34.
Te extrañé.
Mark no pudo evitar reír un poco ante esas palabras.
Colocó sus manos bajo las nalgas de Donghyuck, levantándolo para girar sus cuerpos, apoyando a Donghyuck de espaldas, despacio, lentamente, sin romper sus unidas miradas.
Se deshizo de las blusas de ambos, comenzó a dejar besos por el cuello de Donghyuck, escuchándolo jadear, descendió por su pecho hasta uno de sus pezones, para también besar y succionar mientras pellizcaba el otro, sintiendo al omega retorcerse un poco ante su tacto.
Bajó los pantalones y ropa interior de Donghyuck, aún con sus labios ocupados, separándose únicamente para hacer lo mismo con los propios.
Ya completamente desnudos, Mark volvió a besar a Donghyuck, primero dejando besos cortos, cariñosos, hasta hacerlos más húmedos, mientras recorría la piel de su omega con sus manos, descendiendo de la cintura del otro, yendo hacia su espalda y tocar su trasero; permitiendo que Donghyuck hiciera lo mismo con él, tocando su pecho, su abdomen, para terminar rodeando su pecho mientras mantenía una mano en la nuca de su alfa, manteniendo el beso.
Sintió a Donghyuck sonreír bajo sus labios, ahogando una risa con sus besos cuando apretó una de sus nalgas de forma juguetona.
Alzó las caderas del omega, apretandolo contra si, sintiendo el placer de Donghyuck recorrer su abdomen por la fricción, y escuchando un leve gemido que lo hizo recordar lo hermosos que eran.
Donghyuck sentía cómo su lubricante natural comenzaba a gotear hacia su pierna, como si Mark sintiera cómo la entrada de su pareja estaba necesitada, su mano se movió hacia su entrada, preparando sus dedos.
Donghyuck alzó la cadera, dándole paso, y una nueva fricción a sus miembros, ocasionó un gemido bajo por parte de Mark que lo hizo sonreír, mordiendo sus labios.
Sintió el primer dedo entrar en sí y un gemido escapó de su garganta.
Se sorprendió un poco por estar tan sensible.
Mark continuó moviendo su dedo, sintiendo el placer del omega, hasta que su entrada estuvo dilatada lo suficiente para meter el segundo, escuchando a Donghyuck gemir más fuerte.
Aún con los dedos dentro del omega, penetrándolo, moviendolos en su interior, Mark se inclinó hacia su omega, besándolo de forma húmeda.
Mordió un poco el labio inferior del chico, separándose, yendo hasta el oído de Donghyuck.
— Voltéate.
Donghyuck gimió, sintiendo el murmullo, la voz ronca de Mark en su oído recorriendo todo su cuerpo.
El pelinegro retiró sus dedos, dejando al omega girarse, alzando su entrada hacia él, con las piernas flexionadas y el pecho apoyado sobre las sábanas.
Mark acomodó su mano en la cintura de Donghyuck, tomando su miembro con la otra, acomodando su punta en la entrada del omega, sintiendo la necesidad de Donghyuck por entrar en él.
Así que vio venir cuando Donghyuck tiró su cuerpo hacia atrás, haciendo que la cabeza del miembro de Mark entrara completamente en él, ocasionando un gemido en los dos.
Mark se inclinó hacia adelante, Donghyuck comenzó a gemir suave por el movimiento.
El pelinegro besó su cuello, cerca de la marca, haciendo sonreír al omega.
Comenzó a moverse más hacia su interior, en movimientos lentos, escuchándolo gemir cada vez más, con respiración errática y apresurada, acelerando el corazón de ambos.
Con la mitad de su miembro en el interior del omega, Mark terminó de meter todo de golpe, sintiendo el éxtasis bajar por su abdomen como una corriente eléctrica.
Donghyuck gimió más fuerte, arqueando su espalda, haciendo que su trasero rozara la pelvis de su alfa, Mark jadeó ante esto.
Comenzó a mover sus caderas, haciendo que su miembro se moviera en el interior del otro también.
Ni si quiera estaban cerca del clímax, pero sentían que sus pechos podrían explotar al llegar, sintiendo el placer, las ganas, del otro y propias.
Mark se retiró un poco del interior del otro, volviendo a entrar rápidamente, repitiendo lo mismo varias veces, haciendo gemir alto a Donghyuck con cada embestida, y ocasionando jadeos mientras pedía más.
Golpeando en el interior del omega, tocando su punto, los gemidos aumentando el volumen, cada vez más agudos y erráticos.
Mark comenzó a embestir con fuerza, escuchando aquel sonido característico con cada penetración, confundido por los apresurados gemidos de su omega, saliendo de él completamente, golpeando su punto más dulce al volver a entrar.
Donghyuck apretaba con fuerza las sábanas con sus manos, temblando por el placer, su respiración se agitó aún más, mezclada con sus gemidos, una última ola de éxtasis lo recorrió por completo al acabar.
Mark sintió lo mismo, tirando su cabeza hacia atrás, sintiendo el orgasmo de Donghyuck, seguido del suyo.
Donghyuck gimió profundamente de nuevo, con su alfa acabando en su interior, llenándolo por completo.
Sintió el pecho de Mark sobre su espalda, al chico volvió a colocar sus dientes sobre la marca del lazo, volviendo a abrirla, haciendo que Donghyuck jadeara, levemente, todavía no había recuperado el aire.
Respirando pesadamente, aún cargando con el placer de acabar de ambos, el nudo de Mark se fue, saliendo del omega.
Donghyuck se giró de nuevo, sólo para mirar a Mark y sonreír.
Su alfa se recostó a su lado, acarició sus mejillas, sonriendo.
No sabían si era por el agobio de emoción y sensaciones del otro, sumadas a las propias, pero ambos estaban bastante agotados.
El omega se acercó más a él, frotando su rostro en el cuello de Mark.
— Te extrañé — Murmuró.
Mark asintió, totalmente de acuerdo.
— Yo también.
— Creo que bautizamos las sábanas — Dijo Donghyuck, bajito, mirando lo que habían hecho, Mark rió, divertido por esas palabras.
— Ese Jeno no tendrá problemas para lavarlas, cachorro... O comprar otras. Somos nosotros que tenemos que irnos que aquí antes de nos diga algo al respecto.
Esta vez, fue Donghyuck quién rió.
— Tomemos un baño y vamos — El omega se separó un poco, mirando a Mark unos centímetros alejado —. Juntos.
Al terminar, ya vestidos, ambos bajaron por las escaleras, tomados de las manos.
Mark vio el cabello pelirrojo de su hermano, quién parecía dormir tranquilamente en el sillón de la sala, si bien seguía sentado, su cuerpo estaba ladeado.
Supuso que se había quedado dormido por esperarlos, y le pareció algo tierno y considerado.
— Tae... — Lo llamó, moviéndolo hasta que comenzó a parpadear varias veces, hasta despertarse, sentándose y mirándolo con rostro cansado.
Vio las manos unidas de ambos, luego subió hasta el cuello de Donghyuck, viendo un poco la mordida por el amplio cuello de su blusa, junto con marcas de chupetones.
Taeyong suspiró, volvió la vista hacia su hermano.
— Quiero hablar contigo — Dijo, con la voz cansada del sueño.
— ¿Podríamos hablar en otro lado? Quiero irme de aquí...
Taeyong volvió a suspirar, se inclinó para colocarse sus zapatos, para luego levantarse, tomando su saco y su abrigo, para protegerse del frío de la madrugada invernal.
En un momento, el frente de la mansión se había llenado de cámaras y paparazzi, para intentar obtener algo más de información acerca del porqué Lee Jeno ya no marcaría a Lee Donghyuck, pero se habían rendido horas después, cuando nadie se asomó de la casa, dejando el frente despejado, para irse con tranquilidad.
Caminaron hasta el exterior de la casa, donde el auto de Taeyong estaba estacionado, con la pareja sentándose atrás y el dueño del auto al volante.
— Lo voy a decir una sóla vez — Taeyong los miró a ambos con seriedad —. Ya hicieron mellizos en la mansión de Jeno. No quiero que hagan trillizos en mi auto.
Ambos lo miraron con algo de confusión.
— ¿Qué carajo dices, Taeyong? — Habló Mark —. No salen mellizos o trillizos por la cantidad de veces que-
— ¡Ya lo sé! — Lo cortó el pelirrojo —. Pero ya entendieron a lo que me refiero.
Taeyong se volteó, arrancando el auto, saliendo del terreno de Jeno y comenzando a andar por la calle.
Encendió la pantalla interna del auto, seleccionando el GPS, pidió la dirección de hacia dónde querían ir, con lo que Donghyuck dijo la dirección de su casa.
Pasaron varios minutos en silencio, hasta que Taeyong volvió a hablar.
— Me ofenderé mucho si no me pides ser padrino, Mark.
El otro tardó unos segundos.
— ¿Qué?
— Serás padre y yo seré el padrino, punto.
Se miraron un momento, preguntándose quién le había dicho, aunque ambos negaron.
— ¿Quién te dijo? — Preguntó Donghyuck.
Taeyong se lo pensó un momento, no quería comprometer a Jaemin diciendo lo de su espionaje obsesivo, y que posiblemente el chico los podría haber visto.
— Instintos de tío — Respondió simplemente.
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