{Capítulo 20: Cathedral Warth (parte final)}

Sin dirigirse una palabra más, sólo unas miradas llenas de odio, la luna de cacería se lanzó contra el anciano, empezando a atacarlo a base de arañazos cuya dificultad para esquivar era mediana, aunque por fortuna ninguno impactó en el cuerpo del peregrino, el cuál generó una espada hecha de magia e intentó apuñalar al dios, siendo evadido fácilmente por el otro

- ¿Qué ocurre? ¿Acaso tu viejo cuerpo no te permite pelear como los otros de tu inexistente ciudad? - tras decir esto, el asolador de mundos le metió un cabezazo al otro en el pecho y le metió un puñetazo en toda la cara, tirándolo al borde del tejado donde estaban

Por otro lado, Susie se encontraba peleando contra aquel sujeto de dos espadas, cosa que le era muy complicado pues no sólo tenía dos armas y ella una, sino que el otro se movía tan rápido y ágilmente que hasta parecía estar bailando alrededor suyo, a lo cuál se sumaba lo lenta que era la guadaña de Friede, siendo que fue cuestión de tiempo para que el otro se aburriera y se ponga a hacer un ataque demasiado frenético para ser esquivado y muy poderoso para ser bloqueado, causando que Susie reciba una paliza de ambas espadas

Susie

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Y por su parte, Ralsei peleaba como podía contra la guerrera pelirroja, siendo que intentaba luchar cuerpo a cuerpo a pesar de que ése no era su estilo y lanzando unas bolas de fuego cada que tenía la oportunidad, pues su enemiga se negaba a dejarle sólo un segundo de descanso

Entonces, el jefe de los cazadores se acercó a Yoel, aunque su acción se vió interrumpida por una ráfaga de flechas mágicas las cuáles esquivó a gran velocidad pero con un toque de dificultad, a lo que una flecha pesada le impactó y lo tiró fuertemente para atrás, para acto seguido verse cómo es que el de Londor se volvía a levantar, aún disparándole aún más de esas flechas con el claro objetivo de matarlo

Mientras esto ocurría, el de las dos armas veía si iba a rematar a la monstruo o simplemente dejarla ahí tirada, para luego ver al cielo y observar el hecho de que la luna se encontraba en una posición muy diferente a donde estaba cuando ellos apenas entraron a la catedral

- Vaya, ésta noche sí que fue más corta de lo normal. - fue lo que dijo antes de abrir un nuevo portal y se disponía a atravesarlo - Una pena, quería disfrutar esto por más tiempo. -

Tras terminar esa oración, el sujeto atraviesa el portal y desaparece por completo del campo de batalla, dejando tirada en el suelo a la chica

Y la guerrera que estaba peleando contra Ralsei vió ésta acción y, además de molestarse, procedió a darle varios ataques seguidos al príncipe, además de agarrarlo por el cuello y arrastrarlo por todo el tejado, luego por toda una pared y finalmente haciéndolo estrellar contra el suelo, causando que él pierda el conocimiento por el impacto, a lo que la mujer se levantó y saltó de nuevo hacia el tejado, viendo también que la posición de la luna había cambiado

Mientras tanto, la Presencia Lunar puso una mano sobre el tejado y dió una vuelta entera para darle una patada al peregrino que fue esquivada con una gran dificultad, a lo que Yoel dió una nueva ráfaga de flechas mágicas que impactaron de lleno en el creador de bestias, aunque esto no le hizo más que aumentar su enojo y que él cargue contra su enemigo, siendo que el anciano debió moverse un poco para ver cómo es que el Grande se estrellaba contra una torre de la catedral

La torre cayó encima de Nyxaris y dejó varios escombros y polvo sobre él, cosa que no engañó al peregrino quien cargó su ataque más potente, uno que probablemente acabaría con el dios... Pero no pudo lanzarlo.

- ¿Qué? ¿Por qué no...? - Yoel vió su arma confundido del porqué no podía atacar, hasta que recordó que interrumpió la bola de fuego del Darkner, acción que le costó la energía mágica que ahora necesitaba para concretar su acción

Un instante después, se vió al dios de la noche salir de los escombros y empezar a atacar sin descanso al último peregrino, siendo que muchos de sus ataques rozaron el cuerpo de su enemigo, a lo que el mismo tuvo que usar su bastón para bloquear uno de los ataques, siendo que éste lo partió a la mitad al mínimo contacto, para luego agarrarlo de la cara y golpearlo contra el tejado, luego le dió un golpe, y otro, y otro antes de juntar sus manos y dar uno que agrietó la catedral entera

El dios se dispuso a dar el último golpe contra su enemigo, sin embargo se vió interrumpido por una luz celeste que surgió desde el horizonte, brillaba de manera intensa, casi como el sol, al mismo tiempo que surgían miles de columnas del mismo color hacia el cielo, cosa que hizo a la divinidad dudar si iba a acabar con el Londoriano o ir hacia ésa luz

- ... AGH, tienes suerte, peregrino. - pronunció el rey de las pesadillas antes de retirarse de ahí, desapareciendo entre las sombras de los árboles en el bosque alrededor al mismo tiempo que la luna rojiza se empezaba a ocultar por el horizonte, por lo que, a pesar de tener la mayoría de los huesos rotos y haberse quedado sin arma, el anciano se levantó nuevamente, sólo para acto seguido darse la vuelta y verla directamente a ella... A la diosa Elysia, ahora sin un casco que cubra su rostro y con el cabello suelto

- ... - el peregrino guardó silencio, sabía del destino de aquellos que se adentraban a la oscuridad y se negaban a salir, por lo que directamente no se resistió (ni tampoco podía) a la diosa enfrente suyo, aunque, al mismo tiempo, alcanzó a ver a Susie llegando por las escaleras hacia donde ellos estaban, siendo que pudo ver a la perfección la escena que hubo después...

Una espada atravesó sin piedad el pecho del de Londor, para luego dejarlo caer al suelo ya muerto, escuchándose cómo es que la chica gritaba el nombre de su compañero, pero a la diosa le importó poco pues desapareció en un humo del mismo color que el portal por el que entró, dejando en ése lugar a los otros dos

La monstruo vió cómo es que el anciano perdía la sangre rápidamente, así como la fuerza y su respiración se volvía cada vez más débil, por lo que, sin poder hacer nada para salvarlo, se pone a llorar sobre su pecho justo encima de la herida, mientras que el otro, lejos de apartarla o intentar sobrevivir, simplemente desvía su mirada al horizonte, viendo el sol levantándose e iluminando una vez más justo antes de que su corazón deje de latir, acabando así con el último peregrino de Londor...

Continuará...

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