13. ☾ ⋆ ¿me ayudaría?

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El corazón de Tae se había llenado de
gratitud.

Yoongi le dedicó una sonrisa, aún
ruborizado, antes de soltar el abrazo,
miró hacia la mano del omega, tomándola para alzarla frente a su rostro, viendo la piel rojiza y algo hinchada de esta.

―Te quemaste con el ramen ―dijo, y
Taehyung pareció avergonzarse.

Yoongi lo soltó para abrir uno de
los cajones de la cocina, dejando ver
algunas cajas de medicamentos y otras
más pequeñas con algunas cremas, leyó
algunas cajas hasta encontrar la que
buscaba, cerrando el cajón con el pie al
pararse.

―Toma, es para quemaduras  ―dijo,
dándole la cajita a Tae.

Tomó ambos tazones de ramen y los
llevó a la mesa, agradeció a Taehyung por la comida, el omega respondió con una sonrisa mientras se masajeaba la mano con un poco de crema, para que se absorbiera bien.

Comieron en silencio hasta terminar todo lo que tenían servido, Yoongi volvió a llenar el cuenco con más comida por lo rico que estaba.

Taehyung esperó en silencio a que Yoongi terminara su comida, y se levantó con intención de sacar los platos y lavarlos, pero el mayor lo corrió con algo de brusquedad.

―No hagas nada, Tae, con que
cocinaras es suficiente ―dijo Yoongi, pasando lo que habían usado al
lavamanos de la cocina, abriendo el grifo.

Tae sólo asintió, y volvió a sentarse en la mesa, viendo a Yoongi, de espaldas a él.

Al pelinegro le parecía preocupante la
actitud que había adoptado Tae en tan
pocos minutos, el cómo se había puesto
sensible y había insistido en irse, cuando
días antes casi rogaba por quedarse, su lobo estaba inquieto en su interior, quien también quería saber por el cambio brusco del omega.

―Creo que lo mejor será irme en la noche.

Las palabras habían sonado tan distantes, con tan pocas ganas y sentimientos, casi monótonas.

A Yoongi se le cayó el cuenco que estaba lavando haciendo un ruido fuerte contra el metal del lavamanos al chocar, y salpicando un poco su ropa.

―¿Hyung? ¿Está bien?

Yoongi no pudo hablar, su vista se
nubló un poco, apretando los dientes, se
giró, acercándose a Taehyung, inclinándose sobre él y quedando a pocos centímetros del rostro del omega.

No.

Su voz había salido de lo más hondo de
su pecho, en un tono que hacía mucho
tiempo no usaba y creía haber perdido.

Casi pudo ver al lobo de Tae bajar las
orejas con algo de miedo ante su voz de
alfa.

Yoongi negó, despejando su vista, no era la forma correcta de hacerlo, debía hablar de forma civilizada con Tae.

―Mira, Tae... Sé que vas a irte, pero no
tiene que ser hoy ―dijo, su voz sonaba
calmada, lo que relajó un poco a Tae―, tampoco tiene que ser mañana, en
serio, sólo... Quédate un poco más, quizás hasta que termine tu celo. Yo... Tampoco quiero que andes como un omega en celo por la calle, abandonado por allí, con ese olor tan lindo que tienes nadie podría resistirse, no quiero imaginar qué harían otros... ―sin darse cuenta, había llevado una mano al rostro de Taehyung, y acariciaba su mejilla con ternura, el omega se inclinó un poco más al tacto.

Tae asintió.

―Está bien, Yoongi hyung ―dijo― Me
iré cuando mi celo termine.

A Yoongi le dolió un poco el corazón ante eso, pero al menos podría tener a Taehyung unos días más.

Volvió a terminar de lavar las cosas.

―Y dime, Tae, ¿Cómo son tus celos?

Yoongi sabía que generalmente el
celo de los omegas duraba un par de días, en la cual su olor se incrermentaba
considerablemente, sumado a las molestias de sus órganos reproductores; y tendrían una necesidad casi insaciable
de sexo, por su instinto de lobo de
reproducirse.

Aunque podía ver que Taehyung  controlaba bastante bien el tema del sexo, porque hasta ahora, no había notado que el chico pidiera consolarse.

Yoongi nunca había acompañado a un
omega en celo, pero su madre le había
explicado bastante bien las cosas.

Su madre, a pesar de ser una beta, tenía
muchas amigas omegas, y conocía tan
bien como ellas mismas el tema de los
celos, y no se había molestado cuando
Yoongi le pidió que le dijera cómo eran.

Pero también tenía entendido que el celo
podía variar entre omega y omega, para
algunos duraba menos días, otros un poco más, algunos sufrían malestares y otros no, incluso, había omegas que tenían necesidad de reproducirse toda una semana.

Al no escuchar respuesta, Yoongi miró
sobre su hombro a un ruborizado Taehyung que jugaba inquieto con sus dedos.

―Tae ―él omega alzó la vista hacia sus
ojos―, no tengas vergüenza, si se supone
que soy tu alfa debería conocer tus celos.

Tae sonrió un poco.

―Pues... No son nada muy fuera de lo
común. Comienza con mí olor, que se
incrementa de a poco los días anteriores
al celo, hasta que este comienza y se
mantiene igual de fuerte por unos tres
o cuatro días, no sufro de malestares
de vientre fuertes pero si de dolores de
cabeza, aunque sólo los primeros dos días. Puedo controlar bastante bien el tema de... Querer reproducirme...

―Follar, Tae ―dijo Yoongi―, sin
vergüenza, si no te gusta esa palabra
tienes otras más para lo mismo: Sexo, hacer el amor... Si es que quieres hacerlo
un poco más romántico.

―Hyung, un tronco muerto es más
romántico que usted ―dijo el omega con
una sonrisa―, no seré romántico.

>> Pero si hay algo que deba saber de mis celos... Pues, mis ganas de follar van en aumento conforme los días, y mi lobo se hace un tanto incontrolable con ese tema, y exige más atención con el paso de los días.

>> Los primeros días lo voy controlando
bien, no parece que esté en celo, menos
por mí olor, claro. Por eso es que yo
tampoco me doy cuenta muy rápido de
que llegó.

Yoongi asintió, escuchando atentamente.

―Aunque puede que este celo sea algo
diferente a los demás ―la voz de Tae
sonó más tímida― considerando que
estoy contigo, y que eres mí alfa, y mí lobo está más inquietó que antes y quiere... ― el omega estaba totalmente ruborizado, se mordió el labio, dejando de hablar.

Yoongi rió un poco, sintió la ligera
vergüenza del omega, lo miró con una sonrisa amable.

―¿Tienes la necesidad de follar conmigo? ―completó, en tono algo egocéntrico.

Tae frunció un poco el ceño, Yoongi no se tomaba en enserio el asunto, o no con la misma seriedad que tenía Taehyung, sobre el tema del celo.

―Tú nunca... Pasaste un celo con nadie,
¿Verdad? ―la pregunta de Yoongi sonó bastante tímida.

Taehyung negó.

―Pasaba la mayoría del tiempo con mí
abuelita ―dijo―, ella es la única omega
en la familia a parte de mí, es mí gran
apoyo en temas de omega, en temas de la vida en general...

>> Cuando llegaba mí celo me quedaba
con ella, tiene una casa detrás de la de mí familia, más acogedora y agradable que en la que "vivo" ―las comillas destacaron el hecho de que Tae no pasaba casi nada de tiempo en su casa― Ella me cuidaba todos los días que durara el celo y para los últimos... Pues ella también guardaba mis j-juguetes― se ruborizó mucho más con esa última frase.

Yoongi esbozó una sonrisa, asintiendo.

Secó sus manos en sus pantalones, ya
terminada la tarea de lavar.

―Hyung ―la voz del omega sonó muy
baja, tímida, Yoongi lo miró sin decir
nada―... Entiendo que usted pues... No
tenga... Cuando yo no p-pueda... Eh~

Yoongi alzó una ceja.

―¿P-podría ayudarme en mi c-celo?

La pregunta sonó apresurada, las palabras salieron todas amontonadas, y el tono tan inseguro de Tae hicieron que Yoongi tardara un momento en traducir lo que había dicho.

El calor subió a su rostro y su corazón se
aceleró.

Dentro de su pecho, su lobo también
estaba algo nervioso, pero a su vez,
emocionado, y corría en círculos.

Tae alzó un poco la vista, para mirar con
timidez a Yoongi.

―T-Tae-

―Está bien, olvídalo ―el omega sonaba
decepcionado, y comenzó a levantarse de la silla.

Yoongi lo tomó por los hombros y
volvió a sentarlo, recibiendo una mirada
confundida por parte de Taehyung.

―Sí, Tae ―dijo―, te ayudaré.

Tae comenzó a sonreír de a poco,
estirando sus labios, abultado sus mejillas y haciendo de sus ojos dos líneas.

Una sonrisa muy linda y que lo hacía ver
más hermoso.

A Yoongi se le contagió un poco esa sonrisa.

―No tiene que hacerlo si no quiere,
hyung ―Taehyung ladeó un poco su cabeza, sonriendo― No quiero que se sienta obligado.

Yoongi negó.

―No lo digas como si fuera una obligación, como ira la universidad o cumplir horario de trabajo, Tae... ―dijo― Esto es... Diferente. Quiero ayudarte, tal como te ayudo a permanecer escondido, quiero... Ayudarte con eso también.

Tae solo continuó sonriendo, con las
mejillas abultadas y totalmente rojas.

―Prometo ayudarte.

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