37.
Fin.
Tres meses después
— Hace siglos que no veo a Mark, ¿Habrá engordado? ¿Estará más alto?
— Fueron sólo tres meses — Dijo Joohyun, sin ganas —. Y lo conoces desde hace más de dos años, si no creció ni engordó en ese tiempo no lo hará en unos meses.
— Pero el embarazo te cambia — Objetó Seulgi.
— Mark no está embarazado, idiota — Se metió Doyoung en la conversación —. Él no es el pasivo, ni el omega. Es el que dice que va a comprar leche y no regresa nunca más — Doyoung se rió de su propio chiste.
— Recuérdenme por qué me ofrecí a traerlos — Habló Taeyong al volante, en tono de súplica.
Los tres raritos habían hablado todo el camino, sin descanso y habían discutido varias veces por banalidades, o porque se golpeaban sin querer.
Ninguno había querido ir en el asiento del copiloto, así que los tres amigos iban apretándose en el asiento trasero, mientras Taeyong se sentía como un taxista o un padre con sus tres hijos inquietos.
— Porque le querías ver el culo a mi hermano — Respondió Joohyun, con total seguridad, haciendo que Seulgi riera, Doyoung se volviera un tomate y comenzara a golpearla, y Taeyong quedará sin palabras.
Segundos después, Taeyong respiró profundamente, reprimiendo el impulso de frenar el auto y dejarlos en medio del camino.
— ¡Cambio de tema! — Habló Seulgi, con emoción — ¿Creen que a Donghyuck ya se le note la barriga?
— De comer, quizás — Dijo Doyoung.
— De comerse a Mark — Corrigió Joohyun, haciendo que ambos rieran, y que Taeyong les dirigiera una mirada extraña por el espejo —. Sólo son tres meses, se le va a empezar a notar enserio a los seis meses.
— Cabeza de cereza — Lo llamó Doyoung, haciendo que Taeyong frunciera el ceño —. ¿Ya saben cómo le pondrán?
El pelirrojo negó.
— No creo, tampoco les pregunté.
— Bien, pensemos un nombre — Seulgi sonrió ampliamente —. Tengan en cuenta que tendría que ser apto como para un perrito también... Considerando que será cambiaformas como Donghyuck.
— ¿Cómo le pondrían a un perrito? — Preguntó Taeyong, algo divertido por el razonamiento de Seulgi.
— ¿Si es niño? ¿O niña? — Preguntó Joohyun, con una mano en su mentón, pensativa.
— ¿Un nombre para perra? Joohyun — Dijo Doyoung, haciendo que Seulgi y Taeyong rieran, y esta vez fue la pelinegra quién golpeó a su hermano.
Continuaron todo el camino de la misma forma, hasta que llegaron a la casa donde sería el babyshower, cuando se quedaron sin palabras al ver el amplio patio con decoraciones, gente bien vestida, y una casa amplia y de diseño moderno un poco más atrás que todas las mesas.
— ¿Esa es la casa del mismo chico con un mugroso departamento de dos ambientes? — Preguntó Joohyun, aunque de forma retórica.
— Me duele la pobreza — Seulgi se llevó una mano al pecho dramáticamente.
— Cosas así me dan ganas de tener un sugar daddy — Comentó Doyoung, aunque en tono de broma, mientras sostenía la puerta del auto para que Joohyun bajara por su lado.
— Más que azúcar, creo que tú tipo son los cítricos — Comentó la pelinegra, con una sonrisa, palmeando el hombro de su hermano con fuerza.
Taeyong la miró de reojo, pero Doyoung frunció el ceño, sin entender.
— ¿Un citric daddy? — Hizo una mueca y negó —. No suena bien.
Seulgi no pudo evitar reír, haciendo que Joohyun riera también, y que Doyoung se enojara por no entender qué era tan gracioso.
...
La expresión de Mark cambió cuando sintió que Donghyuck lo necesitaba, apretando los labios, dijo un "Ya regreso" y dejó de hablar con sus tíos, dejando que sus pies lo guiaran hacia donde sentía el llamado.
No se detuvo en toda la gente que hizo un gesto para hablarle, y sólo paró un momento cuando vio a su madre fumando.
— ¿Me convida? — Dijo a la espalda de ella, y le alcanzó el cigarrillo sin pensar ni ver quién era.
— ¡Mark! — La mujer habló más agudo por la sorpresa, intentó tomar el cigarrillo, pero este ya estaba en el suelo y Mark lo pisaba con la punta de su zapato.
— Dijiste que lo dejarías, pon un poco más de esfuerzo — Pidió Mark, su madre sólo asintió, con la mirada arrepentida.
No podía culparla, por lo que le había contado Taeyong, su madre había quedado muy estresada por su búsqueda y deprimida por su desaparición, y había caído en los vicios del tabaco y alcohol, aunque al último lo tenían controlado, confiscando cada botella cada vez que encontraban.
Divisó a lo lejos el brillante pelo rojo de Taeyong, así que aceleró el paso hasta perderse dentro de la casa, subiendo las escaleras hasta el baño de lo que en un momento fue su cuarto, aunque ahora era tanto de él como de Donghyuck, al menos hasta que se mudaran a su propia casa, cosa que ya estaba en proceso, pero no podían decidirse.
Escuchó el ruido de las arcadas al entrar al cuarto, y corrió el último trecho hacia el baño, para encontrar a Donghyuck sentado en el suelo frente al inodoro, temblando mientras apretaba con fuerza el asiendo de este.
— Cachorro — Mark se arrodilló a su lado, frotando la espalda de Donghyuck — ¿Te sientes muy mal? Quédate si- — Se detuvo cuando Donghyuck negó, el omega se limpió la boca son algo de papel higiénico, tosiendo un poco.
— Estoy bien... — Murmuró —. Sólo se me subió la comida.
Donghyuck sostuvo el brazo de Mark para levantarse, se giró para enfrentar el lavamanos, se miró en el espejo, para encontrar su rostro enrojecido y las mejillas mojadas por unas lágrimas que se habían escapado al vomitar.
Respiró profundamente, recuperando el aire, sintió las manos de Mark limpiar sus mejillas y acomodar su cabello.
Se lavó los dientes, con Mark abrazándolo por la espalda, cosa que lo ayudó a sentirse mejor.
Al terminar, Mark no lo dejó escapar del abrazo, haciendo que se volteara, quedando de frente, dedicándole una sonrisa y un beso lento.
— ¿Estás mejor?
Donghyuck asintió, sonriendo.
Mark dejó un corto beso en los labios de Donghyuck antes de romper el abrazo, sólo para tomar la mano de su omega e ir juntos hacia el patio.
— No me pagas lo suficiente para traer a esos — Fue lo primero que dijo Taeyong al verlo.
— Eres una barata, ¿Qué quieres que haga? — Replicó Mark, con una sonrisa divertida, Donghyuck no pudo evitar reír.
Taeyong hizo una mueca de disgusto.
— Se nota que son amigos — Masculló, y se alejó sin más, ofendido porque ya no se podía hablar decentemente con nadie.
Mark se encogió de hombros, divertido, no pasó ni un minuto hasta que se encontró con Seulgi y Joohyun, la morocha lo abrazó y felicitó genuinamente, la pelinegra los saludó a ambos con una sonrisa y unas palabras secas; a pesar de que Donghyuck se quedó sólo unos pocos minutos con ellas, antes de ir hacia la mesa de su abuelita, el omega fue amable y dulce con ambas, notando el cariño que tenía su alfa hacia las dos.
— ¿Quién será el padrino? — Preguntó Seulgi, saltando un poco sobre sus talones, emocionada.
— Taeyong — Respondió Mark.
— ¿Y la madrina? — Seulgi sonrió.
— No, no serás tú — Habló Mark, y la expresión de Seulgi cambió de golpe a una seria.
Joohyun comenzó a reír, y Mark perdió su seriedad, con una sonrisa divertida que apareció en su rostro.
— Vamos a la mesa de postres, Joohyun — Seulgi tomó la mano de su amiga para alejarse.
— Espera, espera — Mark rió un poco —. Si quieres ser la madrina, está bien — Con eso la morocha se detuvo —. Como yo había elegido a Taeyong como el padrino, Donghyuck tenía que elegir la madrina, pero no tiene a nadie en mente... Te concedo el honor — Habló, con falso egocentrismo.
Seulgi sonrió, aguantando las ganas de golpear un poco a Mark.
Hablaron un rato más, pero aquel intercambio de palabras fue más entre Seulgi y Mark, ya que se quedaron hablando de lo que haría con la universidad y la carrera, hasta que el pelinegro explicó que la dejaría, al menos por un tiempo, quizás para retomarla después, pero prefería acompañar a Donghyuck, en su embarazo y la crianza, de al menos el primer año de su cachorro, antes de consumir su tiempo en estudios.
— Aunque no sé siquiera si iré de regreso a Busán — Añadió —. Lo más probable es que me quede en Daegu, cerca de mi familia, para tener a Taeyong molestándome todos los días.
— Creo que si vuelves a Busán tendrías a Taeyong molestándote igual — Comentó Joohyun, y Mark la miró sin entender —, pero por otras razones — La pelinegra señaló un poco más allá, apartados de la gente en una de las últimas mesas, vieron al pelirrojo hablando con una sonrisa con Doyoung, quien también cargaba la suya.
Mark estaba bastante sorprendido, en el tiempo que había pasado en su casa, con Taeyong a su lado todos los días, había notado su actitud de mierda y que casi no tenía nada de ganas de estar con gente, sólo podía soportar y querer a pocas personas (como era su caso), y a pesar de que podía mantener la compostura y una actitud amable hacia quienes no tenían su cariño, no le duraba mucho, y terminaba mandandolos a la mierda.
Pero no parecía que el pelirrojo estuviera ni un poco incómodo con Doyoung, y tenía una sonrisa que no le era tan habitual.
— Creo que iré a preguntar — Murmuró Mark.
— Ni se te ocurra — Joohyun tomó su antebrazo antes de que pudiera dar otro paso más, el pelinegro la miró con curiosidad —. A ver, ¿Taeyong te interrumpió cuando estabas con Donghyuck?
Mark negó.
— Entonces deja al niño. Tanto tu hermano como el mío andan solitos, déjalos, déjalos...
Mark no podía entender del todo la situación, pero le hizo caso a Joohyun, se quedó con las chicas un momento más antes de que Donghyuck apareciera de nuevo a su lado, para decirle que ya estaba todo preparado para anunciar si el bebé sería niño o niña.
La gente se acomodó al rededor de la mesa donde estaba el pastel, con este cubierto de crema y decorado con adornos de azúcar, por dentro, el color de la masa anunciaría el sexo del bebé, azul si sería niño y rosa si fuera niña.
Ambos tomaron la espátula para cortar la primera porción, alzando la misma, riendo con alegría y escuchando los aplausos, viendo el color azul del pastel.
Las manos de Mark recorrieron el abdomen de Donghyuck, abrazándolo por detrás, dejó besos en su cuello hasta que el omega se volteó, recibiendolo con sus labios, haciendo que el público aplaudiera de nuevo, con expresiones de ternura.
Se miraron directamente, con todo el amor de sus corazones.
— Te amo — Habló Mark, las palabras que no se cansaría nunca de repetir.
— También te amo — Correspondió Donghyuck, siendo para él, la mayor verdad del mundo.
Fin.
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