Capítulo 13
Habían transcurrido un par de días desde la cita, manteniendo a los dos jóvenes demasiado ansiosos en busca de una nueva interacción. Minho se encontraba demasiado ocupado últimamente, maniobrando su tiempo entre la universidad, los pendientes que tenía de cada materia y el trabajo, corriendo de un lado a otro con muchos pedidos por entregar todos los días.
Por otro lado, Jisung tampoco había encontrado el tiempo suficiente para siquiera permitirse ir al restaurante con la excusa de ir a comer, cuando en realidad era que quería verlo. Los finales se acercaban y estaba demasiado ocupado procurando salir bien ese semestre que no podía pensar en otra cosa que no fuera en seguir estudiando para aprobar todas las materias.
Esa tarde se encontraba en la pequeña sala de su departamento, con su perro acostado en una almohada a lado suyo mientras la música de fondo los acompañaba, tratando de descifrar una ecuación de su repaso para el exámen cuando su celular sonó. No esperaba ninguna llamada, por lo que estiró su mano y contestó sin prestar demasiada atención.
— ¿Bueno? — Siguió escribiendo en la hoja, esperando una respuesta.
— ¿Jisung? — Al reconocer la voz, dejó de escribir.
— Oh, Minho. — Susurró, su tono temblando ligeramente.
— Hola, espero que no te moleste que te esté llamando de manera inesperada. — Pudo imaginar el gesto avergonzado del menor, pero con una sonrisa en su rostro después de todo. — Quería preguntarte si querías algo del restaurante, estoy haciendo un par de entregas, pero casi termina mi turno.
El castaño balbuceó, sorprendido por ello. ¿Minho iría a su departamento? Rápidamente se levantó del suelo, alertando a su perro por el inesperado movimiento mientras Jisung corría a su habitación.
— O si no quieres, está bien. Pensé que te gustaría, digo, tienes días sin pedir nada y tenemos días sin vernos igual, yo solo quería pasar a saludarte, pero si no es un buen momento lo entiendo. — Ante la falta de respuesta, el azabache siguió hablando.
— ¡No! Está bien, me parece perfecto. — Gritó, asustado de la repentina decisión del contrario. — No tengo problema con que vengas al departamento, me parece bien.
— Perfecto, entonces en un rato más estoy ahí, ¿Lo mismo de siempre?
— Sí, está bien para mí. — Se mordió el labio, tratando de retener una carcajada ante la emoción que estaba sintiendo.
— Entendido, nos vemos en un rato más, Jisunggie. Te llamaré cuando esté cerca, ¿Está bien?
— Claro, estaré esperándote.
— Hasta luego.
— Adiós. — Murmuró antes de que se cortara la llamada, pegando el celular en su pecho antes de soltar el primer chillido.
Bbama se asomó por la puerta de la habitación, observando como el castaño saltaba por todo el lugar mientras gritaba en tono agudos, para luego tener un ataque al verse en el espejo. Dios, ¿Cuándo fue la última vez que se duchó? Ni siquiera recordaba un día en específico, mostrando una expresión de horror al ver su cabello hecho un desorden, la ropa toda desaliñada que vestía y las grandes ojeras que abarcaban todo su rostro.
Indispuesto a que el azabache lo viera en tales fachas, se dirigió directamente al baño en busca de ducharse y arreglar su imagen, no pensaba recibirlo mientras estuviera de una manera tan modesta. Claro, si fuera otra persona no le importaria por el simple hecho de que recalcaría que se encontraba en su propio departamento y podría estar como se le viniera en gana, pero tratándose de Minho, no importaba el lugar donde estuviera, sentía la necesidad de verse tan bien como fuera posible.
Si un par de meses atrás le dijeran que estaría así por un chico, estaría riéndose porque lo creería imposible; Ahora, ya no tanto, en cambio se avergonzaba por el hecho de actuar de esa manera.
Tenía muchas cosas por aclarar, pero de eso se aseguraría después. Ahora tenía otro objetivo diferente, sintiendo el tiempo encima.
El reloj marcó las ocho en punto, dejando que Jisung descansara su cabeza sobre el respaldo del sillón totalmente desconcertado. Hace un par de horas que Minho había llamado, desde entonces había esperado su llamada de que estaría por llegar, pero su celular no volvió a sonar desde la tarde.
No quería crear falsos escenarios, pero todo indicaba que había sido plantado por el azabache. Quería formular alguna excusa coherente ante su falta de aparición, pero nada parecía llegar a él, ¿Probablemente había salido tarde del trabajo? ¿Se había olvidado de su reunión improvisada?
Demasiado centrado en sus pensamientos, el tono de su celular lo alertó antes de buscarlo de manera desesperada sobre el sillón, sorprendiéndose de ver el nombre de Félix en la pantalla.
— ¿Félix? — Contestó, escuchando demasiado ruido en la otra línea.
— ¿Jisung? Oh, que bueno que contestas. — El alivio de su voz fue evidente, dejándolo confundido.
— Hola, ¿Pasa algo?
— Jisung, ¿Podrías venir al hospital central de la ciudad? Minho tuvo un accidente en la moto, al parecer un conductor que no respetó un señalamiento. No puedo dejarlo solo, el doctor aún no me dice nada sobre cómo está, pero también dejé el restaurante solo y Jeongin me llamó que tengo que volver por una situación que se presentó con unos clientes, ¿Tendrás una oportunidad de...? — No terminó de hablar cuando escuchó su afirmación.
— ¡Claro! Voy para allá ahora mismo, mándame la dirección por mensaje. — No esperó una palabra más antes de levantarse, sintiendo su corazón desbocado.
¿Un accidente? Sentía que podía vomitar, pero no se permitió decaer cuando agarró un abrigo y salió de su departamento de manera rápida, olvidando inclusive llevar consigo un paraguas para la leve llovizna que caía en la ciudad.
Cuando detuvo a un taxi, subió en los asientos traseros antes de indicarle la misma dirección que Félix le había pasado. Con un nudo en la garganta, deseó que todo estuviera bien, demasiado temeroso de llevar pero sintiendo a su vez la necesidad de estar ahí, de saber que se encontraba bien.
Todo el transcurso camino al hospital pidió a quien fuera que lo escuchara por la salud del azabache, asimilando consigo aún las palabras de Félix dichas por llamada, ¿Se trataba de un sueño? Por un momento todo pareció ir demasiado lento, bajar del taxi y caminar hasta la entrada del hospital se sentía demasiado irreal para él, tratando de buscar un rostro conocido antes de localizarlo entre las demás personas.
— ¿Te han dicho algo? — Preguntó tan pronto como se acercó a él, sosteniéndose de su brazo.
— El doctor salió hace poco, dijo que estaba sedado por el dolor que estaba sintiendo ante los golpes, pero que no ocupó ninguna operación. Cuando lo pasen a una habitación es cuando podemos pasara verlo, pero no creo que llegue de aquí a que venga del restaurante, ¿Podrías avisarme cualquier cosa que digan sobre él? Trataré de venir lo más rápido que pueda.
— Por supuesto, estaré aquí hasta que él esté bien, no pienso moverme de aquí. Tan pronto como tenga noticias te marcaré, pero céntrate en lo que tengas que hacer antes de volver, prometo estar aquí.
Félix soltó un suspiro antes de enterrar su rostro sobre el hombro del castaño, necesitando un pequeño descanso antes de seguir. La fatiga y el poco descanso que sentía en esos momentos era inhumano, estaba pasando la misma situación que los demás, pero ahora tener consigo problemas en el restaurante y a su mejor amigo en un hospital no ayudaba en absoluto, pero no se permitió llorar en absoluto, demasiado apenado de quebrarse en público.
— Muchas gracias, Jisung. Volveré lo más pronto que pueda, estaré al tanto de mi celular. — Con una última mirada, corrió hasta la salida del hospital, dejándolo solo.
El castaño decidió esperar en una de las sillas de la sala, observando todo a su alrededor mientras se acoplaba a la idea que estaba ahí. Cerró los ojos por un momento, tratando de pensar de manera positiva sobre esa situación, recordando las palabras de Félix. Si no entró a operación eso significaba algo bueno, ¿No es así? Pero la parte de los golpes lo inquietaban, ¿Está muy malherido? Encontrándose sedado, la idea lo aterraba.
No esperó mucho cuando una enfermera recitó el nombre del azabache, haciendo que Jisung acudiera rápidamente a ella.
— ¿Familiares de Lee Minho?
— ¡Yo! Soy un amigo suyo, ¿Cómo está? — Cuestionó de manera rápida, esperando respuesta de manera impaciente.
— El paciente ya está designado en una habitación, por lo que puede pasar la persona que estará cuidándolo esta noche. ¿Usted estará acompañándolo?
No lo dudó un segundo, asintiendo. — Soy yo, me quedaré con él.
— Bien, necesito que llene un par de datos suyos antes de llevarlo a la habitación, sígame por aquí. — Dió las primeras indicaciones, encaminándolo por el pasillo.
La extraña sensación del miedo se instaló en su pecho, ¿Cómo se encontraba? ¿Se encontraba muy mal? No quería verlo en mal estado, pero tampoco pensaba dejarlo solo, no pensaba moverse de ahí.
Tragando en seco, caminó detrás de la enfermera con gesto nervioso.
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