35.
Descansa.
— ¿Tu abuelita va a estar despierta a las cinco de la mañana? — Preguntó Taeyong sin ganas, apoyando el trasero en el capó del auto, cruzándose de brazos, temblando un poco por el frío que atravesaba su abrigo.
Ambos estaban un poco impresionados por la mansión de la familia de Donghyuck, aunque el chico no hizo nada más que poner una clave desde su celular que hizo abrir el portón, e ignoró el camino hacia la mansión para guiarlos hacia un montón de árboles en oscuridad, pasando por un espacio apenas suficiente para no dañar el auto, hasta encontrar su lugar deseado.
Con el auto estacionado a unos cuantos metros de la entrada a una modesta casa, con grandes y amplias ventanas pero que sólo dejaban ver unas cortinas bordadas.
— Sólo tengo que golpear fuerte — Murmuró Donghyuck, comenzó a caminar hacia la puerta, seguido de Mark.
El omega golpeó con sus nudillos la oscura madera.
Esperó unos momentos, alzó la mano para volver a golpear, pero la puerta se abrió, dejando ver a una mujer de cabello blanco, que se ajustaba a una bata rosa, frunció el ceño hasta que su vista se enfocó en el rostro de Donghyuck.
Luego su rostro se iluminó, sonriendo ampliamente, sus ojos se escondieron detrás de sus arrugadas mejillas.
Mark alzó las cejas, algo impresionado por ver la misma sonrisa de Donghyuck en la señora.
— ¡Donghyuckie! — La señora abrió los brazos, recibiendo a su nieto con un abrazo.
Miró por sobre el hombro del omega a Mark, parado un metro más atrás, el chico le regaló una sonrisa, le pareció adorable cuando la abuela hizo una ligera "O" con los labios, como si lo reconociera.
— ¿Ese es tu alfa, Hyuckie? — Escuchó murmurar a la señora.
Mark se ruborizó al ser llamado así, escuchó a Donghyuck reír.
El omega asintió, separándose del abrazo.
Esta vez, la abuela abrió sus brazos hacia él, Mark se acercó y la señora lo abrazó con las mismas ganas que lo había hecho con su nieto.
Un poco sorprendido por la fuerza de los delgados y arrugados brazos de la abuela, Mark sintió el olor a miel y caramelo de la señora.
Con la edad, cuando los omegas perdían la capacidad de tener hijos, su olor solía casi desaparecer, en mayor o menor medida, dependía de cada persona.
Pero Mark se sintió cómodo con el olor de la abuela, quizás porque se parecía bastante al de Donghyuck.
— Dejas a mi nietito y tendré preparada la escopeta con tu nombre en una bala — Habló la abuela, con dulzura, haciendo que Mark tragara duro.
Escuchó a Donghyuck reír, al cortar el abrazo vio a Taeyong también con una expresión divertida por las palabras de la señora.
Aún así, la abuela le dedicó una sonrisa dulce.
— No te asustes — Dijo Donghyuck, ahora a su lado —. Es un poco paranoica con los alfas — El chico suspiró un poco —. El abuelo la dejó por otra omega, no confía mucho en ellos desde entonces.
Mark se encogió de hombros, no la culpaba, a pesar que se había sorprendido cuando había hablado.
La abuela ofreció un abrazo a Taeyong cuando lo vio y a pesar de negarse, la señora no le hizo caso. Luego los hizo entrar, encendiendo las luces de la sala y cocina, comenzando a ofrecer bebidas calientes y comida.
Taeyong miró con una mueca todas la manualidades de la casa, desde mantas tejidas en los sillones, almohadones bordados, un estante repleto de diversos animales tallados en madera, y muchísimos retratos, de distintas épocas, con fotos en blanco y negro y en color.
El sillón de la casa era demasiado suave para su gusto e hizo una mueca al hundirse en este.
Mark se sentó a su lado, sin darle importancia a todo lo del ambiente, mirando un momento cómo Donghyuck hablaba con su abuelita, mostrando la marca en su cuello, contando con una sonrisa lo que había pasado.
— Eh — Taeyong chasqueo sus dedos frente a su rostro, captando la atención de Mark —. ¿Escuchaste lo que dije?
Mark negó.
— Nop.
Taeyong rodó los ojos.
— ¿Por qué no me dijiste que tú tenías secuestrado a Donghyuck?
Mark frunció el ceño, ofendido.
— Yo no tenía secuestrado a nadie. Él podía irse cuando quisiera. Sólo lo ayudé a esconderse.
— Dile eso a la policía — Murmuró.
— ¿Vas a avisarme con la policía? — Mark comenzaba a enojarse.
— Sería lo correcto — Taeyong se había puesto serio, vio el ceño de Mark fruncirse.
De repente soltó un carcajada, palmeó ligeramente el rostro de Mark, en una suave cachetada.
— Pero cuándo hice yo lo correcto — Dijo con gracia.
— Idiota — Murmuró el pelinegro, pero terminó riendo un poco.
— Podrías haberlo dicho, tú, idiota — Continuó Taeyong —. Así me ahorraba todas las preocupaciones por tu estado y te llevaba directamente a lo de Jeno con tu omega.
Mark revolvió sus cabellos, nervioso.
— Yo... No sabía cómo reaccionarias...
— Tampoco me lo dijiste para que lo averigües — Objetó el pelirrojo —. Yo iba a apoyarte.
— Creí que no me dejarías — Dijo Mark, bajo —. Dando ese discurso con Lee Jeno... Pensé que lo apoyarías a él.
— Me vale verga Jeno y toda excusa que quieras decir — Taeyong habló con brusquedad, escuchó un "Shhh" por parte de la abuela, por las malas palabras, se disculpó con una sonrisa —. Mark, yo lo digo enserio, aún si tu vida no hubiera corrido peligro por estar lejos de Donghyuck; aún así, yo te habría apoyado. Eres mi hermano, y Jeno sólo es un bobo que conocí la semana pasada.
Mark sólo asintió, sonriendo un poco.
— En otras noticias, hablé con tu mamá — Taeyong habló con suavidad, captando toda la atención de Mark —. Está muy feliz, quiere verte, quiere que vuelvas... La llamaría ahora mismo, pero alguien lanzó mi celular por la ventana del auto.
Mark frunció el ceño.
— No, no voy a decirte qué pasó — Se adelantó Taeyong —. Pero Jeno me dijo que me compraría otro — El pelirrojo se encogió de hombros —. En realidad, podría comprarlo yo mismo, pe~ro...
>> Bien, me fui un poco de tema. Te decía... Volveré a Daegu lo más pronto posible, y vendrás conmigo, no tienes opción — Mark abrió la boca para hablar, pero Taeyong lo interrumpió —. Donghyuck vendrá también, no importa, pero debes volver a casa.
Mark sólo asintió, bajando la vista.
Donghyuck se acercó con dos tazas humeantes de café para ambos, luego volvió a la cocina para buscar su propia taza, al regresar, se acurrucó junto a Mark, quién pasó un brazo sobre sus hombros, haciendo que el omega se apoyara sobre su pecho, con una sonrisa y un cálido sentimiento en su pecho que ambos compartieron.
La abuela de Donghyuck volvió minutos después, con un plato repleto de galletas y su propia taza, calentando sus arrugadas manos.
La señora habló con los chicos todo lo que quedaba de noche, preguntando por ellos, sobre lo que hacían, y tanto ella como Taeyong se sorprendieron al enterarse que Mark estaba en el segundo año de la carrera de medicina.
La conversación pasó, de alguna forma, de ser amena a hablar del tema de la familia de Donghyuck, y que no estarían contentos con ellos.
— Bah — La abuela agitó su mano —. No le des espacio a porquerías familiares en el terreno del amor, Hyuckie. Quienes tienen que enamorarse son ustedes dos solamente, ni sus padres, ni nadie más está incluido en su relación.
Donghyuck sonrió ante las palabras de su abuelita.
— Si lo que te preocupa es que te dejen de lado hasta en la parte económica, prepararé mi testamento para que tengas todos mis ahorros — Añadió la mujer —. Es lo mejor que podría hacer con eso.
Donghyuck alzó las cejas.
— ¿Qué? — Preguntó la señora — ¿Piensas en tu padre y tus hermanos? Todos han conseguido hacer su propia fortuna, niño. Temo que para nosotros, los omegas, se nos complica un poco más tener tantas ganacias como esos alfas... Aunque tengo bastante para que vivas tranquilo — La señora volvió a sonreír.
Donghyuck le agradeció, y al ver el cielo teñirse de rosa por el amanecer, bostezó.
— ¿Quieres dormir? — Preguntó Mark, con lo que el omega asintió.
— Iremos a mi cuarto, Abu — Anunció Donghyuck, dejó un beso en la mejilla de la anciana para luego tomar la mano de Mark, guiándolo hasta su habitación propia de aquella casa.
Su cuarto era pequeño, con apenas espacio para una cama, un mueble con algo de ropa y con cajones especiales con sus "Cosas de omega".
Su cama era individual, y Mark sonrió, recordando cómo solían dormir en su departamento.
Quitándose algo de ropa, Mark quedando en boxers, Donghyuck cambió su blusa por una remera cómoda.
El omega le dio una mirada.
— No me iré — Dijo Mark, se sentó en la cama, palmeando detrás de sí, cerca de la pared.
Donghyuck sonrió, subiendo a la cama para colocarse del lado de la pared, Mark se acomodó frente a él.
El pelinegro alzó el rostro de su omega, dejando un cariñoso beso en sus labios, acariciando sus mejillas.
Lo miró con ternura, dejó un beso enorme en la frente de Donghyuck, antes de acomodar su cabeza sobre la almohada.
— Descansa — Le deseó Mark.
Donghyuck sólo se acomodó un poco más en el pecho de Mark, permitiendo que este hundiera su nariz en su suave cabello, antes de dormirse.
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