sonido de la puerta cerrarse.
El sonido que produjeron los pasos del hombre que habia traído a Banner, fueron siendo escasos, fueron perdiéndose en la nada, a tal punto en que el sonido de la puerta se hizo presente. Ahora, los pasos castos de aquel hombre y el sonido de una cadena eran presenciados por Bill, su piel se erizo al sentir el rose de lo que pudo haber sido el brazo de Banner.
Seguía con sus ojos cerrados, aguantando las ganas perversas que tenia por reír, por querer restregarle a la cara que, si hubiese sido bueno con él en un pasado, toda la mierda por la que hoy atravesaba, la estaría atravesando alguien más.
Cuando la silla de enfrente de Bill fue recorrida, el hombre suspiro, succiono sus labios y volvió a inhalar una gran cantidad de aire, el cual exhalo al momento en que abrió los ojos.
Aquella figura acabada del hombre que pudo haber considerado peligroso en un momento le daba gracia, le daba risa el verlo de esa manera tan descuidada.
¿Dónde estaba el hombre que acostumbraba a no dejarse ni un solo vello en el rostro? ¿Dónde estaba el hombre de atuendo encantador? ¿el adinerado? ¿Dónde estaba Andrew Banner?
Ahora lucia barba, esa barba que daba a notar los años que tenia por demás, su cabello era un poco desarreglado, no era el típico peinado que llevaba siempre, aquel que lo hacía lucir tan increíblemente "apuesto y joven" era desalineado. Ni hablar de aquel traje color naranja que llevaba sobre su cuerpo, de pies a brazos, sin botones, sin cierres.
Y esas manos... Joder, las uñas que sus dedos mostraban estaban mal cortadas, como si sus dientes hubiesen arrancado cada nueva uña que se aproximaba a crecer, aquellos pellejos que sus dedos pulgares tenían daban un aspecto horroroso, todo... todo de Andrew Banner, era una verdadera miseria.
Bill, llevó su perfecto peinado hacia atrás, después de haberle sonreído al hombre que solo lo miraba atento, con un solo recuerdo de lo que fue en su pasado, Bill Skarsgård.
─Hola, amigo ─fueron las palabras que Bill le dijo a Banner en ese momento.
Banner no pudo hacer otra cosa, que observarlo con asombro total, con una sorpresa inimaginable.
Porque Bill venia por una razón.
Venganza...
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