Capítulo 2 | Food trucks y bibliotecas
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Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.
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—¿Quieres ir más despacio, dobe? No por que lleguemos tarde a almorzar ya no habrá comida.
—¡Cállate, teme! Sakura-chan me dijo que hoy la invitó a almorzar con nosotros. ¡No puedo creer que a Kakashi-sensei, justo hoy, se le ocurriera dar la clase como se debe!
—Así es, tu mala suerte con las chicas ataca de nuevo.
Me giré para dedicarle una mirada de profundo desprecio, y él me respondió con su simple encogimiento de hombros.
Al llegar al patio donde siempre acostumbrábamos comer estiré el cuello, usando de provecho mi metro ochenta y siete de altura, para encontrar la mesa donde las chicas estuvieran sentadas. Era casi como un comedor para los estudiantes de toda la universidad. En el centro habían varias mesas rodeadas de carros de food truck o, sino, podías sentarte en el césped que lo rodeaba como una especie de parque. Estaba ubicado detrás del edificio de administración, por lo que, técnicamente, no pertenecía a ninguna facultad y como resultado habían alumnos de todas las carreras desperdigados por la zona.
Cuando encontré la rosada cabellera de Sakura y pude distinguir un manto azabache sentado frente a ella mi corazón se paralizó al instante junto con todo mi cuerpo.
—Vamos, dobe.
Sasuke me empujó y, de alguna forma, mis torpes y lánguidos pasos me guiaron hasta donde ellas estaban. Habían tomado una de las mesas centrales más cercana a los carros de comida. No sé qué tipo de habilidad utilizaba Ino para hacerse con ese tipo de lugares, eran de los primeros que se ocupaban; inclusive aún en fechas como estas, donde hacía tanto frío que tú comida llegaba a escarcharse. Pero, afortunadamente, hoy no estaba tan insoportablemente frío como para comer fuera. Y lo agradecía enormemente porque, sino, tendría que conformarme con un sándwich de mamá y una Coca-cola de la máquina que estaba fuera del salón de Kakashi en la facultad de derecho.
Al llegar a su mesa comprobé lo que ya sabía: No se encontraban solas; Sai e Ino estaban junto a Sakura y el perro de Kiba estaba sentado junto a ella. Sentí como mi estómago se estrujó al verlo ahí, pero al momento recordé que el pulgoso tiene una novia de la cual está perdidamente enamorado, por lo que no le di importancia.
Solamente faltaban Shikamaru y Chouji, pero sabía que estaban en clase a esta hora.
—¡Hasta que al fin llegan! —La taladrante voz de Ino nos recibió, y en ese momento todos en la mesa se giraron a vernos.
Tomé aire y me di ánimos para intentar actuar lo más normal posible.
—A Kakashi se le dio por hablar mucho hoy —bufé con verdadera frustración y me senté junto a Sakura para tener una perfecta vista de Hinata frente a mí.
Vi como su ojos se fijaron en mi con cautela y le sonreí de lo más encantador en respuesta. Sus mejillas volvieron a teñirse del más precioso carmín e inmediatamente desvió la mirada a su regazo.
Sasuke se sentó junto a Sai y estaba seguro de que Sakura me fulminaba con sus ojos por haberme robado el lugar que, estaba seguro, había estado guardando para él. La ignoré, quería el lugar con la mejor visual del bello rostro de aquella chica.
La escuché bufar a mi lado y carraspeó para lo que yo esperaba con ansias que hiciera.
—Hinata, quiero presentarte a mis dos mejores amigos —ella levantó la mirada y sus brillantes ojos le prestaron total atención—. Él es Sasuke Uchiha —lo señaló y él sólo hizo un movimiento con la cabeza. Vi como los ojitos de Hinata se abrían un poco y asentía a Sakura con vehemencia. Esta Sakura...seguro le advirtió sobre él o, más bien, sobre ella—. Y este es Naruto Uzumaki, pero tú ya lo conociste. Naruto ella es Hinata, Hinata Hyuga, estudia medicina conmigo sólo que un año menos.
Cuando por fin pude dar con su mirada le dediqué una sonrisa enorme al mismo tiempo que estiraba mi mano frente a ella.
—Encantado de volverte a ver, Hinata —ella me miró dudosa, pero, al final, pude apreciar la hermosa sonrisa que me dedicó al tiempo que su mano se acercaba suavemente a la mía.
Cuando la estreché sentí un hormigueo que me subió por el brazo y bajó por mi espina dorsal, justo como la otra vez, pero aún más intenso. La miré a los ojos y puedo jurar lo que sea a que ella sintió lo mismo. Al menos eso espero...
—L-lo mismo digo, Naruto-kun.
Escuchar mi nombre salir por sus delicados labios me hacia estremecer. Sonaba tan bien viniendo de allí.
Ella se apresuró a soltar mi mano cuando notó que yo no tenía ninguna intención de hacerlo. Le sonreí aún más y bajó su mirada, dedicándose a continuar con su almuerzo.
Durante todo ese rato estuvimos así, mientras los chicos se enfrascaban en su conversación mis ojos de vez en cuando se posaban en ella y la contemplaban largamente. Le sonreía aún más cuando su mirada se desviaba hacia mí y de inmediato la corría al mismo tiempo que un sonrojo pintaba sus pálidas mejillas.
Esa sensación que estaba naciendo en mi corazón crecía con rapidez, y lo llenaba de tal forma que me hacía sentir una felicidad inexplicable.
Quería conocerla, más, mucho más.
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—¡Por favor, Sasuke!
—No.
—¡Teme!
—No.
—Anda, ¿sí? Sólo es leer el Código —me paré frente a él deteniendo su paso por los pasillos de la biblioteca de la facultad de ciencias. Lo había seguido hasta allí para pedirle encarecidamente su ayuda en el próximo parcial que teníamos.
—No será sólo leer el Código contigo. Sabes muy bien que en cada punto me pedirás que te lo explique.
—Y tú sabes muy bien que explicándomelo es la mejor forma de repasar. ¡Los dos ganamos! —El sonido de advertencia de la bibliotecaria hizo que me disculpara con la mirada y hablara en susurros altos— ¡Vamos, ayúdame! Sabes que necesito aprobar este.
Sasuke bufó y rodó los ojos, provocando que una enorme sonrisa zorruna se dibujara en mi rostro.
—Bien. Vendremos aquí mañana a las siete. Se puntual o si no me iré. Y sabes que lo haré.
—Entendido, a las siete en punto —Asentí efusivo y él sólo se giró para largarse de ahí.
Comencé a caminar detrás de él organizando mentalmente lo que debía hacer en lo que quedaba de esa tarde. Trabajar, sin duda, mi turno comenzaba en una hora y algo.
Antes de salir totalmente de aquel lugar, por una cuestión que realmente aun no comprendo, giré apenas mi rostro hacia la derecha y pude vislumbrar un borrón azabache. Giré mi cabeza por completo —creo que ya me estaba volviendo paranoico— pero, aun así, ahí estaba ella; pacíficamente sentada en una de las mesas de estudio con una pila de libros a su alrededor y anotando cosas en un cuaderno.
Sonreí embobado ante tal hermoso cuadro e, ignorando que Sasuke ya me había dejado completamente atrás, me acerqué con sigilo hacia ella.
Abría y cerraba mis puños a medida que me iba acercando, estaba completamente nervioso, sería la segunda vez que podría hablar con ella completamente a solas y tenía miedo de meter la pata otra vez.
Cuando estuve a tan sólo un paso aún no se percataba de mi presencia. Me sorprendía lo mucho que se concentraba cuando estudiaba, a mi me costaba horrores. Me comenzó a fallar la respiración y mi mente se debatía si debía hablarle o largarme de allí como un total cobarde.
Pero antes de llegar a una resolución las palabras ya estaban saliendo por mis labios.
—Eh, Hinata.
Parpadeó como saliendo de un trance, y lentamente su mirada se giró a mí para subir sus orbes hasta dar con los míos. Le sonreí a modo de saludo y sus parpados se dispararon.
—Na-Naruto-kun. Eh...ho-hola.
—Hola...
Por varios segundos, que se me hicieron eternos, sólo me la quedé mirando sin ser capaz de decir alguna otra palabra cuanto menos interesante. Ella pareció que se puso incómoda, porque sus se manos apretaban con fuerza sobre su regazo y había apartado su mirada de la mía.
Sentía que estaba perdiendo una gran oportunidad, por lo que dije lo primero que se me vino a la cabeza.
—S-se ve que estás estudiando muy duro. ¿Vienes aquí seguido?
Me di un golpe mental. A veces podía ser un perfecto idiota. ¿Si venía a menudo? ¡Era la biblioteca de su facultad!
Iba a decir algo para remendar mi error, pero ella se me adelantó.
—E-en realidad no. Me gusta estudiar en casa, pe-pero esta semana papá contrató a unos obreros para que arreglaran la cañería de la cocina y hay tanto ruido que no me puedo concentrar...
Sonreí, feliz y aliviado de que mi pregunta haya sacado un tema de conversación. Y realmente agradecido por su respuesta.
—¿Ah, sí? Te comprendo totalmente. Hace unos meses mis vecinos remodelaron su casa, y durante dos semanas completas estuve estudiando en casa de Sasuke. Hasta que él no me dejó ir más.
La suave risa que intentó ocultar con su mano me aceleró el corazón. Joder, la habitación se iluminaba cuando ella se reía así.
De alguna forma que no notamos, nuestra conversación se hizo más extensa. Hablamos de muchas cosas, la mayoría relacionadas con el estudio y la universidad. Pero fue tan agradable que no me di cuenta en qué momento estaba sentado junto a ella, haciéndola reír mientras le contaba de la vez que fui a rendir un final en pantuflas.
—¿E-en serio no te diste cuenta? —hablaba entrecortada por la risa. Mis ojos brillaban de sólo contemplarla así.
—¡Te lo juro! Me había quedado dormido por haber estudiado hasta tarde, y en lo que menos pensé fue en eso.
Me pasé una mano por mis cortos cabellos rubios revolviéndolos aún más, estar así con ella me provocaba una ansiedad y un no-sé-qué que me llenaba el corazón de felicidad.
Ella me miraba sonriente, y parecía que su usual timidez se había desvanecido un poco al ver como su brillante mirada se sostenía con la mía. Aunque, aún, podía disfrutar de sus sonrosadas mejillas.
Un sonido proveniente de mi celular me hizo espabilar, y cuando lo revisé me di cuenta de que era mi alarma, la que me avisaba que entraba a trabajar en veinte minutos.
No pude evitar soltar un bufido de frustración, no quería que ese momento terminara.
—¿Ocurre a-algo?
Levanté mi vista a ella y tenía un semblante preocupado. Le sonreí para tranquilizarla.
—No, no te preocupes. Sólo es mi alarma que me recuerda que debo ir a trabajar —la apagué y me levanté de mi lugar a regañadientes, no quería separarme de ella, pero no había de otra—. Me dio mucho gusto hablar contigo, Hinata. Espero que podamos volver a vernos.
Cuanto antes, si es posible.
Ella se sonrojó y su nerviosismo habitual volvió, pero eso no evitó que me regalara la sonrisa más maravillosa del mundo.
—Claro Naruto-kun, me encantaría.
Le correspondí la sonrisa embobado mientras mis pasos daban marcha atrás y me despedía con una mano.
Ella hizo lo mismo agitando su pequeña mano y no aparté mi mirada de la suya hasta que mi espalda chocó con la puerta de entrada y tuve que voltearme para abrirla observando de reojo como ella disimulaba una risilla.
Con una última ojeada y una sonrisa cerré la puerta tras de mí y me permití soltar todo el aire que estaba conteniendo.
Con un renovado espíritu, una enorme sonrisa en mi rostro y mi corazón saltando desbocado, me encaminé al café.
Definitivamente tiene que haber un nosotros, Hinata Hyuga.
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No me pude resistir jaja
Okey, sé que dije que iba a empezar a subir los capítulos cuando terminara Regaliz, pero al sólo quedar un capítulo, y luego de varios reviews pidiendo la continuación, esta semana pues...decidí ceder a la tentación jaja
Esta historia desde que la escribí y cada que la leo me llena de dulzura ¿Les gustó este segundo capítulo?
Espero haber satisfecho su dosis diaria de azúcar xD
En fin, esto recién empieza. Espero que con el tiempo le pueda gustar a más gente, pero por ahora soy feliz con ustedes mis queridísimos lectores.
Antes de irme, no olviden comentarme que les pareció, como que lo apreciaría...no sé, piénsenlo...
¡Saludoss!
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