Somos tan cobardes que aveces llegamos a pensar que los problemas de la vida se resuelven con la muerte.
Queremos huir de nuestras responsabilidades, abandonar nuestros deberes porque creemos es nuestro derecho.
Pero ¿quien nos dio el derecho de asesinar nuestros propios sueños, arrancando una vida que nos prestaron?
Queremos olvidar los problemas entregando nuestros cuerpos mientras huimos al Hades.
Cobardes, cobardes y miserables al pretender sembrar dolor en los demás mientras huimos del nuestro.
Intentamos justificar nuestra cobardía llamándola valor, pero lo cierto es que no somos más que un montón de cobardes que corremos llenos de terror.

Jonathan Cordero.
25 de septiembre de 2021