Jungkook, el primerizo cliente

Era muy común para Jungkook que ocasionalmente su madre le enviara la cena hasta su nuevo hogar. Esa amorosa mujer lo amaba, y siendo un joven adulto que apenas vivía solo, con un trabajo de medio tiempo, estudios explotadores, y pocas ganas de preparar diariamente almuerzos y cenas caseras, la comida rápida que su madre patrocinaba, eran su salvación.

Esa noche, luego de un pesado día que parecía no tener final, preparó su sala de estar a la espera del delivery que en pocos minutos llegaría con su comida. Se vistió con la ropa más cómoda que tenía, desordenó su cabello ligeramente humedo por su ducha, acomodó su sillón favorito frente a su televisión, eligió un programa por adelantado, ordenó su pequeña mesa con servilletas y un vaso sencillo de agua, y se sentó hambriento, mirando fijamente a que el reloj marcara la hora a la que se suponía, debía llegar su pedido.

A penas marcó las nueve en punto, se puso de pie, oyendo su estómago gruñir de hambre y con la intensión de esperar en la puerta para tener su pedido caliente y rápido, abriéndola sin dudar y encontrándose tras ella con un sonriente repartidor a solo centímetros de él, y notoriamente sonrojado por la situación.

—Oh, justo a tiempo, que eficiente— el tembló al escucharlo, parecía hasta aterrorizado, y llegó a preocuparse por la salud ajena del guapo trabajador.

Iba a preguntarle al respecto, hasta quiso traerle un vaso de agua y se acercó un poco más con el fin de sostenerlo por si se desmayaba, pero lo único que ese nervioso repartidor llego a hacer, fue darle la comida que tanto ansiaba que llegara.

Iba a despedirse a sabiendas de que su madre ya había pagado el pedido, pero sus mejillas fueron sostenidas de repente, tan suave que tembló porque esas manos firmes lo acercaron al rostro ajeno, arrebatándole todo el aire en un inesperado beso.

Sus labios, esos que jamás tocaron los de otra persona, fueron profanados. Su primer beso, luego de tantos años resguardandolo para una especial persona y situación, robado por un nervioso repartidor al entregarle su cena, hasta parecía una muy mala broma.

—Te amo— Su rostro enrojeció, no creía lo que había escuchado, hasta lo vio alejarse, subir a su motocicleta y acelerar sin decir nada más, dejándolo aún en el umbral de su hogar, sosteniendo su cena y apoyándose en el marco de su puerta para no caer de la pena.

Entró a su hogar de nuevo, cerró la puerta, comió su buena cena, limpió su mesa, lavó sus dientes, y luego se recostó a dormir, todo con ese beso aún cosquilleando sus labios y ese fuerte Te amo resonando fuerte en su cabeza, lo único que interrumpió su perpetua sorpresa fue el llamado nocturno de su amorosa madre, preguntando sobre la entrega para calificar a ese nuevo repartidor, y también deseando saber si la cariñosa nota que encargo, había llegado.
Su rostro involuntariamente volvió a retomar ese profundo rojo al escuchar esa pregunta, que explicaba muchas de las cosas que habían pasado.

—Todo llegó bien, mamá, el repartidor fue... Muy bueno— Tanteó un poco en sus ideas y más que nada en su pena, esa que cruel no dejaba de acelerar su corazón —Por favor, califiquelo muy bien y... Puede decirme su nombre, a mi... Me gustaría llamarlo otra vez...

Tadavia recuerda ese bello nombre, Jung Hoseok, cosquilleo toda su noche de insomnio entre sus labios, no solo por ese te amo vergonzoso, sino también por ese beso tormentoso en sus ideas. Tonto, creyó que lo superaría, pero se encontró a si mismo los días siguientes, usando la aplicación de pedidos, solo para volver a verlo.

Fue imposible que no intentara hablarle, tímido por completo cada que abría su puerta, día a día, todas las noche, con pedidos tan tontos que esperaba que el repartidor entendiera sus claras insinuaciones, insinuaciones que afortunadamente comprendió y que los llevó a tener una bella relación.

Porque Hoseok se enamoró de esa bella timidez y fuerte perseverancia, y Jungkook se enamoró de ese palpeble nerviosismo y sonrisa brillante; un agradable final para un terrible primer encuentro, dado por el peor delivery de toda la historia.


💐


Y terminamos mis amores, un bonito final para un bonito fic de mis padres, ya solo me falta un namtae para sentirse completa con mi vida, en fin, sin nada más que decir, besos y abrazos, y gracias por leer.❤

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