CAPÍTULO 8. ¿HAS TENIDO TÚ ALGO QUE VER?
"They told me you a killer, a killer.
I saw your collection of hearts and I
shoulda known better, better
And I've got no doubt that the
only way out of this thriller"
~ Valerie Broussard
Me había pasado la siguiente hora dando vueltas por el claro que aún seguía a rebosar de personas, buscando ansiosamente a Maddie aunque la tarea había quedado en vano, por lo menos hasta que vi su larga cabellera rizada moverse con el vaivén de sus movimientos corporales.
— ¡Megara! —gritaba algo desesperada. — Mega...—paró de gritar mi nombre cuando se dio cuenta de que estaba detrás suya. Se acercó casi corriendo y me dio un abrazo. — Pensé que te había pasado algo. No le hagas caso a esos gilipollas.
— Pero son tus amigos. — No quería que por mi culpa ella abandonase a sus amigos por la rarita recién llegada, por mí, vaya.
— Ya no. No sabía que tenía a mi lado a gente tan mierda. — sentenció cabreada. Estaba muy mona así, y Judas a su lado intentaba no sonreír al verla. ¡Será tonto!
— ¿Y Enoc? —pregunté mientras me ponía de puntillas y alzaba la cabeza para ver entre el gentío.
— Está esperando en el coche con Caín. Parece un grifo de vómito, así que nos vamos a ir a casa. ¿Os venís? — Pff ¿Qué si me iba? Estaba deseando que dijera esas mágicas palabras.
— Con los ojos cerrados—bufé aliviada de irnos ya. Maddie asintió porque se veía muy cansada.
Llegamos al coche y vi cómo mi querida amiga me abandonaba para sentarse delante, dejándome atrás con Caín y Enoc. El problema no iba con este último obviamente, pero la cosa se puso peor cuando me tocó sentarme en el medio porque al ser más menuda que estos dos tiarrones íbamos a ir más cómodos. Reflexión para la próxima vez: correr más que Maddie, para así no estar espachurrada por un tío que me pone y el otro que se deja caer encima mía porque no puede con su alma. Bueno, el primer paso era asimilar que Caín me atraía, porque gustar era una palabra demasiado grande. Por ahora lo dejaría ahí.
A pesar de que la camioneta no era para nada pequeña, sentía el codo desnudo de Caín rozar la franja de la piel de mi costado que quedaba al aire. Este leve roce me hacía cosquillas y no podía evitar morder mi labio o lengua para no reír. Se me ponían los vellos de punta nada más imaginar cómo se sentiría que me... ¡Epa! Relaja las hormonas, mi siela. Diosito, necesitaba salir urgentemente de este coche. Parecía un chiste que tuviese a un lado al hermano borracho y al otro, al hermano buenorro. Aunque debía admitir que todos eran muy guapos, solo que Caín resaltaba tanto como un pajarillo blanco en medio del bosque siendo acechado por un águila. La presa perfecta. Tenía que dejar de ver documentales de National Geographic.
Las cosas se ponían interesantes cuando en las curvas, el chico sin remordimientos dejaba caer gran parte de su peso encima mía para hacerse notar, e inconscientemente mi debilucho cuerpo reaccionaba al suyo de una forma muy específica. Caliente chica, estás caliente, soltó una vocecilla de pronto en mi cabeza. Pues al final sí que iba a tener un problemilla con el tema de las voces.
Enoc se dio un par de veces contra el cristal de la ventana, pero una de esas veces le pude parar la cabeza para evitar lesiones más fuertes. En ese justo momento vi la niebla que se estaba extendiendo por la carretera a gran velocidad, en minutos estábamos rodeados de ella. Judas como medida preventiva disminuyó la velocidad, sin embargo los focos del coche alumbraron lo que parecía ser una chica vestida de blanco atravesando sin freno la carretera sin ningún miramiento. Él, para no atropellarla, se vio en la obligación de dar un volantazo, mientras con su brazo derecho intentaba tapar lo máximo posible el cuerpo de Maddie para evitarle posibles consecuencias perjudiciales. No sé en qué momento pasó Caín de estar a mi lado, a estar encima mía tapando con su cuerpo el mío y el de su hermano pequeño, pero sobre todo el mío. La situación me había hecho cerrar los ojos, pero cuando los abrí, vi la intensa mirada de preocupación de Caín centrarse únicamente en mí. Llevó su mano a mi mejilla, intentando tranquilizarme. Y fue el gesto más bonito que nadie había tenido tocándome. Su mirada y asentimiento con la cabeza me preguntaban si estaba bien, le contesté asintiendo también. Estaba bien, pero a la chica que había salido corriendo le había ocurrido algo. Judas estaba muy alterado, demasiado a mi parecer porque aunque había dado un volantazo, no había sido tan brusco. Maddie intentaba tranquilizarlo, diciéndole que todos estábamos bien, pero él no terminaba de calmarse. ¿Qué te había pasado con los coches en un pasado, Judas? Algo muy traumático si esta era tu respuesta. Estrés postraumático diría yo que era lo que estaba sufriendo.
Cuando comprobé que todos estaban bien y que solo había sido un susto, salí del coche pasando por el cuerpo de Caín, en cualquier otro momento me hubiese parecido erótico, pero en este estaba preocupada.
Afuera vi que la niebla se había disipado un poco, los chicos decidieron bajar también conmigo para ver qué había sucedido. Todos llegamos al consenso de que había sido una chica la que había provocado el accidente. De pronto se escuchó un estruendo horroroso y que conocía como la palma de mi mano. ¡Bam! Un disparo. Me quedé congelada en el sitio, y no pude evitar que una lágrima recorriera mi mejilla. ¡Bam! Otro disparo. Este último me sobresaltó. Henry. Salí corriendo al bosque en busca de donde se habían originado los tiros. Los chicos me gritaban que qué mierda hacía. Sí, ¿qué estaba haciendo? Pero mi cuerpo no respondía y yo solo corría y corría. Pensaba que a Henry no lo pude salvar, pero a esa chica tal vez sí. Aunque cuando llegué ya era demasiado tarde.
Su cuerpo yacía en el suelo sin vida. Me acerqué procurando tener el máximo cuidado posible por si su asesino seguía allí. No había nadie, había salido corriendo. Segundos después llegó Caín acelerado, se acercó corriendo a mí. Notoriamente enfadado y dando grandes zancadas.
— ¿ESTÁS LOCA O QUÉ? JODER, MEGARA. — Me tomó de la cara con sus manos mientras me gritaba. Se había cabreado conmigo, y con razón. Cuando vió que sus palabras me dejaban impasible, comenzó a buscar heridas en mi cuerpo. — ¿Estás bien? Siento haberte gritado—asentí señalando el cuerpo de la chica con mi brazo. Él se quedó estático al verlo, no había reparado antes en él.
Se acercó lentamente, mientras sacaba su móvil. Su cara cambió completamente de natural a blanco muerto. ¿La conocía? Me acerqué posicionándome a su lado. Me llevé las manos a la boca, horrorizada. Steisy. Apenas habían pasado dos horas desde la última vez que la vivimos. Desde que la había visto discutir con... con Caín. Le miré, seguía estático sin mover un dedo. Le quité el móvil de las manos y comencé a llamar a la policía. Algo había que hacer. Cuando dio el segundo tono, y lo cogieron, Caín me lo arrebató de las manos y habló él. Su voz sonaba temblorosa.
No pude evitar volver a mirar a la chica que días antes había estado en casa, la que me había saludado. Con la que había sido muy borde. La que ahora estaba muerta con un tiro en la cabeza, otro en el corazón... y ¿por qué tenía también la zona baja del vientre ensangrentada como si hubiese dado a luz? Llevaba el maquillaje corrido tanto de la boca como del rímel, se habían propasado con ella. Incluso le habían cambiado la ropa, qué enfermos hijos de puta. No pude evitar que un par de lágrimas escaparan de mis ojos, toda esa sangre me recordaba... Joder Henry, si hubiese llegado a tiempo.
— Tranquila, la policía ya está de camino— me secó las lágrimas rebeldes. Odiaba llorar, pensé que no volvería a hacerlo desde aquello. Pero parece que nada es para siempre, incluso la vida. Al mirarle a los ojos vi reflejado en ellos como la discusión, le carcomía por dentro. Secretos, me susurraba mi cabeza.
— ¿Por qué dijo que contaría tu secreto? —solté de sopetón con la mirada perdida entre los árboles.
— ¿Qué?
— Steisy dijo que contaría tu secreto, no reaccionaste muy bien a aquello que digamos. —no me podía creer lo que estaba haciendo, el único chico que me atraía y lo estaba culpando.
— ¿Qué estás insinuando, Megara? ¿Estás escuchándote? Yo jamás le haría algo así nadie— torció el gesto, tornándolo doloroso como si le hubiese apuñalado. Y sí, parecía que eso había hecho. Él no había podido ser, joder no se había separado de nosotros. Los tiempos no encajaban, aunque sí podía haber mandado a alguien. No, Caín no parecía de esos. Era imposible. Minutos antes estaba encima mía absorbiendo el frenazo con su cuerpo para que no me ocurriese nada. Pondría la mano en fuego por él, y sé que no me quemaría. Pero tenía un objetivo, averiguar qué era ese secreto.
— Nada, no he dicho nada. Lo siento — me arrepentí enormemente de acusarlo. Él asintió, pero sabía que esa espina se le quedaría clavada por mucho tiempo.
Se podían apreciar unas luces azules, rojas y blancas en la lejanía, la policía llegó hasta nosotros en segundos. Eran unos cuantos agentes. Tres se acercaron al cuerpo de la chica, y dos a nosotros.
— Ya nos han contado vuestros amigos lo sucedido. Sin embargo, me gustaría tomaros a vosotros las declaraciones en un momento. — Asentí.
Le explicamos la situación con pelos y señales, pero obviamos el hecho de que ambos probablemente fuimos de los últimos en verla. Y como si la agente nos hubiese leido la mente preguntó:
—¿Alguno la vio en la fiesta? — miré de soslayo a Caín.
— No, lo siento. Estuvimos casi todo el tiempo con nuestro grupo de amigos. Allí había demasiada gente— Caín me miró, no sé si dándome las gracias o matándome por mentir. Si él hubiese tenido algo que ver, le estaba salvando el culo. Pero en lo más profundo de mi ser, sabía con toda mi alma que no. La agente se quedó satisfecha, se me daba bien mentir. Que se lo dijesen a mi ex-psiquiatra.
— Siento que hayáis tenido que presenciar esta situación, no es plato de buen gusto. —Se marchó a seguir haciendo su trabajo.
— Se me está haciendo cotidiano— susurré para mí misma o al menos eso pensaba, hasta que Caín giró la cabeza y me observó. Estábamos a punto de irnos cuando...
— ¡Megara Kyteler! — gritó un agente. Me quedé congelada sin saber qué hacer. — Su expediente es muy revelador, ¿no cree? — ¿perdona?
— Todo el mundo tiene un pasado.
— Sí, pero el suyo es suculento para este caso. Extraña coincidencia de que salga del Psiquiátrico, y se de la muerte de esta pobre chica. Y varias en torno a los pueblos vecinos.
— ¿Qué está insinuando, agente?
— No sé, un supuesto homicidio imprudente mezclado con problemas mentales del pasado da mucho que pensar ahora—hizo un especial énfasis en supuesto. Será hijo de puta. Comencé a caminar hacia él para propinarle unos buenos puñetazos que lo hiciesen doblarse del dolor. Sin embargo, Caín fue más rápido y me agarró.
— ¿Eso es cierto? — preguntó la mujer agente. Asentí avergonzada de que Caín estuviese presente allí. Escuchándolo todo. Él se mostraba sereno, sin articular ningún tipo de gesto. ¿Lo sabría? Probablemente sí.
— Ella no ha tenido nada que ver, agente. Ha estado toda la noche conmigo y mis hermanos.
— Sí, los Darkrow también tenéis muchos secretos. —objetó. Aparentaba tener unos treinta años e iba por ahí con aires de superioridad. Me recordaba a alguien, pero ahora no sabía exactamente... Pelo castaño, ojos marrones, barbilla picuda... Mmm, quién eres, sabandija.
— Y con el debido respeto, ninguno de su incumbencia. Ya que sabe tan bien de donde provengo, si le tiene especial cariño a su trabajo más vale que deje las especulaciones y las falsas acusaciones sin pruebas. Pues como ya debería saber puedo denunciarle por falacias hacia esta chica, la cual está acogida por mi familia. Y me gustaría pensar que usted no busca eso, agente— hizo énfasis en "agente". Sé que en estos momentos es un poco extraña la situación que se estaba produciendo, pero tal y cómo se había defendido me había puesto cachonda. Joder, que manera de hablar, por la santa madre de la expresión. Yo simplemente le hubiese metido. Sí, soy una burra. Pero es más fácil, rápido, genera más conflicto pero también duele. Y te quedas tan a gusto. Siéndonos sinceros, su método era más adecuado, lo había dejado por los suelos. Hasta sus compañeros lo habían mandado a callar. Y ahí era donde se podía apreciar la influencia que tenía el señor Darkrow en el pueblo.
— Muy bien. Marchaos. —Y eso hicimos, por lo menos antes de que me acusaran hasta de respirar el mismo aire que ellos.
— Gracias, Caín. Siento haberte acusado—No pude evitar darle las gracias por todo lo que había hecho esta noche. Literalmente había salido en mi búsqueda sin pensárselo cuando salí pitando por patas buscando a la chica con la posibilidad de que el asesino estuviera allí.
— Si me das un besito te perdono. — soltó el canalla señalándose la mejilla.
—¡Eh, que tú flipas! —rio un poco, pero rápidamente volvimos al estado de seriedad que antes predominaba en nosotros. Creo que aun no asimilaba lo que había sucedido, creo que nadie que no fuese un psicópata podría acostumbrarse a ver tantas muertes, un indicio bueno por lo menos de que yo no lo era.
— No vuelvas a hacer una estupidez como esa, por lo menos no a ciegas.
—Necesitaba ayuda... lo siento pero no puedo satisfacer tu petición, Darkrow. No puedo prometer que eso no vuelva a pasar. Ya pasó, hoy ha vuelto a suceder, y si volviese a pasar, lo volvería a hacer. — No pude hacer nada ni por mi madre ni por mi hermano. Si tenía la posibilidad de evitar que algo así sucediese, lo haría. Sin pensarlo.
— Me doy por satisfecho cuando te veo todos los días. — ¡Ai la ostia puta! ¡Qué me traigan un pañal, right now! Megara no te dejes engañar es un picaflor. Y qué razón tenía mi conciencia.
— Lo sé, soy demasiado para la vista humana — ni corta ni perezosa le solté. Di que sí reinona. Necesitaba quitarle hierro al asunto. Él se rio a carcajada suelta, y seguía afirmando que era uno de los sonidos más bonitos que había escuchado en mi vida, por lo que no pude evitar sonreír.
Señoras y señores, confirmamos que el chaval es mono y que me gusta un pelín. Pero solo un pelín, porque sigue siendo el mismo tonto y petardo de siempre. ¡Qué conste en acta, juez! Y justo en ese momento, firmé la que sería mi sentencia de muerte.
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