✎┇ capítulo 14
Sus gorditas manitas se movían ágilmente por los ingredientes y utensilios, con rapidez se movía de un lado a otro y era apreciable verle cocinar con tanta dedicación, concentrado en las medidas, mezclas, los puntos que debía tener en cuenta e incluso era detallista al terminar un postre. Yoongi pasaba por allí cada veinte minutos, husmeando entre lo ya
hecho y lo que le quedaba por hacer en
el horno, únicamente se tomaba unos
segundos para asegurarse de que el
castaño estuviera bien y luego salía otra
vez.
Días después de distraer a sus familiares
y hacerles creer en un embarazo falso,
el morenito se acercaba tímidamente a
él por las noches en las que compartían
cama, sus manitas se escondían en su
regazo con vergüenza y acallaba aquel
fugaz e incesante deseo de tener un bebé. Fue algo repentina la mentira pero Taehyung la asimiló como algo que pasaría en el futuro y la ilusión era
visible.
Desde galletitas en forma de pañal
hasta retratos de cachorros plasmados
en muchos lienzos en su habitación, la
esperanza que se pinta en sus luceros al
pensar en una personita traída al mundo por él, más si tiene la aportación de Yoongi en su creación.
―"Yoongi solo lo dijo para que
familia no le molestara... realmente él no quiere hijos, menos conmigo" ―sus deditos delinearon el borde de la magdalena, parpadeó varias veces inhalando fuerte para desviar esas palabras de su subconsciente, convenciéndose de buena manera que existía la posibilidad de hacer eso realidad, podía ser baja pero estaba.
Sus piecitos dolían por las horas
que llevaba practicando la forma y
consistencia de sus creaciones, suaves
suspiros abandonaron sus labios
adornados por un bálsamo de fresa
proporcionado por Yoongi para que
dejara de hacerse daño de esa manera tan a menudo, aquello solo hacía que lamiera sus labios repetidas veces para probar el sabor del mismo.
Entristecido, buscando acabar lo último
que le quedaba en la isla tomó una
bandejay minuciosamente colocó las
magdalenas a una distancia precavida,
eran las cinco finales para terminar así
que abrió el horno.
―"Yoongi se enfadará si le digo
que quiero un cachorro... tal vez piensa
que solo le quiero para aprovecharme
de él... pero... quiero un cachorro" ―más
pendiente a las voces que sucumbían su
cabeza que de la temperatura del horno,
Taehyung tomó la bandeja sin percatarse de la falta de guantes en sus manos, fue hasta que el escozor y dolor inmediato le llegó al sistema― ¡Ah ―sacuiendo ambas manos sollozó viendo el tono rojo del líquido que comenzó a salir de la punta de sus deditos, tomó entre el escozor el primer trapo que sus ojitos visualizaron.
Entre bufidos e irregulares sollozos se
dirigió al lavabo abriendo ambas manillas para templar la temperatura que caería en sus nuevas heridas, mordiendo su labio inferior, esquivando lo dicho por Yoongi el día gue le compró el labial para evitar mordeduras que le llevarían a tener sus belfos llenos de pequeñas cortaduras, nuevamente la sangre brotó de su labio, pero al menos sus deditos ya estaban limpios, aún ardían por el escozor de las quemaduras.
Al girarse y ver sus magdalenas
destrozadas en el suelo se entristeció un
poco más, apagando primero el horno
para después recoger el desperdicio
causado, limpiando bien todo lo que
había ensuciado. Al parecer tenia que
quedarse satisfecho con todos los demás
postres hechos con anterioridad.
―"A Yonnie le gustarán" ―se convenció
dando un fugaz repaso a todos los
recipientes que contenían galletas y demás, girando sobre sus talones
emprendió camino al baño principal para buscar un botiquín o lo necesario para terminar de curar sus dañados deditos. Abrió los cajones y puertecillas que veía, sin embargo no isualizaba ninguna curita o pomada que pudiera servirle, miró una vez más sus manos pensando en lo que podría hacer para vendarlos aún si no aplicaba ninguna crema antes. Tomando un rollo de vendaje algo pequeño pero suficiente se sentó en la tapa del inodoro, entre ademanes de dolor logró cubrir los tres dedos de su mano izquierda teniendo mucho cuidado y algo lento.
Realizó el mismo proceso en su mano
derecha con más dificultad y estos
vendajes no pudo anudarlos tan bien, por lo tanto ahora una tira quedaba colgando. Sin darle mayor importancia a lo feo que quedó, pasó a verse en el espejo, su reflejo en un principio le causó gracia, teniendo restos de harina y manchas de chocolate en las comisuras de sus labios rositas, con una nueva marca de sus dientes en ellos.
Haciendo muecas al espejo y retirando con sus dedos sin vendajes el chocolate, escuchó el timbre resonar por el departamento, al suponer que Yoongi acudiría, tomó una toallita húmeda tallando sus mofletes rositas, pasando también por sus ojitos cansados. Voces fueron audibles, saliendo del baño apagó tras él la luz del mismo, pasó al salón en busca del alfa y de su supuesta visita, pero al parecer seguían en la entrada.
Sin querer interrumpir ni molestar con
su presencia, avanzó cuidadosamente a
la habitación del azabache, sus pupilas
tras los lentes se engrandecieron al poder imaginarse acurrucado con el alfa sobre ese cómodo y calentito colchón, así que sin pensarlo dos veces se lanzó a él como un cachorrito berrinchudo. Sonriendo cuando sus lentes cayeron a un lado de su cabecita, así mismo los tomó y los dejó en la mesita de noche, cogiendo curioso uno de los libros que Yoongi leía por las noches.
Se centró y metió tanto en las páginas de
la gran novela en sus manitas vendadas,
repasaba las palabras que no lograba
darle un significado exacto o que
simplemente parecían de otro idioma del cual desconocía completamente. Dando suaves pestañazos cuando empezó a desubicarse y a no entender nada del libro, lo hizo a un lado acomodándose mejor en el colchón y arropándose un poco más con las sábanas blancas y marrones que tapaban la cama.
No supo ni fue testigo de cuando se quedó dormido, podrían ser las horas continuas de arduo trabajo en la cocina y el hecho de tener sus manitas dañadas lo que le trajo el sueño pero fue confortante para el castañito adentrarse al mundo de lo sueños con el aroma del alfa respaldándole, se sentía acogido en
cálidos brazos bajo suaves susurros que le dedicaban bonitas palabras.
🦋
El azabache reviso de arriba a bajo
el departamento en busca del omega
escurridizo sin dar con su paraderoy
adjudicando la marcha del mismo hizo
pasar a su visita después de más de
quince minutos atendiéndolo en la puerta de la entrada.
―¿Estás así de nervioso por algo en
específico? ―dulce y fluida voz llegó a sus oídos, mas sin embargo el alfa mantenía una nueva preocupación desbloqueada, si su pequeño osito se había marchado, ¿Por qué razón no se despidió o porqué se fue si se iba a quedar para vacaciones de navidad junto él?
La incertidumbre le aturdia de mala manera, crispó suavemente sus labios
olvidándose por minutos del omega
castaño, prestándole atención ahora
al azabache sonriente que le veía
expectante, con una linda sonrisa
surcando sus labios carmín.
―Uh... no, nada es solo que me tomaste
de imprevisto, no me habías llamado
desde hacía un año... ―dijo y aquello sonó más a una queja que a una respuesta, siendo algo rencoroso alzó una ceja acomodándose en el sillón― No he recibido ninguna noticia de tus padres tampoco...
―Sobre eso... ―se notó a leguas cómo se
tensaba en su sitio, juntando sus manos
y jugando con los valiosos anillos que
adornaban sus falanges, distrayéndose
con lo más mínimo― Tu tío me contactó
hace una semana, sonaba preocupado y
realmente molesto, pensé que se trataba
de una mala broma cuando me dijo que
estabas con alguien y que estás a la espera de un cachorro ―sus orbes le observaron fijamente, el miedo por la confrmación del otro le hizo sudar en frío, dirigiendo nuevamente su mirada a otro lado menos al alfa-― Únicamerte vine para...
―Quieres que te lo confirme? ―la errada respuesta hizo al omega fruncir su ceño y algo frustrado negó bruscamente.
―No me gustaría saber que estás
avanzando tan rápido... ―siseó entre
dientes― Solo quiero saber si aún tengo
oportunidad, lo nuestro fue hace años y
posiblemente hayas cambiado pero yo ya no soy ese cachorro al que debes proteger, yo s-solo si no es verdad que tienes otra pareja y que lo del cachorro sea falso, no quiero interrumpir algo así ―sus palabras podían sonar sinceras, pintadas como un arrepentimiento ante la posibilidad de perder una oportunidad con Min, dejarle el paso libre a otro omega era machacar su orgulo, más si ya habían hecho planes
para un bebé. La verdad era que detrás de tanta amabilidad y sumisión no había una bonita intención.
―Como ya les dije a todos, a mi lado
ya tengo a alguien ―un tenue bufido
fue soltado con disgusto, más bien la
decepción fue descrita en tan poco― Me
molesta el hecho de que hayas venido
hasta aquí solo para sersiorarte.
El chico mordisqueó el interior de su
mejilla bajando la mirada al bonito suelo de madera, de hecho había confirmado todo desde el primer momento en el que la puerta negra fue abierta, ese aroma gritaba la estancia de un omega y no de días, el sujeto portador de tal fragancia debía por lo menos haber vivido allí meses como para impregnar tarnto aroma.
Y nótese la compañía, Taehyung era
alguien muy creativo y un verdadero
artista sin duda, por ende los lienzos que
por el salón se repartían pertenecían a la misma mano, y no recordaba a Yoongi
con un pincel entre sus dedos.
―Es una pena.. ―musitó bajito,
arrastrando una sonrisa forzada que
poco tenía de amigable― ¿Viven juntos?
―no podía verle fijamente, por ello alzó
sus orbes a penas unos segundos para
regresar su atención a los tablones de
madera.
Min vaciló en responder la sencilla
pregunta, pero es que no lo sabía. Es
decir, Taehyung vivía con él pero a su
vez tenía su pequeño departamento a su
nombre con su gatito siamés en él, pero
su estadía en ese diminuto espacio es
mínimo.
TaeHyung no tiene ropa aquí, realmente
todo lo que llega a ponerse es del alfa y
pese que a ciertas prendas debe hacerle
nudos o puntadas con hilo, todo lo demás lo modela tal cual. Quien diría que trozos
de tela le harían sentirse tan calentito y
protegido por el mero hecho de tener el
aroma del alfa.
―Sí... no sé qué tanto llegó mi tío a
decirte ―murmuró con una mueca― Pero Taehyungnie y yo estamos en planes de un cachorro.
―Oh... ―en suaves movimientos de cabeza, asintió débil presionando sus labios en una fina línea, nervioso por no percibir señales del gordito omega que debería encontrarse por algún sitio indagando entre cajoneras y puertas por su curiosidad― ¿Eso es verdad? ―filosa como una daga, dispuesta a desmentir cualquier palabra pronunciada desde su boca, el invitado le lanzó esa pregunta al aire.
Pero Yoongi estaba muy bien entrenado para aquellas agobiantes y molestas entrevistas hechas por personas interesadas como lo era el chico frente a él.
Tirándose en el sillón, chasqueo la lengua, su lobo buscando al lobito mimoso.
―Claro que es verdad ―respondió con
tranquilidad y normalidad, como si
fuera costumbre ya aclarar aquello― No
sé porqué reaccionan tan mal con una
noticia tan bonita para mi persona y mi
pareja ―alardeó con fastidio mientras
alzaba una de sus cejas en su dirección.
―Será porque dijiste que no querías
cachorros propios o porque directamente te saltaste el paso de buscar a la persona indicada... ―dejándole un mal sabor de boca por cosas que sí reconocía haber dicho, Yoongi le restó importancia.
Qué más daba si Taehyung no se ceñia
a tan complicados estándares, a él le
encantaba su cuerpo y estaba enamorado de él, de su bonita personalidad y de sus acciones tímidas, de lo bonito que se ve al dormir y despertar, de sus sonrisas sinceras cuadradas. Enamoradísimo de esos orbes avellanos, sí, estaba enamorado de Taehyung y no importaba su peso, sus defectos, heridas tanto físicas como emocionales, él las sanaría todas, hasta que las cicatrices fueran borradas.
―He creado mis propios conceptos de belleza y los tuyos me parecen muy comunes ―le dijo alzándose de hombros.
―La gordura no es un concepto sano, el
estar ciego no es atractivo y ser tartamudo o mudo es un síntoma post traumático, ¿De verdad ves eso bonito o atractivo, Yoongi?
―Te lo he dicho ―contestó sin darle
tiempo, su molestia creció a pasos
agigantados, le ardía el pecho cuando
mencionaban temas tan graves como los
de Taehyung.
―Yoongi ―le llamó, queriendo traer
de vuelta a un Yoongi muerto, una
faceta enterrada― De todos los omegas
perfectos que existen, ¿TaeHyung es el
que escogiste?
Detrás de las paredes de color crema,
escondido tras las puertas, haciéndose
pequeñito por la charla, Taehyung sollozó suavemente, su rostro enterrado entre sus piernas, temblando quiso tranquilizar a su aturdido corazón, calmar al menos las voces rotas de su cabeza repitiéndole las mismas palabras que aquel chico decía con naturalidad.
―Él me escogió a mi, yo estoy hecho para él y él está hecho para mi, no entiendo la complejidad en lo que te digo ―le explicó una vez más.
―¿Te gusta? ―inquirió con rabia― Alguien tan feo puede llegar a gustar, pero a gente sin neuronas, a personas que no saben diferenciar entre bonito y enfermo. TaeHyung lo está, está enfermo y tú lo quieres como conejillo de indias...
―Taehyung siempre fue bonito, MinHee,
¿No lo recuerdas? Es el mismo chico que
se sentaba a la orilla del río a lanzar
piedras y flores, el que se sentaba atrás
del todo en la clase, ¿No lo recuerdas?
―insistió al final.
Por más que su cabeza situaba los sitios
mencionados y descritos, no daba con
la cara de aquel chico. Sí, reconoce que
recuerda a un niňo de piel morenita que
por las mañanas se dedicaba a arrancar
flores y dejarlas caer a la corriente,
viéndolas marchar con añoro.
Entonces enmarco el pupitre de atrás de todo el salón por las mismas fechas que el niño del río, y lo entendió.
―Taehyung, el delulu de la clase C...
Punzada tras punzada, TaeHyung sentía
su corazón ser abatido por los recuerdos, las palabras y las personas que hablaban en el salón del departamento, ambas ponían en acuerdo que era bonito.
Lo era...
Su carita hinchada, las lonjitas que en su
pancita se forman, sus manitas rellenas,
sus infladas mejillas, sus ojos faltos de
visión y él parche en uno de ellos, las
cicatrices en su cuerpo... todo aquello le
hacía ver feo.
Yoongi lo dijo.
Yoongi le odió por su aspecto.
Yoongi le aborreció por todo, lo
denominó como "bestia"
Le aterrorizaba darle clases porque
era horrible, no le hablaba porque era
maltratado, lo ignoraba porque no le
llamaba la atención.
Jamás tuvo sus ojos sobre él.
Y solo lo notó cuando fue obligado a darle clases particilares.
¿De verdad estaba enamorado?
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