Capítulo.- 02






Son dos furgonetas color blancas que entraron al muelle hace apenas treinta minutos, una de aquellas furgonetas tenía una pequeña cantidad de droga que Ian pidió hace dos semanas para comenzar una exportación a otros países. Sus planes de ir a la frontera entre Estados Unidos y México daban mucho de qué hablar para Ian, anteriormente ya habia hecho el tráfico de drogas en la frontera ya establecida y fue un rotundo éxito lo que logro.

Ian es quien ha querido iniciar de apoco su pequeño negocio fuera del muelle y fuera de mi supervisión, sus deseos por irse a vivir a México o a Colombia lo han llevado al punto de practicar en pequeñas ciudades donde la exportación de drogas es escasa o acercándose a la frontera para experimentar el riesgo que podría tener en un futuro si es que desea irse.

Mientras que la segunda furgoneta tenía una cantidad de dinero inmensa, misma cantidad de dinero que las cuatro personas de ese vehículo habían conseguido al vender drogas en las partes del cruce de Estados Unidos a Canadá.

Rami y Zach son los encargados de contar ese dinero, su habilidad con las sumas de cada dólar es tan rápida que quedo atónita ante su manera de contar, sin embargo, he visto que Zach ha contados dos veces la misma cantidad de dinero que ya tenía apartada, sus ceños fruncidos y aquella mirada confusa con muecas presentes me daban la respuesta adecuada de saber, que algo no estaba bien.

Rami presenta el mismo problema, coloca ambas manos en la mesa de madera donde maletas negras vacías descansan, mismas donde venía el dinero incluido. Pasa su vista por los fajos que hay frente a Zach, después frente a los fajos que hay frente suyo. Los cuatro hombres no parecen prestar atención a lo que pasa, estan demasiado centrados en sus conversaciones como para notar que Rami y Zach se han dado cuenta de que falta dinero.

Un suspiro pesado asalta a Rami quien gira a verme, atenta, veo como niega con la cabeza, dándome la respuesta que necesitaba... Sí, falta dinero.

─Joel ─me dirijo al que está al mando de este movimiento, los otros tres guardan rotundo silencio al notar mi incomodidad─. ¿Podemos hablar?

─Sí, sí, claro Lily.

Los tres hombres que estaban con él se dieron la vuelta en completo silencio y ambos comenzaron a caminar hacia la salida del almacén, llevando la mirada hacia atrás en repetidas ocasiones mientras yo caminaba justo frente a la mesa. Joel, quien habia mantenido la calma hasta ahora, habia comenzado a mostrarse nervioso, sus manos estaban entrelazadas justo frente a su estómago y sus expresiones corporales ya habían cambiado a mi parecer.

─ ¿Cuánto falta? ─miro a Rami quien se aparta de la mesa.

─Ciento cincuenta mil dólares ─devolví mi mirada a Joel cuando Rami dijo aquella suma de dinero faltante, el hombre, ha abierto sus ojos con impresión debido a las palabras salientes de Rami.

─Debe haber un error... ─se excusa con nerviosismo─. Vendimos todas las drogas y

─ ¿Y el dinero faltante de esas drogas que dices se vendieron, Joel? ─lo interrumpo─. Dudo demasiado en que Rami y Zach se hayan equivocado, los conoces.

─Te juro que todo estaba en esas maletas, Lily... No faltaba nada cuando empacamos el dinero, lo contamos todo.

─Joel... Te pago lo bastante bien, a ti y a tus ayudantes para que me hayas robado ciento cincuenta mil dólares que seguramente lo gastaste en alcohol y mujeres.

─...

─ ¿Me crees estúpida acaso? ¿Pensaste que por tener ya un año trabajando para mí no me daría cuenta de tus malditos jueguitos?

─Lily

─Cállate Joel... ─me gire hacia la mesa bajando la mirada hacia los fajos de billetes.

Joel y sus hermanos cumplieron un año trabajando conmigo hace apenas una semana atrás, mexicanos, todos con "familias" lo cual lo estoy comenzando a dudar, algunos trabajadores se han dado el gusto de investigarlos, todos hacen lo mismo, se emborrachan, se drogan y tienen sexo con las mujeres de los barrios bajos que ofrecen sus servicios.

Hemos indicado en sus cuentas bancarias dándonos cuenta de que no han mandado ninguna cantidad de dinero a México en el año que tienen en Estados Unidos.

El arma que estaba detrás de una de aquellas maletas fue tomada por mí, arma, que aprecie por unos instantes antes de darme la vuelta encarar al hombre que habia subido la guardia, dispuesto a tomar de la parte trasera de su pantalón su arma, sin embargo se detuvo cuando Eddy y Baldo -encargados de cuidar el almacén- se acercaron hasta el tipo con aquellas armas Vityaz-SN haciendo que Joel bajara de inmediato su mano próxima a tomar su arma.

Cinco pasos di al frente hasta estar a tan solo centímetros de él, su atención está puesta en mí y solo en mí, aún más cuando aquella arma que estaba en mi mano derecha subió de apoco golpeando cada pequeña área de su cuerpo, a fin de cuentas, me detuve en frente del hombre.

─Tienes hasta el día viernes para entregarme ese maldito dinero, Joel. Tengo hombres que siguen cada asqueroso paso tuyo, viernes Joel, o créeme que tomare otro tipo de pago.

─No tienes las agallas...

Detone el arma justo a dos centímetros de sus pies, acto que hizo que el tipo se sobresaltara y cambiara de lugar rápidamente. Su piel ha palidecido, sus nervios incrementaron y aquellas tres personas que habían salido del muelle entraron asustados, apresurados a saber que habia pasado.

Eddy y Baldo tomaron al tipo de los brazos acercándolo una vez más a mí, lo diferente era que esta vez lo hicieron colocarse de rodillas obligándolo a alzar el mentón para verme a la cara.

El antiguo dueño de esta arma te hubiera destrozado los testículos en un abrir y cerrar de ojos, Joel.

─...

─Tienen hasta el viernes ─mire a los tres hombres que se quedaron inmóviles en la entrada del almacén─. Joel les dirá que paso. Fuera de mi vista.

Baldo, fue el único quien tomo a Joel de un brazo para colocarlo de pie y sacarlo casi a empujones del almacén, los tres hermanos lo tomaron para juntos desaparecer por la entrada del sitio, y así escuchar a los pocos segundos el arranque de aquella furgoneta.

Rami le dio una pequeña indicación a Zach quien decidió seguir de inmediato, tomo su arma de la esquina de la mesa y salió a toda prisa gritando algunos nombres de los trabajares de la zona, iniciaría la cacería de aquellos cuatro hermanos si deseaban escapar.

─ ¿Quieres que dejemos nuestros puestos para ir con Zach, Lily? ─Eddy pregunta por lo cual niego en silencio.

─Cada uno sus puestos, Eddy ─mencione─. No queremos que se repita lo de la última vez.

─Vale ─me dedico una media sonrisa antes de caminar a paso lento hacia Baldo, quien inicio una pequeña charla con Eddy.

Cuando gire me percaté de que Rami ya estaba guardando aquel dinero en las maletas mientras seguía contando cada fajo de billetes. Me cruce de brazos aun con el arma en mi mano sin dejar de verlo.

─Sé que no te equivocaste Rami, ni tú ni Zach.

─Quiero estar seguro ─me mira─. ¿No te parece extraño? Nunca te habían fallado ¿Por qué ahora lo hicieron?

─Era más droga Rami, más dinero, más tentación. Comencé a sospechar de ellos cuando escondieron cocaína en el tablero de la furgoneta. Viajan mucho, supongo que en una de sus "tantas" propiedades dejaron el dinero o la droga que robaron, no lograron vender, no sé, no sé...

─Buen punto... Hablando de viajes ¿has contactado con Bastián?

─Llegara pronto ─rasco mi nuca─. Dijo que debía ir a Brasil por asuntos que tratar con algo referente a un abogado.

─Entiendo ─me di la vuelta caminando hacia la salida de aquel lugar─. ¿Haz almorzado?

─Lo hare más tarde ─respondo sin darme la vuelta siguiendo hacia el frente.

Bastián salió de New York y de Estados Unidos como tal desde hace un mes, no me comentó más que ir a tratar un asunto relacionado con un abogado y dos propiedades que al parecer, Michael dejó.

Pidió algunas copias de identificaciones mías para que el abogado hiciera valido el proceso y claro, mi consentimiento por medio de una llamada hacia aquel hombre que me llamo a la primera semana de la llegada de Bastián.

En ese maravillo portugués que logre aprender con la niñera de Christine y la tormenta de Kilian, claro que... No es tan complicado como se ve.

Cuando camino directo a mi auto, abro la puerta y arrojo el arma al asiento del copiloto, poco después me introduzco en este cerrando la puerta. Mi mirada se va hacia el frente observando la cantidad de movimiento que de pronto comenzó, cuando llegue solo habia pocas personas trabajando y ahora, pareciera que la actividad siempre estuvo presente.

Enciendo el auto, pero no arranco y no lo hago solo porque veo a Rami correr hacia mi dirección.

He estado llevando algo con él desde hace unos meses, intente después de tiempo poder sobrellevar lo pasado y... Aunque sigue siendo muy rápido para algunas personas, puedo decirles que al menos todo esto que se ha formado ha sido de manera lenta, sincera y precavida.

Lo miro cuando está a mi costado, se recarga en la puerta del auto y se inclina hacia adelante─: Te invito a cenar esta noche.

Suelto una pequeña risa ante su invitación, muerdo mi labio inferior con la vista al frente, después, bajo la mirada y vuelvo a mirarlo con atención ante sus próximas palabras.

─Tú, yo, una buena cena, con una buena agua de horchata con fresas.

─ ¡Por el amor de Dios! ─golpee su frente con un poco de fuerza acción que causo que él riera más─. Mala experiencia con esa agua, Malek. De verdad, olvídalo.

─Supongo que esa pequeña larva le daba el sabor original ─lo mire irónica ante su comentario─. ¿Entonces?

─Bien, acepto ─y entonces deposito un pequeño beso en la comisura de sus labios, cuando se apartó, hecho el auto en reversa sin quitarle la mirada al chico que se despide agitando su mano de un lado a otro y al final, salgo del muelle con mis propios pensamientos.







***

Narian



Las tres horas exactas de clase terminaron, cada estudiante ha decidido quedarse en la enorme universidad mientras que otros toman rumbo fijo hacia la salida de esta, hay hombres y mujeres sentados en las escaleras, otros en las bancas de madera y en su gran mayoría en los jardines de esta.

Algunos juegan a pasarse el balón de futbol americano, otros gritan a carcajadas por los chistes contados entre ellos, algunas chicas se la pasan tomándose fotografías y claro, coqueteando con algunos hombres quienes les siguen su juego sin importar nada.

Cuando estoy fuera de la universidad y con mi mirada al frente, no veo a nadie conocido, Mario e Ian dijeron que podrían pasar por mí en mi primer día de clases, pero supongo bromeaban con esos comentarios.

Tal vez y podría caminar hasta la parada de autobús más cercana o bien, ir a la estación del metro... Ni hablar.

Comienzo mi camino por el lado derecho en completo silencio, aun escuchando lo que podrían ser las risas y entusiasmo de aquellos estudiantes, visualizo también a personas que corren con maletas en manos, en traje, personas con algún puesto importante en una de las tantas empresas de la ciudad, personas que tienen otro tipo de trabajos como recepcionista, repartidores de comida.

Otros estudiantes de escuelas variadas, estudiantes con edades variadas entre ellos niños pequeños con sus uniformes elegantes y llamativos.

Los recuerdos vienen a mí, cuando mis padres biológicos hacían de todo para que siempre fuera el más presentable, el bien vestido, el niño con familia adinerada que podía recibir la mejor educación privada o pública.

Pero vaya, que solo fue cuestión de tiempo para que se interesaran en otro tipo de cosas y a mí me hicieran a un lado...

Ni se cuantas cuadras he caminado, estoy tan adentrado a mis pensamientos que lo único que hago es caminar, pensando en la vida que quizás hoy llevaría si aún me hubiese quedado con esas personas... Si no hubiera escapado de casa... Si mi viejo, no me hubiese encontrado ¿Qué hubiera sido de mí? Me detengo en un semáforo de peatón que ahora mustra ese tono rojo.

Un sonido demasiado fuerte me hace sobresaltar, a mí y las demás personas de mi alrededor, la tormenta esta próxima a acercarse y sé que si no tomo rápido el autobús voy a...

─Parece que se acercan los malos climas ─dice aquella voz familiar sacándome de mis pensamientos, bajo la mirada mirando hacia la izquierda, aquella compañera de clase me mira con una pequeña sonrisa mientras acomodaba su morral sobre su hombro

─Sí, así parece ─es lo único que digo antes de llevar la mirada al frente, esperando a que aquella figura cambie a verde.

─No me presente contigo ─vuelve a decir capturando de nuevo mi atención, estira su mano derecha hacia mi dirección y la tomo estrechándola─. Hallie Ramírez.

─Narian Jackson ─y suelto su mano a los pocos segundos.

─ ¿Te sentiste bien en tu primer día? ─dice con carisma.

─Oh... sí, sí, claro ─avanzo cuando el semáforo cambia, acción que ella misma hizo─. Fue... Un muy buen día.

─Ya lo creo ─dice sonriente─. Disculpa a Emilio ─dice con pena, la miro nuevamente─. Es un imbécil en sus momentos.

─ ¿Tu novio? ─cambio de lugar con ella, posicionándola a mi derecha y yo a su izquierda junto a la carretera, me mira confundida─. Lo siento, no es bueno que una mujer este del lado por donde pasan los autos.

─Que caballero... Y no, Emilio no es mi novio, desgraciadamente es mi hermano. No puedo mandarlo a la mierda por más que quisiera.

─Entiendo...

─ ¿Tomaras el autobús? ─pregunta.

─Sí, es lo más probable ─me detengo cuando ella lo hace─. ¿Tú lo harás?

─No, no... De hecho, ahí viene mi hermano ─señalo al auto que ya se aproximaba hacia donde nos encontrábamos.

Un auto Sedán es el que se estaciona justo a un costado nuestro, mismo del cual bajo aquel chico de nombre Emilio, si, ese mismo con aspecto de ser un total hijo de puta.

Sus brazos se colocan encima del techo del vehículo, sus líneas de expresión duras y muecas me hacen saber que tal vez esta disgustado por saber que estoy manteniendo conversación con su hermana.

─ ¿Terminaste, Hallie? ─su pregunta es dura y directa, su hermana solo rueda los ojos al cielo y da algunos pasos hasta el auto.

─Hasta mañana, Narian ─se despide con una sonrisa antes de abrir la puerta del auto e introducirse al mismo ritmo que su hermano.

Escucho una pequeña discusión antes de que el auto arranque por completo y lo pierda de vista cuando dio un giro inesperado por una calle, que grandiosa velocidad la de ese auto.

Mis pensamientos cambian cuando las gotas de agua caen del cielo, lentas, rápidas y de pronto, la gente corría por refugiarse en un sitio adecuado. Bien Narian, bien... Después de todo, te gusta mojarte.







***
Lily





Salgo del ascensor con el recibimiento de Dalas, aquel doberman que Rami le regalo a Christine, el perro salta hacia mi haciendo que lo capturara en mis brazos haciéndome retroceder para chocar con la pared blanca.

Chilla y gruñe de manera divertida, sin embargo cuando comienza a lamer mi rostro es cuando decido que es hora de que baje. Camino hacia la cocina escuchando a Christine hablar con Jeimy. Cuando me adentre a esta, Jeimy me saludo con una radiante sonrisa, acción que llamo la atención de Christine y de aquel pequeño niño que estaba en el piso jugando con sus juguetes.

─ ¡Mami! ─Chris, deja aquel lapicero y baja del banco para correr hacia mí, haciendo que la tomara entre mis brazos para abrazarla con fuerza, aun lleva su uniforme escolar y un solo listón en su cabello─. Llegas justo a tiempo para comer con nosotros.

─Que suerte tengo entonces ─y la baje tomando ahora a Kilian, quien estaba más atento en aquella figura de acción─. ¿Quién te ha comprado ahora eso, Kilian? ─la tomo mirándola con atención.

Nari ─dice apenas con una vocecita entendible refiriéndose a Narian.

Tiene un año con algunos meses y ha comenzado a decir unas cuantas palabras, camina solo con la ayuda de solo sostenerse de los muebles del hogar e incluso suele ser un verdadero caos con Chris y Narian.

Las puertas del elevador son abiertas, por lo cual, me hace avanzar hacia la salida de la cocina con Kilian en mis brazos aun, Mario me saluda y me indica que dejara una bolsa negra encima de uno de los sofás y cuando lo hace, corre hacia mí para arrebatarme a Kilian quien grita emocionado por la acción de Mario hacia él.

─Lavare mi ropa de nuevo aquí si no te molesta, Lily ─dice divertido.

─ ¿De nuevo te ha fallado la lavadora?

─De nuevo, no hay día para que me entreguen la nueva, me estoy cansando.

─Espero lo hagan pronto, estoy a punto de cobrarte el agua y la luz que gastas, Mario ─sueno divertida pero a él no parece importarle mis palabras, esta tan centrado con Kilian que por ultimo presta su atención en la niña que corrió tras él al nombrarlo.

─ ¿Ya has ido con Jayden? ─pregunta bajando a Kilian quien gateando decidió seguir a Chris─. Dijo que le urge hablar contigo.

─Iré mañana ─suspire─. No sé qué noticias me tenga, pero... Estoy segura que tiene que ver con Andrew.

─ ¿Lo crees? ─asentí y en ese momento las puertas del ascensor se abrieron, ahora era Narian quien habia entrado y... Mojado─. Mírate, pareces un gato mojado ─Mario le dice y Narian solo le levanto el dedo medio.

─Pendejo de mierda, creí que irían por mi ─camina hacia las escaleras con una sonrisa─. Por cierto, ya llegue, Lily.

─Bien, cámbiate y baja a comer ─le digo sonriendo.

Él asiente antes de correr los escalones que faltaban para llegar a la planta de arriba, Mario llamo a Jeimy y solo para preguntarle qué era lo que estaba cocinando y claro, si podía quedarse a comer con nosotros.

Llevo la mirada hacia la bolsa con ropa de Mario, después, miro la mesita de centro con variedades de fotografías enmarcadas... Con esa de centro tan especial en donde estamos esa pequeña familia que se formó... que duro tan poco.

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