12. ☾ ⋆ te estan buscando
―¡Yoongi!
El nombrado alzó la vista con sorpresa,
para encontrarse con Jisoo.
―¿No puedo tener un sábado tranquilo?
―dijo, aunque en tono de broma, no le
molestaba que esa chica estuviera allí.
―Con lo ocupado que estás dudo que sea
así, esta tan atestado de clientes ―dijo, con una sonrisa falsa, haciendo un ademán al lugar, dónde con suerte llegarían a ser cinco personas haciendo sus compras.
Yoongi se encogió de hombros.
―¡Jisoo! ―la voz alegre de Rose,
aunque era rara para Yoongi, muy
cotidiana para la alfa, hizo que ambos
miraran a la sonriente rubia, que llevaba puesto un vestido violeta, del mismo tono que sus uñas.
Las chicas decidieron irse y Jisoo fue la única que se despidió, al menos de lejos, del pelinegro, alegando que el olor a café le quedaba bastante bien.
No le dió mucha importancia a las chicas
y volvió a ver las páginas de su libro,
aunque no leía.
Había pensado toda la mañana en lo
que había visto en la televisión, no había
terminado de escuchar todo, pero las
charlas de los clientes le habían dejado
claro que ese tal Kim Namjoon había dado una descripción de Tae, su altura
y peso, color de su pelo y ojos, y lo que
llevaba puesto la última vez que lo habían visto; para después describir a su forma de lobo, aunque Yoongi creía que se habían equivocado completamente, él
mismo había visto lo adorable que era el omega en su forma animal, como un
chorrito de pelaje blanco que parecía de unos pocos meses, mientras que, por lo que había escuchado, Taehyung cambiaba un lobo más adulto pero pequeño y algo delgado.
Y para su mala suerte, también
habían dicho que el omega tenía más
posibilidades de estar en ese mismo
barrio.
También se había pedido alerta por
si alguien llegaba a sentir el olor a
manzanas y caramelo, propio de Taehyung.
Y cuando escuchó el tema del olor, Yoongi supo que estaba bastante jodido.
Con todo su departamento apestado a
Tae, que ya de por sí tenía olor fuerte,
sumado a que ahora el chico estaba en
celo y había incrementado, más que Yoongi ni siquiera tenía olor propio para
al menos disimularlo, y que cargaba con
el aroma del omega todo el día por dormir juntos toda la noche... Nada parecía estar a su favor.
Y por más que no quería tocar el tema,
porque sabía que a Taehyung le provocaba temor, y que a él tampoco le gustaba la idea de que ocurriera, era algo inevitable.
Debía hablar con Tae de qué pasaría cuando ya no pudiera esconderse más.
Terminó su turno y caminó más apurado
de lo normal hacia el departamento,
sintiéndose casi perseguido, aunque sabía que sólo están siendo paranoico.
Hacía mucho frío, y por más que tuviera
varias capas de ropa, este le llegaba a la
piel de su cuello, provocando molestias en su garganta.
Y aunque iba con la cabeza gacha para
esconder su cuello en la campera, igual
alzaba la vista para ver.
Los autos oscuros seguían allí, por cada
coche de policía había uno, aunque
ahora, esas personas vestidas de traje
veían mucho más amigables que los días anteriores, más sonrientes, desprendiendo olor a confianza.
Creyó ver el mismo hombre del otro
día, apoyado a un lado del auto, con un
vaso de café en las manos, hablando
amenamente con un oficial.
De nuevo, Yoongi no se quedó mirándolo demasiado tiempo.
Llegó a su departamento igual de
apresurado de cuando salió del supermercado.
Pensó que quizás ya parecía un
agorafobico para todo el que lo viera
andar tan apurado por legar a su hogar.
―Yoongi hyung ―miró a Taehyung, el omega tenía una sonrisa amplia en el rostro, y de nuevo, tal como siempre pasaba cuando estaba con él, el lobo de Yoongi volvió, moviendo la cola con alegría al ver al chico.
Yoongi sólo sonrió un poco.
―Hola, Tae.
Vió que el chico estaba cocinando, y que
la mesa ya estaba acomodada, menos
por los cuencos, que estaban a sobre la
mesada de la cocina, esperando a ser
servidos.
El olor a la comida recién hecha y el
dulce del omega, aunque no tanto como
la noche anterior, lo que le hizo saber a
Yoongi que el chico había tomado los
supresores que le había dado.
No podía evitar estar un poco nervioso
por la presencia del lindo omega en celo
que tenía escondido veinticuatro siete en
su departamento, aunque era más por
el hecho de sólo saberlo, porque el chico
parecía estar totalmente normal.
Yoongi frunció un poco el ceño con
curiosidad, acercándose a la olla en la que Taehyung estaba cocinando.
―¿Ramen? ―preguntó, desde hacía
bastante tiempo que no comía un verdadero ramen casero, más
específicamente, desde hace más de dos
años, cuando su madre cocinaba con todo su corazón tanto para él y su padre, como para Jungkook.
Sin darse cuenta, una sonrisa nostálgica se plantó en su rostro, la cual Tae vió y lo hizo reír un poco.
―¿En qué está pensando, hyung? ―Yoongi negó, despejando su mente y
borrando su sonrisa.
―Nada, nada..
Tae alzó una ceja, sabía que no era nada, pero no quiso insistir.
―Vaya a la mesa, hyung, yo llevaré la
comida ―dijo el omega, haciendo una seña para que se moviera.
Yoongi obedeció, se sentó algo de lado
para poder ver mejor a Taehyung mientras cocinaba, aunque el omega estaba casi completamente de espaldas a él.
Pensó unos segundos cómo diría lo que
había pasado, y cómo harían cuando él ya no pudiera esconderse.
En lo que tardó en animarse a hablar,
Tae había servido uno de los cuencos.
―Taehyung, hoy... Un chico habló de ti en la televisión ―comenzó, el omega hizo un sonido afirmativo para que siguiera hablando―, Y... Ya dijeron que estás desaparecido, alentaron a la gente para que busquen. Saben que estás por aquí y... Todos te están buscando ―habló con lentitud― También hablaron de tu olor y, pues... Cargo con él todo el día, creo que no pasará mucho antes de que alguien se de cuenta, y voy a estar en problemas...
Tae había detenido sus movimientos con la última parte, y fue cuestión de segundos para que la mano que cargaba
el cuenco que estaba sirviendo comenzara a temblar, derramando parte de la sopa sobre la manito del omega.
Con su lobo preocupado, Yoongi se
levantó de la silla, tomando el cuenco y
dejándolo sobre la mesada, para luego
tomar la mano de Tae con protección.
Vió las lágrimas silenciosas que comenzaban a surcar el rostro del omega.
Yoongi supo que no iba a ser necesario decir que lo encontrarían pronto.
―Y-yo.. Deberia irme... N-no quiero
molestarte ―dijo Taehyung, bastante bajo, pero Yoongi pudo escucharlo al estar tan cerca.
―Tae, no te apresures ―dijo el pelinegro, el omega bajo el rostro al suelo y tiró la mano para soltarse del agarre de Yoongi.
Eso lo molestó bastante, y un gruñido
salió de lo profundo de su pecho,
volviendo a tomar la mano de Tae,
apretándola un poco más que antes, tomó el rostro del omega con su otra mano y lo forzó a mirarlo.
El miedo del omega se reflejaba también
en sus ojos.
Como si un balde de agua helada hubiera caído sobre él, el enojo de Yoongi desapareció, y se acercó a Taehyung para envolverlo en sus brazos, el chico acomodó su rostro sobre el hombro del mayor.
―C-creo que... Lo mejor sería que me
fuera ―dijo Taehyung, casi susurrando.
Yoongi comenzó a negar repetidas veces.
―No, Tae, no, tú-
―Es tal como dice― dijo― Sólo lo metería en problemas, hyung, no puedo ser tan egoísta.
―El egoísta aquí soy yo, Tae. Yo no quiero que te vayas.
Taehyung guardó silencio un momento.
―Yoongi hyung ―Tae se separó un poco del otro, quedando a unos centímetros del rostro del pelinegro, quién no dejó de abrazarlo pero aflojó el agarre― No mienta, por favor. No me mienta, no me haga creer cosas que no son, por favor ―Tae intentaba sonreír entre lágrimas, aunque no lo logró― Usted... No me ve como yo lo veo, hyung, ¿No lo entiende?
Yoongi frunció el ceño con confusión.
―Usted es mí predestinado, hyung ―dijo―, es mí alfa ―Tae notó la expresión de Yoongi cambiar con esa última palabra, llevó su pequeña mano hacia la nuca del otro, buscando un poco bajo la remera la marca de la mordida, aunque era cicatriz, a Yoongi le pareció doler ese mínimo tacto― Esa marca no me importa ―Tae comenzó a trazar círculos, como pequeñas caricias, en el cuello de Yoongi―, Usted me gusta, hyung ―declaró, con una sonrisa.
Yoongi se sorprendió un poco ante esas palabras, rápidamente, el rubor subió a sus mejillas, aungue era mucho menos que el que estaba en el rostro de Taehyung.
―Pero entiendo que yo no le gusto ―la
sonrisa decayó, dejando una expresión
de pena― Y no hay una razón por la cual usted quisiera que me quede, Yoongi hyung. Le pido que no me de ilusiones.
Yoongi miró unos segundos a los ojos
de Tae, mientras estos se ponían cada vez más brillosas por las lágrimas.
Su lobo se sentía mal, podía sentir como
quería quedarse con Taehyung, y a su vez, cómo estaba odiando a Yoongi por ser tan idiota de no valorar al omega.
―Escucha, Tae ―Yoongi habló bajo, casi serio, y las lágrimas en los ojos del omega se incrementaron― Quiero que te quedes, no sabes cuánto enserio quiero que te quedes... Y no sé cómo explicarlo, no sé qué pasa, pero... ―tomó bastante aire, nervioso, Taehyung esperaba con ojos impacientes-― Me encanta llegar a casa y saber que estás esperándome, me encanta cómo te acurrucas contra mí cuando duermes, tu olor me tranquiliza tanto después de un largo día, que me duermo más rápido y con más paz.
>> Me encanta cómo mí lobo vuelve a mí
mismo cuando estoy contigo, nadie nunca hizo nada así... Me encanta abrazarte mientras duermo, y lo tibia que es la cama contigo, y luego, cuando me despierto, puedo verte, aún dormido, y eres tan... ―Yoongi sintió timidez, incluso antes de decir la palabra, Tae lo miraba sin piedad, sonriendo, mordiendo su labio inferior― hermoso Taehyung, y eso también me encanta.
Tae no pudo decir nada, bajó la mirada
al suelo, se sentía halagado en demasía,
la única persona que le había dicho cosas tan lindas era su abuelita, pero no
de comparaba el efecto que hacían esas
palabras en él al venir de Yoongi.
―Tengo muchas razones para que te
quedes porque me encantas ―Yoongi había dicho esas palabras muy bajo, al
punto en que Taehyung tuvo que darse unos segundos para pensar si no las había imaginado.
Luego miro el rostro, totalmente
enrojecido de su hyung, su alfa, quién
también estaba con una leve sonrisa, casi penosa.
―Yoongi hyung ―el otro sólo lo miró
con atención―, si logro quitarme el collar, ¿Usted me marcaría?
A Yoongi en serio le tomó por sorpresa
esa pregunta.
―Si al marcarme puede quedarse
conmigo, ¿Lo haría?
Yoongi miró un segundo los ojos oscuros de Tae, aquellos que le habían gustado desde que los vió bajo un montón de basura.
―Si, lo haría ―respondió con firmeza.
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